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La civilización del amor

Está relacionada íntimamente con el principio de “participación “. De este modo el aporte de la


doctrina social de la iglesia es el que hace que el lector conozca esta tradición como compromiso
por lo civil, no solo por lo religioso, significa preocuparse de las cosas del mundo, conocer y
dejarse moldear por esta tradición. Justamente por el esfuerzo que se hace al hacer dialogar el
evangelio y la vida de la iglesia, con la vida y desafíos de las sociedades.

De esta manera la iglesia aporta al discernimiento y prudencia política, a que este no sea un
discernimiento individual, se trata de un hecho en iglesia y desde ella insertando nuestra propia
opinión en su misión por el bien de este mundo.

La caridad entendida como el motor del amor, les da un verdadero sentido a las relaciones
humanas. Por que de una o otra manera por medio del amor el hombre le esta devolviendo a dios,
lo que el mismo le entrego desde el inicio, al crearlo a su imagen y semejanza. Demostrando así su
propio amor mandando a su propio hijo para la salvación y perdón de los pecados del hombre.

La civilización de la justicia

Recordemos que la justicia, como virtud humana, actúa como arbitro o mediadora de los
conflictos sociales, en definitiva, todas las actividades están orientadas a construir al progreso del
país y la familia humana, el compromiso de todos para con todos.

Por su parte debemos recordar que el hombre desde su creación fue hecho para relacionarse con
otros, para poder compartir y complementarse. Desde donde recibe su dignidad por ser imagen y
semejanza de dios, así de a poco nos acercamos a la mirada de una civilización social justa. Desde
esta mirada el mandato dado por Jesús a sus seguidores, afirma que “la ley fundamental de la
perfección humana, por tanto, de la transformación del mundo es la ley del amor”.

Donde cada uno tiene un rol fundamental que jugar a la hora de encontrase con las distintas
realidades sociales, porque el cristianismo, como seguidor de Jesucristo, no puede quedar
indiferente ante estas situaciones de injusticias y se abre, entonces el camino de la solidaridad y la
justicia, guiados por la esperanza de la construcción de una sociedad más justa.

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