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Derecho Civil I Bolilla 5 dementes y sordomudos Klaus

BOLILLA 5 DEMENTES Y SORDOMUDOS


El artículo 140, prescribe que: "Ninguna persona será habida por demente, para los efectos que en este
Código se determinan, sin que la demencia sea previamente verificada y declarada por juez competente".

Principio general. Capacidad:


Ya que la declaración de la demencia viene a concretar en cada caso particular, la incapacidad que con
carácter eventual prevé la norma. Es por ello que, según la ley, toda persona mayor de edad es
plenamente capaz hasta tanto no se dicte la respectiva sentencia de interdicción (art. 140).

Evolución histórica del concepto de dementes


Hay que tener bien presentes las 2 versiones del artículo 141 del CC (anterior y
posterior a ley 17711)

Art. 141 derogado: “ Se declaran dementes los individuos de uno y otro sexo que
se hallen en estado habitual de manía, demencia o imbecilidad, aunque tengan
intervalos lúcidos, o la manía sea parcial”

 Criterio médico o biológico: sólo se valoraba la presencia de patología


mental, sin que sean trascendentes las consecuencias de sus acciones en la
vida civil. Conforme a este criterio, la falta de aptitud del enfermo para dirigir su persona y
administrar su patrimonio, no es considerada presupuesto para la declaración de la demencia.

Art. 141 actual: “Se declaran incapaces por demencia, las personas que por
causa de enfermedades mentales no tengan aptitud para dirigir su persona o
administrar sus bienes”

 Criterio médico-jurídico (mixto): además de la patología, se deberá


tener en cuenta las consecuencias de su actuar en la vida civil, la
gobernabilidad de su persona y la administración de su patrimonio. Es
necesaria la interrelación concurrente de la enfermedad mental y la ineptitud del sujeto afectado
para gobernar su conducta en general. No es la enfermedad mental por sí, sino la comprobación
de la virtualidad que ella tiene para determinar la conducta del enfermo, el presupuesto
justificativo de la incapacidad que se declara. Para este criterio, no basta la enfermedad como
hecho sino que ella ha de ser causa de la inhabilidad del insano para conducir adecuadamente
sus comportamientos. La mentada interrelación asegura así la razonabilidad de esa interdicción y
justifica la finalidad perseguida con ella.

 Criterio económico-social: Además de estos 2 criterios existe este, más


genérico, más ambiguo, donde se contemplan aquellas personas que tienen
alguna minusvalía o deficiencia mental que sin llegar a la gravedad de la
demencia, los coloca en situación de riesgo. Ej. un jugador compulsivo
(pródigo), el toxicómano, el ebrio consuetudinario (son inhabilitados
judiciales). Predica la interdicción respecto de la persona que, aun no padeciendo insanidad
mental, se encuentra afectada por otras minusvalías o limitaciones psíquicas, intelectuales, volitivas
o físicas, que tienen virtualidad para impedirle, ya el gobierno de sí misma, ya la administración de
sus bienes.

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Propiciado por Spota, sobre la base de una interpretación amplia del artículo 468 —en cuanto
establece que se da curador al mayor de edad incapaz de administrar sus bienes— pone énfasis en
la falta de idoneidad del sujeto para dirigir su propia persona y gobernar su patrimonio.
Este aspecto subjetivo justificaría, de por sí, la interdicción, sea cual fuere la causa determinante de
dicha inhabilidad, sin perjuicio de que ella sea objeto de valoración para graduar el alcance de la
interdicción, que tendrá su máxima expresión si fuere la alienación mental, o más reducida si la
afección sólo perjudicare la administración de los bienes.
En rigor de verdad este criterio exige, como el anterior, una relación de causalidad en la que, si
bien la referida falta de idoneidad obedece a una merituación jurídica, es necesario que
aparezca conjugada con una causa eficiente adecuada para provocarla. La diferencia con el
criterio biológico-jurídico, radica en que la causa no se limita a la insanidad mental, sino que se
admiten otras que, aun extrañas a tal insanidad restringen, en mayor o menor medida, la
aptitud del sujeto para gobernar su conducta en el orden general o patrimonial.

Más allá de la terminología legal, estimamos que las diferentes situaciones en las que, dentro del propio
marco del Código Civil, puede encontrarse el enfermo mental, sugieren la conveniencia de utilizar el
término insano para aquel al que no le ha sido declarada su incapacidad mediante la respectiva
sentencia de interdicción, reservando la expresión demente para quien ha sido judicialmente declarado
como tal.
A su vez, con el término demente, pese a la crítica que se le ha apuntado, se respeta una expresión que,
además de ganada raigambre, cuenta con un preciso significado, aun en el contexto de la regulación del
Código Civil, cual es el de referir el caso del insano al que le ha sido reconocida su enfermedad y
consecuente incapacidad mediante la sentencia interdictoria.

En consecuencia de lo expuesto, el término insania referirá el estado de enfermedad mental y el de


demencia el de la enfermedad judicialmente declarada.

EL FUNDAMENTO EN EL CÓDIGO CIVIL


La cuestión del fundamento para la interdicción por demencia en el Código Civil debe ser tratada, primero,
conforme al texto original de aquél y luego, como consecuencia de las observaciones formuladas al criterio
adoptado por Vélez Sársfield, según la reforma introducida en la materia por la ley 17.711.

a) El criterio del Código Civil:


El codificador adoptó un criterio exclusivamente biológico. De donde bastaría comprobar la insanidad
mental para que procediera la declaración de la demencia. La incapacidad para administrar los bienes será
sólo una consecuencia de la constatación de la enfermedad y no un presupuesto para esa declaración.
Oportunamente, Salvat concluyó en que nuestro Código requería, para la declaración de la demencia, que
la enfermedad de la persona la hiciera incapaz para administrar sus bienes, toda vez que la finalidad
de la interdicción del demente sería proteger a quien, por su insanidad mental, carece de la idoneidad
necesaria para cuidar su patrimonio.
Orgaz agregaba la ineptitud del sujeto, a causa de su insanidad, para dirigir su conducta general como otro
presupuesto para declarar la incapacidad (conf. Spota).
Ahora bien, sean cuales fueren las interpretaciones respecto al criterio que habría adoptado el Código Civil
para fundar la interdicción por insanidad mental, lo cierto es que el plexo normativo implicado en la cuestión
daba lugar a un margen de incertidumbre.

b) El criterio de la ley 17.711:


Las críticas al texto del Código Civil condujeron a la reforma del artículo 141 el que, en su actual
formulación, prescribe que: "se declaran incapaces por demencia, las personas que por causa de
enfermedades mentales no tengan aptitud para dirigir su persona o administrar sus bienes".
El texto reformado viene a adoptar así el criterio médico-jurídico o mixto que es, a nuestro juicio, el más
correcto y conveniente toda vez que permite conceptuar y declarar una genuina incapacidad jurídica.

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En efecto, no puede bastar la sola circunstancia de la enfermedad mental que padece la persona, desde que la
razón y justificación de su interdicción para la vida jurídica radica en su ineptitud para ésta.

PAUTAS GENERALES PARA ARRIVAR A LA INTERDICCIÓN


(DECLARACIÓN DE DEMENCIA) DE UNA PERSONA.
¿D e qu é modo s e l le ga a u n a de cl araci ón de de me n ci a?
¿Cu al qu i e r pe rs on a con patol ogí a men tal en cu al qu i e r si tu aci ón pue de se r s ome ti da a
e s te ju i ci o?
¿Cu ál e s s on l os re qu i si tos bás i cos que l a e n fe rme dad de be cu mpl i r para que ame ri te qu e
u n a pe rs on a se a s ome ti da a un proce s o de i n s an a?

E n princ ipio , n o cu al qu ie r pe rs on a e n u n a si tu aci ón de in f e ri ori dad ps í qu i ca pu e de se r


s ome ti da a un jui ci o de de me n ci a. Ex i s te el límit e de eda d aú n para pe rs on as con
e n fe rme dade s me n tal e s pate n te s , n otori as , don de l os meno re s de 1 4 a ño s n o podrán
s e r s ome ti dos a ju i ci o por i ns an i a. (Art. 14 5 ). L a cue s ti ón de es ta l i mi taci ón es tá bas ad a
e n el art. 5 4 don de e l me n or i mpú be r y a s e en cu e n tra in capa ci ta do por l a l e y .

