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Almansa, París y Londres


Un blog sobre Historia de Almansa

Año 1691: Alicante es


bombardeada y Almansa BUSCA EN EL BLOG:

acude en su ayuda Search … 

EN 1 SEPTIEMBRE, 2020 / POR ALFONSO ARRAEZ TOLOSA / EN SIGLO XVIII

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El año 1689 comenzó la Guerra de los Nueve años, que enfrentó a Francia, por
Año 1691: Alicante es
entonces la principal potencia mundial, con la Liga de Augsburgo, formada por bombardeada y Almansa acude en
España, Inglaterra, Holanda, Austria, Baviera, Brandenburgo y Saboya. su ayuda

El mascarón de la puerta de la
Durante el verano de 1691 una escuadra francesa partió de su base en Tolón con
iglesia de la Asunción
Seguir
el objetivo de asolar la costa mediterránea española. Tras bombardear
Barcelona durante los días 11 y 12 de julio, la tarde del 21 se presentó frente al La Virgen de Belén, histórica
puerto de Alicante. protectora del pueblo almanseño:
el caso de los terremotos de
Montesa de 1748
Amenaza francesa y peticiones de ayuda
Orígenes de la Semana Santa
Lógicamente, la visión de la escuadra francesa provocó el terror entre los en Almansa
habitantes de la ciudad portuaria. Estaba compuesta por “…catorçe navíos,
veinte y cinco galeras, tres pontones (de bombardeo) y ocho embarcaciones
menores…”, como se comunicó al Duque de Gandía.

Plano de Alicante y su bahía. Año 1764.

Al día siguiente 22, las galeras francesas acercaron los tres pontones para
amenazar la ciudad. Mientras, el almirante francés D’Estrées exigía el pago de
un tributo para evitar el bombardeo, lo cual fue rechazado por el Gobernador de
Alicante.

Inmediatamente se solicitó ayuda a las localidades cercanas, enviando correos a


la ciudad de Orihuela y las villas de Jijona, Onil, Castalla, Biar, Ibi, Elda y
Novelda. También se pidió ayuda a localidades de Castilla como Villena,
Chinchilla, Almansa, Yecla, Albacete, Sax, La Roda, La Gineta, Jumilla y
Tobarra.

A Almansa llegó un correo a las dos de la madrugada del 23 al 24 de julio,


despertando al alcalde mayor. Este convocó de inmediato a los señores
regidores, y todos juntos leyeron la carta en la que el consell de Alicante les
comunicaba su triste situación y les pedía ayuda en soldados y municiones.
Rápidamente, el concejo almanseño preparó cien hombres de la milicia local,
los cuales partieron a las 9 de la mañana, bajo el mando del capitán don Juan
Enríquez de Navarra. Viajaban en caballos y galeras, y llevaban consigo víveres
y seis arrobas de pólvora.

Aún más, a lo largo de la mañana se prepararon otros doscientos hombres, y


con ellos ocho arrobas de pólvora, doscientas cincuenta arrobas de harina y
pan, doscientos machos de carne más la cantidad de aceite necesaria. Una
importante cantidad de soldados y víveres para la población alicantina,
asediada.

Sufrimientos de una ciudad bombardeada

Mientras la ayuda de Almansa y otras localidades se ponía en marcha, Alicante


era bombardeada sin compasión. La mañana del domingo 22 de julio cayeron
sobre la ciudad más de tres mil bombas, que arrasaron las calles y casas. En ella
solo quedaban algunos hombres y los soldados, preparados para intentar
repeler una posible invasión. El resto, más las mujeres, niños y ancianos habían
huido por los caminos, en plena canícula de julio. Los sufrimientos de estas
familias fueron terribles, como cuentan las crónicas, pues apenas tenían para
comer en su huida.

Eso no fue todo, pues en medio del caos, algunos desaprensivos habían
aprovechado el derribo de los muros de las casas para entrar en ellas y saquear
su contenido, abandonadas por sus propietarios en la huida.

