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1-Explique cómo desarrollar los valores políticos para extirpar la corrupción y la

ineficiencia que aqueja al País.

La corrupción está instalada desde hace tiempo en América Latina como una de las
principales preocupaciones de la población, tanto por su incidencia cotidiana como por sus
consecuencias económicas y políticas. La percepción de corrupción en la región es
ligeramente superior al promedio mundial, y bastante mayor que la media de los países
desarrollados, según Transparencia Internacional.
Además, el Reporte de Economia y Desarrollo (RED2019) de CAF encuentra que el 51%
de los latinoamericanos consideran que la corrupción es el principal problema de sus países
(por encima de las condiciones económicas, el acceso a la vivienda y a servicios o la
inseguridad), y que el 23% de los ciudadanos reporta que un funcionario le solicitó una
coima en los últimos 12 meses.
Existen razones de peso que justifican esa preocupación. La corrupción disminuye la
capacidad del Estado para proveer bienes y servicios públicos de calidad, a la vez que
limita el crecimiento económico. Pero quizás más importantes sean las consecuencias sobre
las instituciones de gobierno: cuando los ciudadanos sienten que la corrupción es
generalizada, se deteriora confianza en la democracia.
Esta realidad ha provocado que los gobiernos latinoamericanos reaccionaran, en su mayoría
implementando instrumentos legales y fortaleciendo los órganos de justicia y,
complementariamente, varios países están llevando a cabo iniciativas para aumentar la
transparencia y mejorar la rendición de cuentas. De todas formas, todavía existe un largo
camino por recorrer para llenar vacíos legales y asegurar la efectividad de muchas de las
medidas que se están implementando.
El establecimiento de una agenda anticorrupción efectiva en América Latina debe
contemplar acciones en cuatros ámbitos que se complementan y potencian entre sí. El
primero de la lista es mejorar los mecanismos de regulación y control de la función pública.
Esto implica combinar reglas ex ante que limiten las atribuciones y discrecionalidad de los
funcionarios (qué decisiones pueden tomar y cómo), y controles ex post que fiscalicen esas
decisiones y acciones una vez que han sido ejecutadas. En otras palabras, es necesario
adoptar criterios objetivos para la toma de decisiones (por ejemplo, en el caso de compras
públicas y contrataciones), reforzar las instancias de fiscalización (como los órganos
auditores) y fortalecer los sistemas de justicia con procedimientos y protocolos que faciliten
investigaciones y la generación de pruebas (como el mecanismo de delación compensada).
El segundo frente de acción tiene que ver con la mejora de los mecanismos de entrada a la
política y a cargos de funcionarios públicos. Esto implica la selección de profesionales
capaces, con baja tolerancia a la corrupción y ajenos a relaciones clientelares o intereses
particulares para garantizar independencia en el ejercicio de los cargos y un sistema de
contrapesos efectivo en el Estado. Para el caso de cargos políticos los sistemas electorales
deben estar orientados a maximizar la pluralidad y la competencia entre opciones. Para ello
las regulaciones al financiamiento de campañas, como los límites a los aportes de empresas
y de particulares y topes a los gastos electorales, pueden ayudar.
El tercer punto implica activar al ciudadano para que monitoree la acción de los
funcionarios y promueve la rendición de cuentas. Un requisito indispensable es la hacer que
la información sea accesible a través, por ejemplo, de leyes de acceso a la información y de
gobierno abierto. Adicionalmente, deben existir canales de reclamo más allá del voto, como
la creación de espacios para la participación y denuncia a través de plataformas digitales o
redes sociales promovidas desde el propio Estado.
Por último, es imprescindible mejorar las regulaciones para controlar la influencia de los
intereses de empresas y particulares en las decisiones del Estado. Para lograrlo, se requieren
leyes que penalicen a las personas jurídicas involucradas en el pago y ofrecimiento de
sobornos. También se requiere la regulación de los conflictos de interés y actividades de
cabildeo o lobby. En la contratación de obra pública y en iniciativas de APP es importante
reforzar las capacidades de las entidades contratantes para evitar que contratos inadecuados
se traduzcan en costosas renegociaciones en la etapa posterior a la licitación.
En los próximos años, los países de la región tienen una importante tarea por delante:
recuperar la confianza de los ciudadanos en sus instituciones públicas a través de una
gestión transparente que minimice las opciones de corrupción. Y esto solo se logrará con
Estados más transparentes, eficientes en el uso de los recursos públicos, que sancionen las
irregularidades y que sean sensibles a las verdaderas necesidades de los ciudadanos.
https://www.caf.com/es/conocimiento/visiones/2019/11/4-formas-de-reducir-la-corrupcion-en-
america-latina/

2-Explique cómo desarrollar la Ética y la Moral en las políticas Públicas en los procesos
públicos.

