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PROTOCOLO INDIVIDUAL DE LA UNIDAD 5.

Realizado por: Ariel Duarte Suarez.

¿cómo distinguir una desigualdad de una diferencia?


La respuesta tiene implícita la forma en que pueden abordarse los problemas sociales de distinción
y estratificación social: la desigualdad es una diferencia que se considera injusta. Para abordar esta
cuestión, se parte de identificar, admitir y superar las situaciones que caracterizan el orden social,
y especialmente al lugar que se le da a los sujetos —a los grupos y colectividades— en ese
entorno. La noción de justicia como criterio para distinguir una diferencia de una desigualdad
implica que a la pregunta de por qué existen desigualdades en el mundo se responda primero a
través de la ética -como ámbito filosófico- para luego abordarla a partir de la sociología. En breve,
la desigualdad en el mundo existe porque a muchos se les ha negado la oportunidad de vivir sus
vidas con dignidad.

Reconocer esta condición y su complejidad es prerrequisito para sociedades más justas. “Las
desigualdades son creadas por los hombres y en esta medida pueden ser alteradas”.[2] Este
argumento no es menor, es el punto de partida de los estudios sociológicos y filosóficos sobre la
desigualdad humana. Esta es la cuestión de su artificialidad, es decir, de su condición creada o
construida, no natural o dada.

En este punto, el reconocimiento de las condiciones históricas que soportan la estructura de


desigualdades sociales dadas en un contexto específico, es la clave para activar un proceso en
miras a la construcción colectiva de entornos dignos y relaciones justas.

Teoría de tres componentes de la estratificación.


La teoría de tres componentes de la estratificación, más ampliamente conocida como
estratificación weberiana o el sistema de tres clases, fue desarrollada por el sociólogo alemán Max
Weber distinguiendo como tipos ideales a la clase, el estatus y el poder. Weber desarrolló un
enfoque multidimensional de la estratificación social que refleja la interacción entre riqueza,
prestigio y poder.

Weber argumenta que el poder puede tomar una variedad de formas. El poder de una persona se
puede mostrar en el orden social a través de su estatus, en el orden económico a través de su
clase, y en el orden político a través de su partido. Así, la clase, el estado y el partido son cada uno
de los aspectos de la distribución del poder dentro de una comunidad.
La clase, el estado y el partido tienen no sólo una gran cantidad de efecto dentro de sus áreas
individuales, sino también una gran influencia sobre las otras áreas.

Riqueza: incluye bienes tales como edificios, terrenos, granjas, casas, fábricas y otros
bienes - "Situación económica"
Prestigio: el respeto con el que una persona o posición de estatus es considerada por otros
- "Situación de estatus"
Poder: la capacidad de las personas o grupos para alcanzar sus objetivos a pesar de la
oposición de otros - "Partidos"

Según Weber, hay dos dimensiones básicas del poder: la posesión del poder y el ejercicio del
poder.

Posesión de poder.
Según Weber, la capacidad de tener poder deriva de la capacidad del individuo para controlar
varios "recursos sociales". "El modo de distribución otorga al propietario un monopolio sobre la
posibilidad de transferir la propiedad de la esfera de uso como 'riqueza' a la esfera del 'capital', es
decir, da la función empresarial y todas las posibilidades de compartir directamente o
indirectamente en el rendimiento del capital."5 Estos recursos pueden ser cualquier cosa y todo:
pueden incluir tierra, capital, respeto social, fuerza física y conocimiento intelectual.

Ejecución del poder.


La capacidad de ejercer el poder adopta un conjunto de formas diferentes, pero todas implican la
idea de que dicha capacidad es la de cómo el individuo logra su propio camino con los demás,
independientemente de la capacidad que tengan para resistírsele. "Por ejemplo, si pensamos en
las posibilidades de un individuo de realizar su propia voluntad en contra de la de otra persona, es
razonable creer que el prestigio social de la persona, la posición de clase y la pertenencia a un
grupo político tendrán un efecto en estas oportunidades."1 Para comprender la relación entre el
poder y la estratificación social, Weber teorizó las diversas formas en que las sociedades se
organizan en sistemas jerárquicos de dominación y subordinación utilizando los varios conceptos
principales.

Clase y poder.
"La clase, en su esencia, es un concepto económico; Es la posición de los individuos en el mercado
que determina su posición de clase. Y es cómo uno está situado en el mercado que afecta
directamente las oportunidades de vida de uno."6 Esto fue teorizado por Weber partiendo del
"acceso desigual a los recursos materiales". Por ejemplo, si un individuo X posee algo que un
individuo Y quiere o necesita, entonces esto hace al individuo X potencialmente más poderoso que
el individuo Y. El individuo X está en una posición dominante al mismo tiempo que el individuo Y
está en una posición subordinada dado a que el individuo X controla el acceso a un recurso social
deseado. Un ejemplo clásico es la relación entre un empleador y un empleado.

