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“Las decisiones imposibles que la pandemia del coronavirus nos está obligando a tomar”
En ese artículo, el investigador resalta que nuestro conocimiento sobre la covid-19 ha ido
cambiando con el paso de los meses y eso es clave a la hora de tomar decisiones y de
juzgarlas.
"Entonces" -se plantea en el texto- 2- "¿cómo interpretamos los intentos de los países
para abordar la pandemia? ¿Alguien está haciendo lo correcto?"
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Según el profesor Wilkinson, 'No hay una única respuesta correcta, depende de cómo
sopesas tus opciones. Debes distinguir entre varias cosas'".
¿Serían todas las decisiones igualmente validas? "No" -responde- pues hay que tomar en
cuenta el contexto: algo que podría ser correcto de implementar en un país, puede no
serlo en otro. Además, pese a la incertidumbre propia de un virus cuyas características y
efectos seguimos descubriendo, hay opciones que son erróneas. Por ejemplo,
"recomendar intervenciones no basadas en evidencia (como la cloroquina) podría verse
como opciones 'moralmente incorrectas'".
"Hay muchos paralelismos con las profundas y difíciles preguntas que enfrentan los países
cuando están en guerra", señala Wilkinson. La prioridad tiene que ser "salvar vidas",
destaca el profesor que conversó con BBC Mundo.
En términos de qué es correcto hacer. 3- ¿Qué desafíos nos está presentando esta
pandemia? El desafío fundamental es lo que están enfrentando los gobiernos. En cierto
sentido, son problemas con los que las sociedades tienen que lidiar todo el tiempo: cómo
equilibrar las diferentes y, algunas veces, contrapuestas necesidades de su población.
Lo que hace que la cuestión de la pandemia sea tan grave es la escala del problema y la
necesidad de hacer concesiones muy difíciles. Eso implica hacer sacrificios y buscar
soluciones intermedias entre el bienestar de unos y de otros. Por ejemplo: entre las
personas en riesgo de contraer covid-19 versus otros miembros de la sociedad y los
efectos en su bienestar desde la perspectiva económica y de empleo.
En adición, hay desafíos muy grandes debido a la incertidumbre que existe. Una de las
razones que hace esta pandemia tan compleja es que los problemas que está suscitando
no son los problemas estándar con los que los gobiernos están acostumbrados a encarar.
Obviamente, las enfermedades infecciosas y los temas de salud pública son asuntos con
los que los gobiernos están relativamente familiarizados, aunque no siempre sean simples
de enfrentar.
Pero estamos ante una nueva amenaza que trae muchos desafíos e incertidumbre sobre
los beneficios, así como también sobre los costos, de las distintas maneras de responder a
ella. Por ejemplo: las diversas formas de confinamiento y de distanciamiento social. Quizás
sin notarlo mucho, cada día, todos hemos estado envueltos en consideraciones filosóficas
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debido a la pandemia. ¿Por qué ocurre eso? La pandemia ha resaltado ciertos asuntos
éticos que son muy difíciles y que ameritan soluciones de compromiso, concesiones.
Varias economías ya han empezado a sentir los efectos de la crisis que desató la
pandemia. Algunos de ellos se presentan en tiempos de normalidad, pero quizás de una
forma no tan visible o dramática.
La misma pregunta, en esencia, se invoca cuando los gobiernos tienen que tomar
decisiones sobre cómo intentar balancear los beneficios potenciales de salvar vidas versus
el costo económico.
Obviamente, podrías salvar el máximo número de vidas manteniendo a todos los países
en confinamientos totales hasta que haya una vacuna disponible. Pero eso va a provocar
un costo económico muy grande y, la medida en sí misma, va a cobrarse vidas en
diferentes maneras.
Existe evidencia de que las crisis económicas por sí solas acarrean graves consecuencias
sanitarias, incluyendo: efectos en las tasas de pacientes con cáncer, personas con
enfermedades mentales, suicidios. Este tipo de cálculos son los que tienen que hacer los
gobiernos todo el tiempo, pero en el contexto de esta pandemia se hacen muy visibles.
