Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La filiación es el estado civil por el que se considera que una persona es hija de otra, lo que determina la
posición que el individuo ocupa en la familia. Se trata de una relación jurídica cuyos elementos son, por
un lado, los padres legalmente reconocidos y, por otro, los hijos, cuyos efectos son un conjunto de
derechos y obligaciones entre unos y otros. Se caracteriza por una serie de derechos y deberes
recíprocos, interrelacionados entre sí: derecho a los apellidos, derecho de alimentos, derechos
sucesorios,...
Clases de filiación
La filiación por naturaleza tiene una base biológica. El criterio legal fundamental para establecer
la filiación es un hecho biológico: la generación. Se da reconocimiento legal a relaciones
familiares que constituyen el marco en el que el hijo desarrolla su personalidad, se integra en la
sociedad y recibe la atención de sus progenitores.
Filiación adoptiva
La filiación adoptiva es la relación de filiación entre adoptante y adoptado que surge por
mandato de la ley como consecuencia de la constitución de la adopción. Así, la ley se aparta del
criterio biológico en beneficio del propio hijo, permitiendo su integración en una nueva familia.
Efectos de la filiación
La filiación está llamada a producir efectos desde el nacimiento de la persona. Sin embargo, en
ocasiones no está determinada la relación en ese momento. Se produce la retroactividad de los
efectos de la filiación, siempre que sea compatible con su naturaleza y la ley no disponga lo
contrario, en aquellos casos en que la filiación haya sido establecida con posterioridad al nacimiento
de la persona.
El párrafo segundo del artículo 108 del Código Civil establece que “La filiación matrimonial y la no
matrimonial, así como la adoptiva, surten los mismos efectos, conforme a las disposiciones de este
Código”.
1
2. Derecho a los apellidos.
La filiación determina los apellidos. Si la filiación está determinada por ambas líneas, el padre y
la madre de común acuerdo podrán decidir el orden de transmisión de su respectivo primer
apellido, antes de la inscripción registral. Si no se ejercita esta opción, regirá lo dispuesto en la
ley: el primer apellido del menor será el del padre y el segundo el de la madre. El orden de
apellidos inscrito para el mayor de los hijos regirá en las inscripciones de nacimiento posteriores
de sus hermanos del mismo vínculo. El hijo, al alcanzar la mayor edad, podrá solicitar que se
altere el orden de los apellidos. El hijo no llevará el apellido del padre cuando la filiación haya
sido judicialmente determinada contra su oposición salvo que lo solicite él mismo o su
progenitor.
3. Derecho de alimentos.
El padre y la madre, aunque no ostenten la patria potestad, están obligados a velar por los hijos
menores y a prestarles alimentos.Al estudio de la obligación de alimentos dedicaremos el Tema
8 del programa.
4. Derechos sucesorios.
La legítima es la parte de los bienes del testador de los que no puede disponer porque la ley la ha
reservado a determinados herederos (los llamados herederos forzosos). Los hijos y descendientes
son los primeros herederos forzosos respecto a la herencia de los padres. Corresponden a los
hijos y descendientes las dos terceras partes del haber hereditario, que se distribuyen del
siguiente modo: una de ellas se reparte por igual entre todos ellos; la otra puede distribuirse
desigualmente atribuyéndose una mejora a alguno de los hijos o descendientes.
Libre
Legítima Mejora
disposición
Determinación de la filiación
La filiación se acredita por la inscripción en el Registro Civil, por el documento o sentencia que
la determina legalmente, por la presunción de paternidad matrimonial y, a falta de los medios
anteriores, por la posesión de estado.
La inscripción del nacimiento en el Registro Civil constituye el cauce habitual para determinar la
filiación. La inscripción de nacimiento se practicará en virtud de declaración formulada en
documento oficial debidamente firmado por el o los declarantes, acompañada del parte
facultativo. A tal fin, el médico, el enfermero especialista en enfermería obstétrico ‐ ginecológica
o el enfermero que asista al nacimiento, dentro o fuera del establecimiento sanitario,
comprobará, por cualquiera de los medios admitidos en derecho, la identidad de la madre del
recién nacido a los efectos de su inclusión en el parte facultativo. Los progenitores realizarán su
declaración mediante la cumplimentación del correspondiente formulario oficial, en el que se
2
contendrán las oportunas advertencias sobre el valor de tal declaración conforme a las normas
sobre determinación legal de la filiación.
En defecto del parte facultativo, deberá aportarse la documentación acreditativa en los términos
que reglamentariamente se determinen.
a. Cuando conste debidamente acreditado el matrimonio con la madre y resulte conforme con
las presunciones de paternidad del marido establecidas en la legislación civil o, aun faltando
aquellas, en caso de que concurra el consentimiento de ambos cónyuges, aunque existiera
separación legal o de hecho.
