Está en la página 1de 13

EL CÓDIGO ORGÁNICO INTEGRAL

PENAL Y LA AGENDA DE LOS DERECHOS


DE LAS MUJERES
María Paula Romo

No hay una discusión más importante en la ilosofía política actual que


aquella referida al uso legítimo del poder coercitivo del Estado.
Roberto Gargarella

UNA MIRADA FEMINISTA SOBRE DISPOSICIONES


DEL CÓDIGO ORGÁNICO INTEGRAL PENAL

Como punto de partida asumiré la breve deinición que Varela hace sobre el
feminismo al airmar que “es una teoría de la justicia que trabaja día a día para que
los seres humanos sean lo que quieran ser y vivan como quieran vivir, sin un des-
tino marcado por el sexo con que hayan nacido”.1 En efecto, el feminismo es una
teoría política, una ética, un sistema de valores, una forma de estar en el mundo,
y propone una mirada sobre las cosas –incluidas muchas de las que nos parecen
naturales–. Mi propuesta en estas líneas es usar esas “gafas”, esa “linterna”, que
nos propone el pensamiento feminista para revisar algunos aspectos del Código Or-
gánico Integral Penal, que entró en vigencia en el Ecuador el 10 de agosto de 2014.
No es posible una mirada feminista en este campo sin, al menos, nombrar
las tensiones que existen entre quienes confían en la intervención del Estado –in-
cluidas sus herramientas punitivas más extremas– y quienes proponen una crítica
estructural al papel que el Derecho en general, y el derecho penal en particular, ha
jugado en el sistema de opresión contra las mujeres y subordinación de “lo feme-
nino”. Mientras las primeras se inscribirían en las líneas del feminismo liberal, las
otras han construido una vertiente de pensamiento que se conoce como crítica o
análisis feminista del derecho:

1. Nuria Varela, Feminismo para principiantes (España: Ed. B, 2005).


122 María Paula Romo

Ha contribuido al desarrollo del análisis feminista del derecho (...) la tendencia que
ha orientado al feminismo hacia la elaboración de explicaciones propias, las cuales
enmarcan las injusticias y desigualdades experimentadas por las mujeres como pro-
ducto de un sistema de opresión más amplio. Los estudios feministas sobre el Estado
revelan el papel central del derecho como elemento que reproduce la opresión de las
mujeres; frente a esto, la estrategia de búsqueda de cambios legales muestra sus lími-
tes y propone la cuestión de saber qué papel dará dichos esfuerzos de reforma legal.
Esta relexión no parece casual sino que obedece a la experiencia acumulada en los
últimos años. El desarrollo de las denominadas políticas de la igualdad, que tanto ha
ayudado a operar cambios fundamentales, se enfrenta a graves límites y apunta de
nuevo algunos problemas que parecían haberse olvidado.2

Evidentemente todo el Código Penal tiene que ver con las mujeres y sus
derechos, la criminalización de la protesta, la falta de garantías procesales, los de-
litos de opinión, etc., también hacen parte de la agenda política y ciudadana de las
mujeres; sin embargo, para ines de este artículo se han seleccionado para el aná-
lisis los artículos del COIP que fueron propuestos por organizaciones de mujeres3
durante el proceso de creación de la ley y artículos que se reieren a mecanismos
especíicos a través de los que el derecho penal ha reforzado los roles sociales cul-
turalmente asignados a las mujeres.
Al revisar las pretensiones planteadas por la agenda de los derechos de las
mujeres, en lo referente a la nueva legislación penal, identiicamos los siguientes
puntos:
• Tipiicación del femicidio y el feminicidio como delitos especíicos.
• Reconocimiento de las mujeres como sujeto en la nueva legislación penal,
para evitar que el enfoque de neutralidad anule los derechos especíicos de
las mujeres, así como transversalizarla desde una perspectiva de género.
• Expedición de la Ley Integral para la erradicación de las violencias de género
contra las mujeres: física, psicológica, sexual, política y patrimonial, desde
una perspectiva de interculturalidad, diversidad sexual y movilidad humana.
Esta ley debe regular todo lo relacionado a la prevención, atención y protec-
ción de las víctimas de violencia de género; la reparación y restitución de sus
derechos; así como la sanción, desde una visión protectora de las víctimas,

