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Abraham Valdelomar

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Abraham Valdelomar
Valdelomar1.jpg
Información personal
Nombre de nacimiento Pedro Abraham Valdelomar Pinto Ver y modificar los datos en
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Apodo El Dandy.
Zambo Caucato.
Nacimiento 27 de abril de 1888 Ver y modificar los datos en Wikidata
Ica, Flag of Peru.svg Perú
Fallecimiento 3 de noviembre de 1919 Ver y modificar los datos en Wikidata (31
años)
Ayacucho, Flag of Peru.svg Perú
Sepultura Cementerio Presbítero Matías Maestro Ver y modificar los datos en
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Nacionalidad Peruana
Educación
Educado en Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Información profesional
Ocupación Narrador, poeta, dibujante, periodista, ensayista y dramaturgo.
Movimientos Colónida, postmodernismo.
Seudónimo Conde de Lemos.
Val-del-Omar-
Géneros Novela, cuento, ensayo, poesía, teatro, crónica
Obras notables
El caballero Carmelo
El vuelo de los cóndores

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Abraham Valdelomar Pinto (Ica, 27 de abril1 de 1888-Ayacucho, 3 de noviembre de
1919), también mencionado como el Conde de Lemos, fue un narrador, poeta,
periodista, dibujante, ensayista y dramaturgo peruano. Es considerado uno de los
principales cuentistas del Perú, junto con Julio Ramón Ribeyro.

Sus cuentos se publicaron en revistas y periódicos de la época, y él mismo los


organizó en dos libros: El caballero Carmelo (Lima, 1918) y Los hijos del Sol
(póstumo, Lima,1921). En ellos se encuentran los primeros testimonios del cuento
neocriollo peruano, de rasgos posmodernistas, que marcaron el punto de partida de
la narrativa moderna del Perú. En el cuento El caballero Carmelo, que da nombre a
su primer libro de cuentos, se utiliza un vocabulario arcaico y una retórica propia
de las novelas de caballerías para narrar la triste historia de un gallo de pelea,
relato nostálgico ambientado en Pisco, durante la infancia del autor. En Los hijos
del Sol, busca su inspiración en el pasado histórico del Perú, remontándose a la
época de los incas.

Su poesía también es notable por su evolución singular del modernismo al


postmodernismo, teniendo incluso atisbos geniales de vanguardismo. Aquella es de
una sensibilidad lírica extraordinaria que tiene como máxima expresión la de ser un
vuelco hacia su interioridad. Pero esta interioridad debe entenderse como una
expresión directa e íntima (por tanto, creativa) de la realidad. Esta poesía tiene
como ejemplos fulgurantes a Tristitia2y El hermano ausente en la cena de Pascua,
los cuales presentan a su autor como un poeta dulce, tierno y profundo, saturado de
paisaje, de hogar y de tristeza. Es imposible no relacionar su poesía con la de su
compatriota César Vallejo, sobre todo el primer poemario de este, Los Heraldos
Negros, y en especial la sección "Las canciones del hogar", en que el tema
familiar, asumido con amorosa filiación a la vez de hijo y hermano, emparentan
estrechamente sus poéticas. De hecho Vallejo admiraba vivamente a Valdelomar, que
era mayor que él, al punto de que lo entrevistó cuando llegó a Lima e incluso le
pidió que prologara Los Heraldos Negros, lo que nunca llegó a concretarse. Los
aspectos de su vida se reflejan en el poema Tristitia en el cual aparecen su padre
y madre.

Índice
1 Biografía
2 Biografía completa
3 Una leyenda sobre su muerte
4 Producción literaria
4.1 Novelas destacadas
4.2 Cuentos
4.3 Poesía
4.4 Prosa poética
4.5 Teatro
4.6 Ensayos
4.7 Crónicas y reportajes
4.8 Narraciones y crónicas históricas
4.9 Biografía
5 Postmodernismo
6 Véase también
7 Referencias y notas
8 Bibliografía
9 Enlaces externos
Biografía
Pedro Abraham Valdelomar Pinto nació en Ica el 27 de abril de 1888 como el octavo
hijo de Anfiloquio Valdelomar y de María Pinto. A temprana edad se trasladó con su
familia al puerto de Pisco, donde cursó parte de su educación primaria (1892-1898),
culminándola en Chincha (1899). Se trasladó a Lima para cursar su educación
secundaria en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe (1900-1904). Luego ingresó a
la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Interrumpió
sus estudios para incursionar en el periodismo, así como en la política, como
partidario de Guillermo Billinghurst. Fue nombrado director del diario oficial El
Peruano y pasó a Italia como secretario de la legación peruana (1913). Tras la
caída de Billinghurst retornó al Perú (1914). Se consagró al periodismo y pronto se
hizo conocido por su calidad de literato, lo que se vislumbraba en sus primeros
relatos y poesías publicados en diarios y revistas. Fundó la revista literaria
Colónida (1916) y publicó su libro de cuentos El caballero Carmelo (1918), que
marcó el inicio de la modernidad en la narrativa peruana. Viajó a diversas ciudades
del Perú e incursionó una vez más en la política, siendo elegido diputado al
Congreso Regional del Centro (1919). Estando en Ayacucho, sufrió una caída
accidental que le provocó la fractura de la columna vertebral, a consecuencia de lo
cual falleció, cuando apenas contaba con 31 años.

