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Resumen

Pelegrí se preocupa en este documento por escudriñar la influencia del Poder en el Trabajo Social,
para ello acude a autores que considera poseen mayor relevancia en sus aportes teóricos sobre el
Poder, especialmente y como lo menciona explícitamente, su principal aproximación se realizará
desde la teoría sobre el Poder planteada por Michel Foucault.
En el documento el autor se preocupa entonces por hacer énfasis en el concepto de Poder como
sustantivo para así poder encaminar correctamente la discusión, problematizando su definición y
apelando a las interpretaciones más abordadas en las Ciencias Sociales, las cuales son de suma
importancia e impacto en el Trabajo Social.

Luego de abordar este importante balance sobre las interpretaciones del Poder, Pelegrí se enfoca
en el desarrollo del concepto a través de la teoría de Foucault, allí se permite sacar a luz algo que,
aunque no suele obviarse, está implícito en el desarrollo de esta teoría, se trata del enfoque a las
tecnologías asistenciales, para posteriormente abordar de manera puntual y profundizada los ejes
más importantes trabajados por el autor de referencia, se expone la definición, las características,
las formas en las que se presenta, las relaciones y el impacto social del mismo.

Gracias a este abordaje teórico y la completa conceptualización Pelegrí se sumerge directamente


en la experiencia del profesional con relación al Poder, las formas en las que las relaciones de
Poder impactan en el Trabajo Social, y finalmente la manera en la que se refleja en las relaciones
con el cliente y las organizaciones profesionales.

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obra) (máximo 400 palabras) *

El poder debe ser leído como sustantivo, a partir de allí podemos caracterizarlo correctamente en
tanto éste no se adquiere, se ejerce y está presente en todas las relaciones sociales, las cuales
“constituyen las condiciones y los efectos de desigualdades y desequilibrios en todos los intersticios
del tejido social” de modo que el Poder se entreteje desde distintos puntos y aristas, no se trata de
un factor negativo per se, en varios aspectos podría ser favorable y productivo, sin embargo esto
no niega su carácter regulador que por consecuencia genera una resistencia dentro de las mismas
relaciones que lo gestan, en vías de lo anterior este carácter regulador configuran formas y normas
de disciplina, lo cual podemos entender como un sistema de control y dominación.

Tomando en cuenta lo anterior, es posible abordar parte de la naturaleza de las relaciones sociales
y por consecuencia las relaciones de Poder a partir de diferentes puntos, especialmente desde la
mirada del Trabajo Social frente a su propia experiencia, la práctica, la relación con los clientes y
asimismo con las organizaciones. Como bien se ha dicho el Poder se encuentra presente en todas y
cada una de las relaciones sociales, “Toda relación de poder implica, en última instancia, un
conflicto de intereses entre las partes, pero el conflicto no siempre es manifiesto” de modo que el
TS enfrenta un importante reto en comprender y abordar los escenarios en los cuales el Poder
juega un rol esencial y saca a flote la ambigüedad en la que se desarrolla la práctica profesional del
TS, entre el Poder y un Estado Social, ante las situaciones de injusticia que son generalmente
expuestas por los clientes, las cuales requieren de intervención y por consecuencia constituyen
una relación de ayuda que evidentemente es una relación asimétrica que encarna el Poder, sin
desconocer además de una escala aún más amplia enmarcada por las instituciones u
organizaciones que cobijan la práctica del profesional donde nuevamente se presentan
alineaciones y tejidos de poder.

Pelegrí se preocupa por escudriñar el concepto de Poder desde la mirada de Michel Foucault, para
así sumergirse directamente en la experiencia del profesional con relación al Poder, las formas en
las que las relaciones de Poder impactan en el Trabajo Social, y finalmente la manera en la que se
refleja en las relaciones con el cliente y las organizaciones profesionales, es sobre estos cuatro ejes
desde los cuales el autor desarrolla su planteamiento.

Experiencia del Trabajador Social con el Poder.

