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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD METROPOLITANA
FACULTAD DE CIENCIAS Y ARTES
ESCUELA DE PSICOLOGÍA

EL SIGNIFICADO DE LA CULPA ASOCIADO A LA


CONDICIÓN DE SER MUJER

Marina Isabel Esis de Panagiotidis

Priscilla Alexandra Domínguez Ramos

Tutora: Maribel Goncalves de Freitas

Caracas, 27 de febrero de 2015.


DERECHOS DE AUTOR

Quienes suscriben, en condición de autores del trabajo titulado “El significado


de la culpa asociado a la condición de ser mujer”,
declaramos que: Cedemos a título gratuito, y en forma pura y simple, ilimitada e
irrevocable a la Universidad Metropolitana, los derechos de autor de contenido
patrimonial que nos corresponden sobre el presente trabajo. Conforme a lo
anterior, esta cesión patrimonial sólo comprenderá el derecho para la
Universidad de comunicar públicamente la obra, divulgarla, publicarla o
reproducirla en la oportunidad que ella así lo estime conveniente, así como, la
de salvaguardar nuestros intereses y derechos que nos corresponden como
autores de la obra antes señalada.

La Universidad en todo momento deberá indicar que la autoría o creación del


trabajo corresponden a nuestras personas, salvo los créditos que se deban
hacer al tutor o a cualquier tercero que haya colaborado o fuere hecho posible
la realización de la presente obra.

Autora: Marina Esis

C.I 11.739.842

Autora: Priscilla Domínguez

C.I 18.942.857

En la ciudad de Caracas, a los 27 días del mes de Febrero del año 2015
.

ii
APROBACIÓN DEL TUTOR

Considero que el Trabajo Final titulado “El significado de la culpa asociado a la


condición de ser mujer” elaborado por los ciudadanas Marina Esis y Priscilla
Domínguez para optar al Título de Licenciado en Psicología reune los requisitos
exigidos por la Escuela de Psicología de la Universidad Metropolitana y tiene
méritos suficientes como para ser sometido a la presentación y evaluación
exhaustiva por parte del jurado examinador que se designe.

En la ciudad de Caracas, a los 27 días del mes de Febrero del año 2015

______________________

Tutora

iii
ACTA DE VEREDICTO
Nosotros, los abajo firmantes, constituidos como jurado examinador y reunidos en
Caracas el día de de; con el propósito de evaluar la Defensa del Trabajo de Grado
titulado:

Presentado por el (la) alumnos (as):

Para optar al título de:

Licenciado en Psicología
Emitimos el siguiente veredicto:

Aprobado Reprobado

OBSERVACIONES:

____________________________________________________________________
_____________________________________________________________________
_____________________________________________________________________

__________________ ________________ _______________


Presidente del Jurado Tutor Miembro del Jurado

3.6 REGLAMENTO DE EJECUCIÓN Y EVALUACIÓN DEL TRABAJO DE GRADO


(Aprobado por el Consejo Académico el 14 de julio de 2011)

Art.44. La calificación de la Defensa de Trabajo de Grado como reprobado o aprobado será por mayoría. La decisión
del Jurado es inapelable. Si algún miembro del Jurado estuviese en desacuerdo y desee dejar constancia, podrá
asentar su voto salvado en el Acta de Veredicto.

Art. 45:. En el caso de aprobado, el jurado mediante decisión unánime podrá distinguir la Defensa con Mención
Honorífica, dejando constancia de tal decisión en el Acta de Veredicto.

iv
AGRADECIMIENTOS

Primeramente quiero agradecer a Dios, por siempre guiarme, acompañarme y


permitirme la bendición y consolidación de este logro.

A mí querida familia y amigos por su apoyo, confianza y amor.

A mí amada abuela en el cielo, Leonor Ramos.

A mi compañero de vida, cómplice, amigo, confidente y amor, Humberto


Medina.

A nuestra querida tutora Maribel, por su inagotable paciencia, su capacidad de


espera, su incondicional apoyo, cariño y esfuerzo durante todo este arduo
proceso. ¡Muchas gracias!

A mi compañera de tesis Marina, por su perseverancia, compromiso y


tenacidad. Gracias por permitirme trabajar junto a ti.

Gracias a todos uds.

Priscilla Domínguez

v
AGRADECIMIENTOS

A Dios, quien todo lo puede por darme la salud, la fe, la fuerza, la esperanza y
por iluminar mis pensamientos y mi camino en todo momento…

A mis hijos, Nikolaos y Maximiliano por llenarme de amor todos los días, y por
haber tenido la paciencia para comprender que “mami estaba estudiando”, los
amo, son mi vida entera…

A mi esposo Alexandro, mi amigo, compañero y gran colaborador en todos los


sentidos; ya llevamos dos tesis agapymou…

A mis Padres y mi Hermana, porque han sido mi apoyo incondicional durante


toda mi vida.

A mi querida Profesora Maribel Goncalves, quien nunca nos abandonó,


apostando junto a nosotras por este éxito.

A mi Analista Mario Brito, por acompañarme, y aportar con su experiencia


herramientas con las que he aprendido a mejorar, crecer, encontrarme y
sostenerme por mis propios medios.

A mi compañera de tesis Priscilla, por todas las noches, días y horas


interminables de trabajo, pero también por las largas y amenas conversaciones
cuando nos atacaban las resistencias.

A todos y cada uno infinitas GRACIAS por alentarme y acompañarme, sin


ustedes esta etapa de mi vida no hubiese sido posible, ¡¡¡los quiero!!!

Marina Esis

vi
DEDICATORIA

A ellas… A quienes se les pretendió abrir un espacio en el que se


escuchen las voces de aquellas que han sido silenciadas, dejar que sus
palabras sonoras retumben, para que sus experiencias se conozcan, y no se
desgasten por el desuso y el olvido, 10 mujeres nos compartieron sus
pensamientos, creencias e intimidades que dejan entrever las concepciones
culturales, que sobre las mujeres se ciernen en general, y alrededor de los
cuales ellas han tenido que configurar su subjetividad, que se construye
mediante la interacción con otros, pues es dinámica, se re-significa y re-crea
con las experiencias de su entorno, allí se otorgan significados a los sucesos
del mundo. Estas 10 mujeres venezolanas, residentes de la ciudad de caracas,
cada una con realidades distintas, con condiciones de vida particulares,
desconocidas entre sí, con edades que van desde los 16 hasta los 57 años, nos
permitieron ingresar a sus puntos de vista a través de la entrevista como
herramienta investigativa, donde el objetivo principal fue conocer el significado
de la culpa asociado a la condición de ser mujer.

A mí familia y a mi incondicional y amado Humberto, mi compañero de sueños.

Priscilla Domínguez

vii
DEDICATORIA

A esas 10 mujeres, que muy amablemente aceptaron participar en


nuestra investigación, abriéndonos las puertas de sus vidas, sus historias, su
subjetividad. Por brindarnos su confianza y por reiterarnos que somos mucho
más grandes que cualquier construcción social impuesta, somos almas
gigantes, con grandes corazones, llenas de vida, valientes, únicas e irrepetibles;
quizás el tiempo no alcanzará para lograr ver los cambios que queremos, pero
no desistiremos en el esfuerzo de seguir adelante por ganar más espacios y ser
felices. Me llevo en el corazón, sus afectos, perspectivas, ideas y sentimientos;
en cada una de ustedes, vi reflejada una parte de mi propia historia.

¡Muchas gracias, sus voces resonarán fuerte!

Marina Esis

viii
ÍNDICE DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN 1

CAPÍTULO I. PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN


I.1 Antecedentes y Justificación 4
I.2 Objetivos de la investigación 12

CAPÍTULO II. MARCO REFERENCIAL


II.1 Ser Mujer 13
II.2 La Culpa 19
 II.2 Perspectivas sobre la culpa 29
 II.2.1 La culpa desde lo penal y jurídico
30¡Error! Marcador no definido.
 II.2.2 La culpa religiosa o teológica 31
 II.2.3 La culpa desde el psicoanálisis 32
 II.2.4 La culpa desde la perspectiva de género 36
II.3 Construcción de la Subjetividad y de Significados 39
II.4 El Feminismo y la Perspectiva de Género 47
II.5 Antecedentes Empíricos 50

CAPÍTULO III. MARCO METODOLÓGICO


III.1 Tipo de Investigación 63
III.2 Diseño de Investigación 64
III.3 Participantes y Tipo de muestra 66
III.4 Técnica de Recolección de Información 67
III.5 Técnica de análisis de Datos 68
III.6 Procedimiento 70
III.6.1 Aproximación al tema de investigación 70

ix
III.6.2 Entrada al campo 71
III.6.3 Recolección de información 71
III.6.4 Proceso y chequeo de información 72
III.7 Criterios de Validez Cualitativa 74
III.7.1 Dependencia 74
III.7.2 Credibilidad 74
III.7.3 Transferencia 74
III.7.4 Confirmabilidad 75

CAPÍTULOS IV y V. RESULTADOS Y DISCUSIÓN


IV. Ser Mujer 76
IV.1.1 Es difícil definir qué es ser mujer 77
IV.1.2 Ser mujer es lo más grande que hay en el mundo 80
IV.1.3 Ser mujer significa vivir desde lo más profundo de mi ser 80
IV.1.4 Ser madre es una experiencia sublime de ser mujer 81
IV.1.5 Mi manera de ser me define como mujer 83
IV.1.6 Soy mujer pero me veo más como ser humano 84
IV.1.7 Aspectos positivos y negativos de ser mujer 85
IV.1.8 Caracteristicas de ser mujer 90
IV.1.9 Roles de ser mujer 93
IV.1.10 Sentimientos y emociones vinculados a ser mujer 96
IV.1.11 La mujer en relacion al hombre 99
V. La Culpa 103
V.1.1 Definición de la culpa 103
V.1.2 Importancia de la Culpa 107
V.1.3 Situaciones en que las mujeres se sienten culpables 108
V.1.4 Emociones y sentimientos vinculados a la culpa 112
V.1.5 Estrategias de afrontamiento ante la culpa 115
V.1.6 Emociones y sentimientos asociados con la liberación de la culpa 118

x
V.1.7 La culpa en la mujer es diferente a la culpa en el hombre 119
V.1.8 La culpa culturalmente asociada a la condición de ser mujer 120

CONCLUSIONES 124

LIMITACIONES Y RECOMENDACIONES 128

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 129

ANEXOS
I. Entrevista preliminar o exploratoria 137
II. Guión de entrevista definitivo 138
III. Esquema de categorización 139

xi
INDICE DE TABLAS

1. Cuadro participantes 67
2. Cuadro sobre aspectos positivos y negativos de ser mujer 86
3. Cuadro de emociones y sentimientos de ser mujer 97

xii
RESUMEN

EL SIGNIFICADO DE LA CULPA ASOCIADO A LA CONDICIÓN DE SER


MUJER

Autoras: Marina Esis y Priscilla Domínguez

Tutora: Maribel Goncalves de Freitas Caracas, 27 de Febrero del 2015.

En nuestra sociedad venezolana, existen pautas sociales asociadas a la


condición de ser mujer. Lo mismo ocurre con el “deber ser” asociado a lo social
o lo correcto. Ambos aspectos constituyen imposiciones por aquello que ha
sido predeterminado para ser mujer o para ser moral. Por lo que en esta
investigación nos planteamos como objetivo comprender el significado de la
culpa asociado a la condición de ser mujer. Para tal fin partimos de un enfoque
metodológico cualitativo, con un diseño emergente, a los fines de generar teoría
fundamentada de los datos recolectados. Como técnica de recolección
utilizamos la entrevista a profundidad, aplicada a diez mujeres habitantes de la
ciudad de Caracas. La información recolectada implicó la transcripción textual
de las voces de las participantes y categorización de los códigos por medio del
método de la comparación constante. Los resultados fueron ordenados en
función de dos categorías principales: una referida a Ser Mujer y la otra
correspondiente a La Culpa, relacionadas sobre el significado de la culpa
asociado a la condición de ser mujer. En los resultados planteamos que las
pautas sociales sobre qué es Ser Mujer, esta culturalmente relacionado con el
concepto de culpa, transmitido a través de factores sociales desde temprana
edad, lo que conlleva a la introyección de estas normas y conductas esperadas
vinculadas al género. Se encontró además que la culpa constituye un medio
para controlar, limitar y restringir el comportamiento de las féminas en aspectos
determinados.

Palabras claves: Ser Mujer, Culpa, Feminidad, Sentimiento de Culpa,


Constructos Sociales.

xiii
INTRODUCCIÓN

En nuestra sociedad se ha asociado el “deber ser” a una serie de


conductas estereotipas que han sido condicionadas al género, es decir, se ha
instaurado una imposición a razón de aquello que ha sido predeterminado para
la mujer. En consecuencia, todo lo que se encuentre fuera de lo preestablecido
suele ser penalizado por la adjudicación de la culpa. Dentro de esta exigencia
de lo que se supone son los papeles o los roles que se juegan socialmente
hablando, encontramos de alguna forma determinado lo que por formalidad
debe ser, o lo que de forma esperada un hombre o mujer “debe hacer”, mientras
la mirada social dictamina, decide y juzga aquello para lo cual nacimos. Sobre
esta rígida construcción que plantean los estereotipos asociados a la condición
de ser mujer, se estigmatiza todo lo que se encuentre fuera de la norma,
cumpliendo así con los requisitos que nos permitan vivir libre dentro de nuestra
propia esclavitud, es decir, viviendo a través de los Otros, por los Otros y para
los Otros, donde no está permitido equivocarnos, rendirnos, huir o simplemente
desistir por nuestra condición de ser mujer.

Bajo este punto de vista, la culpa es fundamentalmente una valoración


cognitiva y afectiva que dicta de forma rígida la escala de valores y
comportamientos permitidos. Por lo cual, consideramos a este estudio como la
apertura de un espacio de escucha y conocimiento de lo que cada mujer tiene
que decir con respecto a la significación de la culpa, es decir como la vive, la
percibe y la describe en su vida cotidiana, proporcionando de esta forma una
respuesta al vacio teórico hallado, con relación a la significación de la culpa
asociado a la condición de ser mujer.

Hemos abordado esta investigación desde la perspectiva cualitativa, ya


que a través de la misma nos propusimos reconstruir la realidad tal y como la
observaron y vivenciaron las mujeres protagonistas de estas historias,
buscando obtener la mayor riqueza de datos y contenidos en nuestra

1
aproximación con lo que representó el significado de la culpa para las
participantes, con lo que nos permitimos dar respuesta a los siguientes
cuestionamientos: conocer el significado de ser mujer, conocer el significado de
culpa, indagar acerca de la noción de culpa en la mujer, conocer las situaciones
en donde han podido experimentar lo que para ellas es la culpa, los
mecanismos de afrontamiento que han utilizado, y cuáles emociones y
sentimientos se encuentran asociados a la noción de culpa.

El contenido completo de la investigación se presenta en VI capítulos.


Para iniciar realizamos una exposición del tema de estudio, junto con los
cuestionamientos teóricos, objetivos de investigación y justificación teórica
sustentada por basamentos técnicos, estos elementos componen el
planteamiento del problema correspondiente al capítulo I.

Posteriormente, presentamos el marco referencial en el capítulo II, en el


cual incluimos las definiciones principales del tema a estudio, así como sus
diferentes perspectivas desde las cuales se ha estudiado la culpa, entre ellos
encontramos la culpa religiosa, jurídica o penal, psicológica y otras.
Adicionalmente, incluimos los antecedentes empíricos, los cuales conformaron
estudios cualitativos y cuantitativos que nos permitieron realizar una discusión
de los resultados de los mismos, haciendo comparaciones entre estos autores.

Consecutivamente, en el Capítulo III abordamos los aspectos


relacionados con el Marco Metodológico, que exponen y describen el tipo y
diseño de la investigación en conjunto con sus características específicas como
tipo de muestra, accesibilidad a ella, técnicas y/o procedimientos de recolección
de datos y su análisis, procedimiento y factibilidad de dicha investigación, y por
último la descripción de las medidas que tomamos para garantizar la calidad del
estudio.

Seguidamente, mostramos los resultados del estudio en el Capítulo IV y


V, donde dispusimos de la información obtenida de los discursos de las mujeres

2
participantes, contrastada con las investigaciones de múltiples autores y el
contenido teórico asociado al tema de la Culpa y Ser Mujer.

El capítulo IV corresponde al apartado dedicado a Ser Mujer, en el cual


expusimos los significados y vivencias asociados a la condición de ser mujer
como las características, los roles, los sentimientos y los aspectos positivos y
negativos.

Mientras que en el V capítulo se abordo los aspectos relacionados con


La Culpa, puesto que el significado de la misma estuvo íntimamente
relacionada con la condición de ser mujer donde exploramos las situaciones
que generan culpa en las féminas, la culpa como conducta aprendida
socialmente en las mujeres, las emociones y situaciones vinculados a la culpa y
sus estrategias de afrontamiento.

Inmediatamente, presentamos la discusión final de la investigación, con


la cual procuramos ofrecer a las lectoras y lectores, una visión global de todo lo
encontrado en este estudio, resaltando los hallazgos más relevantes.

Por último, presentamos las recomendaciones surgidas a partir de todo lo


realizado y estudiado en el proceso de la investigación.

3
CAPÍTULO I

Problema de Investigación

I.1 Antecedentes y Formulación

Vivimos en un mundo en donde el dogma, la norma “el deber ser”, lo


social, lo correcto, etc., vienen a significarnos o mejor dicho a “imponernos” una
razón, razón que proviene de una construcción socialmente escrita, aprendida y
aprehendida por los seres humanos, sin importar raza, credo, o religión y en
donde los papeles o roles son de alguna forma específicos y para los que de
alguna forma prodiguen lo contrario los colocaría dentro de un rango
transgresor, puesto que si no se sigue la regla o norma construida, entonces
resultas siendo oposicionista a lo debido, a lo creído y a lo impuesto.

Dentro de esta imposición de lo que se supone son los papeles o roles


que se juegan socialmente hablando, nos encontramos de alguna forma
establecido, lo que por formalidad un hombre y una mujer deben hacer desde
lo que su lugar les permite y dicta, bajo el supuesto social que nos imputa a ser
y seguir siendo “aquello para lo cual nacimos”. Así como lo expresa Mizrahi
(2003), cuando dice: “Siente que ser mujer es terrible porque implica la
transgresión” (p.53), o cuando más adelante comenta: “Las mujeres y la culpa,
herederas de una moral inquisidora”. (p.29)

En tal sentido, y en vista de que es una disputa ancestral de lugares y


posiciones, se enfrentan los géneros día a día en una lucha de poder, por ganar
posición y nombre, establecer nuevos lugares que permitan una actividad
flexible y a la vez permisiva, en donde se pueda dar entendimiento y apertura
hacia una nueva mirada, una construcción que permita habitar dentro de un
mismo círculo de reflexiones, tareas y advenimientos, que desde otra
perspectiva pueda dar cabida a la equidad; dejando de lado el valor absoluto
que un hombre o una mujer tengan deslastrándose de adjetivos calificativos,

4
para así poder ser vistos como una unidad, un equipo en donde el trabajo de
ambos tenga la misma significación, aportación y a su vez redunde en bienestar
biopsicosocial.

Cabe destacar dentro del gran meollo que expresa el tema de género, la
asociación inmediata que se tiene con el hecho de nacer “mujer” provista de
responsabilidades y tareas y que además lleva consigo “la espada de
Damocles” sobre su espalda y en la cual yace escrita “ La Culpa” como estigma,
no importa absolutamente nada más que lo intrínsecamente y tácitamente tenga
que ver con un “todo”, a lo cual las mujer trazamos nuestro destino obrando de
manera que esa “culpa” no someta nuestra consciencia, nuestro actuar, nuestra
vida; cumpliendo una serie de requisitos que nos permitan vivir libre dentro de
nuestra propia esclavitud, viviendo a través de Otros y por Otros para olvidarnos
por un momento de que también podemos equivocarnos, rendirnos, claudicar,
huir o simplemente no acceder porque también merecemos ser vistas y
sentidas desde otro cristal, que nos defina como seres humanos, con
pensamientos y sentimientos, mucho más allá de lo que “el deber ser mujer”
lleve dentro y consigo.

Desde el punto de vista psicológico, “la culpa es fundamentalmente una


valoración, cognitiva y afectiva, de comportamientos, cuando éstos no están de
acuerdo con una determinada escala de valores morales” (Zabalegui, 1997, p.
125).

Es pertinente hacer mención nuevamente a Mizrahi (2003), debido a que


su trabajo sustenta y apoya en su mayoría al presente trabajo y se ha tratado
de mimetizar a través de sus lecturas, que más allá del feminismo implicado,
aporta desde su propia vivencia significados que probablemente se verán
reflejados desde otras posiciones subjetivas y a lo que las lectoras y lectores
podrán responderse si en efecto lo que se presenta es una construcción social
o no.

5
La culpa no es un sentimiento “natural”. Es el instrumento
más efectivo para neutralizarnos como sujetos
autónomos. Es un arma de domesticación y sometimiento
a una cultura totalitaria que nos acusa falsamente. Si las
acusaciones son falsas, las defensas también lo serán. El
no reconocimiento de la falsedad de las acusaciones que
nos atribuyen nos convierte en seres frágiles y
vulnerables a esa misma falsificación y mistificación.
Siglos de historia recrean el mismo mensaje en las voces
de la soberbia masculina. Religiones, leyes, mitos,
literatura, ciencia y filosofía se dan la mano para construir
esta mujer manantial de vida y de males, hembra
portadora de culpas o dones, elevada al cielo o arrojada a
los infiernos. Las religiones nos encadenan, los mitos
inventan y multiplican nuestras culpas, la filosofía nos
descalifica como sujeto, la teología medita y discute la
posibilidad de que tengamos alma. La literatura no sabe
ya de qué disfrazarnos. Las leyes nos imponen tutor y no
se nos reconoce entidad jurídica. La ciencia intenta
demostrar nuestra inferioridad biológica. La cultura que
pretende precisar qué cosa es nuestra naturaleza, por
siglos amplió o restringió sus límites y de ese modo
impuso conductas. (Mizrahi, 2003, p.31, 32)

Es importante definir el alcance que con el presente estudio se buscó


obtener, entendiéndose como problema primordial “La significación de la culpa
en la mujer”, a través del cual se pudo dar una mirada diferente a esa
construcción social que desde la propia creación del mundo se ha dado a la
mujer y específicamente en un país en vías de desarrollo como Venezuela, de
manera de mostrar desde la propia vivencia de mujeres que representan el
género femenino la manera cruel, peyorativa y “señalativa” que sus propias
respuestas ante el mundo terminen siendo sus verdugos en un proceso en
donde no se permiten errores y de donde son enteramente responsables y
“culpables” de todo lo que dicen y hacen.

De acuerdo con lo anterior, es imprescindible ubicarse en temas como la


violencia de género, que aunque llevan a un estudio distinto, tocan la culpa,
aunque posicionándola como un elemento tangencial y descriptivo presente en

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la vivencia de la violencia que han protagonizado estas mujeres, pero que no ha
sido captada in situ por las voces de aquellas mujeres que buscan dar
explicación a aquello que las caracteriza y las califica desde lo “bueno o malo”
dependiendo de su contribución.

Es por ello, que pretendimos con la presente investigación entender y


comprender desde una perspectiva más profunda, distinta y vivencial si se
quiere, la problemática que se entabla con respecto a la culpa asociada a la
condición de ser mujer, desde la mirada de la propia mujer a quien puede
considerarse como asidero, sobre quien reposa la responsabilidad de valores
impuestos desde el origen de los tiempos, así como ofrecer nuestra postura
crítica y constructiva sobre esta temática, para valorar desde lo más humano lo
que significa ser mujer en tiempos de crisis social en Venezuela.

De todo lo anteriormente expuesto, así como de la problemática que


deseamos comprender, presentamos interrogantes tales como: ¿Qué significa
para las participantes, la culpa?, ¿Cómo es la culpa para la mujer?, ¿En qué
situaciones las ha vivenciado?, ¿Cuáles emociones y sentimientos forman parte
de su vivencia?, ¿Qué recursos (internos y externos) utilizan para afrontar esta
situación?, en fin, cuestionamientos que guiaron la historia del proceso y a
través de las cuales se pretendió dar a conocer la realidad de la vivencia y
significación de la culpa como construcción social en la mujer.

I.2 Justificación

Muchas experiencias se insertan en la subjetividad femenina, la culpa es


una de ellas; conocer como ésta es significada, vivenciada y afrontada, resultó
imprescindible para dar respuesta a la problemática social anteriormente
planteada como objeto de investigación. Por tal motivo consideramos, que el
presente estudio es relevante ya que logra dar voz a las mujeres, investigar, y
desde su propia experiencia con las situaciones generadoras de culpa,
comprender el impacto de ésta en sus vidas.

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De igual forma pretendimos someter a la sociedad a una reflexión sobre
la concepción, los prejuicios y sesgos para lograr minimizar a su máxima
expresión la manera de ver y concebir a la mujer como el centro de todas las
culpas socialmente construidas. Además, cubrir un poco el vacío teórico con
respecto al problema visto y comprenderlo desde la propia vivencia de quien la
padece pudiendo lograr de esta forma, motivar la creación y multiplicación de
nuevos aportes teóricos sobre el tema.

Asimismo, intentamos dar un concepto de lo que significa la culpa en la


mujer debido a que durante el curso de la construcción teórica del trabajo de
investigación, pudimos observar la culpa como un fenómeno descriptivo a partir
de otros significados estudiados dentro de investigaciones que han abordado
por ejemplo la violencia de género como: “La persuasión coercitiva, modelo
explicativo del mantenimiento de las mujeres en una situación de violencia de
género: Las emociones y las estrategias de la violencia” (Escudero, E et al,
2005), en donde la culpa si bien es subrayada a las luces de lo que ocuparía el
lugar de un sentimiento, es sólo tomada como parte del contexto investigativo
siendo el resultado de categorizaciones previas de elementos presentes en el
tema de la violencia, vinculándola con otras emociones y sentimientos pero no
otorgándole un sentido particular y explicativo de la culpa como protagonista
subjetiva de la cotidianidad femenina.

También, encontramos una serie de investigaciones realizadas en torno


al significado y vivencia de la maternidad, vista desde múltiples perspectivas,
donde se identificaron aportes, ya sea a la construcción de ser mujer o al tema
de la culpa, como en la tesis Maternidad en Tiempos Violentos por Marino, M. y
Simón, I. (2013), que se propuso entender la vivencia de madres que perdieron
un hijo a manos de la violencia delincuencial. Se encontró que las madres
pertenecientes a zonas populares estiman que la maternidad es un compendio
de emociones, vivencias, exigencias y problemáticas difíciles de expresar, que
van más allá del lenguaje. Así mismo, sobre ella reposa, la madre, los logros y

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desgracias de los hijos, quedando circunscriptas a la responsabilidad y culpa de
cada situación.

Por otra parte, tenemos la investigación sobre El significado de la


maternidad en madres que ejercen maltrato hacia sus hijos realizado por
Grimaldi (2011), donde el foco central consistió en comprender los significados
sobre la maternidad, que poseen las madres que maltratan a sus hijos. De esto
podemos resaltar, que las pautas sociales asociadas la maternidad, parecen
construirse con base en estereotipos de comportamientos que generan una
categorización considerada como “buena madre”, siendo esta aquella mujer que
responde a una supuesta necesidad básica de ser madre y que además es
abnegada al cuidado de sus hijos. Lo que tiene un gran impacto en el concepto
que las mujeres tienen sobre la maternidad, sin embargo, la vivencia de la
maternidad y la forma de ejercerla estas mujeres, no concuerda con esa
maternidad idealizada. Por lo tanto existe una contradicción entre lo que las
madres dicen sobre la maternidad y la manera en la cual la viven y ejercen.

Del mismo modo, tenemos otra investigación sobre maternidad, en la


cual también obtuvimos aportes importantes para este trabajo, donde el objetivo
de estudio fue el Significado de la Maternidad en mujeres que viven en
contextos de pobreza por Ruiz (2012). Acá se encontró que las madres se
sienten frustradas, fracasadas y culpabilizadas por no poder cumplir con el ideal
materno y su necesidad de cuestionarse la maternidad, sin que por ello sean
señaladas o juzgadas; la dificultad de cuestionar la maternidad como proyecto
de vida único y necesario.

Igualmente, se encontró un reciente estudio titulado El significado de


maternidad en mujeres militares por Quintero (2014) realizado en el contexto
caraqueño. Entre los resultados destacan, que la maternidad es vivida por la
mujer militar como un hecho que la llena de satisfacciones, pero que a su vez,

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le demanda adaptarse a las nuevas circunstancias a fin de alcanzar las metas
personales y profesionales propuestas como mujer.

Por otro lado tenemos a Etxebarria, (1992) con su investigación


Sentimientos de culpa y abandono de los valores paternos, reveló que hay una
mayor tendencia a experimentar culpa en las mujeres, específicamente en el
ámbito sexual.

Seguidamente exponemos a Sastre, y Moreno (2003) en su trabajo La


construcción del razonamiento moral: el sentimiento de culpa. Donde explican
que a los seis y ocho años de edad los niños y niñas se preocupan por la
recuperación del bienestar emocional; a los diez y doce años el temor al castigo
es un factor importante que los impulsa a la reparación del daño causado, o
reafirmándose en la trasgresión; a los catorce recurren espontáneamente a los
valores morales, y a los veintiún años se opta o por mantenerse en la
trasgresión, neutralizando el sentimiento de culpa, o por los valores morales y la
autoimagen positiva. El temor al castigo está más presente en los chicos y los
valores morales en las chicas.

Por último, tenemos la investigación, de la autora Romero, (2007): Bajo


Condena: Mujer, Culpa y Autonomía. Donde resalta que el sentimiento de
culpabilidad puede iniciarse desde temprana edad, su existencia dependerá del
tipo de crianza que los padres utilizaron; aunque como bien aclaró, las
experiencias en la infancia no son totalmente decisoras para el desarrollo futuro
de una persona, aunque si constituyen una base importante sobre la cual se
tiene que partir.

Por todo lo anteriormente expuesto y en lo que respecta a las


implicaciones prácticas, procuramos dar respuesta a las preguntas de
investigación que como bien sabemos heurísticamente, pudimos también
permitir la entrada a nuevos elementos durante el desarrollo del tema y que
categorizamos con los resultados que luego fuimos exponiendo dentro del

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marco metodológico a lo que también sentimos logramos sumar un aporte
dentro de esta línea.

Cómo mencionamos en su momento, es importante destacar el vacío


teórico que presenciamos con respecto al tema puntual de la culpa para la
mujer como significación, dentro de una construcción social debido a que los
antecedentes no la han estudiado de forma directa y a mayor profundidad, sino
tangencialmente, nombrándola, describiéndola, etc., y es por ello que
intentamos obtener nuevas perspectivas que permitieran su entendimiento
debido a la profunda inserción social que inevitablemente ha dado cabida y
base para consecución de conductas que se encuentran supeditadas y definen
un espacio interno, íntimo, subjetivo e inconsciente de las mujeres.

Es en este sentido, -y tal como lo predijimos en nuestros primeros


acercamientos al momento de llevar a cabo nuestra investigación-,
consideramos que ofrecimos otra perspectiva o especie de nueva visión, quizás
un poco más profunda sobre la culpa como experiencia vivida y se comparó con
elementos como sentimiento de culpa y responsabilidad que aparecieron casi a
la par como la propia culpa y en algunos casos para las participantes significó lo
mismo.