Poder social.
La existencia de grupos de estatus se manifiesta a menudo en forma de

La endogamia o el patrón restringido de las relaciones sociales,


La acción de compartir alimentos y otros beneficios dentro de los grupos,
Convenciones o tradiciones de estatus, y
La adquisición monopólica de ciertas oportunidades económicas o la evitación de ciertos
tipos de adquisiciones.

Si un individuo X respeta o ve como su superior social a un individuo Y, entonces el individuo Y


tiene potencial de ejercer el poder sobre el individuo X (puesto que este responderá
positivamente a las instrucciones u órdenes del individuo Y). En este sentido, el estatus social es
un recurso social simplemente porque el individuo Y puede tenerlo mientras el individuo X no
puede. "No todo el poder, sin embargo, conlleva el honor social: el típico jefe estadounidense, así
como el típico gran especulador, renuncia deliberadamente al honor social. En general, el poder
'meramente económico' , y especialmente el poder monetario 'desnudo', no representa de
ninguna manera una base reconocida o el honor social".

Poder político.
Los partidos son asociaciones que buscan asegurar "el poder dentro de una organización [o el
estado] de sus líderes para obtener ventajas ideales o materiales para sus miembros activos." Esta
forma de poder puede estar relacionada con la forma en la que el Estado está organizado en
sistemas sociales modernos (implicando la capacidad de promulgar leyes, por ejemplo). Si un
individuo puede influir en este proceso de creación de la ley, entonces estará en una posición
potencialmente poderosa. Por lo tanto, el individuo, por su capacidad de influir en un proceso de
toma de decisiones, adquiere poder, a pesar de que no puede ejercer directamente ese poder
personalmente. Los partidos políticos son los medios organizativos que tienen como fin adquirir
poder a través del mecanismo del Estado y esto abarca no sólo a los partidos formalmente
organizados, sino a cualquier grupo organizado para influir en la forma en que el poder se ejerce
legítimamente a través de la maquinaria del Estado. "Dado que los partidos apuntan a objetivos
tales como conseguir que sus programas se desarrollen o acepten y obtengan posiciones de
influencia dentro de las organizaciones, es claro que operan sólo dentro de un orden racional
dentro del cual estos objetivos son posibles de alcanzar y sólo cuando hay una lucha por el poder."

Acción social.
La acción social está en relación directa con el "poder político o de partidos" en combinación con
la situación de clase. La influencia de las leyes se basa en la acción social de los miembros de las
clases. "La dirección de los intereses puede variar según si la acción social de una mayoría o
minoría de aquellos comúnmente afectados por la situación de clase, o incluso una asociación
entre ellos, por ejemplo un sindicato, ha crecido fuera de la situación de clase, de la cual el
individuo puede esperar resultados prometedores para sí mismo. "El grado en que la 'acción
social' y posibles asociaciones emergen del comportamiento masivo de los miembros de una clase
está vinculado a las condiciones culturales generales, especialmente a las de tipo intelectual. “La
acción consciente de la clase es más probable si, en primer lugar, [Weber dice] 'la conexión entre
las causas y las consecuencias de la "situación de clase"' son transparentes o claras. Si las personas
pueden ver claramente que hay una conexión entre la estructura del sistema económico y lo que
les sucede en términos de oportunidades de vida, la acción colectiva es más probable." Cuanto
mayor sea la cantidad de personas dentro de estas posiciones de clase, aumentará la probabilidad
de que ellos emprendan una acción.

Movilidad.
"No es controversial que la situación de clase en la que cada individuo se encuentre represente
una limitación en su alcance, tiende a mantenerlo dentro de la clase. Actúa como un obstáculo
para cualquier ascenso en una clase superior y como un par de alas acuáticas con respecto a las
clases inferiores ... Tipo de clase, relaciones con los compañeros de clase, poder sobre los recursos
externos adaptados a la situación de clase, y así sucesivamente. “En la sociedad capitalista el
movimiento entre clases es una posibilidad. De ahí el uso del término "sueño americano" para
mostrar la capacidad de las personas para ascender a una clase superior a través del trabajo duro y
el ingenio. "La composición de la clase está cambiando para siempre, hasta el punto en que puede
haber un conjunto completamente nuevo de familias. "Weber vio cuatro clases: la clase
propietaria, la clase no propietaria, la pequeña burguesía y la clase obrera.

