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Lo otro que se puede hacer con esta red conceptual que empezamos a tejer es que tengan
la posibilidad de operar con la teoría psicosocial en calidad de marco teórico de la
investigación. No es lo mismo teoría que marco teórico. Hay que marcar las continuidades
entre teoría y marco teórico, pero también las diferencias. Básicamente la diferencia es que
algo opera como marco teórico cuando uno tiene claro lo que no sabe, uno tiene claro que
se ubica entonces en un lugar de no saber en relación a investigar una problemática
psicosocial, entonces ahí esa red conceptual se transforma en una herramienta operatoria,
en una herramienta conceptual para interrogar, para abrir preguntas, para fundamentar
problemas, para justificar metodologías.
Esas son las dos direcciones de la acción a las que aspiramos que lleve la apropiación o la
asimilación por parte de ustedes de la red conceptual que empezamos a configurar. Les
propongo que presten atención no solo al contendido conceptual sino al modo en que lo
expongo, al modo en lo que lo justifico, el modo en que interrogo. En otras palabras, poder
mostrarles a ustedes el carácter teórico-metodológico del desarrollo que les voy a proponer.
O sea no solamente qué digo sino cómo llego a lo que afirmo, desde una perspectiva
teórico-metodológica que es la idea que ustedes encarnen en su quehacer investigativo.
En cuanto al contenido, el tema de hoy es empezar a responder a las preguntas ¿Qué es lo
humano?..., ¿Qué es lo social?... Y ¿Qué es lo psíquico?... Lo vamos a introducir, no es que
hoy vamos a cerrar las preguntas al respecto. Hoy haciendo hincapié en qué es lo humano.
Una forma de titular este teórico podría ser: “Lo humano, lo social y lo psíquico”. La otra
posibilidad es, “Lo humano: lo social y lo psíquico”. Esta segunda forma me gusta más,
porque lleva la cosa mucho más cerca de una articulación psico-social.
Pero lo primero, si queremos saber qué es lo humano, es que hay una premisa
metodológica que vale para cualquier cosa: cualquier cosa que existe, si existe es porque
llegó a ser, y la premisa metodológica dice que no vamos a comprender a fondo, cabal y
exhaustivamente lo que algo es si no estudiamos también cómo llego a serlo. En términos
de categorías epistemológicas de la dialéctica se trata de interrogar, respecto de un algo
cualquiera, su génesis y su estructura. Cualquier cosa que existe en algún momento surgió,
emergió. En su proceso hay tres momentos: el momento en que algo surge, un segundo
momento en que eso que surge se estabiliza o se equilibra y el tercer momento en que se
reproduce, cuando puede imponer su propia pauta reproductiva. Todo lo que existe,
incluyéndonos por supuesto, obedece a esta lógica: génesis y estructura. Cuando se
reproduce, se reproduce con su pauta estructural, no reproduce los pasitos que dio en su
génesis.
Entonces para la temática particular de hoy “¿qué es lo humano?” vale lo mismo: para
entender qué es lo humano tenemos que preguntarnos cómo llego a ser lo humano; o sea
hay que entender el proceso de hominización, o sea, de génesis de lo humano.
Antes que hubiera esta especie que somos los seres humanos ¿Qué había? En el momento
anterior al surgimiento de la especie humana ¿Qué había? Animales y plantas, otros seres
vivos. Retrotraigamos el tiempo aún más, antes que aparecieran los primeros seres vivos
¿Qué había? En términos genéricos, materia. Entonces, vamos a reproducir el desarrollo
genético por el cual de la (estructura de la) materia se pasa a la (estructura de la) vida y de
la vida se pasa a (la estructura de) lo humano. En todo el desarrollo también miren el
costado metodológico y dialectico de la exposición.
Materia
Vida
Humano
Vida
H
Cada estructura del ser tiene su propia lógica, su propia pauta, su propia ley explicativa. Así
que también con este esquema podemos denunciar los reduccionismos: querer comprender-
explicar la vida desde la materia (reduccionismo materialista) o querer comprender-explicar
lo humano desde la vida (reduccionismo biologista u organicista).
La materia inanimada, una molécula, por ejemplo, tiene estructura, tiene cierto equilibrio,
cierta estabilidad, pero un grado de autonomía mínimo, porque cualquier modificación del
entorno, de temperatura o presión, superando ciertos parámetros, disuelve esa estructura.
Corresponde a fenómenos que se explican por leyes físico-químicas, esto es, leyes
mecánicas, atómicas, de moléculas electrónicamente neutras compuestas por átomos,
electrones, protones y otras partículas subatómicas, leyes de combinaciones químicas, etc.
¿Pero de qué está hecha la vida?... De células ¿Y de qué están hechas las células?... De
moléculas. Entonces cuando pasamos de la materia a la vida no es que la materia
desapareció ¿Cómo está la materia en la vida? Podemos utilizar el término que introduje el
teórico pasado, ese triple movimiento con la palabra alemana aufhebeng, que es de Hegel.
La materia en la vida está suprimida, conservada y superada. La vida está hecha de
materia, pero hay procesos vitales que no se explican desde el materialismo y eso sería un
reduccionismo, por eso la explicación materialista no ocupa todo: hay fenómenos propios de
la vida que tienen que ver con la adaptación justamente: hay pérdidas o disolución de
moléculas, pérdida de cabello en épocas de calor para lograr una mejor adaptación, o sea,
que en la vida la materia no tiene existencia autónoma por sí misma sino al servicio de
mantener la vida. Es decir, la materia sigue estando en la vida, la vida está hecha de
materia, entonces, la materia esta conservada, aunque está suprimida en su autonomía, por
ejemplo, las producciones físico-químicas “alocadas” en su reproducción generan cáncer. Y
la materia está superada por procesos propiamente vitales que no los encontramos en la
materia. Eso es dialéctica, es metodología dialéctica [de ascenso de lo abstracto a lo
concreto]; articular la génesis con la estructura.
Luego, el grado comparativo de autonomía de los fenómenos vitales o bióticos con respecto
a los fenómenos de la materia inanimada, es mayor porque el ser vivo es capaz de
acomodarse o modificarse conforme a los cambios del ambiente, porque, a diferencia de la
materia inanimada, los fenómenos de la vida no solamente tienen estructura, sino que
además tienen una organización interna que les permite compensar las modificaciones del
entorno o hábitat; en cambio la materia tiene solamente estructura. Hay así un grado mayor
de autonomía, y, entonces, se puede fundamentar lo que dije hace unos minutos: que la
estructura de la vida es más desarrollada que la estructura de la materia inanimada, por la
sencilla razón de que ésta estructura [vida] contiene a la anterior [materia]; si contiene a la
anterior y además contiene algo mas, por lo tanto, es más desarrollada.