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En ese contexto, los diferentes gobiernos tomarán decisiones distintas y no sabremos
hasta dentro de muchos años, cuando veamos hacia atrás, qué país hizo la elección que
resultó siendo ventajosa, pero ahora es muy difícil saber cuál es la decisión correcta.
Desde el punto de vista de la ética, todo lo que podemos hacer es tomar decisiones con la
información que tenemos. Dilemas éticos y filosóficos que siempre han enfrentado
médicos, legisladores y líderes políticos ahora son parte de las conversaciones de muchos
ciudadanos en todo el mundo. Cuando me refiero a tomar decisiones de buena fe, es
hacerlo sobre la base de las motivaciones y las intenciones correctas y con la información
con la que se cuenta.
Puede pasar que la información que tienes es incorrecta, que las estimaciones de las
diferentes opciones terminen siendo erróneas, pero no puedes tomar decisiones sobre la
base de información que desconoces.
Esa es una de las razones por las cuales no se trata simplemente de seguir la ciencia
porque la ciencia no da una sola respuesta sobre lo que pasará o cuál podría ser el efecto
de una particular acción. Se trata más bien de una gama de diferentes posibilidades y
sobre la base de eso, tomar las decisiones.
Cuando hablamos sobre lo que deberíamos hacer, sólo llegaremos a una respuesta con
una serie de hechos y un conjunto de valores éticos. "La ciencia tiene que estar en el
centro de la toma de decisiones, pero no te puede decir, por sí sola, qué decisión tomar.
Eso se debe hacer sobre la base de la ética", indica Wilkinson. 5- La ciencia no genera
valores éticos, la ciencia nos ayuda a entender los hechos.
Cuando queremos actuar en relación a ellos: ¿qué deberíamos hacer?, aparecen los
valores éticos. Por esa razón la ciencia no nos puede decir qué hacer o que deberíamos
hacer, la ciencia sólo nos puede decir qué pasaría si actuamos de determinadas maneras.
Nosotros tenemos que decidir cómo balancear diferentes valores éticos que podrían estar
en riesgo: cuál es el más importante, a cuál le vamos a dar prioridad, cuál precio estamos
dispuestos a pagar y cuál no, y, entonces, tomar una decisión. Considero que es
profundamente engañoso sugerir que la ciencia, en sí misma, es la base de la toma de
decisiones.
La ciencia tiene que estar en el corazón de la toma de decisiones, pero no te puede decir,
por sí sola, qué decisión tomar. Eso se debe hacer sobre la base de la ética.
Usted señaló que "el momento más complicado aún está por venir", pues nos esperan
más decisiones éticas difíciles que van más allá de los confinamientos, por ejemplo: 6-
quiénes recibirán las primeras vacunas. "No sabemos todavía qué tolerará la gente, qué
harán". En relación con eso, hay personas que sienten que los confinamientos han
afectado sus derechos. ¿En este contexto, es difícil llegar a la decisión con la que todos
estemos satisfechos? Las medidas para evitar la propagación del coronavirus han tenido
impacto en los diferentes grupos de edad.
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Uno de los aspectos interesantes es que, en las fases iniciales de la pandemia, en muchos
países, hubo un amplio apoyo hacia las acciones tomadas por los gobiernos, en algunos
casos dramáticas y con un impacto significativo en las vidas de las personas.
Lo que los científicos han descubierto sobre el covid-19 en los 6 primeros meses de la
pandemia
Esa es una de las razones por la cual los gobiernos están en una creciente presión para
flexibilizar las medidas que tienen que ver con los confinamientos, pero, hasta que no
haya una vacuna, la potencial consecuencia de eso es que haya olas de infecciones, como
hemos visto en Europa y en otras partes. Y existe la posibilidad de que coincida, en el
hemisferio norte, con el invierno, que es tradicionalmente una época difícil.
Hay una gama de razones por las cuales algunas de las decisiones más difíciles están por
venir. También ha dicho que no todas las decisiones pueden ser válidas y hace una
especial reflexión sobre tratamientos que no han sido probados científicamente.