CUADRO DE LA SITUACIÓN SOCIAL.

La inquietud por lo social que recorre el continente americano tiene razones muy concretas en qué
basarse. Se reseñan sumariamente nueve problemas sociales clave de gran impacto en la Región.
Hay otros problemas sociales que deberían agregarse a esta lista, pero los enfocados permiten
aproximarse a lo que constituye la "vida cotidiana" de muchísimos latinoamericanos.

El aumento de la pobreza.

Hay disensiones metodológicas significativas sobre cómo medir la pobreza. Sin embargo, la mayor
parte de las fuentes internacionales coinciden en una constatación básica respecto a la Región: la
pobreza ha crecido considerablemente en las dos últimas décadas. La figura 1 muestra los
resultados que se obtienen adoptando un criterio de uso frecuente: considerar pobres a quienes
ganan menos de dos dólares estadounidenses (US$) per cápita diarios. La medición por otros
criterios, como la canasta básica de vida, normalmente proporciona resultados todavía peores.
Pero aun utilizando esta medición "conservadora" de la pobreza, es posible apreciar nítidamente
la tendencia. Como puede observarse, con fluctuaciones menores, la pobreza ha crecido
fuertemente en la Región desde inicios de los años ochenta. Dadas las condiciones económicas
recesivas de los dos últimos años (1998 y 1999), se estima que la situación se ha deteriorado aún
más.

Algunas mediciones nacionales recientes permiten tener idea de la magnitud del problema. El
informe "Estado de la Región" respecto a Centroamérica indica que son pobres 75% de los
guatemaltecos, 73% de los hondureños, 68% de los nicaragüenses y 53% de los salvadoreños. En
los sectores indígenas las cifras pueden ser aun peores. Así, en Guatemala es pobre 86% de la
población indígena frente a 54% de la no indígena. En Venezuela las estimaciones oficiales señalan
que es pobre 80% de la población. En Ecuador se calcula que 62,5% de la población está por
debajo del umbral de la pobreza. En Brasil se ha estimado que 43,5% de la población gana menos
de US$2 diarios y que 40 millones de personas viven en la pobreza absoluta. En Argentina la tasa
de pobreza de las provincias del nordeste es de 48,8% y la de las provincias del noroeste de 46%;
son pobres 45% de los niños menores de 14 años del país. Una estimación de Naciones Unidas
para toda la Región refiere que entre 1970 y 1980 había 50 millones de pobres e indigentes, pero
que en 1998 serían 192 millones.

Frente a estas cifras resulta casi trivial el tipo de línea argumental utilizada por algunos sectores
relativizando el problema: "pobres hay en todos lados", "pobres ha habido siempre".
Efectivamente, existe pobreza en numerosas sociedades, pero mientras en los países
desarrollados tiende a estar por debajo del 15% de la población, en diversos países de América
Latina triplica, cuadruplica o quintuplica esa cifra. El informe de una Comisión Regional presidida
por Patricio Aylwin estimó que se hallarían en la pobreza "casi la mitad de los habitantes de
América Latina y el Caribe". Ello significa otro tipo de problema cualitativamente distinto. No se
trata de "bolsas de pobreza", sino de extensos sectores en esa situación. Por otra parte, como se
ha visto, las cifras marcan una tendencia al aumento de la pobreza en la Región.

Algunos impactos de la pobreza.

Las cifras sobre el crecimiento de la pobreza brevemente referidas se transforman en carencias y


penurias agobiantes en la vida diaria. Más de 10 millones de centroamericanos (29% de la
población) no tienen acceso a servicios de salud y dos de cada cinco carecen de agua potable y
saneamiento básico. Un tercio de la población de Centroamérica es analfabeta. Una tercera parte
de los niños menores de 5 años presentan una talla inferior a la normal, en lo que inciden procesos
de acumulación de insuficiencias nutricionales en la madre y el niño.

En Venezuela se estima que 10 millones de personas viven en pobreza extrema. Un estudio


mundial de UNICEF sobre familias residentes en casas sin instalaciones sanitarias ubica a Brasil
entre los países en donde 50% de la población está afectada por ese problema básico. Según las
cifras oficiales, en el Gran Buenos Aires, la zona de mayor población de Argentina, uno de cada
cinco niños presenta desnutrición.
Estas y otras expresiones de la pobreza repercuten en las dimensiones fundamentales de la vida.
Crean dificultades muy importantes en lo que Sen ha denominado "las capacidades básicas de
funcionamiento de las personas", deterioran la calidad de vida y acortan la esperanza de vida con
respecto a las cifras esperables en condiciones normales (11). Para amplios sectores, en la Región
se cumple un difundido aforismo sobre la problemática social: "la pobreza mata".