En los supuestos en los que se constate que la madre tiene vínculo matrimonial con persona
distinta de la que figura en la declaración o sea de aplicación la presunción prevista en el artículo
116 del Código civil se practicará la inscripción de nacimiento de forma inmediata sólo con la
filiación materna y se procederá a la apertura de un expediente registral para la determinación de
la filiación paterna.
- Por la inscripción del nacimiento junto con la del matrimonio de los padres.
- Por sentencia firme.
Se presumen hijos del marido los nacidos después de la celebración del matrimonio y antes de
los trescientos días siguientes a su disolución o a la separación legal o de hecho de los cónyuges.
Se trata de una presunción iuris tantum y, en consecuencia, es posible destruirla por prueba en
contrario. Nacido el hijo dentro de los ciento ochenta días siguientes a la celebración del
matrimonio, podrá el marido destruir la presunción mediante declaración auténtica en contrario
formalizada dentro de los seis meses siguientes al conocimiento del parto. Se exceptúan los
casos en que hubiere reconocido la paternidad expresa o tácitamente o hubiese conocido el
embarazo de la mujer con anterioridad a la celebración del matrimonio, salvo que, en este último
supuesto, la declaración auténtica se hubiera formalizado con el consentimiento de ambos, antes
del matrimonio o después del mismo, dentro de los seis meses siguientes al nacimiento del hijo.
Aun faltando la presunción de paternidad del marido por causa de la separación legal o de hecho
de los cónyuges, podrá inscribirse la filiación como matrimonial si concurre el consentimiento
3
de ambos.
También constará como filiación matrimonial la del nacido de madre que estuviera casada, y no
separada legalmente o de hecho, con otra mujer y esta última manifestara que consiente en que
se determine a su favor la filiación respecto al hijo nacido de su cónyuge. No se plantea la
determinación de la filiación del mismo modo en el caso del matrimonio entre dos varones como
podremos ver más adelante a propósito de la maternidad subrogada o por sustitución.
Si se realizara mediante declaración del padre ante el Encargado del Registro Civil, se
requerirá el consentimiento expreso de la madre y del representante legal del hijo si fuera
menor de edad o de este si fuera mayor. Si tuviera la capacidad modificada judicialmente se
precisará, según la sentencia, el consentimiento de su representante legal, el asentimiento de
su curador o el consentimiento del hijo. Para que sea posible la inscripción deberán
concurrir, además, los requisitos para la validez o eficacia del reconocimiento exigidos por la
Ley civil.
3. Por resolución recaída en expediente tramitado con arreglo a la legislación del Registro
Civil.
4
Podrá inscribirse la filiación mediante expediente aprobado por el Encargado del Registro
Civil, siempre que no haya oposición del Ministerio Fiscal o de parte interesada notificada
personal y obligatoriamente, si concurre alguna de las siguientes circunstancias:
1º Cuando exista escrito indubitado del padre o de la madre en que expresamente reconozca
la filiación.
2º Cuando el hijo se halle en la posesión continua del estado de hijo del padre o de la madre,
justificada por actos directos del mismo padre o de su familia.
3º Respecto de la madre, siempre que se pruebe cumplidamente el hecho del parto y la
identidad del hijo.
Cuando los progenitores del menor o incapaz fueren hermanos o consanguíneos en línea recta,
legalmente determinada la filiación respecto de uno, sólo podrá quedar determinada legalmente
respecto del otro, previa autorización judicial que se otorgará, con audiencia del Ministerio
Fiscal, cuando convenga al menor o incapaz. Alcanzada por éste la plena capacidad podrá,
mediante declaración auténtica, invalidar esta última determinación si no la hubiere consentido.
Acciones de filiación
Cuando una persona pretenda que se la declare progenitor de otra o que se declare que no lo es, o que
se admita o deniegue a un hijo una determinada filiación, tiene que ejercitar una acción de filiación.
Las acciones de filiación son las que tienden, mediante la correspondiente sentencia, a imponer una
relación paterno‐filial o a destruirla.
Estas acciones se caracterizan por ser personales e intransferibles, irrenunciables (y por tanto no
susceptibles de allanamiento o transacción), vinculadas a la intimidad, por lo que recaen ciertas
limitaciones en cuanto a la admisión de las demandas, y tienen carácter declarativo.
5
En el caso de la acción vaya dirigida a que la sentencia con la que termina el proceso declare una
determinada filiación se trata de una acción de reclamación. Será una acción de impugnación el caso
de la acción que pretende que se niegue la filiación establecida formalmente.