2. Roberto Bergalli y Encarna González, “La cuestión de las mujeres y el derecho penal simbólico”,
en Anuario de Filosofía del derecho (Madrid: Ministerio de Justicia, 1992), 44.
3. Me reiero a la Agenda de las Mujeres del Ecuador, en la que a su vez se recogen y organizan otras
esfuerzos. La agenda está compuesta por los aportes de: Comisión de Transición hacia el Consejo
de Igualdad de las Mujeres y la diversidad de género, Gobierno Provincial del Azuay, Gobierno
Provincial de Loja, Gobierno Provincial de Tungurahua, Asamblea de Mujeres Populares y Diver-
sas, Cabildo y Municipio de Cuenca, Colectivo Nosotras, Foro Permanente Nacional de la Mujer
Ecuatoriana, Organización Ecuatoriana de Mujeres Lesbianas, Plataforma Feminista, Red de Mu-
jeres Rurales de América Latina y el Caribe, Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes Ecuador,
Red de Mujeres Políticas del Ecuador.
El Código Integral Penal y la agenda de los derechos de las mujeres 123

considerando las características propias de la violencia de género, aseguran-


do calidez, celeridad y eicacia judicial. Solo con su expedición se puede
sustituir la Ley contra la violencia a la mujeres y la familia (Ley 103) vigente.
• Establecimiento de sanciones penales y pecuniarias a propietarios en entida-
des privadas que oferten la “des homosexualización” de personas de diversa
opción sexual.
• Incorporar dentro de la nueva legislación penal el aborto no punible dentro
de un límite temporal y para casos terapéuticos, eugenésicos, de violación y
discapacidad mental.
Antes de pasar rápida revista a la forma en que el Código Orgánico Integral
Penal responde a los puntos aquí planteados, vale decir que el Código es en tér-
minos generales de línea punitivita,4 varias de sus disposiciones podrían incluso
enmarcarse en la línea del derecho penal del enemigo. En esa misma lógica, en los
temas de derechos de mujeres el Código le apuesta al poder simbólico del derecho
penal. En su contenido y en los discursos que acompañaron y justiicaron su apro-
bación se advirtió sobre la pretensión de enfrentar los problemas de violencia con-
tra las mujeres y sancionarla a través de los mecanismos más punitivos posibles.

TIPIFICACIÓN DEL FEMICIDIO5

Aunque a muchos aún sorprenden los términos femicidio y feminicidio –de


hecho, la Real Academia de la Lengua Española no ha incorporado aún al primero
a su diccionario–, su uso tiene ya varias décadas y un sinnúmero de desarrollos
teóricos.
Diana Russell usa por primera vez el término en 1976, al testiicar en el pri-
mer Tribunal Internacional de Crímenes contra las Mujeres en Bruselas: “Desde
la quema de brujas en el pasado, la más reciente y generalizada costumbre del
asesinato de niñas en muchas sociedades, hasta los asesinatos de mujeres por su-
puesto honor, nos damos cuenta que el femicidio ha venido sucediendo por un
largo tiempo”.6
Luego de esta ocasión, que se señala como la primera de su uso público, el
término “femicide”, en inglés, se encuentra precisamente en un artículo conjunto
de Diana E. H. Russell y Jane Caputi: “Femicide: Speaking the Unaspeakable”, pu-
blicado inicialmente en Ms. Magazine, en septiembre/octubre de 1990. Un par de

4. Hay motivos suicientes para identiicar al Código como una herramienta más en la construcción
de un Estado policiaco, autoritario, pero merece un análisis más extenso y complejo.
5. Uso para esta sección parte de un artículo de mi autoría en proceso de publicación en el libro Los
derechos de las mujeres en la mira (Quito: Corporación Humanas).
6. Diana E. H. Russell, The Origin And Importance Of The Term Femicide. December, 2011. Dispo-
nible en ‹http://www.dianarussell.com/origin_of_femicide.html› (traducción libre).
124 María Paula Romo