En este apartado Pelegrí se preocupa por escudriñar uno a uno cuatro de los escenarios en los que
las profesionales en TS basan su relación con el Poder, en principio el autor señala las vivencias
con los clientes, es decir las situaciones de referencia para comprender y situar las estructuras de
poder de manera focalizada a partir de las injusticias que suelen ser señaladas en esta interacción,
a partir de ello también se destacan las relaciones de ayuda, es innegable el revestimiento de
poder que se le otorga al Trabajador Social a partir del saber y el saber hacer, en cuanto entra a
intervenir. Lo anterior nos ubica a su vez en las estructuras organizativas que cobijan la práctica de
Servicio del Trabajo Social y por consecuencia las líneas y entramados de poder que allí se
presentan, reconoce asimismo el carácter de subordinación que corresponde al TS en tanto
profesional asalariado de la organización, quién recibe influencia de su organización. Además,
retoma conceptos sobre el aparato político, desde el ámbito institucional, destaca la agrupación
de lo político y administrativo, específicamente en el marco del bienestar social.
Finalmente, Pelegrí en este apartado concluye que el Trabajador Social en relación con el Poder,
puede ser leído tanto como Sujeto de Poder, como Objeto de este.

Relaciones de Poder y Trabajo Social.

El autor se preocupa por resaltar el carácter del Poder en la práctica del Trabajo Social resalta la
responsabilidad que recae en el profesional para abordar las relaciones de poder sin pretender
aprovecharse de manera represiva, menciona que «aunque los trabajadores oficiales no puedan
evitar la utilización del poder, sí pueden aumentar la responsabilidad, la humanidad y la justicia
con las que se ejerza ese poder» (Healy, 2001:102) de modo que aunque el poder se manifiesta de
múltiples maneras el profesional en TS deberá situarse correctamente en el ejercicio de estas
relaciones, además de desarrollar un constante análisis y autocrítica que le permitan intervenir sin
negar la presencia del poder.
Ahora bien, esto no es suficiente para evitar el impacto de las organizaciones, instituciones y
propiamente el Estado en tanto el aprovechamiento del poder que toman, es decir, aunque el
trabajador ejerza de manera responsable y crítica es de alguna manera inevitable la utilización que
el Estado tomará del Trabajo Social para mantener el orden social que le interesa, a través de
mecanismos como la normalización o en su contrario la sanción, propiciando así el orden social y
las estructuras pretendidas a través de “la verdad”

Relaciones de Poder con los Clientes.

Allí se abordan la Vigilancia Jerárquica, la Sanción Normalizadora y el Exámen, como proyectos de


la sociedad, es decir, el ejercicio del Poder que el Estado imprime en busca del orden social,
exponiendo así el condicionamiento de la práctica por garantizar el cumplimiento de ello desde el
rol que se le asigna para cumplir con estos proyectos.
Ante ello se expone un reto para esta relación, el cual pretende buscar el equilibrio que le permita
al profesional relacionarse con la suficiente aproximación manteniendo la suficiente distancia, es
decir, sin negar la presencia del poder, se permita vincularse e intervenir a partir de las
subjetividades propias de las vivencias del cliente, sabiendo que aunque el Estado espera de él la
inyección de una verdad, como mecanismo de control, el TS se permita legitimar los saberes del
cliente a partir de su propia visión de la realidad “Se trata de reconocer otros tipos de saber
igualmente legitimados y no circunscritos al poder profesional” (Pelegrí; 2004: 33)

El Poder Profesional en las Organizaciones


Se reconoce a las estructuras organizativas como mecanismo y fuente más importante de poder,
es justamente desde allí desde donde se dota en gran parte de poder a profesional del TS a partir
de la delegación de responsabilidades que claramente se encuentra vinculadas con los intereses
organizativos en pro del sostenimiento del poder. A partir de ello se generan disciplinas
correspondientes, la que le compete al TS se ha preocupado por elaborar un saber metodológico
que estipule y enmarque la relación con los clientes, velando a su vez por no permitir que este
saber sea captado por la organización acaparándolo y negando la agencia crítica de la práctica

«el poder está en todas partes; no es que lo englobe todo, sino que viene de todas partes [...] El
poder no es una institución, y no es una estructura, no es cierta potencia de la que algunos
estarían dotados: es el nombre que se presta a una situación estratégica compleja en una sociedad
dada» (Foucault, 1992b:113)
«Los trabajadores sociales tienen poder y manejan poder. Este poder “se convierte en un
handicap, porque no se puede mantener el vínculo educativo y la capacidad de dar o no
prestaciones simultáneamente”, y puede hacerles aparecer prepotentes y poco sensibles» (Ágora,
1998:38)
“El poder se manifiesta de muchas maneras según las circunstancias de la práctica y en cada caso
se utilizan estrategias diferentes de poder.” (Pelegrí; 2004:30)

“El poder logra su efecto y es aceptado porque produce verdades para las personas, proporciona
subjetividades que la gente puede asumir en su vida cotidiana, configura identidades y regula las
visiones del mundo.” (Pelegrí; 2004:30)
«aunque los trabajadores oficiales no puedan evitar la utilización del poder, sí pueden aumentar la
responsabilidad, la humanidad y la justicia con las que se ejerza ese poder» (Healy, 2001:102)

¿vocación de servicio o vocación de poder?