Biografía completa
Fue el octavo hijo de Anfiloquio Valdelomar Fajardo y de María Carolina de la
Asunción Pinto Bardales. Hasta los cuatro años de edad vivió en una pequeña casa en
la Calle Arequipa # 286 de su ciudad natal, Ica.3 Hasta el año 2007 podía
apreciarse una placa recordatoria en dicha casa señalando el hecho;
lamentablemente, el terremoto de aquel año provocó el derrumbe completo de esta
primera casa de Valdelomar.

En 1892 se trasladó con su familia al puerto de Pisco, donde su padre encontró


trabajo como empleado de la aduana. Allí empezó sus estudios primarios. Las
experiencias de su infancia, vinculada al mar y al campo, influyeron decisivamente
en su obra. En 1899 se trasladó a Chincha donde concluyó su educación primaria.

En 1900 viajó a Lima donde estudió la secundaria en el Colegio Guadalupe; allí


fundó y dirigió un periódico escolar: La Idea Guadalupana (1903). En 1904 concluyó
sus estudios secundarios y durante unos meses desempeñó el puesto de archivero en
la Inspección Municipal de Educación de Chincha.

En 1905 ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos. Sin


embargo, dejó las clases al año siguiente para trabajar como dibujante de revistas
como Aplausos y silbidos, Monos y Monadas, Fray KBzón, Actualidades, Cinema y Gil
Blas. Luego desplegó su talento literario que fue acogido por diarios y revistas.
Sus primeros versos, de estilo modernista, los publicó la revista Contemporáneos
(1909); sus primeros cuentos aparecieron en 1910 en Variedades y Balnearios.

Abraham Valdelomar en 1910.


En 1910 reanudó sus estudios en la Facultad de Letras de la Universidad Mayor de
San Marcos; ese mismo año se incorporó al ejército cuando hubo el peligro de una
conflagración con el Ecuador. A raíz de ello empezó a escribir crónicas para El
Diario de Lima, que envió desde la Escuela Militar de Chorrillos bajo el título de
Con la argelina al viento.

En septiembre de 1910 viajó a Arequipa, Cuzco y Puno. Su fama literaria se


consolidó al año siguiente con dos novelas cortas que salieron a la luz: La ciudad
muerta (1911) y La ciudad de los tísicos (1911), publicadas por entregas en
Ilustración Peruana y en Variedades, respectivamente.

Esta obra temprana (poemas, crónicas periodísticas y cuentos) está marcada por la
influencia del modernismo y de don Manuel González Prada; en sus novelas cortas es
más patente su devoción por Gabriele D'Annunzio.

En 1912 participó fervorosamente en la campaña presidencial de Guillermo


Billinghurst. Tras la victoria electoral de este, los estudiantes billinghuristas
lanzaron la candidatura de Valdelomar a la presidencia del Centro Universitario de
San Marcos. Pero la elección la ganó otro estudiante, adversario de Billinghurst.
En respuesta, Valdelomar fundó el Centro Universitario Billinghurista.

El gobierno de Billinghurst le otorgó la dirección del diario oficial El Peruano


(que ejerció del 1º de octubre de 1912 al 30 de mayo de 1913), y por R.S. N.º 484
del 12 de mayo de 1913, un puesto diplomático, como Secretario de Segunda Clase de
la Legación peruana en Italia. Antes de partir hacia Europa, Valdelomar se batió a
duelo de espada con Alberto Ulloa Sotomayor, representante de los estudiantes
limeños que se oponían a la politización de la Universidad y que había publicado un
artículo de protesta en La Prensa, que Valdelomar consideró difamatorio. El duelo
finalizó sin mayores consecuencias y sin que ambos rivales lograran reconciliarse
(tiempo después Ulloa se amistó con Valdelomar y prologó su libro de cuentos El
caballero Carmelo).