Y por supuesto ¿De qué está hecho el ser humano?... Estamos hechos de materia y
también somos seres vivos, ¿Y cómo está la materia y la vida en lo humano?... Aufhebeng,
está suprimida, conservada y superada. Entonces, pretender caracterizar los fenómenos
humanos desde nuestra condición de seres vivos es un reduccionismo biologista, vitalista.
Esto va en relación con la pretensión de los desarrollos de las llamadas neurociencias que
tienen la ilusión, por otra parte muy rentable porque mueven muchos capitales, un volumen
importante de capital en la industria de las neurociencias y de la farmacología asociada a
ella, tiene la pretensión o la ilusión de explicar todos los fenómenos humanos una vez que
se descubran los vericuetos y las sutilezas de las conexiones neuronales y de lo que el
cerebro humano es como tal. Es otro reduccionismo. En el orden de lo humano la
adaptación no es la ley máxima. Existen razones de estado, razones comunales, tribales o
de familia como para jugarse la propia vida y morir por alguna causa, el orden humano no
está al servicio de la vida individual. Y, como toda estructura, va a reproducirse de acuerdo
con su propia pauta.
Para poder caracterizar lo que es específicamente del orden de lo humano, y con esto,
entonces, qué es lo social y qué es lo psíquico, me voy a valer de tres recursos didácticos
que se pueden graficar de la siguiente manera. El primero, lo vamos a llamar el “pasaje de la
rama al garrote”. El segundo recurso didáctico o pedagógico para poder ilustrar y que
ustedes se apropien y comprendan los conceptos, es “la caza del mamut”. Y el tercero,
pongámosle “alrededor del fuego”. El desafío es poder mostrarles como en estos
dispositivos primigenios de lo humano encontramos los elementos básicos que caracterizan
lo específicamente humano. Y con ello vamos a explicar el denominado pasaje de la
naturaleza a la cultura.
Nos paramos ya en la especie que nos precedió y a partir de la cual nos constituimos, nos
transformamos, diferenciamos y especificamos: las biocomunidades de primates superiores
o pre-homínidos. La idea es hacer una especie de seguimiento, retroactivo en el tiempo, ya
que nadie puede ir a la génesis si no es parado desde la estructura actual. No es que uno se
desprende de lo que es, de lo que piensa, de sus categorías, etc., y dice vamos a ver cómo
fue la historia, sino que es inevitable leer la historia desde el presente, leer la génesis desde
la estructura. Estos desarrollos hablan de nuestro marco teórico de nuestra teoría
psicosocial actual.
En primer lugar, el condicionamiento del hábitat de tener que bajar de los árboles y
conseguir comida en el llano determinó la bipedestación que es una de las condiciones
necesarias. Liberó las patas delanteras para un uso de otra índole, abrió la posibilidad de
ser usadas para manipular objetos, y de la conformación de los pulgares oponibles, la
posibilidad de la acción del movimiento de pinzas. Esto posibilitó la capacidad de acciones
más sutiles, más desagregadas, no la tosquedad práctica anterior; permitió tomar objetos,
manipularlos. Y esto tiene un correlato en las conexiones neurales, que se hacen también
más sutiles, más complejas, mas mediadas, ha implicado un desarrollo neuronal y cerebral.
Por otro lado la bipedestación determino una mayor capacidad en la cavidad uterina de las
mujeres, con la capacidad de contener una gestación más desarrollada, más amplia, con un
feto más grande, más desarrollado; o sea, posibilitó un mayor desarrollo prenatal, mayor
tiempo de gestación.
Dadas estas condiciones necesarias, podemos plantear este recurso que pretendo que sea
verosímil que lo titulo “de la rama al garrote”. Seguramente, o verosímilmente, uno puede
estimar que estos pre homínidos en vía de hominizarse comprendieron la ventaja
adaptativa, en acto no como algo pensado porque no hay pensamiento aún, de disponer de
un medio, de una mediación entre el ser corpóreo que son (monos, primates superiores) y la
naturaleza. Una rama caída puede ser usada como un mediador para lanzarla y acceder a
un fruto. O también una rama robusta con ciertas características es posible empuñarla y
utilizarla como defensa o como ataque. Esta comunidad de la que estamos haciendo el
seguimiento, comenzó entonces a utilizar este tipo de mediador, y paulatinamente se da el
fenómeno de no abandonar el medio, porque se puede usar la rama como mediador y una
vez que está el producto ya no importa la rama y se come el fruto. Digo que comienza a
haber una conservación del útil, justamente por la ventaja adaptativa que implica; todavía
estamos en el plano de que la vida regida por la adaptación.
Pero el uso frecuente de éste útil, de éste mediador, rama usada como garrote, generó que
un día se rompiera. Cabe imaginar, la desazón, la tristeza, cierta incertidumbre de esta
comunidad de ya no disponer de un medio que marcaba una diferencia; entonces, como ya
estaba la disposición cerebral, neuronal, la capacidad manipuladora, ¿qué pudieron hacer y
de hecho hicieron?... Tomaron otra rama y, sobre la base del modelo de la rama vuelta
garrote rota, empezaron a desarrollar una actividad transformadora; que es una de las
características de la especie humana, no es la única, ni es la esencia, ni lo específicamente
humano porque todos sabemos que hay muchos bichos que son capaces de transformar, de
cambiar su hábitat [como por ejemplo los castores con los árboles y el río], pero es una
dimensión de lo humano gravitante, sin duda.
