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Aunque la fundación de San Carlos de Austria, hoy capital del estado Cojedes, obedeció a un
largo proceso, se puede tener el 1º de marzo de 1678 como el día de su nacimiento, según
Torcuato Manzo Núñez, quien presenta, a falta de un acta específica, una serie de
argumentos, dando por fundador a Fray Pedro de Berja o Verja. Lo cierto es que sí hay
constancia de una solicitud hecha por el fraile ante el gobernador de la Provincia de
Venezuela, Fernando de Villegas, para fundar una villa con el nombre de San Carlos
aprobada en 1677 y por Cédula Real de finales de 1677. La demarcación hecha por el
Gobernador Alberro para la villa fue de «…cinco leguas en su contorno…». La villa fue
creciendo poco a poco y a mediados del siglo XVII empieza a tener significación histórica con
los movimientos preindependentistas de Andresote y Juan Francisco León.
En la independencia destacaron hechos como la Batalla de las Mujeres y la concentración del
Ejército patriota que participaría en la Batalla de Carabobo, en 1821, en la Casa de La
Blanquera, donde el Libertador dio los toques finales al plan de acción de la trascendental
batalla.
El General José Manuel Hernández, «El Mocho», encabeza un movimiento subversivo contra
el gobierno de Ignacio Andrade, al sentirse perjudicado por un gigantesco fraude en las
elecciones presidenciales. Esta acción, que se inicia el 2 de marzo de 1898, es conocida
como la revolución de «Queipa», que toma su nombre de la hacienda situada en la montaña
del Socorro, en la sierra occidental de Carabobo, propiedad de Evaristo Lima, en donde se
preparó y lanzó la proclama inicial del movimiento. El propio Joaquín Crespo, ex-Presidente
de la República, sale a combatirlo para consolidar el régimen creado por él.
En esta revolución, que no llegó a tener una gran aceptación popular, destaca la muerte de
Crespo en la acción de Mata Carmelera, el 16 de abril de 1898. El saldo fue de más de 800
muertos y concluyó con la captura de su cabecilla, el «Mocho» Hernández, el 12 de junio de
1898.
Nace el 10 de marzo de 1780 Juan José Landaeta, quien hasta ahora se ha tenido como el
autor de la letra del Himno Nacional de Venezuela. Landaeta compuso algunas obras de
carácter religioso, como Benedictus y Pésame a la Virgen. Perteneció a la clase social de los
pardos y tuvo desde el comienzo de la revolución simpatías por la causa independentista. Así,
se le vio entre los conspiradores del 19 de abril de 1810. Esta misma pasión revolucionaria lo
llevó a componer varias canciones patrióticas, entre ellas una con motivo de la instalación del
primer Congreso de Venezuela, en 1811. La letra comenzaba con la frase «Gloria,
americanos». Se ha tenido hasta ahora a Juan José Landaeta como autor de la música del
Himno Nacional de Venezuela, pero no ha aparecido ningún documento que dé validez a esta
aseveración. Sólo existe la tradición oral, ya que ni siquiera Guzmán Blanco al decretar el
«Gloria al Bravo Pueblo» como Himno Nacional, mencionó en el decreto a los autores. En
cambio, hay más posibilidades de que sea Lino Gallardo el autor de la música de dicho
Himno. Landaeta, como buen patriota, fue perseguido por los realistas apenas cayó la primera
República. Hecho prisionero, pudo salir al regresar Bolívar a Caracas, en 1813. Acompañó al
Libertador en la penosa emigración a Oriente, en 1814, pero con mala fortuna, pues fue
apresado y fusilado por Boves en ese mismo año. Cabe advertir que aquello de que Landaeta
fue fusilado con la partitura del Himno Nacional pegada a la frente no pasa de ser una
leyenda. Para empezar, el Gloria al Bravo Pueblo era una canción más y habrían de pasar
muchos años para que se convirtiera en Himno Nacional (1881).