Existe evidencia científica de que el uso de mascarillas ayuda a frenar la propagación del
coronavirus. Para algunas naciones, puede ser razonable continuar con la decisión de
mantener el número de casos muy bajo con la implementación de medidas restrictivas.
También pueden haber otros países que se inclinen por medidas más flexibles.
El decir que hay potencialmente más de un enfoque razonable no significa que cualquier
enfoque es aceptable. Claramente hay algunas respuestas que no son razonables y que
debemos rechazar, incluyendo las que se apartan significativamente de una comprensión
científica de lo que se pone en riesgo o de lo que puede ser útil.
Por ejemplo, quienes rechazan las mascarillas o quienes sugieren medidas que no tienen
una base científica o que la ciencia ha demostrado que son perjudiciales.
Cómo las mascarillas no sólo evitan la propagación de covid-19, sino que pueden reducir
los síntomas en caso de infección
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Considero que es importante criticar cuando gobiernos o personas que hablan en público
recomiendan cosas que son irrazonables. Usted ha dicho que es muy difícil saber qué
países están haciendo lo correcto en medio de estas dramáticas circunstancias y que sólo
en varios años se podrán saber cuáles fueron las mejores estrategias. ¿Por qué hay que
esperar años?
Estando en plena pandemia, es difícil conocer todos los impactos de las decisiones que
estamos tomando, algunos no serán visibles por años. De acuerdo con Wilkinson, el
tiempo es clave para poder evaluar el impacto de las medidas que se están tomando en
plena pandemia. Las comparaciones entre países, por ejemplo, sólo se harán patentes con
el tiempo. Cuando veamos todas las diferentes consecuencias en la salud de los pacientes
-excluyendo quienes hayan sufrido covid-19- se verá el impacto en quienes sufren de
cáncer, quienes no recibieron algún tratamiento, quienes desarrollaron enfermedades
mentales o quienes sufren problemas de salud debido a la recesión económica.
Los graves efectos psicológicos que tiene la cuarentena sobre quienes están aislados por
el coronavirus
La pandemia encontró a algunos países mejor preparados que otros para lidiar con sus
efectos. En las decisiones que se han tomado de una manera transparente, el público
puede ver por qué los gobiernos están optando por determinadas alternativas, que se
trata de decisiones guiadas por la evidencia científica y que son susceptibles a los cambios
que se producen en la ciencia y a la incertidumbre que puede conllevar.
Eso es muy importante. Que son decisiones que están abiertas a las revisiones y al cambio
de opinión en el futuro en caso de que varíe la información. Todas esas características son
positivas en el proceso de toma de decisiones y los países en los que se han dado esos
elementos, creo que tendrán una mejor probabilidad de justificar sus decisiones, incluso
si, en retrospectiva, se les pueda cuestionar por haber tomado las decisiones equivocadas.
Uno de los aspectos más sorprendentes es que algunos países se habían preparado
extremadamente bien para tomar decisiones difíciles en el contexto de una pandemia,
habían hablado con su población con anticipación y les habían dicho:
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'Si alguna vez nos enfrentamos a una pandemia de gripe realmente grave, ¿qué les
gustaría que hiciéramos si tuviéramos que tomar decisiones relacionadas, por ejemplo,
con los respiradores: ¿quién debería utilizarlos?"
Hace cinco o diez años, comunidades en algunos estados de Estados Unidos participaron
en discusiones sobre esas decisiones. Eso las puso en una posición muy fuerte cuando
llegó la pandemia para decir: 'Está bien, ya tuvimos una discusión. Tenemos preparadas
algunas pautas, ahora podemos implementarlas'.
Creo que la dificultad cuando estás en el ojo de la tormenta es que no hay una manera
significativa de promover conversaciones hipotéticas con la comunidad, porque el desafío
es reaccionar y muchas veces se hace de forma instintiva porque ya la tienes al frente. Y
eso podría llevar a que no se tomen las mejores decisiones. Creo que una de las lecciones
importantes es que debemos prepararnos para amenazas muy sustanciales como esta. A
algunos países les ha ido bien en esa preparación y a otros menos bien.