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INTRODUCCION A LA MEDITACION

¿Qué es la Meditación?

Cuando decimos meditación podemos estar haciendo referencia a un conjunto de fenómenos muy
diversos.
La palabra meditación deriva del latín meditatio que alude al acto de aplicar el pensamiento a una
cosa en particular. Desde su etimología, entonces, podríamos decir que meditar, refiere al acto de
aplicar con atención el pensamiento a algo en particular, que refiere a “pensar”, atentamente, pero
en definitiva, pensar.
Por otra parte, en la actualidad se utiliza el término meditación para un conjunto de prácticas
relacionadas al mundo interior, la espiritualidad o a la religión y en este sentido, la meditación es una
técnica o un ejercicio, aún cuando su fin sea muy profundo.
Finalmente, es posible también escuchar el término meditación refiriéndose a un determinado
“estado” al que puede llegar un ser humano, ”el estado meditativo”.
Nuestra propuesta no es definir qué significa realmente la palabra meditación, ni discutir sobre de la
aplicación del término en uno u otro sentido. Nuestra intención es explicitar que meditación es una
palabra que representa varias ideas y que, por lo tanto, es fundamental para nuestra comunicación
que nos pongamos de acuerdo en aquello que representará dicho término entre nosotros.
Me gustaría que convengamos en llamar meditación tanto a una técnica como a un estado.
En relación a lo anterior, permítanme la comparación con un tema quizá más comprensible, me refiero
a la relajación. Muchas personas que asisten a clases de Yoga pueden encontrase en la situación de
que, aun siguiendo las consignas que dicta su instructor en una técnica de relajación, no logran
relajarse. En ese caso decimos que la persona está realizando una técnica de relajación aún cuando no
haya logrado un estado de relajación. El caso contrario podría ejemplificarse con la situación de un
niño tendido en el piso mientras observa algo, sus piernas tendidas y separadas, sus pies cayendo uno
hacia cada lado, desparramado. El niño se encuentra en estado de relajación sin haber realizado una
técnica para conseguirlo.

¿Cómo es una técnica de meditación?

Si observamos la cantidad de técnicas de meditación que tenemos a disposición en la actualidad, la


lista se evidencia no solo interminable sino muy variada también. Meditar, en sentido de realizar una
“técnica de meditación”, puede significar desde sentarse inmóvil a contemplar algo durante cinco
minutos, realizar una actividad corporal extenuante durante una hora, hasta atender a nuestras tareas
cotidianas e incluso orar a un ser superior.

La pregunta que surge entonces es ¿Cuál es el común denominador entre todas esas prácticas? ¿Cuál
es el elemento que se repite en todas y por el cual llamamos a estas técnicas, técnicas de
meditación?

El aspecto en común entre todas las técnicas de meditación es el grado de consciencia que se pretende
adquirir.
Decimos entonces que, una determinada acción o un conjunto de acciones, se constituyen en técnica
de meditación en la medida en que su objetivo es elevar el grado de conciencia del practicante.

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Por lo tanto, lo que caracterizara a las técnicas de meditación, es el objetivo que persiguen y éste es
aumentar el grado de conciencia del practicante.
Dicho de otro modo, las técnicas de meditación son técnicas de meditación porque pretenden llevar
al practicante a un estado de meditación, siendo el estado de meditación un estado de profunda
conciencia.
Y para que el practicante pueda realizar estas técnicas es menester que ya posea determinado grado
o nivel de conciencia.
La conciencia es entonces, condición para practicar las técnicas de meditación.
La conciencia es también el objetivo que persiguen estas técnicas.
Y finalmente, la conciencia es el estado que se adquiere cuando las técnicas logran su éxito.

Intenta descubrir si hay algo contradictorio en lo expresado en el párrafo anterior antes de seguir
leyendo. Investiga en tu concepción o interpretación de los términos utilizados en él. No te exijas
“saber”, inténtalo con “atención y humildad”.
¿Es posible que una técnica o ejercicio para lograr determinado estado requiera de dicho estado para
ejecutarse? ¿Es posible que para lograr el estado de meditación que es un estado de consciencia, se
requiera de consciencia?, ¿es posible que para lograr un determinado estado de consciencia se
requiera de una técnica que implica el estar consciente?.
No te asustes, y si puedes, apasiónate. El tema de la consciencia es un tema profundo que puede
presentarse como complejo.
Diremos por el momento que existen distintos niveles de consciencia y que, para realizar una técnica
que te lleve a una consciencia superior, es necesario cierto grado de consciencia que te permita
implementar dicha técnica con idoneidad.
Pero recuerda que te propuse compromiso y humildad para tratar el tema que nos ocupa; no demos
por comprendido aquello que no estamos seguros de haber comprendido. Te pregunto entonces
¿necesitamos aclarar algo más? ¿hemos dado algo por sobreentendido? Pregúntatelo para que ésta
sea una tarea entre vos y yo.
Lo que aún no hemos explicitado es a qué nos vamos a referir con el término consciencia, y siendo
éste un concepto central en meditación, no podemos seguir “apilando” cosas sobre él sin estar seguros
de que lo comprendemos y acordamos acerca de aquello que nombramos cuando decimos consciencia