La ética tiene un importante impacto público en la estabilidad y sostenibilidad del orden


social y democrático, pues si el vínculo de confianza entre ciudadanos e instituciones se
rompe y las personas no se sienten representadas o protegidas por las organizaciones, se
pueden sentir proclives a apoyar iniciativas políticas no democráticas.
¿Qué se necesita para que el funcionario
público pueda tomar decisiones y evaluar políticas alternativas en base a principios
éticos y morales?
Se necesita tener muy claro el fin, la meta por la que cobra sentido la administración
pública. Es curioso, pero el déficit ético que enfrentan los organismos públicos en general
está muy relacionado con una cierta desconexión con los objetivos centrales de estas
instituciones.
La administración pública existe para servir al interés general; es decir, para promover y
proteger el ejercicio de los deberes y derechos de la ciudadanía. Pero a decir de Adela
Cortina, en muchos casos la Res Pública, que es la cosa de todos, se gestiona como "cosa
nostra". En otras palabras, como si se tratase de un organismo diseñado para servir al
interés de unos pocos.
La ética de las instituciones públicas no es subjetiva, no se restringe a la intuición y los
valores personales. Las organizaciones, como las personas, tienen una ética y un clima
moral y, en el caso de la administración pública, los principios que deben servir de
referencia para la toma de decisiones surgen del conjunto de valores mínimos de ciudadanía
a partir de los cuales cobra sentido la democracia.
Por esa razón, es esencial que los profesionales de la administración se formen y se
entrenen en el razonamiento ético propio de la actividad vinculada a la gestión pública. Un
razonamiento de carácter intersubjetivo, con unos principios mínimos, que pueden ser
compartidos por la ciudadanía en general y que deben ser encarnados por las
organizaciones.
Es primordial que los funcionarios públicos, que son la esencia de las instituciones,
conozcan estos temas y los pongan en práctica. Así a la hora de tomar decisiones tendrán al
interés general y a los valores democráticos como referencia para la acción.
¿De qué factores depende que las instituciones públicas realicen con eficacia y justicia
las funciones que les han sido atribuidas?
Efectivamente, la eficacia y la justicia son los atributos con los que se espera que la
administración pública cumpla su función. Para ello se requieren medios técnicos y
humanos. Cuentan entre los primeros: un diseño institucional ordenado, bien reglamentado
y gestionado por objetivos. Una correcta implantación y regulación de la carrera
administrativa, donde el mérito sea el criterio para el ascenso y un conjunto de medidas
destinadas a garantizar que el trabajo se realice de forma adecuada.
Ahora bien, las herramientas técnicas sin marcos éticos para integrarlos en la cotidianidad
institucional están ciegas; por esa razón, es menester añadir la ética a la técnica, entendida,
no como un catálogo de buenas intenciones sino como un brújula para razonar
correctamente y tomar decisiones bien fundamentadas.
Respecto a los principios de la ética, ¿de qué manera logran impactar éstos en la
función pública?
Adela Cortina, en su último libro "¿Para qué sirve la ética?" describe extensamente los
problemas que genera la falta de ética: dolor humano y mayor gasto público. Una
administración pública inmoral genera desconfianza y hace que se dupliquen los gastos ya
que se ofertan servicios privados para realizar acciones y labores que deberían ejecutarse
desde la instancia pública.
Pero los efectos de la falta de ética en la administración de lo público no se quedan allí, ya
que a la desconfianza le sigue la inestabilidad y a ella la inseguridad. Basta el ejemplo de la
crisis económica europea, con un mercado interbancario devastado por la desconfianza. Los
bancos no se prestan dinero los unos a los otros porque no creen en la contabilidad que
publican.
https://www.esan.edu.pe/conexion/actualidad/2013/08/15/moral-etica-politica-publica/

3-Explique la Ética distinta de la Razón con su importancia desde la subjetividad y


objetividad de los valores Éticos.