Eminente médico, humanista, sabio, escritor, orador, investigador científico, José María
Vargas se ha convertido en el símbolo del Poder Civil en Venezuela, en una época en que los
Generales y los Coroneles pretendían el ejercicio del Gobierno en compensación a sus
servicios militares durante la Guerra de Independencia. José María Vargas nació en La Guaira
el 10 de marzo de 1786. A los 16 años ingresa al Seminario Tridentino de Caracas, donde
estudia cuatro años y obtiene el grado de Bachiller en Filosofía (1803); en 1806 es Maestro de
Artes; en 1808, apenas se gradúa de doctor en Medicina, viaja a Cumaná para ejercer allá su
profesión. En esta tierra oriental le sorprende el 19 de abril de 1810. Cuando el terremoto de
1812 ya está de nuevo en La Guaira. A la caída de la Primera República Vargas es sometido
a prisión en los calabozos de La Guaira. En 1813, al llegar Bolívar a Caracas, lo liberta y
Vargas se traslada a Europa, donde perfecciona sus conocimientos y los aumenta. A los
estudios de Medicina, Astronomía, Física, Cánones, Lenguas vivas y muertas, agregó los de
Oftalmología, Anatomía, Patología, Tocología, Mineralogía, Botánica y Química. En suma, un
sabio.
De Europa pasa a Puerto Rico, donde permanece hasta 1825, cuando regresa a Venezuela.
Al año siguiente funda la Cátedra de Anatomía en la Universidad de Caracas, dando clases
gratuitamente.
Como político fue un modelo de virtudes. En el Congreso de Valencia fue una de las voces
solitarias que se alzaron para defender la integridad del Libertador. Presentado como
candidato a la Presidencia de la República, repetidas veces renuncia, pero sus amigos,
conscientes de la capacidad y magnanimidad de Vargas, insisten en inscribirlo. Obtiene
mayoría de votos en las elecciones y esto lo desazona. El 9 de febrero de 1835 presta
juramento como Presidente de la República. En abril ya aparece renunciando y en julio de ese
mismo año de 1835 estalla la Revolución de las Reformas, cuando la insolencia de Carujo
pretende imponerse a la razón y a la justicia. Vargas es expulsado del país, pero Páez lo
repone en el mando. Sin embargo, será por poco tiempo. El 14 de abril renuncia
definitivamente. Es el año de 1836. Se retira a sus quehaceres vocacionales: la ciencia y la
educación. En 1842 preside los actos del traslado de los restos del Libertador desde Santa
Marta a Caracas. En 1853, enfermo, viaja a Nueva York, donde muere el 13 de julio de 1854.
Sus restos mortales están en el Panteón Nacional, donde Vargas es permanente ejemplo de
virtudes cívicas. Como un homenaje permanente a su memoria, el Municipio donde nació se
llama «Vargas» desde 1987. También los médicos celebran su día el 10 de marzo de cada
año.
El 11 de marzo de 1892 se inicia una insurrección armada la Revolución Legalista, dirigida por
el general Joaquín Crespo para derrocar al presidente Raimundo Andueza Palacio.
La revolución toma ese nombre, precisamente, porque sus integrantes no estaban de acuerdo
con las nuevas reformas a la constitución, propuestas por el gobierno de Andueza Palacio,
considerándolas continuistas, porque, entre otras cosas, proponía alargar el período
presidencial a cuatro años y los revolucionarios sostenían que se debía nombrar un Consejo
de Gobierno para que éste, a su vez, eligiera un Presidente para el próximo bienio, según la
Constitución vigente de 1881, conocida como la Constitución Suiza. El general Crespo sale
del hato «El Totumo», en el Estado Guárico, el día 11 de marzo, dando así inicio a la
revolución, que rápidamente se propaga por todo el país. El gobierno nombra a Sebastián
Casañas, comandante del Ejército para combatir a los insurrectos; fracasa en el intento,
provocando crisis en los gubernamentales. Participaron en la revolución al lado de Crespo,
Ramón Guerra, Wenceslao Casado y el «Mocho» Hernández, quien libra un combate en
Orocopiche y toma a Ciudad Bolívar el 10 de agosto de ese mismo año. La revolución llega a
su fin el 6 de octubre de 1892, cuando el general Joaquín Crespo, a la cabeza de 10.000
hombres y bajo un torrencial aguacero, entra a la ciudad de Caracas y toma el poder. El triste
saldo de esta contienda entre hermanos, según Landaeta Rosales, fue de 4.000 muertos y
más de 2.600 heridos.
Fue uno de los más importantes maestros venezolanos del siglo XX. Destacado luchador por
los derechos del pueblo. Para él la educación debía responder al interés de la mayoría y en tal
sentido habría de ser democrática, gratuita y obligatoria.