VIABILIDAD PROCESAL
Es la posibilidad de someter al presunto enfermo al juicio de interdicción por demencia; al respecto existen
dos limitaciones: la edad y la haber sido anteriormente rechazada una denuncia de insania.

a) El impedimento de edad: (límite de edad)


Al respecto, advierte el artículo 145 que: "sí el demente fuese menor de catorce años no podrá pedirse la
declaración de demencia". El fundamento de esta disposición obedece a una razón de interés práctico,
desde que resulta innecesario declarar la incapacidad de quien ya lo es por su edad (art. 54, inc. 2) y,
consecuentemente, se encuentra sujeto a la misma representación que tendría por razón de la demencia (art.
57, inc. 2).
Además, tal declaración prematura podría resultar perjudicial en cuanto, sin necesitarla, se estaría
precipitando una interdicción socialmente desfavorable de quien, precisamente por su corta edad, quizá
pudiera durante su vida recuperar la salud mental sin contar con el antecedente poco propicio que significa
haber estado sometido a un juicio por insania.

b) Impedimento de demencia rechazada: (límite temporal)


El artículo 146 dispone: "Tampoco podrá solicitarse la declaración de demencia cuando una solicitud igual
se hubiese declarado ya improbada, aunque sea otro el que la solicitase, salvo si expusiese hechos de
demencia sobrevenientes a la declaración judicial".
Con ello se quiere evitar el menoscabo que para la salud de una persona puede significar la reiteración
de denuncias que, por la propia gravedad que tienen, podrían llegar a lesionarla seriamente.
El texto del artículo 146, que alude a "la demencia improbada", guarda correspondencia con el criterio
médico que había adoptado el Código Civil.
El criterio mixto adoptado por la ley 17.711 exige interpretarlo hoy en día como aludiendo a una sentencia
denegatoria de la solicitud.
Entonces, es el dictado de una sentencia desestimatoria de una denuncia de insania lo que constituye el
impedimento previsto por el artículo 146, razón por la que el rechazo de una anterior en virtud de
motivos formales carece de eficacia para impedir la formulación de una nueva, ocurriendo lo propio
cuando, aun mediando la producción de una pericia médica, el juicio no concluyó en el dictado de la
sentencia correspondiente. Tampoco impide tramitar una nueva denuncia el hecho de haberse discutido en
un juicio anterior la nulidad de un acto en razón del estado de salud mental del otorgante, ya que en este caso
la litis ha estado específicamente referida a la validez del acto y no a la capacidad misma de la persona.
Conforme al precepto en estudio, carece de relevancia el sujeto denunciante desde que, aun distinto al
peticionante anterior, no por ello puede intentar una nueva declaración atento a que le alcanza el efecto erga
omnes de la sentencia denegatoria.

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Una nueva pretensión interdictoria sólo puede tener lugar en la medida en que acontezcan nuevos
hechos reveladores de la posible enfermedad con posterioridad a dicha sentencia. En este caso, el
juzgamiento de esos hechos y sus circunstancias exigirá del juez un criterio de rigurosa prudencia atento al
antecedente que significa el rechazo de una solicitud similar anterior.

REQUISITOS DE LA ENFERMEDAD MENTAL: Gravedad, Actual y Habitual.


Conforme se ha anticipado, la enfermedad mental debe reunir ciertos requisitos para ser causa válida de la
interdicción. Tales requisitos son el de la gravedad, la actualidad y la habitualidad.
a) La gravedad:
Constituye el requisito dominante toda vez que a él se encuentran supeditados los demás.
La gravedad debe ser estimada en función de la incidencia que la
enfermedad puede tener o no en el gobierno, por el enfermo, de sus
propias conductas. Así podría ocurrir que siendo la enfermedad médicamente
grave, resulte jurídicamente irrelevante a los efectos de declarar la demencia de
quien la padece, aun cuando concurrieren los restantes requisitos.
Es en razón de este concepto que el estado de una presunta insana, configurativo de delirio, psicosis
parafrénica, alienación o "síndrome delirante crónico", no impone su interdicción si razona perfectamente en
cuanto a la administración de bienes y los medios de vida que son necesarios para un desenvolvimiento
normal.

b) La actualidad:
Exige que la enfermedad exista al momento de la declaración de la demencia. Un estado de insania
anterior y superada carece de toda virtualidad para lograr la interdicción. En suma, la actualidad hace al
requisito mismo de la enfermedad; pero una mera remisión transitoria no obsta a la interdicción, pues la
enfermedad subsiste como tal.

c) La habitualidad:
Es el tercer requisito y respecto de él dos son las cuestiones a considerar en particular: su entidad temporal y
el intervalo lúcido. La habitualidad exige que la insanidad mental constituya el estado ordinario de
salud del enfermo y no un estado accidental. Ese estado no significa identificarlo con la idea de
continuidad, atento a que mientras la habitualidad está referida a la existencia y, principalmente, subsistencia
intrínseca de la enfermedad, la continuidad está relacionada con las manifestaciones de la misma. Podría
aquélla experimentar atenuaciones o aun remisiones que, por ser intermitentes, importarían
discontinuidad y, sin embargo, la enfermedad seguir subsistiendo como tal. La habitualidad tampoco
supone un estado prolongado o irreversible de la enfermedad, sino, simplemente, que ella exista con
gravedad suficiente y perspectivas ciertas de una razonable entidad temporal que permita descartar la
posibilidad de un episodio patológico accidental.
Esta circunstancia indica que la habitualidad debe juzgarse no necesariamente en función del tiempo en
que la enfermedad pueda haber preexistido a la fecha de la denuncia o de la sentencia, sino principalmente,
en razón de la posible proyección temporal que la misma pueda tener en el futuro. En efecto, podría
ocurrir que una persona padezca el ataque de una enfermedad mental que exija, sin solución de continuidad,
peticionar su interdicción habida cuenta de que así lo requieren las circunstancias patrimoniales del caso, en
atención al diagnóstico y pronóstico médicos. En este supuesto, advierte Molinas, es indudable que la
enfermedad no sería habitual ya que revestiría este carácter sólo en el futuro, pese a lo cual —concluye—
resulta procedente dicha petición por así imponerlo tanto una razón de lógica como también los propios
intereses de la persona.

¿C óm o se l l ega a est o? Por d en u n ci a h ech a a p eti ci ón d e parte l egi ti mad a .


Hecha por aquel l as p erson as a l as que l a l ey l es confi ere l a apt i t ud de dem andar l a int erdi cci ón.
S on l as d escri p tas en el art. 144 CC. No cabe aquí , l a denunci a de ofi ci o del j ui ci o de
dem enci a. S ol am ent e a pet i ci ón de part e i nt eresada.

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INEXISTENCIA DE DECLARACIÓN DE OFICIO


Conforme a lo prescripto por el artículo 142, en cuanto dispone que:
"La declaración judicial de demencia no podrá hacerse sino a solicitud de parte...", queda expresa y
categóricamente establecido el principio general en virtud del cual el juicio de insania sólo puede ser instado
a petición de parte legitimada, pero nunca de oficio.
Se ha querido con ello cuidar el carácter de tercero imparcial que le asiste al juez y evitar así la riesgosa
incompatibilidad que significaría reconocerle la facultad de instar y declarar de oficio, nada menos, que
incapacidades en razón de enfermedades mentales.
Ahora bien, si el juez toma conocimiento de la presunta insania a propósito de la actuación de una persona en
una causa sometida a su jurisdicción, aquél —antes de declarar de oficio la interdicción o apercibir la
iniciación por igual vía del juicio de insania— lo que debe hacer es dar intervención al Ministerio de
Menores, para que éste, asumiendo la condición de parte, ejerza la facultad que le atribuye el inciso 3 del
artículo 144.

JUICIO DE INSANIA

Carácter facultativo u obligatorio de la denuncia:


Como principio general, podemos afirmar que la denuncia tiene carácter facultativo desde que la sola
aparición de la enfermedad no obliga a los legitimados a formular la solicitud de demencia. Ahora bien, en
todos los casos en los que la persona o el patrimonio del insano sólo puedan tener adecuado
tratamiento mediando la interdicción, la petición se torna obligatoria, razón por la que quedan excluidos
de la cúratela los parientes que omitieron solicitarla para el enfermo mental (Art. 475 y 398, inc. 14) o son
considerados indignos de suceder al difunto demente, que no recogieron o hicieron recoger en
establecimiento público (Art. 3295 y 266). En el caso de los legitimados por la acción popular, el ejercicio de
la denuncia tiene, en cambio, siempre carácter facultativo, atento a que la legitimación les es reconocida sólo
en protección de sus propios intereses.