Valdelomar se embarcó el 1º de julio de 1913 en el vapor Ucayali, con destino a


Roma. Una vez más debió truncar sus estudios universitarios pero viajó con la
intención de retomarlos en Italia (lo que no se concretaría). Desde Roma escribió
para el diario La Nación de Lima sus Crónicas de Roma. Allí también escribe su obra
más importante, El caballero Carmelo, cuento con el que ganó un concurso literario
convocado por el diario La Nación (27 de diciembre de 1913).

Abraham Valdelomar en Roma, 1914.


En 1914, tras el derrocamiento de Billinghurst por el coronel Oscar R. Benavides,
renunció a su empleo diplomático y retornó al Perú. De nuevo en la capital peruana,
sufrió una fugaz detención acusado de conspirar contra el nuevo gobierno (junio de
1914).

Trabajó luego como secretario personal del polígrafo peruano José de la Riva-Agüero
y Osma, bajo cuya influencia escribió La mariscala, biografía novelada de Francisca
Zubiaga y Bernales (1803-1835), esposa del presidente Agustín Gamarra y figura
destacada de la política del Perú de inicios de la República. De dicha obra hizo
luego una versión teatral, con el mismo nombre, y en colaboración con José Carlos
Mariátegui (1916).

Planeó también editar un libro de Cuentos criollos bajo el título de La aldea


encantada, pero no llegó a concretarlo. Dos de dichos cuentos criollos aparecieron
publicados en La Opinión Nacional: El vuelo de los cóndores y Los ojos de Judas (en
julio y octubre de 1914, respectivamente).

En 1915 empezó a trabajar como secretario del Presidente del Consejo de Ministros
del gobierno de José Pardo y Barreda. Se dedicó de lleno al periodismo y la
literatura. Se erigió como un influyente líder de opinión y un portavoz de la
modernidad intelectual.

Colaboró sobre todo con el diario La Prensa, donde tuvo a cargo la sección
Palabras, dedicada a la política, desde julio de 1915 hasta su alejamiento del
diario en 1918. Se hizo popular por sus burlas hacia los políticos (entre
parlamentarios y ministros) de entonces. También publicó en La Prensa sus Crónicas
frágiles, donde hizo conocido su seudónimo de "El Conde de Lemos";4 y los Diálogos
máximos, que transmitía conversaciones líricas entre él y su amigo José Carlos
Mariátegui representados bajo los nombres de Manlio y Aristipo. También publicó en
el mismo diario sus crónicas tituladas Impresiones; la columna Fuegos fatuos, donde
desplegó todo su humorismo e ironía; y finalmente sus comentarios sobre la guerra
mundial, aparecidos en 1917 bajo el rótulo de Al margen del cable.5 Compuso también
sus Cuentos chinos una suerte de crítica hacia la dictadura de Óscar R. Benavides
en forma de apólogos ambientados en China, que fueron publicados igualmente en La
Prensa (1915).

Ya por entonces llamaba la atención de la gente con su atildada indumentaria,6 sus


públicas improvisaciones poéticas y sus galanterías en confiterías y salones de té,
como en el famoso Palais Concert, situado en el jirón de la Unión, cerca a Palacio
de Gobierno, lugar que cobijó a la juventud intelectual de la época. Por lo general
formaba dúo con su gran amigo José Carlos Mariátegui, seis años menor que él.
Algunos le negaron originalidad y lo acusaron de ser imitador del británico Oscar
Wilde y del italiano D’annunzio, pero lo que nadie podía hacer era ignorarlo.

Pese a esas poses petulantes y escandalosas, Valdelomar seguía siendo en el fondo


un hombre humilde, que miraba al mundo con dulzura y gran capacidad de emoción, tal
como se denota en varias de sus creaciones literarias. La razón de su actitud
arrogante y provocadora, según el mismo lo explicaba, era para que todos, en
especial la encopetada alta sociedad limeña, prestaran atención a un escritor
provinciano como él, en una época en que hasta entonces los escritores (y menos aun
los provincianos) no habían tenido espacio propio ni un lugar de respeto en la
sociedad.

Abraham Valdelomar en su casa de Barranco, 1916.


