INFECCIONES DE PIEL Y PARTES BLANDAS

Autora: Beatriz Orellana Gálvez, Camila González Bulboa

Revisado por: Dra Helia Morales
INTRODUCCIÓN Bacteria Toxina Enfermedad
S. aureus Toxina de Shock tóxico
Las infecciones de piel y partes blandas afectan shock tóxico estafilocócico
músculo, fascia, tejido subcutáneo, piel y sus (TSST-1)
anexos. Impétigo buloso
Exfoliativa Síndrome de piel
La piel es el órgano más extenso del cuerpo escaldada
humano y la encargada de protegernos del Escarlatina
medio externo, actuando como barrera de estafilocócica
defensa. Pero ciertos eventos como S. pyogenes Exotoxina o Escarlatina
quemaduras, mordeduras, abrasiones, superantígeno Síndrome de
trastornos dermatológicos primarios, shock tóxico
intervenciones quirúrgicas, entre otras, estreptocócico
producen que la epidermis pierda la solución de Fascitis
continuidad. De esta manera, se facilita el necrotizante
ingreso de algunos patógenos a planos más generando diversas manifestaciones de la
profundos, donde colonizan y producen infección. Esto dependerá del hospedero,
finalmente la infección.¹ Este es el mecanismo mecanismo de injuria y agente causante. Es
de patogenicidad más frecuente. Sin embargo, importante mencionar que el predominio de
estas infecciones también se pueden presentar ciertos patógenos dependerá de si la infección
por razones distintas a la pérdida de solución de es nosocomial o adquirida en la comunidad.
continuidad, como por ejemplo, secundarias a
En este capítulo solo se mencionarán las
una bacteriemia.
patologías más frecuentes en la práctica clínica:
Los agentes patógenos implicados pueden ser las bacterianas, clasificándolas según las
virus, hongos, micobacterias, parásitos o, las estructuras comprometidas en superficiales
más frecuentes, bacterias. Estas últimas pueden (epidermis, dermis y tejido subcutáneo) y
pertenecer a la flora comensal, compuesta en su profundas (fascia y músculo).
gran mayoría por Staphylococcus spp,
Streptococcus, Micrococcus, Corynebacterium y EPIDEMIOLOGÍA
Propionibacterium.
En general, son una causa común de consulta y
Dentro de la gran cantidad de bacterias que hospitalización. Existen diversos cuadros de
pueden infectar la piel, las más frecuentes son infecciones de la piel y partes blandas, cada uno
las cocáceas gram positivas, específicamente con su propia prevalencia y morbimortalidad.
Staphylococcus aureus y Streptococcus
pyogenes. Ambas presentan factores de En el ámbito ambulatorio son frecuentes
patogenicidad propios y pueden generar patologías de menor gravedad, como la
infección de manera directa, o indirecta a través foliculitis, o el impétigo en niños.
de toxinas. Estas últimas producirán
enfermedades específicas que se nombran en la Por otro lado, los cuadros de celulitis y erisipela
siguiente tabla. representan una causa importante de
morbilidad, hospitalización y, a veces, de
mortalidad en la población general.² La celulitis
es más frecuente en edad media y adultos
Las lesiones dermatológicas y las respuestas
sistémicas son variables de un paciente a otro,
mayores, y la erisipela en los extremos de la
vida.³
Con respecto a las infecciones profundas, la
fascitis necrotizante es menos frecuente que las
infecciones mencionadas anteriormente. Sin
embargo, presenta mayor mortalidad por su
afectación sistémica (al igual que la gangrena
gaseosa).
INFECCIONES SUPERFICIALES
Impétigo
El impétigo es una infección superficial de la piel
y es altamente contagiosa. Generalmente es
causado por Staphylococcus aureus y, en menor
medida, por Streptococcus pyogenes (puede
complicarse por glomerulonefritis
estreptocócica y fiebre reumática).⁴
Clínica
La localización más frecuente de las lesiones, es
la cara y pueden cambiar progresivamente.
Comienzan como pápulas, luego vesículas o
pústulas y, finalmente, costras mielicéricas.
Debemos considerar como diagnósticos
diferenciales las lesiones herpéticas y la
foliculitis.
Exámenes
El diagnóstico es clínico, sin embargo, se puede
realizar un cultivo de las secreciones
encontradas bajo las costras para tener mayor
certeza diagnóstica.
