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Módulo Doctrina Institucional
Módulo Doctrina Institucional
DOCTRINA INSTITUCIONAL
PRIMERA UNIDAD
HISTORIA, VALOR Y PROFESIONALIZACIÓN DEL
SERVICIO DE POLICIA
El 4 de noviembre de 1915, la Ley 41 define que “la Policía Nacional tiene por
objeto primordial conservar la tranquilidad pública en la capital de la República y
en cualquier punto donde deba ejercer sus funciones; proteger las personas y
propiedades y prestar el auxilio que reclamen la ejecución de las leyes y las
decisiones del poder judicial".
En 1929 fueron contratados con el gobierno argentino los servicios del doctor
Enrique Medina Artola, para asistir a la Policía colombiana en la capacitación de
técnicos en dactiloscopia; la labor quedó consignada con la implantación, en
nuestro medio, del sistema dactiloscópico ideado por el profesor Juan Vucetich, el
cual remplazó el antropométrico.
En 1966, a través del Decreto 1667, la Policía asume funciones de Policía Judicial
como órgano auxiliar de la Rama Jurisdiccional del Poder Público.
La necesidad de que la Policía retomara sus funciones, en concordancia con su
naturaleza civil, volverá a sucederse en medio de las discusiones de la Asamblea
Nacional Constituyente de 1991, cuando se presentaron los proyectos en los
cuales se proponía la desmilitarización de la Policía Nacional y la creación de
normas claras dirigidas a impedir que el manejo de la convivencia fuese
patrimonio exclusivo de un "establecimiento castrense, aislado de la ciudadanía".
1.2.1 POLICÍA
El concepto de Policía surgió durante la evolución de las instituciones de Grecia y
Roma, la cual culmina con la constitución de la democracia en Atenas y la
república en roma. De esta época proviene el término policía derivado del griego
“POLITEIA” que para Platón y Aristóteles significaba: la constitución política, la
forma de gobierno, el gobierno mismo y la administración del estado. La raíz del
término “polis”, significaba la comunidad política y religiosa.
Los romanos emplearon la palabra “POLITIA” (policía) pero solo para traducir la
expresión griega “POLITEIA”, pues, cuando aludían a su propio régimen político
preferían la palabra “república” (la cosa pública). De esta forma, la palabra policía
se presenta ya desde el análisis de su etimología como inseparablemente
asociada a la idea de vida en sociedad, relacionada con todo lo que se refiere a la
Polis –ciudad, su organización y la función que procura una vida cómoda y
tranquila de las gentes. Posteriormente, la expresión pasó al latín bajo la forma de
“POLITIA”, de donde se derivó el término castellano de “policía”.
En el sentido histórico, puede observarse que se trata de un concepto muy
próximo al de gobierno, adscrito al poder ejecutivo, gestor de la autoridad
conferida de la comunidad con el fin de administrar los asuntos públicos y en
función del bien común. Igualmente, es un concepto afín con el de seguridad
pública, uno de los elementos constitucionales del contrato social y una de las
temáticas que de manera más directa une al concepto originario de policía con el
moderno y la política.
Desde este enfoque, no existe ninguna otra profesión que acumule tantas
características vinculadas a su definición: garante de la convivencia, protección del
ciudadano, protección de las libertades públicas y la estricta aplicación de las
leyes. La Policía es así expresión de la autoridad administrativa y política, al igual
que instrumento de la protección de la sociedad civil.
De esta forma, cabe precisar que la deontología policial tiene como finalidad
orientar el comportamiento profesional de los policías, según los siguientes
criterios de acción a saber:
• En primer lugar: Una función pública. Una institución policial existe para servir a
todos los ciudadanos sin distinciones ni discriminaciones y contribuir al desarrollo
integral de la sociedad, en el marco de la democracia y del respeto al estado
social de derecho.
Para ello, los policías en su calidad de funcionarios públicos- nunca deben utilizar
sus cargos para lograr beneficios propios o particulares. Esta es la principal
cualidad de una ética pública y, consecuentemente, de la deontología policial.
• Principio de la juridicidad
El ente policía tiene como fundamento privativo el sometimiento a lo jurídico, pilar
de su actitud democrática.
Principio de la estabilidad
Mientras el hombre-policía mantenga su capacidad intelectual y espiritual para
responder con acierto y prontitud por sus deberes y responsabilidades, tanto
ciudadanas como profesionales, permanecerá en su cargo, puesto o quehacer,
indefinidamente.