años más adelante el artículo se publicó en Jill Radford, y Diana E. H. Russell, “Fe-
micide: The Politics of Woman Killing” (Nueva York: Twayne Publishers, 1992).
Para Russell y Caputi “femicidio es la palabra que mejor describe los ase-
sinatos de mujeres por parte de los hombres, motivados por el desprecio, el odio,
el placer o el sentido de propiedad sobre ellas”. Estas autoras plantean que el fe-
micidio está en el “extremo inal del continuum del terror contra las mujeres, el
cual incluye una gran variedad de abusos verbales y físicos, como la violación, la
tortura, la esclavitud sexual (particularmente en prostitución), el incesto y el abuso
sexual infantil extrafamiliar, la agresión psicológica, el hostigamiento sexual (en
el teléfono, en las calles, en la oicina y en el aula de clase), la mutilación genital
(clitoridectomía, escisión e inibulación), la heterosexualidad forzada, la esterili-
zación forzada, la maternidad forzada (por la criminalización de la anticoncepción
y el aborto), la psicocirugía, la denegación de alimentos a las mujeres en algunas
culturas, la cirugía cosmética y otras mutilaciones en nombre de la belleza”. Con-
cluyen que “cuando estas formas de terrorismo resultan en muerte, esta constituye
femicidio”.7
Quien tradujo el término al español fue Marcela Lagarde –feminista, acadé-
mica y política mexicana– que no solo sugirió y popularizó el término “feminici-
dio” en lugar de “femicidio”, sino que amplió el concepto, al otorgarle connota-
ciones más allá de describir el asesinato de una mujer como un acto resultado de
la voluntad individual de un sujeto. Lagarde pone el feminicidio en un contexto de
violencia estructural contra las mujeres, lo cual amplía también las responsabilida-
des de su cometimiento:

El feminicidio es el genocidio contra mujeres y sucede cuando las condiciones histó-


ricas generan prácticas sociales conformadas por el ambiente ideológico y social de
machismo y misoginia, de violencia normalizada contra las mujeres, que permiten
atentados contra la integridad, la salud, las libertades y la vida de las mujeres [...]
todos tienen en común que las mujeres son usables, prescindibles, maltratables y des-
echables. Y, desde luego, todos coinciden en su ininita crueldad y son, de hecho,
crímenes de odio contra las mujeres. 8

Agrega Lagarde, quien además desarrolla estas ideas en un contexto marcado


irremediablemente por el sistemático asesinato y desaparición de mujeres en Ciu-
dad Juárez, que el feminicidio implica responsabilidad del Estado por la serie de
violaciones de derechos que se veriican a lo largo de los procesos de denuncia e
investigación y por la impunidad con que permite se reproduzcan estas prácticas:

7. Russell Diana E. H. y Jane Caputi, “Femicide: Speaking the Unaspeakable”. En Ms. Magazine 1,
n.º 2 (September-October, 1990), 34-37.
8. Marcela Lagarde, El feminicidio de Ciudad Juárez ante la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (México: En Tiempo de Paz, 2010), 58-68.
El Código Integral Penal y la agenda de los derechos de las mujeres 125

“La inexistencia del Estado de Derecho, bajo la cual se reproducen la violencia


sin límite y los asesinatos sin castigo, en impunidad. Por eso, para diferenciar los
términos, preferí la voz feminicidio para denominar así el conjunto de delitos de
lesa humanidad que contiene los crímenes, los secuestros y las desapariciones de
niñas y mujeres en un cuadro de colapso institucional. Por eso el feminicidio es un
crimen de Estado”.
Aunque la sanción a crímenes motivados por discriminación en razón del
sexo o género ya llevaba varios años en la legislación nacional,9 es el COIP el que
incorpora la denominación femicidio y lo incluye como tipo penal especíico, en la
parte correspondiente a los delitos contra la vida, en los siguientes términos:

Artículo 141.- Femicidio.- La persona que, como resultado de relaciones de poder


manifestadas en cualquier tipo de violencia, dé muerte a una mujer por el hecho de
serlo o por su condición de género, será sancionada con pena privativa de libertad de
veintidós a veintiséis años.
Artículo 142.- Circunstancias agravantes del femicidio.- Cuando concurran una o más
de las siguientes circunstancias se impondrá el máximo de la pena prevista en el ar-
tículo anterior:
1. Haber pretendido establecer o restablecer una relación de pareja o de intimidad con
la víctima.
2. Exista o haya existido entre el sujeto activo y la víctima relaciones familiares,
conyugales, convivencia, intimidad, noviazgo, amistad, compañerismo, laborales,
escolares o cualquier otra que implique conianza, subordinación o superioridad.
3. Si el delito se comete en presencia de hijas, hijos o cualquier otro familiar de la
víctima.
4. El cuerpo de la víctima sea expuesto o arrojado en un lugar público.

Aunque las organizaciones de mujeres proponían el término “feminicidio” o


uno adicional que incorpore la noción de la responsabilidad que en estos casos le
corresponde al Estado. Esa propuesta no tuvo acogida.