Tratamiento
Si el paciente presenta un número limitado de
lesiones, el tratamiento debe ser con
antibióticos tópicos como mupirocina o
retapamulina.⁴ Por el contrario, si presenta
múltiples lesiones el tratamiento es con
antibióticos orales tales como cloxacilina o
flucloxacilina, o cefalosporina de primera
generación (cefadroxilo). En ambos casos, el
tratamiento antibiótico debe ser acompañado
de descostraje.
Foliculitis
La foliculitis es la inflamación superficial o
profunda del folículo piloso, que puede o no ser
consecuencia de una infección. El folículo se
puede infectar por bacterias, hongos, virus y
parásitos, siendo el agente más común el
Staphylococcus aureus.⁵ La segunda bacteria
más común es la Pseudomonas aeruginosa,
relacionada con aguas contaminadas. Por esta
razón, la foliculitis causada por ella se conoce
como “foliculitis del jacuzzi”. ⁵
Clínica
Las lesiones dermatológicas corresponden a
pápulas eritematosas, o pústulas, sobre el
folículo piloso (muchas veces son atravesadas
por un pelo). Generalmente se presenta en
zonas donde hay muchos folículos. Por esta
razón, las localizaciones más frecuentes son:
cara, tronco, axilas, glúteos y muslos.⁶
Tratamiento
La foliculitis causada por Staphylococcus aureus
no siempre requiere tratamiento (si son pocas
pústulas tiende a resolver espontáneamente). Si
afecta un área reducida se trata con antibióticos
tópicos como mupirocina o clindamicina. En
caso de afectar un área más grande o presentar
complicaciones, el tratamiento deberá incluir
cloxacilina o cefalosporina de primera
generación.
Forúnculo
Clínica
Los forúnculos son nódulos supurativos que
afectan a los folículos pilosos, destruyéndolos y
dejando una cicatriz residual. Son bien
delimitados, dolorosos y, la mayoría de las
veces, se desarrollan a partir de una foliculitis
profunda. Por lo tanto, su principal patógeno
también es el Staphylococcus aureus.
Su aparición puede darse en los mismos lugares
en los que se da la foliculitis. Ocurren
especialmente en zonas de fricción y
maceración⁷ como cara, cuello, axilas, ingle,
genitales externos, muslos y glúteos.
La infección puede avanzar hasta la dermis o
tejido subcutáneo y, por lo tanto, puede seguirse
de una celulitis o un absceso cutáneo.
Tratamiento
Los forúnculos se tratan con antibióticos
tópicos, a menos que se presenten en la cara o
exista celulitis asociada. En estos casos se
deberán usar antibióticos orales como
cloxacilina o cefalosporina de primera
generación.
Ántrax o carbunco
Clínica
Corresponde a una coalescencia de abscesos de
folículos pilosos⁷ que se presenta como una
masa única. Compromete dermis, tejido
subcutáneo y múltiples folículos⁶ por los cuales
drena pus. Al igual que los forúnculos,
generalmente se desarrollan a partir de una
foliculitis profunda y son causados por
Staphylococcus aureus.
Tratamiento
El carbunco se trata con drenaje quirúrgico y
tratamiento antibiótico sistémico con
cloxacilina o cefalosporina de primera
generación.
Ectima
Clínica
Es una lesión similar al impétigo (comparte los
mismos agentes infecciosos), pero más
profunda. Se presenta de manera ulcerativa,
comprometiendo epidermis y dermis.⁴ʼ⁶
La lesión se observa como una úlcera en
sacabocado, con bordes elevados y violáceos, y
cubierta por una costra amarillenta. Se
encuentra principalmente en extremidades
inferiores y puede ser precedida por otra lesión
cutánea, o secundaria a bacteriemia.
Existe un cuadro llamado “ectima gangrenoso”,
producido por la Pseudomonas aeruginosa.
Ocurre generalmente en pacientes
inmunocomprometidos con bacteriemia.⁸
Tratamiento
El tratamiento de la ectima es el mismo que el
utilizado para el impétigo, a diferencia de que en
este caso se recomienda más el tratamiento
antibiótico oral.⁹
Erisipela
Es una infección superficial de la piel, causada
generalmente por Streptococcus pyogenes.