Finalmente, los franceses desembarcaron en la arrasada ciudad el lunes 23 por


la mañana, en unas 33 lanchas y faluchas armadas de mosqueteros y artillería
corta, y cubiertas por los cañones del resto de la flota. Afortunadamente,
pudieron ser rechazados por los defensores de la ciudad, que les provocaron 47
muertos y varios heridos.

Alicante. Grabado del siglo XVII.

Ayuda de Almansa

Mientras estos hechos transcurrían, la compañía de auxilio almanseña llegó a


Alicante escoltando la carga, y acompañada de una carta que anunciaba su
llegada. Constaba el envío de doscientas cincuenta arrobas de harina y pan
(2.900 kg), y ocho arrobas de pólvora (92 kg), más ochenta carneros salados y
cantidad de aceite, como se ha visto.

En cuanto a la carta, pude localizarla en el Archivo Municipal de Alicante, en


donde permanece desde entonces. En ella, además de anunciar la llegada del
socorro, el concejo de Almansa comunicaba su disposición de auxiliarles con
todo lo necesario: “…asegurando a Vuestra Señoria quedamos con el maior
desuello para quanto pudiésemos socorrer esa necesidad. Y así mismo tiene
esta villa 200 hombres […] para con aviso de Vuestra Señoria remitirles con
toda puntualidad.”

Es de destacar la rúbrica: “La muy noble y leal Villa de Almansa”, sin el título
de Felicísima, que no fue obtenido hasta la Batalla del 25 de abril de 1707.

Original de la carta escrita por el concejo de


Almansa comunicando la llegada de su socorro. 25
de julio de 1691 (Archivo Municipal de Alicante).

Lógicamente el consell de Alicante, tras recibir la ayuda, respondió con una


agradecidísima respuesta a Almansa. Desgraciadamente el original no se
conserva, aunque sí una copia en nuestro Archivo Municipal, la cual también
pude localizar. Estos son algunos párrafos: “Dandole a Vuestra Señoria
quantas gracias caben en nuestra obligación…”, por “el abundante socorro de
bastimentos con que Vuestra Señoria nos favorece hemos recibido y de el
bolvemos a repetir a Vuestra Señoria las gracias.”

Pero eso no fue todo, pues los vecinos almanseños acumularon metal durante
los días siguientes para enviar a Alicante y así poder elaborar proyectiles.

Fin del bombardeo e informe al Rey

El asedio y bombardeo acabó definitivamente el día 29 de julio, con la llegada a


Alicante de una escuadra española de unas veinte naves. Rápidamente, los
barcos franceses, ya casi sin municiones, pusieron rumbo hacia aguas de
Mallorca.

Finalizaban así ocho días de brutales bombardeos que habían arrasado casi por
completo la plaza alicantina. Solo quedaron en pie unas doscientas viviendas de
unas dos mil, y entre ellas fue destruida la casa del Gobernador. Otro edificio
arrasado fue el mismo Ayuntamiento, incluyendo su archivo que contenía las
actas capitulares, los privilegios y otros documentos ciudadanos, perdidos así
para siempre. Hoy en día, quedan muros que conservan los impactos del
bombardeo.

De bien nacidos es ser bien agradecidos, y el consell alicantino hizo gala de ello
en su informe al Rey del 5 de agosto. En él, se refiere la ayuda material recibida
de distintas localidades, como la de Almansa, que junto a la de Villena fue de las
más destacadas: “No menos ha devido esta ciudad para su defensa mucha
parte de socorros y de bastimentos a algunas destas comunidades y a otras
que no tenian esta obligacion. […] la villa de Almansa Reyno de Castilla con
250 arrovas de harina 80 carneros salados y 8 arrovas de polvora que todo
ha sido de no poco alivio…”

El panadero Pedro Martí Villaescusa en la calle de las


Monjas (actual Federico García Lorca), hacia 1917.
Las galeras en las que se transportó la ayuda desde
Almansa no debieron ser muy diferentes a esta.
Colección particular de Juan Carlos Banovio García.

