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Avila Barranco Rodolfo David

dinolfo91@gmail.com

Cartas a Milena

Franz Kafka

Libro completo 280p.

Universidad Tecnológica de la Mixteca

Programa de Lectura

2020-A

Segundo Reporte de lectura

Rodolfo David Avila Barranco

2014030196

Ing. en Diseño, decimo semestre

28 de abril de 2020
Franz Kafka mantiene la más importante correspondencia de cartas en su vida con

una mujer llamada Milena Jesenka, a quien conoció en una cafetería en la ciudad

de Praga este encuentro fue tan breve como dura una taza de café. La

peculiaridad de esta serie de cartas entre estos dos amorosos radica en que Kafka

tenía el alemán como lengua materna, pero comprendía bien el checo; Milena, en

cambio, cuya lengua materna era el checo, entendía mal el alemán. La ocasión

fue perfecta para decirle a Kafka que ella tenía intención de traducir algunos de

sus relatos al checo entre ellos Un médico rural, publicado en Múnich 1919.

Personalmente he leído este relato y me parece que escribía sobre sus fantasías y

sus sueños, sus miedos y obsesiones, y de todo ello.

No existe una carta de Milena a Kafka, pues las escritas por ella desaparecieron.

Por su parte ella tenía 23 años estaba casada con un médico checo Ernst Pollak,

venia de una familia adinerada y siempre había sido una chica rebelde. Kafka se

enamoró de la joven Milena, trece años más joven que él, sin conocerla. La había

visto aquella única vez en el café de Praga y, como asegura en una de sus

primeras cartas, no recordaba nada de ella. Aquí es cuando Kafka comienza a

decaer, aunque, en algunas de sus cartas puedes sentir aquella felicidad, la

mayoría es arrepentimientos, culpas y maldiciones de su pasado.

Históricamente este escritor se encontraba en el auge de carrera litería,

comenzaba a cruzar fronteras y todo siempre a causa de las mujeres. En ese

periodo cuando comenzaba a conocer a Milena, él ya se encontraba

comprometido por tercera vez. Kafka, que entonces tenía 38 años, encontró en
Milena el ideal de mujer en la que depositar la inmensa ternura que necesitaba

encauzar. Tenían en común intereses literarios, la difícil relación con la figura

paterna y la enfermedad pulmonar, a lo que se unía la crisis matrimonial (con

Ernst Pollak) por la que ella atravesaba.

En las cartas puede leer una apasionada relación amorosa, tanto más favorecida

por el hecho de que se mantenía sobre todo en el plano ideal; Kafka tuvo

dificultades en la relación física estable con mujeres y los encuentros con Milena

fueron muy esporádicos, estos se redujeron a 2 el primero de ellos donde Franz

queda muy inspirado y ve un futuro seguro, el segundo de ellos fue breve y dio

como resultado la sentencia un inevitable final a la correspondencia entre los dos.

El hecho de que las cartas de Milena se hayan perdido, dificulta obviamente la

comprensión, es aquí donde debemos tener la suficiente imaginación para tratar

de poder encajar las piezas. Los agudos comentarios del autor checo sobre la vida

cotidiana o sobre conocidos comunes, casi siempre acompañados de símiles o

parábolas y con finísimo humor, son maravillosos dan cuenta del genio imaginativo

de Kafka, el mismo que plasma en su universo literario. Una larga relación de

temas recurrentes, también presente en su obra y en sus diarios, se hace patente:

sus miedos, su recelo hacia la carne (en sentido concreto y metafórico), la grave

situación de los judíos, el insomnio pertinaz, su enfermedad pulmonar, que él

considera una “extensión de mi enfermedad psíquica”, sin que ninguno de ellos

sea tratado con victimismo.


Es asi como Kafka se expresa abiertamente y sin temor, abre plenamente sus

emociones. Quizá ella pudo extender su vida, en ella había mucha compasión y

amor. No se logra entender claramente porque nunca quiere estar con Kafka,

termina rindiéndose él.

La razón por la cual Kafka no quizo asistir a ese tercer y último viaje es incierto,

simplemente ha decidido suspender el viaje: «No tengo la fuerza de ponerme en

camino; la idea de estar delante de ti no puedo soportarla ya por anticipado, no

soporto la presión en el cerebro». Y, como siempre, se atribuye la culpa de todo:

«Lo esencial salta a la vista: en mi entorno es imposible vivir humanamente».

No se trata de culpar a alguno de los dos, es indudable que Milena fue la mujer a

la cual amo apasionadamente. Por la cual fue capaz de muchas cosas y si ella lo

hubiera pedido él hubiera podido vivir más.

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