Entonces, hay una acción transformadora, porque resulta que una rama que cayó está
buena por su tamaño y por su grosor, pero resulta que en uno de sus extremos tiene
saliencias puntiagudas entonces no la podes empuñar tal como está, tal como es
naturalmente; es necesario hacerle el cavado correspondiente para que pueda ser
empuñada. Así resultó igualmente importante no solamente conservar el útil, porque de
alguna manera, tarde o temprano, terminaba siendo obsoleto o caduco porque se rompía o
gastaba, sino también muy importante volver a producirlo, reproducirlo. Pero para ello hacía
falta referenciarlo, hablar de ello, nombrarlo, había que hacer referencia no solamente al
objeto sino a la acción que lo produce. Es así que nos vimos en la necesidad de crear el
lenguaje humano, porque la comunicación natural no sirve para eso, la comunicación natural
eso que tienen los animales sirve justamente para lo que indica su nombre, para señalar un
evento de la naturaleza, un depredador que se acerca, una tormenta que está por venir, un
movimiento que genera peligro en la comunidad, o comunicar donde hay un alimento como
las abejas a través de su baile, se pude comunicar algo del orden natural a través de gestos
o emisión de sonidos. Pero acá lo que hay que comunicar es la propia actividad
transformadora humana. ¿Cómo señalas el hueco que no está, que hay que hacerle a la
rama natural para poder empuñarla y devenga, entonces, en garrote? Tuvimos que inventar
lo que se denomina Lenguaje. El lenguaje humano se creó para poder designar la propia
actividad humana, porque para hacer referencia a entes naturales con la comunicación
natural ya alcanzaba. El lenguaje propiamente humano se creó para referirse a la actividad
propiamente humana. La comunicación por sonidos rudimentarios dio lugar al uso e
intercambio de palabras que designan cada uno de los tramos de la tarea que había que
hacer.
Y a la vez esta respuesta que nos da la teoría social materialista dialéctica respecto de qué
es lo humano, articulado con el concepto de sujeto nos muestra que la categoría de
individuo es reduccionista. Es pensar en términos organicistas. El ser humano como lo
estamos planteando no es un ser indiviso, sino que es un ser dividido. No es un ser que va
por la suyas a tomar el alimento de un árbol, sino que está dividido y tiene que relacionarse,
mediar a través de relaciones de producción para conseguir sus medios de vida.
El lenguaje; el lenguaje son símbolos, signos que están inscriptos. Esos sonidos guturales
de los que hablamos, para cumplir esa función tienen que ser compartidos, si no, no
cumplen esa función de designar colectivamente un objeto, una acción, pero lo tienen que
encarnar cada uno. ¿Cómo se llama el acto individual de encarnar el lenguaje?... El habla.
El habla es individual, pero en términos de signos sociales, significantes sociales. Y el
pensamiento también otro tanto, el yo es pensante, pero en realidad es pensado, es
pensado por la época, es pensado por los aparatos ideológicos del estado, es pensado por
los aparatos ideológicos de los medios, es pensado por las categorías y los conceptos
disponibles de mi época, de mi tiempo. No todo es pensable en cualquier momento socio
histórico.
¿Se ve la idea? Que categoría individuo nos queda corta no quiere decir que no exista lo
individual -la propiedad privada es individual y si uno roba va preso-; pero una cosa es lo
individual y otra cosa es pensar al ser humano en términos de individuo, de ser indiviso. Por
el contrario, la categoría de sujeto da cuenta de esa materialidad que es individual y social a
la vez, que es lo psíquico.
Entonces, lo que estamos también haciendo es diferenciar lo que podemos definir como un
nivel o dimensión ontológica, que es categórica y permanente, de la dimensión socio-
histórica, que es la dimensión de la transformación, del devenir, del "todo fluye", operando
dialécticamente, de modo de no obturar el devenir y no plantearlo de una manera fija a-
histórica y transcendente. De lo que se trata es de fundamentar una conceptualización
ontológica del ser humano para poder diferenciar entonces sus manifestaciones epocales,
socio-históricas, sus transformaciones, su devenir. En un nivel ontológico, se trata de
invariantes estructurales y funcionales de lo humano como tal.
En tanto seres vivos con hábitos corporales debemos responder al imperativo de la vida de
alimentarnos y reproducirnos. Pero el modo de hacerlo va a ser específicamente humano, y
esa es otra manera de ver que lo humano suprime, conserva y supera la vida. Acá las
exigencias de la vida son alimentarse y reproducirse, así la vida de alguna manera está
contenida en lo humano, está conservada; precisamente, para conservar la vida hay que
satisfacer esas dos exigencias de alimentarse y reproducirse solo qué, y ahí está el carácter
de los fenómenos autonormatizadores, satisfacer el imperativo de alimentarse y
reproducirse de una manera específicamente humana, con normas propiamente humanas.
La caza del mamut permite ilustrar la actividad humana productora de sí misma, productora
de sus medios de vida. Indudablemente la caza del mamut es una empresa que supera
cualquier iniciativa individual, cualquier acción individual. No es la caza de la ardilla; no
serviría como ejemplo. La caza del mamut, bruta bestia. Verosímilmente la caza del mamut
para poder ser efectiva tuvo que ser resultado de una coordinación de acciones de seres
que ya tenían su disposición corporal como para empuñar herramientas, con la sensibilidad
a la presencia de otros y la capacidad de coordinar acciones.
¿Cómo se pudo cazar al mamut, que cuida su propia vida?... Como una actividad colectiva,
encendiendo fuego para a través del humo hacerlo salir de la cueva y matarlo. Donde, para
que no se les escape, tienen que de alguna manera rodearlo, y estar muy alerta
básicamente a dos cosas, dos referencias. Hay que articular, prestar atención sobre todo a
dos cosas de diferente índole. A los movimientos del mamut, hay que mirar el mamut, pero
también hay que mirar los movimientos de los colegas, de los compañeros en la empresa
justamente para mantener el rodeo del animal, hay que mirar no solamente al animal, sino
que hay mirar también a los compañeros del equipo. De manera tal que si representáramos
esto con unas líneas que unen la mirada y el objeto que se mira, aparece configurada una
red. Esa red es precisamente lo social.
Esto es lo que grafica lo social, la relación social, la red social. Y también ilustra el concepto
de Marx de modo de producción que afirma que el ser humano se relaciona con el objeto,
con la cosa, mediado por otros seres humanos o sujetos. Y que el ser humano se relaciona
con los otros seres humanos mediados por la cosa. Es un sistema de mediación de objetos
y sujetos, no hay una relación directa con la cosa y la relación con los otros esta mediada
por las cosas, eso es una forma de definir cualquier modo de producción.
La idea se puede graficar también con una vivencia del siguiente tipo: estamos caminando
por la calle, nos cruzamos con alguien y nos decimos "yo a ella –o a él- la conozco, pero no
logro recordar ni quién es ni de dónde la conozco"...; hasta que “me cae la ficha” y me digo
"¡es la kiosquera!" o "¡la secretaria de la odontóloga!", etc. ¿Qué pasó? Como no estamos
relacionándonos con la secretaria mediados por la odontóloga y su consultorio, sino que nos
la encontramos en la calle, al perder esa referencia vacilamos y tenemos esa duda de quién
es.
