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1-Vida y Obra de Jesus
1-Vida y Obra de Jesus
INTRODUCCION
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VIDA DE JESÚS DE NAZARET
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Cuando José descubrió que María estaba embarazada antes de celebrar
su matrimonio, decidió romper el compromiso discretamente.
En un sueño, un ángel le avisó de que el niño era de Dios, por lo que
debía seguir adelante con el matrimonio.
Cuando Jesús contaba con dos años, aproximadamente, a José se le
apareció de nuevo un ángel para advertirle de la exterminación de
todos los niños de Belén menores de dos años que Herodes iba a llevar
a cabo.
José y su familia escaparon a Egipto.
Después de la muerte de Heredes, el ángel informó a José de que
podían volver, y la familia se instaló en la ciudad galilea de Nazaret.
Los Evangelios proporcionan muy poca información sobre la infancia y
la juventud de Jesús.
El Evangelio según san Lucas cuenta que un hombre honrado llamado
Simeón y una profetisa llamada Ana lo reconocieron como el Mesías.
En el mismo capítulo leemos que Jesús crecía «lleno de sabiduría»
(Lucas, 2, 40) y que, cuando tenía 12 años, los doctores religiosos de
Jerusalén «quedaron pasmados de su sabiduría y de sus respuestas»
(Lucas, 2, 47) cuando Jesús se encontró con ellos durante una fiesta de
Pascua.
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Jesús no escribió nada durante su vida que haya perdurado, y estamos
forzados a confiar sólo en los Evangelios de San Mateo, San Lucas y
San Juan, todos escritos algunos años después, cuando la conmoción se
había calmado, entre los años 65 y 125 d.C.
Estos, desafortunadamente, no pueden ser considerados estrictamente
biográficos en su contenido, ya que su mensaje se convirtió en más
importante que el hombre para los escritores.
Y hay alguna evidencia de que ellos tomaron el ejemplo de su maestro,
quien, en un pasaje del Evangelio de Marcos, les aconseja ceno contar
nada sobre mí».
Lo que permite suponer que Jesús estaba más interesado en crear una
imagen espiritual que física.
BAUTISMO Y AYUNO DE JESUS
Como muchos otros judíos, él cayó bajo la influencia de Juan Bautista,
un asceta de mirada penetrante que recorrió las tierras de Galilea y las
riberas del río Jordán, predicando el próximo Juicio Final y la
necesidad de arrepentirse antes de que ese día llegara.
En el año 28 d.C., Jesús dejó la tranquila vida de Nazareth y se
encontró con las multitudes que se habían reunido en el Jordán para
ver a Juan.
Allí recibió de él el bautismo y cuando salió del agua, vivió una
experiencia religiosa profunda en la que escuchó la voz de Dios
proclamándolo Su Hijo (Marcos 1:9-11).
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misericordia de Dios. Una o dos veces en su vida, pareció aceptar el
infierno eterno para los no creyentes, pero estos ejemplos son raros.
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después de traicionar a Jesús), y a otras personas en diferentes
ocasiones antes de su ascensión a los cielos.
La veracidad de estos hechos es objeto de debate entre estudiosos de
todos los puntos del espectro teológico.
Lo que resulta innegable es que todas estas personas creían que lo que
habían visto no era un espíritu o alguien que hubiese resucitado en la
tumba, sino al verdadero Señor resucitado.
En un principio, incluso los discípulos se mostraban escépticos.
Sin embargo, si no hubiesen creído realmente lo que habían visto con
sus ojos, escuchado con sus oídos y tocado con sus manos, no habrían
arriesgado sus vidas para propagar el mensaje evangélico, sobre todo
entre sus hostiles contemporáneos, que podían discutir sus palabras.
La orden para la evangelización, conocida como «Gran Misión», la
recibieron los discípulos de Jesús inmediatamente antes de su
ascensión: «Id, pues, adoctrinad a todos los pueblos, bautizadlos en el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Y enseñadles a observar todas las cosas que yo os he mandado. Y estad
ciertos que yo estaré continuamente con vosotros hasta la consumación
de los siglos» (Mateo, 28, 18b-20).
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LA OBRA DE JESUS
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La hija de la cananea .(Mt. 15:21-28, Mc. 7:24-30): Fue un milagro
llevado a cabo en la región de Tiro y de Sidón, por petición y gracia a la
fe de la madre de la víctima.
El niño epiléptico (Mt. 17:14-21, Mc. 9:14-29, Lc. 9:37-43): Los
discípulos que acompañaban a Jesús no pudieron curar al niño porque
tenían falta de fe.
El de la sinagoga en Cafarnaúm (Mc. 1:21-28, Lc. 4:31-37): Fue sanado
en los días de reposo,
María Magdalena (Lc. 8:1-3): De la cual salieron 7 demonios. También
sanó a otras muchachas, entre ellas: Juana, mujer de Chuza intendente
de Herodes, y Susana.