Cualquier persona con interés legítimo tiene acción para que se declare la filiación manifestada por
la constante posesión de estado. La posesión de estado es un título de legitimación que deriva de la
conversión de la apariencia jurídica en realidad, con determinados requisitos: continuidad, apariencia
jurídica manifestada en el uso de los apellidos, trato entre padres e hijos como tales, etc. Se exceptúa
el supuesto en que la filiación que se reclame contradiga otra legalmente determinada.
La paternidad podrá ser impugnada por el hijo durante el año siguiente a la inscripción de la
filiación. Si fuere menor o tuviera la capacidad modificada judicialmente, el plazo contará desde que
alcance la mayoría de edad o recobre capacidad suficiente a tales efectos. El ejercicio de la acción,
en interés del hijo que sea menor o tuviere la capacidad modificada judicialmente, corresponderá,
asimismo, durante el año siguiente a la inscripción de la filiación, a la madre que ostente la patria
potestad, a su representante legal o al Ministerio Fiscal. Si el hijo, pese a haber transcurrido más de
un año desde la inscripción en el registro, desde su mayoría de edad o desde la recuperación de la
capacidad suficiente a tales efectos, desconociera la falta de paternidad biológica de quien aparece
inscrito como su progenitor, el cómputo del plazo de un año comenzará a contar desde que tuviera tal
conocimiento. Cuando el hijo fallece antes de transcurrir los plazos establecidos en los párrafos
anteriores, su acción corresponderá a sus herederos por el tiempo que falte para completar dichos
plazos.
Los conceptos tradicionales de paternidad y maternidad tradicionales han sufrido ser un cambio
profundo con la presencia de técnicas de reproducción humana asistida. Como consecuencia de lo
que se establece en la Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre técnicas de reproducción humana asistida
6
no necesariamente padre y progenitor son figuras coincidentes, no se vinculan las responsabilidades
de la paternidad al donante de los gametos, no se reflejan en el Registro Civil los datos de los que se
pueda inferir el carácter de la generación, etc.
El punto de partida es la donación de gametos y preembriones para las finalidades autorizadas por
esta Ley es un contrato gratuito, formal y confidencial concertado entre el donante y el centro
autorizado. La donación será anónima y deberá garantizarse la confidencialidad de los datos de
identidad de los donantes por los bancos de gametos, así como, en su caso, por los registros de
donantes y de actividad de los centros que se constituyan. Los hijos nacidos tienen derecho por sí o
por sus representantes legales a obtener información general de los donantes que no incluya su
identidad. Igual derecho corresponde a las receptoras de los gametos y de los preembriones. Sólo
excepcionalmente, en circunstancias extraordinarias que comporten un peligro cierto para la vida o la
salud del hijo o cuando proceda con arreglo a las Leyes procesales penales, podrá revelarse la
identidad de los donantes, siempre que dicha revelación sea indispensable para evitar el peligro o
para conseguir el fin legal propuesto. Dicha revelación tendrá carácter restringido y no implicará en
ningún caso publicidad de la identidad de los donantes.
Toda mujer mayor de 18 años y con plena capacidad de obrar podrá ser receptora o usuaria de las
técnicas reguladas en esta Ley, siempre que haya prestado su consentimiento escrito a su utilización
de manera libre, consciente y expresa. La mujer podrá ser usuaria o receptora de las técnicas
reguladas en esta Ley con independencia de su estado civil y orientación sexual. Si la mujer estuviera
casada, se precisará, además, el consentimiento de su marido, a menos que estuvieran separados
legalmente o de hecho y así conste de manera fehaciente. El consentimiento del cónyuge, prestado
antes de la utilización de las técnicas, deberá reunir idénticos requisitos de expresión libre,
consciente y formal.
- La filiación de los nacidos con las técnicas de reproducción asistida se regulará por las Leyes
civiles. No obstante, la Ley sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida introduce algunas
especialidades:
- En ningún caso, la inscripción en el Registro Civil reflejará datos de los que se pueda inferir
el carácter de la generación.
- Cuando la mujer estuviera casada, y no separada legalmente o de hecho, con otra mujer, esta
última podrá manifestar conforme a lo dispuesto en la Ley del Registro Civil que consiente
en que se determine a su favor la filiación respecto al hijo nacido de su cónyuge.
La patria potestad, como responsabilidad parental, se ejercerá siempre en interés de los hijos, de
acuerdo con su personalidad, y con respeto a sus derechos, su integridad física y mental. Es una
función al servicio del hijo que genera deberes para los padres con el fin de prestar al menor
asistencia de todo orden. El derecho al libre desarrollo de la personalidad que proclama el artículo
10.1 de la Constitución merece especial protección por la trascendencia de la infancia en la
formación de la personalidad.
a. Se trata de una función dual de ambos padres en beneficio de los hijos. Para que el sistema
resulte flexible y eficaz, puede actuar el padre o la madre solo en ciertos casos si eso es
conforme con el uso social, las circunstancias de la familia o tiene carácter urgente la actuación.