Compromete epidermis, dermis superficial³ y
también el plexo linfático de la zona afectada.⁶
La erisipela afecta, en su mayoría, a pacientes en
extremos de la vida o con factores de riesgo tales
como: insuficiencia venosa de extremidades
inferiores, obesidad, trastornos neurológicos,
alteraciones del drenaje linfático, diabetes
mellitus, onicomicosis e intértrigo. Siendo este
último el factor de riesgo más frecuente en la
población.²ʼ⁶
Clínica
Se presenta de manera súbita como una placa
dolorosa de color rojo encendido, de
temperatura aumentada, edematosa, indurada,
tensa, de bordes bien definidos y
solevantados, y de rápida progresión.¹ʼ⁶ Se
ubica preferentemente en las extremidades
inferiores. Cuando compromete la cara, se
presenta con la forma característica de “alas de
mariposa”.
El cuadro se puede acompañar de linfangitis,
adenopatías regionales, leucocitosis y síntomas
sistémicos como fiebre alta, compromiso del
estado general y calofríos. Cuando afecta las
extremidades inferiores, también es común
encontrar una puerta de entrada cutánea cerca
del área afectada.²
Exámenes
Ante la sospecha, se puede solicitar marcadores
inflamatorios. Generalmente el hemograma está
alterado y presenta leucocitosis. Sin embargo, el
diagnóstico es clínico.
También se pueden realizar exámenes
microbiológicos como hemocultivos, cultivos
del contenido de las lesiones bulosas o de
aspirado de infiltración de solución salina al 9%
estéril de la lesión. Sin embargo, todos ellos
tienen bajo rendimiento (los primeros dos
presentan menos del 5% de positividad).²
Por otro lado, se disponen de exámenes
serológicos que orientan a una infección por
Streptococcus, como el título de anticuerpo
antiestreptolisina O (ASO). Este presenta un
40% de positividad. También existe la detección
de anticuerpos anti-hialuronidasa o anti
DNAasa B.²
Tratamiento
La erisipela debe ser tratada con terapia
empírica contra Streptococcus pyogenes. En
caso de que el paciente presente compromiso
sistémico (fiebre o calofríos), la vía de elección
es endovenosa con penicilina G sódica o
cefazolina. Esta última es especialmente útil
cuando aún existe duda diagnóstica de estar
frente a una celulitis por Staphylococcus, pues
tiene buena actividad contra Streptococcus y
Staphylococcus. Por el contrario, si el paciente
presenta una infección leve o mejora después de
la terapia endovenosa, utilizamos antibióticos
orales como penicilina oral, amoxicilina o
cefadroxilo.
Celulitis
Corresponde a una infección de la piel que
compromete dermis profunda y tejido
subcutáneo.³ Es causada principalmente por
Streptococcus pyogenes y, en menor medida,
por Staphylococcus aureus. No obstante,
muchas otras bacterias la pueden causar. Se
debe tener especial consideración durante la
anamnesis cuando existen antecedentes de
mordedura de animal, hospitalizaciones
recientes, inmunodepresión, entre otros.¹ Por
ejemplo, en pediatría cobra importancia la
celulitis periorbitaria, cuya etiología es la
infección por Haemophilus influenzae. Esta
patología afecta principalmente a niños con
historia de sinusitis, otitis media o epiglotitis.
Clínica
El cuadro se caracteriza por manifestarse como
un área de piel dolorosa, eritematosa, indurada,
de bordes difusos y con aumento de volumen y
temperatura. A veces la lesión se acompaña de
linfangitis, adenitis regional y síntomas
sistémicos. En estadíos avanzados puede
presentar necrosis, ampollas o ser procedida
por abscesos y bacteriemia (debido a su
profundidad).
La celulitis presenta factores de riesgo similares
a los de la erisipela. Dentro de ellos se
encuentran la presencia de linfedema,
insuficiencia venosa, obesidad, intértrigo,
onicomicosis, safenectomía, injertos venosos,
uso de drogas endovenosas, inmunosupresión,
tiña pedis y antecedente de celulitis.
Exámenes
Cuando existe celulitis, se pesquisa en su
mayoría leucocitosis y PCR elevada.⁶ Al igual
que en la erisipela, los estudios microbiológicos
presentan bajo rendimiento. Los exámenes
serológicos disponibles son la detección de
anticuerpos anti-alfa lisina o anti-nucleasa de
Staphylococcus aureus.²
Tratamiento
La celulitis debe ser tratada con terapia
empírica que cubra infecciones por
Streptococcus pyogenes y Staphylococcus
aureus. Los antibióticos a utilizar pueden ser
cefalosporinas de primera generación
(cefazolina, cefadroxilo), penicilina
antiestafilocócica (resistente a penicilasa) como
cloxacilina, o combinaciones de antibióticos con
inhibidores de beta lactamasas (amoxicilina +
ácido clavulánico).² En pacientes alérgicos a
betalactámicos se pueden utilizar quinolonas o
clindamicina.⁹
INFECCIONES PROFUNDAS
Fascitis necrotizante
Infección que compromete tejido subcutáneo
profundo, fascia muscular³ y, a veces, músculo.
