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Antes de comenzar a hablar del libro en sí vale la pena resaltar que, como el
propio autor indica en varias ocasiones, este ensayo es una síntesis de las ideas
fundamentales de Paracelso, no su obra completa. Por lo tanto se obviarán o
resumirán muchos puntos con la premisa de hacer más simple la comprensión de
ciertos aspectos de su trabajo.
Una vez aclarado esto, el autor dedica un primer capítulo a hablarnos sobre la
biografía de Paracelso, la cual es fundamental para la comprensión de ciertos
puntos. Su nombre completo fue Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus
von Hohenheim (no usando nunca el sobrenombre de Paracelso) y nació en
Einsielden, una pequeña villa de Suiza el día 10 de noviembre del año 1498.
Se cuenta, en palabras del autor que Paracelso “era un niño bajito y enclenque”
por lo cual su padre, el doctor Hohenheim le daba mucha importancia al aire
fresco. Esto le llevo a hacer muchas excursiones junto a su hijo, lo cual hizo que
este se familiarizara con la naturaleza de su alrededor y aprendiese de las plantas
y los tóxicos.
Tras esto siguió interesándose por muchos más campos, sobre todo por las
botánica, pero de esto hablaremos en la totalidad del libro. Falleció el día 24 de
septiembre de 1541, a los 47 años de edad.
Luego de esta pequeña biografía, el autor hace un exordio para explicarnos que
el libro de va a dividir en tres capítulos: Botanogenia, del hombre y su relación
con las plantas y por último un poco sobre principios básicos de la astrología.
En esta segunda parte del libro, se nos comienza a hablar sobre el uso de las
plantas de una forma más rutinaria y práctica para el día a día, y para comprobar
esto solo tenemos que fijarnos en su primer apartado: alimentación.
Aquí Paracelso nos da instrucciones sobre las comidas, y sobre que pasos seguir
por ejemplo para ser vegetariano (no lo defiende, pero si lo apoya). Sigue
dándonos indicaciones para realizar unas comidas más provechosas.
Tras todo esto entramos quizás en el punto más interesante y fructífero del libro,
las terapias curativas y medicinales del reino vegetal. Paracelso defendía que las
plantas pueden sernos útiles en tres estados: vivas, muertas o “resucitadas”.
Hablando sobre las plantas vivas, nos dice que “sirven de modificadores del
centro o cuerpo interior, sobre todo cuando es aromática”. Paracelso también
decía que si sufres de una enfermedad puedes “transportar” dicha enfermedad a
la planta viva, refiriéndose a sus propiedades curativas, las cuales consideraba
un arte esotérico. (En este punto se intercalan con los conocimientos del libro
ejemplos de plantas curativas y como usarlas, como la Senecio vulgaris que sirve
para el mal de dientes si se frota contra las encías).
Por último, nos enseñará como preparar el extracto de cicuta. Al igual que en las
dos anteriores aprendemos el proceso para realizarlo, cantidades, dosis, etc. Esta
servía para dolores físicos y se aplicaba en compresas sobre la parte afectada.
Aún así el libro nos habla sobre estos cánones astrológicos, pero como he
comentado antes no voy a darle importancia a este tema, que aunque interesante,
no lleva al tema principal que queremos tratar.
Luego habla de los denominados “ungüentos de los brujos”; de los cuales existen
tres tipos y se denominan así porque turban la razón del sujeto. Su uso se
atribuía a las brujas.
Esta es la parte más breve del libro y se basa en explicar de forma escueta
elementos básicos de la astrología como los signos del Zodiaco o los chacras.
Acanto (Acanthus mollis): sus hojas son útiles para tratar de forma conveniente las
quemaduras.
Cañamo Indio (Cannabis indica): Se usa como sedante, pero siempre con
precaución y prescripción médica
Lirio (Lilium chrynostates): El polen de esta flor es útil para curar las quemaduras.
Su agua destilada aminora los dolores del parto y cura los males de los ojos.
Palmera (Phoenyx datilifera): Se emplean sus frutos para combatir los catarros
bronquiales, enfermedades de la vejiga e inflamaciones.