Si no hay acuerdo entre los padres y sus diferencias resultan insalvables, está prevista la
intervención del juez. El juez puede llegar al extremo de atribuir la patria potestad a uno de ellos
o a distribuir entre ambos las facultades que la conforman. La norma general es la del ejercicio
conjunto de la patria potestad por ambos padres o por uno con el consentimiento expreso o tácito
del otro, y no un ejercicio indistinto por uno o por otro.
b. El eje vertebrador de las facultades que conforman la patria potestad es el interés superior del
niño. Sólo pueden ejercitarse en beneficio del menor, respetando sus derechos. Como es sabido,
vinculado al interés superior del niño se encuentra su derecho a ser oído, sin discriminación por
razón de edad, discapacidad, origen... El niño puede hacer valer este derecho frente a cualquiera
que vaya a tomar una decisión que afecte a su esfera personal, familiar o social.
8
c. La responsabilidad parental se rige por normas en gran medida imperativas o de ius cogens, de
manera que no se puede prescindir de la naturaleza de orden público que en parte reviste estas
normas. Por esta razón pueden los tribunales pronunciarse de oficio y sin petición de parte sobre
la forma de ejercitar los derechos y deberes inherentes a la responsabilidad parental.
Los hijos menores de edad no emancipados están sometidos a la responsabilidad parental de los
padres, sean hijos matrimoniales, no matrimoniales o adoptivos, siempre que la filiación esté
legalmente determinada. Los mayores de edad son capaces para todos los actos de la vida civil, salvo
las excepciones establecidas en casos especiales por el Código Civil.
Los hijos menores de edad no emancipados están bajo la responsabilidad de los padres. No puede
hablarse del padre o la madre porque es posible que existan dos padres como consecuencia de una
adopción o dos madres como resultado de la utilización de las técnicas de reproducción asistida o de
la adopción.
Para ser titular de la responsabilidad parental la filiación debe haber sido legalmente determinada,
con independencia del momento de la determinación legal de la filiación.
No obstante, queda excluido de la patria potestad y demás funciones tuitivas y no ostenta derechos
por ministerio de la Ley respecto del hijo o de sus descendientes, o en sus herencias, el progenitor:
1. Cuando haya sido condenado a causa de las relaciones a que obedezca la generación, según
sentencia penal firme.
2. Cuando la filiación haya sido judicialmente determinada contra su oposición.
En el menor no emancipado, ejercerá la patria potestad sobre sus hijos con la asistencia de sus padres
y, a falta de ambos, de su tutor; en casos de desacuerdo o imposibilidad, con la del Juez. Sin
embargo, la incapacitación judicial plena de uno de los padres sí se considera una causa de extinción
de la patria potestad. No ocurre lo mismo con la incapacitación judicial parcial pues en tal caso se
estará a lo establecido en la sentencia de incapacitación.
Solo a los padres corresponde la patria potestad y no a otros, aunque sí puedan atribuirse, a otros,
facultades propias de la responsabilidad parental. Y la titularidad es conjunta de los padres respecto
del hijo común. Determinada la filiación y sin poner en cuestión ésta no se puede discutir la
9
titularidad de la patria potestad; se podrá poner en cuestión el ejercicio o plantear la privación de la
patria potestad.
Según establece el artículo 154 del Código Civil, “(L)a patria potestad, como responsabilidad
parental, se ejercerá siempre en interés de los hijos, de acuerdo con su personalidad, y con respeto a
sus derechos, su integridad física y mental”.
El eje vertebrador de la patria potestad es el interés superior del niño. Por esta razón son contrarios a
Derecho los actos de los padres contrarios a dicho interés y que busquen exclusivamente su beneficio
o lo ponderen sobre el interés del niño.
En principio son los padres los que están llamados a determinar ese interés pero si hubiera conflicto
de intereses entre el niño y quieres tienen sobre él responsabilidad parental, corresponde al juez
determinarlo, teniendo en cuenta que el interés del niño prima sobre el de otras personas, incluidos
sus padres.
El mayor problema práctico es el de la determinación de ese interés superior del niño. En este
sentido la reforma del artículo 2 de la Ley Orgánica 1/1996 por la Ley Orgánica 8/2015 ha
constituido un gran avance al proporcionar los criterios que se deben barajar y los elementos a
ponderar para una adecuada determinación del concepto en cada caso concreto.
El ejercicio de la responsabilidad parental es obligatorio para los titulares (ya hemos dicho que se
trata de un derecho-función que opera en beneficio del menor). Por esta razón es irrenunciable,
intransmisible a un tercero (en nuestro Derecho no cabe la delegación de la patria potestad) e
imprescriptible.