Clínica
La presentación típica comienza con dolor y
signos de inflamación, generalmente en las
extremidades inferiores. Luego de unos días
progresa a gangrena bulosa con púrpura
extenso, acompañado de intensos síntomas
sistémicos.⁶
A pesar de ser poco frecuente, la fascitis es una
infección grave que progresa rápidamente.
Puede causar destrucción extensa de tejidos,
toxicidad sistémica, pérdida de la extremidad
afectada o, en el peor de los casos, la muerte del
paciente.¹⁰ De ahí la importancia del
reconocimiento precoz de la patología.
Este cuadro se puede dar en personas sanas sin
factores de riesgo, como ocurre en
aproximadamente un 50% de los casos. Entre
los factores de riesgo se encuentran el
inmunocompromiso (diabéticos, pacientes
oncológicos, enfermos renales, etc.), las heridas
traumáticas o quirúrgicas, parto vaginal,
quemaduras, varicela, daño hepático crónico,
consumo de alcohol, consumo de
antiinflamatorios no esteroidales, insuficiencia
vascular periférica.
Según la etiología, la fascitis necrotizante se
clasifica en 2 grupos:
Fascitis necrotizante tipo 1
La más frecuente. Es una infección
polimicrobiana (causada por bacterias
aeróbicas y anaeróbicas), secundaria a una
interrupción de la mucosa genitourinaria o
gastrointestinal.¹
La mayoría de las veces afecta a adultos
mayores con comorbilidades previas.¹⁰ Por esta
razón, es importante buscar dirigidamente los
factores de riesgo recién mencionados.
Dentro de este grupo encontramos la gangrena
de Fournier. Esta corresponde a una infección
polimicrobiana del área perineal, que se puede
extender por la fascia a la pared abdominal y
zona glútea.
Fascitis necrotizante tipo 2
Es una infección monomicrobiana causada por
Streptococcus pyogenes. Puede ser secundaria a
un trauma cutáneo o bacteriemia (causada
posiblemente por una faringitis), que infecta
tejidos profundos en los cuales haya habido un
trauma no penetrante, como un hematoma o un
esfuerzo muscular.¹
La virulencia del Streptococcus pyogenes
convierte este cuadro en uno de alta gravedad y
de progresión fulminante. Esto, sumado a la
inespecificidad de los hallazgos iniciales, nos
obligan a buscar activamente signos y síntomas
que orienten al diagnóstico. En la siguiente
tabla² se muestran claves diagnósticas que nos
pueden orientar precozmente hacia este tipo de
fascitis.
Claves diagnósticas en infección severa o
fascitis necrotizante por S. pyogenes
Shock o hipotensión
Cuadro sistémico o cutáneo fulminante y
progresivo
Dolor desproporcionado a lesión cutánea
Alteración en pruebas de coagulación o
trombocitopenia
Factores de riesgo para fascitis necrotizante:
inmunocomprometidos, varicela, heridas
traumáticas o quirúrgicas, quemaduras
A diferencia de la tipo 1, esta infección puede
presentarse en pacientes sin comorbilidades y
de cualquier edad.¹⁰
Cabe destacar que, dentro de los factores de
patogenicidad del Streptococcus pyogenes, se
encuentra la proteína M. Cuando existen cepas
con M1 o M3 en la infección necrotizante, se
asocia en un 50% con el síndrome de shock
tóxico.¹⁰
Exámenes
Se justifica la realización de cultivos e imágenes
(TAC o RM) de la zona comprometida, siempre y
cuando esto no retrase el tratamiento.
Tratamiento
El tratamiento se realiza en la unidad de
paciente crítico y se basa en tres pilares. El
primero y más importante es la exploración
quirúrgica y debridamiento precoz y agresivo
del tejido necrótico.