Vamos a preguntarnos, entonces ¿Qué es la consciencia?

La palabra consciencia proviene de las palabras latinas cum y scientia, que significan “con
conocimiento”. Scientia se construye sobre la raíz de scire (saber). El verbo scire significa discernir, ser
capaz de distinguir una cosa de otra con el entendimiento. Alude al conocimiento que un individuo
tiene del mundo interno y externo. También suele utilizarse desde un punto de vista moral, aludiendo
a la capacidad de distinguir entre el bien y el mal.
Me gustaría que, entre nosotros, utilicemos el término consciencia para hacer referencia a la
capacidad que tenemos los humanos de percibir.
Y cabe aclarar que la percepción puede generarse a través de diversos canales:
Llamamos conciencia a la capacidad de percibir a través de los cinco sentidos (la textura de una tela,
el color de una flor, etc.)
Llamamos conciencia a la capacidad de percibir sensaciones corporales (tensión o distensión
muscular, tensión o distensión nerviosa, etc.),

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Llamamos conciencia a la capacidad de percibir que estamos pensando en el momento que estamos
pensando
Llamamos conciencia a la capacidad de percibir la emoción que nos ocupa.
E inclusive, llamamos conciencia a la capacidad de percibir al mismo perceptor.

Por el momento quedémonos con que la conciencia es presente y emana de un acto de percepción
directa. Nos referimos, por ejemplo, a que si logro percibir la rugosidad de una tela con la yema de mis
dedos soy consciente de dicha rugosidad. Y en este sentido, quisiera diferenciarlo de otro proceso al
que llamaremos conocimiento; quisiera que nos pusiéramos de acuerdo en distinguir el decir “tengo
conciencia de que esta tela es rugosa”, del decir “tengo el conocimiento de que esa tela es rugosa”.
Utilizaremos la palabra “conocimiento” para nombrar aquellos casos en los que mi saber, mi
conocimiento requiere de datos anteriores que no están siendo captados en ese preciso momento. En
nuestro ejemplo, entonces, diremos que conocemos que esa tela es rugosa cuando no estamos
percibiendo la tela, sino que la hemos percibido antes, o quizá podemos haber leído una descripción
acerca de su textura.
El “ser consciente”, entre nosotros y al menos durante el curso, alude a un acto presente, de
percepción directa; todo acto que requiera de datos anteriores refiere a un proceso diferente en el
que interviene el pensamiento.

Entonces podríamos preguntarnos con sencillez, con humildad, ¿para qué ser conscientes?

Me gustaría que compartamos otro texto, en este caso de Osho.

La consciencia funciona casi como la magia

“Deja que todo surja de tu consciencia. Y el milagro de la consciencia está en que sin que
tú digas nada, sin que hagas nada, simplemente todo lo que es feo en ti lo disolverá en
todo lo que es bello.

La consciencia es una fuerza transformadora. Todo aquello que se hace más profundo
con tu toma de consciencia es virtud. Todo aquello que desaparece con tu toma de
consciencia es pecado.

Yo no etiqueto ningún acto como pecado, virtud, bueno, malo – los actos no tienen esa
cualidad. Es sólo tu consciencia. Solo inténtalo y estarás simplemente sorprendido de
que hay cosas que no pueden permanecer en frente de la consciencia, simplemente
desaparecen. La consciencia funciona casi como la magia”