Es un derecho y, como tal, es reclamable ante los tribunales si su ejercicio se ve obstaculizado sin
motivo. Los obstáculos al ejercicio del derecho pueden causar un daño moral indemnizable.
La regla general –de acuerdo con los principios constitucionales de igualdad y no discriminación- es
el ejercicio conjunto de la patria potestad por ambos padres o por uno de ellos con el consentimiento
del otro. Así lo establece el artículo 156.1 del Código Civil: “La patria potestad se ejercerá
conjuntamente por ambos progenitores o por uno solo con el consentimiento expreso o tácito del
otro. Serán válidos los actos que realice uno de ellos conforme al uso social y a las circunstancias o
en situaciones de urgente necesidad”. Los padres pueden acordar alguna modalidad de ejercicio o
distribuir las funciones de la responsabilidad parental. Pero salvo en caso de acuerdo o de ejercicio
individual de la responsabilidad parental, ninguno de los padres podrá decidir por sí solo cuestiones
que afecten a los hijos sin contar con el consentimiento expreso o tácito del otro (cambio de colegio,
traslado de domicilio, etc.).
Es preciso que nos preguntemos por la validez de las decisiones de uno sólo de los padres
separadamente o si es necesaria la decisión conjunta de ambos. En la vida corriente es habitual el
ejercicio individual de la responsabilidad parental sobre la base de acuerdos expresos o tácitos de
reparto entre los padres de las decisiones de la vida cotidiana. “Serán válidos los actos que realice
uno de ellos conforme al uso social y a las circunstancias o en situaciones de urgente necesidad”
(artículo 156.1, segundo inciso, del Código Civil). En cuanto a la sanción para los actos de uno de
los titulares de la patria potestad sin el consentimiento del otro, suele sostenerse que los actos
10
onerosos son anulables y los gratuitos nulos de pleno derecho.
En caso de desacuerdo, cualquiera de los dos padres podrá acudir al Juez, quien, después de oír a
ambos y al hijo si tuviera suficiente madurez y, en todo caso, si fuera mayor de doce años, atribuirá
la facultad de decidir al padre o a la madre. Si los desacuerdos fueran reiterados o concurriera
cualquier otra causa que entorpezca gravemente el ejercicio de la patria potestad, podrá atribuirla
total o parcialmente a uno de los padres o distribuir entre ellos sus funciones. Esta medida tendrá
vigencia durante el plazo que se fije, que no podrá nunca exceder de dos años. Las resoluciones
judiciales sobre esta materia son inscribibles en el Registro Civil.
Respecto de terceros de buena fe, se presumirá que cada uno de los progenitores actúa en el ejercicio
ordinario de la patria potestad con el consentimiento del otro. Con esta presunción se evita la
necesidad de que el tercero acredite que no conocía el desacuerdo entre los padres.
En defecto o por ausencia, incapacidad o imposibilidad de uno de los padres, la patria potestad será
ejercida exclusivamente por el otro. Los casos en los que está previsto el ejercicio individual
exclusivo de la patria potestad son los supuestos en que falta alguno de los padres (por muerte,
declaración de fallecimiento o falta de determinación legal de la filiación, por ser aplicable la
exclusión inicial de la patria potestad –artículo 111-, por haber sido privado de las funciones de la
responsabilidad parental por sentencia judicial firme, por ausencia declarada judicialmente o de
hecho, por incapacidad declarada judicialmente si así lo establecen los términos de la decisión y la
incapacidad no declarada, enfermedad, lejanía o cualquier situación que haga imposible el ejercicio
regular en interés del menor.
Si los padres viven separados, la patria potestad se ejercerá por aquel con quien el hijo conviva. Sin
embargo, el Juez, a solicitud fundada del otro progenitor, podrá, en interés del hijo, atribuir al
solicitante la patria potestad para que la ejerza conjuntamente con el otro progenitor o distribuir entre
el padre y la madre las funciones inherentes a su ejercicio. Se atribuyen al padre conviviente las
funciones de la responsabilidad parental ligadas a la convivencia cotidiana. No hay impedimento
alguno para la concurrencia de los dos titulares de la patria potestad en el desempeño de las
funciones que no exigen un contacto permanente y, concretamente, para adoptar las decisiones de
importancia en la vida del hijo. Se debe distinguir así el ejercicio de la patria potestad (que sigue
siendo conjunto) de la guarda y custodia, que se atribuye al conviviente. El juez puede, no obstante,
si hay circunstancias que así lo aconsejen, proceder a la distribución de las funciones de la patria
potestad, a la suspensión o a la privación de la misma.
Si los padres viven separados y no deciden de común acuerdo, el Juez decidirá, siempre en beneficio
de los hijos, al cuidado de qué progenitor quedarán los hijos menores de edad. El Juez oirá, antes de
tomar esta medida, a los hijos que tuvieran suficiente juicio y, en todo caso, a los que fueran mayores
de doce años.
