Está en la página 1de 6

INTRODUCCIÓN

Tras esta breve exposición de lo acontecido en la zona sur de la Península Ibérica ,


situaré el inicio de este interesante proceso, de forma breve y general, en la creación de nuevos
señoríos durante los reinados de los tres primeros Austrias (Carlos I, Felipe II y Felipe III).
Si bien durante el siglo XVI, tanto Carlos I como Felipe II, solo vendieron lugares
eclesiásticos, en el siglo XVII se enajenaron bienes de realengo. Según Antonio Domínguez
Ortiz, tanto Carlos I como Felipe II fueron los primeros monarcas desamortizadores, siempre de
acuerdo con los pontífices que concedieron bulas autorizando la venta de lugares de obispados,
monasterios y Órdenes Militares.1
Aunque durante el reinado de Felipe III, disminuye en número de ventas, solo se
vendieron algunas villas realengas a cortesanos, será durante el reinado de Felipe IV (1621-
1665) cuando aumente considerablemente, como parte de una política más amplia, que tenía la
finalidad de incrementar los recursos de la Real Hacienda por medio de la venta de cargos,
oficios, mercedes y jurisdicciones. Este fenómeno no sólo se dio en España, sino también en
otros países como Francia, donde alcanzó mayores cotas. Este fenómeno tenía dos ventajas
básicas para la Corona a la hora de arbitrar ingresos: la primera; suscitaban menores resistencias
que los impuestos de carácter general; y segunda, si las Cortes se mostraban reacias, el rey
podía alegar que se trataba de regalías, es decir, un derecho inherente a la Corona. Aun así,
Felipe IV siempre buscó contar con el apoyo de las Cortes.
La primera noticia respecto a la venta de vasallos de realengo aparece fechada en abril
de 1625, se trata de una consulta al Real Consejo de Hacienda, avisando al soberano la
necesidad de contar con el apoyo de las Cortes para llevar a cabo dicho proceso.
Hasta 1640, Felipe IV obtuvo autorización para vender más de 40.000 vasallos, a los
que habría que sumar los que vendió sin autorización expresa. Durante 1652 se vendieron doce
pueblos, aunque durante los años posteriores las ventas decrecen, se llegan a catorce durante
1658. Durante los últimos años de su reinado las ventas fueron esporádicas. 2 Tras las protestas
efectuadas por el reino ante las continuas enajenaciones, y el ajuste de las hechas hasta aquel
momento, según Antonio Domínguez Ortiz, se vendieron unos 53.000 vasallos, que, aplicando
el coeficiente de 4,5, sumarían unos 230.000 habitantes.
Aunque no todas estas ventas dieron lugar a señoríos y hubo villas que se compraron a
sí mismas, no parece que el número de población que cambió su status jurídico fuere elevado en
comparación con la población total de Castilla. Sí lo fue en aquellas comarcas preferidas por
los compradores, especialmente en el Valle del Guadalquivir, y en la zona de interior próxima a
la Corte.
Como causa fundamental de este proceso, podemos situar la debilidad de las arcas de la
Corona que entra en fase de decadencia. Por una lado, la Guerra de los Treinta Años (1618-
1648) supuso un esfuerzo económico para una hacienda que era imposible mantener: En
primer lugar, los ingresos americanos disminuían desde finales del siglo XVI, el sistema
de flota de Indias se hallaba bajo presión constante de piratas y corsarios de Inglaterra y
Holanda; en segundo lugar, la crisis hizo disminuir el cobro de impuestos de la Corona
de Castilla, que a pesar de ello siguió concediendo fondos difíciles de cobrar; en tercer

1
Antonio Domínguez Ortiz: Ventas y exenciones de lugares durante el reinado de Felipe IV en Anuario de
Historia del Derecho Español. Año 1964. Pag.164
2
Antonio Domínguez Ortiz: Ventas y exenciones de lugares durante el reinado de Felipe IV en Anuario de
Historia del Derecho Español. Año 1964. Pag.170
lugar, y ante la falta de otros recursos, se produjo la venta de jurisdicciones (señoríos),
este fenómeno condujo a un proceso de refeudalización y a la disminución del poder
real; en cuarto lugar, el fracaso de la política monetaria, con la devaluación de la
moneda de vellón. Por otro lado, no se puede olvidar el factor demográfico, explicarlo
En estas circunstancias, el realengo hasta los dos primeros tercios del siglo XVII se
redujo por la constante venta de señoríos. Estas propiedades emergentes mayoritariamente
las acapararon estratos inferiores que fueron escalando socialmente hasta al menos mediados
del siglo XVII. El malestar y revuelo por las composiciones de baldíos y realengos supuso que
en 1642 cesasen y, en algunos casos, se clarificasen las estructuras de propiedad y uso.
1.- PLEITO DE LA VENTA DE LA VILLA DE GERENA.