C omi enza el j ui ci o, con l a denunci a efect uad a por los l egi ti mad os acti vos det al l ados en el art.
144 CC .
Art. 144 “ l os que pueden pedi r l a decl araci ón de demenci a son:
1- el esposo o esposa no separados personal ment e o di vorci ados vi ncul arment e.
2- L os pari ent es del dement e.
3- El Mi ni st eri o de Menores.
4- El respect i vo cónsul , si el dement e f uese ext ranj ero.
5- C ual qui era persona del puebl o, cuando el dement e sea furi oso, o i ncomode a sus
veci nos.

No especi fi ca l a l ey, el grado de parent esco que debe exi st i r para efect ua r l a denunci a, pero l a
j uri sprudenci a y l a doct ri na han fij ado el grado ent endi éndose que l os que est án habi l it ados son
l os que t i enen vocaci ón sucesori a sobre el dem ent e. C onsanguí neos ascendi ent es y descendi ent es
en t odos l os grados. A ni vel col at eral , los herm anos (2º grado), prim os (4º grado) y en al guna
oport uni dad se ha reconoci do una l egi ti m aci ón al parent esco por afi ni dad hast a el pri m er grado.
El Mi nist eri o act úa com o represent ant e prom i scuo.
Asi m i sm o, el propi o dem ent e puede i ni ci ar su propi o jui ci o.

Pese a que el artículo 144 guarda silencio, no nos parece dudosa la legitimación que le asiste al propio insano para
solicitar la declaración de su demencia. En efecto, si ésta es dictada para beneficio del enfermo, nadie más
autorizado que él para pretenderlo. Ello, con mayor razón, si se tiene en cuenta que esa declaración también
compromete derechos y atributos de su personalidad. Compartimos el criterio según el cual tal petición podría
formularla tanto el propio denunciado por sí como por medio del Ministerio de Menores. Incluso la particular
situación que tiene como insano, aconsejaría que fuese este último el único medio idóneo para tal petición.

Carácter de la enumeración:
Al respecto, consideramos que, en el marco propio del artículo 144, la enumeración es taxativa toda vez que el texto
no permite interpretar que la misma tenga un propósito meramente enunciativo; pero no es excluyente en tanto deben
admitirse otros casos en los que la legitimación resulte de algún otro precepto legal. Así pues, el carácter taxativo

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impide admitir el caso de los amigos, los socios o los acreedores, entre otros; pero el hecho de no ser excluyente
permite aceptar la legitimación del tutor en virtud de lo dispuesto por el artículo 413 del Código Civil.
Conforme a lo expuesto, debemos entonces considerar luego los casos expresamente contemplados, los no
contemplados y los excluidos.

Inexistencia de un orden legal:


La enumeración, además, no importa un orden de prelación entre los legitimados. Por el contrario, a cada uno de
ellos le asiste un derecho distinto que, por tal, es independiente, en la medida en que su ejercicio es conferido en
grado principal y no subsidiario respecto de quienes le preceden en la enumeración.

Carácter excluyente de la denuncia:


Ese derecho es también excluyente, desde que ejercido por un legitimado, quedan impedidos los otros de hacer lo
propio.
Acredi t ad a l a l egi ti maci ón , se deberá rel atar l a cond u cta sosp ech osa de l a persona
presum i bl em ent e dem ent e y acom pañar l a denunci a con al m enos 2 certi fi cad os méd i cos . Ant e
el fal t ant e de est os cert i fi cados, ya sea por fal t a de vol unt ad de l a persona, p od rá el ju ez
ord en ar el estu di o (previ o y m enos profundo) por 2 facul t at i vos (peri t os), para fundar o no l a
denunci a.
Pod rá el ju ez en ton ces n omb rar rep resen tan tes : el cu rad or ad lí t em (art . 147 represent ant e
en el proceso), y en el event ual caso de que l a persona t enga bi enes, un cu rad or ad bon a (para
adm i ni st raci ón de l os bi enes).

S e ab re la cau sa a p ru eb a: a ver hast a donde es ci ert a l a denunci a o no, si es necesari o


decl ar ar l a dem enci a o no.
La prueba m ás t rascendent e de est e j ui ci o es el d i ctamen p eri ci al (no los cert i fi cados
present ados), de por lo m enos 3 m édi cos, los que deberán expedi rse sobre al gunos p un tos cl ave :
 Di agn ósti co (presen ci a o no de enferm edad )
 Fech a aproxi m ada de l a man i festaci ón de l a enferm edad
 Pron ósti co de l a enferm edad
 Necesi dad o no de i n tern aci ón
 T ratami en to adecuado a segui r

¿T i en e o n o caráct er vin cu l an te (ob li gatori o) para el ju ez, este di ctamen de l os


facu l tati vos? ¿Pu ed e ap artarse d e l a op i ni ón d e l os méd i cos?

 Al gún sect or opi nó que no est aba dent ro de l as at ri buci ones del juez, apart arse del cri t eri o
ci ent í fi co (cri t eri o m édi co).
 Luego apare ce el cri teri o méd i co- ju ríd i co donde adem ás de l a exi st enci a de l a enferm ed ad
que det erm i nará o no l a peri ci a m édi ca, quedará a cri t eri o del juez eval uar l a i nhabi l i dad del
causant e . A ver si esa enferm edad, verdade ram ent e l o incapa ci t a para adm i ni st rar sus bi enes
o gobernar l os act os de su vi da ci vi l . E ste es el con cep to d e d emen ci a q u e man eja el CC
(ver cri t eri o m édi co- j urí di co). Indudabl em ent e l os m édi cos no se expedi rán sobre el m anej o
de l a vi da ci vi l , li m it ándose sol am ent e a det erm i nar l a exi st enci a o no de enferm edad.

 Una úl t im a post ura (cri t eri o de LLam bi as) sosti ene que d eb erá real i zarse un a
d i feren ci aci ón según el d i agn ósti co d el méd i co, según el con ten id o d el d i ctamen :
S i los méd i cos afi rman q u e la p erson a está en ferma, el ju ez p u ed e ap artarse d el
d i ctamen y l o puede hacer en base al aport e de ot ras pruebas; pero si el di ctamen méd i co
d etermi n a qu e la p erson a n o p ad ece d e ni n gu n a en ferm ed ad , el ju ez está obl i gad o a
segu i r el cri teri o méd i co y d esesti mar la d eman d a.
Est a di ferenci a ci ón en funci ón del cont eni do ti ene su fundam ent o j urí di co que si em pre, ant e
l a duda se p resu me l a cap acid ad si endo l a i ncapaci dad l a excepci ón.

Criterio de LLambias:
LLambias, considerando que la función de la pericia médica es la de servir como garantía de la justicia y acierto
de una decisión que proyectará sus efectos sobre la capacidad de la persona, sostiene que si el dictamen médico
asevera que el denunciado está sano, el juez NO puede en ese caso, apartarse del mismo porque ello significaría
desconocer aquella función. Si el dictamen, en cambio, se pronuncia por la enfermedad de aquél, el juez podría
mediante otras pruebas persuadirse de la opinión contraria y decidir la causa en ese sentido. Este criterio ha
encontrado eco en numerosos pronunciamientos judiciales.

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¿ En ba se a qué prueba s puede el juez a pa rt a rse del dic t a men médic o ?


 Te s ti gos .
 Actos ju rí di cos re al i zados con an te ri ori dad.
 An te ce de n tes clí n i cos y de den u n ci as an te ri ore s re ch azad as

SE NTE NC IA.
D e cl arada l a de me n ci a, l a mi s ma es ina pela ble .

Es ap el abl e en l a Ju sti ci a d e Cap i tal Fed eral , no así en Provi n ci a d e Bu en os Ai res.


C uando l os j ui ci os se t ram i t aban en l os j uzgados de pri m era inst anci a uni personal es, se apl i caba
el C ódi go P rocesal C i vi l y C om erci al , y l a sent enci a de dem enci a i ba a l a C ám ara de
apel aci ones y en ese caso era apel abl e.
C on l a i ncorporaci ón de l os Tri bunal es de F am i l i a (col egi ados), l a sent enci a no va a l a C ám ara
de apel aci ones. S ol am ent e queda el recurso ext raordi nari o ant e l a SC J de l a P rovi nci a de B s. As.

¿Cuáles son las consecuencias de esa declaración en cuant o a los act os


jurídicos celebrados por el dement e?
Luego de dec la ra da la demenc ia po r sent enc ia , l os actos qu e ce le bra e l de me n te
s on n u l os (de nulida d rela t iv a ).