Es entonces casi definitivo pensar que dentro del eje social es en donde
se desenvuelve el verdadero entramado del tema de la culpa ya que cabe
preguntarnos ¿quién y bajo qué circunstancias promovió la idea de que la mujer
girara como un satélite alrededor de disposiciones específicas que la
posicionaran como responsable de todo cuanto ocurre dentro y fuera de su
seno?, obviamente parecerá exagerada y rebuscada la pregunta, pero todo
apuntó a que si se sigue sosteniendo cultural y socialmente tal idea, y se sigan
reforzando patrones de conducta y estereotipos que señalan a la mujer, es muy
probable que en un futuro no muy lejano la culpa forme parte de la secuencia
genética xx.

11
I.3 Objetivos

I.3.1 Objetivo General

Comprender desde la propia experiencia de las participantes el


significado de la culpa en su condición de mujer.

I.3.2 Objetivos específicos

 Averiguar el significado de lo que es ser mujer.

 Conocer el significado de la culpa.

 Saber la o las situaciones en donde han podido experimentar lo que


para ellas es la culpa.

 Profundizar en las diferentes emociones y sentimientos que forman


parte de su vivencia como mujeres, y cuando experimentan la culpa.

 Comprender las estrategias de afrontamiento de las mujeres


participantes de investigación en relación con la culpa.

12
CAPÍTULO II

Marco Referencial

En el siguiente apartado mostramos el contenido teórico que sirvió de


apoyo y referencia para la presente investigación. En este capítulo se pretendió
presentar las conceptualizaciones principales relacionadas con el tema de
estudio “ser mujer”, las diferentes perspectivas desde las cuales se entiende la
culpa asociada a la condición de ser mujer, así como las investigaciones
realizadas por otros autores cuyo objeto de estudio estuvo relacionado con esta
investigación y que pudieron servir de referente teórico y fuente de comparación
para el análisis de los datos que se recogieron de las entrevistas que se
realizaron a las participantes. De esto, dos autores Castilla del Pino y Mizrahi,
fueron centrales en nuestro trabajo dado la profundidad y especificidad de sus
textos en un tema tan complejo como este y con un limitado abordaje en el
campo de la psicología.

I. Ser Mujer

Nuestro tema de investigación engloba realidades complejas y


controversiales de la comprensión de ser mujer, que va mas allá de la idea de
pertenecer al sexo femenino y abarca una serie de cualidades, características,
roles y funciones predeterminados ya socialmente, que inciden en el
comportamiento individual, social y colectivo de las mujeres.

Por lo que resulta inevitable mencionar que la definición de mujer ha


estado cargada de diversos significados a través de la historia de la humanidad,
tales construcciones emanan de la sociedad misma, en la búsqueda
permanente de justificar y dar sentido a lo que es necesario entender o
caracterizar para una época, en relación a lo que es y debe ser una mujer.

13
En virtud de tal complejidad, no podemos sino abordar la problemática
reportada tomando como punto de partida a las personas que sufren de forma
directa las consecuencias de los hechos, sin aislarlos de los elementos
contextuales.

Desde el punto de vista biológico la mujer es un ser humano con


cromosomas XX, pero desde el punto de vista social, tal definición va a
depender de conceptos, representaciones y significados que se le han otorgado
al hecho de ser mujer y que va a estar mediado por argumentos
generacionales, de clase social, de ubicación geográfica, de creencias
religiosas e ideológicas.

Ser Mujer abordada desde su significado epistemológico, procede del


latín “mulĭer, -ēris”, persona del sexo femenino, según el Diccionario de la Real
Academia Española en su Vigésima Segunda Edición:

1. f. Persona del sexo femenino.


2. f. mujer que ha llegado a la pubertad o a la edad adulta.
3. f. mujer que tiene las cualidades consideradas femeninas por
excelencia. ¡Esa sí que es una mujer!
4. f. mujer que posee determinadas cualidades. Mujer DE honor, DE tesón, DE
valor.
5. f. mujer casada, con relación al marido.

La definición que ofrece el Diccionario de la Lengua Española, hace


referencia al uso más específico de la palabra mujer que está vinculado a la
persona del sexo femenino que ya ha tenido su primera menstruación, dejando
de ser niña y convirtiéndose en mujer, perteneciente a la edad adulta, según los
parámetros culturales.

Entrar en el campo de definir el significado de ser mujer nos lleva


adentrarnos en conceptualizaciones diversas. Desde, la función de la mujer que
ha quedado establecida por el determinismo natural al rol de madre, y su labor

14
esencial la constituye estar al cuidado de los/as hijos/as. De esta forma se ha
perpetuado la idea de la importancia de la mujer más en cuanto a su papel
como madre, que en cuanto su condición de mujer.

O como la conceptualización propuesta por Jacques Lacan, seguidor de


Freud, quien reconoce la dualidad entre mujer-madre, que implica la posibilidad
de tener un hijo, pero al mismo tiempo, la madre debe seguir siendo mujer, lo
cual explica diciendo que debe seguir deseando, desean un hombre, un trabajo,
amigos o algo que este mas allá del niño. Por eso, se dice que la madre solo es
suficientemente buena si no lo es demasiado, es decir, que su función de
madre, no la disuada de desear como mujer, y que el niño no lo sea todo para la
madre (Baudini, 2005).

Esta posición teórica muestra una visión de la mujer más allá de la


maternidad. Muestra una separación entre lo que es ser mujer y ser madre, es
decir no son equivalentes. Lo que nos señala que la mujer puede o no querer
ser madre, implicando tener intereses propios y distintos a la crianza de los
hijos y desear el desarrollo personal que no se satisface sólo con la maternidad.
Sin embargo, las creencias asociadas al determinismo natural de la mujer como
madre, han estado muy fuertemente arraigadas. El siglo XX marcó inicio de
una transformación de los roles y patrones tradicionales impuestos a la mujer,
se observa que en la actualidad las mujeres afrontan la maternidad como un
logro electivo que las complementa, sin desvincularse del área profesional y
laboral. No obstante, la inclusión de la mujer en espacios no convencionales
para ella ha constituido un reto, aun que las políticas de participación y de
equidad de género le hayan permitido incorporarse a ámbitos que
anteriormente estaban destinados a los hombres.

En otro orden de ideas, tenemos a la religión en la cual ha prevalecido


durante siglos, la posición de primacía del hombre frente a la mujer. Ésta a
través del tiempo ha ido cambiando, de ser considerada un ser sin alma

15
habitado por el demonio, conductora de pecado y maldita, a ser virgen, basado
en el ideal religioso de María madre. Este culto a la virgen madre, no solo ha
servido para perpetuar la historia de discriminación sexual del género masculino
sobre el femenino, sino que también para privilegiar el rol de la mujer en tanto
madre, más que en cuanto mujer.

De modo que queda así la mujer limitada por el determinismo natural al


rol de madre, la feminidad ideal definida por la capacidad para dedicarse a las
labores del hogar, como esposa y al cuidado de los hijos. Por lo que este
planteamiento clausura a la mujer a la vida conyugal, privada de una sexualidad
autónoma, donde está destinada a la vida reproductiva y exenta de privilegios
de la vida laboral.

De esta manera, resurge la simbiosis de mujer-madre, cuyas ideas


destacan que es la maternidad la función principal de la mujer, de allí que
siendo éste el rol de mayor importancia en las féminas “la maternidad juega un
papel preponderante en la consecuente negación de todo deseo propio, distinto
a la identificación con el hijo, lo que ha supuesto la negación de la subjetividad
femenina” (Andreani, 1998, p.50). En tal sentido, lo femenino y lo maternal
parecen haberse fundido en un solo concepto universal legitimado por un
proceso histórico, que parece querer resignar el sentido de lo que significa ser
mujer-madre.

Desde esta perspectiva, entender la vida femenina a través de la


maternidad ha hecho que se asocie el rol de la mujer en todas sus funciones
con la disponibilidad, renuncia de los propios deseos y extremos cuidados a sus
hijos, de allí que las mujeres que deciden no procrear son descritas socialmente
como mujeres desnaturalizadas. El debilitamiento de esta creencia ha llevado a
la mujer a enfrentarse a la maternidad, ya no como único camino de realización,
sino como una opción que se complementa con otros logros en los diferentes
contextos sociales.

16
Sin embargo, la mujer aun enfrenta día a día diversos obstáculos que
pretenden poner un freno al proceso de inclusión y transformación que ellas
demandan, limitando así su participación en la vida social y familiar, como lo
destacan Carosio y Vargas (2010, p.75):

La opresión de la mujer es una experiencia que se vive en la cotidianidad


y en la intimidad, por eso la incorporación de la mujer en la vida pública
no soluciona la mayoría de los problemas que las mujeres enfrentan.
Pues ha conllevado más bien a una doble y triple jornada, con una difícil
tensión de sobrellevar.

Del mismo modo, los cánones sociales tienen un impacto en las


subjetividades de las personas, es decir, los roles, ideales, pautas, estereotipos,
creencias, costumbres, entre otros, que se han construido socialmente en torno
a ser mujer. Estas construcciones sociales sobre lo que es ser mujer y ser
madre, son enseñadas a las mujeres desde su niñez (Rodríguez, 2007). Con
llevando, como es expuesto anteriormente, la vida de las mujeres a un mundo
privado, donde transcurre en torno a lo doméstico, sus relaciones
interpersonales se reducen a sus hijos, padres, cónyuge y parientes cercanos
que en ocasiones viven dentro del núcleo familiar.

Las teorías de la socialización sostienen que los agentes de la


socialización son los encargados de transmitir valores, principios y normas de
comportamiento en los niños. Los agentes socializadores más importantes son
la escuela, la sociedad y la familia. Este ultimo agente es el que se ha
considerado el más influyente en el proceso de socialización del ser humano a
través de su desarrollo (Rodríguez, 2007).

Así mismo, como las sociedades crean ideales sobre lo que es ser mujer,
también se crean ideales sobre el papel que debe ejercer. Cada sociedad tiene
formas particulares de ubicar al hombre y a la mujer, de esta manera, la
sociedad venezolana ha construido también sus propios ideales y roles que las
mujeres deben cumplir.

17
El propósito de este apartado fue presentar, cuales son los roles y
estereotipos que se han construido en torno a ser mujer, con el fin de
comprender las exigencias y las costumbres sociales que las significan.

Para la mujer venezolana, su rol principal está fundamentado en la


familia, conformada por los hijos y la pareja, y ella se siente en la obligación de
velar por ellos, tenga pareja o no (Campo-Redondo, Andrade y Andrade, 2007;
Marquina, Quintero y Contreras, 2008; Moreno, 2007). En muchas ocasiones,
su mundo se reduce a esta esfera, su vida gira en función de otros, a los que
debe brindar sus atenciones.

Sin embargo, sus responsabilidades no se limitan a la crianza de los


hijos, sino que suelen ocuparse de las actividades domésticas y además,
suelen ser sustento económico del hogar.

Esta alta suma de responsabilidades o este conjunto de roles que les son
otorgados socialmente a las mujeres, cierran el espacio para la individualidad,
es decir, aquellas mujeres que no cumplen con las pautas sociales referidas al
ser mujer, son duramente juzgadas, criticadas y rechazadas, mientras que las
mismas sociedades que las juzgan no muestran interés en lo que ocurre dentro
de ellas, en lo particular como ser humano, sino por el contrario, las sociedades
se quedan apegadas a una única identidad idealizada y atribuida a todas las
mujeres, según la cual ser mujer está supeditada a ser madre, para eso son
educadas. Se asume que todas las mujeres “desean” ser madres, en
consecuencia, se espera que una mujer sea, tarde o temprano, madre, no es
bien visto no querer serlo.

Lo que nos lleva a cuestionarnos si hay espacio para aquella mujer que
tenga deseos distintos a lo que la sociedad espera de ella, una mujer que no
anhele ser madre, tiene derecho a llevar a cabo las medidas que estén en
consonancia con su deseo. Parece que la maternidad para muchas mujeres,
representa una experiencia impuesta por nuestra cultura.

18
Por lo que en la actualidad la mujer, continua conservando los atributos
con los que ha sido históricamente definida, pero también es madre, esposa,
profesional y actúa conforme a esos atributos. Sin embargo, “los frentes que
debe enfrentar la ama de casa representan para ella un reto profesional y de
vida” (Olivo, 2003, p.301)

Así mismo, Atencio (2003, p.22) refiere “que la mujer ha sabido


adaptarse al mundo contemporáneo con tenacidad, madurez, talento y
sabiduría. Ha dado el todo por el todo”. Esto a pesar de las circunstancias que
ha tenido que enfrentar en cuanto al cumplimiento de diferentes roles, la mujer
ha asumido los nuevos retos con firmeza y seguridad, demostrando la
capacidad que posee para adaptase a los acontecimientos, por lo que la mujer
de hoy está plenamente consciente de esa realidad y la asume con naturalidad.

Sin embargo, esta alta cantidad de demandas que vivencia la mujer, no


la eximen de experimentar la culpa, pues ésta ha sido instaurada en su
subjetividad desde muy temprana edad, debido a que las percepciones que
tiene de sí misma son incorrectas, pues se han construido a partir de la mirada
del otro, son determinadas socialmente y enraizadas históricamente, la cuales
ahondaremos en el siguiente apartado.

II.1 La Culpa

Pareciera fácil hablar sobre un tema como la culpa, hasta el momento en


que nos empezamos a adentrar en sus definiciones, acepciones, posibles
significaciones etc., por el contrario “la culpa” puede llegar mucho más lejos o
profundo para las personas dependiendo de cómo la vivimos, la introyectamos,
la percibimos o describimos.

En este sentido, partimos de la escaza información o vacío teórico con


que nos fuimos encontrando con respecto al tema de la culpa en la mujer, y
basándonos en las investigaciones que precedieron la nuestra, así como a la

19
información recabada de teorías tanto jurídicas, como psicológicas y sociales,
nos enfrentamos a la culpa vista desde una perspectiva descriptiva,
señalándola como un factor que puede estar presente dentro de la naturaleza
del género femenino, razón por la cual decidimos intentar dar un acercamiento
al tema desde la propia experiencia de la mujer, por lo que en principio dimos
un paseo por las definiciones aceptadas, para intentar darle sentido y
significación a algo que es abstracto, pero que acompaña acciones,
pensamientos y sentimientos de quien la lleva consigo.

Así mismo, fue importante para poder llegar al punto deseado que nos
compete dentro del tema de investigación ubicarnos desde el punto de vista
macro para ir progresando y poder llegar a lo micro, cuestión que explicaremos.
Nos parece necesario comenzar por las definiciones sobre la culpa que otorga
el Diccionario de la Real Academia Española en su Vigésima Segunda Edición:

1. f. Imputación a alguien de una determinada acción como consecuencia


de su conducta. Tú tienes la culpa de lo sucedido.
2. f. Hecho de ser causante de algo. La cosecha se arruinó por culpa de
la lluvia.
3. f. Der. Omisión de la diligencia exigible a alguien, que implica que el
hecho injusto o dañoso resultante motive su responsabilidad civil o penal.
4. f. Psicol. Acción u omisión que provoca un sentimiento de
responsabilidad por un daño causado.
~ teológica.
1. f. Pecado o transgresión voluntaria de la ley de Dios.
absolver a ~ y pena.
1. loc. verb. Absolver plenariamente, como en los jubileos.
echar la ~ a alguien.
1. loc. verb. Atribuirle la falta o delito que se presume ha cometido.

Por su parte, Romero (2007) refiere que el concepto de culpa aparece a


través de tres postulados o enfoques: psicológico, religioso y político.

El primero se refiere a la valoración cognitiva y afectiva que el sujeto


hace de sus acciones, la religiosa describe la percepción de haber cometido un

20
pecado, mientras que la jurídica está relacionada con la trasgresión de la norma
social. La percepción de la culpabilidad se inserta en la subjetividad de quien la
padece, limitando la realización de ciertas conductas y motivando a otras.

La culpa despierta una serie de sentimientos relacionados, como la


angustia y la ansiedad, además de tener efectos visibles en la autoestima, la
confianza en sí misma y para el caso que aquí ocupa, en la autonomía,
considerada ésta como la capacidad de tomar decisiones y hacerse
responsable de las propias acciones, tomando en cuenta en el proceso
las opciones viables y las consecuencias probables. Las decisiones tomadas
desde la culpa, no son analizadas, muy por el contrario, se realizan para
disminuir o para evitar ese sentimiento.

La culpa se construye mediante la interacción con los otros, y que se


inserta en la subjetividad femenina, este sentimiento permea todas las esferas
de la vida de las mujeres, y las acompaña en todo momento. La culpa es una
forma de control interno, que colabora para evitar que las personas traspasen
las fronteras de lo socialmente permitido.

La culpa es un sentimiento complejo, se trata de un concepto


multidimensional, configurado por valoraciones cognitivas, y afectivas, resultado
de la percepción subjetiva de haber trasgredido un sistema de valores morales
específico para cada cultura, y está acompañado de ciertos patrones de
comportamiento que afectan las decisiones ulteriores de la persona. La
valoración que hace un sujeto respecto de sus acciones es psicológica –culpa
psicológica-, además de este aspecto, la culpa también está influenciada
por una apreciación religiosa –culpa teológica-, de haber “pecado”; debido a
que México es un país principalmente católico (92 por ciento de la población), la
influencia de esta Institución en el control y moldeamiento de las conductas
es considerable. Distinguir claramente entre culpa teológica y culpa psicológica,
es una tarea compleja, ya que ambas confluyen y producen en el ser humano el

21
sentimiento que la caracteriza. Además de estos dos tipos de culpa, en las
personas que han cometido un delito, se suma una tercera: la penal o jurídica;
ésta se diferencia de las otras dos, en que puede o no tener efectos sobre las
percepciones psicológicas del sujeto, es decir, aunque a una persona se le
sentencie por haber “cometido” un delito, no necesariamente se va a sentir
responsable por ello.

Desde el punto de vista psicológico, “la culpa es fundamentalmente una


valoración, cognitiva y afectiva, de comportamientos, cuando éstos no están de
acuerdo con una determinada escala de valores morales” (Zabalegui, 1997,
p.125).

La culpa implica un juicio de valor –percepciones o pensamientos- sobre


las acciones realizadas, “el que una acción determinada se repute culpable, y
nos depare sentimientos de culpa, no depende intrínsecamente de la acción
misma, sino del valor que a ella conferimos” (Castilla del Pino, 1979: 46), y
precisamente este valor que se le confiere a determinada acción proviene de
los otros. Los sentimientos de culpa estarán ligados en ocasiones –no siempre-,
a las reacciones posteriores de los otros después de haber cometido la acción
“culpable”.

Para hacer un análisis de la culpa, hay que tener en cuenta diversos


elementos:

…considerar al sujeto que la realiza, finalidad que con ella


persigue, el cómode la realización, las consecuencias que
ella tiene para otros, las consecuencias que tiene para sí
con posterioridad, el sentimiento que a la acción
acompaña, la expresión misma de ese sentimiento, la
finalidad de que ese sentimiento exista y la finalidad de
que ese sentimiento se exprese. (Castilla del Pino, 1979:
46).

22
Como se puede notar, no se trata de una tarea fácil, hay que considerar
tanto a la persona que realiza la acción, las conductas que ante la mirada social
la hacen culpable, y los efectos posteriores que tiene para ella y para los otros.

“El estar-con-otros insta al hombre (más bien a la mujer) a hacer-para-


ellos” (Castilla del Pino, 1979: 51), el núcleo del conflicto en este caso, es que
se pretende –culturalmente- que la mujer sólo sea un ser para los otros y se
niegue “ser” también para sí misma. O si se prefiere en otros términos, a la
mujer se le niega la posibilidad de ser “egoísta”.

Además de haber interiorizado un “deber ser”, la experiencia puede


hacer que una persona conozca sobre el “valor” de su comportamiento. Ahora
bien las reacciones de los otros ante nuestras acciones, también están
mediadas por valoraciones culturales de las conductas esperadas y por lo tanto
“adecuadas” para cada género.

Varela (2002), citado por Romero (2007) escribió: “La coacción


psicológica personal incapacita para el desarrollo de la vida cotidiana de forma
tan severa como las agresiones físicas” (p.118); una mujer sometida a violencia
psicológica y/o física va a creer que lo que está haciendo es incorrecto porque
su pareja la maltrata como resultado de alguna de sus acciones. Por ejemplo, la
reacción de un hombre ante la negativa de su pareja de tener relaciones
sexuales, puede ser el uso de la violencia; esa reacción del hombre, sirve –
entre otras cosas- para proporcionarle a la mujer la “percepción”, por demás
errónea, de que su “obligación” es tener relaciones aún en contra de su
voluntad, y ese mismo enojo puede generarle a la mujer sentimientos de culpa
por “haber hecho algo mal” y provocar dicha reacción.

El que una persona, ante un mismo evento, experimente sentimientos de


culpa y otra no, se debe a que, como dice Zabalegui (1997) no únicamente un
elemento aislado genera este sentimiento, sino que existen una multiplicidad de
componentes que hacen que una persona pueda –bajo ciertas condiciones-

23
experimentar culpa; estos aspectos van desde la experiencia previa al sujeto
(como castigos recibidos con anterioridad, valores y normas del grupo de
pertenencia, educación y cultura), rasgos de personalidad del sujeto
(emocionalmente lábil, autoestima alta o baja).

Estos mismos componentes (experiencias y rasgos de personalidad),


también influyen en el repertorio de conductas posteriores, tales como la
“confesión, penitencia, reparación, cambio de actitudes, huída y otros
mecanismos de defensa con los que aliviar el desagrado de tal sentimiento”
(Zabalegui, 1997, p.126).

Según Zabalegui (1997), la culpa además va acompañada de otros


sentimientos: inestabilidad emocional, sentimientos de dependencia, de
vergüenza, inseguridad, angustia y miedo al castigo por no haber actuado
conforme a un patrón de conducta socialmente correcto.

La preocupación que un sujeto puede tener sobre sus acciones


“culpables” puede llevar a una serie de distorsiones, Castilla del Pino (1979)
menciona la experiencia del tiempo se ve modificada, ya que parece transcurrir
más lento. De esta manera, el presente se vive en función del pasado: lo que
pudo haber sido; existe un deseo por reparar las acciones, “incluso al acontecer
corporal –el sueño, el apetito sexual, el apetito general, la sed, etc. –se alteran
a merced de la preocupación que la culpa entraña” (p.64).

Por lo tanto, las decisiones que se tomen estando presente el


sentimiento de culpa, se verán afectadas, ya que existirá temor “ante la
posibilidad de que esta otra acción –que ahora forzosamente he de llevar a
cabo- me haga de nuevo culpable- y ‘más culpable’ (…), su situación, es la que
decide, y no, como verdad es, ese objeto-sujeto que por sí mismo decide”
(Castilla del Pino, 1979, p.64-65).

24
De este modo, la persona se inserta en un círculo vicioso: se siente
culpable, por lo tanto no toma las decisiones adecuadas o simplemente no las
toma, para evitar ocasiones de volver a equivocarse; sin embargo, esta
respuesta trae consigo más sentimientos de culpa, por no haber querido realizar
la acción, o hacerla parcialmente.

Algunos autores consideran que no sólo la culpabilidad es dañina, sino


que también existe una culpabilidad “saludable”, que nace de las relaciones
afectivas con los otros, pero ¿es posible determinar cuándo una culpabilidad
es sana y cuándo no lo es?, o mejor dicho, ¿para quién es “sana” esta culpa?,
para contestar esta pregunta, se tendría que remitir de nuevo, a los valores
hegemónicos de la sociedad, que valoran las conductas dependiendo del
género al que pertenezca el culpable.

En consonancia con todo lo anterior, podemos decir que adentrarnos en


las conceptualizaciones vinculadas a la culpa nos llevan a un terreno complejo,
en el cual resulta necesario apegarnos a los principales aportes teóricos
ofrecidos desde enfoques como: el psicoanálisis, y las aportaciones que sobre
jurisprudencia y legislación traen teorías jurídicas y por supuesto las sociales,
así como la importancia de la cuestión dogmática que como parte de la
formación cultural integra la religión.

Haciendo una breve introducción para luego profundizar más adelante,


desde las perspectivas y postulados psicoanalíticos fue indispensable y casi
obligatorio remontarse a los orígenes de Freud quien sostuvo que la culpa tiene
su origen en el complejo de Edipo y surge como secuela de este.

"...la culpa es la expresión del conflicto de ambivalencia” así como luego


mencionaría Klein (1952) en su ensayo y refiriéndose a Freud como: “(…) la
eterna lucha entre Eros y el instinto destructivo o de muerte" Y también: "...una
intensificación del sentimiento de culpa, resultante del conflicto innato de
ambivalencia, de la eterna lucha entre las tendencias de amor y de muerte..."

25
Entonces, después de todo, es sólo la agresividad lo que se convierte en culpa,
al ser suprimida y traspasada al superyó. (s/p)

De lo anterior podríamos decir , sin lugar a dudas que la culpa deriva de


la agresividad, y esto, junto con las frases arriba citadas ''conflicto innato de
ambivalencia", señalaría que la culpa surge en un estadío muy temprano del
desarrollo.

Sobre la existencia de estos dos tipos de culpa, en el psicoanálisis hace


referencia Melanie Klein (1952) citado en Cordero (1976), quien menciona que
la culpa persecutoria es característica de personas con un Yo débil e inmaduro,
que trata de realizar acciones sólo para apaciguar el objeto temido y
perseguidor, impidiendo la consecución de actividades sanas y ocasiona lo que
se conoce comúnmente como remordimiento. Por otro lado, la culpa depresiva
la experimentan personas con un Yo integrado, por lo que pueden hacer uso de
ella para reparar el daño hacia los otros y hacia sí mismo, dando paso
al arrepentimiento.

Tanto las conductas de huída (remordimiento), como las de reparación del


daño (arrepentimiento), tienen como función el regreso a las convenciones
sociales. Sumergen en cualquiera de los dos casos, en el mismo círculo de
culpabilidad, limitando la autonomía en la toma de decisiones, y afectando a
todas las esferas de la vida.

Otra perspectiva que consideramos importante de acotar para la


justificación del trabajo de investigación es a nivel legal y/o jurídico de Feijoo
Sánchez (2011), en donde:

La teoría funcional de la culpabilidad de JAKOBS (la


culpabilidad cumple una función para el
mantenimiento del sistema social) se ha significado
por considerar que existe culpabilidad allí donde la
sociedad no encuentra alternativas o equivalentes

26
funcionales a la pena o, dicho de otra manera
equivalente, la culpabilidad es la suma de aquellos
presupuestos bajo los cuales no resulta posible
asimilar una conducta desviada sin una reacción
formal. La radicalización de los elementos
preventivos de la culpabilidad –la culpabilidad y su
medida quedan ligados a las necesidades
preventivas- que caracteriza al modelo de JAKOBS,
entendiendo que existe culpabilidad allí donde
existen necesidades preventivas o de estabilización
de un determinado orden y en la medida en la que la
sociedad no dispone de una alternativa funcional,
deja en exceso de lado el tema de la responsabilidad
individual por la erosión del orden jurídico. La
respuesta “la sociedad lo hace así” es insuficiente si
no entendemos las razones normativas por las que lo
hace así. (p.8)

Lo anteriormente citado hace hincapié al contexto de la culpa y


culpabilidad dentro de lo establecido como normativa social, sobre conductas o
actuaciones que los individuos llevan a cabo y que estando fuera de esta ley
(creada por mecanismos sociales) permiten “etiquetar” y reducir a las personas
que se encuentren fuera de la norma, provocando el castigo para tales
situaciones, lo que para efectos de nuestro trabajo queda limitado sólo para su
comprensión y posterior diferenciación de lo que un constructo puede abstraer
dependiendo del lugar en el que se le coloque para explicar o significar una
“cosa”.

Ahora bien, es nuestro menester incluir dentro de las perspectivas, la


parte social siendo ésta precisamente el eje central de la investigación, puesto
que sin lo social, no serían posibles las construcciones políticas, jurídicas,
teológicas, etc.

El sentimiento de culpa, no es inherente al ser humano, se trata de un


reflejo de las normas sociales que han sido introyectadas previamente. La
cultura –con todas sus Instituciones-interviene en la creación de esa “conciencia
moral” como la llama Zabalegui (1997).

27
Por lo tanto, la culpa sería una construcción social, que sirve a un orden
determinado y que intenta regular las conductas. Este control social informal,
está diferenciado por género; las normas, valores y estereotipos no son iguales
para todos los sujetos. Así, por ejemplo, se valora la actividad sexual masculina
fuera del contexto matrimonial, mientras que la femenina en estas mismas
circunstancias se condena. La discusión entonces, no radica en si la culpa es
necesaria o no, sino a qué estrategias de poder obedece, con qué fines es
utilizada por la sociedad y, sobre todo, cómo afecta este sentimiento a la
autonomía de las mujeres.

La culpa implica un juicio de valor –percepciones o pensamientos- sobre


las acciones realizadas, “el que una acción determinada se repite culpable, y
nos depare sentimientos de culpa, no depende intrínsecamente de la acción
misma, sino del valor que a ella conferimos” (Castilla del Pino, 1979, p.46), y
precisamente este valor que se le confiere a determinada acción proviene de
los otros. Los sentimientos de culpa estarán ligados en ocasiones –no siempre-,
a las reacciones posteriores de los otros después de haber cometido la acción
“culpable”.

Castilla del Pino (1979), que defiende el origen social de la culpa, hace
énfasis también, en que las tendencias egoístas del ser humano (vivir solo para
sí), generan culpa y, por lo tanto, la aparición de estos sentimientos tiene el
propósito de pensar también en los otros. Ahora bien, si se considera que la
existencia de la mujer ha girado en función de un “Otro” (pareja, hijos [as], etc.)
-como diría Beauvoir (1999)-, ¿dónde están las tendencias egoístas es este
caso?, y a pesar de ello los sentimientos de culpa existen.

La “vivencia de la culpa” como Castilla del Pino (1979) la llama, no es


más que un sentimiento de pesar (peso de la culpa) que acompaña a la
conciencia del ser culpable, a este sentimiento de pesar, se le llamará
“sentimiento de culpa” y está relacionado con un dolor “psicológico”. Cordero

28
afirma que “lo que el dolor es al organismo, el sentimiento de culpa es al
psiquismo” Cordero (1976) citado en Zabalegui, (1997, p.124); este dolor es; sin
embargo, mucho más amplio que el sentimiento de culpa, ya que una persona
puede sentir dolor por haber perdido a un ser querido, pero no tiene por qué
sentir culpa. En sentido opuesto, en ocasiones se puede sentir culpa sin
tener un comportamiento “moralmente incorrecto”.

Todos estos posicionamientos y perspectivas, nos acercan y nos


permiten desentramar el compendio de características que configuran el
sentimiento culpa, por lo que resulta imprescindible que nos apropiemos de
ellas para seguir develando nuestro objetivo, es por tal razón veremos a
continuación con mayor profundidad cada una de las postura anteriormente
mencionadas.

II.2 Perspectivas sobre la Culpa

De lo anterior observamos, que existen diferentes definiciones dentro de


las cuales se otorgan significados para la culpa vista como acción, desde el
punto de vista civil y/o jurídico, pasando por la psicológica así como la
teológica.

Cabe destacar que en esencia nuestra investigación, buscó -como


mencionamos con anterioridad- ir más allá de aquellos conceptos o
definiciones impuestas, para dar así con un significado propio de la culpa visto
y entendido desde la mirada de la mujer (sujeto de estudio), lo que nos permitió
la apertura hacia probables nuevas significaciones y visiones para todas
aquellas personas que se interesen por el tema de investigación en cuestión.