En todo caso, el padre que está ejerciendo la patria potestad debe informar al otro de los hechos
relevantes que se vayan produciendo en este ejercicio, relativos tanto al cuidado del menor como a la
gestión de su patrimonio.
El artículo 158 del Código Civil establece el control judicial en el ejercicio de la patria potestad,
como garantía de que esa responsabilidad va a ejercerse en interés del hijo:
“El Juez, de oficio o a instancia del propio hijo, de cualquier pariente o del Ministerio Fiscal, dictará:
1. Las medidas convenientes para asegurar la prestación de alimentos y proveer a las futuras
necesidades del hijo, en caso de incumplimiento de este deber, por sus padres.
11
2. Las disposiciones apropiadas a fin de evitar a los hijos perturbaciones dañosas en los casos de
cambio de titular de la potestad de guarda.
3. Las medidas necesarias para evitar la sustracción de los hijos menores por alguno de los
progenitores o por terceras personas y, en particular, las siguientes:
- Prohibición de salida del territorio nacional, salvo autorización judicial previa.
- Prohibición de expedición del pasaporte al menor o retirada del mismo si ya se hubiere
expedido.
- Sometimiento a autorización judicial previa de cualquier cambio de domicilio del menor.
6. En general, las demás disposiciones que considere oportunas, a fin de apartar al menor de un
peligro o de evitarle perjuicios en su entorno familiar o frente a terceras personas. Se garantizará
por el Juez que el menor pueda ser oído en condiciones idóneas para la salvaguarda de sus
intereses.
En caso de posible desamparo del menor, el Juzgado comunicará las medidas a la Entidad Pública.
Todas estas medidas podrán adoptarse dentro de cualquier proceso civil o penal o bien en un
expediente de jurisdicción voluntaria”.
Con arreglo al artículo 155 del Código Civil, “Los hijos deben: 1.° Obedecer a sus padres
mientras permanezcan bajo su potestad, y respetarles siempre”. El deber de obediencia supone el
cumplimiento de las órdenes lícitas dadas por los padres en el ejercicio correcto de sus
funciones. No hay un deber de obedecer órdenes contrarias a derecho y, en consecuencia, no es
causa de eximente de la responsabilidad penal del menor el hecho de cometer un delito por orden
del titular de la patria potestad. El deber de respeto existirá siempre y no sólo mientras subsista
la patria potestad.
Los hijos menores tienen derecho a relacionarse con sus progenitores aunque éstos no ejerzan la
patria potestad, salvo que se disponga otra cosa por resolución judicial o por la Entidad Pública.
En caso de privación de libertad de los progenitores, y siempre que el interés superior del menor
recomiende visitas a aquellos, la Administración deberá facilitar el traslado acompañado del
menor al centro penitenciario, ya sea por un familiar designado por la administración competente
o por un profesional que velarán por la preparación del menor a dicha visita. Asimismo la visita
a un centro penitenciario se deberá realizar fuera de horario escolar y en un entorno adecuado
para el menor.
12
Los menores adoptados por otra persona, solo podrán relacionarse con su familia de origen en
los términos previstos en el artículo 178.4. “Cuando el interés del menor así lo aconseje, en
razón de su situación familiar, edad o cualquier otra circunstancia significativa valorada por la
Entidad Pública, podrá acordarse el mantenimiento de alguna forma de relación o contacto a
través de visitas o comunicaciones entre el menor, los miembros de la familia de origen que se
considere y la adoptiva, favoreciéndose especialmente, cuando ello sea posible, la relación entre
los hermanos biológicos.
No podrán impedirse sin justa causa las relaciones personales del menor con sus hermanos,
abuelos y otros parientes y allegados. En caso de oposición, el Juez, a petición del menor,
hermanos, abuelos, parientes o allegados, resolverá atendidas las circunstancias. Especialmente
deberá asegurar que las medidas que se puedan fijar para favorecer las relaciones entre
hermanos, y entre abuelos y nietos, no faculten la infracción de las resoluciones judiciales que
restrinjan o suspendan las relaciones de los menores con alguno de sus progenitores.
3. Obligaciones patrimoniales
Con arreglo al artículo 155 del Código Civil, “Los hijos deben: 2.° Contribuir equitativamente,
según sus posibilidades, al levantamiento de las cargas de la familia mientras convivan con ella”.