Luis Beltrán Prieto Figueroa nació en La Asunción (Edo. Nueva Esparta) el 14 de marzo de
1902 y murió en Caracas el 23 de mayo de 1993. A lo largo de su vida ejerció importantes
cargos públicos, pero los venezolanos lo recordaran siempre como “el maestro Prieto”.
Hijo de Loreto Prieto Higuerey y Josefa Figueroa. Prieto Figueroa realizó los estudios
primarios en la Escuela Federal Graduada Francisco Esteban Gómez de su ciudad natal
(1918). En la misma inició estudios de secundaria en el Colegio Federal hasta 1925 cuando se
trasladó a la capital donde se graduó de bachiller en el liceo Caracas (1927) que dirigía el
maestro Rómulo Gallegos. Comenzó como maestro de escuela en su tierra natal, la Isla de
Margarita, a los 18 años y desde ese momento nunca dejó de dar sus enseñanzas a los niños
y jóvenes.
Francisco Lazo Martí fue hombre de pluma y bala. Nadie pensaría que un fino poeta y médico,
de honda sensibilidad como el guariqueño Lazo Martí, hubiera tenido también arrestos de
revolucionario, pero el caso es que este llanero sabe combinar la dulzura de sus poemas
nativistas con el bronco tronar de las guerras civiles, revolucionario activo en «La Legalista»,
con Joaquín Crespo y en «La Libertadora», contra Cipriano Castro, quizás como catarsis,
como modo de drenar la tormenta que hacía estragos en su interior.
Lazo Martí nació el 14 de marzo de 1869 en Calabozo, estado Guárico; en esa misma
población estudió primaria y bachillerato; en la Universidad Central se graduó de Doctor en
Medicina, a los 20 años de edad. Es por esta época cuando sufre la fiebre revolucionaria.
Enamorado del campo y sus encantos, la Silva Criolla de Lazo Martí es una constante
invitación a ese productivo volcar los ojos sobre a tierra, no sólo desde el punto de vista de la
generosidad con que la naturaleza ha premiado a Venezuela, sino por lo que la naturaleza
misma, el campo, las flores, los ríos, las montañas, el límpido cielo, constituyen un continuo y
verdadero solaz para el espíritu. Quizás esto salvó a Lazo Martí de un final trágico, dada su
depresión ante la soledad, la tristeza, el desamor. El crítico Mario Torrealba Lossi afirma que
«en la Silva Criolla se juntan, en mágica simbiosis, la concepción de lo hispanoamericano -el
paisaje, el hombre, el sentido telúrico- así como la expresión más genuina del carácter
venezolano».
Lazo Martí murió el 9 de agosto de 1909, en Maiquetía. Nos dejó, para delicia nuestra,
además de su Silva Criolla, poemas tan bellos como Crepusculares, Veguera, Flor de Pascua
y Consuelo. El mismo año en que Manuel Vicente Romero García publica su novela Peonía
(1890), se está graduando de médico Francisco Lazo Martí, un joven estudiante nacido en
Calabozo que ha venido a Caracas sólo a recibir su diploma universitario. Ha vivido siempre
en el corazón de los llanos, y a ellos regresa con su título y su vocación de servicio público.
Este día, 23 de marzo de 1814, se produce el anhelado encuentro entre los ejércitos de
oriente y de occidente, este último comandado por Montilla y Palacios. Sucre venía con la
División de Bermúdez, formando parte del Estado Mayor del General Santiago Mariño. Al
amanecer, en el sitio de Los Pilones, en el actual Estado Guárico, se juntaron las tropas. Se
prodigaron abrazos, hubo toques de dianas y alborozo general, como lo describe el historiador
Alfonzo Rumazo González en su admirable biografía de Sucre. La alegría de las tropas se
debió a que, de hecho, los dos ejércitos estaban divididos. Bolívar comandaba el de
Occidente y Mariño el de Oriente. Si Bolívar, por ejemplo, se unía al ejército de Oriente en una
acción bélica, el General en Jefe era Mariño; y viceversa. Esta desunión era traumática, sobre
todo en un momento en que se necesitaba cohesión en cada una de las acciones. Bolívar
luchó por esa unión hasta que se logró con motivo de la batalla de Carabobo. (Índice)
23 de Marzo de 1908: Nace Jóvito Villalba
El 23 de marzo de 1908 nace en Pampatar, estado Nueva Esparta, Jóvito Villalba, abogado,
político, orador. Fue el máximo líder del Partido Unión Republicana Democrática, desde su
fundación en 1945. Comenzó a participar en la política nacional contra el régimen gomecista.