II.2.1 La culpa desde lo Penal y Jurídico

29
Para reconocer a alguien como culpable penalmente, no solamente se
tiene que tomar en consideración la culpa como tal, es decir, la trasgresión de
una ley, hecha con base en las normas sociales vigentes; sino que también el
dolo y la preterintención se deben de tomar en cuenta.

La culpa penal según Romero (2007) se refiere a la “reconvención


dirigida al individuo por la inobservancia de la ley, mediante una acción u
omisión que implique una conducta contraria a las exigencias de la norma, en
virtud de haberse determinado un daño en contra de otro individuo que no tenía
el deber jurídico de soportarlo”. Finalmente, la preterintención es la
“responsabilidad que surge cuando la intención se ha dirigido a un hecho pero
desemboca en uno más grave que el previsto”. Estos tres elementos
fundamentan la imputación de una pena.

Dado que el carácter trasgresor está denotado por las normas sociales
que en última instancia proceden de preceptos morales, trazar la línea entre la
culpabilidad moral y la culpabilidad jurídico-penal resulta sumamente
complicado. Roxin menciona que la culpabilidad penal “ya no se vincula con la
inmoralidad de la conducta, sino con su dañosidad social: es decir, con su
incompatibilidad con las reglas de una próspera vida en común” (Fernández,
1995, p.70).

Adicionalmente, Jakobs (2008) citado en Feijoo (2011) en La teoría


comunicativa de la culpabilidad como alternativa a las insuficiencias de la teoría
funcional de la culpabilidad dentro del enfoque jurídico y social, encontramos
aportes como La teoría funcional de la culpabilidad de JAKOBS

(la culpabilidad cumple una función para el mantenimiento


del sistema social) se ha significado por considerar que
existe culpabilidad allí donde la sociedad no encuentra
alternativas o equivalentes funcionales a la pena o, dicho
de otra manera equivalente, la culpabilidad es la suma de
aquellos presupuestos bajo los cuales no resulta posible
asimilar una conducta desviada sin una reacción formal.

30
La radicalización de los elementos preventivos de la
culpabilidad –la culpabilidad y su medida quedan ligados
a las necesidades preventivas- que caracteriza al modelo
de JAKOBS, entendiendo que existe culpabilidad allí
donde existen necesidades preventivas o de
estabilización de un determinado orden y en la medida en
la que la sociedad no dispone de una alternativa
funcional, deja en exceso de lado el tema de la
responsabilidad individual por la erosión del orden
jurídico. La respuesta “la sociedad lo hace así” es
insuficiente si no entendemos las razones normativas por
las que lo hace así. El culpable es el irrenunciable
vehículo del acto demostrativo que estabiliza el
ordenamiento jurídico. La declaración de culpabilidad
significa que el hecho delictivo no queda definido como
casualidad o capricho del destino sino como obra de una
persona (no hay explicaciones alternativas válidas). La
principal objeción que cabe hacerle en general a la teoría
funcional es que deja demasiado de lado los criterios
normativos de legitimación del castigo frente al ciudadano
que tiene que sufrir una pena en un sistema democrático.
(p.29)

II.2.2 Culpa Religiosa o Teológica

Según Maulén (2000), citado en Romero (2007), refiere que “la religión
es un canal de transmisión de las identidades genéricas” (p.15), aporta a la
sociedad, las posiciones, roles y comportamientos adecuados que deben
mantener los sujetos, se puede ver, a través de sus relatos, la idea que hay
sobre la mujer en general y la culpa en particular.

Desde las concepciones católicas, ningún ser humano se escapa del


pecado, es más, se nace con él, es hereditario. El mito del “pecado original”,
narrado en el Libro del Génesis, tiene relación con el origen del mal, donde
la mujer es responsable de la pérdida del Paraíso al dejarse convencer por la
serpiente que la incita a comer el fruto prohibido y además, persuadir a Adán de
probarlo.

31
Eva es un ser imperfecto y débil que cayó en la tentación, “porque Adán
fue formado primero y Eva en segundo lugar. Y el engañado no fue Adán, sino
la mujer” (1Tim 2, 13-14; en Juan Pablo II, 1988, p.34). Los hombres le deben a
Eva la “fatiga” con la que habrá de procurarse los medios para vivir y las
mujeres “los grandes dolores con que la mujer dará a luz a sus hijos” (Gén 3,
16; en Juan Pablo II, 1988, p.36)

Para la Iglesia Católica, basta pensar o tener la intención -aunque la


acción no se concrete-, para que el pecado exista; sus efectos pueden dejar
huellas en sí mismo o en los otros(as); en cualquier caso, se trata de una
ofensa para “aquel que todo lo ve”, es decir Dios, juez supremo de nuestras
acciones.

II. 2.3 La Culpa desde el Psicoanálisis

Asimismo, la culpa vista desde el Psicoanálisis expresa cierto grado de


complejidad debido a la llamada subjetividad así como el caso por caso dentro
de la clínica psicoanalítica.

Klein (1948), en “Sobre la ansiedad y la culpa” comenta que Freud


sostenía que tiene su origen en el complejo de Edipo y surge como secuela de
este:
"...la culpa es la expresión del conflicto de ambivalencia,
la eterna lucha entre Eros y el instinto destructivo o de
muerte”…. Y también: "...una intensificación del
sentimiento de culpa, resultante del conflicto innato de
ambivalencia, de la eterna lucha entre las tendencias de
amor y de muerte..."(…) (s/p)

Además, hablando de la opinión propuesta por algunos autores de que la


frustración intensifica el sentimiento de culpa, Freud dijo: "¿Cómo debe
entonces explicarse dinámica y económicamente que un incremento del
sentimiento de culpa aparezca en lugar de un deseo erótico insatisfecho?. Esto
sólo puede suceder seguramente en forma indirecta: la amenaza a la

32
frustración de la gratificación erótica provoca agresividad contra la persona que
interfirió con la gratificación, y entonces esta tendencia a la agresión tiene que
ser suprimida a su vez. Entonces, después de todo, es sólo la agresividad lo
que se convierte en culpa, al ser suprimida y traspasada al superyó.

Aquí Freud estableció sin lugar a dudas que la culpa deriva de la


agresividad, y esto, junto con las frases arriba citadas (''conflicto innato de
ambivalencia"), señalaría que la culpa surge en un estadío muy temprano del
desarrollo. (p.2)

Otra herramienta de literatura psicoanalítica que sirve como base


importante para el presente trabajo y que va ligado a uno de los apartados
siguientes del marco referencial es “Tótem y Tabú” (Freud ,1914), de donde se
toman aspectos importantes de la organización social, a través de las cuales se
considera una entrada importante para un posible entendimiento de la culpa
vista desde lo patriarcal así como la construcción de la subjetividad femenina a
partir de estas relaciones sociales y culturales de hordas primitivas. También es
importante señalar un artículo interesante, el cual aporta la dialéctica de género.

“La culpa de cada uno de nuestros días…” Puntos para la reflexión sobre
la subjetividad femenina en torno a “Tótem y tabú” a la luz de la dialéctica de
género por Loueiro (s/f), es un artículo que propone una reflexión sobre el tema
de la culpabilidad mujer X en la historia, con la orientación de los trabajos de
Freud “Tótem y tabú”, en cuanto a análisis teórico, la formación de la
consciencia y la dialéctica de género a fin de tratar de entender la relación
construida socialmente entre hombres y mujeres así como la construcción de la
subjetividad femenina.

En vista de lo que venimos tratando de exponer con respecto a la


temática sobre la culpa y la manera en cómo las mujeres dan significación a la
misma, el artículo mencionado con anterioridad aborda finalmente la cuestión:

33
“La culpa en las mujeres: ¿una proyección de la culpa del Otro?” (Freud, 1914,
13ª edición).

A la luz de un seminario de investigación sobre la situación de las


mujeres en diferentes espacios sociales, es sorprendente la presencia de una
característica común en los discursos de la mayoría de las mujeres, que en
diferentes informes, estuvo presente: “el sentimiento de culpa” relacionado con
diversas formas de opresión (violación, acoso sexual, largas horas de trabajo,
salarios injustos, etc.) también se pudo apreciar que aunado a ese sentimiento
de culpa yacía una especie de auto-culpa que permitía justificar y de alguna
forma reforzar esa construcción en la que vive inmersa casi de manera
inconsciente sólo por el hecho de nacer y ser mujer.

Volvemos al tema histórico de la humanidad, en cuanto al rasgo psico-


cultural en donde el “sentimiento de culpa” ha marcado la subjetividad
femenina, en donde desde el punto de vista psicoanalítico se asocia en lo
simbólico a la naturaleza divisiva de Eva la primera mujer que según la historia
desde la religión católica se conoce.

Lo anterior también lo asociamos a lo que Freud señala en “Tótem y


tabú” al tratar de explicar el origen de la organización social, con el primer pilar
de la religión y la moralidad y la “comida totémica” donde a partir de poner la
culpa en los albores de la civilización: el parricidio explicado por Freud en donde
dos hermanos que había sido expulsados, regresaron juntos, mataron y
devoraron a su padre, poniendo así fin a la horda patriarcal y de donde parte la
construcción de la supuesta subjetividad femenina (Freud, 1914).

Para el creador del psicoanálisis, en los albores de la humanidad, las


relaciones entre los primitivos, la horda había de monopolizar al padre, que
tomó el control de las mujeres en detrimento de los niños ya existentes. Como
resultado, la figura del padre en los niños criados creó un sentimiento de
envidia, miedo, etc. Desde entonces los niños tienen acceso a las mujeres

34
como el objeto de su deseo y se establece el “tabú” del incesto como acuerdo,
donde sólo tendrán acceso a mujeres con las que no están unidos por lazos de
sangre.

El padre por su parte se convierte venerado por la institucionalización del


Tótem, en donde se establece la ambivalencia emocional en el verdadero
sentido, es decir, la existencia simultánea de amor y odio hacia los mismos
objetos.

Por otro lado, a lo largo de la historia de la humanidad, más allá del


tiempo y el espacio, las mujeres han sido representadas por figuras míticas que
comparten un rasgo cultural común de ser identificadas como portadoras del
pecado y la propagación del mal en todo el mundo. La aparición y el sentido de
la culpa en las mujeres parecen referirse a ese aspecto de la vida injusta, cuyas
razones son desconocidas, a excepción de otra dimensión que le da la real.
Más allá de que esta falta de culpa en la concepción Freudiana, fundada sobre
bases inconscientes, existen otras dimensiones de conciencia en el enfoque del
fin de la culpa:

Violación o incumplimiento de una norma o conducta que


hace que la violación del derecho (Rec.). La falta de
cuidado o negligencia voluntaria, un acto de negligencia o
mala praxis, sin tener en cuenta los daños, pero que
resultó en daño o perjuicio a los demás de su, mala
conducta deliberada de particular a una obligación, el
pecado, el crimen (…) (Freud, 1914, p.157).

Es así pues y tomando la premisa desde el punto de vista psicoanalítico


de que la conciencia se forma a partir del Otro y que en una relación de género
y relaciones de dominación que tiende a ocurrir lo ideológico y alienante, ¿es
posible imaginar el proceso de formación de la culpa como el orden de
proyección? y en este sentido así como la primitiva proyecta su culpa en el
Tótem, ¿se puede asumir la culpa de la mujer como resultado de una
proyección de la culpa del hombre?...

35
Por su parte, Castilla del Pino (1979) autor más contemporáneo, se
mantiene en vigencia con contribuciones importantes realizadas al campo de la
psicología, específicamente al tema de la culpa. Éste hace referencia al
carácter extensivo de lo que la culpa entraña “como acción que una persona
verifica, como sentimiento que esta persona experimenta de una forma
determinada, como fenómeno asimismo expresivo para los demás, como
acción de consecuencias no solo para el objeto sobre el que recae la acción
que reputamos “mala”, sino para el sujeto mismo que la ejerce”.

II.2.4 La Culpa desde la Perspectiva de Género

Ahora bien, teniendo una idea más clara desde las diferentes visiones y
el enfoque tomado como base para comprender el lugar de la culpa, es
importante también dar un acercamiento a la perspectiva de género debido a
que constituye el enfoque bajo el cual se circunscribe esta investigación nos en
la culpa vista desde la perspectiva de la mujer.

Para comenzar a hablar sobre la perspectiva de género, primero


debemos diferenciar lo que es el sexo del género; siendo el sexo el que está
determinado por las características biológicas y fisiológicas, y divide las
personas en dos grupos: Mujeres y Hombres. Por su parte, el género se refiere
el conjunto de características sociales y culturales asignadas a las personas en
función de su sexo. El impacto psicológico, social y cultural que se teje
alrededor de los roles que definen las funciones de hombres y mujeres en el
quehacer diario, así como la repercusión de las acciones realizadas por ambos
géneros a la vista de la subjetividad construida ancestralmente por nuestras
sociedades, está directamente vinculada con el tema de nuestra investigación.

En este sentido, la perspectiva de género va mucho más allá de un


simple constructo e implica reconocer que una cosa es la diferencia sexual y

36
otra cosa son las atribuciones, ideas, representaciones y prescripciones
sociales que se construyen tomando como referencia esta diferencia sexual.

Todas las sociedades estructuran su vida y construyen su cultura en


torno a la diferencia sexual. Esta diferencia anatómica se interpreta como una
diferencia sustantiva que marcará el destino de las personas. Lo lógico, se
piensa, es que si las funciones biológicas son tan dispersas, las demás
características (morales, psíquicas) también lo habrán de ser.

Desde hace varios años, antropólogos, biólogos, sociólogos, sicólogos,


se han dedicado a investigar y a tratar de esclarecer qué es lo innato y qué es
lo adquirido en las características masculinas y femeninas de las personas. Se
ha comprobado que el estatus femenino es variable de cultura en cultura, pero
siempre con una constante: la subordinación política de las mujeres a los
hombres. Hasta hace poco tiempo esto se explicaba en términos “naturales” y
hasta “inevitables”, contraponiendo otra constante: la diferencia biológica entre
los sexos. Casi todas, si no es que en todas, las interpretaciones sobre el origen
de la opresión de la mujer la ubica en la expresión máxima de la diferencia
biológica: la maternidad.

La capacidad de ser madres marca sin duda una gran diferencia entre
hombres y mujeres, pero considerar a la biología como el origen y la razón de
las diferencias entre los sexos y en especial de la subordinación femenina, sin
tomar en cuenta para nada otros aspectos es un error.

Actualmente las posturas científicas más rigurosas, tratan de valorar el


peso de lo biológico en la interrelación de múltiples aspectos: sociales,
ecológicos, biológicos.

Según Lamas (2002), decidió estudiar “el hecho femenino” desde una
perspectiva que incluyera lo biológico, lo psicológico y lo social. Para ello realizó

37
junto con Evelyne Sullerot un coloquio en 1976 que fue presidido a la muerte de
Monod, por otro Premio Nobel de Medicina, André Lwoff. Las conclusiones a las
que llegó un grupo importante de científicos echan abajo la argumentación
biologicista. Los resultados del coloquio muestran que, según investigaciones
más recientes, es perfectamente plausible que existan diferencias sexuales
asociadas con un programa genético de diferenciación sexual, sin embargo
estas diferencias son mínimas y no implican superioridad de un sexo sobre otro.
Se debe aceptar el origen biológico de algunas diferencias entre hombres y
mujeres, sin perder de vista que la predisposición genética no es suficiente por
sí misma para provocar un comportamiento. No hay comportamientos o
características de personalidad exclusivas de un solo sexo, puesto que ambos
comparten rasgos y conductas humanas.

Pareciera que hoy en día es mucho más fácil modificar los hechos de la
naturaleza que los hechos de la cultura. La transformación de los hechos
socioculturales resulta mucho más ardua que la de los hechos naturales, sin
embargo la ideología asimila lo biológico a lo inmutable y lo sociocultural a lo
transformable. En este sentido siempre tiende a relacionarse a la mujer con lo
natural y a los hombres con lo cultural.

Es así como en pleno siglo XXI a las puertas de todos los adelantos
científicos significativos como la reproducción asistida, “lo natural”, sigue dando
qué hablar en la sociedad, los roles a los que se deben apegar el género y
sexo. La pregunta que toca dejar abierta en este apartado es: ¿Qué papel juega
la culpa como construcción social dentro de la perspectiva de género? ¿Será
que acaso debido a esas construcciones culturales y sociales sólo cabe la culpa
dentro del rol femenino? Entonces habrá que tratar de dar significado a la
misma desde la propia experiencia de ser mujer…

38
Desde el feminismo se conoce la culpa: como una imposición que se
siente a partir de la cultura y la educación en la cual se ha educado, y desde
estas, se basan nuestras reflexiones y experiencias contextualizadas.

Para reflexionarlo y abordarlo inmediatamente tenemos los siguientes tipos o


estrategias:

1. Derecho a decidir
2. Salud integral
3. Derecho a la información segura, veraz, científica y comprobada.
4. Desmedicalizar nuestros cuerpos y decisiones
5. La capacidad de las mujeres a decidir qué es lo mejor para sus vidas.
6. Afianzar nuevos lazos solidarios entre mujeres
7. Construcción de nuestras relaciones afectivas
8. Vivir plenamente nuestra sexualidad con prevención y placer
9. Sexualidad sin mitos, miedos, vergüenzas, ni culpas.
10. La maternidad es una decisión no una imposición (Construcción de la
culpa, 2012).

II.3 Construcción de la Subjetividad y los Significados

La realidad se construye a partir de las necesidades de cada persona, la


socialización no es un proceso pasivo, sino que los sujetos aprehenden e
interpretan significados, Blumer menciona que el significado de las cosas surge
como consecuencia de ésta interacción social. Esta interpretación de las
acciones, (1938) la denomina “interacción simbólica”.

Así, el interaccionismo simbólico coloca el énfasis en la construcción


subjetiva del conocimiento a través de la interacción, asumiendo el supuesto
básico de que los procesos culturales y sociales son parte integrante de la
actividad de aprendizaje. El individuo no sólo acepta las pautas sociales, sino
que se apropia de ellas y las adapta a sus propias necesidades.
“Los significados de los símbolos son individuales y subjetivos y dependen de la
interpretación que de ellos se haga y el valor que se les asigne”.

39
La subjetividad de este modo, se construye por medio de la interacción,
de la actividad cotidiana, de las “representaciones que se tienen del mundo, las
construcciones afectivas, los encuentros y desencuentros sociales, los deseos
reprimidos, los impedimentos del goce, las necesidades individuales, los
objetivos del querer ser, las negaciones de ser lo que no se quiere ser, querer
las carencias de pertenencia, las vivencias desde la pertenencia, etc.,
conforman el conglomerado de la subjetividad humana” (Bedolla, 2000 p.84).

El proceso de subjetivación se apropia de un mundo ya creado, donde


el sujeto lo re-crea, y lo re-actualiza hasta hacerlo parte de sí. “La subjetividad
se conforma dentro de varias dimensiones: psíquica (capacidades, lenguaje y
estructuras), afectiva (usos y marcas afectivas) e intelectual (estructuras de la
inteligencia: memoria, olvido, aprendizaje, imaginación y creación)” (Vélez,
2006, p.52). Es por esto que, considerando la inevitable presencia de la
subjetividad, valorada dentro del modelo cualitativo que se asume, no nos es
posible deslastrarnos de nuestra propia condición de ser no solo investigadoras,
sino también mujeres, razón por la cual al hablar de las mujeres no se mantiene
un discurso neutral, sino que nos incluimos en un “nosotras”, ya que desde el
inicio nos motivamos a este estudio dada la propia vivencia como mujeres.

La subjetividad puede ser vista como un proceso en continua


transformación, nunca está completo, para Díaz y González (2005) la
subjetividad es dinámica y relacional, es decir, está en continua construcción y
se encuentra permanentemente confrontada con el contexto de tal manera que
“aquellos sentidos subjetivos originalmente asociados a la personalidad, se
pueden corroer, desvirtuar, modificar, transformar en el proceso
producción de nuevos sentidos subjetivos que se desarrolla en el curso de la
acción del sujeto” (Díaz y González, 2005, p.375). Esto quiere decir que
siempre hay posibilidad de cambio, de renovar y de-construir nuevas
representaciones.

40
Es en la personalidad donde se configura según Díaz y González Rey
(2005) la subjetividad individual, donde se organizan los sentidos, y donde se
hallan insertas las formas que tiene un sujeto para expresarse y actuar. “El
sujeto es el individuo que toma camino de subjetivación particular y genera sus
propios espacios dentro de los espacios sociales institucionales” (2005, p.377).

A pesar de que la subjetividad se ve influenciada por los vínculos


sociales, también es “expresión de lo único e irrepetible que distingue a cada
uno” (Ruíz, 1998, p.145), es allí donde el sujeto logra encontrar un equilibrio
entre la comunidad y la expresión de su individualidad.

Como proceso multideterminado, la subjetividad se nutre de la cultura


transmitida a través de instituciones como la familia, la iglesia y la escuela. Para
Meler (2002), la subjetividad además, se construye a partir de un sistema sexo-
género, donde las representaciones colectivas sobre la feminidad que
interactúan con las de masculinidad, “tienen un rol relevante en la construcción
de la subjetividad, a la que plasman a través de arreglos instituidos y prácticas
de vida que forman parte de lo que se ha denominado como ‘sentido común’”
(p.101).

De este modo, los estereotipos de género contribuyen a la construcción


de la subjetividad. Según Bedolla (2000) para comprender los factores
que intervienen en la confirmación de la subjetividad femenina, hay que tomar
en cuenta tres elementos propuestos por Bleichmar (s/f) citado en Bedolla
(2000, p.98):

a) La atribución de género que se refiere a la identificación primaria del recién


nacido basada en sus órganos genitales: hombre o mujer.

b) Núcleo de identidad, pertenencia a un grupo sexual y no a otro que se


conforma a partir de los procesos de socialización.

41
c) Rol del género: se refiere a los comportamientos esperados para un hombre
o una mujer.

En un estudio realizado por Bedolla (2000), menciona que la subjetividad


femenina –mexicana- está construida a partir de cuatro elementos: la
maternidad, el goce sexual, la seducción y la generosidad.

En este sentido, la mujer tiene que ser ante todo una madre y no
cualquier madre, sino una buena madre: generosa, que ame a sus hijos sobre
todas las cosas, incluso sobre ella misma. En cuanto al goce sexual, éste se
limita al matrimonio y está íntimamente relacionado con la maternidad.

Finalmente, Bleichmar citado en Bedolla (2000) menciona que las


mujeres desde pequeñas se les ha pedido que se ubiquen como “objeto de
deseo”, lo que las lleva a “entrenarse para la conquista y prepararse para que le
hagan la corte” (p.85).

Sin embargo, hay que considerar que la subjetividad femenina no sólo se


forma de esos atributos asignados al deber ser femenino, “sino a la posición
particular que guardan en la sociedad, así como a los procesos de interacción
que han marcado sus vidas” (Vélez, 2006, p.54).

Por su parte Lagarde (1997), expresa que donde el sujeto se construye a


partir de referentes como el género, la etnia, la posición social, la religión, la
subjetividad de las mujeres se configura de manera diferente, que los hombres,
y entre ellas por supuesto, se presentan variabilidades debido a factores tan
particulares como las experiencias (p.302) “de aquí la importancia de averiguar
sobre los procesos de subjetivación que restringen la vida de muchas mujeres
respecto al desarrollo de sus potencialidades, más allá de la maternidad y las
actividades domésticas poco reconocidas y sólo simbólicamente valoradas”
(Vélez, 2006, p.55).

42
Para el caso que aquí se plantea, en esta construcción de la subjetividad
femenina, se considera que también está atravesada por sentimientos de culpa
ante la trasgresión de estereotipos de género.

En el ensayo: La Construcción Social de los Sentimientos desde Pierre


Bourdieu (2008), se intenta sostener la tesis de que los sentimientos emergen
de las relaciones sociales en las que el individuo se encuentra implicado.

Para González (2002) el ser humano no produce por si sólo sentimientos


específicos, éstos hablan de su relación con el entorno en general. Por lo tanto,
la premisa de que los objetos que ocasionan los sentimientos, a pesar de ser
desconocidos o difusos en muchas de las ocasiones, pueden ser dirigidos y
regulados por costumbres y ritos sociales de la cultura, por ejemplo, en frases
como: “deberías de sentir vergüenza”, “debes amar a Dios por encima de todas
las cosas”, se indica que nuestras emociones sentidas también se construyen
en el mundo exterior.

Bourdieu (1995) citado en Ignacio, G (2008) habla del proceso de


interiorización que constituye –de forma inconsciente– los principios
incorporados en los individuos, es decir habla del habitus. El habitus, para el
tema que nos ocupa, es un concepto sumamente valioso pues éste es el
resultado de la articulación entre lo individual y lo social.

Cuando el agente social actúa hacia el exterior ya está condicionado


subjetivamente ‘desde adentro’ por un determinado sistema histórico de
relaciones sociales interiorizadas desde la infancia. Por lo tanto, el individuo a
partir de la multiplicidad de estructuras externas al sistema de disposiciones
adquiridas en el mundo práctico, el lugar y la situación que vive, trasciende y
actúa de determinada forma en el mundo social sin ser consciente de ello
(Giménez, 2005, p.81) citado en Bourdieu (1995).

43
Es ahí cuando hablamos de que el individuo incorpora un habitus. Algo
así como una forma de actuar, pensar y sentir articulada por lo individual y lo
social, por las estructuras internas de la subjetividad y por las estructuras
sociales externas constituyendo dos estados de la misma realidad. Dice
Bourdieu: “el habitus es una subjetividad socializada” producto de la
interiorización de una multiplicidad de estructuras externas que a pesar de
operar racional y prácticamente es inconsciente. Afirma Giménez, el habitus
está en sentido práctico, prereflexivo y pretórico (Giménez, 2005).

Por lo tanto el habitus, nuestro habitus, mi habitus –que desde luego no


se forma de “el nosotros” ni “el yo” aisladamente–, nos lleva actuar, percibir,
pensar y sentir de determinada forma; pues, percibo, pienso y siento con base
en lo interiorizado e incorporado como individuo perteneciente a un entorno
social determinado. (Gimenez, 2005).

Así mismo, después comenta “he observado que en los roles de las
mujeres existe una gran implicación emocional pues estos son vistos y sentidos
como formas particulares de amor hacia los demás. El amor entendido en
principio como capacidad femenina asociada con el dar; vida, cuidados, ropa
limpia, atenciones, tiempo, esfuerzos, comida, reprendas, límites, etcétera”.
(Gimenez, 2005).

En el mismo orden de la construcción social y la culpa el artículo


relacionado, define la culpa como aquel terrible sentimiento que nos aprisiona
con las peores sensaciones, debido a la herencia de una cultura colonizadora,
católica impuesta, que influye más de lo que nos damos cuenta, manipula
nuestras vidas, sensaciones y decisiones sobre todo en las mujeres.

En el caso de decidir abortar, lo que hemos heredado de las religiones


principalmente la católica, nos dice que eso va en contra del orden natural de
las cosas, haciéndonos creer que la maternidad es una obligación para la mujer
y que no podemos decidir sobre nuestra sexualidad reproducción porque se

44
supone que esto está muy internalizado en la sociedad, que las mujeres
estamos en el mundo para procrear.

La gran variedad de descripciones sobre la noción de culpa, nos hizo


pensar en la existencia de una diversidad de significados que las mujeres tienen
en torno a la culpa. A partir de este tema surgió el apartado de la construcción
de significados como un punto fundamental para lograr el entendimiento y
comprensión de la culpa ejercida en la mujer.

Sobre la definición de “significado”, el Diccionario de la Lengua Española


(2001) lo expresa como: “Cosa que se significa de algún modo” (p. 2063) es
decir, el concepto de significado hace referencia al sentido que se le da a una
determinada cosa, y que por supuesto se obtiene a través de las habilidades
cognitivas. Al respecto, Clavell (1977) dice que los significantes permiten una
relación entre un sujeto con los demás, significante entendido como cualquier
cosa susceptible a tener un significado, pero estos significantes tienen una falla
que se refiere a que pueden adquirir distintos significados dependiendo de las
particularidades de cada persona. De esta manera, la significación de la culpa,
puede ser vivenciado, experimentado e interpretado de diferentes maneras
entre las mujeres.

Para Bruner (1991), los significados no son exclusivamente


construcciones estrictamente particulares de cada individuo, sino que existen
también significados compartidos, como ocurre socialmente. Propone que es
necesario que el individuo este inmerso en un conjunto de significados y
conceptos compartidos con el resto de las personas con las que convive, con el
fin de lograr la comunicación, y que es el discurso lo que permite negociar las
diferencias de significados.

La importancia de escuchar el discurso de las mujeres, radica en que las


palabras constituyen uno de los aspectos que reflejan los significados que ellas
tienen sobre la culpabilidad. Por esto, Bruner (1991) considera que el análisis

45
no debe basarse solo en lo que las personas hacen, sino que debe dar una
importante consideración a lo que las personas dicen acerca de lo que hacen y
lo que piensan. Se establece así, una relación entre los pensamientos,
sentimientos, las palabras y las conductas de las personas, todos
interrelacionados con un ambiente que constituye la cultura.

Sobre los significados asociados a la culpa, partimos de la idea de que


no existe una “culpa”, sino varias construcciones de culpa, en el sentido que
existen significados múltiples que se le otorgan de acuerdo a las
particularidades y vivencias de cada mujer, sin embargo, también se reconoce
el impacto que tiene la sociedad y la cultura sobre la culpabilización de la mujer
y los significados que ellas construyen sobre esta.

Así, se reconoce una conexión importante entre lo particular de cada


individuo y la cultura en la cual viven, es decir, que el mundo interno de cada
persona y la cultura en la cual viven, que conforman el mundo interno de cada
uno está conformado por significados construidos por ella e influenciado por lo
que dice su sociedad (Bruner, 1991).

De esta manera, observamos concepciones sobre la culpa que han


variado en los distintos momentos históricos, donde las sociedades han tenido
un papel fundamental sobre la forma en que las mujeres han significado dicha
culpa.

46
II.4 Feminismo y Perspectiva de Género

La idea general de Feminismo está cargada de significados y matices


que versan entre aspectos históricos, religiosos, políticos, sociales, biológicos,
psicológicos, no es un término desprovisto de complejidades, todas
entrelazadas con ser mujer.

Ya desde el momento que buscamos definir Feminismo nos encontramos


con dificultades, puesto que nos adentramos en una teoría emancipadora que
acepta tres enunciados: uno descriptivo, uno valorativo y uno práctico. De
acuerdo a Maffia (2005), el enunciado descriptivo consiste en la constatación de
que en casi todas las sociedades, las mujeres como colectivo, y en aspectos
que hacen a la dignidad humana, están en desventaja que los varones. El
enunciado valorativo, consiste en reconocer que esta situación es injusta y debe
cambiar. Y el enunciado práctico se identifica con el compromiso por el cambio
y transformación de las relaciones sociales.

Así mismo Victoria Sau, en su Diccionario Ideológico Feminista (1990)


define:

“El feminismo es un movimiento social y político que se inicia


formalmente a finales del siglo XVIII y que supone la toma de conciencia
de las mujeres como grupo o colectivo humano, de la opresión,
dominación y explotación de que han sido y son objeto por parte del
colectivo de varones en el seno del patriarcado bajo sus distintas fases
históricas de modelo de producción, lo cual las mueve a la acción para la
liberación de su sexo con todas las transformaciones de la sociedad que
aquella requiera”.

La mujer tiene la posibilidad de criticar este hecho concreto, de


desigualdad entre hombres y mujeres a través del feminismo, una doctrina
reivindicativa de los derechos de las mujeres y un proyecto emancipatorio para
las mujeres, es una propuesta política para una sociedad, fundada en un nuevo
tipo de poder y convivencia humana.