MUJERES COMO SUJETO DE LA LEGISLACIÓN PENAL

Existe un importante debate sobre la neutralidad del derecho en general, y


el feminismo cuestiona esta supuesta neutralidad en lo que se reiere a las mujeres
y las regulaciones que sobre ellas o para ellas realiza el derecho. Esta discusión
sobre el “derecho sexuado” trasciende el ámbito de análisis que buscamos en estas
líneas. Pero podemos encontrar que hay dos casos particulares en que las normas

9. En el RO, suplemento 555, de 24 de marzo de 2009, se publicó la reforma legal a través de la cual
se incorporó al Código Penal el Capítulo innumerado “De los delitos de odio”.
126 María Paula Romo

están “dedicadas” a las mujeres: por un lado, la sanción de la violencia de género


o intrafamiliar –en la que las mujeres son las principales víctimas–, y, por otro, los
delitos que solo puede cometer una mujer: aquellos relacionados con la interrup-
ción voluntaria de un embarazo. Por un lado el Código usa apuesta a la sanción
penal como mecanismo para cambiar una característica cultural y estructural del
patriarcado: la violencia contra las mujeres; pero por otro lado el mismo Código
mantiene un anacrónico tipo penal que contiene en su fundamento la lógica del rol
mujer = madre que también sostiene es mismo sistema patriarcal.

LEGISLACIÓN INTEGRAL
CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO

La propuesta de las organizaciones de mujeres que se ha revisado para este


ensayo impulsaba la elaboración de una ley integral de violencia de género y que
solo ella reemplace la Ley 103 o Ley contra la violencia a la mujer y la familia; un
hito en la lucha por el derecho a una vida libre de violencia pero que ha cumplido
un ciclo y podría ser revisada y mejorada íntegramente. Esta propuesta tampoco
tuvo acogida en la Asamblea y –a través del Código– el Legislativo optó por una
derogatoria de una buena parte de la Ley 103 para que sus disposiciones sean in-
corporadas en el COIP. Por un lado, existe entonces la contravención de violencia
contra las mujeres (con pena privativa de libertad de 7 a 30 días y que tiene su pro-
pio procedimiento de juzgamiento en los artículos 641, 642, 643) y, por otro lado,
se incluyen varios delitos especíicos de violencia contra las mujeres:

Contravención de violencia contra la mujer o miembros del núcleo familiar


Artículo 159.- Violencia contra la mujer o miembros del núcleo familiar.- La persona
que hiera, lesione o golpee a la mujer o miembros del núcleo familiar, causándole
lesiones o incapacidad que no pase de tres días, será sancionada con pena privativa de
libertad de siete a treinta días.
Delitos de violencia contra la mujer o miembros del núcleo familiar
Artículo 155.- Violencia contra la mujer o miembros del núcleo familiar. Se considera
violencia toda acción que consista en maltrato, físico, psicológico o sexual ejecutado
por un miembro de la familia en contra de la mujer o demás integrantes del núcleo
familiar.
Se consideran miembros del núcleo familiar a la o al cónyuge, a la pareja en unión de
hecho o unión libre, conviviente, ascendientes, descendientes, hermanas, hermanos,
parientes hasta el segundo grado de ainidad y personas con las que se determine que
el procesado o la procesada mantenga o haya mantenido vínculos familiares, íntimos,
afectivos, conyugales, de convivencia, noviazgo o de cohabitación.
Artículo 156.- Violencia física contra la mujer o miembros del núcleo familiar.- La
persona que, como manifestación de violencia contra la mujer o miembros del núcleo
El Código Integral Penal y la agenda de los derechos de las mujeres 127

familiar, cause lesiones, será sancionada con las mismas penas previstas para el delito
de lesiones aumentadas en un tercio.
Artículo 157.- Violencia psicológica contra la mujer o miembros del núcleo familiar.-
La persona que, como manifestación de violencia contra la mujer o miembros del nú-
cleo familiar, cause perjuicio en la salud mental por actos de perturbación, amenaza,
manipulación, chantaje, humillación, aislamiento, vigilancia, hostigamiento o control
de creencias, decisiones o acciones, será sancionada de la siguiente manera:
1. Si se provoca daño leve que afecte cualquiera de las dimensiones del funciona-
miento integral de la persona, en los ámbitos cognoscitivos, afectivos, somáticos,
de comportamiento y de relaciones, sin que causen impedimento en el desempeño
de sus actividades cotidianas, será sancionada con pena privativa de libertad de
treinta a sesenta días.
2. Si se afecta de manera moderada en cualquiera de las áreas de funcionamiento
personal, laboral, escolar, familiar o social que cause perjuicio en el cumplimiento
de sus actividades cotidianas y que por tanto requiere de tratamiento especializado
en salud mental, será sancionada con pena de seis meses a un año.
3. Si causa un daño psicológico severo que aún con la intervención especializada no
se ha logrado revertir, será sancionada con pena privativa de libertad de uno a tres
años.
Artículo 158.- Violencia sexual contra la mujer o miembros del núcleo familiar.- La
persona que, como manifestación de violencia contra la mujer o un miembro del
núcleo familiar, se imponga a otra y la obligue a tener relaciones sexuales u otras
prácticas análogas, será sancionada con las penas previstas en los delitos contra la
integridad sexual y reproductiva.

