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En este relato de Edgar Allan Poe se puede entrever claramente los conflictos del
consciente e inconsciente en la naturaleza humana. Se observa un personaje que en su
niñez muestra indicios de adaptabilidad al mundo: es dócil, sensible, tierno, aunque estas
conductas generan malestar y provocan burlas en sus compañeros.
Más tarde, su conducta evidencia una fuerte transformación que se va deteriorando más
y más. El personaje es dominado por sus instintos malvados, deseos reprimidos,
agresividad natural. Es cuando el “revoltoso e insubordinado inconsciente”, lo conduce
a violencias atroces que horrorizan al lector y al personaje mismo.
El propio personaje refiere esa lucha consciente vs inconsciente, cuerpo vs alma, deseo vs
ley, bien vs mal, Dios vs demonio, cuando manifiesta: “¿Quién no se ha sorprendido a sí
mismo cien veces en momentos en que cometía una acción tonta o malvada por la simple
razón de que no debía cometerla? ¿No hay en nosotros una tendencia permanente, que
enfrenta descaradamente al buen sentido, una tendencia a trasgredir lo que constituye la
ley por el solo hecho de serlo?”
Es así como, Poe, de manera prodigiosa presenta la problemática humana desenvuelta en
un ambiente oscuro, impenetrable, fantasmal. Ambiente que capta la atención de lector
quizá por el placer que puede generar el experimentar o reencontrarse con lo inconsciente,
desconocido, con lo insensato de sí mismo.
El gato negro: ¿Un intento por descifrar la conducta humana, lo contradictorio, lo
complejo, lo inescrutable de su naturaleza?