Creo que el descubrimiento fundamental dentro de todo el proceso de la meditación es el “proceso


activo de la consciencia”. La pregunta que más he escuchado en mis charlas es: y cuando sea
consciente, cuando me dé cuenta, ¿Qué hago?
Resulta que dividimos el proceso en dos, como lo hace comúnmente la medicina occidental, por un
lado el diagnóstico, y por otro, la terapia. El médico lee mis análisis clínicos, los resultados de mis
análisis de sangre, de orina y luego me receta unos fármacos que me ayudarán en mi dolencia. Pero
sucede que la consciencia es diagnóstico y terapia al mismo tiempo. Cuando uno ha tomado
consciencia de algo, es ahí cuando realmente inicia el proceso de cambio. Cuando uno dice que ha
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tomado consciencia y no se ha iniciado aun la transformación, es que aun no ha tomado consciencia,
o al menos no en la profundidad necesaria.
Sin duda que la transformación se basará en un conjunto de acciones, pero no mediará el esfuerzo
para ellas. Si el proceso es verdaderamente consciente, nos sentiremos impulsados a procurar esas
acciones.
Estoy diciendo que no hace falta esfuerzo para cambiar, para mejorar, para evolucionar, estoy
diciendo que no hace falta esfuerzo para ser feliz. Podrías preguntarte ahora mismo qué piensas tú de
esto. Intenta distinguir en vos si por alguna razón tiendes a coincidir conmigo antes de ser consciente
de cuál es tu posición al respecto. Recuerda, somos dos personas comunicándonos. Y aun en el caso
de que opinaras lo mismo que yo y pudieras expresarlo a otras personas ¿logras vivirlo de esa forma?.
Hablamos hasta aquí del sentido que puede tener ser conscientes, pero todavía resta aclarar la
distinción entre práctica de meditación y estado de meditación. Dijimos en un momento que ambos
se caracterizaban por la consciencia. ¿Cómo se incluye la consciencia en cada uno de ellos?. Con
respecto al estado de meditación, resulta sencillo de explicar, el estado de meditación es un estado
de suma consciencia, y aun cuando no lo hayamos vivenciado creo que es sencillo entenderlo. El tema
es cómo una técnica de meditación incluye la consciencia cuando se realiza para conseguir consciencia.
Debemos hablar entonces de grados diferentes o de distintas profundidades de consciencia. El grado
de consciencia requerido para realizar una técnica de meditación es lo que llamaremos “atender”.
Para que una técnica de meditación sea una “técnica de meditación” debemos prestar atención.

¿Qué es la atención?

Llamaremos atención al grado de conciencia que se requiere como condición para practicar las
técnicas de meditación. Estas técnicas de meditación se proponen aumentar el grado de conciencia
del practicante y, en ultima, instancia lograr el estado meditativo.
El origen etimológico de la palabra atención se encuentra en el término latino attentio, que podría
entenderse como “acción o efecto de tender hacia”, es decir cuando llevamos nuestra consciencia o
nuestra energía hacia algo en particular.
Atención, entonces, será entre nosotros, aquel grado mínimo de consciencia, que es condición para
desarrollar las técnicas de meditación. Es aquello que invocamos cuando intentamos percibir alguna
zona de nuestro cuerpo, la respiración, nuestros pensamientos o algún objeto externo.
La atención es un grado de conciencia que direccionamos a voluntad.
Es posible para cualquier ser humano promedio, prestar atención a algo voluntariamente, por
ejemplo, a su respiración. Habrá muchos detalles, muchas realidades que constituyen su respiración
que no podrá aprehender, que no podrá percibir, aun cuando lo intente. Esto ocurre porque no ha
desarrollado aún la capacidad, porque el llevar la atención, repetidamente a ese fenómeno, por
ejemplo, la respiración, irá aumentando la conciencia, ira construyendo la capacidad de percepción
cada vez más honda del fenómeno que observamos.
Decimos entonces que, a través de la atención, desarrollamos a voluntad, una capacidad que cuando
se alcanza no depende de la voluntad. Esa capacidad alcanzada, esa conciencia, no es algo que el sujeto
hace, es algo que al sujeto le sucede.

Entendemos la técnica de meditación como la acción por parte del individuo de profundizar o
expandir su consciencia, mientras que el estado de meditación se caracteriza por que en él no hay
acción alguna. La técnica de meditación es “algo que hago”, el estado de meditación es “algo que
sucede”.
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LA PRACTICA DE LA MEDITACIÓN

El papel fundamental de la meditación es la expansión o profundización de la consciencia, esto


se da a partir de que la mente se calma. En pro de lograr dicho objetivo, se pueden utilizar técnicas de
gran sencillez, las cuales se basan simplemente en dirigir la atención a un estímulo determinado, al
cual denominamos “soporte de la atención”. Se podría decir que no es necesario otro tipo de práctica
para recibir los infinitos beneficios de la meditación. De todas maneras, existe un gran número de
técnicas basadas en la aplicación de la consciencia a un tema o a un aspecto determinado. Dichas
técnicas procuran brindarnos un autoconocimiento concreto y transferible a nuestras vidas.