En el año de 1928 interviene en la Semana del Estudiante y pronuncia un discurso en el
Panteón Nacional, lo que le vale una gran popularidad y la cárcel. Está también entre los del
cuartelazo contra el San Carlos, el 7 de abril de 1928. Fracasó el golpe y todos fueron
apresados. Luego Villalba saldrá expulsado a Trinidad. A raíz de la muerte de Gómez, Jóvito
Villalba es el primer exiliado que regresa al país. Funda con Betancourt y otros dirigentes el
PDN, que posteriormente se divide. Es expulsado nuevamente y cuando regresa se mantiene
independiente, reanuda sus estudios y finalmente se gradúa de abogado en 1943.En 1952
participa con su partido en la contienda electoral para integrar la Asamblea Nacional
Constituyente. Desconocidos los resultados de estas elecciones, ganadas por URD, Villalba
es expulsado otra vez.
Por Decreto del Ejecutivo Nacional, presidido por el General Eleazar López Contreras, el 23
de marzo de 1938 es creada la Sociedad Bolivariana de Venezuela. Desde entonces la
Institución se ha caracterizado por la difusión dinámica del pensamiento de Bolívar y
constantemente trabaja por la formación de una conciencia colectiva del ideal bolivariano y de
cuanto signifique afirmación de la nacionalidad. Del 28 de julio al 7 de agosto de ese mismo
año, se reunió en Caracas el Congreso Bolivariano bajo la presidencia del Dr. Vicente Lecuna,
dictó los estatutos de la recién creada Corporación cuya sede está ubicada entre las esquinas
de Traposos y San Jacinto, al lado de la Casa Natal del Libertador. Esta era la segunda
creación, pues la primera correspondió al prócer Rafael Urdaneta, quien fundó el 28 de
octubre de 1842 la Gran Sociedad Boliviana de Caracas (El término bolivariano no se usaba
todavía; fue aceptado por la Real Academia Española en 1927). Desde el mismo momento de
su creación, la Sociedad Bolivariana de Venezuela ha venido sesionando y trabajando sin
interrupción en difundir el pensamiento bolivariano a través de obras importantes como la
edición de los Escritos del Libertador, la más completa recopilación de la obra de Bolívar; la
creación del Instituto de Estudios Bolivarianos y de la Fundación «Rafael Urdaneta» al igual
que la difusión de la obra bolivariana entre los jóvenes a través de las Sociedades
Bolivarianas Estudiantiles que funcionan en una gran mayoría de los diferentes planteles
educacionales de Venezuela.
Desde los albores mismos de la Independencia, en 1810, los hombres más liberales de
Venezuela pensaron en abolir la esclavitud, esa ignominia que pesa sobre ciertas conciencias
humanas.
No sólo la nueva Junta de Gobierno había prohibido la trata de negros, sino que el
Generalísimo Francisco de Miranda llamó a los esclavos a formar filas en el ejército patriota
ofreciéndoles la libertad. Por su parte, Simón Bolívar, aunque mantuano y propietario de
haciendas y de esclavos, fue el primero en liberarlos, dando ejemplo de magnanimidad. Tal
como se lo prometió a su amigo y protector en Haití, el Presidente Petión, apenas llega a
Carúpano, el 2 de junio de 1816 decretó «la libertad absoluta de los esclavos que han gemido
bajo el yugo español en los tres siglos pasados». El 6 de julio de ese mismo año de 1816, al
desembarcar en Ocumare de la Costa dicta una Proclama en que dice, al referirse a los
esclavos: «Esta porción desgraciada de nuestros hermanos que han gemido bajo las miserias
de la esclavitud, ya es libre. La naturaleza, la justicia y la política piden la emancipación de los
esclavos: de aquí en adelante sólo habrá en Venezuela una clase de hombres, todos serán
ciudadanos».
