Está en la página 1de 8

1º Parte

Tipos de oración
Cuando se enseña de oración nunca debemos perder la esencia de lo que significa: una
comunicación íntima entre los hijos de Dios y su Creador. No podemos perder la simpleza
del mensaje, ya que podemos terminar desenfocando al pueblo del verdadero objetivo. Sea
en forma de guerra espiritual o gemidos indecibles por los perdidos, el clamor que nace de
lo profundo de nuestro espíritu debe provocar que nos acerquemos más al Señor. Es por
esta causa que se detallarán varias formas bíblicas de cómo orar.
1) Pública. Subiendo el tono de la voz se realiza una oración que un público amplio
pueda oír con la intención de estar todos en un mismo espíritu o hacer notorio algún
milagro particular que Dios realizará.
Juan 11:41-44
“Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos
a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sé que siempre me oyes; pero lo
dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y
habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió,
atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo:
Desatadlo y dejadlo ir”.
2) Secreta. La característica de esta oración es la intimidad. Igual como cualquier
oración pública es posible que la persona hable, sin embargo, no lo hace frente a
otro humano, sino frente a Dios. Esta acción podría ser interpretada como “hablar
solo”, aunque para quien lo realiza es evidente que el oído del Señor está atento.
Mateo 6:6
“Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en
secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público”.
3) En el espíritu. Es una oración absolutamente gobernada por el Espíritu Santo. En
algunos casos es tan intenso ese vínculo que el idioma es angelical. No se trazan
ideas en un lenguaje conocido, es literalmente el Espíritu de Dios quien guía.
I Corintios 14:14
“Si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto”.
No está de más aclarar que no nos referimos a salir del cuerpo en el espíritu. Esta es una
práctica pagana y quienes los experimentaron en la Palabra lo vivieron de forma
espontánea, no inducida. La oración busca relación, no experiencias.
4) Mental. Entendiendo el principio de que somos morada del Espíritu Santo, también
comprendemos que hay momentos donde no es necesario hablar, ya que el Señor
conoce nuestros corazones. De una forma introspectiva elevamos una plegaria al
cielo a nivel mental.
I Corintios 14:15
“¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el
espíritu, pero cantaré también con el entendimiento”.
Uno de los principales mensajes de esta enseñanza es no encasillar nuestra forma de
interceder. Lo importante es tener presente que frente a cada situación que vivamos,
también hay una forma de orar. El clamor a Padre celestial debe ser la reacción instintiva
de todo creyente ante las pruebas.
5) Acuerdo. Salimos del ámbito individual para adentrarnos en una esfera de poder
totalmente distinta. La autoridad de los acuerdos nacen desde la institución del
matrimonio. Para la construcción de un hogar Jehová nos hizo co-dependientes, ya
sea de un varón o de una mujer. Es desde esa célula primaria de la sociedad que se
nos enseña el impacto de la unidad, no solo en la carne, sino también en el espíritu.
Mateo 18:19
“Otra vez os digo que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra acerca de cualquier
cosa que pidan, les será hecho por mi Padre que está en los cielos”.
Pedir apoyo de oración debe ser una costumbre en nuestra vida cristiana. La Escritura nos
enseña que detrás de un acto tan sencillo hay una llave poderosa. Cada vez que busquemos
una respuesta celestial la oración bajo acuerdo es vital.
6) Gestación de milagros de fe. Este tipo de clamor está condimentado con la
necesidad de una intervención divina milagrosa. Muchas de nuestras oraciones
están orientadas a situaciones cotidianas, sin embargo, hay circunstancias que nos
sobrepasan. Es entonces que ocupamos alumbrar un milagro mediante la fe, la cual
puede ser ejercitada a través de la oración.
Marcos 11:24
“De cierto os digo que cualquiera que diga a este monte: “Quítate y arrójate en el mar”, y
no duda en su corazón, sino que cree que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.
Por tanto, os digo que todo lo que pidáis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”.
Ni nuestros estudios seculares, ni aún el conocimiento que tenemos de la Palabra son
capaces de aumentar nuestros niveles de fe, solo el clamor delante del Señor es útil. Si bien
la fe nace en nuestro interior, esta debe ser inspirada por el Espíritu Santo, ya que todos los
seres humanos podemos tener algún tipo de fe. Hay quienes la tienen enfocada en los