A través del primer grupo de técnicas la persona va logrando la serenidad y la claridad


necesarias para la armonización de los distintos aspectos que la conforman. Por ejemplo, a través de
la práctica de la meditación (diaria y constante), la persona comienza a percibirse y a percibir la vida
de otra manera, a descubrir un conjunto de actitudes que antes le eran invisibles, como así también
el porqué de las mismas. Se descubre con variedad de recursos que creía no poseer. Así, por medio de
este tipo de práctica, la consciencia se va abriendo camino espontáneamente en la vida del individuo.
A través del segundo grupo de técnicas, en cambio, la persona puede elegir deliberadamente
los aspectos que desea concientizar por medio de la práctica. Empleando las técnicas investiga en el
funcionamiento de su mente, en sus patrones mentales personales, en su manera de interpretar la
vida, en la forma de vincularse con sus semejantes, en sus estados orgánicos, en sus estados de ánimo,
en la concepción que tiene sobre sí misma, sobre su pasado, su futuro, etc.

Llamaremos al primer grupo como técnicas básicas de expansión de la consciencia, y al


segundo grupo como técnicas aplicadas de expansión de la consciencia. En la mayoría de los casos,
la práctica del primer grupo de técnicas representa un entrenamiento básico y necesario para trabajar
con seguridad y eficiencia con el segundo grupo.

Técnicas básicas de expansión de la consciencia

Presento a continuación una serie de técnicas pertenecientes al primer grupo mencionado, ten
en cuenta que por más sencillas que parezcan pueden presentarse dificultades al realizarlas. Dichas
dificultades no representan ningún riesgo, sólo se tratará de no poder cumplir eficientemente la
consigna que plantea, en ese caso necesitarás de la guía de un Instructor en Meditación para lo cual
quedo siempre a tu disposición.

Estructura de una práctica básica.

Se describe a continuación un protocolo que intenta ordenar las consideraciones


fundamentales a la hora de realizar una técnica de meditación. Dicha estructura será luego aplicable
a todas las demás técnicas. Es necesario aclarar que puede hacerse de muchas otras formas, sin que
ello signifique un error en la práctica.

 Punto 1

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Escoge un horario para tu práctica. Pon atención a tus quehaceres cotidianos y a la manera en
que están organizados, busca entonces un momento del día en que creas que te sea posible instalar
con mayor facilidad una práctica meditativa de más o menos 15 minutos. Esta práctica puede ser diaria
o definirse para ciertos días específicos de la semana. Es conveniente que este sea un horario fijo y en
el caso de no darse todos los días, que esos días sean definidos previamente.

 Punto 2

Escoge un espacio específico para tu práctica. Toma en cuenta los lugares de que dispones y
reflexiona sobre las posibilidades que cada uno de ellos te ofrece para poder sentarte o acostarte
cómodamente, un lugar en que los estímulos sensoriales sean lo menos estridentes posible, de
manera que puedas concentrar tu atención en la consigna específica de la técnica elegida. Tomando
en cuenta que muchas técnicas de meditación se realizan en forma estática y en cierto grado de
relajación, evalúa la temperatura del lugar a fin de que puedas disfrutar de una sensación orgánica
confortable. Con respecto a este punto, busca el mayor equilibrio entre que sea aireado, pero no frío.
La práctica en silencio es la más aconsejada, aunque puede que en un principio te sea agradable y
hasta necesario disponer de un estímulo musical.

 Punto 3

Elige una postura para realizar tu técnica. Las posturas de sentado, con la espalda alineada y
sin apoyo son las ideales, pero es factible que en un principio requieras de un sostén para tu espalda
e inclusive necesites realizar las técnicas tendido de espaldas en el piso. En caso de acostarte, es ideal
que la superficie no sea tan dura como para que sientas molestias ni tan blanda para que tu espalda
se hunda en ella, generalmente una manta tendida en el piso suele ser una buena opción.

 Punto 4

Relaja tu cuerpo. Una vez que elijas tu postura, adóptala. Si es posible, cierra tus ojos, percibe
tu cuerpo y busca que cada parte del mismo se relaje, hazle a tu postura todos los cambios necesarios
hasta llegarte a sentir en total comodidad.