Como se ve, fuera de la amplia deinición sobre quienes se consideran miem-


bros del grupo familiar, se podría haber planteado toda esta sección exclusivamen-
te como agravante del delito de lesiones, “cuando estas se comentan de uno a otro
miembro del grupo familiar”, pues más allá de su utilización en la opinión pública
como una señal de compromiso con la vida de las mujeres, en la práctica es muy
probable que la eicacia de estas disposiciones esté muy por debajo de los mecanis-
mos que ya existían en el país.
Varios colectivos de mujeres han planteado ya una demanda de inconstitu-
cionalidad por omisión pues a su criterio el COIP incumple el mandato de la norma
suprema de crear mecanismos expeditos para el tratamiento de estos casos. En
particular se reieren al tipo de trámite que deberían seguir las mujeres en los ca-
sos de violencia en tanto delito, pues para ellos se deberían seguir las cuatro fases
previstas de los procedimientos ordinarios: investigación, instrucción, evaluación
y preparación de juicio, y juicio.10

10. La demanda completa está disponible en ‹http://casos.corteconstitucional.gob.ec:8080/busqueda


/pdf2.php?fc=http://doc.corteconstitucional.gob.ec:8080/alfresco/d/d/workspace/SpacesStore/
d893b46e-ea0b-476b-a119-2f7a35c9146c/demanda_0001-14-io.pdf?guest=true›.
128 María Paula Romo

En lo que se reiere al artículo 158 sobre violencia sexual contra la mujer o


miembros del grupo familiar, no solo que es una simple remisión a otra parte del
Código sino que resultaba completamente innecesaria. Por otro lado un lector /
intérprete / operador, también podría creer que si no existiera ese artículo la aplica-
ción de los delitos contra la integridad sexual no estaría autorizada cuando se trata
de miembros de una misma familia.
Finalmente, el paso de la violencia sicológica a delito en lugar de contraven-
ción signiicará en la práctica un retroceso, pues una forma de violencia que para
los operadores signiicaba motivo suiciente para dictar medidas de protección se
convertirá en algo muy difícil de denunciar, de evidenciar o probar, y, en conse-
cuencia, diicultará que el sistema de justicia respalde a una persona que pretenda
denunciar a alguien alegando violencia sicológica. A esta relexión podríamos su-
marle otros detalles como la diicultad para probar el daño sicológico y su inten-
sidad, y las consecuencias que tendría en la vida futura de una denunciante el que
existan procesos judiciales –públicos– en los que ella deba probar que sufre daño
sicológico.

SANCIONES PENALES PARA RESPONSABLES


DE CENTROS DE “DESHOMOSEXUALIZACIÓN”

En el Ecuador desde hace más de una década las mujeres organizadas desde
la sociedad civil han destapado un problema muy grave, la existencia de centros de
rehabilitación que ofrecen terapias o tratamientos para cambiar la orientación y/o
identidad de personas homosexuales.11
Estos supuestos tratamientos van desde la internación forzada en los centros
hasta torturas que pueden ser baños de agua fría, descargas eléctricas, abuso se-
xual, etc. A pesar de que en los últimos años el Ministerio de Salud ha clausurado
algunas de estas “clínicas” nadie ha sido sentenciado por estas causas. Ni los en-
cargados del trato con las personas internadas, ni los propietarios y representantes
legales, ni los funcionarios cuya omisión o directa complicidad ha permitido y
alentado estas prácticas han sido sentenciados nunca.
Esta escandalosa realidad ha puesto en la agenda de las mujeres la búsqueda
de los responsables y su sanción. En el nuevo Código Penal se puede encontrar un
tipo que serviría para sancionar casos como estos entre los delitos contra la inte-
gridad personal:

