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BICENTENARIO, NADA QUE CELEBRAR, MUCHO QUE

LAMENTAR.
“El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la
tengan en abundancia. Juan 10:10”.
La Asociación de Promotores de Salud de la Pastoral de Salud de la Diócesis de San Marcos, en este año en el que se
cumplen 200 años de la disposición de España de dejar la administración de las colonias en manos de los
descendientes de los conquistadores, los cuales han heredado el poder económico, político y militar, llegando a
nuestros días con la conformación de Estados con poblaciones de raíces originarias, sometidas, despojadas,
discriminadas, explotadas, sin acceso a servicios básicos como educación, salud, vivienda digna, empleo digno y
oportunidades para el desarrollo.
No tenemos nada que celebrar, pero si tenemos mucho que lamentar, como la débil institucionalidad que hoy día se
encuentra cooptada por facciones oscuras que, desde posiciones empresariales, el narcotráfico y la delincuencia,
controlan los tres poderes del Estado, haciendo que no se cumplan las leyes y con ello violando el estado de derecho,
de tal manera que se corrompen todas las instituciones, dejando a la población sin posibilidades de ejercer sus
derechos humanos.
El poder económico tradicional, tiene problemas con las ganancias que le generaban las viejas formas del mercado, ya
que con el ingreso del narcodinero, se hacen grandes esfuerzos por mantener la tasa de cambio frente al dólar, pero
también para sostener la tasa de ganancia y la competitividad con las economías internacionales, por lo que acuden a
formulas como, la compra de bonos al Estado, práctica que viene siendo común desde hace ya varios periodos
presidenciales, con lo que el Estado adquiere más deuda interna, con la cual el poder Económico tradicional puede
extorsionar a cualquiera que llegue a la presidencia, al congreso o a las cortes, ya que deberán otorgar préstamos,
proyectos, exoneraciones, etc., caso contrario exigirán el pago de la deuda, para loque el Estado no está e
posibilidades de pagar, por lo que siempre obtienen los beneficios mencionados y el pago de los intereses.
Esta práctica del poder económico hace que se amplíe la brecha entre ricos y pobres, ya que, en aras de la
competitividad, los empresarios disminuyen los salarios de los trabajadores, reducen jornadas a medio tiempo,
contratos por tres o seis meses por servicios, a fin de evitar el pasivo laboral y las prestaciones sociales a las que de
acuerdo con el código de trabajo se tiene derecho.
La crisis de los ricos tradicionales se extiende hoy día a la lucha por el poder político y control del Estado ya que el
financiamiento con el narco-dinero ha ganado mucho terreno y por ello los ricos tradicionales dependen del
presupuesto del Estado.
A esto se debe que los índices macroeconómicos siempre están en positivo, pero eso no se refleja en la vida de los
guatemaltecos y guatemaltecas que están en la fuerza laboral del país.
Las condiciones de vida en todos los aspectos, van al deterioro constante, el Estado no es garante de la vida de sus
ciudadanos y ciudadanas, eso lo podemos ver en la falta de atención en salud, educción, seguridad, medio ambiente,
trabajo y promoción de la vida.
Ante esta situación a la población la población se divide entre los que:
Aceptan la situación tal cual, que es la orientación que se recibe por los medios de comunicación, en las redes
sociales, las religiones, la escuela, las universidades.
Los que se adaptan a los cambios en la informalidad, asumiendo la sobrevivencia.
Los que abanderan a quienes dirigen el país.
Los que se vinculan con los delincuentes y narcos.
Los que se marchan del país por cualquier medio para buscar oportunidades para vivir.
Por último, están los que creen que es posible cambiar las cosas.
La pregunta es: ¿Dónde está usted?
Nuestra misión es acompañar la lucha por la vida, para que tengamos vida en abundancia como lo promete nuestro
Señor Jesucristo.
Paz y bien hermanos y hermanas, guatemaltecos todos.
Asociación de Promotores de Salud
Pastoral de Salud de la Diócesis de San Marcos.

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