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Tejiendo redes contra el cáncer de mama

desde la investigación y el activismo


Sobre:
PORROCHE-ESCUDERO, Ana; COLL-PLANAS, Gerard; RIBA, Caterina (eds.) (2016) Cica-
trius (in)visibles. Perspectives feministes sobre el càncer de mama, Vic, Eumo Editorial, 240
páginas.

Laura Muelas de Ayala


Dpto. de Filosofía de los Valores y Antropología Social,
Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU)
laura.muelas@ehu.eus

Cicatrius (in)visibles nace de la urgencia, del deseo y del activismo. Es urgente porque alre-
dedor del cáncer de mama se ha desarrollado una extensa maquinaria sanitaria, corporativa e
ideológica que conforma un complejo entramado cultural. Nace también del deseo de arrojar
luz sobre demasiadas sombras que dificultan tener una visión holística del cáncer de mama,
de sus causas y efectos en todos los espacios sociales y vitales. Pero, además, esta obra surge
desde una perspectiva política y con un objetivo claro de incidir en la sociedad, proponiendo
miradas alternativas feministas sobre el cáncer de mama que son profundamente subversivas
y transformadoras.
El volumen editado por Ana Porroche-Escudero, Gerard Coll-Planas y Caterina Riba nos
ofrece un panorama que plantea el fenómeno desde varios niveles de análisis, alrededor de los
cuales planea la siguiente pregunta: ¿Es el cáncer de mama un tema feminista? A través de los
tres bloques que dividen la obra, profesionales de la salud, investigadoras y activistas abordan
meticulosa y detalladamente numerosas aristas del problema. El análisis profundo de cada una
de ellas da como resultado un conjunto heterogéneo, un trabajo multidisciplinar que, desde la
antropología, la medicina, la performance o los colectivos sociales, nos permite conformar una

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ISSN: 1138-347-X © Ankulegi, 2016

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visión que no solo se aleja de la representa- Ana Porroche-Escudero estudia las cam-
ción de la enfermedad en los medios de co- pañas de sensibilización de la Asociación
municación y el sistema sanitario, sino que Española Contra el Cáncer (AECC) obser-
la confronta directamente. vando que siguen un patrón muy parecido
El primer bloque, titulado “La construc- al abordado por Sulik en Estados Unidos.
ción social del cáncer de mama”, nos sitúa Si bien considera que al principio podían
en los paradigmas socioculturales a partir constituir un apoyo, en estos momentos lle-
de los cuales se perfilan las categorías que ga a afirmar que no solo no empoderan a las
intervienen en el fenómeno. En el caso del mujeres, sino que minimizan su capacidad
cáncer de mama, además de operar un siste- de agencia. El texto nos invita a repensar
ma androcéntrico y heterocentrado, el valor el concepto de empoderamiento. La apro-
simbólico del pecho femenino forma par- piación del término por parte del sistema
te de los hechos ideológicos que participan neoliberal, donde a nivel individual es sinó-
en la construcción social de la enfermedad. nimo del de emprendimiento o intercam-
Como señala Gerard Coll-Planas, estos he- biable con este, hace que se despoje de sus
chos ideológicos configuran un marco en el pretensiones transformadoras a nivel social.
que el cáncer de mama se hipervisibiliza. Lo Así, la autora concluye que las campañas de
íntimo deja de serlo para convertirse en una la AECC son desempoderantes: en lugar de
promover la autonomía de las mujeres, ha-
experiencia compartida no solo con las per-
cen uso del miedo como herramienta para el
sonas allegadas, sino con el público o la so-
sometimiento de estas a la autoridad médica.
ciedad en general, que espera encontrar en la
No desarrollan una conciencia política sobre
persona enferma a una luchadora incansable,
los determinantes sociales en salud, sino que
femenina, digna y ejemplarizante. La cons-
inciden en los cambios de estilo de vida a
trucción social del cáncer de mama implica, nivel personal, basándose en estereotipos que
sobre todo, la construcción de la enferma. refuerzan los roles de género. El último ca-
Los roles de género determinan que las mu- pítulo del bloque lo firman Geneviève Rail,
jeres encuentren su reconocimiento en la mi- Mary Bryson, Tae Hart, Jacqueline Gahagan
rada del otro —un otro masculino—, uno de y Janice Ristock. Estas investigadoras cana-
cuyos efectos sería la tiranía del pensamiento dienses exponen algunos resultados del pro-
positivo. Por su parte, Gayle Sulik analiza yecto Cancer’s Margins, sobre desigualdades
la influencia que tuvieron los colectivos fe- en relación con el cáncer de mama y gine-
ministas en el movimiento contra el cáncer cológico en personas del colectivo LGTBQ.
de mama en Estados Unidos en los setenta Además de denunciar los sesgos androcéntri-
y su posterior despolitización, a medida que cos y heteronormativos del sistema sanitario,
la lucha contra esta enfermedad se convertía proponen modelos alternativos para el estu-
en un asunto de las grandes corporaciones. dio del cáncer. A través de las experiencias de
La protesta social es sustituida por la “cul- pacientes QLBT y de una metodología en la
tura del lazo rosa”, que fuerza a las mujeres que se entremezclan teoría y práctica, reivin-
afectadas a permanecer heroicas y positivas dican lo que llaman la “transformación queer
y cuya feminidad ha de ser reforzada conti- del cáncer”. Esta transformación se encuen-
nuamente. tra en historias de agencia y reflexividad,

