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Inmunidad innata: Uno de sus principales exponentes es la célula natural killer (NK),
la cual ha sido identificada por su capacidad de reconocer espontáneamente ciertas
líneas celulares tumorales in vitro, células infectadas por virus y células alogénicas.
Estudios realizados, han establecido la capacidad de las células NK de reconocer
células tumorales deficientes en la expresión de moléculas MHC clase I, las cuales
posteriormente va a destruir. Cuando las células NK detectan células tumorales con
presencia de MHC clase I, esta última tiene la capacidad de inactivar la acción de la
NK, por lo que no podrán destruir a las células tumorales y resultaría ineficaz la
primera línea de defensa.
Las células tumorales liberan antígenos, los cuales son transportados a los
nódulos linfáticos a través de las CPA (Células presentadoras de antígenos),
entre las que se incluyen los macrófagos, los linfocitos B y las células
dendríticas (DC), estos poseen la capacidad de capturar antígenos tumorales
y presentarlos a través de las moléculas MHC clase I y II a los linfocitos T.
Como resultado, las células CD4 se transforman en células efectoras, estas
tienen la capacidad de activar a los linfocitos b para la formación de
anticuerpos específicos, de secretar citoquinas como IL-2, IFN-y, GM-CSF y
TNF-alfa para la activación de células fagocíticas, y además estimula a la
célula CD8 para que también ataque a la célula tumoral.
Los AAT reconocidos por linfocitos T pueden ser agrupados de acuerdo al origen de las
proteínas de las cuales derivan, de los niveles de su expresión y de su distribución en
distintos tejidos.
A la luz de las investigaciones llevadas hasta ahora resulta cada vez más clara la casi
inexistencia de antígenos tumorales propiamente tales, excepto los de origen embrionario,
que se expresan única o especialmente en los tumores. El reconocimiento de AAT por parte
del sistema inmune se debería principalmente a la sobreexpresión o a la expresión
inadecuada de algunas proteínas en ciertos tejidos, lo que relaciona a la respuesta inmune
antitumoral con fenómenos de autoinmunidad.
Los tratamientos inmuno terapéuticos utilizados hasta hoy para combatir el cáncer no han
sido del todo exitosos, produciendo una respuesta positiva solamente en una parte de los
pacientes. Varias razones incidirán en las dificultades para activar óptimamente al sistema
inmune de los pacientes con cáncer. Algunos se deberían a la inmunosupresión propia de
estos enfermos, aunque la mayoría está más relacionada con alteraciones del sistema
inmune inducidas por el propio tumor.