47
El feminismo promueve una transformación radical de las estructuras
sociales y la vida cotidiana en contra del patriarcado, que es el modelo básico
de poder dominador, excluyente y limitador, que busca remover la concepción
desde la cual la mujer queda reducida bajo el sometimiento masculino.

Por lo que surge el movimiento feminista como “El compromiso para


poner fin a la dominación masculina. Se trata de un movimiento creado en el
discurso, con una esencia práctica, con el fin de redefinir la identidad de la
mujer” (Castells, 1996). Lo que supone una transformación revolucionaria de
nuestra compresión de la realidad.

Así mismo, nos encontramos la religión, que cumple un papel importante


en la construcción del concepto de ser mujer, pues desde la perspectiva católica
la mujer es simbolizada como Eva, quien resulta castigada –a parir con dolor-
por pecar y desobedecer a su Creador.

Por otra parte, no podemos perder de vista que la mujer venezolana


adquiere derecho al voto, a elegir y ser elegida en cargos de representación
política en el año 1946, antes de esa fecha la mujer venezolana era un cero a la
izquierda (Cartay, 2003). En ese sentido, la mujer venezolana hasta hace muy
poco, no escapo de la realidad de las imposiciones y restricciones sociales en el
terreno sexual, laboral y familiar. Esto pudiera indicar que esa realidad ha
cambiado en este último siglo, que la mujer venezolana ha adquirido una
libertad sexual y social, totalmente desconocida apenas hace tres generaciones
atrás, sin embargo todavía no necesariamente es así.

A los factores biológicos, de crianza o de ejercicio de ser mujer, religiosa,


culturales, legales, políticos, psicológicos, históricos, en el caso venezolano,
como contexto para abordar la temática del Feminismo, nos conducen a hablar
de la mujer y su centro en la familia venezolana. Torres y Jiménez (2000)
afirman que hablar de familia, sobre todo la familia venezolana, es hablar de
relaciones de género y de clase, puesto que el papel especifico que la mujer

48
ejerce dentro de la familia es relevante y central, dadas las relaciones que se
construyen como consecuencia de procesos culturales, socioeconómicos e
históricos que afectan a nuestra sociedad.

La perspectiva de género es, según Huggins (2005), “Una lectura política


de las relaciones entre los hombres y las mujeres desde la perspectiva de la
distribución y acceso al poder, tanto en los espacios públicos como privados” (p.
12).

Por lo que se entiende, desde la perspectiva de género, que la forma en


que se relacionan hombres y mujeres se construyen sobre base de
concepciones dominantes sobre la sexualidad y estas se constituyen en el
discurso o lenguaje a partir de expresiones, pautas y conductas que van
distribuyendo las cargas de roles, deberes, derechos y obligaciones, entre
hombres y mujeres, marcándolos como individuos y como miembros de la
sociedad (Huggins, 2005). Sociedad que posee su propia construcción de lo
que significa formar parte del género femenino y masculino. Esta construcción
limita, dirige y regula la conducta de hombres y mujeres dentro de la sociedad.
Al respecto, García y Cabral (s.f) comentan que:

El género designa un sistema clasificatorio de


representación cultural que divide a los seres humanos
según sus diferencias sexuales, en masculino y femenino;
de modo que a partir de la significación atribuida al cuerpo
sexuado, varones y mujeres van siendo socializados
mediante un conjunto de prácticas, estereotipos, roles,
normas, actitudes, nociones, valores, patrones de
comportamiento y formas de relación vivenciadas y
expresadas en sistemas de representaciones
sociosimbólicas imbuidas de contenidos sociales, que se
transmiten, circulan y reproducen al interior de las
mentalidades y de las instituciones sociales como parte
fundante de la experiencia de vida y de la conformación
de las identidades individuales y colectivas (pp.3-4).

49
Lo que implica pautas de comportamiento, que son compartidas y
transmitidas por los miembros de la sociedad. Definiendo lo femenino y
masculino, que a su vez suponen relaciones de poder que por lo general
favorecen a los hombres, marcando una desigualdad entre hombres y mujeres
respecto a su papel en la sociedad, sus roles, relaciones sociales, entre otros
aspectos. Y a partir de estas construcciones se crea una identidad común y
artificial para todas las mujeres, y aquellas que no las cumplen desarrollan un
sentimiento de culpabilidad.

II.5 Antecedentes Empíricos

Para poder entender el contexto en donde se llevó a cabo la


investigación, resultó importante tomar en cuenta anteriores investigaciones que
generaron aportes al tema de estudio, ya sea vinculado a la mujer y/o a la
culpa. Para iniciar, se muestran los estudios asociados a la mujer, donde
ineludiblemente se rozan aproximaciones realizadas al campo de la culpa.

Entre ellos, encontramos una serie de investigaciones realizadas en


torno al significado y vivencia de la maternidad como la tesis Maternidad en
Tiempos Violentos, que se propuso entender la vivencia de madres que
perdieron un hijo a manos de la violencia delincuencial, por Simón y Marino
(2013). Su objetivo principal consistió en analizar las vivencias de madres que
habían sufrido la muerte de al menos un hijo a causa de la delincuencia. Para
dicha investigación se utilizó la metodología cualitativa, con un diseño de teoría
fundamentada.

Como técnica de recolección de información empleo la herramienta de


entrevista a profundidad, aplicada a 10 madres pertenecientes a sectores
populares del área Metropolitana de Caracas. La información recabada por las
participantes fue analizada y categorizada bajo el método de comparación
constante.

50
Los resultados fueron presentados en cuatro grandes dimensiones: “El
encuentro con la muerte de un hijo”, “El cordón umbilical”, “Perder un hijo en la
sociedad venezolana” y “Sobrellevar el dolor”.

Entre los hallazgo más relevantes se encuentran, que la maternidad en


sectores populares es caracterizada por la matricentralidad, por ello se
considera que en la relación madre-hijo es donde se centra el conjunto familiar.
Por lo que en dicho vínculo, la madre busca satisfacer las necesidades tanto de
mujer como de madre.

Se encontró que las madres pertenecientes a zonas populares estiman


que la maternidad es un compendio de emociones, vivencias, exigencias y
problemáticas difíciles de expresar, que van más allá del lenguaje. Así mismo la
madre, quien es la garante de los logros y desgracias de los hijos, en donde
ellas toman responsabilidad y culpa de cada situación.

Por otra parte, una de las características de la familia venezolana


popular, es el rol de la madre, ocupado por la mujer, el cual tiene un importante
peso dentro del núcleo familiar, siendo sostén y quien produce la estabilidad de
la misma. De modo, que tradicionalmente la identidad femenina se sostiene en
la maternidad como eje central de la misma, por lo cual el proyecto de vida de
algunas mujeres puede girar en torno a este concepto.

Así mismo, se evidenció que la vivencia de la pérdida de un hijo en


circunstancias violentas, representa un trauma para la madre y el encuentro con
la falta de respuestas por parte de entes judiciales da pie a una percepción
injusta y corrupta de la sociedad, por lo tanto dicha vivencia es considerada
traumática.

Además se resalta que el apoyo social tiene un gran valor para el manejo
del duelo traumático; el reconocimiento del otro y la concientización de un
colectivo fueron elementos que impactaron de manera positiva en los procesos

51
de reconstrucción y en la calidad de vida de las madres; posicionando este tipo
de intervención como una manera válida de abordaje en el duelo traumático y
en el trauma psicosocial que deja la violencia delincuencial.

Por último, se plantea que la elaboración del duelo que deja la muerte de
un hijo en manos de la violencia delincuencial está asociado al proceso que
hacen las madres sobre la reconstrucción de su vínculo madre hijo y del
significado de ser madres.

Por otra parte, tenemos la investigación sobre El significado de la


maternidad en madres que ejercen maltrato hacia sus hijos realizado por
Grimaldi (2011) en Caracas, donde el foco central consistió en comprender los
significados sobre la maternidad, que poseen las madres que maltratan a sus
hijos.

La metodología utilizada fue fundamentada en el modelo cualitativo, para


dar respuesta a preguntas como: ¿Cuál es el concepto que estas madres tienen
sobre la maternidad? ¿Cuáles han sido sus emociones y vivencias en torno al
ejercicio de la maternidad? ¿Qué significado otorgan a sus hijos? Y además,
exploraron cuales son los factores que han condicionado sus conceptos de
maternidad. Las participantes fueron ocho madres que asistían a psicoterapia
por ejercer maltrato hacia sus primogénitos. En cuanto, a la técnica de
recolección de información utilizaron la entrevista a profundidad.

En lo que respecta a los hallazgos obtenidos, se encontraron dos


grandes dimensiones, uno referente a la maternidad, a los significados y
vivencias asociados a ésta, mientras que en la segunda dimensión se
presentaron los aspectos más relevantes sobre la relación madre-hijo.

En cuanto a los aportes significativos al campo de la psicología, en


aspectos como ser mujer y la culpa tenemos, que las pautas sociales que
existen sobre las mujeres determinan el comportamiento y dan referencia de lo

52
que es adecuado o no dentro de la sociedad. Entre estas pautas sociales
asociadas al género femenino está la maternidad, que parece construirse con
base en estereotipos de comportamientos que generan una categorización
considerada como “buena madre”, siendo esta aquella mujer que responde a
una supuesta necesidad básica de ser madre y que además es abnegada al
cuidado de sus hijos. Lo que tiene un gran impacto en el concepto que las
mujeres tienen sobre la maternidad, sin embargo, la vivencia de la maternidad y
la forma de ejercerla de las participantes, no concuerda con esa maternidad
idealizada, caracterizada por el afecto y la abnegación al cuidado de los hijos,
por lo tanto existe una contradicción entre lo que las madres dicen sobre la
maternidad y la manera en la cual la viven y ejercen.

Esto lo explican a través del planteamiento posicionado desde la


perspectiva de género y feminismo, el cual se pronuncia en contra de la
maternidad concebida como una obligatoriedad y una función forzada por
medio de la culpa. (Alda y tubert, 1996; Lozano, 2001; Muñoz, 2009; Saletti,
2008) en Grimaldi (2011, p.25). Esto se refiere al impacto e incluso presión que
ejerce la sociedad sobre las mujeres para que sean madres, quieran serlo y
ejerzan adecuadamente su rol. Por lo que, la maternidad vista de esta manera,
se convierte en una obligación si la mujer no quiere ser juzgada o excluida,
siendo a la vez, el juicio y la exclusión, medidas que conllevan a culpabilizar a
las mujeres por no cumplir con lo preestablecido para ellas.

Así mismo se evidenció, que el apego a las pautas sociales que


determinan el ideal de las mujeres como madres amorosas, debe escindirse,
pues la idea de que todas las mujeres desean ser madres y que tienen una
cualidad innata para ejercer este papel con amor y cuidado no es real, pues por
el contrario, existen las madres maltratadoras y mujeres con deseos distintos a
la maternidad.

53
Por otra parte, en cuanto al tema de la culpa una participante hace
mención de forma tangencial a la misma, cuando expresó haber maltratado
mucho a su hijo de pequeño a debido a que sentía que él era el culpable de que
su relación de pareja terminara, a lo cual se ver, que la culpa puede afectar la
forma en la cual las madres se relacionan con sus hijos, e incluso la forma en
que se sienten respecto a ellos.

Por último se encontró, que las madres consideran a los hijos como el
reflejo de las “buenas” o “malas” madres que son, y por esto ellas crean un
conjunto de expectativas que los hijos deben cumplir para reflejar una “buena”
madre. El conflicto se presenta cuando los hijos no cumplen las expectativas de
las madres y es entonces cuando las madres recurren al control excesivo de las
acciones de los hijos y a diferentes formas de maltrato.

Del mismo modo, tenemos otra investigación sobre maternidad, en la


cual también obtuvimos aportes importantes para este trabajo, donde el objetivo
de estudio fue el Significado de la Maternidad en mujeres que viven en
contextos de pobreza por Ruiz (2012).

Desde el marco de la pobreza y la violencia en Venezuela, se propuso


investigar a la mujer, pues funge como eje central de la familia popular
venezolana, lo que se conoce como matricentrismo. Por tal motivo se buscó
comprender los significados sobre maternidad que poseen mujeres
pertenecientes a sectores de bajo ingresos económicos. Para tal fin partió del
enfoque metodológico cualitativo, además la técnica de recolección de datos
fue la entrevista a profundidad, que fue aplicada a diez mujeres habitantes de
sectores populares, la mayoría de la zona de petare.

En cuanto a los resultados, obtuvo una dimensión central referida a la


maternidad que contempla aspectos sobre la decisión de ser madre, sobre los
sentimientos asociados a la maternidad, sobre el ejercicio de madre y por último
una mirada retrospectiva de las participantes sobre ser madre. Todo esto

54
constituido bajo la importancia de la comprensión del carácter matricentrado
que caracteriza a la familia popular venezolana.

También hizo mención al fracaso que las participantes refieren en


relación al ideal materno que encarna el modelo y se identifican las
contradicciones y confluencias en relación a los modelos teóricos y los
significados que emergen de las participantes.

Se encontró que las madres se sienten frustradas, fracasadas y


culpabilizadas por no poder cumplir con el ideal materno y su necesidad de
cuestionarse la maternidad, sin que por ello sean señaladas o juzgadas; la
dificultad de cuestionar la maternidad como proyecto de vida único y necesario.
Así mismo, la madre queda entrecruzada nuevamente entre la responsabilidad
y la culpa, puesto que requiere salir a trabajar, dejar a los hijos solos y
encerrados en la casa para protegerlos de la delincuencia. De modo, que el
trabajo no es fuente de gratificación, es una necesidad que carga de culpas a la
madre y la obliga a dejar a los hijos solos, o en el mejor de los casos bajo el
cuidado y la atención de su(s) hermano(as) mayores, todo esto no le permite
considerarse una madre buena en su realidad y menester de sostener a una
familia.

Igualmente, hallamos un reciente estudio titulado El significado de


maternidad en mujeres militares por Quintero (2014) realizado en Caracas. El
mismo buscó comprender el significado en torno a la maternidad que expresan
mujeres militares pertenecientes a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Asi
como también el significado que tiene para ellas ser mujer, ser militar, ser
madre, y analizar sus vivencias en torno a la maternidad.

La investigación se ubicó desde el paradigma constructivista con un


enfoque cualitativo. Como método de recolección de datos se utilizó la
entrevista semiestructurada, con la cual se entrevistaron a seis madres
militares.

55
Entre los resultados destacan, que la maternidad es vivida por la mujer
militar como un hecho que la llena de satisfacciones, pero que a su vez, le
demanda adaptarse a las nuevas circunstancias a fin de alcanzar las metas
personales y profesionales propuestas como mujer.

Así mismo, definen que ser mujer desde su perspectiva es rudo, ya que
implica enfrentarse al cumplimiento de múltiples funciones y responsabilidades
tanto dentro del hogar como fuera de éste, así como también en diversas áreas
del ámbito profesional, pudiendo incluso competir con los hombres, y encarar
las diversas manifestaciones de rechazo y discriminación de que son víctimas
dentro de los campos en que se desenvuelven. Ser mujer es rudo, porque hay
que saber lidiar con cada uno de los papeles que le toca asumir como mujer:
ser mujer, ser esposa, ser profesional, ser madre, ser amiga, ser hija, y además
saber equilibrar el tiempo entre cada uno de esos roles, a fin de mantener en
armonía su tiempo de dedicación a las funciones que ejerce en cada papel sin
descuidar el tiempo que requiere para continuar formándose a sí misma.

Con respecto, a las investigaciones que explícitamente vinculan la


vivencia de la culpa tenemos a Etxebarria, (1992) en Sentimientos de culpa y
abandono de los valores paternos realizado en el País Vasco, que a pesar de
ser un estudio poco reciente, aporta información relevante en cuanto a las
diferencias que experimentan la mujer y el hombre en relación a la culpa, pues
como veremos a continuación se plantean las siguientes cuestiones: ¿Tienden
las mujeres a experimentar sentimientos de culpa más intensos que los varones
en diversos ámbitos? ¿Se puede hablar también de una mayor intensidad de la
experiencia de culpa en ellas en los momentos de cambio de valores?

El artículo trata de ser una aportación en torno a la problemática que se


plantea a muchos jóvenes cuando empiezan a rechazar los valores parentales,
para comenzar a pensar de un modo más favorable sobre determinadas
cuestiones que en su familia se consideran moralmente incorrectas. Además

56
analizar las diferencias en el uso de las distintas técnicas disciplinarias con los
varones y con las mujeres.

La metodología de la misma fue cuantitativa, se estableció una muestra


de 252 estudiantes: constituida por ambos sexos, 133 varones y 119 mujeres,
de 16 a 19 años. El procedimiento de evaluación se realizo a través de un
cuestionario, que constaba básicamente de 4 partes: culpa, valores (sujetos,
padres y amigos), disciplinas y ambiente familiar.

Se analizó si la culpa se hallaba positivamente correlacionada con el uso


de prácticas parentales inductivas y negativamente con el de prácticas de
razonamiento. Se analizó sí las mujeres recibían más inducciones que los
varones.

En los resultados se destacan aportes a esta investigación como: los


elementos relativos a las disciplinas, la culpa en la mujer y el influjo de los
amigos. Revelan mayor tendencia a experimentar culpa en las mujeres en el
ámbito sexual. Los sentimientos de culpa son más intensos cuantas más son
las inducciones y menos las prácticas de razonamiento. Las mujeres reciben,
las inducciones y menos razonamiento que los varones. Estos sentimientos
más intensos pueden implicar dificultades adicionales en los procesos de
cambio de valores.

En cuanto, a los descubrimientos relativos a las diferencias sexuales en


sentimientos de culpa, proporcionan un apoyo empírico a las conclusiones que
parecen indicar que las diferencias sexuales no se darían en áreas como la de
la conducta religiosa, delitos o la del descuido de los estudios.

Entre otro de los hallazgos tenemos, que puede observarse que los
sentimientos de culpa son más fuertes cuantas más son las inducciones
referidas a los progenitores y menos las prácticas de razonamiento a las que se
ha visto sometido el sujeto. Esto quiere decir, que en la muestra se evidenció

57
que los sujetos con niveles altos de culpa revelan haberse visto sometidos a
mas prácticas de “retirada de amor” y “afirmación de poder” que en los sujetos
con niveles bajos de culpa.

Así mismo se obtuvo también, que en general en la infancia los varones


se ven sometidos a más prácticas de afirmación de poder y menos practicas de
retirada de amor por parte del padre que las mujeres. Mientras, que en la
adolescencia las mujeres se ven sometidas por parte de ambos padres a más
prácticas de carácter inductivo que los varones, lo que conlleva a un mayor
sentimiento de culpa asociado a los valores en las mujeres.

También resultó curioso, en las situaciones relativas a las relaciones


sexuales donde aparezcan mas diferencias significativas entre el tipo de
disciplina utilizada con uno y otro sexo. Y las diferencias que aparecen en la
línea, predecible, de una mayor vigilancia moral y estricta hacia la conducta de
la mujer en este terreno, tanto por parte de los padres como de las madres,
claramente dirigidas al control de la conducta, y que se ha visto correlacionado
en dicho estudio positivamente.

Por otra parte, Sastre y Moreno (2003) en su trabajo La construcción del


razonamiento moral: el sentimiento de culpa, realizado en España, exploraron
las intenciones de operar de sujetos de 6 a 21 años de edad para resolver un
conflicto en el que las consecuencias afectivas de una trasgresión moral
desempeñan una función importante. Investigaron la secuencia de los modelos
organizadores aplicados por los sujetos en el momento de pensar como
ayudarían a una amiga que ha cometido una trasgresión moral. La secuencia
de modelos detectada indica que las interacciones entre los valores sociales y
el comportamiento individual son extremadamente complejas.

Más allá del enfoque estrictamente constructivista, se constató que las


emociones morales motivan diferentes comportamientos relacionales. Se halló,
por ejemplo, que el sentimiento de vergüenza se da en los mismos tipos de

58
trasgresiones que el sentimiento de culpa y que, sin embargo, la vergüenza
produce una inhibición y retraimiento personal, mientras que la culpa incita a la
reparación del daño causado. La literatura psicológica cuenta con estudios
experimentales que muestran que sujetos de diferente sexo viven de forma
diferente el sentimiento de culpa.

La metodología de la investigación se basó en el fundamento


cuantitativo, la muestra estuvo formada por 350 sujetos, divididos en seis
grupos de seis, ocho, diez, doce, catorce y veintiún años de edad. Los grupos
de seis a catorce años incluyen 25 chicos y 25 chicas cada uno, procedentes de
familias de un nivel cultural medio-alto; el grupo de veintiún años está formado
por 50 chicos y 50 chicas, estudiantes de Psicología. Utilizaron un conflicto
hipotético como instrumento experimental, donde se examina una historia semi-
proyectiva.

La recogida de material de los sujetos de diez, doce y catorce años se


realizó en pequeños grupos de diez sujetos. A los estudiantes universitarios, el
primer día de clases se les entregó una adaptación del mismo conflicto
pidiéndoles que lo contestaran de forma anónima. Con los sujetos de seis años
realizaron entrevistas individuales siguiendo el método propio de la entrevista
clínica.

El análisis de los resultados se hizo teniendo en cuenta los consejos y las


razones que los sustentaban. Los resultados obtenidos muestran que los
sujetos de diferente edad organizan sus intenciones de actuar de forma
diferente. Las respuestas de los sujetos fueron codificadas por dos
observadores independientes, el porcentaje de acuerdo ha sido de 94% a 98%.

Como hallazgo fundamental se obtuvo que a los seis y ocho años de


edad los niños y niñas se preocupan por la recuperación del bienestar
emocional; a los diez y doce años el temor al castigo es un factor importante
pudiendo desembocar en la reparación del daño causado, o reafirmándose en

59
la trasgresión; a los catorce recurren espontáneamente a los valores morales, y
a los veintiún años se opta o por mantenerse en la trasgresión, neutralizando el
sentimiento de culpa, o por los valores morales y la autoimagen positiva. El
temor al castigo está más presente en los chicos y los valores morales en las
chicas.

Por último, tenemos la investigación, para obtener el título de Magíster


en Estudios de Género y Cultura, mención Ciencias Sociales de la autora
Romero, México (2007): Bajo Condena: Mujer, Culpa y Autonomía.

Este estudio pretendió abordar el tema Mujer, Culpa y Autonomía desde


la perspectiva de mujeres que se encuentran bajo condena por haber cometido
un delito. El objetivo principal fue conocer los efectos de la culpa en la
autonomía de las mujeres que se encuentran privadas de su libertad por haber
cometido un delito, a través de su historia de vida.

Esta investigación fue basada en una metodología de investigación


cualitativa. Su importancia radica en la posibilidad de analizar cómo se
manifiesta un fenómeno –social en este caso-, los componentes que influyen
para que éste pueda darse y su interrelación con otros acontecimientos y/o
procesos.

Este tipo de estudio permitió descubrir la asociación entre los


acontecimientos, ya que delimita actitudes, conductas y sucesos que los
actores sociales presentan. Para el caso específico de esta investigación, la
descripción de acontecimientos culpígenos dentro de la historia de vida de las
mujeres, permitió visualizar las posibles relaciones con sus decisiones
posteriores, entre ellas la comisión de un acto delictivo.

El diseño en el que se basó esta investigación fue intencional no


probabilístico, se utilizó un muestreo de casos extremos, el cual se “focalizó

60
sobre aquellos casos que son ricos en información a causa de que son
inusuales o especiales en alguna forma.

Para este estudio fueron seleccionadas 8 mujeres con una edad igual o
mayor a 35 años. Las mujeres que pertenecieron a esta muestra, se
encontraban internas dentro del Centro de Prevención y Readaptación Social
“Santiaguito”, ubicado en el Estado de México.

En las técnicas de recolección de datos se prefirió la profundidad sobre la


cantidad, como la historia de vida, como se fundamenta en el corte cualitativo.

En cuanto a los resultados las historias de vida de estas mujeres fueron


matizadas por eventos culpígenos que se insertaron en su subjetividad. De los
cuales señalamos los aportes resaltantes a esta investigación como: el
sentimiento psicológico de culpabilidad puede iniciarse desde temprana edad,
su existencia dependerá del tipo de crianza que los padres utilicen; aunque
como bien se aclaró, las experiencias en la infancia no son totalmente decisoras
para el desarrollo futuro de una persona, aunque si constituyen una base
importante sobre la cual se tiene que partir.

La violencia física y/o psicológica sufrida en la infancia, tiene efectos


negativos sobre la autoestima de quien la sufre, ya que la capacidad de tomar
decisiones se ve influenciada por las pocas posibilidades percibidas en sí
mismo y en el entorno; además, la violencia también puede generar culpa: un(a)
niño(a) maltratado(a) puede creer que es tratado(a) así porque se ha portado
mal.

En cuanto al “instinto” materno supone que la mujer debe desear


hijos(as) y además amarlos(as); se trata de un mecanismo que pretende
controlar la capacidad reproductiva de las mujeres; no desear ser madre es
motivo de señalamientos, pero no querer a sus hijos es motivo de culpa y de
repudio social. En el deseo de abortar se puede observar cómo confluye en la

61
culpa psicológica y la religiosa, aparece ese sentimiento característico –
psicológico-, acompañado de remordimientos, sensación de haber cometido un
pecado, confesión y la búsqueda de perdón de Dios, mediante el
arrepentimiento y la reparación del daño si todavía es posible.

La culpa también puede ser generada por eventos que pretenden


desmoronar la integridad del “yo” como el abuso sexual infantil; es un evento
que puede desestabilizar la vida de quien lo sufre; la aparición de la culpa tras
un evento de estos dependerá de la manera en cómo el niño(a) haya
experimentado el evento y sobre todo de la reacción que los adultos tengan. La
baja autoestima, la poca confianza en sí mismo, afecta a su vez a sus
decisiones posteriores. A veces estos eventos suceden dentro de una especie
de “complicidad social”, donde las personas a su alrededor actúan como si
encubrieran al agresor, un ejemplo de ellos es no creerle al niño(a).

62
CAPÍTULO III

Marco Metodológico

III.1 Tipo de Investigación

Nuestra investigación la fundamentamos en la metodología cualitativa, ya


que a través de la misma nos propusimos reconstruir la realidad tal y como la
observaron y vivenciaron las participantes entrevistadas, buscando obtener la
mayor riqueza de datos y contenidos con respecto a su aproximación con lo que
representa el significado de la culpa para la mujer.

Con la intención de lograr una compresión profunda de esas realidades,


y de los significados que constituyen y motivan la construcción de culpabilidad
que va mas allá de lo visible objetivamente, como en el caso de este estudio,
cuyo objetivo principal estuvo dirigido a la comprensión de los significados en
torno a la culpa en la mujer, nos pareció necesario tomar el enfoque de tipo
cualitativo debido a que permite la compresión desde dimensión interna del
individuo (Salgado, 2007).

Utilizar la metodología cualitativa nos brindó como investigadoras,


explorar las experiencias vividas, los comportamientos, emociones y
sentimientos, así como el funcionamiento particular de cada mujer con respecto
a dicho tema de estudio. Este compendio de información nos permitió un
análisis interpretativo y fundamentado, con el propósito de descubrir conceptos
y relaciones en los datos, para posteriormente darles una explicación teórica o
lograr una comprensión profunda sobre este tema, apreciándolo desde el
concepto de un “todo” que incluye una variedad de conceptos, visiones y
técnicas, proporcionándonos así, profundidad en los datos, una gran riqueza
interpretativa, contextualización del entorno, detalles y experiencias únicas
sobre la vivencia de la culpa en la mujer actual.

63
Además, nos permitió apegarnos a las bondades de una metodología
flexible, que no busca la réplica, donde la misma se conduce en ambientes
naturales y el procesamiento de los datos se da de forma inductiva. Donde hubo
una interacción constante entre las etapas y secuencias, que nos permite
reformularnos indefinidamente la construcción del proceso investigativo
basándonos en una teoría consistente con lo que se observa que ocurre, lo que
es denominado como Teoría Fundamentada.

Este paradigma nos muestra el entorno investigativo desde una


perspectiva amplia, con riqueza interpretativa y profundidad en las ideas, donde
no se procuró manipular la realidad, sino describirla tal y como se presentó.
Estando esto muy alejado de las concepciones reduccionistas, y disciplinas
aisladas, por lo que esta visión de la realidad y paradigma, permite una
transformación fundamental de nuestro modo de percibir y de nuestro modo de
valorar, sin limitarnos a los aspectos aislados de un todo.

III.2 Diseño de Investigación

Para este estudio el método utilizado fue la Teoría Fundamentada con


diseño Emergente, que consiste en un “procedimiento sistemático cualitativo
generando una teoría que explique en un nivel conceptual un tema de poco
conocimiento” (Hernández, Fernández y Baptista, 2006, p.492). Además, es
importante destacar que en el diseño emergente los datos obtenidos surgen de
las entrevistas con los participantes con la finalidad de crear nuevas maneras
de comprender el mundo y expresarlas teóricamente, donde el valor de la
metodología no solo radica en su capacidad, sino también en su cualidad de
fundamentarla con los datos recopilados de manera sistemática y analizados
por medio de un proceso de investigación.

Entre las bondades del diseño Emergente, encontramos que brinda una
explicación desde un nivel conceptual más amplio, el proceso, la acción o
interacción obtenidos a través de los datos surgidos en la investigación. Lo que

64
nos proveyó de una mejor explicación, ya que se ajusta a la situación real y
especifica de nuestra población, brindando mayor sensibilidad al entorno y
característica de las participantes de la investigación.

A través de este diseño nos propusimos explicar el proceso de


construcción y significación de la culpa en la mujer, sin la intención de que este
trabajo sea aplicable a todo tipo de contexto, ni poder realizar generalizaciones.
Sino por el contrario como lo plantean Strauss y Corbin “busca mirar de manera
retrospectiva y analizar las situaciones críticamente, con la capacidad de
reconocer la tendencia a los sesgos, pensar de manera abstracta, ser flexibles y
abiertos a la crítica constructiva, sensible a las palabras y acciones que
responden a las preguntas de investigación” (2002, p.8).

Este tipo diseño es ampliamente aceptado en el enfoque cualitativo


puesto que le permite al investigador ser flexible ante la realidad a la que se
enfrenta, mientras estudia el fenómeno humano y le da la libertad para
adentrarse en el estudio sin límites conceptuales y de estructura que afecten la
compresión de lo observado. Además, obliga al investigador a reflexionar
permanentemente en su proceso de investigación como un todo, y en cada
paso en particular, sin una secuencia rigurosa.

Por lo cual, como lo plantean los (Strauss y Corbin 2002, p.10) el método
de la teoría fundamentada responde a:

a) La necesidad de salir al campo para descubrir lo que sucede en realidad

b) La importancia de la teoría, fundamentada en los datos, para el desarrollo de una


disciplina y como base para la acción social.

c) La complejidad y variabilidad de los fenómenos y la acción humana.

d) La creencia de que las personas son actores que adoptan un papel activo al
responder situaciones problemáticas.

e) La idea de que las personas actúan con una intención

65
f) La creencia de que la intención se define y se redefine por la interacción

g) Una sensibilidad a la naturaleza evolutiva y en desarrollo permanente de los


acontecimientos (procesos)

h) Y la constancia de la relación entre las condiciones (la estructura), la acción (el


proceso) y las consecuencias.

III.3 Participantes y Tipo de Muestra

Para responder a los objetivos de investigación se empleo un muestreo


por conveniencia de orientación hacia la investigación cualitativa, según
Hernández et al. (2006), que se refiere a “simplemente casos disponibles a los
que tenemos acceso y que cumplan con los criterios de selección de la muestra
que previamente ha establecido el investigador” (p.571)

La característica esencial para las participantes fue que pertenecieran al


sexo femenino, ya que estas fueron el objeto de estudio, y que fueran
residentes de la ciudad de Caracas, este criterio fue establecido por la
característica de facilidad de acceso a dicha muestra.