Y además, quizás esta ilustración también permita captar lo que es propio de esa actividad
humana que se llama trabajo. Porque esa mañana se levantaron bien tempranito y como ya
estaba el lenguaje y el pensamiento ya sabían lo que tenían que hacer, anticiparon lo que
tenían que hacer se organizaron para cazar el mamut. Y ahí lo interesante es ver cómo es
posible una dialéctica por la cual el efecto de una acción, su resultado o producto, está antes
que la causa que lo genera, que las acciones que lo generan ¿Donde está la caza del
mamut antes de cazar al mamut?... ¿Dónde está el mamut antes de cazarlo?... Además de
supuestamente estar en la pradera, en la selva o escondido, el mamut está… en el
pensamiento. ¿Ven lo que es lo psíquico? ¿Cómo puede ser que el efecto este antes que la
causa? Es un fenómeno propiamente humano. Nos representamos el objeto de la acción, la
finalidad de la acción, y después objetivamos, externalizamos, desarrollamos un conjunto de
acciones que no son sino co-operaciones y eso es el trabajo.
Ahí señala un autor marxista que es Geörgy Lukács una conceptualización muy interesante,
que es la teleología: la posición teleológica es esa representación que expresa la
intencionalidad de la acción, la representación del objeto a transformar en la naturaleza
como un medio o recurso para satisfacer una necesidad, eso se llama posición teleológica
primaria, que es esta idea que plantee antes que primero pensamos y después hacemos, es
la existencia psíquica antes de tener existencia en la realidad.
Ya hemos cazado el mamut, tuvo su final y ahora hay que alimentarnos ¿Entonces qué
sigue? Sigue descuartizarlo y cocinarlo. Podemos ubicarnos en esa situación al final del día
ya de noche, reunidos alrededor del fuego donde se está cocinando el mamut ¿Que podía
suceder allí? ¿Qué harían? Después de semejante tarea, la caza del mamut que te podría
haber costado la vida, donde de presentifican temores, hay un objeto narrativo. Algo que
pide ser narrado, representado para poder ser elaborado y asimilado.
¿Por qué objeto narrativo? Supónganse que yo les digo "bueno les voy a contar algo, resulta
que hoy me levante y desayune, tomé el tren y llegué acá" ustedes se quedan mirándome
desconcertados porque esperaban que yo contara “algo”; ahí parece ser que no hay objeto
narrativo, que no hay sustancia narrativa, solo una descripción trivial e irrelevante ¿Cuándo
hay objeto narrativo?... Cuando, aparece algo que tiene estatuto de lo narrable ¿Qué es lo
que tiene estatuto de lo narrable? En principio aquello donde se juega una norma o se
quebranta una norma, o se pone en juego una norma que se impone satisfacerla por
ejemplo el alimentarse, reproducirse. Si venía para acá y vi por la ventanilla un accidente de
tránsito, hay algo ahí mas contable, para eso tenemos los noticieros ¿Se entiende la
diferencia no?
En relación con el otro imperativo del ser vivo que es reproducirse, acá también está
operando como dimensión objetiva la cuestión de las condiciones de posibilidad sociales de
satisfacer la exigencia de alimentarse, como modo de producción, como relación mediada
entre sujetos a través de los objetos y viceversa. A partir de allí lo que se dan y se
despliegan son modalidades sociohistóricas de modos de producir. De fuerzas productivas
ligadas en relaciones sociales de producción, siendo la norma primera la propiedad común,
la propiedad comunal. La comunidad tribal es propietaria, es productora y se apropia de su
propia producción. Propiedad colectiva. Dice Marx cuanto más nos retrotraemos en la
historia más encontramos al individuo formando parte dependiente de un colectivo social, de
una comunidad, de una tribu, de una familia, de una clase, de un estado (Marx usa el
término de “individuo” pero en realidad está afirmando algo del orden del estatuto del
individuo como sujeto, sujetado a lo social).
Por eso Marx califica de “robinsoneadas” (por Robinson Crusoe, el famoso náufrago inglés
de la literatura) a los pensamientos que aíslan, recortan o amputan estas dimensiones
esenciales de cada uno con los otros, para pensar en términos individualistas. Las
robinsoneadas son realidades pensables pero como punto de llegada del proceso
sociohistórico, no como punto de partida de la historia, cuando más hemos dependido y
formado parte de algún colectivo social, sino como punto de llegada en el máximo desarrollo
de las relaciones sociales, el intercambio y la propiedad privada, cuando se consagran en
las organizaciones jurídicas, en las constituciones y en la leyes, la figura del propietario
individual y cuando se despliegan las múltiples vías sociales para individualizarse, como ser
psicóloga/o, carpintero, modisto, deportista, artista, etc.
///
Antes, un breve repaso de la clase anterior. ¿Qué es lo humano?... Hay que pensar su
modo de constitución y sus características estructurales. La primera aproximación es cómo
pensar dialécticamente las relaciones entre la materia, la vida y lo humano, y para eso
propusimos el recurso pictórico de los tres círculos concéntricos, una representación de los
vínculos dialecticos entre estos tres como triple movimiento que Hegel denomina aufhebeng:
la materia y la vida están suprimidas, superadas y conservadas en lo humano. Esto
constituye un criterio ideal para juzgar si en lo real sucede efectivamente así.
El ser humano es esa especie que produce sus medios de vida y por esa vía se produce a sí
misma. Produce sus medos de vida y los conserva, transforma la naturaleza guiada por el
pensamiento a través del lenguaje. Con la peculiaridad de que todos los fenómenos propios
de lo humano, de la cultura, son autonormatizadores: los humanos forjan sus propias
normas, sus propias reglas. Todo esto significa que el ser humano no es ningún ser indiviso,
que necesita ligarse a otros tanto para alimentarse como para reproducirse. Y en este
sentido aparece la noción de totalidad hecha de partes, teniendo en cuenta, como plantea
Samaja que el ser de una totalidad es el deber ser que impone a sus partes.