El dilema planteado para la sesión gira en torno a la vocación, la motivación que enmarca el
ejercicio del Trabajo Social, en principio es importante comprender que el TS se interesa por
atender a poblaciones con necesidades insatisfechas con el fin de transformar esa realidad de
vulnerabilidad, al remontarnos al surgimiento de la práctica del TS en palabras de Cambareri, 2008

“se trataba de poner en práctica una sensibilidad humana, una vocación de servicio, que para
establecer un vínculo para el conocimiento y la participación de las personas en la solución de sus
problemas.” Sin embargo, el texto Pelegrí nos invita a cuestionar esta vocación de servicio y poner
en la mesa la discusión alrededor del papel fundamental que juega el Poder en las relaciones que
establece el Trabajo Social tanto en sus marcos teóricos como en la práctica propia.

Para entender a vocación del TS, cabe traer a colación las palabras de Healy (2001:102) frente al
poder en manos del TS; «aunque los trabajadores oficiales no puedan evitar la utilización del
poder, sí pueden aumentar la responsabilidad, la humanidad y la justicia con las que se ejerza ese
poder» en tanto se permite tomar el poder que se le otorga como una capacidad transformadora
que se preocupa por reivindicar y resolver las situaciones adversas que nos convocan a la
intervención, recordando que “El poder logra su efecto y es aceptado porque produce verdades
para las personas, proporciona subjetividades que la gente puede asumir en su vida cotidiana,
configura identidades y regula las visiones del mundo.” (Pelegrí; 2004:30) impactando así en las
realidades y subjetividades de los consultantes.

En conclusión, la omnipresencia de las relaciones de poder aplicadas al pro- fesional del trabajo
social permite apreciar cómo se establecen, en las organiza- ciones donde trabaja, relaciones de
poder respecto a los clientes y a sí mismo, no exentas de interferencias mutuas. La autonomía del
trabajador y del cliente son reguladas por la organización de servicios sociales o de bienestar
social, de for- ma que se relacionen y funcionen según regulaciones específicas que se consti-
tuyen como relaciones de poder. Los mecanismos estatales de política social y las organizaciones
son simplemente un lugar más donde se manifiesta el poder que está extendido y arraigado en
toda la sociedad. En definitiva, como dice Mof- fat, «el ejercicio de poder de la oficina de
asistencia social es parte de un intrin- cado tapiz, similar a un sistema complejo»
Resumen

Los autores se preocupas por plantear de una manera general a modo de introducción a los
siguientes apartados del texto, una idea base alrededor de las acciones que se ejecutan en busca
de una solución bien sea de un problema o una dificultad, para ello acuden a ejemplos que pueden
ser fácilmente identificados en la cotidianidad, en aras de permitirle a la lectora comprender
grosso modo el objetivo de su apuesta teórica.
Con base en ello, los autores se preocupan por problematizar el hecho de que si una solución o
acción de cambio se plantea de manera incorrecta, esto podría desencadenar en el aumento o
agudización del problema, y resaltan la importancia de adecuar los cambios y soluciones
enmarcados en la naturaleza del problema evitando así implementar «Más de lo mismo» y
recayendo así en la agudización del problema o la dificultad — cabe destacar que también se
realiza una distinción entre estas categorías —. En ese sentido, en palabras de los autores “Lo que
los ejemplos antes citados tienen en común y desean demostrar es que, en determinadas
circunstancias, pueden surgir problemas como mero resultado de un intento equivocado de
cambiar una dificultad existente” (Watzlawick y otros, 1992: 56)

Argumentos centrales.

