Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Desde aquél día, las noches de luna llena ésta se apresura impaciente
para encontrarse en el lago donde el lobo ya la está esperando desde los
primeros albores de la tarde. El agua cristalina es el espejo de los besos y
caricias que se prestan continuamente y el silencio de la noche es quien
crea la música para acompañar los versos y poemas de amor que incesantemente
se regalan.
Dicen, que las noches que no hay luna llena, a lo lejos se escuchan
los ahullidos del lobo desde el lago llamando a la luna, y que seguidamente,
cuándo éste se ha quedado sin voz con la que reclamarla, ella le envia una
lluvia de estrellas para recordarle que aunque oculta..., ella también
espera impaciente el momento de convertirse en llena para amarle.
El narrador de historias
El narrador de historias tiene en su poder un libro mágico cuya cantidad de cuentos y relatos
podrían calificarse de eternos.
Aquellos que creen en lo paranormal sostienen que ese libro pasó por las plumas hechizadas
de los 1600 poetas malditos que habitan en el infierno.
Entre los ecos perdidos del barrio se comenta que todas las noches el narrador llama a la
puerta de todos los vecinos, preguntando por alguien con deseos de oir una historia.
Los antiguos fatalistas afirmaban que nuestras vidas eran en realidad un relato contado por un
ser conocedor de todos los destinos y/o finales.
Desafortunadamente son pocos los que aún creen con fervor fantástico la existencia de seres
como el narrador de historias. La modernidad se encargó de matar los imposibles
haciéndolos posibles.
Supongo que por eso ya nadie se pregunta, con cierto temor, quién llama a sus puertas por las
noches al grito exaltado de – ¡Historias, cuentos o relatos! ¡¿Quién quiere oír una historia,
cuento o relato?! –.
Una puerta no es sólo un pedazo de madera o metal que separa el exterior del interior, o una
habitación de otra. Una puerta es también la representación de una entrada, aquello que marca
el pasaje de un lugar a otro; no sólo físico sino también poético.
Es por eso, estimado lector, que es inútil resistirse. Dado que la puerta es – en esta ocasión –
la historia que se encuentra leyendo, y el narrador ha terminado ya con su relato.