En 1916 fundó la efímera pero influyente Revista Literaria Colónida y encabezó el
movimiento intelectual del mismo nombre, Movimiento Colónida, que cohesionó a una
generación de artistas y escritores en torno a la ruptura con el academicismo
hispano y la libre renovación de temas y estilos, convocando a las juventudes
provincianas a compartir su empeño y atisbando con simpatía las nuevas tendencias
literarias italianas y francesas. Ese mismo año se publicó Las voces múltiples,
libro que reunió poemas suyos y de otros autores del movimiento: Pablo Abril de
Vivero, Federico More, Alfredo González Prada, Alberto Ulloa Sotomayor, Félix del
Valle, Antonio Garland y Hernán Bellido. En él aparecieron los poemas más conocidos
de Valdelomar: "Tristitia" y "El hermano ausente en la cena pascual".
En 1917 empezó a publicar en la revista Mundo Limeño la serie de artículos
Decoraciones de ánfora. Obtuvo el premio del concurso de Círculo de Periodistas con
su ensayo La psicología de gallinazo. En Mundo Limeño apareció en dos entregas su
novela corta o cuento largo: Yerba santa, así como el cuento: Hebaristo, el sauce
que murió de amor. Escribió también su tragedia Verdolaga, de la que solo
conservamos fragmentos.

En enero de 1918 renunció a La Prensa tras un conato de duelo con su director,


Glicerio Tassara, a raíz de una suplantación que hicieron en su columna de
Palabras. Ese mismo año salió a la luz su colección de cuentos El caballero Carmelo
(encabezada por el cuento del mismo nombre con que ganó el concurso de 1913) y su
ensayo sobre estética con meditaciones taurinas: Belmonte, el trágico.7

Luego realizó giras y dictó conferencias a lo largo y ancho del país. Viajó a las
provincias del norte del país (Trujillo, Cajamarca, Chiclayo, Piura y otras
ciudades) y se dirige luego al sur, recorriendo los departamentos de Arequipa,
Puno, Cuzco y Moquegua.

De regreso a su tierra natal fue aclamado unánimemente por la población iqueña. Por
ello, el 24 de septiembre de 1919, resultó elegido diputado por Ica ante el
Congreso Regional del Centro. En una reunión de dicho Congreso realizada en la
ciudad de Ayacucho, en los altos de una casona, cuando Abraham se disponía de noche
y a oscuras a bajar por una empinada escalera de piedra, resbaló (o perdió el
equilibrio), cayendo desde una altura de seis metros hasta dar de espalda sobre un
montículo de piedras. Como consecuencia de ello sufrió una fractura de la espina
dorsal, cerca de las vértebras lumbares, la cual, luego de dos días de penosa
agonía, le causaron la muerte el 3 de noviembre de 1919, a las dos y media de la
tarde. Apenas contaba con 31 años de edad.

Su ataúd conteniendo su cadáver fue trasladado desde Ayacucho hasta Huancayo sobre
los hombros de 16 cargadores indígenas ayacuchanos. De Huancayo los restos del
escritor fueron llevados en tren hasta Lima, donde fueron inhumados en el
Cementerio Presbítero Matías Maestro, no en un nicho, sino en la tierra misma, tal
como había sido su deseo. Ilustres personalidades, familiares, amigos y discípulos
del escritor le despidieron dedicándole discursos y composiciones (16 de diciembre
del mismo año).

Una leyenda sobre su muerte


Una versión escandalosa sobre la muerte de Valdelomar circuló poco después,
asegurando que el escritor había fallecido al caer dentro de un profundo silo u
hoyo de excrementos humanos. Esa versión —cuyo origen no se ha podido precisar—
posiblemente fue difundida por los enemigos del escritor, quienes también habían
sido víctimas de sus críticas, y tuvo tanta acogida que hasta un escritor del nivel
de Alberto Hidalgo la asumió como verdadera.8 Hasta hoy día muchos educadores
difunden dicha versión en el Perú, aun cuando diversos testimonios de personas que
estuvieron cerca del fatídico suceso concuerdan unánimemente que el escritor cayó
desde una altura de unos seis metros sobre un montículo de piedras que se elevaba a
un metro de altura cerca de la escalera, lo que le produjo la fatal rotura de la
columna vertebral.9

Asimismo, se sabe que la razón por la que Valdelomar bajó apresuradamente por la
escalera en medio de la oscuridad, fue su deseo urgente de aplicarse una inyección
de morfina, según los testimonios recogidos por Luis Alberto Sánchez.10

Producción literaria
Novelas destacadas
1911 — La ciudad muerta
1911 — La ciudad de los tísicos
1917 — Yerba Santa
Cuentos
Valdelomar reunió sus cuentos criollos en un libro titulado La aldea encantada
(1914) el cual no llegó a publicarse. Luego dichos cuentos formaron parte de su
libro antológico El caballero Carmelo (Lima, 1918). Un segundo libro suyo de
cuentos, Los hijos del Sol, inspirado en el pasado incaico, fue publicado después
de su muerte (Lima, 1921).