El segundo es la terapia antibiótica, inicialmente
de amplio espectro para cubrir gram positivos,
gran negativos y anaerobios.¹⁰ En la tipo 1 se
recomienda utilizar ceftriaxona asociada a
clindamicina o metronidazol. En la tipo 2, el
esquema es penicilina más clindamicina.
También, se recomienda utilizar
inmunoglobulina en esta última (por su utilidad
contra Streptococcus).
Por último, el tercer pilar corresponde al
soporte hemodinámico en pacientes inestables,
utilizando fluidos y vasopresores.
Gangrena gaseosa o mionecrosis
Corresponde a una infección profunda por
Clostridium, que afecta principalmente al
músculo. Se genera de manera espontánea
asociado a anormalidades gastrointestinales
como el carcinoma de colon, diverticulitis y
cirugía gastrointestinal (en especial las biliares
e intestinales), o secundario a heridas
traumáticas.
El 80% de las gangrenas gaseosas
postraumáticas son producidas por Clostridium
perfringens. En las espontáneas, el Clostridium
septicum es el principal responsable. La hipoxia
tisular (por trauma o pobre irrigación) es un
factor de riesgo para la infección por
Clostridium (es una bacteria anaerobia
facultativa que crece rápidamente en ambientes
con baja presión de oxígeno).
Clínica
Se presenta generalmente con dolor y signos
sistémicos de infección como fiebre o calofríos.
Los signos de inflamación superficial pueden
ocurrir tardíamente por la profundidad de la
infección. Consisten en piel edematosa y pálida
alrededor de la herida (en caso de existir), y la
posterior aparición de bulas hemorrágicas y
enfisema subcutáneo.¹¹
El cuadro es de progresión agresiva y
fulminante con necrosis muscular. Puede
provocar sepsis e incluso la muerte del paciente.
Exámenes
Ante la sospecha, realizar exámenes que
proporcionen información sistémica del
paciente: perfil bioquímico, hemograma, PCR,
análisis de orina, pruebas de coagulación, entre
otros.¹¹ También, se puede realizar tinción gram
y cultivos de la herida. Esto nos permite un
diagnóstico precoz si se trata de un bacilo gram
positivo.¹² Las imágenes serán útiles para
evaluar extensión, presencia de absceso y/o gas
en los tejidos.¹¹ En ningún caso los exámenes
justifican retraso del tratamiento.
Tratamiento
El tratamiento debe instaurarse precozmente.
La terapia antibiótica empírica recomendada es
clindamicina, ya que inhibe la síntesis y efectos
sistémicos de las toxinas del Clostridium; junto
a penicilina.¹¹ Además, se debe realizar
debridamiento quirúrgico, soporte
hemodinámico y terapia hiperbárica de oxígeno.
Piomiositis
Infección bacteriana profunda que afecta al
músculo esquelético y provoca abscesos. Es
provocada generalmente por Staphylococcus
aureus y se cree que la mayoría de las veces es
secundaria a una bacteriemia asintomática.¹³
Tiene mayor prevalencia en países tropicales,
aunque últimamente también se han descrito
casos en otros lugares.
Esta infección ocurre con mayor frecuencia en
niños y adolescentes.¹⁴ Dentro de los factores
predisponentes está la inmunodeficiencia,
inyecciones de drogas, malnutrición y
alteraciones del músculo mismo como trauma,
miositis infecciosa o ejercicio extenuante. ¹⁴ʼ¹⁵
Clínica
Al diagnóstico la mayoría de los pacientes se
encuentran con fiebre, tumefacción y dolor en la
zona de la infección.¹³ Sin embargo, al igual que
otras infecciones profundas, las
manifestaciones visibles se pueden retrasar.
Esto impide un diagnóstico precoz y aumenta la
morbimortalidad.¹⁴
Exámenes¹³
Al igual que en la mionecrosis, ante la sospecha
deben realizarse exámenes sistémicos. El
cuadro se presenta con marcadores
inflamatorios elevados: VHS y PCR altas,
hemograma con leucocitosis y desviación a
izquierda. Las imágenes sirven para diagnóstico
y evaluación de la gravedad.
Los cultivos de abscesos musculares tienen una
positividad cercana al 100%. Si el cuadro es
tropical, los hemocultivos tienen una
positividad del 5%; si no, ésta aumenta a 29 a
57%.