¿Es la ética una entidad racional, objetiva y universal, o es meramente subjetiva, o relativa
a cada persona o cultura, o simplemente debe consistir en imitar lo que vemos en la
naturaleza? 

Tal y como puede apreciarse a menudo en debates sobre esta cuestión, muchas personas
realmente  creen que no puede existir una ética basada en la razón, universal y objetiva,
válida para todos y en todo momento, y que las cuestiones morales se reducen en última
instancia a sentimientos o gustos personales, o a lo que convengamos en sociedad, o que
debemos intentar imitar a lo que ocurre en la naturaleza, o simplemente perpetuar
la tradición.

Pero todos los enfoques que rechazan la razón devienen profundamente problemáticos por
varias razones.

Primero; si no hubiera criterios morales objetivos entonces no tendría sentido que


habláramos de progreso moral ni que juzgáramos las acciones de otros. No podríamos
juzgar una diferencia entre la violación y el sexo consentido. Sería como juzgar que el
sabor dulce es bueno y el sabor salado es malo. ¿Por qué se supone que es algo bueno el
hecho de empatizar con otros individuos y respetarlos como personas? ¿Por qué es algo
malo tratarlos de forma que jamás querríamos nosotros ser tratados? Sólo hay dos opciones:
o todo se basa en meras preferencias subjetivas o hay principios universales a partir de los
cuales podemos deducir lo que está bien y mal. La primera opción hace desaparecer el
propio concepto de moral.

Segundo; es muy frecuente que se confunda lo que es la moral con lo que


algunos creen que es la moral. Que algunas personas crean que algo está bien o mal no
significa que sea así necesariamente. Esto hay que demostrarlo con razonamientos, con la
lógica, y no simplemente afirmarlo. Al igual que cualquier otro juicio o razonamiento.

A menudo confundimos la moral con el código de conducta que se impone en una cultura.
No son lo mismo. La moral no se fundamenta en los códigos deontológicos de la
sociedad. La moral se basa puramente en la razón. Es por esto que a pesar de que
nuestra cultura considera que los demás animales son inferiores y está bien explotarlos;
nosotros hemos podido razonar que eso es falso. Si la moral fuera lo mismo que el código
social entonces jamás habríamos avanzado nada en cuestiones como el racismo, el sexismo
o la homofobia. Este cambio sólo se explica apelando a un sentido moral que es
subyacente a nuestra naturaleza y no depende del contexto.

Si la moral fuera relativa, o fuera convencional, o consistiera en imitar la conducta que


otros animales practican en la naturaleza, entonces no podríamos establecer que, por
ejemplo, violar mujeres es inmoral, es algo que está mal siempre y no debemos hacerlo.
Tendríamos que decir que a lo mejor es inmoral para nosotros, pero quizás para otros no lo
es; así que tendríamos que respetar el hecho de que otros violen mujeres si no lo consideran
algo inmoral.

Lo mismo podríamos decir del asesinato, la tortura o la esclavitud ¿Estamos dispuestos a


aceptar esta conclusión? Me parece obvio que no. Porque en realidad nadie acepta que lo
que está bien y mal se base en caprichos personales, o meramente en lo que la sociedad
establezca en un código moral o legal, ni tampoco en imitar lo que suceda en la naturaleza.

La ética no es lo que la sociedad establece, ni tampoco es equivalente a los deseos


personales, ni consiste en imitar lo que ocurre en la naturaleza ¿Entonces qué debe ser la
ética? La ética es actuar de acuerdo con la razón. Por razón entendamos básicamente la
forma de pensamiento que se ajusta a los principios básicos de la lógica y los hechos
empíricos comprobados. Si un razonamiento correcto se basa en ajustarse a la lógica y los
hechos ¿por qué el razonamiento moral debería ser diferente al respecto?