Todos los cuentos reunidos en dichos libros, sumados a otros recopilados de


periódicos y revistas, se pueden organizar, siguiendo las denominaciones dadas por
el mismo autor, de la siguiente manera:

Cuentos criollos:
El caballero Carmelo (primer premio del concurso literario del diario "La Nación"
de Lima (1913)).
Los ojos de Judas
El vuelo de los cóndores
El buque negro
Yerba santa
La paraca
Hebaristo, el sauce que murió de amor
Cuentos exóticos:
El palacio de hielo
La virgen de cera
Cuento cinematográfico:
El beso de Evans
Cuentos yanquis:
El círculo de la muerte (cuya primera versión se titulaba El suicidio de Richard
Tennyson)
Tres senas, dos ases
Cuentos chinos:
Las vísceras del superior o sea La historia de la poca vergüenza
El hediondo pozo siniestro o sea La historia del Gran Consejo de Siké"
El peligro sentimental o La causa de la ruina de Siké
Los Chin-Fu-Ton o sea La historia de los hambrientos desalmados
Whong-Fau-Sang o sea La torva enfermedad tenebrosa
Cuentos humorísticos:
La tragedia en una redoma
La historia de una vida documentada y trunca
La ciudad sentimental. Un cuento, un perro y un salto
Breve historia veraz de un pericote
Mi amigo tenía frío y yo tenía un abrigo cáscara de nuez
Almas prestadas. Heliodoro, el reloj, mi nuevo amigo.
Cuentos incaicos:
Los hermanos Ayar
El alma de la quena
El alfarero (Sañu-Camayok)
El pastor y el rebaño de nieve
Los ojos de los reyes, cuya primera versión se titulaba Chaymanta Huayñuy (Más allá
de la muerte).
Chaymanta Huayñuy, cuya primera versión se titulaba El hombre maldito
El cantor errante
El camino hacia el Sol
Cuentos fantásticos:
El hipocampo de oro
Finis desolatrix veritae
Poesía
Su poesía, diseminada entre su prosa publicada en diarios y revistas, ha sido
recogida en recopilaciones hechas después de su fallecimiento. En vida el autor
publicó diez de sus composiciones poéticas en el libro antológico Las voces
múltiples (Lima, 1916).

A continuación, una lista de sus composiciones poéticas en orden cronológico:

1909 — Ha vivido mi alma...