a) Introduccón

El comienzo de este proceso puede situarse en la visita del rey Felipe IV a Andalucía en
1624. El monarca parte de Madrid el 8 de febrero de 1624. A pesar de que las causas del
mismo aparecen en ningún documento, el viaje si parecía tener algunos objetivos: por un lado,
conocer los dominios del rey; por otro; conocer el estado de la economía ya que la Corona se
encontraba en graves problemas financieros; y por último, y quizás el motivo más importante,
el afianzamiento del nuevo valido, D. Gaspar de Guzmán, el Conde-Duque de Olivares. 3

Tras atravesar Sierra Morena, entra en Andalucía por Santiesteban del Puerto, llega a
Córdoba el 22 de febrero de 1624 acompañado por su hermano, el infante D. Carlos; y de allí
parte hacia Sevilla el día 27, y tras una breve parada en Écija, donde realiza su entrada el
jueves, 29 de febrero por la Puerta de la Macarena acompañado de un numeroso séquito 4 y
recibido con grandes fastos festivos y religiosos(fig.2).

La noche del 13 de marzo, Felipe IV partía de Sevilla hacia el Coto de Doñana a través
de las tierras del Marqués de Medina Sidonia. Desde Doñana, el monarca bordearía la costa
hasta llegar a Málaga y Granada, y, desde ahí emprender el regreso hasta Madrid en abril de
1624 pasando por Baeza y Jaén.5

Fig.1 Aproximación de la ruta de Felipe IV hasta Sevilla

3
“Festejando al Rey y encumbrando al Conde Duque”. El viaje de Felipe IV a Andalucía (1624). Revista
Anahgramas. Número III. Pág. 230-271.
4
APS, Oficio XIX, año 1624, leg. 12773. Portada del registro XI.
5
Festejando al Rey y encumbrando al Conde Duque”. El viaje de Felipe IV a Andalucía (1624). Revista
Anahgramas. Número III. Pág. 230-271.
Fig.2 Personas que acompañaron a Felipe IV en su viaje a Sevilla. 1624

Procedo a la trascripción literal de la escritura.


El inicio de este proceso, al final del cual Gerena pierde su condición de realengo, se
inicia en 1627, cuando el Concejo de Sevilla la compra por 1.187.500 maravedíes. No obstante,
la reacción del pueblo, apoyada por una cédula real, hace que la venta quede paralizada y,
además, anulado el acuerdo de venta del Concejo, por entender el pueblo que los representantes
de Sevilla habían coaccionado a los vecinos.
El documento que hace referencia a esta primera parte, es la solicitud popular de
anulación de cabildo y autorización real para celebrar uno nuevo. Es un documento firmado por
orden de Felipe IV,