Re f e re n te a l os a ct o s c elebra do s co n a nt erio rida d te n e mos :


Art . 47 3 : “L os ant eri ores a l a decl araci ón de incapaci dad podrán ser an ul ados , si l a causa de
l a i nt erdi cci ón decl arada por el j uez, exi st í a públi cament e en l a época en que l os act os f ueron
ej ecut ados.
S i l a dem en ci a n o era n ot ori a, la nu l i dad n o pu ede h acerse val er , haya o no sent enci a de
i ncapaci dad, con tra con t rat an t es de bu en a fe y a tí t ul o on eroso ” (párrafo agregado Ley 17711).

 Ent onces t enem os que el p rin ci p i o gen eral i nd i ca q u e son vál i d os .


 L u ego ven d rá l a posi bi l id ad d e anu l arl os (por m edi o de su represent ant e ) si esa causal de
dem enci a ya exi stí a públ i ca y not ori am ent e a l a fecha del act o que se pret ende im pugnar, por
l o que aquí im port a el di ct am en peri ci al m édi co (fech a de com i enzo de l a enferm ed ad).
 Tenem os ent onces que tod os l os actos cel eb rad os con p osteri ori d ad a su d ecl araci ón d e
d emen ci a, si n l a in term ed i aci ón d e su rep resen tan te, son nu l os (art. 472), en camb i o el
art. 473 h ace men ci ón a l os actos cel eb rad os an teri orm en te a l a sen ten ci a, qu e como
regl a gen eral son váli d os, p ero exi sti en d o l a posi bi l i d ad d e anu l arl os (son actos
anu l ab l es, qu e n o es l o mi smo q u e actos nu l os).

¿Pu ed en ser i mp u gn ad os al egan d o d emen ci a, actos real i zad os, con posteri ori d ad al
fal l eci mi en to d e l a p erson a?
Art. 474: “Después que una persona haya f al l eci do, no podrán ser i m pu gn ados sus act os ent re
vi vos, por causa de i ncapaci dad, a n o s er qu e ést a resul t e de l os m i sm os act os , o que se hayan
consumado después de i nt erpuest a l a demanda de i ncapaci dad. Est a di sposi ci ón no ri ge si se
demost rare l a mal a f e de qui en cont rat ó con el f al l eci do ”

Ent onces, por p rin ci p i o gen eral , el art. 474 , est abl ece que una vez fal l eci da l a persona, con
post eri ori dad a ese fal l eci m i ent o, no p u ed en i mp u gn arse esos act os en base de una supuest a
dem enci a no com probada. Ya n o h ay p erson a sob re l a qu e p racti car el examen méd i co, y
como p rin ci p i o gen eral , p or u n a cu esti ón d e segu rid ad , el acto qu ed a váli d o.

 S e estab l ecen 2 ti p os d e excep ci on es al art. 474:


 La pri m era excepci ón se pl ant ea con l a part e del art í cul o que di ce que a no ser q u e d el
mi smo acto q u e se p reten d e i mp u gn ar su rja l a d emen ci a . Ej em pl o, una com pravent a
cel ebr ada con ant eri ori dad, luego l a persona fal l ece por l o que no se puede eval uar su
est ado m ent al , pero anal i zando el cont rat o (vent a de una propi edad en muy baj o preci o),
observam os que una persona en pl eno uso de sus facul t ades m ent al es, no podrí a haber
cont rat ado en esas condi ci ones. Ent onces aquí se adm i t e l a excep ci ón del art . 474.

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 L a otra excep ci ón pl ant eada es de caráct er temp oral . Si durant e el t ranscurso del
j ui ci o, y no habi endo si do decl arad a dem ent e aun (exi st e una sospecha fundada
sol am ent e pero hast a t ant o no haya sent enci a es una persona capaz), l a persona cel ebró
act os, queda l a posi bi l i dad de pedi r l a i m pugnaci ón de esos act os, a pesar de haber
m uert o l a persona. Si en el l apso ent re que com enzó el j ui ci o (desde l a denunci a) y nunca
l l egó a l a sent enci a, cel ebró un act o, si bi en hay un curador a l os bi enes, ést e sol am ent e
t i ene facul t ades de adm i ni st raci ón y no de di sposi ci ón en pri nci pi o, por l o que nada
i m pedi rí a que l a persona real i ce un act o en su cuent a. Los actos comprendidos por la excepción
son sólo los celebrados con posterioridad a la petición judicial de la demencia; no entendemos comprendidos
los actos otorgados con anterioridad a esa petición aun cuando sus efectos se produzcan o agoten con
posterioridad a ella.

Carácter taxativo de las excepciones:


Finalmente, cabe advertir que aun cuando la insania de notoria existencia y público conocimiento podría,
razonablemente constituir también un presupuesto válido para intentar la impugnación, dado el carácter excepcional
con que el artículo 474 reconoce el derecho a impugnar, no pueden admitirse otros casos que los taxativamente
explicitados por dicho artículo.

EFECTOS JURÍDICOS DE LA DECLARACIÓN DE DEMENCIA


Como en el caso del simple insano, debemos también analizar la situación jurídica del demente en el plano de la
capacidad, de la responsabilidad y del valor de sus actos.

LA CAPACIDAD
Sabido es que la declaración de la demencia provoca la incapacidad jurídica absoluta de hecho del enfermo (art.
54, inc. 3) y, en consecuencia, queda sometido a la representación legal de un curador que se le nombra (art. 57, inc.
3) para que tome a su cargo el cuidado de la persona y de los bienes de aquél (Art. 468, 475 y 481).
Como consecuencia de tal grado de incapacidad, carecen de valor los actos realizados por el interdicto con
posterioridad a su declaración como tal, sean los mismos de carácter patrimonial o extrapatrimonial. Ahora bien,
presentada en tales términos la incapacidad del demente, plantease la cuestión relativa a los actos y derechos
personalísimos en cuanto los mismos no son factibles de ejecución o goce por medio de un representante, razón por la
que, a este efecto, viene a tener especial relevancia el intervalo lúcido. Cierto es que, como principio general, el
intervalo lúcido no habilita al demente que lo experimenta para realizar actos jurídicos, desde que ese estado de lucidez
no enerva la incapacidad que sufre el interdicto, pese a lo cual es necesario considerar si esta regla sufre alguna
excepción cuando se trata de aquella clase de actos y derechos, por lo que en el marco de ese interrogante, cabe
referirnos a algunos casos particulares.

Actos d e í nd ol e p erson al í si ma:


 T estamen to y matri mon i o
 2 act os que el C C prohí be que se ll even a cabo por represent ant es.
 Art í cul os 3615 y 3616 del CC .

Art . 3 61 5 : “Para poder t est ar es preci so que l a persona est é en su perfect a razón . Los
dem en t es sól o podrán hacerl o en l os i nt erval os l ú ci dos que sean sufi ci ent ement e ci ert os y
prol ongados para asegurarse que la enf ermedad ha cesado por ent onces ”.

Art . 36 16 : “La l ey presu m e qu e t oda person a est á en su san o j ui ci o mi en t ras n o se pru ebe l o
con t rari o . Al que pi di ese l a nul i dad del t est ament o, l e incumbe probar que el t est ador no se
hal l aba en su compl et a razón al t i empo de hacer sus di sposi ci ones; pero si el t est ador al gún
t i empo ant es de t est ar se hubi ese hal l ado not ori ament e en est ado habi t u al de dem en ci a , el que
sost i ene l a val i dez del t est ament o debe probar que el t est ador l o ha ordenado en u n in t erval o
l ú ci do ”.

¿De qu é d emen tes estamos h abl an d o, in terd i ctos o n o d ecl arad os?
Aquí surgen 2 post uras:
Por u n l ad o Bord a sost i ene que el 3615 habl a sobre los dem ent es i nt erdi ct os y el 3616 sobre
l os no decl arados, por l o que un int erdi ct o sól o p od rí a testar en i n terval os lú ci d os . La
j uri sprudenci a se ha vol cado m ayori t ari am ent e por est a post ura.
L l ambí as y S pota , por ot ra part e consi deran que l as 2 n ormas hab l an d e l os in san os no
i n terd i ctos (n o d ecl arad os). Así , l as cosas, l os úni cos que est arí an en condi ci ones de t est ar son
l os no decl arados, ya que según est os aut ores, cuando un dem ent e ya est á decl arado son
práct i cam ent e nul as l as posi bi l i dades de i nt erval o l úci do . Est a post ura es muy cri t i cada porque

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Derecho Civil I Bolilla 5 dementes y sordomudos Klaus

se est arí a incapa ci t ando al dem ent e casi de derecho ya que no t endrí a un m í nim o de posi bi l i dad
de ej ercer act os personal í si m os que no pueden hace rse por m edi o de sus represent ant es, por l o
que l a prot ecci ón que se l e qui ere dar pasa a ser una li m i t aci ón arbi t rari a.

