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Cuentos con engaños

PEDRO URDEMALES Y EL ÁRBOL DE LA PLATA


En los tiempos en que recién se había inventado el arroz con leche, hubo un pillo entre
los pillos -al que algunos llamaban Pedro Urdemales- que iba por el mundo ganándose el pan de
cada día a costa de los hombres de fortuna. Tal era su ingenio en el arte del engaño que cada
acaudalado caballero que con él se cruzaba acababa con los bolsillos irremediablemente vacíos.
Es que Pedro siempre lograba idear un nuevo truco para escamotearles algún dinero a los
señores más notables de la comarca, lo que hacía un poco por burlarse de ellos, y otro mucho
por burlar a la pobreza.

Cierto día en que descansaba a la sombra de un árbol a la orilla del camino, sacó de su
bolsillo la última moneda de oro que le quedaba. Contemplándola entonces con gesto
preocupado, la hizo girar en el aire una y otra vez, mientras pensaba para sí: “¿Monedita,
monedita de oro, qué haremos ahora, compañera de aventuras?”.

De pronto, Pedro levantó la vista y vio que las hojas del árbol, al moverse, reflejaban la
luz de la tarde. Una sonrisa ancha se dibujó en el rostro del joven, que sin pensarlo más se dirigió
al pueblo más cercano y cambió su moneda de oro por moneditas de menor valor. ¡Más de cien
monedas, recién acuñadas y tan nuevas que relucían como pequeños soles tintineantes!

Pedro volvió a todo correr al árbol al lado del camino con los bolsillos rebosantes de
monedas. Primero las lustró bien lustraditas para que brillaran aún más. Después, les hizo un
agujerito con un clavo, justo en el centro, y -pasándoles una hebra de hilo- las fue colgando una
por una de las ramas como si fueran frutas. Las moneditas relumbraban de tal modo a la luz del
sol que daba gusto verlas.

Satisfecho con la tarea, se recostó a la sombra del árbol y se puso a esperar con los ojos
fijos en el camino, como lo hubiera hecho un pescador que acabara de lanzar su anzuelo al río.

No transcurrió demasiado tiempo cuando apareció por el camino un jinete que, al divisar
desde lejos algo que brillaba, azuzó su caballo para acercarse a ver de qué se trataba. El viajero
se quedó con la boca abierta ante aquella maravilla, porque jamás había oído hablar de árboles
que diesen monedas de oro, y menos aún había visto uno.

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Cuentos con engaños
Pedro Urdemales vio venir al caballero y -reparando con ojo avizor en las finas prendas
que vestía y en el apero costoso que llevaba su caballo- se dijo: “Bien, un distinguido señor…
¡Este es mi día de suerte!”.

El caballero descubrió en ese momento que


había alguien recostado bajo su árbol de la fortuna, y
entonces le preguntó, como al pasar:
— Dígame, buen hombre, ¿qué arbolito es este,
que se ve tan raro y feo?
— ¿Cuál? ¿Este? -dijo Pedro con aire distraído-.
El árbol de la plata, le dicen por aquí. Todos
los años, para esta época, maduran las
monedas. ¡Fíjese qué lindas que vienen este
año! Ya están casi listas para cosechar…

— Mire -le respondió el caballero-. Yo tengo un jardín y me dedico a plantar en él todo tipo
de plantas raras. Véndame un brotecito para plantarlo. Le daría unos cien pesos.
— Caballero, ¿para qué lo voy a engañar? -contestó Urdemales, riéndose para sus
adentros-. Las ramitas de este árbol son muy delicadas, no se pueden plantar en otro
lugar.
— Véndame entonces el árbol entero; le daré hasta mil pesos por él.
— Pero, ¿me ha visto el señor cara de zonzo? ¿Cómo se figura que por mil pesos le voy a
dar un árbol que en un año solo me produce mucho más que eso?
— Bueno, no se enoje, puedo darle mil quinientos -insistió el caballero.
— Hombre, siga su camino y déjeme dormir tranquilo la siesta. Se ve que usted no tiene
idea de lo que vale este árbol -le contestó haciéndose el ofendido.