1909 — Los pensadores vencidos…
1910 — La ofrenda de Odhar…
1910 — Los violines húngaros
1910 — La tribu de Korsabad
1910 — Brindis
1910 — La gran hora
1910 — Las últimas tardes
1911 — La torre de marfil
1911 — Tríptico:
La evocación de las abuelas
Evocación de la ciudad muerta
Evocación de las granadas
¿1913? — Íntima
1913 — In memoriam (a Rosa Gamarra Hernández)
¿1913? — Diario íntimo
1913 — La viajera desconocida
1913 — El hermano ausente en la cena de pascua
¿1913? — El conjuro
1913 — Luna Park
¿1914? — Corazón…
1914 — Desolatrix (La cruz abre sus brazos sobre el pecho del muerto…)
¿1915? — El árbol del cementerio
1915 — De regreso
1915 — El Ministro de Gobernación
1915 — Liquidación nacional
1915 — El de Huaraz
1915 — Desolatrix (Un álbum… Una dama que entre los folios tersos…)
1916 — Nocturno
¿1916? — Optimismo
1916 — Crepúsculo
1916 — Tristitia
1916 — Fugaz
1916 — Confiteor
¿1916? — Abre el pozo…
1916 — La casa familiar
1916 — Ritornello
¿1916? — Cobardía
¿1916? — En la Quinta del virrey Amat
¿1916? — ¡Vosotros sois felices!...
1916 — [Tu cuerpo en once módulos…]
1916 — Loa máxima a Andrés Dalmau
1916 — A Tórtola Valencia (en colaboración con José Carlos Mariátegui y Alberto
Hidalgo)
1917 — Epistolae Liricae ad electum poetam juvenem
1917 — Ofertorio
1917 — La ciudad de los tísicos
1917 — Ofrenda
1918 — L’enfant
1918 — Yo, pecador
¿1918? — Con inseguro paso
1918 — Ángelus
1918 — Angustia
1918 — [Mientras tanto, caminemos por la escapada senda…]
1918 — [Vengo hacia ti…]
1918 — La danza de las horas
1919 — Blanca la novia
¿1919? — Vamos al campo…
1919 — En mi dolor pusistéis
1919 — Elegía
Prosa poética
1918 — Tríptico heroico:
Oración a la bandera
Invocación a la patria
Oración a San Martín
Teatro
1911 — El vuelo (drama en dos actos inspirado en el vuelo fatídico de Carlos
Tenaud, pionero de la aviación peruana. Se conservan solo fragmentos)
1916 — La mariscala (drama en verso, en 6 jornadas, escrita en colaboración con
José Carlos Mariátegui)
1917 — Verdolaga (tragedia pastoril en 3 actos de la que solo se conservan
fragmentos)
¿? — Palabras (tragedia modernista y alegórica en 1 acto)
Ensayos
1915 — La psicología de las tortugas
1916 — Ensayo sobre la caricatura
1916 — El estómago de la Ciudad de los Reyes
1916 — Psicología del cerdo agonizante
1917 — Literatura de manicomio
1917 — Valores fundamentales de la danza. Primer Premio del Ateneo de Lima —
Concurso del Círculo de Periodistas, 1917.
1917 — Ensayo sobre la psicología del gallinazo. Primer Premio, Presidente de la
República — Concurso del Círculo de Periodistas, 1917.
1918 — Belmonte, el trágico. Ensayo de una estética futura a través del arte nuevo
(libro de ensayos).
Crónicas y reportajes
1910 — Hacia el trono del sol
1910 — Con la argelina al viento (Medalla de la Municipalidad de Lima, 1911).
1913 — Crónicas de Roma
1915 — Reportaje al Señor de los Milagros
Narraciones y crónicas históricas
1917 — El sueño de San Martín
1918 — Los amores de Pizarro
Biografía
1915 — La mariscala (biografía de Francisca Zubiaga de Gamarra)
A todas ellas habría que agregar otras obras que Valdelomar anunció publicar pero
que no salieron a la luz o quedaron inconclusas:

Neuronas, un libro de aforismos filosóficos, del cual solo se ha rescatado una


parte.
Decoraciones de ánfora, libro de crónicas.
Fuegos fatuos, libro de ensayos de humor.
El extraño caso del señor Huamán, novela corta o cuento largo, inconclusa.
Postmodernismo

Abraham Valdelomar.
Si bien Valdelomar empieza circunscrito en el modernismo, tal como se vislumbra en
sus primeros poemas, su elitismo y su inquietud por abrirse a nuevos temas lo hacen
un modernista terminal o un postmodernista. Aquí es necesario precisar que
tradicionalmente el modernismo ha sido dividido en tres etapas:

Premodernismo
Apogeo o Modernismo propiamente dicho, y
Postmodernismo.
El Postmodernismo vendría a ser pues la última fase del Modernismo.

Las características del Postmodernismo son:

El retorno a la realidad inmediata. Los escritores postmodernistas renegaron del


exotismo y los temas fantásticos propios de la literatura modernista. Buscaron
recuperar la emoción por las cosas humildes y simples de la vida cotidiana y
retornaron, en muchos casos, a la literatura confidencial e intimista.
El sencillismo y la depuración de las formas de la expresión artística. Frente al
refinamiento del lenguaje modernista, los escritores postmodernistas depuran el
lenguaje poético de los elementos decorativos y optan por una forma de expresión
cada vez más clara y sencilla. Sin embargo se conservó por largo tiempo el gusto
por la musicalidad en el verso y la utilización de imágenes sensoriales.
Los innegables rasgos postmodernistas de los cuentos “criollos” (como El caballero
Carmelo) y los poemas familiares de Valdelomar (“Tristitia”, El hermano ausente de
la cena de Pascua”), favorecen incluir al escritor dentro del postmodernismo.
Aunque hay que señalar que el movimiento o grupo que lideró, llamado Colónida,
presenta facetas que tanto lo acercan como lo separan del modernismo, por la misma
razón de la heterogeneidad de las posiciones asumidas por sus miembros. "Colónida"
representa en realidad una etapa de transición de la literatura peruana donde
convergieron las fuerzas tradicionales y las de renovación.

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