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LOS RIOS DEL PARAISO

Lectura bíblica. Génesis 2:10-14 Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de
allí se repartía en cuatro brazos. El nombre del uno era Pisón; éste es el que
rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro; y el oro de aquella tierra es bueno;
hay allí también bedelio y ónice. El nombre del segundo río es Gihón; éste es el
que rodea toda la tierra de Cus. Y el nombre del tercer río es Hidekel; éste es el
que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates.

Este río fue hecho para regar el huerto a fin de que en éste crecieran productos
llenos de vida. Indudablemente satisfacía también la sed del hombre para que éste
pudiese sobrevivir. Todo eso significa que el río producía el fluir de la vida. En
nuestra vida física debemos beber mucha agua para mantener la circulación de
nuestra sangre. El fluir de nuestra vida física depende del agua. Del mismo modo,
día tras día debemos tomar el agua de vida para mantener el fluir de la vida divina
dentro de nosotros. Esto nos proporciona la circulación espiritual de la vida divina.

Brota de Edén

El río fluye de Edén, lo cual significa que brota de Dios. En Apocalipsis 22, el río
de agua de vida procede del trono de Dios. Es también un fluir que procede de
Dios mismo. Dios, la vida misma, es la fuente de agua viva, y fluye a nosotros para
que le disfrutemos.

Este río es un solo río. ¿Tiene usted dos ríos? Aunque aquí puede haber mil
creyentes, de todos modos tenemos un solo río porque todos procedemos de la
misma fuente: Dios el Creador. La fuente es una sola; por tanto, el curso también
debe ser uno solo.

Este río único se dividió en cuatro brazos (Gn. 2:10-14). ¿Qué significa eso? Esto
significa que el río procede de Dios, quien es la fuente y el centro, para llegar a los
hombres en todas las direcciones. En la Biblia el número uno es el número de
Dios, el Creador, pues El es único. El número cuatro representa al hombre, la
criatura. Puesto que los hombres viven en las cuatro direcciones, el único río de
Dios fluye en todas las direcciones para llegar hasta ellos.

(1) El primer brazo

El nombre del primer brazo es Pisón, que significa “correr libremente” (cfr. Is. 55:1;
Ap. 22:17). Este río fluye sin costo alguno, pues es gratuito. Fluye a la tierra de
Havila, que significa “hacer crecer”. Este brazo del río fluye libremente para que
crezca todo lo que contiene vida (cfr. Ez. 47:9, 12).

Este fluir también contiene oro, el cual representa la naturaleza divina (cfr. 2 P.
1:4). Si usted no experimenta esto, no entenderá lo que significa; si tiene alguna
experiencia, podrá decir: “Amén”. Cuando la vida de Dios fluye en nosotros, nos
trae el oro, la naturaleza divina. En el mensaje anterior dije que no me gusta ser
un hombre de oro y que prefiero ser de polvo porque en el oro no crece la vida. En
la perspectiva del crecimiento en vida, resulta muy bueno ser hombres de polvo.
No obstante, necesitamos que el elemento del oro nos sea añadido. Con el
tiempo, llegaremos a ser hombres de oro. En 1 Corintios 3 Pablo nos amonesta a
ser cuidadosos con nuestra obra de edificación, y nos pide que usemos los
materiales adecuados, de los cuales el primero es el oro. Además, en Apocalipsis
1 se nos dice que las iglesias son candeleros de oro. Los candeleros no son
hechos de barro, sino de oro.

En Romanos 9, somos polvo; en Apocalipsis 1, somos oro. ¿Cómo puede el polvo


ser reemplazado por el oro? La vida divina debe fluir dentro de nosotros para
impartirnos el oro. Sucede lo mismo con el oro físico que se encuentra
frecuentemente en un río. Antes de experimentar a Cristo como el fluir de vida, no
teníamos nada de la naturaleza divina, nada de oro. Ahora tenemos oro en
nosotros por el fluir de la vida divina. Dentro de nosotros se ha introducido algo
precioso y de peso, el elemento mismo de Dios.

El fluir del río también produce la perla. En esta ocasión no tenemos tiempo para
definir la perla; diremos solamente que se trata de una substancia que procede de
una transformación. Representa al nuevo hombre regenerado (cfr. Mt. 13:45)
porque la perla no es un elemento creado sino una substancia que ha sido
transformada.

Además, el fluir del río produce la piedra de ónice, que representa al hombre
transformado, el cual expresa la gloriosa imagen de Dios (cfr. Ap. 4:3; 2 Co. 3:18).
Ahondaremos más en este tema en el mensaje siguiente.