El hombre estaba cada vez más interesado en conseguir el árbol, tanto que -aunque era
muy avaro- siguió subiendo la oferta. Ofreció dos mil, después tres mil, cinco mil… Pero el
ingenioso joven rechazó todas las ofertas una tras otra, hasta que finalmente lo interrumpió
para decirle:
— No insista, señor. ¿Cómo se le ocurre que le voy a vender mi árbol? Ni aunque me diera
diez mil pesos, que es lo que este árbol me hace ganar cada año con las monedas que
le crecen.

El caballero, al escuchar esto, se desesperó aún más. ¡Ese árbol tenía que ser suyo! La
codicia se reflejaba en sus ojos con el mismo brillo de las monedas que bailoteaban en las ramas
movidas por el viento. Estaba acostumbrado a salirse siempre con la suya, y le costaba creer que
ese muchacho de apariencia rústica no estuviese interesado en su dinero. Y como no estaba
dispuesto a perder, ya bastante ofuscado, le dijo:
— ¡Le doy todo lo que traigo encima, veinte mil pesos! Todo sea por tener en mi jardín un
árbol tan raro y tan brillante.

Pedro Urdemales se quedó en silencio un momento, como dudando, y finalmente le


contestó:
— Bueno, se lo doy en veinte mil, pero lo hago solamente porque se ve que usted es un
amante de los árboles.

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Cuentos con engaños

Hecho el trato, cada cual partió por


su lado, convencido de haber sido el más
astuto. Pero pasó el tiempo, y el caballero se
cansó de esperar que su compra diera como
frutos más monedas que las que ya tenía
colgando.
Al descubrir el engaño, le dio tal
ataque de rabia que de su boca no dejaba de
salir una maldición tras otra contra el pillo
que lo había hecho caer en aquella trampa.
Mientras tanto, lejos de allí, Pedro
Urdemales tuvo para tres meses de fiesta
con lo recaudado en su última picardía.

Pedro Urdemales es el protagonista de una serie de cuentos populares


que circulaban hace muchísimos años por las zonas rurales de España
y de América Latina. Se trata de un trotamundos, es decir, de alguien
que va de acá para allá en busca de aventuras, valiéndose de su
ingenio para sobrevivir. En cada una de sus andanzas, consigue
engañar a algún desprevenido para obtener un beneficio.
Si bien en distintos lugares recibe nombres diferentes, el más conocido
de todos ellos es Pedro Urdemales. El apellido no es casual, ya que
urdir significa planear o idear. Pero los males que planea no son
grandes, porque no es un malvado, sino más bien un bromista.
Al leer el cuento, quizás hayas sospechado por qué Pedro tiene ese
apellido. ¿Qué tipo de cosas hace cuando urde males? ¿Quiénes
serán las víctimas de sus picardías?

¬ Mientras leés el cuento, o después de hacerlo, podés escuchar la


lectura en el audio que te dejamos aquí:

https://soundcloud.com/deppba/pedrourdemalesyelarboldeplata

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Cuentos con engaños
Para pensar sobre los engaños en este cuento
• En el inicio del cuento se nos dice lo siguiente:

“Tal era su ingenio en el arte del engaño que cada acaudalado caballero que
con él se cruzaba acababa con los bolsillos irremediablemente vacíos.”

Ø ¿Te parece ingenioso el engaño que hay en la historia que acabás de leer?
Contestá esta pregunta explicando cómo hizo Pedro Urdemales para engañar
al caballero.
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• Volvé a leer este fragmento del cuento.

“De pronto, Pedro levantó la vista y vio que las hojas del árbol, al moverse,
reflejaban la luz de la tarde. Una sonrisa ancha se dibujo en el rostro del
joven, que sin pensarlo más se dirigio al pueblo más cercano y cambió su
moneda de oro por moneditas de menor valor.”

Ø ¿Qué se le puede haber ocurrido a Pedro Urdemales que lo haya hecho


sonreírse?
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• Releé esta parte del cuento.

“Pedro volvió a todo correr al árbol al lado del camino con los bolsillos
rebosantes de monedas. Primero las lustró bien lustraditas para que
brillaran aún más. Después, les hizo un agujerito con un clavo, justo en el
centro, y -pasándoles una hebra de hilo- las fue colgando una por una de
las ramas como si fueran frutas. Las moneditas relumbraban de tal modo a
la luz del sol que daba gusto verlas.
Satisfecho con la tarea, se recostó a la sombra del árbol y se puso a esperar
con los ojos fijos en el camino, como lo hubiera hecho un pescador que
acabara de lanzar su anzuelo al río.”