Por lo regular en los estudios cualitativos no se requiere de muestras


grandes, sino por el contrario muestras reducidas que brinden calidad en los
datos recabados, no se busca la cantidad, ya que no se pretenden realizar
generalizaciones aplicables a grandes masas de personas. Para esta
investigación, se contó con 10 participantes con edades que van desde los 16
hasta los 57 años, cada una con realidades distintas, con condiciones de vida
particulares y desconocidas entre sí. Para resguardar la confidencialidad de
cada una de ellas, se les colocaron nombre ficticios con el fin de garantizar su
privacidad. A continuación presentamos las características a las participantes:

66
Cuadro 1: Participantes

Participantes Edad Estado civil N Hijos Profesión u oficio

Estudiante de
Claudia 16 años Soltera 0
Bachillerato
Estudiante de Ing.
Patricia 18 años Soltera 0
Mecánica
Alejandra 24 años Soltera 0 Lic. En Idiomas
Alicia 27 años Soltera 0 T.S.U RRHH
Lic. En Comunicación
María 32 años Casada En gestación
Social
Elena 38 años Madre Soltera 3 Oficinista
Paula 42 años Divorciada 2 Psicóloga
Fernanda 48 años Casada 3 Ama de Casa
Cristina 49 años Divorciada 2 Ingeniera en Informática
Teresa 57 años Casada 2 Ama de Casa
Autoría Propia

No obstante, en pro de colocar un límite al tiempo de la investigación en


el nivel de pregrado, se dejó de recoger la información cuando dejaron de
aparecer elementos nuevos, sin con ellos suponer que se alcanzó en su
totalidad el proceso de saturación.

En lo que refiere a la accesibilidad de la muestra se contó con


participantes relativamente cercanas a las investigadoras, ya fuese a través del
ámbito laboral, social o residencial de ambas investigadoras.

III.4 Técnica de recolección de datos

Para esta investigación, se utilizó como técnica de recolección de datos


la “Entrevista a profundidad”, la cual consiste en un estilo de reunión en el cual
se da un intercambio de información entre las personas, que para nuestro caso
sería entre las investigadoras y las participantes de dicha investigación,
“fomentando mediante preguntas y respuestas la comunicación y la
construcción de significados”, (Hernández et al, 2010, p.634), puesto que a

67
través de dicha herramienta se pretende recolectar los contenidos, datos y
significantes asociados a la culpa en la mujer.

Se buscó que la entrevista cualitativa fuera abierta, flexible e íntima para


poder obtener la información necesaria asociada con el tema. Utilizar la
entrevista como instrumento de recolección de información nos permitió
adentrarnos, en un tema tan complejo como lo es la culpa, con amplitud,
profundidad, y delicadeza, lo que nos accedió satisfacer las interrogantes de
esta investigación. La misma se realizó cara a cara en un encuentro
entrevistador-entrevistada, en un lugar establecido que brindó la aproximación y
el cómodo abordaje al tema de la culpa asociado a la mujer, para lo cual fue
fundamental establecer alianza y rapport, debido a que se buscó obtener
información amplia y profunda sobre el tema de investigación.

III.5 Técnica de análisis de datos.

El primer paso con el que se comenzó el procesamiento de


información fue la transcripción textual de las entrevistas a profundidad
realizadas a las diez participantes a medida que se finalizaba cada una; luego
se identificaban las categorías de cada una de ellas por medio de la técnica de
procesamiento de datos llamada “Comparación constante”, la cual consiste en
comparar categorías entre sí para agruparlas en temas y buscar posibles
vinculaciones, (Hernández et al, 2010, p.634). Es decir, se pretendió vincular
datos y contenidos similares, para posteriormente constituir categorías.

A través del procedimiento codificación abierta, el cual es “el proceso


analítico por medio del cual se identifican los conceptos y se descubren en los
datos sus propiedades y dimensiones” (Strauss y Cobin, 2002, p.10). Este
procesamiento es también llamado como microanálisis debido a que es “un
análisis detallado, línea por línea, necesario al comienzo del estudio para
generar categorías iniciales y para sugerir relaciones entre ellas” (Strauss y
Cobin, 2002, p.63). Es decir, el análisis constituye un flujo libre y creativo donde

68
el analista va de un lado a otro, exigiendo examinar e interpretar datos de una
manera cuidadosa y hasta minuciosa.

Seguidamente y de manera simultánea a este procedimiento, se creó un


documento en donde se comparaban continuamente las categorías
identificadas en cada una de las entrevistas, en el cual se encontraban las
categorías con cada fragmento de las diez entrevistas, lo que facilitó a las
investigadoras la identificación de categorías similares.

Partiendo del análisis anteriormente expuesto se logró la reagrupación


de las subcategorías en categorías más amplias a través de la comparación
continua.

En aras de optimizar el proceso de reorganización e identificación de las


dimensiones, categorías más amplias o profundas y de las subcategorías, las
investigadoras realizaron un esquema en donde se reflejaban las relaciones
existentes entre las mismas, lo que facilita la lectura clara y coherente de todos
los aspectos obtenidos, (Ver anexo 3).

Durante los procesamientos fue importante tener en cuenta la interacción


que tiene lugar entre los datos y el investigador en el proceso de recolección y
análisis de los mismos, para evitar cualquier tipo de sesgo y promover la
objetividad. Ya que el microanálisis nos obligo a las investigadoras a examinar
lo específico de los datos y comprender como estábamos interpretando ciertos
acontecimientos, con la finalidad de evitar saltar precipitadamente a nuestras
propias conclusiones teóricas y no perder de vista las interpretaciones
originales de las entrevistadas.

Posteriormente, conceptualizamos y clasificamos los acontecimientos,


actos y resultados, para establecer categorías en conjuntos con sus relaciones,
llamado codificación axial. Strauss y Corbin (2002) plantean que “hacer una
codificación línea por línea, a través de la cual emergen de manera automática

69
las categorías, sus propiedades y sus relaciones, nos lleva más allá de una
descripción y nos pone en un modo de análisis conceptual” (p. 73). Por lo que
luego clasificamos, que implicó agrupar los conceptos de acuerdo con sus
propiedades sobresalientes, o sea buscando similitudes y diferencias alrededor
de un eje de categoría, que se enlaza con subcategorías para formar
explicaciones más precisas y completas sobre los fenómenos estudiados, con
la finalidad de identificar la variedad de condiciones, acciones, interacciones y
consecuencias asociadas a la culpa en la mujer. También permitió relacionar
categorías y subcategorías por medio de oraciones que denotaban las
relaciones de unas con otras. Y buscar claves en los datos que mostraban
como se relacionaban las categorías principales entre sí.

III.6 Procedimiento

Una de las razones principales que condujo a la escogencia de este


tema de investigación fue el encuentro con el vació teórico en lo que respecta a
la culpa asociada a la condición de ser mujer.

Aunque en la actualidad existen algunos avances en el área, poco se


ha profundizado sobre esta realidad. Para la realización del presente estudio se
cursaron distintas etapas, las cuales se descubrirán a continuación.

III.6.1 Aproximación al tema de investigación

La primera etapa que definió el proceso de estudio fue la búsqueda de


información teórica y empírica en relación a la culpa y la mujer. Como resultado
de esta fase se pudo constatar el vacio teórico, lo cual le dio mayor sustento a
la justificación y relevancia del estudio. A partir de esto se tomo en cuenta
distintas investigaciones y teorías que se relacionaban con los conceptos claves
del estudio. Esto a su vez permitió el planteamiento del problema y del marco
referencial de la presente investigación.

70
Posteriormente, se logró identificar el objetivo general con base en las
interrogantes que surgieron a partir de la revisión teórica y empírica. A su vez se
plantearon los objetivos específicos los cuales sirvieron de guía para desarrollar
el instrumento de entrevista.

III.6.2 Entrada al campo

Dada la complejidad del tema y de cómo abordarlo se realizaron


inicialmente tres entrevistas exploratorias con seis preguntas, (Ver anexo 1),
donde se obtuvo una primera aproximación al campo. Esto nos permitió
posteriormente desarrollar un guión de entrevista definitivo, acorde y sólido con
nuestro objeto de investigación, (Ver anexo 2).

Tomando en cuenta que el tipo de muestreo es por conveniencia, se


procedió a contactar a posibles candidatas dispuestas a participar en dicha
investigación.

Las investigadoras asistieron a los encuentros establecidos con cada una


de las participantes. Cabe acotar que no se presento ningún inconveniente o
imprevisto durante este periodo, lo que demostró mucho interés y colaboración
por parte de las participantes.

III.6.3 Recolección de la información

Tal y como se planteo en el capítulo III, la técnica de recolección de


información fue la entrevista a profundidad. Las investigadoras desarrollaron un
guión de entrevista con preguntas abiertas, que buscaban dar respuesta a los
objetivos de la investigación. Este sirvió de guía para el momento de la
entrevista.

Antes de iniciar cada entrevista, se les comunicó a las participantes el


objetivo del estudio y se les solicitó una autorización tanto como para participar
en la investigación, como para grabar dicha entrevista.

71
En el transcurso de la entrevista se trató de entablar un vínculo de
confianza que permitiera obtener información y datos ricos en significados
acerca de la culpa en la mujer, fue posible que durante el transcurso de la
misma se reformularan preguntas con base en los mismos contenidos que
resultaron relevantes para este estudio, de modo de explorar con amplitud la
construcción particular de cada participante y sus vivencias asociadas al tema.
Se estableció de esta forma un chequeo de la información obtenida y su
interpretación.

Las entrevistas y la recolección de datos se realizaron hasta alcanzar


cierto nivel de de saturación teórica en el tiempo que se dispuso para la
investigación. Según Strauss y Corbin (2002), la saturación teórica significa
que “hasta que no haya datos nuevos importantes que parezcan estar
emergiendo en una categoría. O la categoría este bien desarrollada en términos
de propiedades y dimensiones, demostrando variación, y las relaciones entre
las categorías estén bien establecidas y validadas” (p.231). Por esta razón no
se estableció de forma predeterminada la cantidad de participantes que se
requerirían, sino que a través del proceso de recolección de datos fue
estipulando sobre la marcha.

III.6.4 Procesamiento y chequeo de la información

En lo que respecta al procesamiento de la información recabada,


inicialmente se procedió a la transcripción textual de las entrevistas realizadas a
las participantes, a su vez se realizó el proceso analítico en el que se
identificaron ideas centrales, datos y conceptos, esa primera aproximación al
procesamiento de información es conocido como codificación abierta o análisis
de línea por línea, la cual exigió un análisis minucioso de los datos, frase por
frase o incluso palabra por palabra, la misma suele ser demorada pero muy
productiva.

72
Cada entrevista se analizó, codificó y categorizó antes de seguir a la otra.
La codificación se hizo por separado entre las investigadoras y posteriormente
se comprobó que las mismas concordaran o fueran muy similares, en los caso
que existió alguna discrepancia de realizó un chequeo posterior, donde se
revisaron los puntos de vista de las investigadoras, el contenido codificado en
conjunto con la tutora hasta que coincidimos. Esto permitió garantizar la
fidelidad de la información analizada, codificada y categorizada.

Durante todo el procesamiento fue fundamental hacer justicia a nuestras


participantes y darles una “voz” propia, donde teníamos que ser capaces de
hacernos a un lado y examinar los datos con la mayor objetividad posible,
evitando que interfieran nuestros propios sesgos y prejuicios.

El método de comparación constante fue utilizado para agrupar las


categorías de cada entrevista a través de la asociación de conceptos y
contenidos, para así establecer categorías más amplias con sus respectivas
subcategorías, este método es llamado codificación axial, donde el énfasis
estuvo en reagrupar los datos que se fracturaron durante la codificación abierta.

Una vez que las participantes no realizaron aportes nuevos, es decir


cuando ya no emergieron nuevos datos o significantes relacionados con el tema
de estudio, se procedió a la realización de un esquema para ordenar y
presentar las relaciones entre las categorías establecidas. En esta fase se
culminó con la recolección y el análisis de los datos, para introducirnos al
apartado de los resultados, donde el marco referencial se pudo usar para
confirmar algunos hallazgos o no, o cuando por el contrario, los hallazgos se
pudieron usar, ilustrar donde la literatura es incorrecta o demasiado simplista
para explicar el significado del fenómeno estudiado.

73
III.7 Criterios de Validez Cualitativa

Para nuestra investigación, fueron utilizados los siguientes criterios de


Validez:

III.7.1 Dependencia. Se define como el grado en que diferentes


investigadores que recolecten datos similares en el campo y efectúen los
mismos análisis, generen resultados equivalentes (Franklin y Ballau, 2005
citados en Hernández et al, 2006, p. 662). Es decir, para este estudio nosotras,
las investigadoras, utilizamos el procesamiento y análisis de datos de forma
individual e independiente para posteriormente comprobar si los resultados
generados eran equivalentes entre sí, demostrando de este modo el criterio de
dependencia. Adicionalmente, contamos con la supervisión de un agente
externo, es decir la tutora de nuestra investigación.

III.7.2 Credibilidad. Se refiere a haber captado como investigador el


significado completo y profundo de las experiencias de los participantes, en
nuestro caso, las relacionadas con la significación de la culpa en la mujer.
(Franklin y Ballau, 2005 citados en Hernández et al, (2010, p. 665) Esto hace
referencia a si los investigadores lograron comprender y mantener de forma
textual la información recolectada, evitando realizar desviaciones de los
significados o interpretaciones de los acontecimientos recolectados. Para ello,
al finalizar el análisis de los datos programamos una reunión con las mujeres
que conforman la muestra, con el fin de verificar si las interpretaciones
realizadas a partir de la información aportadas por ellas se apegaba a la
realidad de lo que querían transmitir como significación de la culpa.

III.7.3 Transferencia. Se refiere a que el usuario de la investigación,


determine el grado de similitud entre el contexto del estudio y otros contextos.
(Williams et al, 2005 c.p Hernandez et al., 2010, p. 668). Para cumplir con este
criterio brindamos las especificaciones sobre el procedimiento de investigación
y detalles como las características de la muestra, los métodos y técnicas a

74
utilizar en el mismo. Sin embargo, es importante resaltar que no pretendimos
realizar generalizaciones a distintas masas de personas.

III.7.4 Confirmabilidad. Demostrar que fueron minimizados los sesgos y


tendencias durante el proceso de investigación (Mertens, 2005 citado en
Hernández et al. 2010). Para cumplir con este criterio de validez las
investigadoras tuvieron que dejar de lado sus conocimientos y experiencias
para formarse nuevas interpretaciones sobre el fenómeno estudiado. Por lo que
fue importante reconocer que la subjetividad es un hecho y se deben tomar
medidas apropiadas para minimizar su intromisión en el análisis de la
investigación. Por cuanto el tema toco muchas veces el proceso subjetivo,
razón que nos llevo a ambas trabajar de forma personal a través de una terapia
aquellos contenidos de la investigación entrelazados con nuestra subjetividad,
con la finalidad de garantizar el oír lo que otros tienen para decir, ver lo que
otros hacen y representarlos tan precisamente como sea posible.

Igualmente, constantemente chequeamos entre nosotras y en conjunto


con la tutora los posibles prejuicios o afectos que generaban las entrevistas y el
propio análisis.

Otra técnica para distanciarnos fue obtener múltiples puntos de vista


sobre un acontecimiento, o sea intentar determinar cómo lo vieron las diversas
participantes. Lo importante fue cómo vieron las entrevistadas determinados
acontecimientos, vivencias y experiencias asociadas a la construcción de la
culpa.

75
CAPÍTULO IV

Ser Mujer

“Quiero ser la mujer que realmente soy.


Quiero ser la que nunca fui.”
(Mizrahi, 2003, p.19)

El presente apartado sirvió para abrir un lugar importante de expresión y


subjetividad para cada una de las participantes de nuestra investigación. Fue un
capítulo repleto de historias, vivencias y muchos afectos puestos en palabras; el
tema de la significación se hizo presente con el nombre de “ambigüedad”
puesto que para las entrevistadas y para nosotras mismas resultó ser difícil el
paseo por todo aquello que se presenta en nuestras realidades y que más allá
de lo cotidiano, encierra mucho de lo que fuimos, somos y queremos ser, a la
par de lo que hemos dejado por fuera en la carrera de nuestras vidas.

Dentro de este capítulo viajamos a través de nuestras propias


definiciones, la manera cómo nos vemos y sentimos y la manera como
consideramos que nos perciben los demás, lo maravilloso de ser mujer,
nuestros aspectos positivos y negativos, nuestras características y roles,
nuestros sentimientos y emociones, y lo que consideramos nuestro lugar en
relación al hombre.

Servimos de voz y prestamos nuestra investigación para recopilar


deseos y frustraciones, así como también dejamos la puerta abierta para
plantear posiciones, recomendaciones y aportes, para todas aquellas personas
que gusten comprendernos un poco más allá de lo que la cultura, la sociedad,
los prejuicios y estereotipos nos han dictado.

76
IV.1 Es difícil definir qué es “ser mujer”

Como lo comentamos con anterioridad, la categoría “ser mujer” fue


nuestro primer choque con la dificultad para lograr lo más cercano a un
constructo o definición, ya que se nos presentó como una dimensión
complicada; representó para las mujeres participantes de nuestra investigación
muy complicado el poder contextualizar y explicar por ellas mismas lo que
significaba ser mujer.

Para varias de ellas fue difícil expresar dentro del espacio de la pregunta
tal significación y mostraron signos no verbales de sorpresa y exclamación
utilizando la palabra “Wow” para poder definir lo que con sus propias palabras
les pareció en un primer momento casi imposible de contextualizar, así pues
tomamos lo expresado por Patricia quien dentro de su discurso deja ver la
inmensidad de su respuesta con un comentario que aporta un poco más que el
resto de las participantes. “¡¡¡Wow… qué preguntas...!!! Eh… no sé, este…para
mi ser mujer es complicado porque no me había parado nunca a pensar en
eso”

En el mismo sentido y siguiendo con el análisis sobre la dimensión de


“ser mujer”, Lagarde, (1990) expone en su artículo sobre la identidad de las
mujeres:

La identidad de las mujeres es el conjunto de


características sociales, corporales y subjetivas que las
caracterizan de manera real y simbólica de acuerdo con la
vida vivida. La experiencia particular está determinada por
las condiciones de vida que incluyen, además, la
perspectiva ideológica a partir de la cual cada mujer tiene
conciencia de sí y del mundo, de los límites de su persona
y de los límites de su conocimiento, de su sabiduría, y de
los confines de su universo. Todos ellos son hechos a
partir de los cuales y en los cuales las mujeres existen,
devienen. (p.1)

77
De igual modo, con respecto a las respuestas de las entrevistadas y en
vista de la marcada ambigüedad en sus respuestas con respecto a la pregunta
en cuestión, es posible que de alguna manera consciente sepamos que si bien
nacemos con un cierto sexo, esta característica biológica de los cuerpos no nos
convierte automáticamente en mujeres, también “aprendemos” de alguna forma
a serlo. Ser mujer -o ser varón- es una construcción atravesada por procesos
culturales y sociales, lo cual para nuestra investigación es muy importante
destacar y lo anterior se pone en evidencia durante las entrevistas.

Igualmente, ante la pregunta ¿Qué significa ser mujer? , notamos una


muy marcada ambigüedad, lo cual tradujimos a través de la dificultad de poder
responder, e igualmente observamos que en reiteradas oportunidades nos
encontramos ante la presencia de una dicotomía (Mujer- Hombre) para darle
cierto sentido a sus respuestas que fueron de tipo comparativo como en el caso
de Elena y Patricia respectivamente: “¿Qué es para mí ser mujer?... wow... eh
ser mujer… es… Lo que pasa es que no se si seria, nunca he pensado en eso,
en la diferencia en ese sentido de mujer y hombre yo pienso que ser mujer…
sería… wow...”; “…supongo que mi manera de pensar es una de ellas, mis
prioridades son distintas a las de un hombre evidentemente.”

Por su parte (Fascioli, 2010, pág.47) muestra claramente que:

La identidad de la mujer está constituida por una serie de


negaciones y carencias: no es autónoma, no es
independiente, no es competitiva, no es pública. La mujer
es lo que el hombre no es. Su vida se mueve fuera de la
historia, en el terreno de la naturaleza, en el mundo
repetitivo de la crianza y la reproducción: "La esfera
pública, la esfera de la justicia, se mueve en la
historicidad mientras la esfera privada, la esfera del
cuidado y la intimidad, no cambia y es atemporal.

Cabe acotar y siguiendo el hilo sobre la dicotomía (Hombre-Mujer) que


pudimos notar a Elena muy consternada por no saber qué responder y vimos en
su intervención cómo trató de darle sentido a su respuesta a través de aspectos

78
que califican y definen desde su perspectiva y subjetividad lo que es “ser
mujer”.
“Eh ser mujer… es…. Lo que pasa es que no se si seria, nunca he pensado en
eso, en la diferencia en ese sentido de mujer y hombre. No, es que todavía no
sé, no sé cómo definirte que es ser mujer… Es que no sé, estoy pensando y
dándole la vuelta porque cuando yo pienso qué es ser mujer pienso en alguien
coqueto, coqueto en el sentido… de eso pues, que puedes pintarte las uñas,
puedes jugar con tu cabello, puedes maquillarte, puedes hacer… como que
puedes disfrutar tu cuerpo… o sea tu como… eso, como mujer… eh… pero no
se… no se me ocurre más nada, voy a tener que buscar algo... ¿cómo definen
a la mujer? Jajaja…. No sé… “

El tema generacional-cultural también se hizo presente durante el


discurso de las participantes durante las entrevistas para darle sentido a “ser
mujer”, en donde comentaron por ejemplo que “antes en sus épocas” primero
se le daba lugar al hogar y la familia para luego poder pensar individualmente
en estudiar, etc. Así lo comenta Cristina: “En cuanto a, lo que pasa es que mi
generación es muy diferente de la generación de ahora. En mi época era
primero mi familia después te desarrollas tu como mujer, o sea si quieres, como
empresaria, como lo que tú quieras (…) Entonces eso es lo que te definía como
mujer. Tener una buena familia, un buen hogar, por supuesto estar casada,
tener hijos ocuparte de eso. Y si podías, tener una carrera y luego actuar ya
como mujer”.

De lo anterior, nos encontramos entonces que pareciera que todo aquello


referente a la educación, la familia como institución social, la concepción, la
parte cultural, y la manera en cómo se han repartido los roles por decirlo de
alguna forma, conforman un compendio de construcciones sociales con las
cuales a las mujeres les ha tocado crecer y sobrellevar para tener un lugar, y
darse el “permiso” de significarse a través del trabajo y la libertad de escoger lo
que cada quien considere lo que puede mejor para sí. Al parecer y como lo

79
comentan en sus discursos a lo largo de los años, estas situaciones donde “ser
mujer” podía significar una limitante para desarrollarse y crecer en otros
aspectos de la vida, ha venido decayendo, dando la posibilidad de que las
mujeres hoy en día experimenten desarrollo principalmente a través de realizar
actividades y tener acceso a la “elección” y sobre todo, a ser dueñas de sus
propias vidas.

IV.2 Ser mujer es lo más grande que hay en el mundo

Si hay algo en lo que la mayoría de nuestras entrevistadas estuvieron de


acuerdo y lo expresaron de manera clara con respecto a la dimensión de “ser
mujer” fue decir que es lo más “maravilloso”, definiendo así desde su discurso y
con carácter emotivo, todo aquello que para ellas lo englobaba: “una energía
positiva” (María), “una bendición y un privilegio” como lo definió Fernanda, “…
Todo en la vida,.. Todo el cariño, mi ser... mi nombre…el amor” (Alejandra), “…
lo más grande del mundo… y la perfección...” (Elena).

De nuevo, podemos ver cómo de la misma forma que en un comienzo


las participantes carecieron de palabras para expresar lo que significaba ser
mujer, ahora utilizan “lo más grande” para describir y tratar de atrapar en toda
su esencia el constructo, intentando no dejar nada por fuera.

IV.3 Ser mujer significa vivir desde lo más profundo de mi ser

Paula en sus comentarios nos muestra como para ella ser mujer implica
“vivir desde lo más profundo de sus ser”. Ella se pasea dentro de su mundo
subjetivo, desde una experiencia sublime, en donde puede vivir la vida desde
los sentimientos, explorar el olor de las flores, ver el azul del cielo,
experimentándolo desde lo más profundo de su ser, siendo lo más sublime la
posibilidad de haber sido madre, así como también comparte aunado a lo

80
anterior, que ser mujer también significa vivir en un mundo donde puede hacer
lo que quiere…

En este sentido Mizrahi (2003) expresa:

“(…) Ampliar y profundizar el significado de nuestra existencia exige explorar,


escuchar y comprender nuestro fundamento biológico. Quizás todavía no
tenemos conciencia del milagro y la paradoja que nuestros cuerpos femeninos
encarnan y el profundo manipuleo político que esta cultura hace con ellos.”
Nos encontramos entonces con que ser mujer desde la subjetividad de
nuestras entrevistadas, es un “complemento de muchas cosas” como ellas
mismas nombraron en donde características como la fuerza, inteligencia,
independencia, saber poner límites, entre otros las identifican dentro de esta
gran dimensión.

IV.4 Ser madre es una experiencia sublime de ser mujer

“Y Dios dijo a la mujer:


-Yo multiplicaré tus afanes y tu gravidez.
Parirás a los hijos con dolor.
Estarás sujeta al poder del varón y él te dominará-“
(Génesis)

En esa misma línea y parafraseando a Fernández (1998) en su estudio


sobre las mujeres, el género y el feminismo vemos que para los clásicos del
Marxismo la historia siempre ha sido una lucha de sexos, configurada sobre el
ordenamiento reproductivo-maternidad- como base material encima de la cual
se asienta la estructura política, jurídica, económica e ideológica de la sociedad.

Entonces, como construcción socio-cultural a lo largo de la historia, de


alguna forma siempre se ha asociado a la mujer con la concepción (obviamente
existe una razón biológica que hasta ahora nos hace únicas para engendrar a
nuestros hijos) y cuidado de los hijos, y aunque desde hace años ha

81
comenzado a cambiar, aún falta mucho, pues siguen siendo las mujeres en la
mayoría de los casos, las principales responsables de las tareas del hogar y,
especialmente, en el cuidado de los hijos y de los enfermos o discapacitados.

En este sentido, y para continuar con nuestro análisis, cuando le


preguntamos a las mujeres sobre qué cosas las definían como mujeres, una
condición que prevaleció fue el “ser madre”, de hecho para una de las
entrevistadas durante varios momentos de silencio comentó: “¿Qué me definen
como mujer? Este… ¿Aparte de ser madre...?”, la cual tomamos como ejemplo
fiel de la construcción social y cultural de lo que anteriormente comentábamos y
para lo cual tradicionalmente, la identidad femenina estaba asociada
principalmente: la maternidad.

Siguiendo sobre las mismas bases nos encontramos con la respuesta de


otra participante, Elena: “Después que tú tienes tus hijos, ya tú aprendes lo que
realmente es ser mujer…Y lo más bonito de ser mujer es ser madre”.

Fernanda por su parte comentó que ser mujer es una bendición, es


maravilloso es como un “privilegio” porque tiene ciertas ventajas en relación a
los hombres como “experimentar un embarazo, llegar a ser madre, tener un
parto”, luego también acota una idea que le otorga valor agregado a la
respuesta diciendo que: “esa es una etapa de ser mujer, no es todo…” Y por
último Paula aparte de muchas otras razones comenta que lo “más sublime de
todo de ser mujer es la posibilidad de haber sido madre”.

A propósito de lo anterior, nos encontramos entonces con una tesis que


precedió la nuestra, la cual habla sobre el significado de la maternidad y dentro
de sus historias, las mujeres relataron sobre lo que significaba “ser madre” y en
algunas de sus participantes nos conseguimos con respuestas similares a las
recogidas en nuestro estudio y sobre la categoría que tenía que ver con la
maternidad, que si bien no se encontraron especificadas dentro de una

82
dimensión llamada “ser mujer”, complementaron el hecho de la construcción
social sobre el tema de la maternidad y que pareciera mantenerse vigente y
reiterativo a través de sus respuestas como por ejemplo: “Lo más bello que
puede haber” o “algo muy bonito”. (Grimaldi, 2011, pág.62).

IV.5 Mi manera de ser me define como mujer

En este apartado y en consonancia con el apartado anterior, nos


conseguimos con la necesidad y el reconocimiento de las mujeres, que son
capaces de “autodefinirse” y diferenciarse en su naturaleza de ser mujer a
través de su manera de pensamiento, razonamiento y capacidad de
afrontamiento, tal es el caso de Patricia quien expresa claramente: “(…)
supongo que mi manera de pensar es una de ellas…Mi manera de enfrentar
situaciones…La manera en que razono los problemas.”

En este sentido Burin (1987 citado en Lagarde, 1990) indica:

El sujeto se constituye por el deseo, el hacer, el lenguaje,


y por el poder de afirmarse. Los cambios esenciales en la
identidad genérica de las mujeres se plasman en mujeres
con deseos propios de existencia, de hacer, de poseer, de
reconocimiento, de saber. De creación y de fundación,
también con los deseos de bienestar y trascendencia .
(p.9)

Por otra parte, tenemos a Paula, quien realiza una distinción conceptual
entre ser Mujer y ser Hembra, tratando de enmarcar que hembra es aquella que
goza y disfruta de un compañero sentimental, con el que comparte sus
intimidades y se vincula de forma erótica. Mientras que ser mujer, en ejecutar
roles de madre, de esposa y de cuidadora, de esto que resulta interesante
destacar, que en el rol de Hembra, parece posicionarse desde la satisfacción de
sus propias demandas como fémina que ejerce su sexualidad libremente.
Mientras que en la concepción de mujer, parece posicionarse desde la

83
demanda de los demás, donde ella es proveedora de actos de servicio, de
cuidados y responsable de los deberes como esposa y madre.

IV.6 Soy mujer pero me veo más como ser humano

“Ya que soy, la cuestión es ser”


(Lispector, 1977, pág. 26.)

Comenzamos este punto con el epígrafe del apartado de Clarice


Lispector, porque es importante acotar que pareciera que para algunas de
nuestras entrevistadas poner en palabras lo que es el “ser mujer” es como ya
hemos venido leyendo un constructo muy ambiguo y abstracto, para ellas y
utilizando sus propias palabras puede ser un término que implica ir “más allá”, y
comentan que se ven “más como un ser humano que disfruta de la vida”
(Cristina) o como Elena nos dice que es mujer porque “nació mujer y sea como
sea “uno nace pues, nace, se reproduce y crece”

En este sentido, existen estudios que apoyan esta subjetividad


evidenciada por nuestras participantes entrevistadas, cuando debido a lo
ambiguo que representó la pregunta para ellas, igualmente podría compararse
a lo que el siguiente autor denomina como que la mujer no es un ente universal.

“(...) Se rompieron mitos, se reinterpretaron teorías y se concluyó entre


otras cosas, que la discriminación femenina no obedece a causas únicas. Y que
la mujer no es un ente universal” (Fernández, 1998).