Es importante situar este carácter dividido en el sentido de modo de producir sus medios de
vida y de producirse a sí mismo ligado a relaciones de producción con otros y de
apropiación. Acá aparece la producción del lenguaje y de los medios de producción
esenciales para producción humana, para la constitución subjetiva, estos lazos con los
otros, tan esenciales son a los que diferentes autores como Marx y Hegel se han referido
con el concepto de cuerpo inorgánico. El ser humano es cuerpo orgánico y su prolongación
como cuerpo inorgánico. ¿Qué es el cuerpo inorgánico?... La prolongación del organismo
corpóreo viviente en las herramientas, en las técnicas, en el lenguaje y en las relaciones con
los otros. Se trata de las múltiples mediaciones que construye el ser humano entre sí mismo
y la naturaleza, y entre cada uno y los demás. Este importante concepto nos permite pensar
la enfermedad no sólo orgánica sino también del cuerpo inorgánico, su patogenia y su
patología. Por ejemplo, el desempleo no es sino una enfermedad del cuerpo social
inorgánico; enfermedad inoculada por ciertas políticas económicas. Pensar el cuerpo
inorgánico, el cuerpo orgánico y su articulación entre ambos nos da una idea de la
complejidad en juego de lo propiamente humano. Entonces, la materialidad de lo humano se
desagrega en tres tipos de materialidad: inanimada, orgánica o vital e inorgánica (ésta última
como propiamente humana).
Las características estructurales y las invariantes funcionales de la especie que somos y que
fuimos abordando en los teóricos como resultado de nuestra filogénesis, establecieron y
fijaron las condiciones iniciales. Pero las consecuencias del andar de esta nueva especie se
ven en el devenir, en el despliegue socio-genético histórico de lo humano.
Entonces, ¿cómo se podría representar esta relación entre la vida y lo humano como ser
social, porque la incluye, la conserva, la regula, pero no está sometido a ella y tiene su
propia especificidad ligada a la complejidad de lo social? Para ello Juan Samaja nos aporta
una conceptualización de lo social, compuesto por estratos de sociabilidad. Samaja propone
pensar en términos de estratos porque la noción de “estrato”, que proviene de la geología,
remite a las capas geológicas, cada una de las cuales se constituye sobre la base de las
anteriores capas, conteniéndolas y a la vez rebasándolas. Cada estrato es una totalidad
hecha de partes. De este modo se puede representar, en primer lugar, al estrato de
sociabilidad biocomunal, consistente en vínculos que reproducen al individuo humano
viviente. Acá hay también un doble movimiento ya que cada estrato de sociabilidad es un
tipo de vínculo social que ha existido y existe y su perpetuación es por la vida de su
reproducción (dialécticamente hay que pensarlo así: no hay producción si no es al mismo
tiempo una reproducción). Nuestra forma de reproducción orgánica es comunal, o sea, es
con otros, por eso es biocomunal. Esta reproducción social debe garantizar las condiciones
que nos permiten respirar, comer, encontrar refugio, descansar, aparearnos, procrear, criar
hijos, que tienen que ver con nuestra condición de seres vivos. Y acá se presentan las dos
exigencias que se nos imponen en tanto seres vivos, que son alimentarse y reproducirse...,
pero deben realizarse de un modo específicamente humano.
A partir de las biocomunidades surgió lo humano, humano la especie humana que somos, la
cual no se explica porque seamos vida o materia, sino que esto nuevo contiene a lo anterior
(al estrato anterior), es decir, lo humano contiene a la vida. Y no se lo va a graficar en su
trazo ascendente conteniendo desde los bordes para representar que no todos los procesos
físico-químicos, biológicos, fisiológicos, etc. de la vida son regulados desde el estrato
superior, el comunal-cultural, que es específicamente humano.
Todo iba bien hasta que pudimos, como especie, dar un salto cualitativo en la capacidad de
producir con la denominada revolución neolítica. Este salto cualitativo y cuantitativo en la
capacidad de producir genero la posibilidad de obtener excedente en la producción; y ¿qué
es el excedente?... aquello que excede el consumo para la satisfacción inmediata de las
necesidades de la comunidad. Entonces empezaron a surgir conflictos al interior de la
comunidad por la apropiación privada individual ilegitima del excedente en detrimento de la
comunidad. Empieza a surgir la división social, la desigualdad social, comienza a
erosionarse lo que hasta ese momento constituía el cemento que cohesionaba al colectivo
social, lo común, los intereses comunes. O sea, la producción de excedente, la producción
que desborda la capacidad inmediata de consumo, posibilitó la apropiación individual del
excedente violando la regla de la propiedad común; o sea, se originaron conflictos sociales
por la apropiación de la riqueza.
Y acá, en las sociedades estatales surge un nuevo vínculo, un nuevo tipo de sociabilidad.
Una nueva totalidad hecha de partes que contiene o conserva lo anterior ya constituido -los
organismos vivientes humanos, los sujetos, la familia exogámica y la comunidad-, lo suprime
en su autonomía y lo supera (aufhebeng). Se conformó un nuevo modo de organización
social y un nuevo tipo de vínculo social, jurídico-político, cuya forma social esencial es el
Estado y cuya categoría individual primordial es el ciudadano. O sea, surge el estrato de
sociabilidad jurídico-político. Y las tradiciones de las comunidades que lo componen al
Estado se van a mantener en tanto no violen las normas jurídicas, que son resultado del
debate racional y público permeado por las relaciones de poder, que conforma un orden
jurídico de jerárquico, compacto e internamente coherente. Se consagra, entonces, en la
organización social a la razón (de Estado) que pasa a mediar en los intercambios y los
conflictos.
Por otra parte, no hay que ser ingenuo y pensar que el surgimiento del estado implica la
aparición de un tercero que va a mediar y pacificar las pugnas por la apropiación de los
excedentes entre comunidades, familias y personas. El Estado vino a consagrar a los
poseedores de hecho de los medios de producción y de los productos, como propietarios de
derecho.
Pero por supuesto que en todo el devenir socio- genético siempre tuvo que haber habido
procesos que garantice la producción de los medios de vida. Históricamente la unidad social
responsable de esa producción de los medios de vida ha sido la familia, que es la primera
unidad cultural y productora. Con el despliegue de las relaciones sociales de producción,
que hasta el feudalismo estaba destinada al intercambio y consumo interno, “producción
natural” la denomina Marx, y con el proceso sociohistórico de expropiación por el cual
masas de productores van a ser desposeídas de las condiciones objetivas para trabajar,
desposeídas de su cuerpo inorgánico (tierras, herramientas, etc.), junto a las
transformaciones jurídicas que liberaron las ataduras feudales de la producción, de la
circulación y el intercambio (la Revolución Francesa), se dieron las condiciones
sociohistóricas para instituirse el modo de producción capitalista. En él la producción ya no
es “natural” y destinada a satisfacer necesidades, sino producción de mercancías para
obtener ganancias en el mercado; y la producción ya deja de ser actividad intrafamiliar para
pasar a ser mediada por relaciones sociales contractuales entre propietarios privados
independientes.