11. Ver la serie de notas e investigaciones que ha realizado Artikulacion Esporádica sobre el tema:
‹http://artikulacionesporadika.blogspot.com.ar/search?q=Cl%C3%ADnicas›.
El Código Integral Penal y la agenda de los derechos de las mujeres 129

Artículo 151.- Tortura.- La persona que, inlija u ordene inligir a otra persona, grave
dolor o sufrimiento, ya sea de naturaleza física o psíquica o la someta a condiciones o
métodos que anulen su personalidad o disminuyan su capacidad física o mental, aun
cuando no causen dolor o sufrimiento físico o psíquico; con cualquier inalidad en
ambos supuestos, será sancionada con pena privativa de libertad de siete a diez años.
La persona que incurra en alguna de las siguientes circunstancias será sancionada con
pena privativa de libertad de diez a trece años:
1. Aproveche su conocimiento técnico para aumentar el dolor de la víctima.
2. La cometa una persona que es funcionaria o servidora pública u otra persona en el
ejercicio de funciones públicas, por instigación suya, o con su consentimiento o
aquiescencia.
3. Se cometa con la intención de modiicar la identidad de género u orientación sexual.
4. Se cometa en persona con discapacidad, menor de dieciocho años, mayor de
sesenta y cinco años o mujer embarazada.
La o el servidor público que tenga competencia para evitar la comisión de la infrac-
ción de tortura y omita hacerlo, será sancionado con pena privativa de libertad de
cinco a siete años.

Como se puede ver, el numeral 3 de este artículo responde directamente a la


demanda de la sociedad civil respecto de este gravísimo problema. Podría también
decirse que el párrafo inal del artículo sobre la responsabilidad de los funcionarios
públicos es también fruto de la experiencia pues en más de un caso se ha comproba-
do las relaciones que existen entre los propietarios de los centros y los funcionarios
que deberían tener a su cargo su regulación. Como dato adicional debemos señalar
que los centros de “rehabilitación” pretenden inscribirse entre aquellos autorizados
por la Ley de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas para tratar adicciones y
“otros desordenes de conducta”, términos que también deberían ser eliminados de
la ley.

AMPLIACIÓN DE LAS CAUSALES


PARA EL ABORTO NO PUNIBLE

Durante buena parte del debate legislativo y del debate público la atención y
las tensiones se encontraron alrededor de la tipiicación del aborto. Si bien algunos
sectores desde la sociedad civil defendían la línea de la despenalización,12 en el
seno de la Asamblea ese nunca fue el planteamiento. Básicamente la discusión giró
alrededor de “ampliar” uno de los casos en que un aborto no es punible al cambiar

12. Me reiero a la posibilidad de interrumpir un embarazo solo por decisión de la mujer, sin que medie
otra condición, pero siempre dentro de un plazo; en general las leyes en países más abiertos al tema
siguen manteniendo diferencias y sanciones dependiendo del momento de la gestación en que se
haga la intervención.
130 María Paula Romo

la fórmula “Si el embarazo es consecuencia de una violación en una mujer idiota


o demente” a “Si el embarazo es consecuencia de una violación”. Esta disposición
(que estaría en la línea de lo decidido ya en Argentina, México, Colombia) de no
penalizar a una mujer que decide interrumpir un embarazo forzado, un embarazo
resultado de violencia sexual, sí constó en el Informe para primer debate del COIP
y luego fue retirado por la bancada oicialista. El mayor opositor a esta reforma
fue el presidente Rafael Correa y su principal argumento fueron sus personales
creencias religiosas, y llegó al punto de amenazar a su bancada legislativa con
renunciar a su cargo como presidente y el intento de algunos legisladores por votar
en acto separado este artículo del resto del documento terminó con la sanción de
tres asambleístas que fueron separadas de la Asamblea Nacional y se les impidió
dar declaraciones públicas durante un mes por supuesta orden disciplinaria de su
partido (el presidente del partido es el presidente Correa).

Artículo 149.- Aborto consentido.- La persona que haga abortar a una mujer que ha
consentido en ello, será sancionada con pena privativa de libertad de uno a tres años.
La mujer que cause su aborto o permita que otro se lo cause, será sancionada con pena
privativa de libertad de seis meses a dos años.
Artículo 150.- Aborto no punible.- El aborto practicado por un médico u otro profe-
sional de la salud capacitado, que cuente con el consentimiento de la mujer o de su
cónyuge, pareja, familiares íntimos o su representante legal, cuando ella no se encuen-
tre en posibilidad de prestarlo, no será punible en los siguientes casos:
1. Si se ha practicado para evitar un peligro para la vida o salud de la mujer embara-
zada y si este peligro no puede ser evitado por otros medios.
2. Si el embarazo es consecuencia de una violación en una mujer que padezca de
discapacidad mental.