Según lo citado, sobre “la antropología de la mujer” dentro del estudio de


Ana Fernández, cabe destacar, a manera de comparación sobre lo que ella
comenta que, para las entrevistadas en cuestión, observamos que existe un
reconocimiento sobre sí mismas y sobre el ser mujer que va más allá de su
condición biológica y sexual, que implica una mirada más profunda. Sobre esto
en particular, el feminismo explica, cómo a través de la historia las pioneras y
creadoras en temas sobre inclusión e integración de la mujer resaltan la

84
necesidad de comprender a las mujeres como seres independientes con
capacidades, pensamientos, sentimientos, deseos, etc., y la importancia de que
las mujeres deben ser vistas como seres humanos, ampliando su naturaleza y
alcance.

IV. 7 Aspectos positivos y negativos de ser mujer

Al preguntarles a las entrevistadas acerca de los aspectos positivos y


negativos de “ser mujer”, debemos mencionar que sólo una de ellas consideró
que no hay aspectos negativos ya que todo era positivo con respecto a “ser
mujer”.

También observamos que otra de las participantes mencionó como


aspecto positivo lo que ella llamó: “tolerancia a lo ambiguo” y lo cual nos pareció
importante destacar ya que se evidencia luego de leer ambos aspectos así
como durante el resto del análisis, que esa misma “ambigüedad” estuvo
presente prácticamente durante todo el discurso de las mujeres participantes a
lo largo de todas las entrevistas.

Lo anterior nos generó un llamado de atención, pues esa ambigüedad


que se presentó de manera reiterada durante la investigación, nos indica que
pareciera que ese elemento ha sido necesario y esencial en las mujeres para
que hayan podido vivir con su “condición de ser mujer”.

Asimismo lo anterior se refuerza cuando la misma participante (Patricia)


nos explicó que la ambigüedad, no sólo definía la dificultad de aquello que era
difícil de entender y explicar sino la capacidad que tienen las mujeres para
sortear las vicisitudes de la vida, enfrentándose y respondiendo a situaciones
difíciles con buena actitud para solventarlas.

A modo de hacer más fácil su lectura y entendimiento, como


investigadoras decidimos para este apartado en particular, realizar un cuadro
comparativo, mediante el cual pretendemos que las lectoras y los lectores se

85
acerquen de una manera directa con lo expresado por las participantes de la
investigación y puedan visualizar puntos importantes dentro de los aspectos
positivos y negativos del ser mujer, desde la propia vivencia de las
participantes.

Cuadro 2: Aspectos positivos y negativos de ser mujer

Positivos
Negativos

“Las mujeres podemos lograr lo que sea” La mujer tiene menos libertades que el
hombre.

 Las mujeres llevan una gran  Limitaciones por ser mujer:


responsabilidad Subestimación y menosprecio
 Puedes hacer el ridículo y no importa  Nos volvemos débiles y permitimos
que muchas cosas nos caigan encima

Ser madre Me educaron sólo para ser mamá…

Si logras desarrollarte y mantener un hogar Nadie valora el trabajo y esfuerzo que se hace
eres considerada una súper mujer por los hijos y la pareja

 Ser multifacética: tener varios roles, Que la mujer tenga que ser igual que el
incluyendo algunas cosas del rol hombre para tener su lugar en la sociedad me
paterno parece negativo
 Hacer varias cosas al mismo tiempo y
no perder el orden de lo que se está
haciendo

 Se espera menos de la mujer que del  Vivimos en una sociedad machista,


hombre que promueve la desigualdad de
 Se nos hacen las cosas más fáciles género
por lo menos en los trabajos, si eres  Superar los obstáculos de una
una chica linda sociedad machista cuesta mucho

Manejar y expresar libremente los Uno tiende a ser complicado


sentimientos

Puedes tener amistades…

Ser femeninas  Tener siempre una buena apariencia


cuesta
 La Menstruación y la Menopausia

Hay muchos, muchas cosas positivas: No veo aspectos negativos o desventajas de


ser mujer:

86
Propia autoría

Cabe destacar, que casi todas coincidieron en el punto de que “las


mujeres pueden lograr lo que sea”; respondieron de inmediato y sin dudas, que
las mujeres tienen la capacidad no sólo de ver la vida y vivirla desde diferentes
perspectivas como comentó Paula por ejemplo, si no que también podemos
ejecutar “varios roles tanto de mamá como de papá” (Alicia).

Así como también lo describió Claudia: “Las mujeres podemos lograr lo


que sea”, razón por la cual agrupamos todas las respuestas de este apartado
con ese título, pues en su mayoría todas las participantes fueron contundentes
en responder casi unánimemente, que las mujeres pueden ser: multifacéticas,
hacer muchísimas cosas al mismo tiempo sin perder el orden de lo que se está
haciendo, diversificarse, tener varios roles, poder estudiar, etc.

De igual modo, ocurrió a la inversa (mostrando en una especie de


espejo) como aspecto negativo lo que una de ellas significó como que “las
mujeres tienen menos libertad que los hombres”, y en donde nuevamente se
pone de manifiesto la ambigüedad de la que ya hicimos mención anteriormente,
donde entonces pudimos observar que chocan ambos aspectos o que bien
pueden ser las dos caras de una misma moneda: que vendría siendo la manera
diferente en que pueden percibir la misma realidad que viven las mujeres visto
desde “lo positivo y negativo”, respectivamente.

En este sentido, Teresa expresó con respecto a la poca libertad de las


mujeres en contraposición a las mujeres podemos lograr lo que sea, lo
siguiente: “Lo negativo es la parte siempre la lleva uno mala, ¿sabes? Yo voy a
trabajar, tú te quedas en la casa, yo necesito que tú hagas esto, tú te quedas
con los niños, tú te quedas… este… la mujer siempre lleva de perder porque es
mujer. De repente no se me explicar, pero siempre la mujer está por debajo del

87
hombre. Y lo positivo del hombre bueno, este… que tiene más libertad para
muchas cosas, cosa que la mujer no.”

Por otra parte, y relacionado al tema de la responsabilidad, pudimos ver


como la responsabilidad puede ser vista y vivida también desde dos
perspectivas que se acercan y se alejan, ya que varias de las entrevistadas
coincidieron en nombrar la responsabilidad como algo grande y positivo desde
el hecho de que las mujeres no sólo criamos a nuestros hijos sino que además
aun a pesar de haber ganado terreno en el ámbito laboral, sobre nuestros
hombros recaen las tareas del hogar a parte de otras cosas, como bien lo
expresa Cristina que si logras desarrollarte y mantener un hogar, entonces eres
considerada una “súper mujer” , mientras que desde el punto de vista de la
construcción social de género seguimos teniendo limitantes y no sólo a partir
del otro sino también desde nuestra propia visión y autoestima, llegándonos en
momentos a subestimar en cualquier ámbito por el simple hecho de ser
mujeres.

En otro orden de ideas, y siguiendo con la comparación y contrastación


del cuadro, cuanto al aspecto de la concepción y maternidad ligada a la
significación de ser mujer, nos conseguimos aquí con que “ser madre” pareciera
ser también formar parte de un espectro muy amplio, dándole cabida dentro de
los aspectos positivos de ser mujer. Es algo que definitivamente aparece desde
el momento en que nacemos y pareciera que marcara nuestras vidas pero en
definitiva, debe terminar siendo una opción para quien toma la decisión de ser
madre o no, puesto que para otras mujeres el ser madre fue visto como un
aspecto negativo ya que está ligado a la construcción social de que las mujeres
sólo venimos a este mundo a cumplir con la misión de reproducirnos y no para
también desarrollarnos como seres humanos en cualquier otra área, ya sea
profesional o laboral.

88
Siguiendo el hilo desde la perspectiva de género, también nos
encontramos como dentro del ámbito laboral se pone en juego las
construcciones sociales, pues ante la necesidad de desarrollarse en el plano
laboral para una de nuestras entrevistadas el hecho de “ser mujer” es un
aspecto positivo que otorga casi la seguridad de conseguir trabajo porque a los
hombres en las oficinas “les gusta ver chamas bonitas a su lado”, entonces nos
preguntamos ¿de qué forma nosotras las mujeres vamos creciendo escuchando
y creyendo que la belleza puede ser una virtud que nos abre las puertas del
mundo pero que al mismo tiempo nos esclaviza? Pareciera nos convierte en
objetos y sin querer estamos reforzando esa especie de condena social al
considerarlo cierto. Y es entonces cuando vemos dentro de esa misma realidad
a otras mujeres que piensan que “superar los obstáculos en una sociedad
machista, cuesta mucho, ¿Podemos entonces ver la contradicción?...

También es importante destacar en este apartado que de la misma forma


que estuvieron de acuerdo con su expresión en cuanto a “machista” como un
punto negativo, dos de ellas también expresaron la situación actual de las
mujeres con respecto a su evolución dentro del aspecto social y mostraron
aspectos recipientes en sus discursos que nos permitieron observar que hay
mujeres que se encuentran posicionadas desde otro lugar o al menos desean
hacerlo, han venido cambiando a lo largo del tiempo tratando de superar esos
prejuicios y etiquetas para buscar su propia identidad y sentirse plenas con lo
que son y lo que hacen.

Se puede evidenciar entonces que el cuadro anterior refleja ciertos


elementos que contrastan claramente, en donde la mayoría de los aspectos
(por no decir todos) podemos verlos tanto en aspectos positivos como aspectos
negativos, pareciera hay ciertos aspectos del ser mujer que para ellas
representa ambas cosas, y podríamos preguntarnos entonces si esto viene
influenciado por las contradicciones y construcciones sociales sobre lo que es el

89
ser mujer, en donde culturalmente las mujeres se encuentran bajo presiones
sociales que de alguna forma ellas deben cumplir y a su vez esas mismas
situaciones en las que sienten que deben cumplir también rebasan sus
expectativas y sienten que no pueden y como veremos más adelante muchos
de estos aspectos vendrán siendo elementos que generen la culpa.

IV. 8 Características de ser mujer

En este punto, las mujeres expresaron de forma precisa ciertas


características, que según ellas nos definen como mujeres porque forman parte
innata de nuestro ser.

Según las mujeres, existen muchos aspectos que nos caracterizan y


comenzamos con “ser abnegada e incondicional” como lo comentó Patricia por
ejemplo: “Bueno, supongo que hay una abnegación, las mujeres tienen una
abnegación que los hombres nunca van a entender y creo que eso llega
cuando tienes hijos y bueno, uno mismo en cualquier situación… Por lo menos,
yo no tengo hijos, pero cuando yo empecé a ser maestra con los niñitos
pequeños es algo totalmente nuevo y tu sientes un gran afecto por ellos y no
sabes ni siquiera por qué, y quieres protegerlos y es algo que los hombres no
sienten o sea es lindo el niño pero hasta ahí…”

De igual forma, nos encontramos con la “incondicionalidad” de la mujer,


cuando María nos dice que, nosotras las mujeres tenemos una enorme
capacidad de dar amor y ser incondicionales.

Aspectos como la sensibilidad fueron nombrados por cuatro


participantes, haciendo referencia a un lado sensible y sensato en cuanto a la
capacidad de tener una conexión especial con otros seres, una especie de
conexión a nivel humano y que según Maria es algo que por el hecho de ser

90
mujeres tenemos. Ella también consideró el hecho de que las mujeres “somos
sensibles” porque tenemos una habilidad especial para ver “mayor complejidad
en las cosas” siendo esto algo de los hombres parecieran carecer en algunos
momentos o simplemente demostrarlo de manera distinta.

De igual modo, para Paula quien también expresó que para ella “ser
sensible” es una característica de las mujeres, comentó que más que una
característica, es un “don” que junto con la “intuición” agradece a Dios porque le
ha permitido un buen acercamiento con los otros, mejorando sus relaciones
interpersonales y promoviendo sentimientos positivos y nutritivos en su vida.

Otra característica importante que destacaron las participantes fue, “ser


intuitivas” o “tener como un sexto sentido” que para efectos de construcción
social ellas mismas utilizaron como sinónimo de aquella capacidad que
tenemos las mujeres de poder predecir y sentir cosas que los hombres no
pueden y como mencionamos anteriormente, también lo calificaron como un
don que nos permite si se quiere “empatizar” con aquellas personas o
situaciones para poder tomar decisiones acertadas.

La feminidad por su parte, también apareció en el transcurso de sus


relatos, otorgándole importancia y diferenciación nuevamente con “el hombre”
ya que como lo expresó María “ser femenina” permite que haya mayor conexión
con los sentimientos, siendo más sensatas y esto a su vez nos lleva a ser “más
inteligentes emocionalmente”.

Cabe destacar con el párrafo anterior que aparte de la inteligencia


emocional, apareció la “inteligencia” (a secas) siendo esta característica
definida por ellas como algo que engloba muchas cosas, desde conocimientos
hasta la toma acertada de decisiones así como, el buen uso de recursos de
nuestro entorno.

91
“Ser comprometidas” por su parte fue otra característica que saltó a
todas luces y en sus intentos de explicarla se sucedieron varios tipos diferentes
de compromiso en donde las mujeres nos sentimos involucradas directamente y
en este sentido Elena fue de todas las participantes las que más lo mencionó:
“Comprometidas con la vida, Comprometidas con el mundo, Comprometidas
con la sociedad, desde que nacemos así como estamos comprometidas con los
hijos y los seres queridos”, etc.

Otra de las características que mejor nos definían a las mujeres fue la de
“ser perseverantes, valientes, fuertes batalladoras y luchadoras” haciendo
mención a que todo aquello que nos proponemos podemos lograrlo, como
comentó Elena: “Con fuerza, con Fé, con valentía como las mujeres afrontamos
todo…Las mujeres somos batalladoras al 100%...Somos batalladoras…Las
mujeres somos luchadoras y en la sociedad nosotras siempre llevamos una
batuta muy fuerte en la sociedad y en todo…”

Ya para finalizar este apartado hacemos una breve mención también al


resto de características que fueron nombradas, bien sea porque carecieron de
mayor explicación o porque de alguna forma también se encontraron inmersas
dentro del resto de características o que al final formaron parte del discurso de
una sola participante, como “ser coquetas, pícaras y extrovertidas, ser amables
y dulces, ser emotivas, pero que de igual forma consideramos importantes
porque formaron parte de sus historias y experiencias de vida.

IV. 9 Roles de ser Mujer

Dentro de nuestra investigación específicamente en nuestro marco


referencial hicimos mención sobre diferentes autores que han hecho
aportaciones importantes con respecto al tema de la mujer desde la perspectiva

92
de género, en este sentido, sabemos de sobra la existencia de cantidad de
teorías y estudios que en este aspecto se han realizado y que a través de
nuestra lectura sobre algunas de estas investigaciones previas, tuvimos la
oportunidad de ampliar nuestra visión al respecto y conocer un poco más sobre
los cambios que hemos tenido que experimentar las mujeres en muchos
aspectos de nuestras vidas, siendo así el tema de los roles uno de los que
mayor fuerza ha sido tocado por teorías feministas, en cuanto a su valoración y
aceptación socio-cultural.

Cabe destacar, en vista de lo amplio del tema a nivel histórico y teórico,


que utilizaremos sólo a modo comparativo algunas de las bibliografías a las que
tuvimos alcance, puesto que el sentido y orientación de nuestra investigación,
lleva una dirección específica dentro del campo cualitativo sobre el significado
de la culpa en la condición de ser mujer, por lo que no ahondaremos en
posturas teóricas más allá de lo más importante que para nosotras representó,
hacer valer las voces de nuestras participantes y a través de las cuales,
observamos y sentimos sus historias.

Nuestras participantes pudieron señalar casi al unísono -salvo algunas


excepciones- los roles específicos que se encuentran inmersos dentro de lo que
significa ser mujer y pudieron identificar que estos roles eran una condición
netamente de las mujeres, es decir, según su vivencia sólo siendo mujeres
tenemos la oportunidad de ejercerlos de alguna forma porque se encuentran
directamente vinculados a nuestra condición, sea por construcción social o
porque nos hemos tomado muy a pecho nuestro papel.

En este sentido, observamos entonces roles vinculados a nuestras


relaciones como “ser esposa”, “ser divorciada te lleva a ser la cabeza de la
casa”, “ser buena madre” y “ser cuidadora de tu familia y de personas ajenas”.

93
Para Elena y Cristina por ejemplo, el tema de los roles vinculados a las
relaciones es un acto de decisión propia, es decir, bien sea que escojas ser
madre o ser esposa, es algo que debes llevarlo a “cabalidad”, ella comentó que
por haberse casado muy joven, tuvo pronto a sus hijos, pero que aun así ella
considera haber realizado un “buen papel”.

También comentaron sobre la importancia que las mujeres tenemos


dentro del ámbito social, teniendo que llevar “la batuta” en ocasiones, trabajar,
ser madre y padre a la vez, educar a los hijos, y sonreírle a la vida porque es
parte de nuestra condición.

No sólo tenemos un rol importante con respecto a la crianza de los hijos


y todo lo que esto conlleva, también somos vistas como “cuidadoras” de
nuestras familias, amigos y personas ajenas. Fernanda al respecto expresó:
“En la relación familiar, creo que siempre somos más entregadas, con nuestros
hermanos, con nuestros padres…incluso con nuestras amistades.” “La emoción
de poder contribuir y ayudar a los demás, me refiero a la familia pues, me
refiero a las personas más cercanas. Claro, si uno lo hace con personas fuera
de la familia uno es más bello pero creo que esa es una de las cosas que más
nos llena.”

En la antigüedad el sexo femenino sólo tenía obligaciones en el hogar


impuestas por el marido correspondiente. Se puede decir que ser mujer en ese
tiempo significaba ser un objeto de satisfacción para los hombres, lo cual, con el
tiempo se ha ido modificando.
Marcús (2006) señala que “Los roles de género están culturalmente
determinados. Las creencias, los valores y las actitudes acerca de los roles de
la mujer y el varón constituyen las imágenes de género que también están
socialmente construidas” (p. 10). Estos lineamientos sociales sobre la conducta,
son reconocidas por las mujeres como algo externo, pero es algo fuera de ellas

94
que se introyecta, es decir, comienza a formar parte de ellas y por lo tanto, en
parte de su identidad (Cervantes, 1994).

Estamos conscientes de los espacios ganados en todo ámbito ya sea


político, social, laboral, cultural, religioso, etc., y a pesar de los muchos
obstáculos y las barreras impuestas por la sociedad claramente dominada por
varones, las mujeres hemos demostrado la igualdad de condición y operación,
que les es entregada por su calidad de ser humano, que no tiene nada que ver
el ser varón, del ser mujer.

No se podría afirmar que las mujeres asumimos un solo rol, ya que


actuamente somos consideradas totalmente multifuncionales; además de
labores de madre y esposa, como es el caso de miles de mujeres en todo el
mundo, nos desempeñamos como jefas del hogar y sustentadoras de una
familia con el fruto de nuestro propio trabajo. Está científicamente comprobado
que la mujer usa más cerebro para almacenar y razonar información, mientras
que el espacio cerebral del hombre para los mismos fines es sólo de la mitad.
Las mujeres tenemos además menos accidentes, al tener un mejor sentido de
la orientación, más reflejos y más velocidad para procesar información, por no
hablar de que además tenemos un gran gusto artístico, somos más receptivas y
sentimos más que los hombres.

En la actualidad no se puede hablar de un tipo de mujer sedentaria, sino


que se habla de una generación nueva de mujeres activas y autónomas, las
mujeres nos enfrentamos a realidades muy diversas según la cultura, zona
geográfica o situación social en la que nos encontremos.

IV. 10 Sentimientos y emociones vinculados con el ser mujer

95
De todos los apartados de nuestra investigación, este en particular y por
su contenido fue uno de los más especiales porque tocó lo que es en esencia
todo aquello vinculado a los afectos, lo que nos moviliza desde lo más profundo
y lo que en momentos le da mayor valor y significación a nuestras acciones
como mujeres.

Haber establecido ese tipo de conexión con las entrevistadas, fue sin
duda importante, porque también somos mujeres y aunque nuestra postura
siempre conservó un lugar de observadoras, fue difícil mantenernos al margen
sin sentirnos identificadas ante sus comentarios, demandas, experiencias y todo
aquellos aspectos emocionales que ante unas cuantas preguntas surgieron.

En este punto, dimos un paseo tocando el lado afectivo de las


participantes quienes se expresaron con libertad de palabra y mucho
sentimiento para intentar expresar eso que a veces es tan difícil colocar en
palabras como lo son los sentimientos y las emociones vinculadas a la
condición de ser mujer.

En vista de que nuestra investigación fue abordada desde lo cualitativo –


cosa que nos permitió colocarnos en una posición más vivencial- este apartado
fue exclusivamente un eco de las voces de nuestras colaboradoras, es decir,
aunque de antemano sabemos que existen desde todos los enfoques
psicológicos teorías destinadas a contextualizar lo referente a los afectos, en
esta oportunidad los abordamos de manera más vivencial que teórica y le dimos
mayor apertura para que fueran definidos por ellas mismas, sin hacer juicios de
valor ni tratar de colocarlos dentro de una u otra perspectiva psicológica, pues
no es menester nuestro calificarlas, por lo que cada una de ellas fue quien
decidió que valor y lugar darles a sus propias emociones.

96
A continuación mostramos un cuadro para hacer visiblemente mejor los
sentimientos y emociones que salieron a relucir durante las entrevistas:

Cuadro 3. Emociones y sentimientos asociados al ser mujer


Emociones y sentimientos
Amor
Melancolía
 Amor por la Pareja Nostalgia
 Amor por los hijos Tristeza
 Amor a la sociedad Rechazo
 Amor a los ancianos Dolor

 Amor a todo lo que está a nuestro Odio


Rabia
alrededor
Frustración
Felicidad
Sentimiento de injusticia
Alegría
Rencor
Cariño
Culpa
Pasión
Propia autoría

Como se observó en el cuadro anterior, así como lo expresado por las


participantes, el amor fue el sentimiento que más salió a relucir en sus
discursos. El amor en todas sus expresiones desde amor a la pareja y los hijos,
hasta el amor por todo lo que está a nuestro alrededor. Así como lo expresó
María por ejemplo: “Yo diría que es el amor… el primer sentimiento para mi es
el amor. Tenemos una enorme capacidad de dar amor”. O como nos comentó
Elena: “El amor a los hijos es un amor que es tan grande que tú no lo puedes
comparar con nada”.

La alegría, la felicidad y el cariño son otros sentimientos y emociones que


nos caracterizan y nos definen en nuestra condición de ser mujer según
nuestras entrevistadas, ese tipo de afectos que nos llenan de fortaleza y nos
ayudan a ser perseverantes como lo comentó Alicia, por ejemplo.

97
De igual forma, observamos en el cuadro que a la par de esas
emociones significativas también contrastaron otras como la pasión, el rencor y
el odio, como lo expresó Teresa: “Hay sentimientos muchas veces de rencor,
hay sentimientos de dolor, hay sentimientos de pasión, hay sentimientos de
odio muchas veces, y… y muchas veces uno también bueno, uno quisiera
canalizar esos sentimientos pero muchas veces uno se tranca para evitar
cuestiones pues”.

Así mismo, Cristina agregó la nostalgia y la tristeza, por ejemplo: “Pero


por supuesto hay veces que me da nostalgia, nostalgia de tiempos que ya sé
que no vuelven, de que uno ya está grande de verdad, porque ya no tienes a
tus padres, no tienes a tu madre y a tu padre. Entonces no tienes como ese
colchoncito, esa persona que te abrace, que te diga que no importa, que todo
va a salir bien, eso que nada más lo pueden hacer los padres”.

Y finalmente, aparecieron los sentimientos que en este apartado


consideramos de mayor importancia como la culpa, la frustración y la injusticia,
debido a que observamos –como lo podrán comprender más adelante- la
relación directa y estrecha que poseen con la aparición de la culpa y las
emociones que a su vez se vinculan con las estrategias de afrontamiento de
las mujeres entrevistadas.

Es así pues, como bien lo comentó Paula: “A veces creo que frustración,
creo que frustración, mucha culpa, mucha culpa, porque… porque bueno
pienso que cuando, cuando quieres ser lo que tú quieres ser eeh... Hay tantas
personas y situaciones en tu entorno que te señalan. Y te llevan como a
detenerte y decir bueno, mejor pienso bien las cosas y “hago lo que tengo que
hacer” o “lo que debo hacer” y bueno eso al final de cuentas eso genera
frustración porque la culpa, yo siempre he dicho que paraliza”.

98
Es importante entender entonces, que aunque quisimos darle valoración
objetiva a los afectos expresados por nuestras participantes, al final terminaron
siendo “sus afectos” ni buenos ni malos, ni positivos ni negativos, pero si
necesarios para dar mayor entendimiento y congruencia a lo que abordaremos
más adelante, como fin principal de nuestro estudio y la capacidad que pueden
tener las mujeres para utilizar estos sentimientos y emociones como funciones
adaptativas al entorno.

IV. 11 La mujer en relación al hombre

Otro tema que nos pareció importante destacar dentro del discurso de
nuestras participantes fue la presencia constante de una dicotomía Hombre-
Mujer, de la cual hemos venido hablando a lo largo de todo el capítulo de ser
mujer y que no puede quedar por fuera porque se evidenció durante sus relatos.
Parece que existiera una necesidad imperiosa de sentirnos parte, de tener un
lugar, de no sentirnos excluidas, porque al final aportamos demasiado para
nosotras mismas y para nuestro entorno como para terminar pasando
desapercibidas.

Esta dicotomía encierra sentimientos, pensamientos y luchas eternas de


poder, porque sentimos necesario que se nos reconozca dentro de los sistemas
sociales, culturales, religiosos, económicos y psicológicos del mundo, no
podemos seguir arrastrando por cuenta de desigualdades “biológicas”
responsabilidades que nos competen a todos (mujeres y hombres) en igualdad
de género.
Ya la filósofa Judith Butler (1988) defendió la “performatividad” del
género, y parafraseando un poco lo que expuso en su artículo originalmente en
inglés, la idea de que los géneros y sus límites son establecidos en un contexto
histórico determinado de relaciones de poder y que, por lo tanto, nada tiene que

99
ver con una clasificación que refleje la única realidad posible, la de los dos
sexos, según la interpretación tradicional.

Así, para esta teórica, la orientación sexual, la identidad sexual y la


expresión de género, son el resultado de una construcción-producción social,
histórica y cultural, y por lo tanto no existen papeles sexuales o roles de género
que estén esencial o biológicamente inscritos en la naturaleza humana. (Duque,
2010, pág. 28)

Por su parte, cuando las participantes comentaron que “la mujer se


parece al hombre” -muy al margen de cualquier teoría sobre género, feminismo
y diversidad sexual- lo hicieron colocadas desde su posición subjetiva con
respecto a sus propias experiencias y claro está colocadas también desde esa
construcción con la que han crecido sobre sus hombros, que constantemente
nos señala que existen “diferencias”.

En este sentido ellas compartieron el hecho de que hombres y mujeres


podemos sentir por igual, así como también hacer lo mismo que hacen los
hombres como lo expresó Cristina: “O sea uno puedo sentir exactamente lo
mismo que un hombre.” (…) “Pero tenemos exactamente las mismas
emociones y sentimientos que un hombre”. “yo hago prácticamente todo lo que
hace un hombre”. Cristina también hizo la acotación, de que aparte de las
diferencias físicas no existe más nada en que se diferencie de un hombre.

Asimismo, el resto de participantes mencionaron que en cuanto a las


diferencias físicas lo único que nos diferencia de los hombres es que nosotras
tenemos la dicha de concebir hijos, y a su vez se centraron en otras diferencias
sólo en aspectos de tipo afectivos y de pensamiento, en donde señalaron por
ejemplo: “Entre que los hombres necesitan las cosas tan rectas y tan blancas o
negras, las mujeres pueden buscar su razonamiento en cosas grises, no tiene

100
que ser necesariamente de un lado u otro”. “Saber cómo manejar situaciones
que de una manera distinta a la del sexo opuesto con más calma se razona
muchísimo mejor, no sé, eso” Patricia.

De igual forma, con respecto a la emociones y sentimientos Fernanda y


Patricia aportaron lo siguiente, respectivamente: “A veces nos sentimos llenas
de mucha alegría de mucha emoción, al ver a nuestras familias, a nuestros
hijos, son cosas que de repente para un hombre pasan desapercibidas pero las
mujeres somos más sensibles en ese sentido.” “Yo creo que eso es porque las
mujeres sienten más que los hombres y creo que eso no aplica sólo a la
culpabilidad sino a cualquier otra emoción”. “Creo que los hombres no los
sufren, pero uno como mujer sí tiene esos períodos en que está como inestable
emocionalmente y bueno creo que esa es una desventaja”.

Continuando con el tema de los afectos, nuestras entrevistadas también


agregaron que las mujeres poseemos cualidades de las cuales los hombres
adolecen: “Pienso que la mujer tiene una sensibilidad especial y no quiero
desmerecer a los hombres pero muchos hombres no la tienen”. “Creo que las
mujeres somos como más sensibles…no quiero desmerecer a los hombres con
esto ni su sensibilidad…pero de una manera diferente pero no les afecta tanto”
(Fernanda). “Las mujeres tenemos cualidades que no tienen los hombres”.
“Uno es mujer, y es diferente… Diferente, no se trata de que tú seas frágil o no,
sino que sencillamente nosotras tenemos otros encantos”. (Cristina)

Nuestras entrevistadas también comentaron que las mujeres y hombres


tenemos diferencias en cuanto a la forma de captar los procesos de
aprendizaje, como comentó Patricia: “Y bueno creo que entre todo creo que en
la mayoría de las cosas las mujeres tienen un índice de aprender más fácil, y
captar las cosas más rápido que los hombres, eso lo he notado con mis
compañeros y yo misma pues…sí existen algunas materias y algunas

101
situaciones que sólo los hombres las pueden entender y las mujeres no. Pero
creo que hay más de las mujeres”.

Aparte de tener ese plus de “multifuncionalidad” que conversamos en


apartados anteriores, haciendo referencia a esa capacidad que tenemos las
mujeres para poder hacer “muchas cosas al mismo tiempo y montadas sobre
unos tacones”... “Las mujeres también son multifuncionales, podemos hacer
muchísimas cosas al mismo tiempo…Bueno, lo de multifuncional es muy útil,
las mujeres podemos hacer muchas cosas a la vez…Los hombres no pueden
caminar y comer chicle al mismo tiempo, ellos tienen que concluir una actividad
para poder comenzar otra…mientras que cuando yo estoy estudiando puedo
estar estudiando tres mil cosas al mismo tiempo, estoy haciendo ahorita
matemática, en quince min estoy estudiando química y en otros quince min
estoy haciendo una partitura de un análisis de solfeo y entiendo todo” (Patricia)

Para finalizar todo lo anterior complementamos parafraseando también a


Fausto-Sterling (2006), quien afirmó que, tal dicotomía tiene una base política y
no científica ya que, desde este punto de vista, estrictamente hablando,
podríamos afirmar la existencia de cinco sexos diferentes (añadiendo
hermafroditas, merms y ferms). La identidad sexual, por tanto, es el resultado
de una construcción social y, siendo consecuentes, una visión más adecuada
de la realidad no dicotómica de los sexos, conllevaría una visión más compleja,
menos limitada, de los géneros y abre la posibilidad de una mayor plasticidad
en la configuración de múltiples identidades sexuales.

102
CAPITULO V

La Culpa

“La culpa es un encantamiento.


Recibí el mandato de no moverme.
Cualquier cambio podría ser fatal.
Me enseñaron a fingir y obedezco.
Quieta: lo mismo de siempre, en el mismo lugar de siempre.
Sin pensar/ sin hacer/ sin hablar/ o bien: lo mismo de siempre.
Nutro el eterno retorno.
Observo curiosa el arte de simular, usar maquillajes, decorados y disfraces.
Repetir agotadoras escenas.
La realidad que yo misma invento me empuja violenta.
El exilio es mi ausencia.”
(Mizrahi, 2003, pág. 18)

En este apartado ahondamos con mayor profundidad sobre la culpa,


considerando sus definiciones, significados, importancia, situaciones en las que
las mujeres nos sentimos culpables, así como las emociones y sentimientos
que se vincularon con la culpa y las estrategias de afrontamiento, entre otros
aspectos importantes trabajados desde los testimonios de las participantes, en
los cuales se observó que la culpa existe como una construcción social y está
asociada directamente a la mujer.