Pese a estos decretos e intenciones nobles, pasarán todavía muchos años, hasta que en
1854 el Presidente José Gregorio Monagas venció la tenaz oposición de los terratenientes y
esclavistas y decretó la definitiva abolición de la esclavitud. Después de varias discusiones en
el Congreso, en base a un Proyecto de Ley presentado por 31 diputados el 3 de marzo de
1854, superadas las objeciones de que la agricultura se quedaría sin mano de obra, se
terminó por acallar la voz de Vicente Amengual, uno de los más empecinados opositores,
quien sostenía que el proyecto era anticonstitucional y que «conduciría a la República a un
abismo espantoso». Así se pudo llegar a una mayoría y el Congreso sancionó la Ley el 23 de
marzo. El Presidente José Gregorio Monagas se apresuró a ponerle el «ejecútese» al día
siguiente, 24 de marzo de 1854. Y con eso pasó a la historia, porque el resto de su gobierno
fue bastante incoloro. Monagas dejaba libres, con su firma, a unos cuarenta mil ciudadanos,
que habían cargado por generaciones las cadenas del oprobio. Un artículo de la Ley, tajante,
basta para definirla: «Queda abolida para siempre la esclavitud en Venezuela».
Antonio Ricaurte se inmola en San Mateo el 25 de marzo de 1814. El día 25 de febrero de ese
terrible año de 1814, Boves ocupó la población de Cagua con más de ocho mil soldados, casi
todos de a caballo. Bolívar ordenó atrincherar el camino de La Victoria, para impedir el avance
del jefe realista hacia Caracas. Al amanecer del día 28 bajan los realistas de la Punta del
Monte y atacan con toda su furia las líneas defendidas por Bolívar y Lino de Clemente. Tras
varias horas de combate, Boves parece incontenible. En medio del fragor, Villapol fue herido
mortalmente. Vicente Campo Elías, que venía con Bolívar desde Mérida, también cayó casi
fulminado y murió a los pocos días. Pese a todo, resultó victorioso Bolívar en San Mateo,
mientras Boves se alejaba un tanto para curar sus heridas. Bolívar sabía que Boves
regresaría. Por eso mandó a Manuel Cedeño para que, con 20 escogidos, fueran a
apoderarse del jefe realista en Villa de Cura, donde se restablecía. Pero se frustra el plan.
Ordena el Libertador, entonces, ampliar la defensa, hasta la casa del Ingenio, en las alturas.
Están sitiados, pero no hay acciones. Finalmente, el 20 de marzo reapareció Boves frente a
sus tropas, inspirando gran entusiasmo. Atacó de inmediato, pero Bolívar resistió. Reanudó
los asaltos los días 22 y 23, pero no consiguió sino mermar sus fuerzas, tras las sensibles
pérdidas.
Boves quería hacerse dueño del parque existente en la casa alta del Ingenio, custodiado por
el joven granadino Capitán Antonio Ricaurte, con apenas unos cincuenta hombres.
Entonces, ordena una movilización desde la madrugada del día 25, bordeando el cerro donde
está la casa alta. La sorpresa dio resultado a Boves, cuyas tropas cercaron la casa del
parque, dispuestos ya a tomarla. Abajo, el combate era incesante y sin tregua. Ricaurte,
viendo perdido el gran material que tenía a su cuidado, mandó salir a sus compañeros y
desalojar de la casa a los enfermos y heridos…esperó justo el momento en que penetrara el
mayor número de realistas y con un tizón encendido voló el parque, y con él los que ya habían
logrado entrar; aquella acción costó la vida al mismo Ricaurte, pero él estaba dado a este tipo
de decisiones heroicas. El estruendo fue horrible; las llamas se elevaron por metros y el
humo, en densos torbellinos, impedía la visibilidad. Todos quedaron atónitos, patriotas y
realistas.
Acto seguido, Boves moviliza sus tropas en retirada, pero no definitiva. Por unos días más
mantiene el sitio de San Mateo hasta que, prolongado éste ya por unos cuarenta días, y ante
la imposibilidad de rendir a Bolívar, decide el jefe asturiano alejarse de aquel campo donde ha
dejado más de 800 hombres, entre muertos y heridos. Los patriotas perdieron noventa de sus
oficiales y soldados, entre muertos y heridos.