Lo que fue “olvidado”, velado u ocultado, o sea, fetichizado, ideología dominante mediante,
fue una de las condiciones históricas de posibilidad de surgimiento del capitalismo, esto es,
la referida expropiación violenta a masas de productores de las condiciones objetivas para el
trabajo, que se realizaba en el seno de la organización familiar o comunal. Y efecto de esto
es que, si a vos te sacan las condiciones objetivas para trabajar, para producir tus medios
de vida, ¿qué es lo único que podés hacer?: trabajar para otro, es decir, vender tu fuerza de
trabajo. Ello se combinó con la aparición de condiciones sociohistóricas para que la
producción diera ese salto cuanti-cualitativo de pasar de la producción natural a la
producción para los mercados masivos, capaz de cubrir una demanda en aumento
constante, o sea, nuevas condiciones tecnológicas y de organización social del trabajo (la
Revolución Industrial).
Entonces volviendo a la pregunta del inicio de este teórico: ¿Qué es lo social? Bueno, todo
esto que vimos es lo social. Se caracteriza por su diversidad, por su heterogeneidad, pero
también por un doble carácter: ascendente en su orden de producción o constitutivo, pero, a
la vez, jerárquico y descendente en su orden regulativo o reproductivo. Todos y cada uno de
los estratos son totalidades hechas de partes, y cada estrato es, al mismo tiempo, parte de
una totalidad mayor que lo incluye y lo determina (hasta llegar al último en constituirse). Y
con esta concepción compleja y dialéctica de la dinámica productora y reproductora de lo
social, recomendamos problematizar el tema elegido para la realización del trabajo de
investigación, abriendo múltiples preguntas con respecto a las igualmente múltiples
determinaciones de las problemáticas psicosociales, dado el carácter interdependiente de
todos los estratos de sociabilidad en la reproducción social.
Por esto es que Juan Samaja propone la definición del objeto de la ciencia de la salud, (así
planteado en singular: el objeto y no los objetos diversos), como los obstáculos, las
representaciones (la toma de conciencia social, si la hay) y las estrategias de acción (en
respuesta social frente al problema) que se producen en el curso de la reproducción social
global y en cada uno de sus estratos componentes. De este modo nos ofrece una
herramienta conceptual, teórico-metodológica para poder abordar las problemáticas de la
salud de una manera articulada y sin reduccionismos.
La clase pasada vimos génesis y estructura de lo social. Teníamos tres preguntas: ¿qué es
lo humano? ¿Qué es lo social? y ¿Qué es lo psíquico? Estamos desarrollando esas tres
preguntas fundamentales para la materia. Lo que hicimos fue reproducir en lo pensado el
movimiento de socio-génesis; y eso es hacer teoría para Marx: reproducir en lo pensado el
movimiento de lo real. Esto es lo que van a hacer a través de la investigación, reproducir en
lo pensado el movimiento de lo real para poder responder a preguntas psico-sociales.
Tengan en cuenta que esos estratos de sociabilidad, los modos en los que se presenta y
reproduce lo social son al mismo tiempo modos de producción de subjetividad. Ligadas a las
diferentes subjetividades que encarnamos, hay particularidades psíquicas en el hacer, sentir
y pensar, según en qué ámbito social sea la actuación del sujeto. Hay que situar allí la
producción de una subjetividad corpórea; una subjetividad vincular como modos de hacer,
sentir y pensar las relaciones de parentesco en el ámbito familiar y una subjetividad comunal
como perteneciente a cierta comunidad (o distintas subjetividades emergentes de mi
pertenencia a varias comunidades); una subjetividad jurídico-política, como modo de
reivindicar o no luchas por nuestra condición ciudadana de sujetos de derecho; y una
subjetividad productora, apropiadora y consumidora, una subjetividad proletaria, una
subjetividad propia del ejercicio de una profesión liberal y una subjetividad capitalista
neoliberal. Resultado de lo cual podemos afirmar que somos un anudamiento de
subjetividades múltiples, y eso no es sin tensiones, contradicciones y problemáticas.
En el horario de consulta preguntaron cómo guiarse en la problematización del tema, la
problematización del tema es fundamental, no hay riqueza en la investigación con una pobre
problematización, las problematizaciones pobres no son otra cosa que reduccionismos. Ese
despliegue de la complejidad, los múltiples lazos sociales en los que se anudan nuestra
subjetividad igualmente múltiple, se convierte en una guía para elaborar las preguntas, no
hay problema psico-social que de alguna u otra manera no incluya determinaciones de todos
los estratos ontológicos de lo social, por eso sirve como guía para el desarrollo de la
problematización, no quiere decir que todo tiene el mismo peso, es una guía para abrir
interrogantes, luego hay que estudiar y ponderar o sopesar el peso propio de cada una de
las determinaciones. Eso no se sabe en el punto de partida; en el punto de partida de la
investigación habrá interrogantes que se van a transformar en tipos lógicos de unidades de
análisis y en variables claves como cuál es la regla o la norma que regula la totalidad de la
cual el sujeto es parte (o la familia, la comunidad, la institución, etc., es parte).
Aunque es en próxima clases en las que vamos a abordar sistemáticamente el proceso de
génesis y estructura del sujeto, y la peculiaridad de lo psíquico, ahora anticipo una cuestión
importante para el desarrollo teórico de hoy: siendo que proponemos tres dimensiones para
analizar al sujeto y la producción de subjetividad, la productora, la deseante y la
cognoscente (la subjetividad, como hemos planteado, es un modo socio-histórico de
anudamiento de hacer, sentir y pensar): ¿cuál de las tres dimensiones se configura en
primer lugar en la ontogénesis?, y ¿en qué ámbito?... La deseante, ¿y en qué ámbito
social?... en la familia. Ello no implica que no haya un conocer ni un hacer tempranos, hay
acción sensorio-motriz, y si hay acción…, todo hacer implica conocer y todo conocer
proviene de un hacer. Sin embargo, la dimensión que primero se configura es la de nuestra
condición estructural de sujetos deseantes. ¿Y la segunda dimensión psíquica en
constituirse cuál es?, la cognoscente; ¿dónde?... en la escuela. Pero, ¿puede un niño, niña,
aprender en la escuela si los objetos de estudio, los compañeros y la seño no están en
alguna medida catectizados, libidinizados? La dimensión cognoscente en la escuela
presupone algo del orden del deseo, si no sería imposible el aprendizaje, nada sería
significativo, no tendría valor. Finalmente, la dimensión psíquica productora que
específicamente se constituye en el ámbito laboral. Nuevamente, ¿es posible trabajar sin
que se jueguen las dimensiones deseante y cognoscente?; sin el desear y sin el conocer no
es posible trabajar. O sea, en este proceso de génesis de las dimensiones del sujeto está el
movimiento que vimos de aufhebeng (supresión, conservación y superación).
