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Conjunción Júpiter Saturno: una puerta hacia la nueva edad

Del 16 al 25 de diciembre se da una conjunción exacta de Júpiter y Saturno, alcanzando


el punto culminante el día 21, día del solsticio de invierno.
Dicen los astrónomos que una conjunción tan espectacular – como para parecer que son
una estrella doble – no se daba desde el 4 de marzo de 1226. Esta vez tendrá lugar en el
primer grado de Acuario.
Las conjunciones Júpiter-Saturno tienen lugar cada 20 años aproximadamente, y siempre
son el heraldo de cambios sociales positivos, afectando a la propia estructura de la
sociedad y al modo de entender las relaciones.
Es evidente que se abre una puerta de esperanza y evolución social autentica y, en cierto
modo, histórica. Y nosotros podemos sintonizarnos con esta energía para nuestras propias
vidas – participando en primera persona de este fenómeno – y para poner nuestro granito
de arena en la marea evolutiva social.

Desde el punto de vista del Árbol de la Vida se da una infusión de luz y energía desde
Biná (Saturno) a Jésed (Júpiter) que se irá concretando en las sucesivas conjunciones de
Júpiter con los demás planetas en el año siguiente, hasta alcanzar plenamente Maljut.
Podemos entonces abrirnos a esta influencia con una meditación simple, basada en el
Nombre de Dios – el Tetragrama – vocalizado con las puntuaciones de Biná y Jésed.

Nos llenamos de Luz Divina. Visualizamos el Tetragrama con vocalización de Biná en el


firmamento en fuego blanco irradiando luz blanca. Nos llenamos de su luz

A continuación, visualizamos debajo del anterior el Tetragrama en Jésed. Hacemos lo


propio de atraer y llenarnos de su luz

Entrelazamos ambos Nombre. Las letras son grandes como montañas y llenan todo
nuestro campo de visión.
La luz desciende sobre nosotros. Ahora somos completamente detallados, contemplando
como desde nuestro Kéter penetra por nuestra fontanela y va energizando y llenando todos
nuestros centros sefiróticos, circulando por nuestros canales, bañando nuestros órganos,
hasta que estamos vibrando en plena sintonía y armonía con su luz.
Contemplamos que el valor numérico de las consonantes es 52 (26 × 2), guematria de
Ben, Hijo, un anagrama del estado Tiferético. En el solsticio de invierno podemos
concebir en nosotros el niño divino.
Contemplamos que cada punto vocálico es una Yod, de valor 10. Cada par de letras tiene
así 5 Yodim, abriendo las 50 puertas del Entendimiento de Biná. Se abren así las 50
puertas en los cuatro mundos y todo se llena de bendición.
Irradiamos esta luz desde nuestro centro Tiferético (corazón), en donde se concentra
especialmente, a nuestro entorno y en círculos cada vez más amplios a toda la Tierra. Y
esta luz potencia una nueva edad de solidaridad, tolerancia, justicia, respeto mutuo,
respeto por el planeta, armonía social, etc., junto con la efusión de sabiduría de Acuario.
Contemplamos que el valor numérico total (consonantes y vocales) es 252, que es
guematria de la combinación

que se obtiene por Atbash (un procedimiento de sustitución de letras) de (Hashem


Elokenu Hashem)

y que constituye un poderoso escudo contra la negatividad y para la transmutación de los


tiempos.
Terminamos la meditación agradeciendo e integrando todo ello en nuestro sistema
energético.

Podemos hacer esta meditación desde ahora hasta la fecha señalada y posteriormente
tanto como queramos.

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