Aunque pertenecen siempre al hijo no emancipado los frutos de sus bienes, así como todo lo que
adquiera con su trabajo o industria, los padres podrán destinar los del menor que viva con ambos
o con uno sólo de ellos, en la parte que le corresponda, al levantamiento de las cargas familiares,
y no estarán obligados a rendir cuentas de lo que hubiesen consumido en tales atenciones. Con
este fin se entregarán a los padres, en la medida adecuada, los frutos de los bienes que ellos no
administren. Se exceptúan los frutos de los bienes adquiridos por título gratuito cuando el
disponente lo hubiere ordenado de manera expresa y los adquiridos por sucesión en que uno o
ambos de los que ejerzan la patria potestad hubieran sido justamente desheredados o no hubieran
podido heredar por causa de indignidad, que serán administrados por la persona designada por el
causante y, en su defecto y sucesivamente, por el otro progenitor o por un administrador judicial
especialmente nombrado y los de aquellos donados o dejados a los hijos especialmente para su
educación o carrera, pero si los padres carecieran de medios podrán pedir al Juez que se les
entregue la parte que en equidad proceda.
13
No hay que olvidar que los hijos menores pueden contribuir al levantamiento de las cargas
familiares de otras formas que no tienen contenido económico (recoger la ropa, recoger la
cocina, etc.).
En cuanto a los derechos y obligaciones de los padres, son los artículos 39.3 de la Constitución y
154 del Código Civil los que resumen de los derechos y obligaciones de los padres cuyo
ejercicio no es facultativo sino obligatorio, irrenunciable e intransmisible.
“Los padres deben prestar asistencia de todo orden a los hijos habidos dentro o fuera del
matrimonio, durante su minoría de edad y en los demás casos en que legalmente proceda”.
La patria potestad, como responsabilidad parental, se ejercerá siempre en interés de los hijos, de
acuerdo con su personalidad, y con respeto a sus derechos, su integridad física y mental.
4. Obligaciones personales
Los padres, como titulares de la patria potestad, deben velar por sus hijos, tenerlos en su
compañía, alimentarlos, educarlos y procurarles una formación integral. Ni la obligación de
prestar alimentos ni la de educación se extingue necesariamente al alcanzar el hijo la mayoría de
edad. El incumplimiento de estas obligaciones puede dar lugar a la privación o suspensión de la
patria potestad o, incluso, en el orden penal, al delito de abandono de familia.
Aunque la obligación de corregir a los hijos subsiste subsumida en el deber de educar a los
menores y procurarles una formación integral, ha desaparecido del Código Civil la referencia a
la potestad de los padres de corregir razonable y moderadamente a los hijos. Es más, el artículo
154 impone el respeto a su integridad física y psicológica. La corrección a los hijos se rige por el
interés superior del niño y sólo puede tener fines educativos.
Los padres que ostenten la patria potestad tienen la representación legal de sus hijos menores no
emancipados.
- Los actos relativos a los derechos de la personalidad que el hijo, de acuerdo con su madurez,
pueda ejercitar por sí mismo.
No obstante, los responsables parentales intervendrán en estos casos en virtud de sus deberes
de cuidado y asistencia.
14
- Aquellos en que exista conflicto de intereses entre los padres y el hijo.
Se nombrará un defensor judicial que represente y ampare los intereses de quienes se hallen
en alguno de los siguientes supuestos:
a. Cuando en algún asunto exista conflicto de intereses entre los menores o incapacitados y
sus representantes legales o el curador. En el caso de tutela conjunta ejercida por ambos
padres, si el conflicto de intereses existiere sólo con uno de ellos, corresponderá al otro
por ley, y sin necesidad de especial nombramiento, representar y amparar al menor o
incapacitado.
Para celebrar contratos que obliguen al hijo a realizar prestaciones personales se requiere el
previo consentimiento de éste si tuviere suficiente juicio, sin perjuicio de lo establecido en el
artículo 158.
Los padres administrarán los bienes de los hijos con la misma diligencia que los suyos propios,
cumpliendo las obligaciones generales de todo administrador y las especiales establecidas en la
Ley Hipotecaria. En principio, aunque no lo aclare la ley, debe entenderse por actos de
administración todos aquellos que no supongan enajenación o gravamen de los bienes. Aunque
la ley no pida más diligencia que la que se emplea en la administración de los bienes propios,
parece que la negligencia con la que un padre pueda administrar sus bienes no es admisible para
la administración de los bienes de los hijos.
a. Los bienes adquiridos por título gratuito cuando el disponente lo hubiere ordenado de manera
expresa. Se cumplirá estrictamente la voluntad de éste sobre la administración de estos bienes y
destino de sus frutos.
b. Los adquiridos por sucesión en que uno o ambos de los que ejerzan la patria potestad hubieran sido
justamente desheredados o no hubieran podido heredar por causa de indignidad, que serán
administrados por la persona designada por el causante y, en su defecto y sucesivamente, por el otro
progenitor o por un administrador judicial especialmente nombrado.
c. Los que el hijo mayor de dieciséis años hubiera adquirido con su trabajo o industria. Los actos de
administración ordinaria serán realizados por el hijo, que necesitará el consentimiento de los padres
para los que excedan de ella.