El primer brazo, Pisón, significa que el río de vida fluye libremente, haciendo
crecer todas las cosas y trayendo consigo tres clases de materiales preciosos: el
oro, la perla y las piedras preciosas. Si leemos toda la Biblia, veremos que estos
materiales se encuentran en la Nueva Jerusalén. Los materiales traídos por el fluir
del río de vida sirven para edificar la morada de Dios. Sólo pueden ser traídos por
el fluir de la vida divina. En otras palabras, la vida divina que fluye en nosotros
hace de nosotros los materiales para el edificio de Dios. Este es el significado del
primer brazo del río.
(2) El segundo brazo

El segundo brazo se llama Gihón, que significa turbulencia de aguas. Las


turbulencias implican plenitud (cfr. Jn. 4:14; 7:38). Este río corre como una
inundación poderosa. Supongamos que tenemos varias gotas de agua. Esa
cantidad de agua no puede generar una turbulencia. Si queremos tener una
turbulencia como las cataratas del Niágara, necesitamos una enorme cantidad de
agua. La turbulencia del agua indica su plenitud.

Este río fluye hacia Cus. Cus es el antiguo nombre hebreo que designa a Etiopía,
y significa rostro negro, lo cual representa la naturaleza maligna e inmutable de los
pecadores (cfr. Jer. 13:23; Ro. 7:18). Yo era cusita antes de ser salvo; era negro,
pecador y maligno. De hecho, todos éramos cusitas; éramos muy negros, y
nuestra naturaleza era maligna. Desde la perspectiva humana, esta naturaleza
jamás puede cambiar. Alabado sea el Señor porque la turbulencia de las aguas
divinas nos regenerarán y nos transformarán en otra persona. El fluir del río divino
es tan rico y fuerte que puede cambiar nuestra naturaleza maligna, e incluso
puede glorificarnos. Aunque los cusitas no pueden cambiar la piel de su rostro,
nuestro cutis negro y maligno tiene la posibilidad de ser plenamente transformado
por la turbulenta corriente del fluir de la vida divina.

(3) El tercer brazo

El tercer brazo se llama Hidekel (el nombre hebreo del Tigris), que significa rápido,
lo cual implica poder (cfr. Fil. 3:10; Ef. 1:19-20). El agua que fluye con rapidez
tiene poder. El Hidekel fluye hacia Asiria, que significa plano, lugar habitado. Esto
nos indica que el fluir del agua viva llega al lugar en donde mora la gente (cfr. Jn.
10:10b; 7:37).

(4) El cuarto brazo

El cuarto brazo es llamado Perat (el nombre hebreo del Eufrates), que significa
dulce, fértil o fructífero (cfr. 2 Co. 2:14; 2 P. 1:3-8, 11; Gá. 5:22-23). ¡Alabado sea
el Señor! El último brazo del fluir de agua viva nos trae dulzura, y nos hace fértiles
y fructíferos. Hace poco hablábamos de llevar fruto. ¿Cómo podemos llevar fruto?
Sólo por el fluir del río de vida que corre dentro de nosotros. Mientras la vida fluya
adentro, nos traerá dulzura, y nos hará fértiles y fructíferos. ¡Esto es maravilloso!
Si juntamos los cuatro brazos del único río, tenemos un cuadro completo del
Nuevo Testamento. Necesitamos todo el Nuevo Testamento para definir los cuatro
brazos del único río de la vida divina.

Una vez más, quisiera decir que todo lo que encontramos en el libro de Génesis
es una semilla, el crecimiento de la semilla está en el Nuevo Testamento, y la
cosecha se halla en el libro de Apocalipsis. La semilla del río que fluye es
sembrada en Génesis 2, el crecimiento se produce en los siguientes libros de la
Biblia, y la cosecha se encuentra en el libro de Apocalipsis. Necesitamos toda la
Biblia para hallar el verdadero significado del cuadro en Génesis 2. Dios en Su
Hijo Jesucristo es vida para nosotros en forma de alimento.

Si lo ingerimos a El, no sólo hallamos satisfacción, sino que esta vida se convertirá
en un río que corre dentro de nosotros. Esta agua será un torrente que fluye en
nosotros para regenerarnos, transformarnos y hacernos dulces y fructíferos. Con
este fluir seremos el oro, la perla y las piedras preciosas con los cuales se
edificará la morada de Dios, la Nueva Jerusalén. ¡Alabado sea el Señor! Así
cumple Dios Su propósito eterno...

Si usted recibe al Señor Jesús, en seguida sentirá que en lo profundo de su ser


algo lo riega. Algo fluye dentro de usted. ¿No ha tenido usted esta experiencia?
Cada vez que dice: “Señor Jesús, te amo” o cada vez que ora al Señor, significa
que lo recibe una vez más; usted siente que algo fluye dentro de usted. Cada
mañana debe tomar a Cristo como su desayuno, al mediodía El debe ser su
almuerzo, y por la noche lo debe comer como cena. Usted debe comer a Cristo
por lo menos tres veces al día. Si hace eso, el agua de vida lo regará a usted
interiormente. Nunca estará seco.

Quizás usted trabaje en una oficina todo el día y llega a casa, cansado y
extenuado del trabajo, sintiéndose bastante seco. Si toma a Jesús como su cena,
brotará agua viva dentro de usted. “Salía de Edén un río para regar el huerto”.
Este fluir evacuará muchas cosas viejas de su ser. Nuestra experiencia y el relato
divino que consta en la Biblia nos dicen que este río es necesario. (Extracto del
Estudio-vida de Génesis, mensaje 11 por Witness lee, LSM)

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