Cinco curaciones de paralíticos
En un cuadro de Gabriel von Max, representación de Jesús sanando a
un niño (Imposición de manos).
El criado del centurión en Cafarnaúm (Mt. 8:5-13, Lc. 7:1-10): Fue
curado a distancia por petición y gracias a la fe del centurión. No está
claro si el relatado en el Evangelio de Juan es el mismo milagro, ya que
el beneficiario es en este caso el hijo de un cortesano, aunque los
detalles de la narración son idénticos.
Un paralítico de Cafarnaúm (Mt. 9:1-8, Mr. 2:1-12, Lc. 5:17-26): quien
estaba postrado, y también le fueron perdonados sus pecados. Los
escribas acusaron a Jesús de blasfemo.
El hombre de la mano seca (Mt. 12:9-14, Mc. 3:1-6, Lc. 6:6-11): debido
a este milagro los fariseos se enfurecieron y murmuraban planeando la
destrucción de Jesús.
La mujer en la sinagoga que estaba encorvada y no podía enderezarse
(Lc. 13:10-17): esta curación tuvo lugar también en sábado y en una
sinagoga, por lo cual Jesús fue criticado.
El de Jerusalén (Jn. 5:1-18): este hombre llevaba treinta y ocho años
enfermo y fue sanado un sábado en un estanque llamado Betesda en
hebreo.
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Cuatro curaciones de ciegos
Los dos ciegos de Cafarnaúm (Mt.9:27-31).
Bartimeo, el de Jericó (Mt. 20:29-34, Mc. 10:46-52, Lc. 18:35-43,
también encontrado en el Corán): Él le suplicó misericordia y Jesús le
dijo que fue salvado gracias a su fe.
El de Betsaida (Mc. 8:22-26): A quien sanó poniéndole saliva en los
ojos e imponiéndole las manos.
El ciego de nacimiento (Jn. 9:1-41): Jesús lo sanó restregando lodo
hecho con su propia saliva en los ojos del ciego, a quien luego mandó
lavarse en la piscina de Siloé ("enviado").
Dos curaciones de leprosos
De un leproso de Galilea (Mt. 8:1-4, Mc. 1:40-45, Lc. 5:12-16, también
encontrado en el Evangelio Egerton y en el Corán): fue curado al ser
tocado por la mano de Jesús.
De diez leprosos (Lc. 17:11-19): iban camino a Jerusalén y Jesús los
curó con el poder de su palabra.
Otras seis curaciones
Jesús y la suegra de Pedro, escena de la abadesa Hitda de Meschede
La fiebre de la suegra de Pedro (Mt. 8:14-15, Mc. 1:29-31, Lc. 4:38-39):
fue sanada en su casa en Cafarnaúm, al ser tomada por la mano de
Jesús.
La mujer con flujo de sangre (Mt. 9:20-22, Mc. 5:25-34, Lc. 8:41-48):
quien se sanó al tocar el manto de Jesús.
Un sordomudo en la Decápolis (Mc. 7:31-37): a quien sanó metiéndole
los dedos en los oídos, escupiendo, tocándole la lengua y diciendo:
"Effatá", que significa "ábrete".
El hidrópico (Lc. 14:1-6): Esta curación fue hecha un sábado en la casa
de uno de los principales fariseos.
La oreja de Malco (Lc. 22:50-51): quien fue herido por un discípulo de
Jesús, a quien Jesús reprendió por ello.
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El hijo del alto oficial del rey (Jn. 4:46-54): Jesús y el oficial se
encontraban en Caná, y el niño que moría se encontraba en Cafarnaún.
Curaciones hechas de modo genérico
Además de las ya mencionadas curaciones, hay pasajes que hacen
referencia a ocasiones en que Jesús curó de modo genérico diversas
enfermedades. Se mencionan cinco a continuación:
Recorriendo Galilea (Mt. 4:23-25, Lc. 16:17-19).
Al ponerse el sol (Mt. 8:16-17, Mr. 1:32-34, Lc. 4:40-41).
Junto al mar de Galilea (Mt. 15:29-31).
En el Templo (Mt. 21:14-15).
Cuando se retira al mar con sus discípulos (Mc 3:7-12).
Diez milagros sobre la naturaleza
La multiplicación de los panes. Retablo de 1870, Iglesia de la natividad
de María, Ravensburg, Alemania
Jesús obró también, según los evangelios, diez prodigios de tipo
natural, en los que se pone de manifiesto la obediencia de las fuerzas
naturales a su autoridad.
La tempestad calmada (Mt. 8:23-27, Mr. 4:35-41, Lc 8:22-25): Sucede
en el Mar de Galilea. Jesús les dice a sus discípulos hombres de poca fe,
ya que estos se atemorizan y piensan que perecerán.
Caminar sobre el agua (Mt. 14:22-27, Mr.6:45-52, Jn. 6:16-21): Los
discípulos creyeron ver un fantasma y dieron voces de miedo. Se
dirigían en una barca a Cafarnaún.