EL INTERVALO LÚCIDO
a) Concepto:
Existe intervalo lúcido cuando el proceso psicopático evoluciona francamente hacia la curación, y la lucidez que
sobreviene es la expresión del restablecimiento de la normalidad; la enfermedad ha cesado, aun cuando pueda
reiterarse, luego de un tiempo, si volvieran a actuar las causas que le producen. En ese caso, el período de
sanidad mental que se sucede entre uno y otro cuadro patológico configura el auténtico intervalo lúcido.
Entendido con este alcance, se explica entonces, la afirmación común de que el intervalo lúcido es un concepto
extraño a la ciencia médica, desde que representando un estado de plena salud mental por curación de la enfermedad,
deja de ser cuestión de su incumbencia. Debe entonces ser considerado como un instituto jurídico; de donde resulta
necesario determinar el significado con el que el concepto ha sido aprehendido por el legislador.

b) Supuestos en que no existe intervalo lúcido:


De acuerdo con el concepto que hemos dado, no existe intervalo lúcido cuando la lucidez coexiste con la
enfermedad, como sucede en algunas patologías mentales en las que el sujeto conserva —de modo habitual—su
lucidez.
Tampoco lo hay cuando el predominio de la psicopatía cede transitoriamente para dar lugar, por escaso tiempo, a la
lucidez, aun cuando con persistencia latente o patente de la enfermedad. Trátase en este caso sólo de momentos,
pero no de intervalos lúcidos.
En un tercer caso la sintomatología de la enfermedad revela signos de remisión de la misma; el enfermo mejora pero
la enfermedad no desaparece.

Se trata de períodos en los que la lucidez se presenta con la apariencia de salud mental y permite al enfermo la vida de
relación, pese a lo cual no se configura el intervalo lúcido, pues el estado patológico subsiste, aunque atenuado.

c) Criterio del Código Civil:


El concepto legal de intervalo lúcido surge del artículo 3615, conforme al cual "para poder testar es preciso que la
persona esté en su perfecta razón. Los dementes sólo podrán hacerlo en los intervalos lúcidos que sean suficientemente
ciertos y prolongados para asegurarse que la enfermedad ha cesado por entonces".
La noción aparece ratificada por el último párrafo de la nota puesta al pie de ese artículo, que concluye en que se trata
de una "vuelta completa a la razón", que "no es una tranquilidad superficial, una remisión accidental y pasajera del
mal".
El intervalo lúcido está también, mentado en los artículos 921 y 1070, y lo estaba en la redacción original del
artículo 141. Pero en ninguno de ellos se definía el concepto, por lo que no era justificada la tesis de Busso según la cual
en esos preceptos el intervalo lúcido era concebido como una lucidez momentánea o mejoría de la enfermedad.

Criterio para determinar la existencia del intervalo lúcido:


Si la determinación jurídica de la insanidad obedece a la aplicación del criterio mixto o biológico jurídico, igual
criterio debe determinar si media, o no, intervalo lúcido.
Con mayor razón cuando el juzgamiento sobre el valor o la responsabilidad por un acto, que se pretenda actuado en ese
intervalo, tiene lugar cuando él ya ha desaparecido, de manera que el juicio médico carece del marco fáctico
necesario. En ese caso, como señala Orgaz, el juez deberá valorar las particularidades del acto mismo, de su
racionalidad, de sus diversos antecedentes, de las demás circunstancias comprobadas, etcétera. Cuando de todo ello
aparezca el acto como conforme con la probable o verosímil voluntad sana del otorgante, este acto deberá juzgarse, en
el sentido de la ley, como realizado durante un intervalo lúcido.
Si el juzgamiento del acto, en cambio, fuere durante la vigencia misma del intervalo lúcido, consideramos que el juicio
médico ha de tener especial predicamento desde que si médicamente el intervalo lúcido supone curación, no cabe
mantener la interdicción porque la persona está sana, y ha desaparecido la enfermedad presupuesto de aquélla.

Efectos:
El intervalo lúcido es un concepto de carácter jurídico y, como tal, su significación se traduce en la virtualidad
que tiene para que los actos otorgados por el insano durante el intervalo gocen de plena eficacia.
Tiene también importancia porque permite imputarle responsabilidad al enfermo —declarado o no— por los actos
ilícitos practicados durante el intervalo lúcido de conformidad a los términos del artículo 1070, en cuanto dispone que

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Derecho Civil I Bolilla 5 dementes y sordomudos Klaus

"no se reputa involuntario el acto ilícito practicado por dementes en lúcidos intervalos, aunque ellos hubiesen sido
declarados tales enjuicio...".

ME DIO S DE PRUE B A DE L INT E RVAL O L ÚCIDO


T esti gos : no decl ara rán acer ca del est ado de sal ud de l a persona. P refer ent em ent e el testamen to
deberí a hacers e ant e escri b an o p úb l i co , cuyo t esti m oni o será im port ant e pero con l as
l i mi t aci ones correspondi ent es. De l o úni co que podrá dar fe, es que ese hecho sucede en su
presenci a pero no puede dar fe del est ado de sal ud.
P ara darl e m ayor garant í a, serí a necesa ri a l a presenci a de p rofesi on al es méd i cos .
E n el caso d e u n d emen te d ecl arad o l a carga d e l a p ru eb a será para el p rop i o d emen te o d el
rep resen tan t e , qui enes deberán d emostrar la exi sten ci a d el i n terval o l ú cid o al m ani fest ar su
vol unt ad.

Con el matri mon i o (art . 166 i nci so 8) son i mpedi ment os para cont raer mat ri moni o... “l a
pri vaci ón permanent e o t ransit ori a de l a razón, por cual qui er causa que f uere” , se l i mi ta la
p osib i li d ad d e cel eb rarl o .

L OS ACT O S IL ÍCIT OS
La im put abi l i dad ci vi l . Art s. 921 y 1076 C C

Art . 92 1 : “L os act os serán reput ados h ech os sin di scern im i en t o , si f ueren act os il í ci t os
real i zados por menores i mpúberes, o act os il í ci t os por m en ores de 10 añ os, com o t am bi én l os
act os de l os dem en t es qu e n o fu esen pract i cados en i nt erval os l ú ci dos , y l os pract i cados por
l os que, por cual qui er acci dent e, est én si n uso de l a razón ”

Art . 1 07 6 : “Para que el act o se reput e del i t o, es necesari o que sea el resul t ado de un a li bre
det erm i n aci ón por part e del au t or. El dem en t e y el m en or de 10 añ os n o son respon sabl es de
l os perj ui ci os qu e cau saren ”
O jo! H abl amos de il í ci tos ci v il e s . N ada que v e r con el te ma pe n al

LA RESPONSABILIDAD
La responsabilidad por los actos lícitos e ilícitos se vincula no a la capacidad, sino al discernimiento, el que
constituye uno de los elementos internos del acto voluntario.
— se reputan actos involuntarios aquellos obrados con carencia de alguno de los elementos internos
(discernimiento, intención o libertad);
— los dementes son reputados por la ley sujetos carentes de discernimiento (art. 921), con lo que se comprende a
los declarados y a los no declarados tales;
— por lo tanto, son actos involuntarios tanto los actos lícitos como los ilícitos obrados por dementes declarados
como por los no declarados;
— por regla general, los actos involuntarios no producen por sí obligación alguna (art. 900);
— excepcionalmente puede caber responsabilidad del insano cuando ha obrado un hecho ilícito en un intervalo
lúcido (art. 1070). Naturalmente, la cuestión de la prueba varía según se trate de un demente declarado o de un insano
de hecho; en la primera hipótesis, quien pretenda atribuirle responsabilidad deberá acreditar la existencia del
intervalo lúcido; en la segunda, quien pretenda exonerarse probando la demencia existente, pero no declarada,
deberá acreditar ese extremo y la existencia de aquélla al tiempo de la conducta antijurídica.

R E HAB ILITAC IÓN DE L DE ME NTE


Art . 15 0 CC : “ La cesaci ón de la in capaci dad por el compl et o rest abl eci mi ent o de l os
dement es, sól o t endrá lugar después de un nuevo examen de sani dad hecho por facul t at i vos, y
después de l a decl araci ón j udi ci al , con audi enci a del Mi ni st eri o de Menores ”.
Por su parte, el artículo 484 prescribe que: "Cesando las causas que hicieron necesaria la cúratela, cesa también ésta
por la declaración judicial que levante la interdicción".