26 de Marzo de 1536: Fundación de la Asunción
Tras haber convertido el pueblo ya existente en Villa del Espíritu Santo «junto a la mar», el
Padre Francisco de Villacorta establece allí definitivamente, el 26 de marzo de 1536, lo que
será el pueblo de La Asunción, hoy capital del Estado Nueva Esparta. Desde esta fecha hasta
el 30 de junio de 1542 la Villa del Espíritu Santo estuvo gobernada por Cubagua, donde
residía el Alcalde Mayor desde 1534. Al respecto señala Guillermo Morón: «Aunque no tendrá
título oficial de ciudad sino a partir de 1600, La Asunción se consideró como tal posiblemente
a partir de la fusión del pueblo de Santa Lucía con la Villa del Espíritu Santo. Esta última había
sido la ciudad hasta ese momento, pues allí residía el Teniente de Gobernador y sobre todo
allí estaba la república -el cabildo y regimiento-. Aunque cambiara de sitio en 1567 y también
de nombre, la ciudad es una sola, sin solución de continuidad, por lo menos desde 1532 y,
desde luego, muy claramente a partir del 26 de marzo de 1536. En este sentido debe
entenderse que La Asunción, como ciudad, fue fundada por el padre Francisco Villacorta, en
esta última fecha.»
Nació en Nerja España, el 26 de marzo de 1732, Manuel Centurión uno de los Gobernadores
progresistas de Guayana. Se inicia en la carrera militar en Orán, Argelia, como cadete del
regimiento de infantería. Luego de una brillante hoja militar, el rey lo nombra Capitán de la
compañía de artilleros de Caracas (1760). El 25 de noviembre de 1766 toma posesión de su
cargo como Comandante General de Guayana, en sustitución de Moreno de Mendoza.
Centurión gobernó durante diez años. Su gestión fue muy positiva. Construyó caminos,
fortificó los lugares estratégicos para lograr la defensa del territorio a su cargo, fundó pueblos
de españoles y de indios, repobló ciertas zonas con familias españolas que habían llevado
desde Caracas, Barinas, Cumaná y Margarita, impulsó la cría de ganado y la agricultura
En fin, Manuel de Centurión fue el Gobernador guayanés progresista por excelencia.
(Índice)
26 de Marzo de 1812: Terremoto de 1812
El 26 de marzo de 1812 era Jueves Santo. Los fieles católicos estaban congregados en las
iglesias. Un terrible terremoto destruye las ciudades de Caracas, Barquisimeto, Mérida, El
Tocuyo, San Felipe y causa estragos en otras poblaciones. Se calcula que en Caracas
perecieron unas 10.000 personas, cuando la población era de unas 44.000 almas y en La
Guaira 3.000. En virtud de que el 19 de abril había caído también en Jueves Santo, los
realistas aprovecharon esa circunstancia para hacer creer a los venezolanos que se trataba
de un castigo del cielo. Bolívar pasó el terremoto en su casa llamada del Vínculo de la
Concepción, en la esquina de Las Gradillas, y vino a la plaza de San Jacinto, que está situada
frente a su casa solariega, cuando supo que un grupo de frailes predicaban a la aterrada
multitud concretada en aquel espacio abierto, haciéndole creer que el terremoto era un castigo
divino por haberse separado la Provincia de Venezuela de la autoridad del Rey de España.
José Domingo Díaz, un venezolano furibundo partidario del Rey, narra que ese día Bolívar,
fogoso líder, trepaba en mangas de camisa por sobre las ruinas. «En su semblante -comenta
Díaz- estaba pintado el sumo terror o la suma desesperación, indignación, aparta a uno de los
frailes predicadores, para pronunciar un vehemente discurso en el que explicó que aquel
lamentable fenómeno sísmico era un simple fenómeno natural ajeno a las ideas religiosas y
políticas. Y terminó su intervención, me vio y me dirigió estas impías y extravagantes
palabras: «Si la naturaleza se opone a nuestros designios, lucharemos contra ella y haremos
que nos obedezca».
El 27 de marzo de 1528 Carlos V y los Welser celebran un contrato mediante el cual éstos
obtienen en arrendamiento el territorio correspondiente a la Provincia de Venezuela. Actuaron
en España, en representación de los alemanes, Geránimo Sailer y Enrique Ehinger. Un
hombre de la confianza de éste, Ambrosio Alfinger, recibió el despacho de Primer Gobernador
y Capitán General de la Provincia de Venezuela. Entre las obligaciones que tenían los
alemanes estaban las de fundar por su propia cuenta dos pueblos y tres fortalezas y llevar par
cada una de las poblaciones 300 hombres; debían también aportar 50 técnicos para explotar
las minas de la región. En virtud de este contrato con los Welser, el alemán Ambrosio Alfinger
se convierte en el primer Gobernador de Venezuela.