La primera multiplicación de los panes y los peces (Mt. 14:13-21, Mr.
6:30-44, Lc. 9:10-17, Jn. 6:1-14): Este es el único milagro que se
encuentra en los cuatro evangelios canónicos. Fue realizado en un
monte de Galilea, localizado en el desierto cerca del lago de Tiberíades.
La moneda en la boca del pez (Mt. 17:24-27): Jesús mandó a Pedro a
traer dinero de la boca del pez para pagar impuestos.
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Cuando secó la higuera (Mt. 21:18-22): Secó la higuera ordenándole
que nunca más tuviera fruto. Este milagro muestra la importancia y el
poder de la fe. Jesús afirma que con fe se pueden mover montañas.
La segunda multiplicación de los panes y los peces (Mr. 8:1-10): Fue
realizado en el desierto.
La pesca milagrosa (Lc. 5:1-11): Sucedió en el Lago Genesaret. Luego de
este, Simón Pedro, Jacobo y Juan se convirtieron en discípulos de
Jesús.
La Transfiguración de Jesús (Mt. 17:1-13, Mr. 9:2-13, Lc. 9:28-36).
La Transubstanciación del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de
Cristo (Mt. 26:26-29, Mr. 14:22-25, Lc. 22:19-20, 1ª de Corintios 11:23-
26, 1ª de Pedro 1:16-18).
Las Bodas de Caná (Jn. 2:1-12): Donde convirtió el agua en vino. De
acuerdo al Evangelio según San Juan, fue el primer signo realizado por
Jesús al inicio de su ministerio público, y fue efectuado a pedido de la
Virgen María, su madre.
Cuatro milagros sobre resurrección
La resurrección de Lázaro por Giotto di Bondone (siglo XIV).
Una niña de doce años de edad, hija de Jairo (Mr. 5:38-43, Lc. 8:49-
56): Jesús afirmó que la niña no estaba muerta, sino sólo dormida.
Lázaro, el de Betania (Jn. 11:38-44, también encontrado en el Corán):
quien ya llevaba cuatro días de estar muerto y estaba sepultado en una
cueva. (Ver La resurrección de Lázaro).
El hijo de la viuda de Naín (Lc. 7:11.17): Jesús se compadeció de la
viuda al verla llorar, tocó el féretro en el que llevaban al muchacho y le
ordenó que se levantara.
La Resurrección de Jesús (Mt. 28:1-10, Mr. 16:1-8, Lc. 24:1-12). Los
restantes milagros denominados vulgarmente "resurrecciones" son en
verdad "reanimaciones", es decir, un retorno a la vida anterior (la hija
de Jairo, el hijo de la viuda de Naí, y Lázaro). La resurrección de Jesús
representa el triunfo definitivo sobre la muerte, pues "una vez
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resucitado de entre los muertos, ya no muere más; desde ahora la
muerte ya no tiene poder sobre él" (Romanos 6:9). Para los cristianos,
la resurrección de Jesús es la que define su divinidad.
Milagros en los evangelios apócrifos
Resurrección del joven rico (fragmento del Evangelio secreto de
Marcos): Jesús le enseñó al joven los secretos del Reino de Dios.
Evangelio de la infancia de Tomás
Gorriones hechos con barro (parte II): Se lee que Jesús a los cinco años
de edad dio vida a doce gorriones hechos con barro un día sábado.
Resurrección del niño caído en una terraza (parte IX): Acusan a Jesús
de haber hecho caer al niño y Jesús lo resucita.
Resurrección del joven que cortaba leña (parte X): Murió desangrado al
cortase la planta del pie con el hacha, Jesús lo resucitó y las multitudes
se asombraron y le admiraban.
Jesús en la fuente (parte XI): Jesús tenía seis años de edad.
Multiplicación del grano de trigo (parte XII): Jesús tenía ocho años de
edad y alimentó a todos los pobres de la aldea al recolectar y moler la
siembra de un grano de trigo.
Milagro de las dos piezas de un lecho (parte XIII): Jesús ayuda a su
padre José con el encargo de hacer un lecho.
Jesús enferma y cura a su segundo maestro (partes XIV-XV): José le
llevó a este maestro, al que Jesús maldijo porque este le pegó en la
cabeza. Luego lo curó al oír el buen testimonio que decía su tercer
maestro sobre Él.
Cura a Jacobo de la mordedura de una víbora (parte XVI): La víbora lo
mordió en la mano, Jesús sopló sobre la herida y la víbora quedó
muerta.
Resurrección de un niño (parte XVII): Jesús le tomó del pecho y le
ordenó que reviviera. Era un niño de su vecindad.
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Resurrección de un hombre (parte XVIII): El hombré resucitó y le
adoró y la gente quedó impresionada.
CONCLUSION
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ANEXO
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