Recaudos:
De los textos transcriptos resulta que dos son los presupuestos que han de concurrir a los efectos de la rehabilitación:
uno, sustantivo, la recuperación de la salud; otro, formal, la declaración judicial respectiva.

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Derecho Civil I Bolilla 5 dementes y sordomudos Klaus

LA RECUPERACIÓN DE LA SALUD
a) Distintos criterios:
Un sector doctrinario interpreta que el restablecimiento de la salud mental ha de ser tan pleno que la menor
duda justifica el mantenimiento de la interdicción (criterio biológico).
Otros, con fundamento en el artículo 484, sostienen que la recuperación basta que lo sea en la medida necesaria
como para que la persona readquiera el gobierno de sus conductas.
A nuestro juicio, basta para este efecto que la recuperación lo sea en el grado necesario como para que el
interdicto pueda reasumir la dirección de su persona y la administración de sus bienes, lo que se corresponde con
el criterio mixto que el legislador adoptó mediante la reforma del artículo 141 por la ley 17.711.

LA DECLARACIÓN JUDICIAL
A ella se llega a través de la sustanciación de un juicio especial que se tramita con arreglo a los principios y normas que
gobiernan el proceso para la declaración de la demencia (art. 635, CPN).
Al respecto, debemos considerar las siguientes cuestiones:
a) La legitimación activa:
Ante el silencio de la ley, la doctrina reconocía legitimación a quienes según el artículo 144 la tienen para
denunciarla insania, con excepción de los comprendidos en la acción popular prevista por el inciso 5 de dicha
norma. Además, se agrega al propio interdicto por expresa disposición legal (art. 635, CPN) y al curador
definitivo en cuanto es su obligación principal cuidar que el incapaz recobre su capacidad (art. 481, C.C.).
Sin embargo, se señala hoy con acierto que la legitimación de los sujetos enumerados en el artículo 144 se limita a la
denuncia de insania, teniendo en consideración que con ello se persigue proteger a quien, por razón de su enfermedad,
puede estar o quedar en el desamparo, lo mismo que su familia.
Pero una vez interdicto, el sujeto está bajo la protección prevista por la ley, por lo que no existe razón alguna
para extender la legitimación más allá del propio insano, el curador y el ministerio público (conf. Cifuentes,
Rivas Molina y Tiscornia).

b) Las partes:
En el juicio de rehabilitación, revisten el carácter de partes el interdicto, el curador y el Ministerio de Menores,
discutiéndose si corresponde designar un curador ad lítem, en cuyo caso tendría también ese carácter. Al respecto,
entendemos que, como principio general, no cabe dicha designación toda vez que en este proceso la representación y
defensa del incapaz le compete al curador definitivo como representante legal de aquél (art. 57, inc. 38), a cuyo efecto
intervendrá mediante letrado que lo asistirá como apoderado o patrocinante. Pero si este curador se opusiese a la
rehabilitación, correspondería entonces la designación de uno ad lítem.

c) Procedimiento:
La demanda de rehabilitación debe también ser acompañada de certificados médicos, los que en el caso deben
acreditar el restablecimiento del interdicto. Entablada la demanda, y previa vista al ministerio público, si no es éste
quien ha pedido la rehabilitación, se fija un plazo para la producción médicos legistas o psiquiatras para que informen
sobre el estado actual de salud del insano declarado (art. 150); ello sin perjuicio de la producción de otras pruebas.
Dado que el juicio de rehabilitación persigue la restitución de la capacidad del sujeto; y media en ello no sólo un interés
puramente privado, una vez entablada con los requisitos formales de admisión no es susceptible de desistimiento ni de
perención de la instancia.

d) La sentencia:
Acreditado el restablecimiento de la salud con el alcance ya indicado, el juez resolverá la rehabilitación. Una vez
firme la sentencia cesa la incapacidad del hasta entonces interdicto y sin formalidad alguna (conf. Llambías), No
obstante lo cual, la sentencia debe inscribirse en el Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas, pero sin que
la inobservancia de esta diligencia perjudique aquel efecto. Ahora bien, podría ocurrir que de la merituación de la
prueba resulte que la recuperación de la salud no lo haya sido en la medida necesaria como para que proceda la
rehabilitación total, en cuyo caso nos parece arreglado a derecho, atento a los términos del artículo 633, tercera
parte, del CPN, y la aplicación analógica que de él puede hacerse del caso en cuestión, convertir la demencia en
inhabilitación si las características del mismo permiten su encuadramiento en el inciso 1- del artículo 152 bis.

S egún Labom barda, si el m édi co consi dera que l a persona est á enferm a, el j uez no puede
apart ars e del di ct am en. En cam bi o, si l os m édi cos est i m an que l a persona se recup eró, el juez, a
t ravés de ot ras pruebas podrá i gual cont i nuar i ncapaci t ándol o. Ant e l a duda si gue si endo
i ncapaz.

L OS INH AB IL IT ADO S

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Derecho Civil I Bolilla 5 dementes y sordomudos Klaus

Los i nhabi l it ados son aquel l os supuest os en l os que l a p erson a afectad a por cu esti on es
p atol ógi cas o p or cond u ctas ri esgosas para el patri mon i o, p or un a cu esti ón d e p rotecci ón
tan to a la p erson a como a su gru p o fami l i ar, se los li mi ta en su cap aci d ad (no se l os
i ncapaci t a). En t on ces l os in h abi l i t ados ju di ci al es n o son i n capaces, son capaces pero con
capaci dad rest rin gi da para ci ert os act os.

A l a inhabi l i t aci ón se ll ega a t ravés de un p roced i mi en to si mi l ar al d e d emen ci a . Es m ás.


P uede ini ci arse un proceso de dem enci a, y no l ograda est a, sí podrí a ll egarse a una
i nhabi l it aci ón de l a persona.

Art. 152 b i s : Podrán i nhabi li t arse j udi ci al m ent e:


1. Eb ri os h ab i tu al es o toxi cóman os que pongan en ri esgo su persona o su pat ri m oni o.
2. l os di smi nu i d os en su s facu l tad es cuando si n ll egar al supuest o previ st o en el art . 141,
que puedan l l egar a dañar su persona o pat ri m oni o.
3. l os p ród i gos que expusi esen a su fam i l i a a l a pérdi da del pat ri m oni o. L a acci ón p ara
ob ten er esta i nh abi l i taci ón está dad a al cón yu ge, ascen di en tes y d escen d i en tes
(h ered eros forzosos)
S e n omb rará un cu rad or ( asi sten te ) al i nhabil i t ado y se apl i cará en lo pert i nent e l as norm as
rel at i vas a l a decl araci ón de i ncapaci dad por dem enci a y rehabi l i t aci ón.
S i n l a conform i dad del curador l os i nhabi l it ados no podrán di sponer de sus bi enes por act os
ent re vi vos.
Los i nhabil i t ados podrán ot orgar por sí sol os act os de adm i ni st raci ón, sal vo los que li m i t e l a
sent enci a de i nhabil i t aci ón t eni endo en cuent a l as ci rcunst anci as del caso.

E l cu rad or n omb rad o es p ara asi sti r (n o p ara rep resen tar ) en la di sp osi ci ón y
ad mi ni straci ón (d e ser n ecesari o si es mu y grave).

CAPACIDA D DE L A MUJE R CAS ADA


S e puede di vi di r en 3 et apas:
 Pri mera : C ódi go de ori gi nari o de Vél ez.
 S egun d a: con l a sanci ón de l a l ey 11357 (1926)
 T erce ra: m odi fi caci ones de l as l eyes 17711(1968) y 23264(1985)

E l d erogad o art. 55 i ncl uí a a l a m uj er casada ent re los i ncapac es rel at i vos de hecho. Toda l a
adm i ni st raci ón y di sposi ci ón de sus bi enes propi os o gananci al es est aba en cabeza de su m ari do
(era una especi e de m andat ari o forzoso).

La m uj er solt era m ayor de edad era capaz sal vo por un par de i ncapaci dades expresas:
No podí an ser ni t ut oras ni curadoras, ni t est i go en inst rum ent os públ i cos.

L a l ey 11357 de 1926 m arca un cam bi o, am pl i ando l a capaci dad de l a m uj er. El art í cul o 3º
consagrab a que l a m uj er casada podí a real i zar t odos l os act os prohi bi dos ant eri orm ent e. Ya el
man d ato d el mari d o se t ransform aba en vol un tari o (facul t at i vo), pero l a m uj er l o podí a
revoca r.
P ero aun n o p od í a acep tar h eren ci a sin b en efi ci o d e i n ven tari o y n o p od í a don ar si n
au tori zaci ón d el mari d o .