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Cuentos con engaños
Ø ¿Por qué será que Pedro decide fabricar el árbol de la plata “a la sombra de un
árbol a la orilla del camino”, en lugar de hacerlo en el jardín de su casa?

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• En ese momento de la historia, el narrador compara a Pedro con un pescador que


arroja su anzuelo al río.
Ø ¿Estás de acuerdo con esa comparación? ¿Por qué?

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• Pedro consigue que el caballero le ofrezca cada vez más dinero por la planta. Para
darte cuenta de esto podés releer el siguiente diálogo:

— Dígame, buen hombre, ¿qué arbolito es este, que se ve tan raro y feo?
— ¿Cuál? ¿Este? -dijo Pedro con aire distraído-. El árbol de la plata, le dicen
por aquí. Todos los años, para esta época, maduran las monedas. ¡Fíjese
qué lindas que vienen este año! Ya están casi listas para cosechar…
— Mire -le respondió el caballero-. Yo tengo un jardín y me dedico a plantar en él
todo tipo de plantas raras. Véndame un brotecito para plantarlo. Le daría unos
cien pesos.
— Caballero, ¿para qué lo voy a engañar? -contestó Urdemales, riéndose
para sus adentros-. Las ramitas de este árbol son muy delicadas, no se pueden
plantar en otro lugar.
— Véndame entonces el árbol entero; le daré hasta mil pesos por él.
— Pero, ¿me ha visto el señor cara de zonzo? ¿Cómo se figura que por mil pesos
le voy a dar un árbol que en un año solo me produce mucho más que eso?
— Bueno, no se enoje, puedo darle mil quinientos -insistió el caballero.
— Hombre, siga su camino y déjeme dormir tranquilo la siesta. Se ve que usted
no tiene idea de lo que vale este árbol -le contestó haciéndose el ofendido.
(El caballero ofreció dos mil, después tres mil, después cinco mil… Pero el
ingenioso joven rechazó todas las ofertas una tras otra).
— No insista, señor. ¿Cómo se le ocurre que le voy a vender mi árbol? Ni aunque
me diera diez mil pesos, que es lo que este árbol me hace ganar cada año con
las monedas que le crecen.
(…)
— ¡Le doy todo lo que traigo encima, veinte mil pesos! Todo sea por tener en mi
jardín un árbol tan raro y tan brillante.

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Cuentos con engaños
• ¿Cómo logra Pedro que el caballero le pague tanto por “el árbol de la plata”?
Ø Anotá aquí todo lo que hace para convencerlo.

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• ¿Te diste cuenta de que el caballero también intenta engañar a Pedro?


Ø Escribí cómo lo hace.

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• Vamos a pensar en el personaje del caballero. Resulta gracioso que se haya ido a
su casa “convencido de haber sido el más astuto”.
Ø ¿Cómo se da cuenta de que ha sido engañado?

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• Ahora que sabés cómo termina el cuento, leé otra vez el primer párrafo y vas a ver
que allí hay pistas para saber de antemano que el caballero va a terminar engañado.
Ø Encontralas y anotalas aquí.

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Cuentos con engaños
• Pedro logra comer todos los días engañando a caballeros ricos y poderosos, pero
nunca trata de engañar a campesinos pobres. ¿Por qué será?
Ø Antes de responder, leé la siguiente información:

El libro Cuentos de Pedro Urdemales recopila


historias de este personaje en versiones
bellamente escritas por Gustavo Roldán. En
su prólogo el autor nos dice algo que puede
ayudarnos a entender por qué los engañados
son siempre hombres de riqueza:
“Pedro siempre se las arregla para sobrevivir
en un mundo donde las cosas son demasiado
desparejas, y en el que le ha tocado estar del
lado de los de abajo. Y se las arregla para
burlarse de los ambiciosos y los soberbios…”

Ø Escribí aquí lo que pensás.

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¬ Cuando tengas clase, podés comentar con tu grupo lo que pensaste y las
respuestas que anotaste.