También se informó al Rey de la ayuda en soldados: “Las ciudades y villas del


Reyno de Castilla […] sin obligacion que les estrechase y voluntariamente de
las ciudades de Villena y Chinchilla y villas de Almansa, Yecla, Albazete, Sax,
la Roda, la Gineta, Jumilla, Tovarra y otras han venido con sus corregidores
Alcaldes Mayores y Tenientes con toda la Nobleza de sus districtos por
aventureros y gran numero de infantería y cavalleria que llegava a mil y
quinientos sustentada a sus costas y han sido la mayor seguridad para
impedir el desembarco y mayores hostilidades.”

Finalmente desde Almansa habían llegado a Alicante 249 soldados, entre ellos
algunos provenientes de Alpera y Carcelén.[1]

Agradecimiento real

Con dicho informe, el rey Carlos II pudo conocer el gran auxilio proporcionado
por la villa de Almansa a la ciudad de Alicante. Y como agradecimiento envió
una carta al concejo almanseño que tampoco se conserva, aunque sí una copia
trasladada en el acta capitular del día 29 de septiembre. Dice así:

Consejo Justicia Regidores Cavalleros escuderos oficiales y honbres buenos de


la villa de Almansa, haviendoos señalado muy particularmente en los
socorros que esta villa enbio a la ziudad de Alicante en la ultima inbasion que
en en ella executo la harmada de francia: e resuelto daros grazias (como os
las doy) manifestandoos la gratitud que me a merecido buestro zelo y fineza
en esta operacion y que es muy conforme a la confianza que tengo de buestra
lealtad a mi servicio.

De Madrid a 20 de Agosto de 1691.

Yo el Rey

Conclusiones

Tales correrías y ataques de la Francia de Luis XIV sobre el levante español,


constantes a lo largo del reinado de Carlos II (1665-1700), tuvieron como
resultado el aumento de la antipatía y odio hacia la dinastía Borbón de Francia
en los reinos de Valencia y Cataluña. Algo iniciado ya desde la rebelión catalana
de 1640. Este sentimiento es la causa primordial que explica el apoyo de estos
territorios al bando austracista, en contra del bando borbónico de Felipe V,
durante la Guerra de Sucesión Española (1701-1713).

Y claro está. Una vez conocida esta muestra de solidaridad, castellana en


general y almanseña en particular, nos viene a la mente el tan manido dicho de
“Quan el mal ve d’Almansa a tots alcança…” para recordar que desde Madrid y
por Almansa también llegaban bienes.

Para saber más:

[1] Cózar Gutiérrez, R. y Muñoz Rodríguez J.D.: “Monarquía, poder y


movilización social en tiempos de crisis. La población del reino de Murcia en los
socorros de Alicante y Cartagena de 1691”, en Ensayos, Revista de la Facultad
de Educación de Albacete nº 23 (2008) proporcionan la cifra de 249 soldados
aportados entre Almansa, Alpera y Carcelén.

Correspondencia escrita y recibida por el consell alicantino en esos años,


custodiada en el Archivo Municipal de Alicante (AMA).

Ílice Ilustrada de los padres jesuitas Maltés y López, de 1752, ofrece una
emotiva descripción de los hechos jornada tras jornada.

También de interés, aunque redactada casi doscientos años después, es la


Crónica de la Ciudad de Alicante, elaborada por Rafael Viravens en 1876.

Para nuestra ciudad, se han consultado los Libros de Actas Capitulares, sitos en
el Archivo Histórico Municipal de Almansa (AHMA).

Una versión más amplia de este trabajo ya fue publicada hace un tiempo:
Arráez Tolosa, A. (2012). “Año 1691: Alicante es bombardeada y Almansa acude
en su ayuda”. Revista Gaceta de Almansa Histórica, nº 34 (octubre 2012).

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