E n 1968 con l as m odi fi caci ones de l a l ey 17711 , se equi para a l a muj er con el hom bre en cuant o
a sus capaci dades ci vil es. Deroga l as part es pert i nent es de l a l ey 11357.
L a l ey 23264 de 1985 t erm i na por equi parar al hom bre y l a m uj er, en el t em a de l a p atri a
p otestad , l a que podrá ser ej erci da por cual qui era de l os 2 padres.

L OS AUS E NT ES S IMPL ES

Au sen te si mp l e. No con fun d i r en tre au sen te y con p resu n ci ón d e fal l eci mi en to .


 El art . 54, en su i nci so 5 derogado por l ey 17711, i ncl uí a dent ro de l os incapa ces absol ut os a
l os ausent es decl arados t al es en j ui ci o.
 E l p roceso d e au sen ci a si m pl e est á regul ado por l a l ey 14394 (l ey óm ni bus) en sus
artí cu l os 15 a 21.

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Derecho Civil I Bolilla 5 dementes y sordomudos Klaus

 Ya en el art í cul o 15 se est abl ece l a p rotecci ón d e un p atri mon i o qu e está a l a d eri va
porque su ti t ul ar ha desapar eci do.

Req u i si tos para in i ci ar el p roceso:


 Desap ari ci ón fí si ca d e l a p erson a de su dom i ci l i o o de los l ugares que l a persona frecu ent a.
No exi ge t i em po l a l ey.
 El ot ro requi si t o es l a exi sten ci a d e b i en es cuya adm i ni st raci ón no est á a cargo de nadi e ya
sea por fal t a de apoder ado o porque exi sti endo uno, su poder no t i ene vi genci a.
 Hay que acredi t a r que se han agotad o l os med i os para b uscar a l a persona: t esti gos,
com i sarí as, hospit al es, secret arí as el ect oral es, et c.

Cu mp l id os estos req ui si tos se in i ci a el ju i ci o.


L egi ti mad os: ascendi ent es, descendi ent es, acre edores y el Mi ni st eri o Públ i co.

S e real i za l a ci t aci ón por publi caci ón por ed i ctos p or 5 d í as . Una vez venci do el pl azo, ant e l a
no i nt ervenci ón del presunt o ausent e, se l e nomb ra u n d efen sor y un cu rad or d e p rop i ed ad es ,
prefe rent em ent e l os pari ent es idóneos (cónyuge, hij os, herm anos, t í os).

T ermi n a l a au sen ci a (y l a cu ratel a):


 C on l a reapa ri ci ón de l a persona
 P or l a m uert e del m i sm o
 P or su fal l eci m i ent o presunt o, j udi ci al m ent e decl arado (ausenci a con presunci ón de
fal l eci m i ent o).

LOS SORDOMUDOS

CONCEPTO
a) Método legislativo:
El Código Civil, según el artículo 153, incapacita a los sordomudos para los actos de la vida civil en la medida en que
su estado fuese tal que no puedan darse a entender por escrito.

b) Noción:
Al margen de la conceptuación legal, entiéndese por sordomuda a la persona que por carecer del sentido auditivo no ha
podido adquirir aptitud para hablar.

c) Fundamento de la interdicción:
Ahora bien, ese estado de incomunicación producido por la sordomudez provoca, a su vez, el atrofiamiento del
sistema intelectivo de quien la padece, desde que éste no tiene el estímulo externo que le permite generar ideas
para transmitirlas y así cultivar la inteligencia. De ahí pues, la concausalidad que todo ello tiene con la debilidad
mental y la falta de discernimiento, lo que explica la tendencia doctrinaria y legislativa de vincular el tratamiento
de la sordomudez con el de la demencia.

d) Sordomudez y demencia:
A propósito de esta última circunstancia, se impone distinguir el caso en que la sordomudez es consecuencia de lesiones
o enfermedades mentales que afectan el discernimiento, de aquel otro en el que sólo afecta el sistema comunicativo de
una voluntad inteligente. En el primer caso, el tratamiento legal al que debe someterse el sujeto es el propio de los
dementes, ya que la incapacidad regulada para los sordomudos tiene su fundamento en la situación de inferioridad y
consecuente desigualdad en que ellos se encuentren en relación con los terceros para desempeñarse en la vida de
relación, a raíz de la imposibilidad que tienen de expresar y comunicar su voluntad.

e) Exigencia de que no sepa darse a entender por escrito:


Nuestro Código prescribe la interdicción cuando se trata de un sordomudo iletrado, es decir, que no puede
comunicarse dándose a entender por escrito. Limitación ésta que resulta explicable si se tiene cuenta el estado de los
conocimientos sobre la materia en la época de la redacción de aquél, no siéndolo en cambio el hecho de que esa
limitación haya permanecido intangible a la mano del legislador de 1968, quien, no sólo la mantuvo sino que la ratificó
cuando, al modificar el artículo 155, insiste en el medio escrito como el único medio admitido para una expresión válida
de la voluntad del sordomudo.

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Derecho Civil I Bolilla 5 dementes y sordomudos Klaus

Al respecto, entendemos que decidida por aquél la subsistencia de esta incapacidad debió tenerse en cuenta la existencia
de otros medios idóneos para la comunicación del sordomudo, como ya lo había hecho el proyecto de 1936.

VALORACIÓN DEL RÉGIMEN LEGAL DE INTERDICCIÓN


a) Derecho comparado:
En la legislación comparada, resulta posible identificar cuatro regímenes:
— el que deja a la apreciación judicial las medidas a adoptar para con el sordomudo, conforme a la consideración del
caso particular y sus propias circunstancias, de manera que la solución es casuística;
— el que adopta como sistema general el de la inhabilitación;
— el de la incapacidad absoluta para el caso del sordomudo que acusa una incomunicación de igual grado;
— el de la incapacidad absoluta cuando se trata del sordomudo que no puede darse a entender por escrito. En
este último, que es el más riguroso, se enrola nuestro Código Civil.

b) Valoración:
En nuestro criterio, la interdicción del sordomudo no tiene justificación actual. La existencia de tal limitación
podría, a lo sumo, dar lugar a una inhabilitación como lo preveía el Anteproyecto de 1954.
De mantenerse la incapacidad, debería estar reservada exclusivamente para el sordomudo que no pudiera comunicarse
por ningún medio —porque es éste el supuesto que demanda protección— pero no cuando sabe hacerlo por alguno, aun
cuando ese medio no fuere el escrito. Incapacitar al sordomudo porque no puede expresarse de esta forma, sabiendo en
cambio, hacerlo mediante el lenguaje gestual, importaría, como acertadamente ha observado Leiva Fernández,
un tratamiento desigual con relación a otras personas que, encontrándose en cuanto a la comunicación en
situaciones similares, no son sin embargo, objeto de interdicción.
En suma, las consideraciones que preceden y el antecedente propicio que representa el instituto de la inhabilitación
aconsejan revisar el sistema legal existente en la materia.

PRESUPUESTOS DE LA INTERDICCIÓN POR SORDOMUDEZ

a) Enunciación:
Constituyen presupuestos de la interdicción el padecimiento por la persona de una sordomudez con virtualidad jurídica
para ello y que ésta tenga más de 14 años de edad.

b) Sordomudez e imposibilidad de darse a entender por escrito:


En cuanto a la primera, ha de venir unida a la imposibilidad de darse a entender por escrito, de manera que es esta
última limitación la que le atribuye a la sordomudez virtualidad jurídica. La escritura ha de ser indicio de una expresión
inteligente que traduzca la plena comprensión de lo que a través de ella el sordomudo pretende comunicar; por lo que
no descarta la interdicción la aptitud del sujeto de copiar letras sin comprender su sentido.

c) Quid de la aptitud del sujeto para dirigir su persona y sus bienes:


El extremo a verificar por la pericia médica es la falta de comunicación por ese medio y con tal significado, sin que
sea necesario indagar sobre el grado de idoneidad de la persona para gobernar sus conductas y administrar sus bienes,
desde que se tiene por descontada la ineptitud para ello como consecuencia propia de esa imposibilidad comunicativa.
Comprobado ello, los médicos examinarán si padecen de enfermedad mental que les impida dirigir su persona o
administrar sus bienes, y, en tal caso, se seguirá el trámite de incapacidad por demencia (art. 155).

d) Edad del sujeto:


El artículo 157 prescribe que: "La declaración judicial no tendrá lugar sino cuando se tratare de sordomudos que
hayan cumplido 14 años."
e) Rechazo de una solicitud anterior:
Guarda silencio el Código, en cambio, respecto del impedimento que representa el rechazo de una solicitud anterior,
pese a lo cual interpretamos que, no existiendo en el caso del sordomudo razones diferentes a las que fundan la norma
del artículo 146, el principio por ésta consagrado es también de aplicación en este supuesto.