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desde los márgenes, que cuestionan las nor- que sí demuestran los efectos adversos o el
mas, en las que tienen cabida experiencias de sobrediagnóstico.
fracaso, vergüenza, miedo o angustia y que Cinzia Greco, en otro orden de cosas,
son silenciadas bajo los alegatos dominantes reflexiona sobre los motivos de que existan
de positividad y superación. tantos prejuicios contra la cirugía mamaria
El segundo apartado, “Sesgos androcén- por razones estéticas y, sin embargo, se consi-
tricos, económicos y políticos en la medici- dere prescriptiva la reconstrucción mamaria
na”, lo abre la médica y endocrinóloga Car- posmastectomía. La presión para la recons-
me Valls-Llobet con un dato fundamental: trucción solo puede entenderse dentro de
solo el 8 % de los cánceres de mama son ge- un sistema de género donde las mujeres son
néticos, el 92 % restante es provocado por aceptadas conforme a unos roles heteronor-
factores ambientales y laborales; y una pre- mativos. Pese a que los discursos hegemóni-
gunta obligada: ¿qué estamos haciendo para cos insisten en la pérdida de feminidad tras
combatir ese 92 % y a dónde van a parar los la mastectomía y animan encarecidamente
recursos que se destinan a la lucha contra el a la reconstrucción, no todas las mujeres se
cáncer de mama? La hipervisibilidad de al- someten a la cirugía y buscan alternativas e
gunos aspectos del cáncer de mama relacio- incluso resisten los mandatos abogando por
nados con las campañas del “lazo rosa” no se la asimetría de sus cuerpos. Greco nos insta a
pensar sobre el concepto de feminidad como
corresponde con el desinterés que provoca a
algo que, en términos gramscianos, forma
nivel científico. Este abandono se debe a tres
parte de nuestro sistema más arraigado de
causas, a saber: 1) el modelo positivista en el
creencias, de nuestro sentido común, y que
que se basan la mayoría de estudios médi-
es expresada y reforzada corporalmente. Las
cos y que tienden a explicar los fenómenos
tecnologías del cáncer juegan un papel clave
a partir de una sola causa con su efecto; 2) en la construcción de la feminidad; la mas-
el sesgo androcéntrico que todavía perdura y tectomía y la reconstrucción son dos caras de
domina la práctica y la investigación médi- una misma moneda que, sin embargo, ponen
cas; y 3) los intereses económicos de las far- en evidencia el carácter construido y precario
macéuticas, que optan por invertir más en del género. El capítulo de Ana Porroche y
tratamiento que en prevención. Si ya resulta Begoña Arrieta critica la patologización de
problemático exponer que las dioxinas am- las supervivientes de cáncer de mama por
bientales —tales como pesticidas, parabenos parte del sistema médico, prefijando una
o metales pesados— provocan la inmensa sexualidad normativa y pasando por alto el
mayoría de los cánceres de mama, las re- placer sexual de las mujeres. Las experiencias
flexiones de Júlia Ojuel y Grazia de Michele de las mujeres afectadas ponen en eviden-
también se enfrentan al establishment cues- cia la aparición de problemas sexuales como
tionando el pilar básico de las campañas de consecuencia de los diversos tratamientos
prevención: las mamografías. En su artículo oncológicos, cuestiones que son invisibili-
visibilizan la controversia que existe con el zadas y minimizadas por los profesionales
tema del cribado, ya que la ausencia de evi- médicos. Dorothy Roberts cierra el bloque
dencia científica que corrobore que reduce la con su aportación sobre la oncofertilidad, un
mortalidad choca frontalmente con estudios campo que promueve la investigación y el

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tratamiento de la fertilidad a mujeres super- paciente. Experiencias colectivas como las de


vivientes de cáncer. Si bien puede suponer Oncogrrrls que, mediante la performance,
una oportunidad para algunas mujeres, la exploran los elementos metodológicos para
oncofertilidad refuerza la “repronormativi- la politización del cáncer de mama. Por últi-
dad”, estableciendo de antemano el deseo de mo, Ainhoa Irueta, desde su subjetividad de
todas las mujeres de ser madres. “marimacho cancerosa”, hace un análisis de
En el último bloque del libro, “Hacerse las regulaciones sociales de género —la fe-
cargo del propio cuerpo. Otras narrativas so- minidad, la heteronormatividad o el binaris-
bre el cáncer”, encontramos experiencias en mo de género— conforme se iban materia-
primera persona que siguen la estela de auto- lizando en su propio cuerpo en el transcurso
ras y artistas como Audre Lorde o Jo Spence de la enfermedad.
que, como nos recuerda Caterina Riba, son Los relatos en primera persona, tanto de
hoy referentes indispensables para pensar el forma individual como colectiva, reflejan
cáncer desde otras perspectivas. Son miradas mucho más que testimonios etnográficos que
que no compiten con los discursos médicos, dialogan y construyen la teoría. Se trata de
sino que los complementan, dando respuesta voces de lucha, de dolor, de vergüenza, de
a voces y subjetividades que reclaman senti- agonía, de miedo o de placer que resuenan
res diversos respecto a la enfermedad y a la desde los márgenes. Los artículos planteados
manera de estar en el mundo. Voces como en esta obra pretenden generar respuestas
la de Beatriz Figueroa, que denuncia la pre- comunes y articuladas desde los feminis-
carización social y económica a la que se ven mos y la investigación, pero también desde
abocadas las personas enfermas de cáncer, cuerpos diversos y subjetividades concretas,
poniendo en evidencia la falta de apoyo ins- que cuestionan una visión monolítica de la
titucional y cuestionando de este modo el enfermedad, y un sistema cuyas representa-
sentido de la supervivencia. Relatos autoet- ciones de las personas con cáncer de mama
nográficos como el de Victoria Fernández, son normativas, limitadoras, estereotipadas
que reflexiona y se rebela contra la pedago- y excluyentes.
gía del miedo a la que se vio sometida como

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