En principio, es importante destacar el papel del cambio en el marco de la resolución de un


problema o una dificultad, en este caso “el cambio resulta necesario para restablecer la norma,
tanto para la comodidad como para la propia supervivencia” (Watzlawick y otros, 1992: 51)
entendiendo así la norma como el deber ser, e objetivo que se pretende en la resolución, ahora
bien, esto implica un reto en la aplicación de la acción correctora, es decir, en los cambios que se
implementen para resolver, ya que no siempre el feedback negativo será suficiente para
resolverlo.
Para algunos problemas con base en sus respectivas particularidades aplicar por sentido común el
contrario directo a la situación y/o en su defecto aumentar la intensidad de la aplicación, es decir
implementar «Más de lo mismo» no solo resultará insuficiente, sino además perjudicial, en ese
sentido lo que podría llegar a ocurrir de acuerdo al planteamiento es la intensificación o
profundización del problema, ya que “la «solución» contribuye en gran medida a aumentar el
problema y, de hecho, se convierte eventualmente en el mayor de ambos males” (Watzlawick y
otros, 1992: 51) puesto que no satisface correctamente la necesidad que implica la resolución,
sino por el contrario desconoce de fondo el problema, ignorando la raíz del mismo y desemboca
en efectos adversos para la resolución.
Este tercer capítulo del texto Cambio, formación y solución de los problemas humanos, está
desarrollado en 4 momentos muy generales los cuales se articulan completamente y de manera
lineal, teniendo en cuenta que se trata de un capítulo breve, de fácil comprensión y dispuesto a
introducir a la lectora de manera sencilla y amena al planteamiento de los autores sobre la
formación de problemas.
Los autores se preocupan por definir el cambio como respuesta a “la desviación con respecto a
alguna norma”, es decir la acción emprendida en busca de resolver o realinear las condiciones de
acuerdo a la norma, para ello se acude a un primer ejemplo general respecto al clima, en el cual en
una temporada de frío buscamos restablecer la norma, es decir, un ambiente cálido y acogedor, a
través de elementos partiendo del sentido común, como abrigo y calefacción, esta acción es
entendida más adelante en términos cibernéticos como un feedback negativo, es decir lo opuesto
a la desviación de la norma.
Sin embargo, más adelante se proponen ejemplos adicionales, en los que se expone de manera
efectiva cómo este feedback negativo y la aplicación de «Más de lo mismo» no solo resulta
insuficiente, sino además contraproducente, para ello plantea situaciones frente al alcoholismo, la
depresión, el insomnio y los celos, exponiendo situaciones que podrían considerarse cotidianas y
asimismo menciona como la aplicación del opuesto directo de manera reiterativa concluye en una
ampliación y/o intensificación del problema

A partir de lo anterior, cabe mencionar que los autores hacen referencia a las dificultades como
“un estado de cosas indeseables” que pueden resolverse de manera sencilla con feedback negativo
usualmente, mientras que le distingue de los problemas como “callejones sin salida, situaciones al
parecer insolubles, crisis, etc., creados y mantenidos al enfocar mal las dificultades.” lo cual
implica un mayor análisis a profundidad que permita comprender la manera más idónea de
resolver, lo cual suele estar muy distanciado de aplicar «Más de lo mismo».

Adicionalmente, los autores plantean 3 modos de enfocar mal las dificultades, que se pueden
comprender en términos generales y bastante corrientes como: acciones no hechas, es decir,
identificamos la necesidad de actuar, sin embargo, no se emprende la acción. Acciones hechas de
manera innecesaria, es decir, se implementan acciones de cambio sobre situaciones de base
inmodificables o en su defecto inexistentes, y finalmente acciones incorrectas o mal gestionadas,
es decir se acciona en niveles incorrectos o equivocados, por situándonos en un problema como si
se tratase de una dificultar y viceversa. Sobre estos tres modos los autores han de profundizar en
el documento general.

¿Diagnosticar o construir?
Los autores profundizan de manera clara y concreta a partir de ejemplos cotidianos la manera en
la que la solución puede llegar a convertirse en parte del problema e incluso en el problema como
tal, en el marco del dilema de la clase se considera apropiado dar lectura a la construcción de lo
problemas, no solo a partir de los diferentes factores sociales, políticos, económicos, culturales,
entre otros, que influyen en la raíz del problema, sino también considerando todas la acciones que
le rodean e influyen en la misma, de modo que los modos de enfocar las dificultades, leer los
problemas e incluso abordar la intervención están directamente relacionados con la construcción
del problema, de hecho el capítulo analizado lleva por título “Formación de problemas, más de lo
mismo, o cuando la solución es el problema”

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