0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
13 vistas2 páginas
El sacerdote destaca en su homilía que la verdadera sabiduría y felicidad provienen de seguir a Jesucristo y vivir en comunión fraterna, como se busca hacer en la misa a través de la palabra de Dios y la Eucaristía. Al presentar los dones, pide desprenderse de los propios egoísmos para servir a los demás, y que la comunión con Jesús a través de su mensaje nos dé la gracia para compartir lo mejor de nosotros mismos.
El sacerdote destaca en su homilía que la verdadera sabiduría y felicidad provienen de seguir a Jesucristo y vivir en comunión fraterna, como se busca hacer en la misa a través de la palabra de Dios y la Eucaristía. Al presentar los dones, pide desprenderse de los propios egoísmos para servir a los demás, y que la comunión con Jesús a través de su mensaje nos dé la gracia para compartir lo mejor de nosotros mismos.
El sacerdote destaca en su homilía que la verdadera sabiduría y felicidad provienen de seguir a Jesucristo y vivir en comunión fraterna, como se busca hacer en la misa a través de la palabra de Dios y la Eucaristía. Al presentar los dones, pide desprenderse de los propios egoísmos para servir a los demás, y que la comunión con Jesús a través de su mensaje nos dé la gracia para compartir lo mejor de nosotros mismos.
ENTRADA: Buenos días (Buenas tardes) Al venir a la Santa Misa en
el Día del Señor, lo que en el fondo andamos buscando siempre es nuestra propia felicidad. Una felicidad que equivale a la “verdadera sabiduría”, de la que nos habla hoy la Palabra de Dios. Una dicha que brota del resuelto seguimiento de nuestro Señor Jesucristo e implica un esfuerzo continúo por vivir –como deseamos hacerlo en esta Eucaristía– la comunión fraterna.
Al terminar la oración colecta: Nos sentamos para escuchar la palabra
de Dios. 1ª. LECTURA: El libro de la Sabiduría pone en boca de Salomón una comparación entre la “Sabiduría que viene de Dios” y las más valiosas de las riquezas materiales. No hay nada comparable a ella, ya que es la fuente de todo bien.
2ª. LECTURA: La carta a los Hebreos asigna a la Palabra de Dios
muy preciosas y variadas cualidades… Al compararla con «una espada de doble filo», nos invita a ponernos ante ella con transparencia y autenticidad.
EVANGELIO: La práctica de los mandamientos de la antigua Alianza
–nos dice San Marcos– es insuficiente para ser discípulos de Jesús… Seguir a Cristo implica, además, compartir su generosa entrega. Nos ponemos de pie
OFRENDAS: Al presentar nuestros dones pidámosle al Señor el saber
desprendernos de lo que más nos cuesta. Que –superando nuestros orgullos y egoísmos– podamos también poner nuestros bienes materiales al servicio de los demás.
COMUNIÓN: Sólo la comunión con Jesús y la fuerza que viene de
aceptar su mensaje nos puede dar la gracia necesaria para seguirlo sin condiciones. ¡Que logremos llegar a compartir lo mejor de nosotros mismos con nuestros semejantes! DESPEDIDA: Ser discípulos de Jesús es la común vocación a la que nuestro Padre Dios nos llama a todos nosotros… ¡Vayamos a compartir esta gran certeza con todos los que más nos necesitan!