Tratamiento
La piomiositis se trata con drenaje quirúrgico
cuando hay formación de abscesos y terapia
antibiótica endovenosa. La cloxacilina es una
opción por su acción contra Staphylococcus
aureus.¹³
RESUMEN
A modo de resumen, se mencionarán las
principales características clínicas de las
infecciones revisadas. Si bien un buen
tratamiento parte por un buen diagnóstico, esto
en la práctica no siempre es fácil.
Comenzaremos con las infecciones
superficiales:
El impétigo debe ser sospechado en niños con
lesiones faciales que progresen de pápulas a
vesículas o pústulas, y finalicen como costras
mielicéricas.
La foliculitis se presenta como pápulas o
pústulas sobre los folículos pilosos que pueden
ser atravesados por pelos. Estos pueden
progresar a un forúnculo, el cual es un nódulo
supurativo bien delimitado y doloroso; o bien, a
un carbunco. Este es una coalescencia de
abscesos de folículos pilosos que se presenta
como masa única, drenando pus a través de los
folículos.
La ectima se observa como una úlcera en
sacabocado, con bordes elevados y violáceos,
cubierta por costra amarillenta.
La erisipela se presenta como una placa roja
encendida, de temperatura y volumen elevada,
indurada, tensa, con bordes definidos y
solevantados.
La celulitis es un área de piel dolorosa,
eritematosa, indurada, con aumento de
volumen y temperatura y de bordes difusos.
Esta última es una característica distintiva con
la erisipela.
A veces el examen físico de la lesión no es
suficiente para realizar el diagnóstico, sino que
se debe complementar con la anamnesis para
obtener información relevante como los
factores de riesgo.
En cuanto al tratamiento, es importante
considerar la etiología del cuadro. Si existe
certeza de que la causa es el Streptococcus
pyogenes (como la erisipela), se puede utilizar
penicilina endovenosa o amoxicilina vía oral. No
obstante, si existe la posibilidad de que el
cuadro sea por Staphylococcus aureus, se puede
usar cloxacilina. Otras opciones que cubren
ambas bacterias son las cefalosporinas de
primera generación, o antibióticos utilizados
junto a inhibidores de beta lactamasas.
Continuando con las infecciones profundas, la
fascitis necrotizante se presenta con signos
inflamatorios y dolor. Luego de unos días
progresa a gangrena bulosa con púrpura
extenso, acompañado de intensos síntomas
sistémicos. El dolor desproporcionado a la
lesión es muy característico de este cuadro.
La gangrena gaseosa se presenta con dolor,
fiebre y calofríos. La piel se puede observar
edematosa y pálida; y luego presentar bulas
hemorrágicas y enfisema subcutáneo.
La piomiositis se presenta con fiebre, dolor y
tumefacción de la zona afectada. Generalmente
ocurre en países tropicales.
Una característica común a las infecciones
profundas es que, dada su profundidad, las
lesiones visibles tardan en aparecer. Esto
sumado a la rápida y fulminante progresión,
hacen que al momento del diagnóstico el
pronóstico sea pobre.
En estos casos, los pacientes aparte de necesitar
terapia antibiótica adecuada y soporte
hemodinámico, necesitan medidas quirúrgicas
como debridamiento de tejido necrótico o
drenaje de abscesos. Incluso en algunos casos
como la gangrena gaseosa se puede necesitar
terapia hiperbárica.
 CASO CLÍNICO
Paciente sexo femenino de 62 años, con
antecedentes de diabetes mellitus tipo 2 y
obesidad, se presenta en el servicio de urgencia
por intenso dolor en zona perineal acompañado
de fiebre y calofríos.
Al examen físico se encuentra taquicárdica,
hipotensa y con la zona perineal enrojecida y
edematosa, con aumento de temperatura y
dolor desproporcionado al tacto.
¿Cuál es el diagnóstico más probable? ¿Qué
tratamiento le daría a la paciente?
AUTOEVALUACIÓN
1. ¿Qué tejidos afectan las infecciones
superficiales? ¿Qué tejidos afectan las
infecciones profundas?
2. El impétigo generalmente se trata con
descostraje y mupirocina. ¿Cuándo se
debe tratar con cloxacilina oral?
3. ¿En que zonas del cuerpo esperaría
encontrar un forúnculo?
4. Diga 4 diferencias entre la erisipela y la
celulitis.
5. Mencione la etiología de la fascitis
necrotizante tipo 1 y tipo 2.
6. De las patologías revisadas, ¿cuál de
ellas se caracteriza por presentar
crépitos cutáneos?
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