Poco después del viaje citado anteriormente, y ante las ya citadas también necesidades
económicas de la corona, se produce la compra-venta de los oficios de trasmisión y tolerancia
de la villa de Gerena. Según el documento, el acto tiene lugar en la villa de Madrid, el 27 de
Febrero de 1640, ante Juan de Riebaras, secretario del Rey y oficial mayor en la Secretaría
Oficial de Hacienda, ante quien por su real mandato se otorgaron las escrituras. Como testigos,
se hallaban el contador , Andrés de Olibares, residente en la Corte, en nombre del padre Fray
Pedro de Jesús, de la Orden de los Descalzos de la Santísima Trinidad y como albacea y
ejecutor testamentario de Fray Diego de la Madre de Dios, religioso de la misma orden, cuyo
nombre anterior a ingresar en el monacato era D. Diego de Corcuera, cuyas dispocisiones
testamentarias fueron realizadas antes Andrés Mejías, escribano público de Sevilla; Juan de
Asiayn Ugalde,tesorero de la Casa de la Moneda de Sevilla; Dª María Vázquez de Arce, viuda
del Contador Antonio de Aloysa, vecina de la collación de Santa Catalina, Sevilla; y de Fray
Francisco de la Madre de Dios, que actuaba en nombre y como procurdor del convento y en
virtud del poder de dicho convento de la Orden de la Santísima Trinidad como dueños de la
Villa de Gerena y su jurisdicción, que antes lo eran de Dª Rufina de Sandoval ( por remate que
de ellas se les hizo por la justicia de la dicha ciudad de Sevilla, como acreedores a los bienes de
la ciudad, y de que tienen tomada la posesión y amparo, y en virtud del poder que todos los
susodichos otorgaron al dicho contador, Andrés de Olibares, en la dicha ciudad de Sevilla en
28/XI/1639 ante Juan García, escribano público della, que originalmente qued en la secretaría
de la Real Hacienda.
Y dicho que por cuanto en conformidad de la facultad que su majestad concedo al señor
Licenciado D. Francisco Antonio de Alarcón, caballero de la Orden de Santiago de su Consejo y
Cámara, por su real cédula de 4/I/1635 para la venta de las jurisdicciones que usan los lugares
de señoríos por permisión o tolerancia, que después por ausencia de éste, a D. Luis de Paredes,
del dicho Consejo por escritura, en 30/XI/1639 otorgando escritura con D. Juan Suarez de
Aguilar, agente de negocios en esta corte, en nombre de D. Pedro Carrillo, de la Orden de
Santiago, y D. Luis de Medina, caballero de la Orden de Calatrava, ambos hermanos, vecinos de
la ciudad de Sevilla, y regidores de la dicha villa de Gerena, que, otorgan poderes en su nombre
y en el de la villa de Gerena ante D. Rodrigo de Abreu, escribano público de la ciudad de
Sevilla, el 13/IX/1639, para comprar en calidad de propios de la villa, la jurisdicción y
nombramientos de los oficios de justicia y gobiernos que en la villa de Gerena ha habido y hay
de permisión o tolerancia., que se entiende, pudiendo nombrar el 1 de Enero de cada año nuevo,
o cuando quisiere, dos alcaldes ordinarios con jurisdicción de primera instncia privativa en lo
civil, y en cuanto a lo criminal escribir, sustanciar, prender y remitir al alcalde mayor que pone
el señor, que es lo mismo que hacía la dicha villa, y cuando era jurisdicción de la ciudad de
Sevilla. Asimismo ( se nombraran) dos alcaldes de la hermandad, sus regidores, procurador
general, alguacil mayor y otro ordinario, mayordomo de propios y depositario del depósito,
receptores de bulas y alcabalas, pechos y sisas, alcaide mayor de la carcer real y de la
hermandad, escribano de las entradas y procurador de pobres, juez de heredades, apreciadores
de daños, cuadrilleros y gurdas del campo mayores y menores, porteros del ayuntamiento y
otros porteros emplazadores, padres de menores fiel ejecutor con voz y voto de las carnicerías y
medidores de tierras y de aceite, vino, trigo, cebada y demás semillas sin que en la dicha villa y
si jurisdicción pudiese entrar ninguna persona “ a hacerlo” ninguna persona forastera aceptada
por la villa, corregidors de lonja y orejas con su derecho ordinario, escribano público del
concejo cabildo y de venta, Hermandad, y de la justicia caso que este género de escribano no
estén vendidos, por que estándolo no entraba en la dicha venta y si no lo estuvieren habén de
comprender (aparecer) en dicha escritura, con la misión de ajustar y sellar todas las medidas y
balanzas de barro, madera y hojalata y otros géneros y cuanto otros oficios de cualquier calidad,
género e nombre que fuesen que en la dicha villa hubiere habido o hubiere costumbre nombrar y
ejercer, aunque en la dicha escritura no fuesen nombrados ni especificados o comprendidos en
la dicha venta, con que en cuanto a los de voz y voto en el cabildo y ayuntamiento de la dicha
villa de Gerena se entiende hubiere de hacer al señor de la de la dicha valía, que en una
prepocisión de personas dobladas, para que eligiese lo que le pareciese según de hacer cuando
era la dicha villa.
Cada uno de los oficios de personas que para ello fuesen nombradas

También podría gustarte