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Lectura. 1 Jn 3,1-3
QUERIDOS hermanos:
Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos
conoce porque no lo conoció a él.
Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando
él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
Todo el que tiene esta esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro.
Responsorio breve.
V. Estad alegres, dice el Señor.
R. Porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.
Reflexión.
Él nos amó primero y nos llama a ser hijos. Lo que somos se manifestará plenamente, le veremos tal cual
es. Hay una oposición entre Dios y el mundo. Somos rechazados por el mundo, porque el mundo "no
conoce a Dios".
Pero la frase final es la plenitud de nuestra esperanza: "aún no se ha manifestado lo que seremos.
Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es. Aún no se
ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le
veremos tal cual es". No se puede decir nada más apasionante, tan esperanzador para a vida.
Padre Nuestro…
Oración:
Dios todopoderoso, concede a quienes, alegrándonos en el Corazón de tu Hijo amado, recordamos los
inmensos beneficios de su amor hacia nosotros, merecer recibir una inagotable abundancia de gracia de
aquella fuente celestial de los dones. Por nuestro Señor Jesucristo…
+ El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén
Madre del Buen Consejo, ruega por nosotros.
San Agustín, ruega por nosotros.