• Principio de la no improvisación
El ente Policía, como universalidad y unidad, no admite sin consecuencias graves
las reformas, modificaciones o adherencias improvisadas y subjetivas, pues ellas
exigen siempre el análisis profundo de la realidad sociológica, cultural y jurídica de
lo policial.
• Principio de la intimidad
Si en lo doméstico o social surgiere una perturbación grave en cualesquiera de los
derechos mutuos, la autoridad policial podrá interponerse tan solo para dar a cada
uno lo suyo, proteger y asegurar los derechos de las personas, con la debida
prudencia.
• Principio de la coordinación
El ente Policía en su compleja gama de funciones y quehaceres, ha de
reglamentarse de tal manera que su quehacer se relacione con las funciones de
las autoridades del Estado en general, para lo cual realizará una labor de armonía
permanente, adecuada, eficiente y pronta, con miras a obtener una verdadera
convivencia ciudadana.
• DOCTRINA ESTRATÉGICA
Debido a su carácter fundamental y duradero, la doctrina estratégica proporciona
orientación amplia y continua en cómo está organizada la Policía nacional y cómo
se utiliza para el desempeño de su función primordial.
• DOCTRINA TÁCTICA
Describe la organización más detallada de la Policía nacional y aplica los
principios de la doctrina estratégica a las acciones u operaciones policiales, se
orienta en el uso apropiado del personal policial, en el contexto de objetivos
específicos, habilidades del personal, áreas funcionales y entornos operacionales.
DOCTRINA OPERACIONAL
Esta describe el uso adecuado de grupos y elementos especializados y de
armamento específico, que individualmente o en conjunto deben utilizarse con
otros sistemas para lograr objetivos determinados.
La doctrina operacional define y enseña procedimientos, considera además
objetivos particulares y describe cómo se utilizan los sistemas de apoyo para
cumplir con el objetivo.
SEGUNDA UNIDAD
LINEAMIENTOS DE POLÍTICA ESTRATPEGICA
INSTITUCIONAL, ESTRATEGIAS Y DECÁLOGO DEL
DIRECTOR (LED)
Es así que la Policía Nacional se alinea con los componentes de política pública
que en orden descendente son: la Política Gubernamental como marco general
que señala las líneas de acción básicas sobre las cuales se deben orientar los
esfuerzos y recursos del Estado; posteriormente, el Plan Nacional de Desarrollo
que fundamentalmente contiene los objetivos nacionales y sectoriales de la acción
estatal a mediano y largo plazo; los procedimientos y mecanismos generales para
lograrlos; seguidamente, se observan los Objetivos Sectoriales que son los que
determinan los procesos de planeación, estrategias, ejecución de acciones,
procesos administrativos y logísticos conjuntos para maximizar la eficiencia
administrativa y logística del sector. Finalmente, se encuentra el Plan Estratégico
Institucional, el cual permite la articulación entre los objetivos dados por la Política
Gubernamental, el Plan Nacional de Desarrollo y los objetivos formulados por el
Sector Defensa.
Desde esta perspectiva, uno de los grandes retos de la Policía Nacional radica en
determinar un enfoque humanístico del servicio de policía, que armonice con el
direccionamiento estratégico y la gerencia de procesos de la Institución. Al existir
esta alineación, se obtienen los resultados que se han planeado desde estos dos
componentes del Sistema de Gestión Integral SGI, en el cual la gestión humana
es el soporte para lograr la efectividad en el servicio.
Con este fin, la Policía nacional establece sus principios doctrinales de la línea de
política operacional, teniendo en cuenta el despliegue de sus procesos misionales
(prevención, seguridad y convivencia ciudadana, inteligencia e investigación
criminal), los cuales soportan el servicio de Policía consolidando la convivencia y
seguridad ciudadana en el territorio nacional.
2.9.5 Asegurar las condiciones para todas las víctimas de la violencia que
hoy empiezan el largo camino de volver a sus tierras. Desde la Policía
Nacional lideraremos un modelo de seguridad rural integral cuya finalidad sea
garantizar a los ciudadanos la seguridad en el retorno a sus tierras. La seguridad
en el ámbito rural, implica un despliegue de nuestras capacidades institucionales,
puesto que necesitamos garantizar la cobertura efectiva de los territorios que hoy
retoman nuestros campesinos con la esperanza de hacer de nuestros campos
lugares productivos y prósperos.