Pertenecen siempre al hijo no emancipado los frutos de sus bienes, así como todo lo que adquiera con su
trabajo o industria.
No obstante, como ya señalamos al tratar de los derechos y deberes de los hijos, los padres podrán
destinar los del menor que viva con ambos o con uno sólo de ellos, en la parte que le corresponda, al
levantamiento de las cargas familiares, y no estarán obligados a rendir cuentas de lo que hubiesen
15
consumido en tales atenciones. Con este fin se entregarán a los padres, en la medida adecuada, los frutos
de los bienes que ellos no administren. Si los padres carecieren de medios podrán pedir al Juez que se les
entregue la parte de los frutos excluidos de su administración que en equidad proceda.
Los padres no podrán renunciar a los derechos de que los hijos sean titulares ni enajenar o gravar sus
bienes inmuebles, establecimientos mercantiles o industriales, objetos preciosos y valores mobiliarios,
salvo el derecho de suscripción preferente de acciones, sino por causas justificadas de utilidad o
necesidad y previa la autorización del Juez del domicilio, con audiencia del Ministerio Fiscal.
Los padres deberán recabar autorización judicial para repudiar la herencia o legado deferidos al hijo. Si
el Juez denegase la autorización, la herencia sólo podrá ser aceptada a beneficio de inventario.
No será necesaria autorización judicial si el menor hubiese cumplido dieciséis años y consintiere en
documento público, ni para la enajenación de valores mobiliarios siempre que su importe se reinvierta en
bienes o valores seguros.
Cuando la administración de los progenitores ponga en peligro el patrimonio del hijo, el Juez, a petición
del propio hijo, del Ministerio Fiscal o de cualquier pariente del menor, podrá adoptar las medidas que
estime necesarias para la seguridad y recaudo de los bienes, exigir caución o fianza para la continuación
en la administración o incluso nombrar un Administrador.
Al término de la patria potestad podrán los hijos exigir a los padres la rendición de cuentas de la
administración que ejercieron sobre sus bienes hasta entonces. La acción para exigir el cumplimiento de
esta obligación prescribirá a los tres años. En caso de pérdida o deterioro de los bienes por dolo o culpa
grave, responderán los padres de los daños y perjuicios sufridos.
La responsabilidad civil es el deber de indemnizar por los daños causados a otra persona. En general,
esta obligación corresponde a las personas mayores de edad con plena capacidad que sean autoras
del hecho que ha generado el daño. Sin embargo, también en algunos casos la responsabilidad se
genera por hechos ajenos. Este es el caso de los padres por su responsabilidad por falta de vigilancia
de los hijos menores que han producido un daño. La responsabilidad de los padres es por culpa y por
eso el Código Civil excluye su responsabilidad si los padres prueban que han empleado toda la
diligencia de un buen padre de familia para prevenir el daño.
El padre o la madre podrán ser privados total o parcialmente de su potestad por sentencia fundada en
el incumplimiento de los deberes inherentes a la misma o dictada en causa criminal o matrimonial.
Entre las causas de privación de la patria potestad se incluyen la violencia física y las amenazas, pero
también la despreocupación y el desinterés. Puede darse el caso de imposibilidad de ejercicio de la
patria potestad, sea moral o material, sin que necesariamente el incumplimiento tenga que ser
voluntario.
Los Tribunales podrán, en beneficio e interés del hijo, acordar la recuperación de la patria potestad
16
cuando hubiere cesado la causa que motivó la privación.
También puede el juez mantener a los padres en la titularidad de la responsabilidad parental pero
suspender su ejercicio. También la Entidad Pública de protección de menores puede causar la
suspensión del ejercicio de la patria potestad cuando declara el desamparo de un menor y asume
automáticamente la tutela. Así lo analizaremos en el bloque 4 del programa.
La patria potestad sobre los hijos que hubieran sido incapacitados quedará prorrogada, por ministerio
de la Ley, al llegar aquéllos a la mayor edad. Si el hijo mayor de edad soltero que viviere en
compañía de sus padres o de cualquiera de ellos fuere incapacitado se rehabilitará la patria potestad,
que será ejercida por quien correspondiere si el hijo fuera menor de edad. La patria potestad
prorrogada en cualquiera de estas dos formas se ejercerá con sujeción a lo especialmente dispuesto
en la resolución de incapacitación y, subsidiariamente, en las reglas del presente título.
4.° Por haber contraído matrimonio el incapacitado.Si al cesar la patria potestad prorrogada
subsistiere el estado de incapacitación, se constituirá la tutela o curatela, según proceda.
17