El razonamiento ético también puede ser objeto de valoración con respecto a su calidad. Un
buen razonamiento ha de ser válido y tanto los argumentos que lo apoyan como las
conclusiones a las que se llega deberían ser sostenibles y relevantes. Los argumentos
sostenibles son aquellos que están relacionados con el tema, es decir, con los hechos
del caso y con las normas o valores a los que están adscritos. Dichos argumentos son
llamados relevantes y tienen algo que añadir a la autoridad de un juicio que establece que
cierta conducta es correcta desde el punto de vista moral. Así lo expone el filósofo Shelly
Kagan:
«Si ahora pasamos a la pregunta ¿qué se necesita —más allá de la racionalidad— para
que la maldad ingrese al mundo?, pienso que la respuesta bien podría ser que,
simplemente, cuando alcanzamos un cierto nivel de racionalidad, nada más es necesario. 
La razón por la cual es objetivamente malo que yo practique el homicidio es precisamente
porque existe una razón para que no lo haga, una razón que soy capaz de reconocer. Y si
usted pregunta ¿qué más se necesita? la respuesta es, esos son los ingredientes básicos,
podemos refinarlos un poco si lo desea, pero en esencia, eso es todo.»
Si la ética no se fundamentara en la razón, entonces todo se reduciría a gustos, caprichos e
intereses particulares. Pero así ya no habría ética. Por tanto, la ética no puede ser subjetiva,
relativa o simple imitación. Si la ética fuera subjetiva entonces la violación sexual no sería
algo malo en sí, sino que eso dependería de que lo que nosotros opináramos subjetivamente
sobre ella o de lo que dijeran las normas acordadas. Pero la violación sexual es algo que
está siempre mal y está mal en sí mismo, independientemente de lo que nosotros pensamos
sobre ello.

La violación sexual está mal porque implica hacer a otro individuo algo que no deseamos
para nosotros mismos —atenta contra la igualdad— y porque implica causar un daño que
no podemos justificar moralmente sino que lo hacemos únicamente para nuestro beneficio:
es una violación de derechos individuales. Y esto vale no sólo para la violación sino para
cualquier acto que afecte a los intereses básicos de un individuo.

Me temo que a menudo confundimos lo que es la moral en sí con las diferentes ideas acerca
de lo que se considera la moral. Del mismo modo, no es lo mismo lo que algo sea en sí
mismo que la creencia acerca de lo que ese algo sea. Asimismo hay una confusión entre lo
que es la ética y la moral con lo que es simplemente el código de conducta que prescribe
una religión el cual nada tiene que ver con la ética ni con la moral.

Incluso, aunque existiera un dios, él tampoco estaría legitimado en decidir lo que está
objetivamente bien y mal. Si así fuera, ya no sería moral sino mero capricho sujeto a la
voluntad personal. Un dios no puede ser fundador ni garante de una moral objetiva y
universal. Y postular que deberíamos igualmente someternos a la voluntad divina es apelar
a la falacia ad baculum, es decir, a la idea de que la posesión de poder es lo que otorga la
legitimidad y la razón.

Ciertamente, algunos pueden pensar que algo está bien o mal solamente porque lo dice un
libro o una persona, que es considerado la autoridad máxima en su cultura. Pero esto no
tiene nada que ver con la ética desde un punto de vista racional.

No confundamos lo que es la ética con lo que es simplemente un código de conducta, ya


sea social, legal o religioso. Creer que el código de conducta de una religión es ética es
como creer que los hechizos de la brujería son ciencia. Puede ser correcto desde el punto de
vista de su mentalidad pero no desde el punto de vista de la ética racional. Alguien puede
creer que es científica la idea de que el sol gira alrededor de la tierra, pero esa persona
estaría igualmente equivocada, desde el punto de vista científico, en base a los hechos.