Para pensar sobre las relaciones entre los tres cuentos


Ya leíste tres cuentos donde hay engañadores y engañados: “El gato con botas”, “El
traje nuevo del emperador” y “Pedro Urdemales y el árbol de la plata”. Ahora te
proponemos relacionarlos para ver en qué se parecen y en qué se diferencian. En cada
consigna te damos la primera respuesta para que la tomes como ejemplo.

Sobre los motivos de los engaños

Todos los personajes que engañan tienen algún motivo para hacerlo, siempre hay algo
que quieren conseguir y que los lleva a mentir o a tenderles trampas a los demás.

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Cuentos con engaños
• ¿Qué motivos tienen estos personajes para engañar?

El gato engaña para… que su amo, que es el humilde


hijo de un molinero, llegue a ser noble y rico. De esa
manera él también logra tener una vida cómoda.

Los tejedores engañan para…


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Pedro Urdemales engaña para…


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Sobre las características de los personajes engañados

Los personajes que son engañados tienen alguna característica en su forma de ser,
algún “punto débil” que permite que caigan más fácilmente en el engaño que se les
propone.
• ¿Por qué pudieron ser engañados los personajes de cada cuento?

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Cuentos con engaños
Ø En “El gato con botas”

El rey pudo ser engañado porque… no conocía bien su


reino y no sabía que no había ningún Marqués de
Carabás.

El ogro pudo ser engañado porque…

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Ø En “El traje nuevo del emperador”

El emperador pudo ser engañado porque…

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Ø En “Pedro Urdemales y el árbol de la plata”

El caballero pudo ser engañado porque…

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Cuentos con engaños
Sobre las distintas formas de engaño
Los personajes de los distintos cuentos idearon diferentes planes para que sus engaños
tuvieran éxito.

• Anotá cuáles fueron los planes de cada uno.

El plan del gato para engañar al rey era … hacerle creer que su amo era noble y
rico para que lo aceptara como esposo de la princesa.

El plan del gato para engañar al ogro era …

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El plan de los tejedores para engañar al emperador era …

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El plan de Pedro Urdemales para engañar al caballero era …

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Cuentos con engaños
Sobre el engaño como arma de los más débiles

Otra gran escritora, Ana María Shua, dice que desde que el mundo es
mundo siempre han existido personas que engañan a otras usando trampas
y mentiras, y también historias que hablan sobre ellas. Y nos explica que el
engaño muchas veces es el arma que usan los más débiles para defenderse
de los más poderosos.

Es por eso que en los cuentos “nunca vamos a encontrar a un rey o un


alcalde o un hombre rico dando muestras de ingenio: los que consiguen
hacer caer en sus trampas a los poderosos son personas que están bajo
sus órdenes”.

• ¿Qué opinás sobre lo que dice esta escritora?

Ø Antes de escribir tu opinión, pensá en cada uno de los tres cuentos que leíste:
¿los personajes que engañan son más débiles que los engañados?, ¿todos los
que engañan son ingeniosos? Y los engañados, ¿son siempre personajes
poderosos?

En “El gato con botas”… el que engaña es el gato, que es un animal débil
pero astuto. Los engañados son el rey y el ogro, que son muy poderosos.

En “El traje nuevo del emperador”…


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En “Pedro Urdemales y el árbol de la plata”…


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Ø Ahora escribí tu opinión sobre lo que dice Ana María Shua.

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Cuentos con engaños
Sacamos algunas conclusiones

• Los chicos y las chicas de otra escuela que leyeron y compararon los mismos
cuentos -“El gato con botas”, “El traje nuevo del emperador” y “Pedro Urdemales y
el árbol de la plata”- sacaron algunas conclusiones sobre los cuentos con engaños.

Ø Leé lo que escribieron.

Cuentos con engaños


§ Entre los personajes hay uno o varios que engañan a otros.

§ Engañan de diferentes maneras.

§ A veces los engañados se dan cuenta del engaño y a veces no.

§ El lector sí se da cuenta de los engaños en distintos momentos del


cuento.

§ En algunos cuentos, como “El gato con botas” y “Pedro Urdemales”,


los engañadores son personajes queribles, pero en otros, como “El
traje nuevo del emperador”, los engañadores son personajes
detestables.

Ø ¿Estás de acuerdo? ¿Agregarías o cambiarías alguna de estas conclusiones?