2.9.8 Lograr que las actuaciones de todos los policías se den en el ámbito de
la Ley, el respeto por los Derechos Humanos y el cumplimiento de los
principios del buen gobierno. Es claro, para todos los aquí presentes, que las
labores que cumplimos los policías y en general las Fuerzas Armadas de
Colombia, deben ser analizadas y juzgadas teniendo como referente las
particularidades del contexto, por esta razón continuaremos trabajando con el
Ministro de Defensa Nacional en la reforma a la justicia penal militar, para que
ésta, como bien lo ha dicho el Presidente, sea una justicia fuerte, creíble y
respetada nacional e internacionalmente, y que se constituya en una garantía
constitucional para todos los miembros de la Fuerza Pública.
DIMENSIÓN SERVICIO
DIMENSIÓN INTEGRACIÓN
DIMENSIÓN GESTIÓN
2. La búsqueda del equilibrio en las relaciones entre los componentes que integran
los sistemas, ante los factores desestabilizantes de la seguridad y convivencia
ciudadana.
Según lo descrito, el 2SC permite al Estado orientar las acciones pertinentes para
garantizar la protección de los individuos, las comunidades y las instituciones
democráticas frente a los desafíos internos y externos que los afectan, vinculando
los gobiernos nacional, regional y local, así como una visión amplia de la
seguridad para enfrentar las raíces que causan dichos fenómenos de violencia y
criminalidad.
• La Constitución Política, que fija los límites y define las relaciones entre los
poderes del Estado (poderes que en los países occidentales modernos se definen
como poder legislativo, ejecutivo y judicial) y de estos con sus ciudadanos,
estableciendo así las bases para su gobierno y para la organización de las
instituciones en que tales poderes se asientan.
- Decreto 1355 de 1970, que establece el Código Nacional de Policía y define las
conductas contravencionales en que pueden incurrir los ciudadanos.
• Los códigos de ética civil, como los parámetros establecidos por las
corporaciones, gremios, organizaciones y sindicatos tendientes a regular la
conducta de sus asociados.
• La doctrina institucional de la Policía Nacional, que define los parámetros de la
actuación policial en el marco de los lineamientos de la Dirección General y las
políticas institucionales.
• El Departamento de Prosperidad Social (DPS), creado por el Gobierno nacional
con el propósito de unificar la atención a las problemáticas sociales.
• Los pronunciamientos de las cortes nacionales e internacionales en materia de
DD. HH, y DIH, especialmente la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
que establece como una prioridad para la Policía Nacional la población que es
vulnerable y que requiere medidas especiales de protección.
• Las encuestas y mediciones de opinión pública, como instrumentos para conocer
el nivel de satisfacción y percepción de la ciudadanía.
-- Ley 1448 del 10 de junio de 2011 (Ley de Víctimas y Restitución de Tierras), que
tiene como objeto establecer medidas judiciales, administrativas, sociales,
económicas, individuales y colectivas tendientes a la atención de víctimas en el
marco de un concepto de justicia transicional (reparación con garantía de no
repetición).
Los focos del 2SC son definidos como actores entre los cuales se plantean
interacciones, articulaciones o corresponsabilidad para formular soluciones a los
problemas identificados y generar oportunidades para desarrollar estrategias
conjuntas, articuladas y focalizadas. En ellos se encuentran presentes las
siguientes entidades y organismos:
• Rama judicial, por medio de las altas cortes, el sistema judicial y la Fiscalía
General de la Nación, responsables de la ejecución de las normas y la
administración de justicia.
• Disminución del campo de acción de las economías ilegales, fruto del creciente
compromiso de la ciudadanía en materia de cultura de la legalidad y de la
articulación de los actores y factores del sistema.
• La Constitución Política, que fija los límites y define las relaciones entre los
poderes del Estado (ejecutivo, legislativo y judicial).
Dentro del Subsistema Estatal del 2SC se identifican las siguientes problemáticas:
• El empleo de los recursos como factor fundamental para garantizar el correcto
funcionamiento del Estado y lograr que los dineros públicos sean redistribuidos a
zonas alejadas o periféricas del país.
Los actores mediante los cuales el Subsistema Estatal del 2SC plantea
interacciones, articulaciones o corresponsabilidad con el propósito de formular
soluciones a los problemas anteriormente identificados (procesos) son:
La articulación de los subsistemas Estatal y Social del 2SC y el rol que cumple la
Policía Nacional en esta dinámica de armonización generarán significativos
impactos en el Subsistema Criminal, que se describe a continuación.