Nosotros, en psicología social, si bien indagamos las tres dimensiones del sujeto, no tienen
el mismo valor, no es, digamos, una materia “universal”, es psicología social, como tal tiene
su especificidad, tiene su recorte: la dimensión más concreta en la psicología social que
nosotros proponemos es la dimensión productora, pero no es sin las otras dos; se trata del
hacer con otros bajo relaciones juridiforme de apropiación es por eso que desalentamos las
temáticas o problemáticas que apuntan a niños, niñas que, en otras palabras, son sujetos en
formación; porque no habilita a aprender la especificidad de la propuesta de la materia, no
es que no se juegue lo psico-social en la escuela o que no se juegue lo psico-social en la
familia.
El tema de hoy es específicamente: génesis y estructura de la sociedad capitalista.
Como afirma Marx el concepto mismo de producción, desplegado, muestra que conlleva en
sí cuatro categorías distintas: producción, distribución, intercambio y consumo. O sea, si uno
se pone a analizar la producción llega a la distribución, no solo del producido sino, antes, a
la distribución de los medios de producción, también desemboca en el intercambio y
presupone el consumo que se demanda. Están predeterminadas la propiedad del producto y
la propiedad de los medios de producción. Como hemos visto, la primera forma de
propiedad no es la propiedad privada sino la propiedad común, la apropiación familiar-
comunal.
Para caracterizar a fondo y exhaustivamente a la sociedad capitalista hay que reconstruir su
génesis articulando dialécticamente génesis y estructura, para reproducir en lo pensado el
proceso histórico socio-genético como movimiento de lo simple a lo complejo, o bien, como
movimiento de ascenso de lo abstracto a lo concreto. Esto es Hegel. Y Marx, hegeliano
como es, empieza su exposición del capital desde lo más abstracto; por eso comienza el
capítulo 1 de El Capital planteando que la riqueza de una sociedad es el cúmulo de sus
mercancías; o sea, recorta, abstrae, el elemento mercancía, y luego, todo el desarrollo del
texto de El Capital responde a ese movimiento de acenso de lo abstracto a lo concreto como
síntesis de múltiples determinaciones.
En los albores de lo humano hubo tribus que vivían de la caza y la recolección de frutos,
sociedades tribales nómadas en las que regía la propiedad común de los medios de
producción y no había excedente. Los productos de la caza y la recolección eran distribuidos
al interior de la misma, no había intercambio. ¿Cuándo surge el intercambio?... Cuando se
desarrolla la división social del trabajo; antes cada unidad familiar productora producía
prácticamente todo lo que necesitaban y lo consumían todo, nada “sobraba”. Para que haya
habido intercambio, entonces, tuvo que llegar a haber división del trabajo y excedente.
Luego, como nadie produce todo lo que necesita y todos producen algo que excede lo
necesario para la satisfacción individual inmediata, necesariamente se desarrolla el
intercambio.
¿Cuál es la forma básica, más simple del intercambio?: sí, el trueque. Por ejemplo (con
objetos actuales), dos camisas son intercambiadas por un par de zapatos. ¿Y qué principio
tiene que guiar el intercambio?: la equivalencia. El intercambio tiene que ser equivalente,
condición para garantizar la equilibración del mismo y, por extensión, el equilibrio social. La
exigencia de equivalencia implica un planteo cuantitativo, pero antes de pensar eso, hay que
ver allí la identidad cualitativa. Toda ecuación (a=b) implica que a un lado y otro de la
igualdad debe haber algo de lo mismo, más allá -o más acá- de la equivalencia cuantitativa;
debe haber algo homologo, semejante. ¿Qué es lo igual a ambos lados?: que son productos
del trabajo humano. De allí que, para conservar la equivalencia del intercambio, para que
esté garantizada la equivalencia entre lo que se intercambia y, por lo tanto, el equilibrio, el
quantum de trabajo humano a ambos lados de la igualdad debe ser igual; la magnitud del
trabajo humano puesto, el gasto de mano, musculo y cerebro, dice Marx, debe ser el mismo.
Hay que atender a la cantidad, a la magnitud, del trabajo puesto en la producción de los
objetos. ¿Y cómo se mide ese gasto?: por su duración, o sea, por el tiempo de trabajo; más
precisamente, por el tiempo socialmente necesario para su elaboración. Luego, hay
equivalencia en el intercambio de dos camisas por un par de zapatos si el tiempo
(socialmente necesario) de trabajo para producir dos camisas es igual al tiempo (ídem) para
producir un par de zapatos.
Entonces, tengan presente que un objeto cualquiera es mercancía, sólo si posee dos tipos
distintos de valor: valor de uso y valor de cambio. El primero significa que el objeto es útil
para algo, que tiene utilidad social; el objeto por sus características materiales y por sus
propiedades particularidades sirve para satisfacer alguna necesidad, satisface una
necesidad social, sirve para otro. Además, un objeto para ser mercancía tiene que satisfacer
el otro requisito, tiene que encarnar un cierto valor de cambio para así poder ser
intercambiado por otra mercancía en cierta proporción dada por la equivalencia entre los
respectivos tiempos socialmente necesarios (una especie de media o promedio entre los
diversos tiempos de producción individuales, dependientes estos de la mayor o menor
habilidad y/o experiencia) de una y otra mercancía que se intercambian. El valor de cambio
es la reducción o abstracción de todos los trabajos reales lo que tienen en común: ser
productos del trabajo humano, o sea, gasto de fuerza humana de trabajo; es la reducción a
una “simple gelatina de trabajo humano indiferenciado”, como lo expresa Marx.
El primer intercambio que surgió fue entre tribus; luego, al interior de cada comunidad. El
intercambio comienza de un modo que Marx denomina forma simple de valor.
Entonces, primero tenemos la forma simple de valor:
2 camisas = 1 par de zapatos
Las dos mercancías heterogéneas, camisa y zapatos, desempeñan dos papeles diferentes:
la camisa expresa su valor en los zapatos y éstos constituyen el material en el que se
expresa el valor de la camisa. Por lo tanto, el valor de la primera mercancía queda
representado como “valor relativo”, no como valor en sí absoluto; y la segunda mercancía
funciona como equivalente. No es posible expresar en camisas el valor de las camisas (2
camisas = 2 camisas, no dice nada). En otras palabras, ninguna mercancía puede expresar
su valor desde ella misma, toda mercancía expresa su valor reflejado o espejado en el valor
de otra mercancía. El valor de cambio de tres camisas está reflejado en el par de zapatos.
