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Sabes Por qué la Luna esta tan Sola??

Ella Solía Tener un Amor...


Se llamaba Kuequatchu y Vivían Juntos en el mundo de los espíritus...
Cada Noche Vagaban Juntos por los Cielos...
Pero uno de los Otros Espíritus estaba celoso, Trikstor
Quería a la Luna para él solo...
Un día le dijo a Kuequatchu que la Luna quería Flores...
Le dijo que Viniera a Nuestro Mundo y que le llevará unas Rosas Salvajes...
Lo que Kuequatchu no sabía es que una vez que dejas el mundo de los espíritus
Nunca Más Puedes Volver...
Así la Perdió para Siempre y Cada Noche Mira al Cielo
y Ve a la Luna aullando su nombre...
Pero Nunca Más Podrá Volver a Tocarla......
El lobo y la luna
Había una vez un lobo que vivía en un enorme bosque, lleno de árboles
y preciosos lagos transparentes. Es éste bosque vivían otros animales como
ardillas, conejos, pájaros, peces, ranas, flores de todos los colores,
plantas de todos los olores...

El lobo es un animal muy especial, y como todos los seres especiales


estaba un poco solo porque no todo el mundo le comprendía, por eso no tenía
muchos amigos con los que hablar o con los que jugar.

Una noche que no tenía sueño empezó a caminar y a caminar por el


bosque. Encontró a la ardilla, pero estaba durmiendo en un frondoso árbol,
así que siguió caminando. Encontró entonces al conejo, pero estaba
profundamente dormido en su madriguera, así que siguió paseando. Vió
entonces a la rana, pero estaba roncando encima de una hoja del río, así que
nuestro amigo el lobo siguió caminando y llegó a un lago muy grande de aguas
cristalinas, y como tenía mucha sed de tanto andar, agachó la cabeza para
beber agua. Entonces vió una cara redonda, blanca muy grande y hermosa que
le observaba sonriente.

El lobo la miró sorprendido y le dijo:


- ¿Y tú quién eres?.
La risueña cara sonrió:
- Soy la luna.
- ¿y tu no duermes? le preguntó el lobo.
La luna soltó una carcajada y le contestó:
- No yo estoy despierta toda la noche, duermo durante el día.
Entonces la luna y el lobo comenzaron a hablar, la luna le contaba que
estaba muy solita allí arriba, que prendida de ninguna parte no tenía nadie
con quien reir o con quién llorar. El lobo también le contó a la luna, que a
pesar de la cantidad de animalitos que vivían en el bosque siempre estaba
solo porque nadie le entendía. El lobo le cantó preciosas canciones a la
luna mientras ella le dedicaba las mejores de sus sonrisas.

Desde aquél día, las noches de luna llena ésta se apresura impaciente
para encontrarse en el lago donde el lobo ya la está esperando desde los
primeros albores de la tarde. El agua cristalina es el espejo de los besos y
caricias que se prestan continuamente y el silencio de la noche es quien
crea la música para acompañar los versos y poemas de amor que incesantemente
se regalan.

Dicen, que las noches que no hay luna llena, a lo lejos se escuchan
los ahullidos del lobo desde el lago llamando a la luna, y que seguidamente,
cuándo éste se ha quedado sin voz con la que reclamarla, ella le envia una
lluvia de estrellas para recordarle que aunque oculta..., ella también
espera impaciente el momento de convertirse en llena para amarle.

Alguna vez, la noche se quedó sin luna y al lobo se le ha visto correr


por las praderas feliz junto a una preciosa loba plateada. Dicen que luna
convertida en animal, baja hasta nosotros para mitigar y secar las lágrimas
de nuestro lobo. Otras veces, si miras al cielo y junto a la luna ves un
precioso lucero brillar, es el lobo quién acude a su lado para mitigar su
soledad y su tristeza.

Cielo y tierra se unen en momentos milagrosos para no dejar que el


amor entre lo imposible se pierda... y es que un amor así, un amor que
podría abarcar el universo, merece de un espacio especial para seguir
floreciendo

El narrador de historias

por Pablo Zárate

El narrador de historias tiene en su poder un libro mágico cuya cantidad de cuentos y relatos
podrían calificarse de eternos.

Aquellos que creen en lo paranormal sostienen que ese libro pasó por las plumas hechizadas
de los 1600 poetas malditos que habitan en el infierno.
Entre los ecos perdidos del barrio se comenta que todas las noches el narrador llama a la
puerta de todos los vecinos, preguntando por alguien con deseos de oir una historia.

Quien aceptase se condenaba en todas las vidas.

El costo es conocido. Una historia, un alma.

La leyenda también dice que el narrador es en realidad un recolector de personajes y que


cada uno de ellos fue, en algún momento de la existencia, una persona curiosa ávida de un
buen relato.

Los antiguos fatalistas afirmaban que nuestras vidas eran en realidad un relato contado por un
ser conocedor de todos los destinos y/o finales.

Desafortunadamente son pocos los que aún creen con fervor fantástico la existencia de seres
como el narrador de historias. La modernidad se encargó de matar los imposibles
haciéndolos posibles.

Supongo que por eso ya nadie se pregunta, con cierto temor, quién llama a sus puertas por las
noches al grito exaltado de – ¡Historias, cuentos o relatos! ¡¿Quién quiere oír una historia,
cuento o relato?! –.

Esto es una pena porque presta a fomentar la confusión masiva.

Una puerta no es sólo un pedazo de madera o metal que separa el exterior del interior, o una
habitación de otra. Una puerta es también la representación de una entrada, aquello que marca
el pasaje de un lugar a otro; no sólo físico sino también poético.

Es por eso, estimado lector, que es inútil resistirse. Dado que la puerta es – en esta ocasión –
la historia que se encuentra leyendo, y el narrador ha terminado ya con su relato.

Lamento informarle que es demasiado tarde. Usted se ha convertido en un personaje más


dentro de las páginas de este libro de historias y relatos eternos…

Pero no desespere, es probable que no note la diferencia.

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