V.1 Definiciones de la Culpa

Dentro de las definiciones de la culpa descritas y expresadas por las


participantes de nuestra investigación nos encontramos que en su mayoría
coincidieron con que la culpa era un “sentimiento”, volvimos a toparnos con la
abstracción propia de un constructo con lo cual pareciera que aprendimos a
vivir, pero que a su vez cuesta mucho resumirlo o contraerlo dentro de una
palabra que realmente englobe todo lo que puede significar.

103
Recogiendo un poco lo que dijeron varias de ellas nos encontramos las
siguientes expresiones: “Yo la culpa la describiría como... yo creo que es un
sentimiento, ¿no? Que… que como cualquier otro sentimiento en una
determinada situación lo sientes supongo” (Patricia); Este...no sé, me imagino
que como un sentimiento…” Y como nosotros tenemos sentimiento cuando
hacemos algo malo que nos sentimos culpables y llega a eso pues… Al
sentimiento diría yo… un sentimiento de culpa…Bueno, si tenemos
sentimientos podemos tener un sentimiento de culpa.” (Elena)

Asimismo, Claudia expresó: “Creo que la culpa es un sentimiento por el


que pasan todas las personas cuando no logran lo que desean… cuando no
logran lo que quieren o no les salen bien las cosas”.

Es cierto que teóricamente existen varias acepciones, concepciones y


definiciones de la culpa, sin irnos muy lejos el diccionario manual de la lengua
española, Larousse nos provee tres:

1. Falta cometida conscientemente, pero sin intención de perjudicar.

2. Responsabilidad que acarrea un acto realizado incorrectamente.

3. Causa o motivo de un hecho que provoca un daño o perjuicio.

De igual forma Castilla del Pino (1973) expresa:


La culpa se refiere a una acción determinada del hombre,
mediante la cual (…) se viola un principio, se viola un
principio rector, el hacer debido. Es por tanto, una forma
de praxis, pero de cualidad especial, en la cual se decide
hacer lo que de antemano se estima como indebido, o se
hizo lo que retrospectivamente hay que considerar que
fue indebido. (pág. 47)

Castilla del Pino dentro, nos comparte el hecho de que la culpa también
se mueve dentro del plano religioso y jurídico como también lo comentamos en

104
el Capítulo II, y observamos que la culpa vista desde estas perspectivas la
sitúan como un fenómenos aislado frente a la realidad y que si bien viene del
hombre o la mujer son adealécticos y se miden como lo que sería una ofensa
para Dios en el caso de la Culpa desde lo religioso o a lo que se atiende en los
efectos sociales como la intencionalidad del acto culpable desde lo jurídico,
respectivamente.

Ahora bien, para lo que nos compete estas conceptualizaciones de


alguna forma han permanecido enmarcadas y cortas ante la propia explicación
y subjetividad de quien las mire, las viva y las sienta, y en este caso en
particular nosotras las mujeres, a través de nuestra vivencia y discurso hemos
dejado el camino abierto para considerar la culpa mucho más profunda que un
concepto.

Cabe destacar lo expresado por Cristina: “¿cómo definiría la culpa? Mira,


yo definiría la culpa como un sentimiento oscuro, como algo que… que en
realidad no la sientes tu sino que como que te la inculcan, alguien como que te
la da, ¿verdad? Bien sea porque no haces algo o porque no acatas una regla,
no obedeces algo que está establecido bien sea por tu familia o por esa
persona con la que estás… entonces como que no te puedes sentir bien
haciendo eso que tú estás haciendo, no sé si porque esta persona no lo puede
hacer no quiere que nadie lo haga… es como ese sentimiento que no te deja
estar bien contigo, sino como si siempre le estuvieras debiendo algo, así lo veo”

En este sentido y habiéndolo conversado con las entrevistadas,


destacamos el hecho de que la culpa aparte de ser un sentimiento malo,
negativo, nada nutritivo, que desgasta, es un monstruo de mil cabezas, un
impasse con la vida como lo comentó Teresa: “Bueno, eh… la culpa de por sí,
yo no sé si llamarla como sentimiento la culpa, pero me imagino que como
todo, o sea 1 + 1 tiene un significado, es como decir la suma de ese problema
que tal vez yo no pude resolver o tal vez no me tocaba a mí, pero yo defino la

105
culpa como sabes como un impasse en mi vida como me tocó a mí y no ha
debido tocarme. Pienso así.” O como expresó Paula: “Un veneno que te
inoculan en el cuerpo (…) y te paraliza…”

Nos conseguimos entonces con las palabras de Mizrahi (2003) coinciden


con lo planteado por Paula:

La culpa inoculada por el totalitarismo sirve para


inmovilizar y multiplicar la repetición al infinito del fracaso.
De ese modo el sistema legitima su apreciación de que la
culpa es verdadera. El resultado es que navegamos en la
incertidumbre. (pág., 89)

Así pues, con la cita anterior la autora expresa efectivamente que “la
culpa nos confunde y paraliza”, explicando que en muchas ocasiones las
mujeres quedamos inhibidas para luchar por nuestros derechos, o defender
nuestras ideas, percepciones y sentimientos. Llegamos entonces a actuar en
contra de aquello que deseamos y a favor de lo que rechazamos y tememos.

Sería un buen cuestionamiento entonces tratar de pensar lo más


objetivamente posible si ¿las mujeres aceptamos con demasiada naturalidad y
facilidad las culpas arrojadas sobre nosotras?...

Así mismo, nos pareció importante y también como punto de discusión


futuro la diferenciación que Castilla de Pino hace con respecto a que la culpa es
más que un sentimiento por lo cual no es lo mismo decir “culpa” que
“sentimiento de culpa”. Ya para efectos de la presente investigación abordamos
algunas de las significaciones más importantes entendidas desde la vivencia de
las mujeres, pero el autor comenta que si bien hay afectos que se movilizan en
torno a la vivencia de la culpa, esta sólo será vivenciada si llega a ser
consciente y recordada además.

106
V.2 Importancia de la Culpa

En este apartado cabe destacar algo que suena paradójico y que llamó
mucho nuestra atención, y es su título: Importancia de la culpa…si, así mismo,
pues surgió de las propias palabras de las participantes entrevistadas donde a
través de sus discursos, nos mostraron acerca de la importancia de que la
culpa exista, tratando de entender el ¿por qué?, y de la misma forma nos
pareció paradójico como a la par de ser un “sentimiento negativo y oscuro que
nos paraliza” -como lo comentamos en el apartado anterior-, aquí a través de
sus relatos pudimos observar aspectos que pareciesen se tornan resilientes,
dándole a la culpa una característica de como ellas mismas nos dijeron: “un
mecanismo de autoevaluación” que puede ayudarnos a mejorar.

María por su parte, nos mencionó lo que sin duda fue la respuesta más
acertada para ejemplificar lo anteriormente comentado: “Y creo que existe
como eso, como un mecanismo de alerta para saber que hay algo que no
estamos manejando bien sea porque no lo hicimos bien o sea porque no lo
estamos manejando interiormente bien.” Continúa diciendo: “Yo creo que la
culpa al final es como una bandera de alerta, creo que esa es la importancia
que tiene y creo que por eso es que hay que ponerle atención cuando uno la
siente, para determinar si la alerta realmente tiene que ir hacia atender mejor
los asuntos con mi entorno o si es atenderme mejor yo misma…Las situaciones
que se nos presentan en las que desarrollamos culpa yo creo que deberíamos
verlo como una banderita roja para evaluar”.

Si bien para Castilla del Pino (1973) “la culpa existe siempre que la
violación a un principio es vivido como rector de la persona que lo lleva a cabo”
(pág. 121) dentro de esta explicación también entraría la parte subjetiva de
cada mujer así como lo que ellas definieron o significaron como bueno o malo,
dentro de su propio sistema de valores.

El hecho está en que muy a pesar de lo que cada participante considere


como malo, esa construcción socio-cultural y ancestral que nos marca como

107
culpables a todas luces, también ha permitido que al mismo tiempo de vivenciar
la culpa se produzca en nosotras una especie de sistema de alerta ante
determinadas situaciones, que si bien no nos aleja de señalarnos como
responsables, al menos nos permite tomar decisiones al respecto de cómo
desenvolvernos con los demás y con nosotras mismas o simplemente no darle
importancia y seguir adelante.

En apartados posteriores podremos observar la relación que existe entre


la importancia de la culpa y la manera en cómo las participantes comentaron
sobre el afrontamiento de la misma por lo que para nuestra investigación aporta
una posible nueva mirada sobre todo terapéutica de la culpa para ser abordada.

V.3 Situaciones en que las mujeres se sienten culpables

Dentro de la vivencia de la culpa y recordando un poco a Castilla del Pino


(1973) con respecto a que para que la culpa exista en una persona es
necesario que sea consciente y recordarla, a continuación expondremos
situaciones que forman parte de la vida de muchas mujeres y en las cuales de
seguro muchas de nosotras nos hemos sentido identificadas, en especial las
participantes de nuestra investigación y en donde se puso de manifiesto de
manera reiterada lo que vinimos puntualizando a través de apartados
anteriores.

Aquí nuevamente nos encontramos como piedra angular la posición de


las mujeres con respecto a la familia, la pareja y las relaciones interpersonales
como objeto de culpa, donde no quedó la menor duda para darnos cuenta de
que si existe una construcción social asociada a la misma con respecto a las
mujeres, que a lo largo de la historia ha recreado una y otra vez de manera
punitiva como nos autocastigamos y nos responsabilizamos por este tipo de
situaciones.

Esto lo expreso Cristina al respecto de las situaciones familiares y


profesionales, donde es necesario priorizar y tomar decisiones importantes

108
para muchas mujeres hoy en día: “Cuando tienes una carrera y tienes familia, el
que pienses que no le dedicas suficiente tiempo te puede hacer sentir culpable,
¿verdad?... porque claro quieres desarrollarte como mujer y un trabajo diario,
un trabajo es lo que tú tienes que hacer o lo que sea a lo que te estés
dedicando tienes que hacerlo bien y tienes otras personas que tal vez están
compitiendo por ese mismo puesto, tienes que dedicarle tu energía a eso y
entonces tienes una familia. ¿Entonces qué haces? Y si tu hijo tiene básquet, si
no vas al juego”.

Del mismo modo y con respecto a situaciones con la pareja en las que
las mujeres podemos culparnos nos encontramos con Alicia quien nos comentó
lo siguiente: “Creo que más en las situaciones de familia, en las situaciones de
amor, cuando discuten con la pareja, cuando hay esa separación, esas rupturas
que hacen por ejemplo dentro de una familia constituida, o sea mamá, papá,
hijo, cuando hay esas separaciones las mujeres tienden a decir que fue por su
culpa, dicen “por mi culpa” por equis, cualquier cosa. “No le hice su sobadita de
espalda”, cosas así pues”.

De igual manera Alicia comentó con respecto a situaciones que tienen


que ver con las relaciones familiares: “Cuando falleció mi papá sentí culpa
porque duré mucho tiempo sin hablar con él por tonterías, nunca me hizo falta
mi figura de papá pero me enteré de cualquier cantidad de cosas y sentí mucha
rabia y dejé de tratarlo un tiempo y cuando él falleció me sentí culpable porque
dije que pude haber aprovechado mucho más el tiempo con mi papá, de
compartir mucho más tiempo con él”.

En este sentido Mizrahi (2003) expresa: “Crecemos en medio de


sentimientos de culpa y autocompasión, Aprendemos el desprecio a nosotras
mismas, fuente de todas las violencias” (pág. 36)

Es por ello que ella dice que crecemos herederas de una moral
inquisidora porque permitimos de cierta forma que las leyes del sistema siempre

109
resuelvan en contra de nuestra conciencia, nosotras mismas nos marginamos y
alimentamos esta lógica que nos señala en todo momento.

Por otro lado, las situaciones que corresponden a los hijos como también
lo comentamos anteriormente, genera una especie de yugo o castigo
psicológico en donde las mujeres se cuestionaron su cuota de responsabilidad.

En este sentido, Teresa por su parte expresó: “Cuando por lo menos en


el rol de la madre, cuando los hijos no siguieron adelante, ¿qué es lo primero
que uno piensa?: “¿Qué hice mal?” O sea uno no dice “¿qué hicimos?” sino
como madre estando en la casa “¿qué hice yo mal?”, ¿me entiendes? Y eso es
como una culpa, yo enfrasco eso como una culpa”.

Temas como la crianza, la educación, el acompañamiento, el apego, la


enfermedad, entre otros se pusieron de manifiesto a la hora de nombrar
situaciones y en este aspecto destacamos como entre estas mujeres hubo una
en particular, que luego de pasar por muchas situaciones inherentes a la salud
–tanto de sus hijos como de ella misma- logró entender a través de la ayuda de
su terapeuta y del reconocimiento propio de sus fortalezas, que existen
situaciones en las cuales a veces es imposible intervenir aunque queramos, en
momentos es necesario que los hijos -por ejemplo- no los veamos como
apéndices de nosotras, y que a su vez son capaces de tomar sus propias
decisiones con las responsabilidades que ello implica. Según Paula luego de
atravesar una vida llena de culpas desde sus inicios, ella misma comenta que
“siempre cualquier resquicio de eso queda” y se re-pregunta hasta qué punto
ella ha sido responsable, pero sigue con su vida tratando de vencer esas
situaciones.

Otro tema que nos pareció importante acotar fue las situaciones
referentes a la sexualidad, porque apareció reflejado durante una de las
entrevistas, entendiendo desde el propio discurso de la participante que la
mujer crece con miedos e incertidumbres con respecto a su sexualidad y
cuando llegó a la adultez aunque modificado comentó, que con la naturalidad

110
con la que lo enfrenten o se aproximen podría ser un aspecto que genere culpa.
“(…) eh bueno los asuntos vinculados a la sexualidad por ejemplo creo que
están muy vinculados al desarrollo del sentimiento de culpa en la mujer, el
desarrollo de su sexualidad, la naturalidad con que lo enfrenten o se aproximan,
quizás eso por supuesto con la evolución y con el tiempo han como… se han
ido modificando, pero creo que sigue existiendo mucha culpa en todos los
aspectos relacionados con la sexualidad…Bueno y también con la pareja pues
pero también está vinculado con todo el tema de la sexualidad” (María)

Por otra parte, se hallo que una de las participantes expreso no


experimentar o sentir culpa en ningún aspecto de su vida. Mas sin embargo, la
misma si fue capaz de describirla y ubicarla en otras personas, a tal modo que
incluso expresó que había personas que ella conocía, a quienes consideraba
culpables de distintas cosas.

En definitiva, y para culminar con este apartado, debemos decir que


todas las circunstancias anteriores que fueron descritas por las entrevistadas en
su mayoría dieron como origen, la imposición de estándares sociales y
culturales, la manera en cómo se posicionan y lo que ellas consideraron que los
otros esperaban de ellas, fue lo que ha marcado el hecho de sentir culpa, así
como también se preguntaron en su momento el por qué ellas consideran que
los hombre no pasan por estas situaciones, no se quejan, no experimentan ni
viven la culpa de la misma forma, es un tema importante que podría ser tocado
a profundidad en estudios posteriores sobre la culpa.

V.4 Emociones y sentimientos vinculados a la culpa

Una de las manifestaciones más explicitas de la culpa son las emociones y


los sentimientos que despierta en las mujeres que la vivencian. Por lo que, al
ser un sentimiento tan complejo y multidimensional, va configurándose en
distintos matices, según la subjetividad de cada fémina. Este aspecto se hizo
evidente, al constatar que la mayoría de las mujeres comentaron experimentar

111
molestia, rabia, ira, odio y rencor como las principales emociones asociadas a la
culpa, así pues tomamos lo expresado por Paula, quien reporto que incluso
esas expresiones afectivas pueden estar dirigidas en varias direcciones. “…en
mi caso mucha ira, ira contra el mundo, ira contra el sistema, ira contra la
sociedad...” o cuando también dice “Lo que más me produce a mí la culpa es
rabia, y rabia conmigo misma, por sentirla en aquel momento”.

De lo anterior, resulta llamativo que no solo evidencia la carga emocional


provocada por el evento subjetivado a la culpa, sino que además estas
reacciones afectivas como la rabia, ira, molestia, rencor y odio pueden estar
direccionadas tanto al mundo exterior, como al mundo interior de quien lo
padece. Esto nos pudiera indicar de qué lado reposa el peso de la culpa, pues
al volcar estas emociones en un contexto distante y externo pareciera sugerir
que la culpa es a causa y pertenece a otros, aunque deje mella en ella como lo
expresa arriba. Y por el contrario, cuando señala que la rabia es consigo
misma. Gracias a esto, cabría preguntarse de qué forma y en qué consiste ese
procesamiento de ubicar aquello que nos afecta y nos produce culpa, ya sea en
un contexto externo o interno.

Por otro lado, esto se vincula con la descripción de sentimiento de culpa que
hace Castilla del Pino (1979) donde refiere, que el rasgo fundamental de la
vivencia de la culpa es el sentimiento que la acompaña, el sentimiento de pesar,
<<la pesadumbre>> donde el culpable experimenta ante todo es <<el peso>>
de la culpa, que no es más que <<pesar>>. Es decir, el objeto que provoca el
sentir culpa, gravita con su peso sobre la conciencia del culpable.

Así mismo, la vivencia de la culpa conlleva a experimentar emociones


asociadas a la pérdida, como la impotencia y la frustración como lo refiere
Cristina: “…es como impotencia porque no hay nada más que pueda hacer y es
lo que me toca pues, por el tiempo que estoy viviendo y por las circunstancias
que estoy viviendo…” o en este caso Paula: “La culpa paraliza, y ese

112
paralizarte te lleva a sentir mucha frustración” y por último Claudia:
“Impotencia, decepción… Rabia, molestia… Desesperación”.

En este mismo sentido, encontramos que Zabalequi (1997) reporta, que la


culpa va acompañada de otros sentimientos como inestabilidad emocional,
sentimientos de dependencia, de vergüenza, inseguridad, angustia, pérdida y
miedo, por no haber actuado conforme a un patrón de conducta socialmente
correcto. Lo que se confirma cuando Cristina dice: “Y…sí, de cierta forma
vamos desarrollando como mujeres muchos tabúes, miedos producto de, de
esa culpa se supone deberíamos sentir”.

También la tristeza como lo reporta Fernanda cuando dice: “Oye, mal.


Sintiéndome muy mal he sentido con mucha tristeza”. La cual es reportada por
lo general, ante algún tipo de perdida afectiva, facilita la compasión y el apoyo
de las personas que la rodean.

De la misma forma ocurre con el miedo, como se ve reflejado en el verbatum


de María, cuando dice: “Y…sí, de cierta forma vamos desarrollando como
mujeres muchos tabúes, miedos producto de, de esa culpa se supone
deberíamos sentir”. En este caso la presencia del miedo aparece cuando el
individuo percibe un peligro y se activa con el objetivo de mejorar el rendimiento
ante una tarea que exige especial cuidado.

Del mismo modo, tenemos a la Ira o la Rabia; “Ojo tampoco era que la rabia
dominaba mi vida, o sea específicamente eso me generaba rabia, y a veces
mis situaciones, mis preocupaciones, a veces mis problemas si me hacían
sentir culpa en consecuencia sentía rabia conmigo misma por no hacer algo”
(Paula). En el cual se puede constatar que la ira o la rabia tienen un valor
vigorizante y promueven adoptar una conducta de acción, de ataque, de
movimiento, o de defensa cuando se percibe la existencia de una amenaza.

113
Por lo anteriormente expuesto, se puede decir que estas emociones y
sentimientos pudieran fácilmente asociarse como emociones negativas, sin
embargo las mismas desempeñan un papel fundamental en la función
adaptativa del ser humano. Pues esta respuesta afectiva funciona como alerta,
y predispone a la persona que la vivencia, a realizar una acción congruente con
ella, ya sea, hacer consciente al sujeto de que ha hecho algo malo, evitar el
peligro, identificar una amenaza o solicitar ayuda dependiendo de su
posicionamiento frente al evento culpígeno.

Por último, este sistema adaptativo de alerta pudiera ser considerado


contraproducente, en caso de que estas emociones anteriormente descritas
sean experimentadas por las mujeres con excesiva frecuencia, intensidad o
duración, pudiendo influir negativamente en el bienestar personal como se
observa en el siguiente verbatum, de María: “Que puede generar rencor, que
puede generar una cantidad de sentimientos mucho más profundos y dañinos
que la culpa en sí misma”. Entonces en este caso, como lo refiere ella, genera
sentimientos más profundos y dañinos que la culpa en sí misma, perdiendo el
carácter regulador de la culpa, pudiendo convertirse en una conducta perjudicial
que altere sustancialmente la vida cotidiana de la persona afectada.

V.5 Estrategias de Afrontamiento de la Culpa

La culpabilidad es como una especie de laberinto sin salida, haga lo que


haga, la mujer siempre se encuentra con ella. Ésta se inserta en su
subjetividad, limitando la realización de ciertas conductas y motivando a otras,
como resultado de la percepción de haber transgredido un sistema de valores
morales y normas sociales que han sido introyectadas previamente. Frente a
esto, las mujeres han desarrollado un repertorio de estrategias de
afrontamiento.

114
Entre ellas tenemos, herramientas que apuntan a estrategias de huida, de
negación y de reparación. Las cuales no son excluyentes entre sí, y fueron
descriptas como etapas por las que atraviesan las mujeres para afrontar la
culpa, como veremos a continuación.

Primeramente: “Trato de no sentir culpa, la verdad es que tengo un ejercicio


que hago, porque creo que no… yo no creo que la culpa sea un sentimiento
nutritivo… Trato de evitar el sentimiento de culpa.” (María).

De lo anterior, resulta imprescindible señalar que la estrategia de


afrontamiento de ella, deriva en evitación, por lo que podemos decir que utiliza
esta estrategia con el fin de impedir contactar con el sentimiento de culpa.
Posteriormente esto se repite, puesto que también refirió: “Trato de no
quedarme en la culpa… creo que es dañino quedarse en la culpa” donde
nuevamente resulta evidente, la huida a vivenciar el sentimiento de culpa,
puesto que lo considera como dañino. Lo mismo ocurrió con Fernanda y Teresa
respectivamente: “Tratando de olvidar, dejándolo atrás” y “Haciendo diversas
actividades para evadir”. Acá la función reguladora de la culpa, a modo de
sistema de alarma interno suple la necesidad de otros controles externos,
consiste en la evitación de situaciones que la generan o en las conductas de
reparación, cuando se reconoce haber hecho algo mal.

Seguidamente tenemos: “Trato de examinarme y determinar que me lleva a


sentir culpa” como expresó Alicia, donde lo enfático de este mecanismo está en
identificar los factores que promueven el sentimiento de culpa.

Consecutivamente se aplicaría la estrategia predilecta reportada por la


mayoría de participantes, es aquella orientada a tratar de vencerla, la cual
apunta al desarrollo de conductas de reparación de daño, que tiene como
función principal, el regreso a las convenciones sociales, se describe paso a
paso:

115
 Buscando la manera de cómo las puedo hacer mejor, una solución:
“Buscan mil y un soluciones y piensan millones de pros y contras para
usar la solución y al final la afrontan” (Patricia). Se evidencia una
búsqueda de acción directa para reparar el daño ocasionado.

 Tomando acciones al respecto: “Puede ser difícil para mí aproximarme


de nuevo para resolver lo que siento que… que no hice apropiadamente
y mejorarlo y tomar acciones al respecto”. (María) Se evidencia la
generación de una conducta para reparar el daño ocasionado.

 Hacer cosas para reparar el daño: “Arreglando lo que hice mal o lo que
me salió mal”. (Claudia). La consecución de la conducta reparadora.

 Trato de verlos de la mejor manera posible: No es que no haya


problemas, o es que no tenga problemas. Es sencillamente que trato de
solucionarlos y verlos de la mejor manera posible. (Cristina) La
minimización del daño causado.

 Transformar la culpa: Y trato de transformar la culpa en un sentimiento


distinto que me permita crecer, que me permita nutrirme y vencerla.
(María) La evolución del sentimiento de culpa en un sistema de alarma
con función regulatoria y de mejoramiento.

 Asumiendo mi responsabilidad: “¿Cómo las he afrontado?... con fuerza,


con fortaleza, como dicen asumiendo mi responsabilidad dentro de esa
situación que haya vivido. Viendo cuál fue mi error dentro de esa
situación”. (Alicia) La generación de un estado más amplio de conciencia
y responsabilidad.

 Hablando, conversando: “Bueno yo creo que yo hablo mucho de eso...


Porque a mí me pasa algo y yo hablo, hablo, hablo y hablo con todo el
mundo y escucho lo que me dice todo el mundo y esto normalmente

116
suele ayudar porque en mi caso particular”… (Alejandra) La canalización
y exteriorización del evento generador de culpa.

 Riendo: “…y reír, yo río mucho. Eso es lo que me ayuda a salir


adelante.” (Cristina) El aprovechamiento de otros factores positivos para
disipar, eludir y distanciarse de aquello que generó culpa.

 Sobrellevándola: “Sobrellevándola. La situación la llevo así, sabes. Tal


vez muchas veces no veo, muchas veces no oigo, muchas veces me
hago la que yo puedo y sigo adelante” (Teresa) Seguir hacia adelante y
soportar aquello no se pudo reparar, evitar o transformar.

En otro orden de ideas, tuvimos un hallazgo inusual, reportado por Fernanda


al expresar que no posee, ni emplea una estrategia para hacer frente al
sentimiento de culpa, de lo cual podemos argumentar, que parece ubicarse en
una posición pasiva e inmóvil en cuanto al afrontamiento de la culpa.

Por último y como caso excepcional, tuvimos una participante la cual refirió
haberse liberado del sentimiento de culpa bajo la asistencia de una terapia
profesional psicológica. La misma expresó:

“…Tuve que hacer mucho trabajo personal, muchas horas y horas y horas de
terapia, para liberarme de esa culpa”, “…y bueno, ha sido todo un proceso de
crecimiento porque después de haber trabajado mucho en mi y de haber
cultivado mucho mi condición de ser mujer hoy en día eso ya esta, creo que es
una cuenta saldada conmigo misma” (Paula). En este caso se presume una
completa reparación, que con lleva a la disolución del sentimiento de culpa.

Para concluir, se puede decir que el sentimiento de culpa se configura como


algo claramente adaptativo, siempre que los valores éticos previamente
inducidos sean positivos, pues permite que se pueda hacer algo para reparar el
malestar generado. Ya sea a través de implicarse en actividades de huida,

117
negación y/o reparación. Por lo cual, se pudiera decir que la culpa es
proporcional cuando el sujeto adquiere conciencia justa de la realidad y adopta
intentos de reparación, así como una mayor responsabilidad ante las decisiones
futuras.

V.6 Emociones y Sentimientos asociados con la Liberación de la Culpa

En consonancia con lo anteriormente expuesto continuamos con las


emociones y sentimientos asociados a la liberación de la culpa en la mujer:

“…Una vez que logras liberarte, porque eso es otra de las cosas que siento
que está involucrado en todo esto, es que si logras la liberación ahí es donde
puedes llegar a conseguir paz, tranquilidad, realización” (Paula). Es decir, en
este caso se resolvieron los factores implicados en el sentimiento de culpa, por
lo que se vivencia la liberación que conlleva a emociones de placidez.

Esto se asocia a lo que Paula define como ser mujer tras el senti(miento de
liberación, que es sencillamente dedicarse “…Ha ser tu mismo, ha ser mujer.
Tan simple como ser mujer”. Es decir, sencillamente poder ser ella. Que
interesantemente concuerda con Mizrahi (2003) cuando dice: “quiero ser la
mujer que realmente soy, quiero ser la que nunca fui” p.19.

Lo que nos lleva de forma ineludible a identificar dos conceptualizaciones


distintas asociadas al significado de ser mujer, que está condicionada por la
subjetivación del sentimiento de culpa o de liberación de la culpa.

La primera conceptualización, basada desde “el deber ser asociado a la


culpa”, que ha sido constituido desde el principio de los tiempos e instaurado
bajo el ojo del hombre y transmitido socialmente, como el ser mujer asociado a
la culpa. Y otra completamente antagónica, donde el querer ser lo que quieras
ser, esta “asociado al sentimiento de liberación de la culpa”.

118
Como lo explica Paula: “No. Porque ser mujer, no bueno nosotras, bueno en
mi caso entendía que ser mujer era cumplir roles, y no, hoy en día te puedo
decir que ser mujer es otra cosa ser mujer es ser yo misma, hacer lo que
quiero, lo que me gusta y trabajar en función de eso”.

Para culminar, cabe destacar que recorrer y manejar de forma adecuada el


sentimiento de culpa hasta la liberación, parece contribuir de forma
considerable al mejoramiento de la autoconcepto de la mujer, pues le permite
posicionarse desde un lugar menos punitivo y más libre.

V.7 La Culpa en la Mujer es diferente a la Culpa en el Hombre

La cultura funciona como un filtro a través del cual percibimos la vida, su


naturaleza simbólica entreteje un conocimiento tácito sin el cual no hay
interacción social ordenada. Mientras que el género, por su parte, es el
elemento básico de la construcción cultural. Todas las sociedades distinguen
entre lo masculino y lo femenino, y todas asignan roles para cada uno de ellos.
Así que de allí parten los ideales del deber ser, que son impuestos por la cultura
con la que ambos deberían conformarse.

De modo que, los hombres y mujeres experimentan la culpa en asuntos


distintos de la vida y de forma diferente. Esto se corrobora con el verbatum de
Alejandra quien dice: “El hombre maneja las situaciones de distinta manera”. Al
igual que “El mal manejo de otras situaciones lo llevan a él a sentir culpa”
(María). Esto nos lleva nuevamente, hacia la presencia de la dicotomía hombre-
mujer, donde estos parecen tener territorios ya predefinidos, y solamente se
cruzan entre los límites de sus fronteras.

Y paradójicamente, lo que está permitido y valorado para uno, es censurado


y cuestionado para el otro. Mientras a las mujeres se les carga de culpas, a los
hombres se les libera, como lo expresa Cristina: “Para los hombres es más fácil

119
decir que no es responsabilidad de ellos” y “Para los hombres es más fácil dejar
de hacer algo y sentirse igual bien”.

Lo que se corrobora con Claudia, cuando expresa que: “Los hombres


afrontan la culpa… creo que evadiéndolo”. Lo que reafirma que para el hombre
siempre será más fácil el no sentir culpa, como lo dice Elena: “No. Nunca he
escuchado un hombre decir yo soy culpable de tal cosa, es más ellos nunca
son culpables de nada. Es más ni siquiera he escuchado como te dije antes
que ellos digan tengo la culpa de algo”.

Por lo que podemos concluir, que las diferencias supeditadas a la relación


mujer-hombre, no solo están configuradas en el ámbito biológico y físico, sino
también en las construcciones desiguales que la sociedad ha estipulado como
el deber ser de la mujer, que sistemáticamente se ha encontrado subyugada
bajo la mano del hombre.