Desempleo e informalidad.

La pobreza está fuertemente ligada a los difíciles problemas que enfrenta actualmente la
población para obtener un trabajo estable. La Región tiene una alta tasa de desocupación abierta.
Dicha tasa ha venido aumentando. Según algunas estimaciones, la tasa media de desempleo
aumentó de 7,2% en 1997 a 8,4% en 1998 y a 9,5% en 1999.

Al problema del desempleo se le suma el crecimiento de los trabajos informales. Si bien el


universo de los mismos es heterogéneo, un porcentaje mayoritario está conformado, según lo
caracteriza el Programa Regional de Empleo para América Latina y el Caribe (PREALC), por trabajos
inestables, sin apoyo tecnológico ni crediticio y sin cobertura social. Se calcula que un puesto de
trabajo en la economía informal tiene de una tercera a una cuarta parte de la productividad de
uno en la economía formal. Según estima Tokman, en 1980, en la economía informal trabajaba
40,6% de la mano de obra no agrícola ocupada y actualmente la cifra habría ascendido a 59%.

Las ocupaciones informales implican en muchos casos puestos de trabajo frágiles, de baja calidad,
y sus ingresos son cada vez menores en comparación con los puestos de trabajo de la economía
formal. Según la CEPAL, los que trabajan en la economía informal ganan por término medio la
mitad de lo que ganan quienes lo hacen en empresas modernas y trabajan más horas. Las
diferencias salariales entre los profesionales y técnicos y los trabajadores en sectores de baja
productividad aumentaron 40 a 60% entre 1990 y 1994. Un tercer problema es la precarización de
las condiciones de trabajo. Aumentan los trabajadores sin contrato o con contratos temporales. Se
estima que cerca de 35% de los asalariados están en esas situaciones en Argentina, Colombia y
Chile, y 74% en Perú.

Carencias en salud pública.

Hay avances considerables en las condiciones de salud de la Región. Sin embargo, cuando se
desagregan los datos se observan notables diferencias entre los países y también en cada uno de
ellos, diferencias que se manifiestan claramente en tres de los principales indicadores de salud
pública: esperanza de vida, mortalidad infantil y mortalidad materna.

Diversos análisis indican que tras las inquietantes distancias entre diversas áreas geográficas y
grupos de población subyacen, entre otras causas, marcadas carencias en aspectos cruciales para
la salud pública. El acceso a agua potable, instalaciones sanitarias, alcantarillado y energía eléctrica
es limitado para amplios sectores. Ello crea factores de riesgo de mucho peso en la salud. Se
estima que 130 millones de personas carecen de agua potable. Por otra parte, el costo del agua
para los pobres es mucho mayor que para las clases medias y altas. Un informe reciente de la
Comisión Mundial del Agua calculó que para adquirir un metro cúbico de agua un habitante de los
barrios periféricos de Lima, Perú, tiene que pagar 20 veces el importe que abona un residente
urbano de los estratos medio o alto, que dispone de agua corriente. La falta de agua potable y de
instalaciones adecuadas de eliminación de excretas es esencial en todo orden de riesgos para la
salud, particularmente para la población infantil, entre otras expresiones, a través de las
infecciones intestinales. En 11 países de la Región la diarrea es una de las dos principales causas de
muerte en niños de menos de un año. Asimismo, las carencias de agua potable facilitaron la
extensión del cólera en los años noventa, que en tres años causó 811 000 casos.

Los factores anteriores causan riesgos considerables para la salud de diversos sectores de la
población. A su vez, la cobertura de salud es restringida para los sectores más afectados por esos
factores de riesgo. La OPS ha estimado que 130 millones de latinoamericanos carecen de acceso
regular a servicios de salud.

Problemas en educación.

En la Región se han hecho importantes adelantos en educación: ha avanzado fuertemente la


matriculación en las escuelas primarias, la gran mayoría de los niños inicia la escuela y han
descendido las cifras de analfabetismo. Pero junto a estos logros se presentan varios problemas
que despiertan fuerte preocupación. El primero es el de la deserción escolar. Cerca de 50% de los
niños que se matriculan en la enseñanza primaria no la finalizan. También en secundaria, las tasas
de deserción son muy grandes, por lo que, en definitiva, solo una reducida parte de la población
tiene estudios secundarios completos. El segundo problema es la repetición. El Banco Mundial ha
estimado que el nivel de repetición en la Región es "uno de los más altos del mundo en desarrollo"
(16). Casi la mitad de los niños repiten el primer grado, y 30% cada uno de los grados siguientes.
Puryear ha estimado que un niño latinoamericano medio está cerca de siete años en la escuela
primaria, donde solo completa cuatro grados.