No se trata de llegar a un acuerdo ético sobre un tema tan personal, no es


una declaración de principios ni de opinión respecto de nuestra disposición o no a
enfrentar la decisión de interrumpir el embarazo. La pregunta a la debemos respon-
dernos es: si una mujer decide terminar con el embarazo resultado de haber sido
violada, ¿cree usted que merece la cárcel? El centro del debate es si una sociedad
y un Estado que son incapaces de revertir esta situación de violencia, que durante
siglos han sido cómplices de ella; que mantienen un sistema de justicia pocas veces
sanciona en casos de violencia sexual; pretenden que su mejor y más efectiva inter-
vención sea encarcelar a esa mujer. En palabras del profesor Ramiro Ávila sobre la
desproporción de esta intervención penal y su ineicacia:

Hay conductas que no deberían estar contempladas en derecho penal y que causarían
menos daño del que produce su penalización. Entre ellos, el aborto. No se airma que
el derecho y el estado no deben ocuparse de ellos, lo que sí se airma es que el derecho
penal es el medio más desproporcionado e inútil para hacerlo. No solo que la ilega-
lidad no precautela la vida del no nacido sino que pone en riesgo la vida de la madre
El Código Integral Penal y la agenda de los derechos de las mujeres 131

que aborta. Está probado que menos vidas cobra la despenalización del aborto que su
criminalización. Pero más allá de argumentos a favor o en contra de la igura, lo cierto
es que su despenalización generaría un debate innecesario e infructuoso que lo único
que lograría es entorpecer la discusión del resto de instituciones del derecho penal.
Hay que avanzar, al menos, hacia la despenalización del aborto de mujer violada, que
ha sido ya despenalizado jurisprudencialmente en Colombia y en México. Reformas
de este tipo requieren una gran voluntad política, una sociedad menos patriarcal y una
cultura más tolerante; por ello, como airma una profesora feminista, la precaución es
apropiada.13

En este artículo se busca analizar la respuesta que el COIP da a las demandas


de la agenda de los derechos de las mujeres por lo que no corresponde ampliar en
este momento el análisis del tipo penal, pero no es posible dejar de decir que los de-
rechos y valores que están en juego no son menores. Cuando una sociedad decide
sobre el tipo penal aborto se muestran sus concepciones sobre la capacidad ética de
las mujeres, y también la verdadera laicidad de un Estado que no puede imponer a
nadie vivir según una creencia religiosa, aunque fuera mayoritaria.
Debemos desarrollar el debate sobre el aborto desde una óptica de derechos
humanos y como un asunto de salud pública. Es inadmisible la idea de que el Es-
tado le exija a una mujer llevar a término un embarazo resultado de una violación;
una legislación capaz de olvidar el daño físico, sicológico, emocional, al proyecto
de vida, de una niña o mujer en estas condiciones e impedir que sea ella quien tome
una decisión de esta naturaleza, no es ni de cerca la de un Estado que considera a
las mujeres como seres humanos íntegros y titulares de todos sus derechos.
De una forma que ofende la inteligencia, se planteó que el gran “avance” del
COIP en este tema fue cambiar la frase “mujer idiota o demente” por “mujer que
padezca de discapacidad mental”. Considero que más honesto habría sido mante-
ner el artículo exactamente en los mismos términos para que incluso el lenguaje
dé cuenta de cuáles son los fundamentos ideológicos detrás de esa disposición, la
idea –muy extendida y por siglos vigente en el derecho– de que las mujeres somos
sujetos que requerimos de tutela, del padre, el marido o el Estado:

El derecho penal del siglo XIX releja un mundo donde las mujeres son considera-
das seres inferiores a los hombres; donde su transgresión no se interpreta meramente
como el comportamiento de un individuo, sino como el comportamiento que está
transgrediendo las expectativas o roles sociales atribuidos a su género. La transgre-
sión no es solo violación de la norma jurídico penal, sino violación del rol asignado.
Dicho de otra forma, el punto de atención es la ruptura con las pautas de comporta-
miento referidas a aquellos aspectos estructuradores del género. La conducta sexual y