Carlos III decreta el 27 de marzo de 1767 la expulsión de los jesuitas de los territorios de
ultramar. En Venezuela, por supuesto, se cumplió igualmente. En Guayana le correspondió a
don Manuel Centurión ejecutar la orden real, recibida por él el 30 de mayo. El 14 de junio,
dispuesto a encargarse personalmente de este enojoso asunto, salió hacia las Misiones, y el 2
de julio ya estaba en Carichana, donde residía el Padre Superior, Francisco de Riberos.
Desde allí, Centurión hace llamar a los demás misioneros: Juan Bautista Polo, de La Urbana;
Sebastián Rey, de San Borja; Pedro Español, de El Raudal de Atures; Antonio Salillas, de
Cabruta, y Felipe Salvador Gilij, de La Encaramada. Este notable sacerdote, constituido en
uno de los más gratos cronistas de Venezuela, fue detenido por el teniente Pedro Felipe de
Llamas.
Gilij tuvo palabras de elogio para con Centurión, de quien dice: «El felicísimo gobierno del
señor don Manuel Centurión, segundo gobernador del Orinoco, es merecedor de alabanza
inmortal».
Tampoco guardó rencor a Carlos III, quien posteriormente le otorgó un premio y una pensión
por su monumental obra Ensayo de Historia Americana. La expulsión de los jesuitas de
América se debió en gran parte a la influencia del Conde de Aranda, principal asesor de
Carlos III y declarado antijesuíta. A través del Ministro Conde de Aranda, el rey Carlos III
decreta el 2 de abril de 1767 la Pragmática de extrañamiento de los jesuitas de los territorios
de ultramar, argumentando que la expulsión obedece: a) A la usurpación de diezmos o
violación de ellos hecha a las iglesias; b) a la quema realizada por la Compañía de muchos
libros del obispo Palafox en México; c) Al régimen independiente y según las autoridades
despótico de las reducciones del Paraguay; d) a la constante intromisión en política; e) a la
crítica en las reuniones contra la Autoridad Real y Gubernamental; f) a la participación en
rebeliones indígenas; g) A la predicación en Manila contra el gobierno.
Unos 2.617 jesuitas fueron expulsados de España y América, con desmedro de la educación
que venían impartiendo en estos territorios. La gran mayoría de ellos eran españoles
peninsulares, produciendo su marcha un vacío irreparable por muchos años.
(Índice)
Sebastián Francisco de Miranda, quien luego usó sólo el segundo nombre, nació en Caracas,
el 28 de Marzo de 1750 y muri{o el 14 de julio de 1816 en La Carraca, prisión de Cadiz. Sus
padres fueron Sebastián de Miranda, canario, y Francisca Antonia Rodríguez”, caraqueña. A
los doce años inicia estudios de latinidad en el Colegio de Santa Rosa de Lima. Allí mismo
estudia arte durante tres años, además de Derecho y de Filosofía en la Real y Pontificia
(Universidad de Caracas), y también en México, donde estuvo durante un año, siendo aun
muy joven. No ha cumplido aún los 21 años cuando viaja a España. (En 1771) para dedicarse
al estudio de las matemáticas, lenguas vivas y arte militar. En Madrid compra el grado de
Capitán del Regimiento de infantería de la Princesa por 85.000 reales de vellón. En Melilla,
Africa, recibe su bautismo de fuego, donde destacó en la lucha contra los Moros. Es allí donde
inicia su carrera militar, que irá siempre en ascenso, hasta participar con la más alta distinción
en las luchas por la independencia de Estados Unidos, en la Revolución Francesa y,
naturalmente, en la de América. Sin embargo, solicita ser enviado a Buenos Aires como
voluntario y no lo consigue. Luego, por desavenencias con sus superiores, sufrió arresto en
Cádiz. Ya para esta época, 1777, Miranda comienza a compilar su biblioteca, así como sus
archivos y su diario. Se interesa por los textos de ideas nuevas y de cultura general.
El 31 de marzo de 1814, cerca de San Mateo, se produce un nuevo encuentro entre las tropas
republicanas, al mando de Santiago Mariño y las realistas, bajo la conducción de Boves, en lo
que se conoce como la Batalla de Bocachica. Ambos ejércitos estuvieron enfrentados desde
la mañana hasta el final de la tarde en que, vencidos por la fatiga, emprendieron la retirada;
Mariño, hacia La Victoria y Boves hacia Valencia. Antonio José de Sucre forma parte del
Estado Mayor del General Mariño.
31 de Marzo de 1816: Expedición de los Cayos