Las elevadas tasas de deserción y repetición determinan que la escolaridad media de toda la
Región sea de 5,2 años. Los latinoamericanos están llegando al nuevo siglo sin escuela primaria
completa.

Un reciente análisis sobre la situación en 15 países de la Región ha establecido que, de cada 100
niños matriculados en primer grado de primaria en Bolivia, Brasil, Colombia y Perú, solo 15 llegan a
terminar nueve años de escolaridad. En Guatemala, Haití y República Dominicana la cifra es aun
mucho menor: solo seis.

Las cifras de deserción y repetición son mucho mayores entre los estratos desfavorecidos y en las
zonas rurales. Así, en Brasil, de cada 100 niños del 25% más pobre de la población, 45 desertan o
repiten, mientras que en el 25% más rico la cifra se reduce a nueve. En el análisis antes citado se
determinó que en los 15 países analizados, los jefes de hogar del 10% más rico de la población
tienen 12,1 años de educación, mientras que los del 30% más pobre tienen solo 5. Hay una
diferencia de 7,1 años, que es aun mayor en México, Brasil, Panamá y El Salvador (de 8 a 9 años).

Hay profundas inequidades en las oportunidades educativas, que se agudizan aun más si se toma
en cuenta la calidad de la educación recibida. Las escuelas públicas a las que asisten los niños de
los estratos desfavorecidos tienen condiciones mucho más desventajosas para la enseñanza. El
deterioro que se ha producido en muchos casos en cuanto a inversiones en edificios,
mantenimiento, medios modernos de educación y salarios las ha colocado en una posición muy
desfavorable. Así, se estima que en una escuela privada los niños reciben 1 200 horas de clase
anuales, en una pública urbana 800 y en una pública rural 400. Los sueldos medios de los maestros
de las escuelas privadas tienden a ser marcadamente superiores a los de las escuelas públicas.

Los problemas ambientales de Latinoamérica.

El continente americano desde el Canadá hasta la Patagonia, Argentina, es un bello lugar de


nuestro planeta Tierra. América, el continente entero, es biodiverso y sus problemas ambientales
son complejos; es imposible separar los grandes problemas ambientales de los grandes problemas
socioeconómicos.

El ser humano no ha sido el mejor administrador de nuestros recursos naturales y en nuestro


continente latinoamericano existen muchas irregularidades. Primero que todo, la distribución
equitativa de la tierra siempre ha sido un problema: pocos tienen mucho y muchos tienen muy
poco. Este es el mayor problema socioeconómico en la región de Hispanoamérica: la desigualdad
social. Con la desigualdad viene la pobreza, la falta de educación en sectores de la población y la
falta de planeación del uso de los recursos naturales.

Los mayores problemas que afectan el medio ambiente latinoamericano son:

La sobrepoblación humana en áreas con recursos limitados, las grandes ciudades y la


pobreza urbana.
La contaminación atmosférica en las ciudades, centros urbanos y la abundancia de
residuos sin reciclar que contaminan la tierra.
La contaminación de fuentes hidrográficas, el agua, por las industrias y por la gente en
lugares donde falta planeación. La población crece y no hay manejos del agua potable
adecuados.
La deforestación indiscriminada de los campos para la agricultura y la ganadería. Esto
acaba con la flora y la fauna del ambiente natural.
La explotación de la fauna y la flora en reservas naturales. La gente busca animales
exóticos para vender en los mercados ilegales.
La siembra ilegal de coca (i.e la planta de la que se hace la cocaína) por los campesinos e
indígenas que buscan mayores recursos económicos para aliviar (alleviate,ease) su
pobreza. Estas personas de zonas rurales son “ayudadas” por la industria del narcotráfico;
a esto se le suma el riego de pesticidas de manera aérea para acabar con la siembra de
coca, porque esos pesticidas enferman a la población animal y humana.
La explotación de recursos naturales como las minas y el petróleo, sin un planeamiento
adecuado. Estas explotaciones dañan el ambiente y explotan a los seres humanos más
pobres y necesitados.

Estos siete problemas generales son la causa del daño que le hacemos a nuestro continente
latinoamericano y parece que no habrá solución por parte de los gobiernos corruptos y
autoritarios que generalmente han existido en los países hispanohablantes.

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