Cabe destacar aquí que los resultados del análisis empírico y las construcciones teóricas de
Marx en su campo específico (la economía política) abrieron múltiples reflexiones de
significativa importancia extrapolando su lógica a otros campos de las ciencias sociales y
humanas valor. Ejemplos de ello son, por un lado, la homología entre ese carácter relacional
y relativo del valor de una mercancía, o sea, que su valor de cambio sólo puede ser
expresado por otra mercancía, y el reconocimiento de la propia subjetividad -lo que uno es-
reflejado o proviniendo de un otro (significativo). Por otro lado, otra resonancia del
pensamiento de Marx extrapolada a otros campos es su conceptualización del fetichismo de
la mercancía, que veremos más adelante.
La segunda forma de intercambio que expone Marx en el capítulo 1 de El Capital es la
forma relativa de valor desplegada. Siguiendo con nuestro ejemplo sería:
En primer lugar, será necesario poder describir y exponer las decisiones tomadas por el
grupo en las diferentes fases del proceso de investigación que plantea Samaja. No se trata
solo de dar pruebas empíricas sino también de poder argumentar conceptualmente por qué
se eligió el tema y lo que se da en las fases posteriores, es decir, primero la fase de
exploración, y luego la de formulación del problema, objetivos, marco teórico, etc.
Un gran error sería pensar en términos de individuos separados y aislados sin pensar en las
relaciones que éste establece. La idea principal es pensar en términos de sujetos, es decir
de individuos “sujetados” a una determinada totalidad. No existen seres humanos aislados.
En otra palabras, lo psíquico no debe ser pensado sólo en su dimensión individual, sino
también en su dimensión social.
Las totalidades determinan y regulan las partes. A través de reglas, éstas pueden favorecer
las condiciones de reproducción de ciertas partes, mientras que limitan las posibilidades de
otras. Dentro de la dimensión objetiva, esto es lo que determina la presencia de un problema
social.
Mediando en todo esto está el método, porque hace posible llegar a determinar los modos
de hacer, sentir y pensar de otro, y por otro lado míos. Ahí se encuentra la función
mediadora de la metodología.
Así, siguiendo con la secuencia de la exposición del informe final, debemos también
pronunciarnos en torno a los propósitos, identificando que hay algo que no funciona, donde
hay un universal que no se cumple para todos como debería ser. Éstos son los que
denominamos propósitos ético- políticos, que es poder explicitar qué valores que debieran
estar realizándose están siendo negados.
Luego en el informe está el momento a priori del trabajo de campo. Sigue ahora el diseño
de la investigación, que ya corresponde a una instancia de validación empírica porque son
decisiones que uno toma para hacer una investigación empírica. Son las condiciones de
posibilidad de que el problema de investigación plasmado y objetivado en las preguntas
pueda efectivamente ser investigado en un tiempo y lugar concreto. Este es el pasaje de la
instancia de validación conceptual a la de validación empírica (de las fases 1 y 2 a las 3 y 4).
La fase 3 es el diseño del objeto. Acá es donde debemos poder objetivar la concepción
ontológica de que las realidades humanas son totalidades hechas de partes, y poder
superar una concepción individualista de seres aislados para poder concebirlos en el seno
de estas totalidades. A su vez, no hay nada absoluto; lo que es totalidad en un cierto nivel a
su vez es parte de una totalidad mayor.
Tanto en el informe final como en el coloquio la idea es poder fundamentar. Y hay dos tipos
de fundamentación: la teórica y la empírica. Estos dos atributos ponen en juego dos
cuestiones fundamentales: la validez y la confiabilidad.
Entonces, el papel de los indicadores es fundamental para poder mediar entre una
fundamentación conceptual y una empírica. Lo empírico son los resultados obtenidos, los
observables. Es importante establecer los estados de ánimo de los sujetos en los ámbitos
que estamos investigando. El estado de ánimo es una forma de subjetivación, es un sentir.
Entonces ese sentir es una variable teórica, una variable conceptual que remite a la
afectación, a que somos sujetos corpóreos, del inconsciente, a que se nos juega la libido, el
deseo, el goce en los lugares de actuación social. Ese estado del sujeto es el observable
empírico. ¿Cómo se fundamenta? A través del procedimiento a través de procedimientos
adecuados. Ésta es la génesis del dato.
Horario de consulta.
Proceso de objetivación y subjetivación
El principio concierne al trabajo y proponemos articular justamente estas dos dimensiones
de manera dialéctica, el trabajo implica una dimensión ontológica en la que como
característica propia de nuestra especie tenemos la posibilidad de la previa ideación (el
sujeto antes de su efectuación sobre la naturaleza esta antes pensado, en la conciencia, el
humano primero piensa y luego hace) y si hay un pensamiento eso es subjetividad y el fin
esta primero, es el propósito, por eso se habla de la teleología, una vez que esta el fin el
propósito, entonces se despliega la objetivación (introducir una serie de acciones que
transforman la naturaleza, entonces ahí aparece el objeto). Subjetividad objetivada: relación
dialéctica entre subjetivación y objetivación. Por la producción de un objeto y la posibilidad
de mejorarlo es una transformación de la propia subjetividad misma. Hay un proceso de
inscripción de lo biológico, lo corpóreo, así como hay una necesidad de alimentarse, y otra
es reproducirse, y es por esa vía que se produce el descubrimiento del inconsciente y la
necesidad del ser humano de un proceso de constitución subjetiva, por medio del concepto
de pulsión (límite entre lo somático y lo psiquico) lo psiquico es el lenguaje, lo sentido. Y
poder pensar que somos como ser productor y como ser deseante es la dimensión de lo
cognoscente.
Dispositivo grupal
El dispositivo grupal, la conceptualización que proponemos es que tiene que ver con una
relación cara a cara entre personas. Esta disposición cara a cara habilita la apertura de lo
icc, relaciones identificatorias, la propuesta de la catedra es no pensar lo social y lo
individual como separado, por eso se plantea un dispositivo que tiene su valoración
privilegiada en tanto aquí se ponen en escena todas estas dimensiones de las que
hablamos, la sexual, la trabajadora, la de los derechos, etc. Así como también hay
significaciones compartidas que le dan su particularidad a cada grupo, se despliegan
coordenadas espacio temporales de lo psicosocial, volver a situaciones ya pasadas, en la
dinámica grupal se permite resignificar.