SUBJETIVIDAD Y OBJETIVIDAD DEL VALOR


El valor es un concepto de amplia dimensión que se debate entre la subjetividad y objetividad;
filosóficamente para los subjetivistas el valor es creado por el hombre, pero para los objetivistas los
valores existen fuera de él.1,4 Desde la perspectiva subjetivista, el idealismo de Inmanuel Kant
asume que el valor es, ante todo, una idea, no parte de la razón, depende de las ideas del individuo y
por lo tanto no son concretos, en otras palabras su estimación depende de las personas, por lo tanto,
va a depender del deseo, agrado o interés de estas. 5,6
Para este entonces, el valor iba acorde con las ideas y el deseo, inclusive Lotza a quien se le
atribuye ocuparse de este tema desde el origen de la Axiología, manifestaba que los valores no son,
sino que valen.1 Es fundamental hacer mención de los valores subjetivos, aquellos que valen porque
al sujeto le agrada o lo desea (un vehículo, una propiedad material, una festividad), representan un
medio para llegar a un fin, en la mayoría de los casos caracterizados por un deseo personal. 6
En consecuencia, si se valora lo que no es, es porque también se valora lo que se desea. En virtud de
ello, la salud es un valor porque es valorada por el ser humano, de hecho, en la posición subjetivista,
tener salud es el deseo de un bien, siempre es deseada; si ya se posee se desea conservar, todos
desean estar saludables y se desea si no se tiene, como es un valor que se desea o aprecia, es
considerada un bien ideal.6
Kant afirmaba "podemos sentirnos bien, esto quiere decir, juzgar según nuestra impresión de
bienestar vital, pero nunca podemos saber si estamos bien. La ausencia de la impresión de estar
enfermo no le permite al hombre expresar que él está bien, sino decir que él aparentemente está
bien".7 La subjetividad ha sido estudiada entendiendo que lo estrictamente humano es la medida de
todas las cosas, de lo que vale y de lo que no vale, y de la misma escala de valores, sin sustento en
la realidad exterior.
Desde la óptica de Payá8 en la subjetividad de los valores, agrada aquello que tiene valor, pero deja
de agradar a medida que son jerarquizados, que el valor no se mide por el deseo sino por la calidad
de dicho deseo, lo deseado no puede reducirse a los deseado, el subjetivismo destaca entre deseable
y deseado, algo tiene valor porque tiene interés o interesa.
Según el planteamiento de Perry,5 un interés correcto no es automáticamente mejor que uno
incorrecto, con lo cual no sería el interés el que produce el valor, sino que se busca en el objeto el
valor que fundamenta el interés. Por otra parte, si todo dependiera en última instancia del deseo de
cada persona, la educación y la salud no tendrían razón de ser, debido a que cada sujeto construiría
en el marco de su propia lógica, los valores deseados en ambos ámbitos, sin que ello represente los
valores de una ideología imperante socialmente.
De esta manera, según Payá8 "el subjetivismo, en general, deja de lado el problema axiológico al
centrarse bien sea en el agrado, deseo o interés". Así es como la dimensión personal, es un
elemento indiscutible del proceso de valoración y la educación de los valores es innegable en
Ciencias de la Salud. En el subjetivismo, también se considera el empirismo lógico, que establecía
la verdad o falsedad, cuya conclusión arroja que se tenía que enfocar el estudio de los valores a
partir del significado.
No obstante, ante la visión subjetiva del valor, surgieron interrogantes al respecto, como las que
señala Zapata6 "¿serían también valores la droga que me agrada?, ¿el asesinato que deseo?,
¿serán valores para mí si no los conozco ni deseo?". Surge así una nueva corriente de pensamiento
que se opone desde un principio a este enfoque subjetivista del valor, desde las aportaciones de
Scheler y Hartmann.
En contraposición al subjetivismo del valor, los objetivistas como Max Scheler, sostienen que los
valores valen por sí mismos, están en la realidad exterior, valen independientemente de las
estimaciones de las personas, si son descubiertos o no por las personas, siempre serán valores.
Desde esta visión, surge una jerarquía debido a que sí el valor vale por sí mismo, habrá valores
superiores a otros, dependiendo de determinados criterios. 4,8,9
Desde la perspectiva objetivista, la salud es un valor vital, que de acuerdo con la tabla de valores de
Scheler, está por debajo de los valores religiosos y espirituales, en la clasificación de Ibáñez 4 la
salud está por encima de los valores estéticos, intelectuales, morales y trascendentales, mientras que
en la escala de Rokeach13 es un valor terminal, porque la salud es un estado deseable de existencia,
asimismo, otras consideraciones de notables filósofos expresan que al satisfacer las necesidades de
salud de la población, la salud en sí se convierte en un valor social.
De hecho, en Ciencias de la Salud, algunas concepciones desde la perspectiva biologicista fueron
valoradas como inamovibles, pero actualmente se explican con una visión integral desde lo social,
cultural, educativo, psicológico y filosófico, como es el caso de la violencia basada en género, que
hoy día constituye un problema de salud pública, lo cual era impensable en otros tiempos.