13. Ramiro Ávila Santamaría, La (in)justicia penal en la democracia constitucional de derechos. Una
mirada desde el garantismo penal (Quito: Ediciones Legales/Universidad Andina Simón Bolívar,
2013), 213.
132 María Paula Romo

la conducta de trabajo (doméstico fundamentalmente) son los elementos básicos en el


mantenimiento de un rol femenino; la transgresión de tal rol fue en diversos aspectos
criminalizada y a su vez cualquier comportamiento desviado era relevante en cuanto
que ponía en cuestión tal imagen del género. Por lo tanto, la función de la pena fue,
por un lado, reconducir a la mujer a un modelo de conducta basado en la castidad
y idelidad sexual y, por otro, hacer aprender a la condenada el trabajo doméstico,
considerado fundamental para absorber el rol femenino, pero además importantísimo
económicamente, por cuanto que de él depende el trabajo asalariado de otros miem-
bros de la familia.14

REFLEXIONES FINALES

• Mientras la Constitución de la República ordena que la intervención penal


sea la última respuesta, el COIP nos dice que en el Ecuador la intervención
penal es la única respuesta. Esto también se evidencia en los temas que aquí
se han comentado.
• Para quienes apuesten por la importancia simbólica del derecho penal o la
efectividad social del castigo, los tipos penales aquí comentados tendrán que
ser aplicados por operadores de justicia, cuyos prejuicios, opiniones, per-
cepción sobre las mujeres, su comportamiento y su rol, no van a variar con
la aprobación de un nuevo Código Penal. Habrá que hacer un esfuerzo de
análisis sobre la implementación de estas disposiciones.
• Si bien el COIP responde a algunas de las demandas de las organizaciones de
mujeres, al feminismo (o los feminismos, pues son muchos y diversos) ecua-
toriano le hace falta una profunda relexión sobre la utilización del derecho
penal y las herramientas más violentas del Estado patriarcal.
• Es fundamental volver a poner sobre la mesa el tema estructural de la vio-
lencia y la subordinación de las mujeres y lo femenino. La violencia de todo
tipo en la familia o la pareja son solo una expresión de un sistema jerárquico
de dominación de los hombres sobre las mujeres. La violencia sexual se re-
laciona directamente con la idea del sexo como poder, de los cuerpos de las
mujeres susceptibles de apropiación por los otros, de la permisividad y la jus-
tiicación de la pulsión sexual masculina. Debemos resistirnos a reducir estos
asuntos a conlictos individuales pues para superar este sistema se requerirá
mucho más que cárceles y sentencias.

14. Roberto Bergalli y Encarna González, La cuestión de las mujeres y el derecho penal simbólico, 43.
El Código Integral Penal y la agenda de los derechos de las mujeres 133

BIBLIOGRAFÍA

Ávila Santamaría, Ramiro. La (in)justicia penal en la democracia constitucional de dere-


chos. Una mirada desde el garantismo penal. Ediciones Legales. Quito: Ed. Legales/
Universidad Andina Simón Bolívar, 2013.
Bergalli, Roberto, y Encarna González, La cuestión de las mujeres y el derecho penal sim-
bólico. Anuario de Filosofía del derecho. Madrid: Ministerio de Justicia, 1992.
Russell, Diana. The Origin And Importance Of The Term Femicide. December, 2011. Dispo-
nible en ‹http://www.dianarussell.com/origin_of_femicide.html›.
Russell, Diana E. H. y Jane Caputi. “Femicide: Speaking the Unaspeakable”. En Ms. Maga-
zine 1, n.º 2. September-October, 1990.
Gargarella, Roberto. La coerción penal en contextos de injusta desigualdad. SELA, 2010.
En ‹http://www.law.yale.edu/documents/pdf/sela/Gargarella_SP_CV_20100506.pdf›.
Lagarde, Marcela. “El feminicidio de Ciudad Juárez ante la Corte Interamericana de Dere-
chos Humanos”. En Tiempo de Paz, 96. México, 2010.
Romo, María Paula. “Tipiicar el femicidio. Por Karina, Claudia, Esmeralda, Laura, y todas
nosotras”. En VVAA. Los derechos de las mujeres en la mira. Quito: Corporación
Humanas, 2014.
Varela, Nuria. Feminismo para principiantes. España: Ed. B., 2005.
Zaffaroni, Eugenio Raúl. “El discurso feminista y el poder punitivo”, en Haydée Birgin,
compiladora, Las trampas del poder punitivo. El género del derecho penal. Buenos
Aires: Biblos, 2000.

También podría gustarte