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El hormigón autocompactante es un tipo de hormigón que, por las propiedades que le transfieren

el diseño de su dosificación y el uso de aditivos superplastificantes, se compacta por gravedad,


fluyendo entre los encofrados gracias a su viscosidad.

Este hormigón se compacta sin ayuda de ningún sistema mecánico y conserva las propiedades de
homogeneidad y estabilidad durante toda su aplicación, de forma que no se produce sangrado de la
lechada ni bloqueo del árido grueso.

Los materiales que forman su composición son los mismos materiales que se emplean para la producción
de los hormigones de compactación convencional caracterizándose los hormigones autocompactantes
por un menor contenido de árido grueso, un mayor contenido de finos minerales y, en general, un menor
tamaño máximo de árido. 

Diferencias con otros tipos de hormigón


El hormigón autocompactado mantiene las prestaciones propias del hormigón convencional, o del
hormigón de altas prestaciones, como son la resistencia y la durabilidad, pero incorpora su capacidad
para mantener las condiciones de fluidez y uniformidad en la distribución durante todo el proceso de
aplicación, sin necesidad de compactarlo con medios mecánicos.

Otra de las interesantes características que presenta es que no es necesario hormigonar por capas, de
forma que el vertido del hormigón es continuo. Además es posible aplicar desde la parte baja del
encofrado, con la garantía de llenado completo, sin huecos y sin ningún tipo de segregación.

Usos recomendados

Por sus propiedades, este cemento autocompactante está especialmente indicado cuando los acabados
en una construcción son en hormigones a la vista, dado que aplicando diversas superficies en el
encofrado se pueden obtener acabados que imitan fielmente la cara en contacto.

También es muy recomendable para la producción de elementos que tienen formas y geometrías
complejas o en los que los armados son tan densos que dificultan o impiden la acción de la maquinaria
de vibrado para la compactación.
Los prefabricados son otro de los usos indicados, ya que este tipo de cemento autocompactante permite
la producción de elementos con espesores de reducidas dimensiones.

Ventajas

Las ventajas de esta clase de hormigón han sido enumeradas a lo largo de este artículo, pero conviene
destacarlas porque éstas le confieren preminencia entre el resto de hormigones.

En primer lugar, destaca la gran fluidez que presenta. Esta fluidez, que se obtiene por el uso de aditivos
superplastificantes, facilita su aplicación y lograr unos resultados más que óptimos. Además,
la compactación por gravedadsoluciona las dificultades que presentan, ante el vibrado, las armaduras
especialmente densas.

La sistemática fiable de la compactación resta, de forma muy significativa, la influencia que tiene la puesta
en aplicación del producto en el resultado final. En superficies sin tratamiento la uniformidad del
autocompactante es muy superior y por ello el acabado que presenta es mejor que con el hormigón
convencional.
Para terminar, la fluidez permite que sea posible rellenar con facilidad moldes, aunque éstos sean
estrechos y de formas complejas.

Desventajas

La principal desventaja que presenta este hormigón tiene más que ver con su producción que con la
puesta en obra. Para su fabricación es necesaria la realización de rigurosos estudios y mantener un
cumplimiento estricto del diseño de componentes para poder garantizar sus propiedades.

Respecto a la puesta en obra, es necesario prestar una mayor atención de las condiciones de


estanqueidad del encofrado, ya que la consistencia líquida del material facilitará que salga por
eventuales roturas o huecos. También se debe atender a las condiciones de rigidez de los moldes, si
estos presentan una rigidez insuficiente permitirán avanzar el hormigón más allá de las dimensiones
proyectadas.
 

Obras construidas con hormigón autocompactante


La construcción más famosa por el uso de este hormigón es el puente colgante Akashi-Kaikyo en
Kobe, Japón, inaugurado en 1998 y que en esa fecha poseía el mayor tramo libre entre apoyos en el
mundo con 1.991 m.
Entre las obras construidas con este tipo de hormigón destaca el Pabellón Puente de la Expo 2008 en
Zaragoza. La arquitecta británica-iraní Zaha Hadiddiseñó un magnífico e innovador edificio horizontal
con planta de gladiolo tendido sobre el río Ebro. Se trata de una obra de enorme complejidad técnica y
que fue preconstruida en tierra y posteriormente asentada en el río.
 

El centro de control del sistema europeo de navegación por satélite (GNSS) fue proyectado por el
arquitecto alemán Schulten Frank Architekten y ejecutado en hormigón y vidrio. En el conjunto destacan
las tres torres inclinadas y oblicuas. 

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