El Subsistema Criminal actúa como un atractor negativo del 2SC y contra el cual
se movilizan los esfuerzos de los subsistemas Estatal y Social. Se encuentra
conformado por estructuras criminales, delincuencia organizada y delincuencia
común, que aprovechando las condiciones del entorno que les favorece y las
vulnerabilidades de las instituciones amenazan e impactan la seguridad y
convivencia ciudadana mediante la comisión de delitos y contravenciones, con el
objetivo de fortalecer su economía criminal, ampliar sus alcances y/o generar
control social o territorial.
Además, está vigente un cuerpo normativo que habilita al Estado para enfrentar a
la criminalidad, integrado por la Ley 418 de 1997, la Ley Orgánica de
Ordenamiento Territorial, la de seguridad ciudadana, La Ley de Víctimas y
Restitución de Tierras, el Código Penal, el Código de Tránsito, entre otros.
Entendidas como el impacto deseado, las salidas requieren una articulación entre
focos, insumos y procesos, los cuales generan esfuerzos necesarios en la
utilización de las herramientas del Estado y producen resultados como
• La resocialización, definida a partir de la ejecución del sistema penitenciario y la
limitación a las posibilidades de reincidencia criminal.
• Reducción de los delitos de mayor impacto y afectación a la seguridad
ciudadana.
• Desarticulación de estructuras criminales, como producto de la acción estratégica
e integrada tanto de las capacidades institucionales como de la articulación con
los esfuerzos interinstitucionales.
• Fortalecimiento e integración de la investigación criminal y el sistema judicial.
• Integración de la capacidad y articulación institucional alrededor de la seguridad
y convivencia ciudadana.
• Fortalecimiento de las normas y de la estructura para su correcta aplicación.
• Interiorización de la ética social, lucha contra las apologías del delito y
compromiso con la cultura de la legalidad.
Definidos como los actores que generan acciones para desarrollar y mantener las
dinámicas que permiten la prevención en seguridad y convivencia ciudadana:
• La Constitución Política, la cual fija los límites y define las relaciones entre los
poderes del Estado (legislativo, ejecutivo y judicial) y de estos con sus ciudadanos,
estableciendo así las bases para su gobierno y para la organización de las
instituciones en que tales poderes se asientan.
Por ende, es necesario hacer una lectura del contexto actual, pues si bien la
Policía Nacional es considerada hoy como parte importante del Sistema de
Prevención, aún falta recorrer el camino bajo los parámetros de una planeación
concreta en lo territorial, lo cual solo se logrará a partir de la interacción con las
autoridades locales y su fortalecimiento.
La gestión del conocimiento, entonces, debe ir de la mano con los recursos como
un componente para desarrollar el SP.
En relación con el Subsistema Sociedad, se entiende la necesidad de interactuar
con una sociedad organizada por medio de movimientos sociales, población
vulnerable y especialmente protegida, comunidades religiosas, comunidad
internacional, agremiaciones, cooperativas, veedurías ciudadanas, instituciones
educativas, organizaciones de tipo deportivo y la ciudadanía en general.
Para hablar de la base fundamental del Sistema que aquí se describe, se hace
hincapié en la interacción entre las instituciones y la comunidad, que puede
impactar en diferentes ámbitos relacionados con la seguridad humana, individual,
económica, jurídica, financiera, ambiental, política, entre otras. Por consiguiente,
es importante evidenciar el esfuerzo que debe hacer la Policía Nacional para
lograr una comunicación estratégica y efectiva hacia la sociedad, como articulador
de todo el SP, así como el esfuerzo compartido con la sociedad y las instituciones
en función de lograr ese bien común.
Esta articulación de 165.000 policías con la comunidad y a su vez con las demás
entidades deberá proyectarse en la credibilidad y confianza hacia la Institución y
por ende hacia el Estado. En este sentido, tanto la credibilidad como la confianza
son valores que otorga la sociedad pero dependen también del servicio de policía
que se ofrece a la comunidad.
Otro desafío importante para este SP es todo lo que hace referencia a las
comunidades especialmente protegidas, a la satisfacción de Necesidades Básicas
Insatisfechas (NBI) de una porción sustancial de la ciudadanía y a las situaciones
territoriales que están mediadas por una cultura específica. Si bien es cierto que
estas no dependen directamente de las acciones de este sistema, sí es preciso
identificar qué otras acciones y qué otras instituciones deben articularse para
brindar una atención estatal integral, para que el SP permee estos actores y se
reduzca el riesgo social.
Todo esto exige un desarrollo en seguridad y convivencia, que por intermedio del
SP demanda unas interacciones con la Policía Nacional y, por último, una
coordinación y corresponsabilidad con instancias de control social.