 Punto 5

Elige un soporte de tu atención. Se trata de llevar la atención hacia algo en particular al que
llamaremos: “soporte de la atención”. Puede tratarse de un objeto, una parte de tu cuerpo, la
respiración, etc. Verás a lo largo de este apunte algunas opciones de técnicas de meditación que varían
en cuanto a dicho soporte.

 Punto 6

Descansa unos instantes. Luego de permanecer unos minutos fijando la atención, tiéndete en
el piso de espaldas y descansa.

Nota: el punto 5 representa la técnica de meditación propiamente dicha, los otros cinco puntos
del protocolo ayudan a dar eficiencia y seguridad a la práctica. A partir de aquí, me limitaré a presentar
las técnicas de manera específica para no hacer exageradamente extenso el apunte, pero debe
entenderse que es conveniente que tengan la contención de los otros cinco puntos.
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Técnicas
Meditación – Ejercicio Nº 1

Se trata de llevar la atención a distintas partes del cuerpo. Es importante recordar que, si bien
esta técnica puede generar una agradable sensación de relajación, no se trata de un ejercicio de
relajación, por lo tanto evitaremos transmitir al cuerpo imágenes de distensión. Consiste sólo en
atender, en observar sensaciones.
Sentado en una posición cómoda y erguida, lleva la atención a tus propios pies, percíbelos,
percibe los dedos de los pies…, las plantas de los pies…, los talones…, percibe tus empeines…, percibe
la articulación de tus tobillos…, percibe ahora tus pantorrillas, siente la zona de tus tibias…, tus
rodillas…, tus muslos…, tus glúteos…, percibe la zona de los genitales…, la zona abdominal…, la zona
del pecho… Siente ahora la parte baja de la espalda…, la zona alta de la espalda, tus omóplatos…,
percibe tus hombros…, tus brazos…, la articulación de los codos…, tus antebrazos…, las muñecas,
percibe tus manos…, los dedos de tus manos…, siente los dedos de las manos, las manos, los
antebrazos, los brazos, los hombros, el cuello, siente tu cuello… Percibe la zona de la boca, el maxilar
inferior, el maxilar superior…, siente tus mejillas…, percibe la zona de la nariz…, el entrecejo…, la
frente…, percibe tu rostro en general…, el cuero cabelludo…, tus orejas…, percibe globalmente todo
tu cuerpo.
Tantas veces como descubras que tu mente se ha ido en pensamientos, sin juzgarte, lleva la
atención nuevamente a la zona que recuerdas como la última que observaste.

Meditación – Ejercicio Nº 2

Sentado en una posición cómoda y erguida, lleva la atención a las palmas de las manos. La
consigna es muy simple, mantenerse concentrado en las sensaciones de las palmas de las manos. No
se trata de imaginar, solo de sentir.
Tantas veces como descubras que tu mente se ha ido en pensamientos, sin juzgarte, lleva
la atención nuevamente a las palmas de las manos.

Las técnicas de atención al cuerpo son ideales en los primeros períodos de tu entrenamiento
en meditación, ya que en ellas el soporte de la atención es concreto. En especial, la técnica Nº 1 te
permite comprobar más concretamente si logras o no cumplir con la consigna de mantener tu atención
sobre el cuerpo, ya que el recorrido ordenado a través del mismo te muestra en qué punto te distraes.
Es ideal que hayas logrado la destreza necesaria para recorrer tu cuerpo de punta a punta antes
de cambiar de técnica. Si bien no representa peligro alguno el cambiar antes de conseguirla, puede
que dejes huecos en tu entrenamiento, y tarde o temprano tendrás que cubrirlos para seguir adelante.
Teniendo en cuenta que algunas personas son capaces de realizar la consigna sin problema
desde la primera vez, podríamos preguntarnos qué cantidad de tiempo deberían esas personas
practicar la técnica. Resulta que si no practicas la técnica por lo menos una semana, el
autoconocimiento que extraerás de ella será casi nulo. Practicarla durante un mes sería un tiempo
mucho más provechoso y si logras practicarla durante un año, representará un antes y un después en
tu vida.
Si has practicado la técnica durante un mes notarás que tomar consciencia de cada parte del
cuerpo genera armonización en la zona observada. Además, lo más posible es que hayas logrado que
dicha armonización se genere casi inmediatamente. Esta situación te ofrecerá la opción de incluir la
técnica Nº 1 como preparación de cualquiera de las técnicas que siguen, es decir, antes de fijar tu
atención sobre la respiración o sobre la actividad mental, recorrerás el cuerpo con tu atención, pero
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esta vez en forma ágil, casi como un “escaneo” de tu cuerpo, de manera de armonizar tu energía para
dar más eficiencia a la técnica.
Meditación – Ejercicio Nº 3

Sentado en una posición cómoda y erguida, lleva la atención a tu propia respiración,


específicamente a la entrada y la salida del aire. Siente el roce del aire en el interior de la nariz, tanto
al inhalar como al exhalar.
Tantas veces como descubras que tu mente se ha ido en pensamientos, sin juzgarte, lleva la
atención nuevamente a tu respiración.