V.8 Culpa culturalmente asociada a la condición de Ser Mujer

A lo largo de nuestro trabajo nos topamos con muchos aspectos importantes


dentro de la concepción de la culpa, la manera en que consideramos estamos
paradas frente a la sociedad, el tema religioso, la dicotomía mujer-hombre, el
sistema de roles según nuestra cultura, la cultura propiamente dicha, la
perspectiva de género, la manera en cómo somos señaladas históricamente
como transgresoras, lo jurídico y legal, la maternidad, los prejuicios y
estereotipos, “el machismo”, el deber ser versus el querer hacer, el matrimonio,
las instituciones, la filosofía, el sistema de valores, los principios y la moral…en
fin pareciera que todo apunta hacia nosotras y de alguna u otra manera y con
razón o sin ella terminamos siendo víctimas de alguno o todos los anteriores por
error u omisión.

En este apartado todas nuestras participantes asistieron al respecto de que


la culpa si está asociada culturalmente a la condición de ser mujer, ¿las

120
razones? muchas sin dudas, y entre tantas, logramos condensar aquello que a
nivel cultural y social se tropieza con nuestra condición y nos atraviesa como
una espada de Damocles y nos sigue señalando hasta nuestros días. De
nuestras entrevistas y conversaciones con las participantes afloraron diversas
razones que descubrimos a continuación:

Porque sentimos que exista desigualdad con respecto al hombre debido a


que socialmente se avalan ciertas conductas para ellos que para nosotras no
está bien visto. “Si. Definitivamente si, más que asociada a la condición de ser
hombre. Sí, porque creo que siempre hemos vivido en desventaja. Nosotras
siempre hemos estado como un escalón debajo…” (Paula)

Por un tema generacional –y esto es importante destacar- porque para


generaciones anteriores la mujer en su mayoría y como lo pudimos reafirmar,
nacían y crecían educándose sólo para cumplir el rol de la maternidad y
entregarse por completo y de lleno a sus familias, criando a los hijos, etc. Es
muy probable que muchas de nosotras hayamos presenciado situaciones, y
escuchado personas (incluyendo otras mujeres) haciendo juicios de valor
porque cultural y socialmente está sentado sobre nuestros sistemas…

Así, si un muchacho termina siendo delincuente, resulta que la madre es la


culpable por abandonarlo, si una muchacha es violada a media noche en la
calle, no sólo se le reprocha sino que además la señalan por haber vestido
alguna “prenda inapropiada” que de alguna forma propiciara el hecho. Si el niño
o niña no realiza sus deberes, será porque la madre irresponsablemente no ha
tomado el lugar de sentarse con ellos y velar porque cumplan con sus tareas, si
el hombre es infiel, muy probablemente es porque la mujer no le dedica tiempo
y él tiene que buscar fuera lo que no consigue dentro de casa, es decir, que no
ha habido espacio para pensar siquiera en hacer algo por y para nosotras,
porque el hogar es lo primero, después lo hijos…entonces todo indica que
estamos muy ocupadas el resto de nuestros días con tareas que ya se
encuentran diseñadas especialmente para nosotras.

121
Porque la mujer lleva el mayor peso: “Siempre la culpa es de la mujer.
Lamentablemente aunque no sea así, siempre es la mujer la que lleva las de
perder. Y la culpa la siente la mujer” (Teresa)

“Las mujeres nos metemos más en la culpa y quizá nos las hacemos una
carga mayor. En muchos, en muchos aspectos y en muchas situaciones…En
ese aspecto creo que todas mujeres, no es cosa solamente mía, creo que todas
las mujeres nos reprochamos algo” (Fernanda)

Porque así nos educaron, la culpa ha sido instaurada a través de la


formación, los principios y lo que la sociedad espera de nosotras: “Las mujeres
podemos experimentar culpa... más relacionada quizás con lo que es la
formación, con los principios que se inculcan, de cómo como mujer debes
aproximarte a ciertas cosas en la vida…Entonces a la mujer le enseñan más a
sentir culpa…” (María)

“Las mujeres somos herederas de una moral inquisidora” Mizrahi (2003,


pág.31): “Desde el momento en que uno nace mujer, está vinculada la culpa”
(María)

La Religión: “Sobre todo la religión católica, la católica usa mucho la culpa,


si no haces esto no eres esto… si tú no haces esto eres malo… si haces esto
eres bueno… y al ser malo te tienen que perdonar…La culpa también la tienen
mucho en la religión, por ejemplo la Iglesia, la Iglesia Católica es la madre de
las culpas, de crear culpas ¿no?..” (Cristina). Ante esto nuevamente Mizrahi
expresa: “Necesitamos crear y recrear certezas religiosas que nos protejan de
la angustia que surge ante esta culpa por existir”. (pág.31)

122
En otro orden de ideas, también tuvimos a algunas participantes que
sencillamente expresaron Todos sentimos culpa, a lo que se puede considerar
como una forma de neutralizar, naturalizar y minimizar la vivencia de la culpa.

Ante todo lo anterior expuesto es importante destacar que las mujeres con el
pasar del tiempo hemos aprendido a luchar y a ganar espacios importantes
sobre todo en el campo laboral, pero las responsabilidades en casa continúan
siendo netamente de nosotras (nuestros hijos, los quehaceres, etc.) Vemos al
hombre en algunos casos como un “colaborador” que nos apoya y quien
colabora al final no es responsable sino que amablemente ayuda y a fin de
cuentas ellos también forman parte de toda esta construcción, entonces ¿por
qué alejarlos de lo que también es su responsabilidad?. Sin darnos cuenta, ¡los
exoneramos de toda culpa!

Y por último, se obtuvo que algunas participantes refirieron considerar que la


culpa no está vinculada a la condición de ser mujer, sino que es algo que
sencillamente existe en la sociedad y se puede experimentar sin repercusión o
asociación al género al cual pertenece el individuo.

123
CONCLUSIONES

Las mujeres estamos matizadas por eventos cúlpatenos que se insertan


en nuestra subjetividad. La construcción del significado de culpa se inicia desde
temprana edad, su existencia dependerá del tipo de crianza que nuestros
padres o cuidadores utilicen, aunque como bien es sabido las experiencias, el
entorno, los estereotipos y la percepción individual, interaccionará con la
constante re-significación que damos en nuestra subjetividad.

En este sentido, y con respecto a las significaciones y nuestra manera de


digerir todo este compendio de constructos, nos compete trabajar la
“ambigüedad” que al parecer nos caracteriza, porque se nos dificulta demasiado
dar definiciones a ciertas construcciones, siendo una de ellas “ser mujer”.
Debido a que está atravesada por procesos culturales y sociales que limitan
nuestro campo de acción. Y cuando nos referimos a “trabajar”, señalamos la
importancia de que depende de nosotros en cómo y bajo qué posiciones nos
coloquemos, lo que será proporcional a la manera como introyectaremos esas
construcciones.

Según lo que pudimos compartir durante las entrevistas con las


participantes, pareciera que culturalmente las mujeres estamos significadas a
partir del hombre, es decir, diversas construcciones socioculturales han
“dicotomizado” nuestra vida y nos ha llevado a compararnos constantemente
con los hombres en muchos aspectos, y a través de nuestra investigación
constatamos que no existen mayores diferencias, más allá de las obvias que se
establecen desde un orden biológico y fisiológico y que existen suficientes
soportes que desde los científico así lo demuestran.

124
Entonces si no existen mayores diferencias que las visibles, ¿qué ocurre
con la culpa? ¿Por qué nos empeñamos en hacerla nuestra, con tanta
exclusividad? La respuesta ya la dijimos al comienzo de las conclusiones
cuando hicimos alusión a que es una construcción socialmente establecida y de
manera ancestral, generaciones tras generaciones se han encargado de
hacernos creer que es inherente a nuestra condición, con lo cual podemos decir
entonces que no existe razón para seguir reforzando este esquema social, que
no es innato a nosotras las mujeres.

En nuestra investigación, hallamos una considerable cantidad de


aspectos importantes dentro de la concepción de la culpa, como: la manera en
que consideramos estamos posicionadas frente a la sociedad, el tema religioso,
la dicotomía mujer-hombre, el sistema de roles según nuestra cultura, la cultura
propiamente dicha, la perspectiva de género, la manera en cómo somos
señaladas históricamente como transgresoras, lo jurídico y legal, la maternidad,
los prejuicios y estereotipos, “el machismo”, el deber ser versus el querer hacer,
el matrimonio, las instituciones, la filosofía, el sistema de valores, los principios
y la moral…en fin, pareciera que todo apuntara hacia nosotras y de alguna u
otra manera y con razón o sin ella, terminamos siendo víctimas de alguno o
todos los anteriores por error u omisión, gracias a una sociedad que vincula
culturalmente la culpa a la condición de ser mujer.

Es nuestro menester recordarles a las lectoras y lectores, uno de los


puntos que más llamó nuestra atención durante el desarrollo y ejecución de
nuestra investigación, y fue el hecho paradójico que representó para las
mujeres entrevistadas, el tema de la culpa, porque desde sus propias
perspectivas expresaron contundentemente que: “es un sentimiento malo,
negativo, nada nutritivo, que desgasta, un monstruo de mil cabezas, un impasse
con la vida, entre otros. Además, de ser “un veneno que te inoculan en el
cuerpo”, lo que quiere decir que en ocasiones las mujeres quedamos impedidas
o impotentizadas para luchar por nuestros derechos o defender nuestras ideas,

125
percepciones y sentimientos. Llegamos entonces a actuar en contra de aquello
que deseamos y a favor de lo que rechazamos y tememos; versus la culpa vista
como un “mecanismo autoregulador”, que nos permite mejorar ante ciertas
condiciones y situaciones, permitiéndonos reaccionar ante aquello que nos
causó displacer, responsabilidad o culpa, para aprender a no volver a transitar
por ese camino, por lo cual aun a pesar de ser un sentimiento malo, tiene un
peso y valor que le da importancia a su existencia (de la culpa).

En el mismo sentido, una vez que logremos desdibujar las cuerdas que
nos atan como dueñas y repositorios de todas las culpas, nos aproximaremos a
la paz, la tranquilidad y la realización, lo que constituirá “la liberación” de la
culpa. Lo que resulta altamente interesante, pues nos lleva a identificar dos
conceptualizaciones distintas asociadas al significado de ser mujer.

El tema de la culpa, tal y como lo hemos visualizado no es sencillo de


abordar, ni desde el mundo académico ni desde el mundo de la vida cotidiana.
No obstante, es inminente colocarlo sobre el tapete para nuestra reflexión y
discusión contribuyendo a generar nuevas construcciones sociales, que
permitan una mayor equidad de género en tanto que se “desculpabilice” a las
mujeres por aquello que pareciera inherente a su condición: ser responsable de
todo y de todos. Las voces de nuestras participantes son eco de esta necesidad
pues vimos al final de las entrevistas que quedaron muy interesadas por el
tema.

El haberles dado un espacio para expresarse, pudimos escuchar a María


comentando al respecto: “Hay que ponerse en contacto con esas cosas…”
haciendo referencia a la importancia de sentirse incluidas y escuchadas en la
cotidianidad, así como Teresa que nos dijo con respecto al tema: “Chévere
porque uno expresa por lo menos algo, por lo menos esto yo muy poco, yo no
pensé que lo iba a decirlo y lo dije con mucha fluidez (…) No, más bien, buena
y ojalá con las madres en el hogar debería haber personal o alguien que

126
escuchara como uno se siente, en qué pueden ayudar, cómo puede uno
expresarse. Muchas veces uno se queda callado para evitar problemas y bueno
la culpa está ahí”.

En este sentido y para finalizar, concluimos con el comentario de una de


las entrevistadas: “te digo me siento muy cómoda y tranquila hablando del
tema, me gusta mucho el tema porque creo que nosotras las mujeres ya que
somos tres mujeres acá, este, somos las llamadas a cambiar eso, no podemos
esperar que otros vengan a darnos cuáles son esas pautas sino que dentro de
cada una de nosotras tiene que estar la llave que nos libere de ese grillete”.

Por culpa, adoramos lo que nos aplasta. Amamos lo que


nos hiere. Nos quedamos ahí donde nos humillan y nos
violan. Las mujeres partimos del amor confiado y
llegamos a la divinización de lo absurdo hasta aferrarnos
a “dioses inventados” que nos devoran. Todo esto, por
culpa, ese eterno malentendido con la vida, que nos hace
tan vulnerables y permite toda manipulación. Y siempre
encontramos algún pretexto para castigarnos y recibir
sentencias. La culpa nos confunde y nos quita lucidez,
también sirve para mantenernos inmaduras como eternas
hijas menores de edad. (Mizrahi. 2003 s/p)

127
RECOMENDACIONES

En el ámbito de la investigación es interesante realizar a futuro, estudios


que incluyan la culpa en el hombre y sus vivencias con la misma.

Por su parte en el abordaje psicológico invitamos a utilizar la presente


investigación como valor agregado para obtener mejores resultados a nivel
terapéutico, ya las construcciones en torno al ser mujer, así como, las
estrategias de afrontamiento respecto a la culpa aportadas por las participantes,
y el entendimiento de las etapas de la culpa que se dio en cada una de las
entrevistadas, nos ofrece una nueva mirada para aproximarnos en dirección a la
cura desde cualquier enfoque psicológico. Del mismo modo, los planteamientos
referidos por las participantes ofrecen elementos importantes a ser
considerados en el manejo de los temas vinculados a la mujer en el desarrollo
de programas sociales.

128
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135
ANEXOS

1. Entrevista Preliminar: La mujer y la Culpa

 ¿Qué es para ti la culpa? Descríbela

 ¿La has vivido? ¿Cómo? ¿Dónde?

 ¿Crees que está vinculada con la condición de ser mujer?

 ¿Asociada a responsabilidades? ¿Cuáles?

 ¿Qué sentimientos te genera? ¿Cómo los llamas o identificas?

 ¿Podrías llamarlo culpa?

136
2. Guión de entrevista

1. ¿Qué es para ti ser mujer?

2. ¿Qué cosas te definen a ti como mujer?

3. ¿Cuáles consideras que son los aspectos positivos y negativos de ser mujer?

4. ¿Cuáles emociones y sentimientos crees que están involucrados en esta


condición de ser mujer?

5. ¿Crees que la culpa está asociada a la condición de ser mujer?

6. ¿En qué situaciones crees que las mujeres se sienten culpable?

7. ¿Crees que las mujeres y los hombres experimentamos la culpa de la misma


manera? Explica.

8. ¿En qué situaciones o momentos has experimentado la culpa/ o te has


sentido culpable?

9. ¿Cuáles emocione y sentimientos vivencias cuando has experimentado la


culpa?

10. ¿Qué ha sido lo más difícil de vivenciarla?

11. ¿Cómo has afrontado estas situaciones?

12. ¿Qué estrategias has empleado para resolverlas?

13. Para concluir: ¿cómo definirías la culpa? ¿Cómo la describirías en general?


¿Por qué existe?

14. ¿Cómo te has sentido durante la entrevista? ¿Qué te ha parecido?

15. Observaciones y sugerencias:

137
3. Esquema de Categorías

I. SER MUJER

1.1 Es difícil definir qué es ser mujer


1.1.1 “Wow…”:
1.1.2 No sé cómo definir qué es ser mujer:
1.1.3 Definir qué es ser mujer es generacional:
1.1.3.1 En mi época era primero el hogar, la familia, y luego podías
tener una carrera:
1.1.3.2 Ahora se está más pendiente quizás como mujer del
desarrollo personal:
1.2 Ser mujer es lo más grande que hay en el mundo:
1.3 Ser mujer significa vivir desde lo más profundo de mi ser:
1.3.1 Ser mujer es darle un toque extra al disfrute de la vida:
1.3.2 Ser mujer es un complemento de muchas cosas:
1.4 Ser madre es una experiencia sublime de ser mujer:
1.4.1 Ser madre es una etapa de ser mujer, no es todo:
1.5 Mi manera de ser me define como mujer:
1.5.1 Distinción entre ser mujer y ser hembra
1.6 Soy mujer pero me veo más como ser humano:
1.6.1 Evidentemente soy mujer pero me veo más como ser un humano
que disfruta de la vida:

1.7 Aspectos positivos:


1.7.1 “Las mujeres podemos lograr lo que sea”
1.7.2 Las mujeres llevan una gran responsabilidad:
1.7.3 Ser madre
1.7.4 Si logras desarrollarte y mantener un hogar eres considerada una
súper mujer:
1.7.5 Ser multifacética
1.7.5.1 Tener varios roles, incluyendo algunas cosas del rol
paterno:
1.7.6 Hacer varias cosas al mismo tiempo y no perder el orden de lo
que se está haciendo:
1.7.7 Tener mucha tolerancia a lo ambiguo:
1.7.8 Si eres esposa de un presidente eres la primera dama...:
1.7.9 Se nos hacen las cosas más fáciles por lo menos en los trabajos,
si eres una chica linda:

138
1.7.10 Manejar y expresar libremente los sentimientos:
1.7.11 Ser femeninas:
1.7.12 Puedes tener amistades…
1.7.13 Se espera menos de la mujer que del hombre:
1.7.14 Puedes hacer el ridículo y no importa:
1.7.15 Hay muchos, muchas cosas positivas
1.7.15.1 No veo aspectos negativos o desventajas de ser mujer:

1.8 Aspectos negativos:


1.8.1 Vivimos en una sociedad machista, que promueve la desigualdad
de género:
1.8.1.1 Superar los obstáculos de una sociedad machista cuesta
mucho:
1.8.2 Que la mujer tenga que ser igual que el hombre para tener su
lugar en la sociedad me parece negativo:
1.8.3 Limitaciones por ser mujer: Subestimación y menosprecio
1.8.3.1 Nos volvemos débiles y permitimos que muchas cosas nos
caigan encima:
1.8.4 La mujer tiene menos libertades que el hombre:
1.8.5 Nadie valora el trabajo y esfuerzo que se hace por los hijos y la
pareja:
1.8.6 Me educaron solo para ser mamá…:
1.8.7 Uno tiende a ser complicado
1.8.8 La Menstruación y la Menopausia
1.8.9 Tener siempre una buena apariencia cuesta:

139
1.9 Características de Ser Mujer:

1.9.1 Ser abnegada e incondicional:


1.9.2 Ser sensible:
1.9.3 Ser emotiva:
1.9.4 Ser amable y dulce:
1.9.5 Ser compasiva:
1.9.6 Ser intuitiva y tener un sexto sentido:
1.9.7 Ser sensata:
1.9.8 Ser femenina:
1.9.8.1 Ser coqueta:
1.9.9 Ser extrovertida y picara:
1.9.10 Ser inteligente:
1.9.10.1 Ser inteligente emocionalmente:
1.9.11 Ser Comprometida:
1.9.11.1 Estar comprometida con la vida, el mundo y con la sociedad
desde que nacemos:
1.9.11.2 Estar comprometida con los hijos y los seres queridos:
1.9.12 Estar conectada:
1.9.12.1 Estar conectada con otros:
1.9.12.2 Estar conectada con la vida:
1.9.12.3 Estar conectada con los sentimientos:
1.9.13 Ser perseverante:
1.9.14 Ser valientes, fuertes, batalladoras y luchadoras:
1.9.15 Tener Fé:

1.10 Roles de ser Mujer:

1.10.1 Vinculados a sus relaciones:


1.10.1.1 Ser Esposa:
1.10.1.1.1Ser divorciada conlleva a ser la cabeza de la casa:
1.10.1.2 Ser Madre:
1.10.1.2.1Ser buena madre:
1.10.1.3 Ser protectora:
1.10.1.3.1Cuidar a la familia:
1.10.1.3.2Cuidar y ayudar a personas ajenas a la familia:

1.11 Sentimientos y emociones vinculados con el ser mujer:

1.11.1 Todos, hay muchos sentimientos y emociones:


1.11.1.1 Las emociones y sentimientos no dependen de si eres
mujer o hombre, es el ser humano:
1.11.2 Amor:

140
1.11.2.1 Amor por la Pareja:
1.11.2.2 Amor por los hijos:
1.11.2.3 Amor a la sociedad:
1.11.2.4 Amor a los ancianos:
1.11.2.5 Amor a todo lo que está a nuestro alrededor:
1.11.3 Felicidad:
1.11.4 Alegría:
1.11.5 Cariño:
1.11.6 Pasión:
1.11.7 Melancolía:
1.11.8 Nostalgia:
1.11.9 Tristeza:
1.11.10 Rechazo:
1.11.11 Dolor:
1.11.12 Odio:
1.11.13 Rabia:
1.11.14 Frustración:
1.11.15 Sentimiento de injusticia:
1.11.16 Rencor:
1.11.17 Culpa:

1.12 La mujer en relación al Hombre:

1.12.1 La mujer se parece al hombre:


1.12.1.1 Uno puede sentir exactamente lo mismo que un hombre:
1.12.1.2 Yo hago prácticamente todo lo que hace un hombre:
1.12.1.3 He conocido hombres tan parecidos que no sé si me
pueden definir como mujer:
1.12.1.4 No veo que me diferencia a mí de un hombre aparte de la
parte física y ser madre:

1.12.2 La mujer se diferencia del hombre:


1.12.2.1 En la parte física:
1.12.2.2 En la forma de razonar:
1.12.2.3 En lo emocional:
1.12.2.4 Al tener cualidades que no tienen los hombres:
1.12.2.4.1Al poder ser madre:
1.12.2.4.2Las mujeres pueden aprenden más fácilmente que los
hombres:
1.12.2.5 Pueden comportarse diferente:
1.12.2.5.1Pueden sonreír:
1.12.2.5.2Pueden prestarle atención y hacer varias cosas al
mismo tiempo, los hombres no:
1.12.2.5.2.1 Simplemente es una cualidad que tengo, que
puedo hacer, pero eso no me define como mujer:

141
1.12.2.5.3La mujer es mas compasiva que el hombre:
1.12.2.5.4La mujer tiene mayor instinto maternales y de
protección, de ayudar, de dar:

II. LA CULPA

2. Definición de la Culpa:

2.1 La culpa es un sentimiento:


2.1.1 No es un sentimiento nutritivo, no es positivo:
2.1.1.1 La culpa es negativa, es desagradable, no te deja estar bien
contigo:
2.1.1.2 La culpa es un sentimiento oscuro, muy malo y feo:
2.1.1.2.1 La culpa es un sentimiento que te puede hacer caer o
levantarte, dependiendo de cómo lo afrontes:
2.1.2 “La culpa es un monstruo de mil cabezas…”:
2.1.3 “La culpa es como un impasse con la vida…”:
2.1.4 La culpa es como tener la conciencia sucia:
2.1.5 La culpa es como tener la conciencia sucia:
2.1.6 “La culpa es la suma de ese problema que no pude resolver…:
2.1.7 La culpa es un veneno que te la inoculan en el cuerpo:
2.1.7.1 “La culpa paraliza”:

2.2 Importancia de la Culpa


2.2.1 “La culpa existe porque somos humanos y tenemos corazón,
sentimos y padecemos”:
2.2.2 La culpa es un mecanismo de autoevaluación, que te puede llevar
a mejorar:
2.2.2.1 La culpa es un mecanismo de alerta para evaluar si hay
algo que no estamos manejando bien:

2.3 Culpa Culturalmente asociada a la condición de Ser Mujer:

2.3.1.1 La culpa en la mujer es netamente cultural:


2.3.2 Culpa instaurada a través de la formación, los principios y lo que
la sociedad espera de ti:
2.3.2.1 “Desde el momento en que uno nace mujer está vinculada a
la culpa”:
2.3.3 La culpa como forma de manipulación de la religión… de la
sociedad… de las madres, etc:

142
2.3.3.1 La culpa contribuye a la formación de tabúes en las
mujeres:
2.3.3.2 Genera complejo a aquellas mujeres que no querían tener
hijos o no se sentían identificadas con casarse, porque eso es
lo que la sociedad esperaba de ti:
2.3.3.2.1 En la actualidad ha ido desapareciendo la culpa
asociada a la mujer que elije desarrollarse
profesionalmente, antes que quedarse en el hogar
únicamente:
2.3.4 Desigualdad cultural:
2.3.4.1 El hombre goza de muchas más libertades:
2.3.4.2 “La culpa del hombre no es tan cultural como la de la
mujer.”:
2.3.4.2.1 La cultura de los europeos hay mas igualdad de género,
entonces la culpa es menor:
2.3.5 Todos sentimos culpa:
2.3.5.1 Culpa no asociada a la condición de ser mujer:

2.4 Situaciones en que las mujeres se siente culpables:

2.4.1 “La culpa es algo que tiene cada quien por distintas razones”:
2.4.1.1 Culpa en la mujer vinculada a la sexualidad:
2.4.1.1.1 El desarrollo de la sexualidad vinculado al sentimiento
de culpa:
2.4.2 Culpa vinculada a la religión:
2.4.3 Culpa en la mujer vinculada a las relaciones interpersonales:
2.4.3.1 Culpa en la Mujer vinculada a la Familia:
2.4.3.1.1 Culpa porque no le dedicas suficiente tiempo a tu
familia:
2.4.3.1.2 Culpa en la Mujer vinculada al mal manejo en las
relaciones familiares:
2.4.3.2 Culpa en la Mujer vinculada a la Pareja:
2.4.3.2.1 Culpa en la Mujer vinculada a la rupturas, divorcios o
separaciones:
2.4.4 Culpa en la Mujer vinculada al Rol de Madre:
2.4.4.1.1 Porque compartí la crianza de mi hija con mi madre:
2.4.4.1.2 Culpa en la Mujer vinculada a los hijos:
2.4.5 Culpa vinculada a los Valores:
2.4.6 Culpa vinculada a la responsabilidad:
2.4.6.1 De cosas que haces:
2.4.6.2 De cosas que no haces:
2.4.6.2.1 No atender apropiadamente una circunstancia,
obstáculo o inconveniente, me ha hecho sentir culpa:
2.4.7 Culpa vinculada al fracaso o al cometer un error:
2.4.7.1 Culpa cuando mentimos:

143
2.4.8 Culpa vinculada a la imposición de estándares:
2.4.8.1 Imposición de estándares: Lo que yo espero de mi
2.4.8.1.1 Culpa en la mujer porque cree que tiene que hacerlo
todo y hacerlo todo perfecto:
2.4.8.2 Imposición de estándares: Lo que los demás esperan de mi
2.4.8.3 Culpa vinculada a las imposiciones sociales en las
generaciones anteriores:
2.4.8.4 Culpa vinculada a las imposiciones sociales en las
generaciones actuales:
2.4.8.4.1 “Si sentimos culpa es por una limitación que tenemos”:
2.4.8.4.1.1 Culpa en la mujer si gana más que su marido:
2.4.8.5 Culpa vinculada a las emociones:
2.4.8.5.1 Vinculo la culpa con la rabia y la ira:
2.4.8.5.2 “Manejar una situación desde la rabia, la ira, me ha
producido sentimiento de culpabilidad”:
2.4.8.5.3 Vinculo la culpa con la desesperación:
2.4.9 Lo más difícil de vivir la Culpa es…:
2.4.9.1 No saber… cuanto hice mal, cuanto es de otros y como
solucionarlo:
2.4.9.1.1 No saber exactamente cuánto tú hiciste mal y cuanto es
de otros:
2.4.9.1.2 “No saber cómo solucionar, como afrontar lo que
sucedió”:
2.4.9.2 Es llevar esa culpa a cuestas y no poder deslastrarse de
eso:
2.4.9.3 Sobrellevarla sin expresarla:
2.4.9.4 Enfrentarla, resolverla, superarla y darme cuenta que no fue
mi culpa:
2.4.9.4.1 Enfrentarla y decir hasta aquí:
2.4.9.4.2 Resolverla, hacer lo que no hice apropiadamente y
mejorarlo:
2.4.9.4.3 Superarla y darte cuenta que no fue tu culpa:
2.4.9.4.3.1 Darme cuenta que no eres responsable de las
decisiones que toman las personas…:
2.4.10 No me siento culpable:

2.5 Emociones y sentimientos vinculados a la Culpa

2.5.1 Nostalgia:
2.5.2 Tristeza:
2.5.3 Molestia, Rabia o Ira, Odio, Rencor:
2.5.4 Impotencia:
2.5.5 Frustración:
2.5.5.1 “Queda como un asunto no resuelto ahí, que genera
frustración”:

144
2.5.6 Miedos:
2.5.7 Confusión:
2.5.8 La culpa genera inconformidad:
2.5.9 Decepción:
2.5.10 Desesperación:
2.5.11 Sensación de no ser asertivo, de no haberlo hecho bien:
2.5.12 Arrepentimiento:
2.5.13 La culpa puede generar sentimientos más profundos y dañinos:
2.5.14 Muchos sentimientos:

2.6 Estrategias de Afrontamiento de la Culpa: (Pasos/Etapas)

2.6.1 Trato de no sentir culpa:


2.6.2 Trato de no quedarme en la culpa:
2.6.2.1 “Quedarme en la culpa es un impedimento para volverme a
conectar con el otro”:
2.6.2.2 Es dañino quedarse en la culpa:
2.6.3 Trato de examinarme y determinar que me lleva a sentir culpa:
2.6.3.1 “Examinarse es duro”:
2.6.4 “Trato de vencerla”:
2.6.4.1 Buscando la manera de cómo las puedo hacer mejor, una
solución:
2.6.4.2 Tomando acciones al respecto:
2.6.4.3 Hacer cosas para reparar el daño:
2.6.4.4 Trato de solucionarlos y verlos de la mejor manera posible:
2.6.4.5 Verle el lado positivo a las cosas:
2.6.4.5.1 Pensamientos Positivos, Ser Positivo:
2.6.4.6 Transformar la culpa:
2.6.4.7 Con fuerza o fortaleza, con Fé:
2.6.4.8 Asumiendo mi Responsabilidad:
2.6.4.9 Hablando, conversando:
2.6.4.10 Riendo:
2.6.4.11 Sobrellevándola:
2.6.4.12 Haciendo diversas actividades para evadir:
2.6.4.13 Tratando de olvidar, dejándolo atrás:
2.6.4.14 No tengo una estrategia como tal:
2.6.5 La Culpa la resolví en terapia:
2.6.6 Liberación de la Culpa:

2.7 Emociones y Sentimientos asociados con la Liberación de la Culpa:

2.7.1 Paz:
2.7.2 Tranquilidad:
2.7.3 Realización:

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2.8 La Culpa en la Mujer es diferente a la Culpa en el Hombre:

2.8.1 Los hombres y mujeres experimentan la culpa en asuntos distintos


de la vida:
2.8.1.1 El hombre maneja las situaciones de distinta manera:
2.8.1.2 El mal manejo de otras situaciones lo llevan a él a sentir
culpa:
2.8.1.3 El hombre siente culpa por no sentirse capaz, de resolver
asuntos que se le presentan en la vida:
2.8.2 No creo que los hombres y las mujeres que experimentemos la
culpa de la misma manera:
2.8.2.1 Los hombres afrontan la culpa… creo que evadiéndolo:
2.8.2.2 Para los hombres es más fácil decir que no es
responsabilidad de ellos:
2.8.2.3 Para los hombres es más fácil dejar de hacer algo y
sentirse igual bien:
2.8.2.4 Para el hombre es más fácil no sentir culpa:

III. Opiniones acerca del tema de la entrevista:

III.1 Opinión acerca del tema:

III.1.A Interesante:
III.1.B Me ha puesto a pensar: “Hay que ponerse en contacto con esas
cosas…”:
III.1.C Mucha gente debería leer con respecto a eso:
III.1.D Por lo menos uno expresa algo:
III.1.E Las Mujeres somos las llamadas a cambiar esto:

III.2 ¿Cómo te has sentido durante la entrevista?:

III.2.A Un poquito intimidada:


III.2.B Cómoda y tranquila:
III.2.C Bien y extraña:
III.2.D Confundida:
III.2.E No muy bien:

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