4-Explique las características de la corrupción y de la ineficiencia en la gestión pública


nacional territorial.
Características para la corrupción
1. Abuso de poder, que se expresa mediante el uso de oportunidades desde posiciones públicas
o privadas, para obtener beneficios grupales o personales.
2. Carencia y/o debilidades de los procedimientos y mecanismos institucionales, que
garanticen la transparencia en el ejercicio de las funciones.
3. Debilidad en los marcos legales que tipifican y sancionan la corrupción administrativa
pública.
4. Reforzamiento de las actitudes individualistas y el consumismo, sustituyendo los valores
éticos, como la solidaridad, honestidad y responsabilidad.
5. La impunidad en que se encuentran los actos de corrupción, sobre todo en la administración
pública. Como vemos, la corrupción se expresa de múltiples maneras, siendo algunas de sus
expresiones más visibles el tráfico de influencia y la obtención de prebendas personales.
5-Explique los valores tradicionales del pueblo venezolano
Qué son los Valores?
Los valores son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de
realizarnos como personas.
Son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar de
otras, o un comportamiento en lugar de otro. {También son fuente de satisfacción y plenitud.
Los valores se refieren a necesidades humanas y representan ideales, sueños y aspiraciones, con una
importancia independiente de las circunstancias.
Por otro lado, valores, actitudes y conductas están estrechamente relacionados. Cuando hablamos de
actitud nos referimos a la disposición de actuar en cualquier momento, de acuerdo con nuestras
creencias, sentimientos y valores.
Valores y Antivalores Venezolanos

¡Valores! El no reconocer ni aceptar que existe una gravísima crisis social, se puede considerar un
gran acto de descaro.
Aquella frase que normalmente utilizaban adultos de la tercera edad que dice “aquí se perdió todo”
ya hoy prácticamente es un himno constante.
De verdad el venezolano dejó de ser el que era para convertirse en este personaje desconocido
perdiendo totalmente de su verdadera esencia.
Recordando un poco como era el venezolano en la época en la que nacimos, cuando sólo éramos un
niño, recordamos ese venezolano amable, humilde, emprendedor, honesto, correcto, siempre
actuando con buena fe, si, ese es el venezolano que conocí.
Aquel venezolano trabajador, dando el máximo de sí mismo para salir adelante. Pues parece que ese
venezolano está en peligro de extinción, quedamos muy pocos.
Hablemos de antivalores
Ahora, en pleno 2016, tenemos ciudadanos que prefieren ganarse la vida aprovechándose de la
necesidad de humana, inclusive personas que teniendo un trabajo por el cual se le está pagando
quiere sacar algo extra a su cliente e increíblemente lo justifican.
También como tener periodos escolares más cortos, lo cual no se justifica, ya que día perdido
debería ser día que se recupere. Por ello, cada día es mayor la cantidad de personas que prefieren
mendigar que trabajar. Jóvenes que se dedican a “modelos” para ganarse la vida.
Por otra parte, la muy conocida viveza criolla no es más que una enfermedad que poco a poco va
consumiendo todos los valores de la sociedad hasta acabar con ella.
Hasta al manejar un auto, partiendo del principio que hay personas que colocan el carro por encima
de una vida, ya sabes que todo está mal.
El transeúnte tampoco es que es un angelito, cruza en cualquier parte, no respeta ni el rayado ni los
semáforos para cruzar. Una suma de tantas cosas malas que realmente lo que causa es dolor.
No hay que desistir en hacer las cosas bien:

Todo socialmente esta tan mal que ahora sorprende conseguirse personas honestas en la calle. Por
eso los antivalores en el hogar, la calle, el colegio y todo espacio público se deben desechar y los
valores cultivar.
Tomando la iniciativa y practicándolos se podrán mejorar las relaciones de convivencia y
aceptación con los otros, lo más importante siempre será mantener el respeto.
Todavía hay personas así, siguen allí, haciendo trabajo de hormigas. A esas personas les digo
¡gracias! Gracias por seguir allí.
Por seguir trabajando por ser el ejemplo de la Venezuela que quieren no solo para ellos, sino para
todos.
Es una difícil tarea y pueden llegar a cansar, pero estamos seguro, que en un futuro ese esfuerzo
será recompensado. Sigamos apostando y sigamos creyendo en nosotros para lograr esa Venezuela
posible, esa Venezuela de bien.
Recuerden: La honestidad, el respeto, la lealtad y esperanza son valores esenciales para el buen
desarrollo de cualquier sociedad. Inclusive, el título más valioso que puedes conseguir en la vida es
el de ser buena persona. No lo conceden en ninguna universidad.

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