SITUACIÓN JURÍDICA DEL SORDOMUDO NO INTERDICTO


a) Principio general:
La incapacidad que con carácter eventual prevé la norma (art. 54, inc. 4), recién se concreta para el caso
particular de que se trate, con el dictado de la sentencia que la declara. De donde, con anterioridad a ese
pronunciamiento, el sordomudo es un sujeto capaz y sus actos son en principio válidos. Por lo expuesto, en
relación con la capacidad del sordomudo no interdicto, resultan aplicables, en lo pertinente, las consideraciones hechas

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a propósito de igual cuestión con respecto al insano, salvo en cuanto a la libertad personal de la que, a diferencia de este
último, no puede ser privado por internación.

b) Responsabilidad por actos ilícitos:


El discernimiento, hemos anticipado, constituye el fundamento de la imputabilidad y ésta la causa de la
responsabilidad del sujeto agente del acto, razón por la que conservando el sordomudo aquel atributo de la voluntad,
el mismo resulta entonces ser responsable por sus actos ilícitos.

c) Actos jurídicos:
Los actos —aun cuando, como advierte Llambías, se trata de un supuesto más bien teórico, desde que la ineptitud
natural del sujeto constituye un impedimento de hecho para el otorgamiento de actos jurídicos—en principio, son
válidos sin perjuicio de ser susceptibles de anulación si se probare que al tiempo del otorgamiento el sordomudo
no sabía darse a entender por escrito.
En efecto, conforme al artículo 473 —aplicable al caso— aquella sanción procederá en la medida en que, al momento
de la celebración del acto, exista la causa de interdicción por sordomudez, cual es la de no saber darse a entender por
escrito. Por ello estimamos equivocada la opinión de quienes sostienen que ese efecto se produce probando la carencia
de discernimiento en el momento del otorgamiento, porque el sordomudo que tratamos es el que tiene esa aptitud
natural de comprender el significado del acto, ya que si carece de ella —no accidentalmente—estamos, desde el punto
de vista legal, propiamente ante un insano y no ante un sordomudo.
Por razones obvias, no es de aplicación al caso el agregado que la ley 17.711 hizo al artículo 473, desde que la
evidencia con que se manifiesta la sordomudez en quien la padece, descarta el supuesto de que ella no sea notoria. Igual
circunstancia nos lleva a sostener que el principio de inimpugnabilidad que consagra el artículo 474 no tiene aplicación
cuando se trata de juzgar el acto de un sordomudo no interdicto con posterioridad a su muerte, porque no se dan en el
caso las razones que lo abonan. En efecto, la seguridad jurídica —bien tutelada por dicha norma— queda resguardada si
se advierte que la certeza que se tiene o se puede tener de la sordomudez que afectaba a la persona, dada la
exteriorización con que necesariamente se debió haber manifestado, facilita significativamente la prueba de si aquélla
podía o no, darse a entender por escrito. Esta evidencia, interpretamos, tendría la virtualidad de crear la misma
presunción que con relación al presunto insano crea el hecho de habérsele iniciado el juicio de insania, permitiendo por
ello, en ese caso, la impugnación del acto.

d) Carácter de la nulidad:
Finalmente, cabe consignar que los actos celebrados por el sordomudo no interdicto, por aplicación de los principios
generales que gobiernan la materia de las nulidades, son actos anulables de nulidad relativa .

EL JUICIO DE INTERDICCIÓN DEL SORDOMUDO


a) Remisión:
Conforme al artículo 154: "Para que tenga lugar la representación de los sordomudos, debe precederse como con
respecto a los dementes"; razón por la que el artículo 637 del CPN, prescribe que las disposiciones del capítulo sobre la
declaración de demencia "regirán, en lo pertinente, para la declaración de incapacidad del sordomudo que no sabe
darse a entender por escrito."

b) Legitimación activa:
El artículo 156 advierte que: "Las personas que pueden solicitar la declaración judicial de la incapacidad de los
dementes, pueden pedir la de la incapacidad de los sordomudos", pese a lo cual no procede la acción popular
prevista por el inciso 5 del artículo 144, desde que no concurre en este caso el presupuesto de hecho que la
fundamenta.

c) Prueba:
El artículo 155, luego de la reforma introducida por la ley 17.711, establece que: "El examen de los facultativos
verificará si pueden darse a entender por escrito. Si no pudieren expresar su voluntad de ese modo, los médicos
examinarán también sí padecen de enfermedad mental que les impida dirigir su persona o administrar sus bienes y
en tal caso se seguirá el trámite de incapacidad por demencia."
Del análisis del texto resulta que la pericia deberá determinar, en primer lugar, la existencia misma de la
sordomudez y, constatado ello, si el afectado puede o no darse a entender por escrito, es decir, si a través de ese
medio puede expresar su voluntad comprendiendo el significado de lo que ha manifestado. Si tal expresión no
fuere posible, la pericia deberá indagar si el denunciado como sordomudo padece alguna enfermedad mental que le
reste la aptitud de gobernar su conducta, en cuyo caso se seguirá el trámite del juicio por demencia.
Si de la pericia practicada podría resultar que, aun cuando el sordomudo pudiera expresar su voluntad por escrito,
acusara limitaciones que permitieran encuadrar su situación en el supuesto previsto por el inciso 2° del artículo 152 bis,
en cuyo caso el juez debería resolver la inhabilitación del sordomudo (art. 633, CPN).

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d) Disposición procesal:
El artículo 637, CPN, aludía a la incapacidad del sordomudo que no sabe darse a entender por escrito o por lenguaje
especializado. Esta última fórmula utilizada era absolutamente inocua ya que, como se anticipó, el Código Civil no ha
recogido las nuevas formas de expresión de los sordomudos, refiriéndose exclusivamente a la escritura; y por ello ha
sido eliminada por la reforma introducida al CPN por la ley 22.434.

SITUACIÓN JURÍDICA DEL SORDOMUDO INTERDICTO


a) Principio general:
Con la sentencia el sordomudo deviene incapaz en los términos del artículo 54, inciso 4-, debiendo observarse, en
consecuencia, lo que se tiene dispuesto respecto de los dementes (art. 154).

b) Actos jurídicos:
A raíz de la incapacidad absoluta que lo afecta, los actos celebrados con posterioridad a la declaración son nulos —aun
cuando de nulidad relativa— atento a lo prescripto por el artículo 472.
Respecto de los anteriores a la sentencia, es de aplicación la solución prevista por el artículo 473 en su primera parte, no
siéndolo el agregado que le hiciera la ley 17.711, por no ser prácticamente posible la falta de notoriedad de la afección.

c) Testamento:
El artículo 3617 dispone que: "No pueden testar los sordomudos que no sepan leer ni escribir".
Alguna parte de la doctrina nacional considera que el sordomudo no puede gozar de "intervalos lúcidos", por lo que la
incapacidad para testar no quedaría superada mientras el sujeto no fuera rehabilitado; de donde, todo testamento de
sordomudo interdicto sería nulo (Orgaz).
Por su lado, Borda considera que puede mediar intervalo lúcido en dos situaciones: cuando ha recuperado la salud y
luego vuelve a perderla por la misma u otra razón; y cuando habiendo recuperado el goce de sus facultades, aún no ha
sido rehabilitado. En estas hipótesis, sostiene el autor citado que sería válido el testamento del sordomudo interdicto.

d) Matrimonio:
A partir de la reforma introducida por la ley 23.515, se reconoce capacidad para contraer matrimonio al sordomudo
que supiere manifestar su voluntad en forma inequívoca por escrito o de otra manera (art. 166, inc. 99) y sin
depender para ello de autorización alguna.
e) Actos ilícitos:
El sordomudo judicialmente interdicto es incapaz, pero no carece de discernimiento, por lo que es responsable
por los actos ilícitos que lo tengan como agente.

CESACIÓN DE LA INTERDICCIÓN
Atento a los términos del artículo 158 del Código, en tanto dispone que: "cesará la incapacidad de los sordomudos,
del mismo modo que la de los dementes", cabe aplicar al caso cuanto al respecto se ha expuesto con relación a estos
últimos.

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