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Para seguir leyendo


• Te recomendamos otros títulos de cuentos que seguramente ya conocés para que
sigas leyendo y descubras qué sucede con los engaños. También te damos los
enlaces para encontrarlos.
El sastrecillo valiente https://cutt.ly/mtbA5TA
Caperucita Roja https://cutt.ly/BtbSwUE
Hansel y Gretel https://cutt.ly/StbSuGG

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Cuentos con engaños
Para inventar una nueva aventura de Pedro Urdemales

Te proponemos que escribas una nueva aventura de Pedro Urdemales. Antes de


hacerlo, podés releer las conclusiones que sacaste sobre los cuentos que leíste.

Algunas pistas antes de empezar

Para saber qué escribir, podrías buscar ideas en el cuento de Pedro Urdemales que
leíste. En ese caso, en tu historia podría suceder lo siguiente:

¬ Pedro engaña a un rico caballero haciéndole creer que tiene un objeto mágico
o un animal maravilloso para venderle, como por ejemplo:

ü Una gallina que señala con el pico dónde hay tesoros enterrados.

ü Un espejo que sólo refleja a los más bellos.

ü Un brebaje que hace más fuerte a quien lo bebe.

ü Un loro que predice el futuro cuando habla.

¬ Pedro logra que el caballero le ofrezca cada vez más dinero por el objeto o
animal que está tratando de venderle. Recordá cómo lo hace en el cuento que
leíste.

— Véndame entonces el árbol entero; le daré hasta mil pesos


por él.
— Pero, ¿me ha visto el señor cara de zonzo? ¿Cómo se figura
que por mil pesos le voy a dar un árbol que en un año solo
me produce mucho más que eso?
— Bueno, no se enoje, puedo darle mil quinientos -insistió el
caballero.
— Hombre, siga su camino y déjeme dormir tranquilo la siesta.
Se ve que usted no tiene idea de lo que vale este árbol -le
contestó haciéndose el ofendido.

¬ El caballero descubre hacia el final que ha sido engañado.

• Elegí una de las opciones anteriores (o bien inventá tu propio objeto mágico o animal
maravilloso) y escribí tu cuento. Puede empezar así:

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Cuentos con engaños
Pedro andaba otra vez sin una moneda en el bolsillo, pensando qué nueva picardía
podía inventar para pagarse el almuerzo. En la plaza del pueblo caminaban muchos
distinguidos caballeros. Entonces Pedro tuvo una idea…

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Cuentos con engaños
Algunas pistas para después de escribir

• Releé tu cuento y pensá qué podés modificar para mejorarlo. Por ejemplo:

Ø Fijate si contaste cómo hace Pedro para convencer al caballero. Él tiene que
inventar algún truco o alguna estrategia para hacerle creer que lo que le vende
es valioso. Si no incluiste esto en tu escrito, podés agregarlo ahora. Por ejemplo,
Pedro podría…

à Hacer una demostración para que el caballero vea al objeto o al animal en


acción y crea que tiene poderes mágicos (por ejemplo, simular que
desentierra una moneda de un lugar supuestamente señalado por la
gallina).

à Fingir que no tiene ningún interés en vender el objeto mágico o el animal


maravilloso.

à Aprovecharse de alguna característica del caballero (puede ser vanidoso,


o ambicioso, o sentirse muy débil, por ejemplo).

Ø Revisá si se repiten mucho las formas de nombrar a los dos personajes.

à Para no repetir “Pedro Urdemales”, podés reemplazarlo por expresiones


como “joven”, “pícaro” o “astuto muchacho”.

à Para no repetir “caballero”, podés reemplazarlo por expresiones como


“hombre de fortuna”, “distinguido señor” o ”acaudalado hombre”.

Ø En caso de que incluyas diálogos, controlá si usaste diferentes verbos (decir,


afirmar, responder, preguntar, insistir,…) para introducir lo que dicen los
personajes.

Ø Fijate si usaste puntos, comas, signos de interrogación o exclamación donde te


parece que van.

• Si tenés la oportunidad, también podés leerle tu cuento a alguien en tu casa y


preguntarle si hay alguna parte que no se entiende bien, y si tiene alguna sugerencia
para hacerte.

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