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RELACIONES LABORALES Y PREVENCIÓN · Artículos

Pandemia y obras de construcción

Felipe Manzano Sanz


ABOGADO. BOUZA-MANZANO ABOGADOS

No hubiera sido mi intención prorrogar la mención a la tragedia colectiva que asola el


mundo, pero desde la perspectiva de un confinado (y «teletrabajador» por cuenta
propia) no tengo más remedio que hacer una referencia real a la pandemia desde una
singular posición personal: la de la observación de una obra de construcción de un
residencial de viviendas a cincuenta metros de donde yo habito que, salvo en los pocos
días que se incrementó el confinamiento personal y laboral, continúa a buen ritmo,
como ignorando la situación, y paradójicamente, desde mi confinamiento, envidiando
«el aire libre» de su actividad.

Porque desde la privilegiada perspectiva y distancia, al tiempo que sufriente (por el


ruido que genera), me fijo, por deformación profesional [y por ser firme y activo
«creyente y practicante» sujeto de la prevención de riesgos laborales], en que en la
citada obra de construcción (y, claro, desde el confinamiento me es imposible
contemplar otras) no se ven en la misma algunos de los elementos que constituyen las
reglamentadas previsiones y obligaciones contenidas en el Real Decreto 1627/1997, de
24 de octubre, por el que se establecen disposiciones mínimas de seguridad y de salud
en las obras de construcción [se entiende por obra de construcción u obra: cualquier

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obra, pública o privada, en la que se efectúen trabajos de construcción o ingeniería civil,
tales como excavación, movimientos de tierra, construcción (1) (cfr. artículo 1 y Anexo I
del mismo)]; y menos aún, las del Real Decreto 664/1997, de 12 de mayo (BOE del 24 de
mayo), sobre la protección de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la
exposición a agentes biológicos durante el trabajo en el que abundé en esta Sección en
el número de mayo de 2020 de Capital Humano.

En efecto, no veo a estos profesionales abnegados, como suelen ser los trabajadores
de la construcción, que ni antes ni después de la paralización de la obra, usaran
mascarillas, ni gafas protectoras, ni que, por razón de su trabajo, hayan estado, cuando
la tarea lo requería, al menos a una distancia de dos metros del compañero.

Cascos, sí; a nadie se le ocurre a estas alturas no llevarlo bien puesto en la cabeza;
guantes también, pero, claro, guantes de obra, no guantes «antivirus». Evidentemente,
no estaban confinados, están, por definición y en este momento de la labor constructiva,
al aire libre. Pero, como los demás, son personas que han tenido que ir, ellos o sus
familias, a proveerse de alimentos y de productos de higiene. ¿Estaban, con esos
medios, realmente protegidos del coronavirus?

Como a pesar de la relativamente escasa distancia que hay desde mi «puesto de


observación» a la obra, no puedo ver sus rostros, no puedo identificar (ni lo puedo
pretender) si son los mismos trabajadores los que acuden cada día al tajo, o si, habiendo
resultado afectado alguno o algunos por el maldito virus, han sido sustituidos por otros
inmediatamente, de manera interina o provisional, hasta que se puedan reincorporar,
si se han curado…

Por otra parte, en el Anexo II (intitulado «Relación no exhaustiva de los trabajos que
implican riesgos especiales para la seguridad y la salud de los trabajadores) del citado
Real Decreto 1627/1997, de 24 de octubre, y en concreto en su apartado 2., se establece
como riesgo especial en las obras de construcción, el de la exposición a agentes
químicos o biológicos que supongan un riesgo de especial gravedad, o para los que, la
vigilancia específica de la salud de los trabajadores sea legalmente exigible. Es claro,
que en la obra que contemplo, no parece haber, propiamente, una exposición a agentes
biológicos, pero el coronavirus no perdona territorios, ni actividades, pues es un agente
biológico que ha demostrado ser, fatídicamente, un serio peligro para todos,
trabajadores o no, y sin que exista generalmente una profilaxis o un tratamiento eficaz,
al menos de momento, dada la mortandad que ha supuesto.

En cualquier caso, la parte A («Disposiciones mínimas generales relativas a los lugares


de trabajo en las obras» del Anexo IV del Real Decreto 1627/1997, establece en su punto
15 («Servicios higiénicos») que cuando las circunstancias lo exijan (por ejemplo,
sustancias peligrosas, humedad, suciedad), la ropa de trabajo deberá poder guardarse
separada de la ropa de calle y de los efectos personales.

(1) Así es de tautológico este Real Decreto.

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Y, previamente, en el punto 7 de dicha parte A del mismo Anexo IV («Exposición a riesgos


particulares», se establece que Los trabajadores no deberán estar expuestos a niveles
sonoros nocivos ni a factores externos nocivos (por ejemplo, gases, vapores, polvo).

Sin embargo, algunas de las medidas y de las recomendaciones que se nos han impuesto
e impartido a los ciudadanos, trabajadores o no, también están pensadas para las obras
de construcción.

Y, así, desde la Fundación Laboral de la Construcción (integrada por la Confederación


Nacional de la Construcción —CNC— y por las Federaciones de la Construcción de
Comisiones Obreras y de la Unión General de Trabajadores, publicó, el 08 de abril de
2020, en su portal «Línea Prevención» de su página web (2) una GUÍA DE ACTUACIÓN EN
MATERIA PREVENTIVA POR CAUSA DEL COVID-19 EN LAS OBRAS DE CONSTRUCCIÓN; y entre
sus recomendaciones están, entre otras, las de «En la medida de lo posible, se
distribuirá el trabajo en los tajos para mantener la distancia de seguridad (dos metros).
La planificación de obra tendrá en cuenta la distribución de equipos de trabajo para
minimizar la coincidencia de trabajadores de diferentes brigadas cerca, en la medida
en que sea posible»; «Se deberá mantener limpia la ropa de trabajo y los equipos de
protección individual»; y, «Al llegar casa, se lavará la ropa utilizando la lavadora
mediante programas largos, con agua caliente y evitando cargar en exceso».

Ahora bien, para finalizar, dejo en el aire una pregunta ¿Quién está controlando la
aplicación y el cumplimiento, en esta, y en cualesquier otras obras de construcción, lo
reglamentado y recomendado, que se ha expresado más atrás?

CONCLUSIONES

Algunas de las medidas y de las recomendaciones que se nos han impuesto e impartido
a los ciudadanos, trabajadores o no, también están pensadas para las obras de
construcción.

Desde la Fundación Laboral de la Construcción (integrada por la Confederación Nacional


de la Construcción —CNC— y por las Federaciones de la Construcción de Comisiones
Obreras y de la Unión General de Trabajadores, publicó, el 08 de abril de 2020, en su
portal «Línea Prevención» de su página web una GUÍA DE ACTUACIÓN EN MATERIA
PREVENTIVA POR CAUSA DEL COVID-19 EN LAS OBRAS DE CONSTRUCCIÓN; y entre sus
recomendaciones están, entre otras, las de «En la medida de lo posible, se distribuirá
el trabajo en los tajos para mantener la distancia de seguridad (dos metros). La
planificación de obra tendrá en cuenta la distribución de equipos de trabajo para
minimizar la coincidencia de trabajadores de diferentes brigadas cerca, en la medida
en que sea posible».

(2) www.fundacionlaboral.org

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