Meditación – Ejercicio Nº 4

Sentado en una posición cómoda y erguida, lleva la atención a tu propia respiración, percibe
la zona de tu cuerpo que se expande cuando inhala y que se contrae cuando exhalas. Sólo observa,
no trates de controlar tu respiración en ningún sentido, permite que se vayan generando los cambios
que el mismo cuerpo decida. Mantén tu atención en ese movimiento de expansión y contracción.
Tantas veces como descubras que tu mente se ha ido en pensamientos, sin juzgarte, lleva
la atención nuevamente a tu respiración.

Meditación – Ejercicio Nº 5

Sentado en una posición cómoda y erguida, lleva la atención a tu propia respiración, sigue
atentamente todo el proceso de la misma. Esta vez atenderás muy especialmente a las pausas que
existen entre la inhalación y la exhalación y entre exhalación e inhalación.
Tantas veces como descubras que tu mente se ha ido en pensamientos, sin juzgarte, lleva
la atención nuevamente a tu respiración y especialmente a dichas pausas.

Según teorías esotéricas, la nariz es un órgano capaz de captar del aire el prana o energía vital,
por lo cual mientras más lentamente recorre el aire por dicha zona, más eficiente es nuestra
armonización energética.
Desde el punto de vista fisiológico, cuando inhalamos por la nariz el aire se filtra, se caliente y
se humidifica, siendo esto sumamente beneficioso para nuestro organismo, mientras que en la
exhalación el aire calienta y humedece la zona que será la encargada luego de calentar y humidificar
el aire entrante.
Por otro lado, en la práctica descubrimos que al volver consciente la respiración, la
armonización generada se traduce en una rápida armonización del sistema nervioso y de esta forma,
una manera muy efectiva de armonizar la mente. Debido a esto, las técnicas meditativas que incluyen
la respiración como soporte de la atención han sido sumamente practicadas desde tiempo
inmemoriales por todas las disciplinas terapéuticas y de trabajo interior.

Meditación – Ejercicio Nº 6

Sentado en una posición cómoda y erguida, lleva la atención al accionar de tu propia mente,
observa tu propia actividad mental, atiende a los pensamientos yendo y viniendo, sin atarte a ellos.
No debes pensar, debes observar tu pensamiento.
Tantas veces como descubras que “estás pensando” vuelve, sin juzgarte, a “observar tus
pensamientos”.
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La actividad mental resulta ser un soporte de la atención sutil y escurridizo, por ello es
importante haber cumplido los pasos anteriores, antes de trabajar con este tipo de meditaciones.
Debido a la gran promoción de expresiones como “mente en blanco” o “estados de no mente”,
es importante aclarar que la concientización y liberación del pensamiento representan experiencias y
aptitudes necesarias para lograr silencios mentales. El intento de control del pensamiento por caminos
inadecuados representa un gran estrés y un riesgo concreto de represión.
Uno de los objetivos de las técnicas entrenadas hasta aquí es lograr la capacidad de distinguir
vivencialmente entre atender y pensar. Dicha distinción nos brinda seguridad en futuras técnicas de
autoconocimiento que se aventuran en el terreno emocional.

Técnicas aplicadas de expansión de la consciencia

Las técnicas antes presentadas dejan abierta la posibilidad de abordar este grupo de técnicas.
El mismo contiene ejercicios que nos permiten adentramos a través de la consciencia, en temas o
aspectos específicos de nuestra vida. Es lógico pensar que si decidimos abordar determinados temas,
estos sean de alguna manera conflictivos para nosotros o por lo menos, de marcada intensidad. Por
esto se requiere de máximo cuidado. Si bien no se puede hablar de peligrosidad respecto de las
técnicas de meditación, es necesario recordar que la meditación debe mantenerse como un oasis de
calma y constituir el lugar al que siempre deseamos ir. Por ello, debemos reducir toda posibilidad de
que un ejercicio genere sensaciones desagradables.
Por esto te propongo una práctica asidua de las técnicas básicas en pro de prepararnos para
futuros desafíos en torno a la práctica de la Meditación.

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