médicos y otros en el dinero por ejemplo. En el caso de los hijos de Dios, sus esperanzas
deben estar en la intervención divina. Es de esa forma que la fe crece, puestos los ojos en
Jesús y las palabras en el altar del Padre.
7) Exaltación. Siempre que se desarrolla un tema como este, el enfoque debe ser la
intimidad. Como cualquier matrimonio, nosotros y nuestro Amado podemos
construir un vínculo más allá de largas listas de solicitudes. Tener un Dios al cual
acudimos como bombero que apaga los fuegos jamás nos ayudará a crecer en el arte
de la oración. Hay que entrar en ámbitos mucho más profundos como la exaltación.
Proclamar la grandeza de nuestro Dios, aun en medio de la prueba es un síntoma de
madurez.
Salmos 119: 108
“Te ruego, Jehová, que te sean agradables los sacrificios voluntarios de mi boca y que me
enseñes tus juicios”.
Aprender a ver la mano del Todopoderoso es determinante para que nuestros sentidos
espirituales se agudicen. Si logramos ver algo en el mundo invisible será porque primero
dimos honra al Único que nos podía abrir esa puerta de revelación.
8) En la voluntad de Dios. Aceptar los designios del Eterno sobre nuestra vida es uno
de los retos más difíciles que encontraremos como creyentes. No es resignación,
sino sometimiento. Disponernos mediante la oración a los procesos divinos es una
de las mejores costumbres que podemos desarrollar.
Lucas 23:46
“Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
Habiendo dicho esto, expiró”.
Habrán momentos, como el que vivió Cristo, donde nuestro dolor estará de por medio, pero
encontrar los propósitos mediante la intercesión nos ayudará a salir fortalecidos de
cualquier tribulación o prueba.
9) Por sanidad. Las sociedades modernas han construido una gran dependencia con la
medicina. Dicha ciencia en el pasado no estuvo tan desarrollada y muchas personas
morían sin esperanza por enfermedades que hoy son curables. Esa situación
ocasionó que la aparición de Cristo fuera tan impactante. Sus oraciones sanaban
ciegos, leprosos, paralíticos y flujos de sangre, pero en la historia bíblica no fue el
único que oró en contra de la muerte.
I Reyes 17:21-22
“Se tendió sobre el niño tres veces y clamó a Jehová: Jehová, Dios mío, te ruego que hagas
volver el alma a este niño. Jehová oyó la voz de Elías, el alma volvió al niño y este revivió”.
Ejemplo como el de Elías nos hace recordar que Jesús también nos delegó a nosotros la
potestad de orar imponiendo manos sobre los moribundos para que estos fueran
restaurados.
Marcos 16:18
“Tomarán serpientes en las manos y, aunque beban cosa mortífera, no les hará daño; sobre
los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”.
Alguien le preguntó a un evangelista afamado qué hacer si al orar el enfermo no sanaba,
sino por el contrario moría. El predicador con rostro serio le contestó: “Pues búsquese otro
paciente y vuelva a orar, pero esta vez con mayor fe”. La oración no es un polvo mágico que
resuelve problemas, es el ejercicio de fe más poderoso que jamás encontraremos.
10) Liberación demoniaca. La cautividad espiritual de las personas que están bajo
dominio demoniaco no es fácil de romper. La oración y el ayuno son los
instrumentos que Jesús designó para acabar con esos encierros. En muchísimas
oportunidades quienes caen bajo tales gobiernos son incapaces de ser libres por sí
mismos, es entonces que el Espíritu Santo nos usa como herramientas para
transmitir su poder liberador.
Mateo17: 18-21
“Entonces reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y este quedó sano desde
aquella hora. Se acercaron entonces los discípulos a Jesús y le preguntaron aparte: ¿Por qué
nosotros no pudimos echarlo fuera? Jesús les dijo: Por vuestra poca fe. De cierto os digo que
si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: “Pásate de aquí allá”, y se
pasará; y nada os será imposible. Pero este género no sale sino con oración y ayuno”.
2º Parte

Tipos de oración
11) Perdón identificativo. Es ponerse en el lugar de otro para interceder en su posición.
Pedir la remisión de los pecados de quienes fueron en vida incapaces de arrepentirse
de su maldad.

Daniel 9:20
“Aún estaba hablando, orando y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y
derramaba mi ruego delante de Jehová, mi Dios, por el monte santo de mi Dios”.
Este es un principio que nos permite entender el misterio de la remisión de pecados que
Cristo hizo posible a través de su sacrifico en la cruz. Él se puso en lugar de nosotros, no
siendo pecador, para que mediante su muerte fuera pagado el precio de nuestra maldad.
La oración nos permite acercarnos a esa posición, aunque todavía distante, pero que nos
deja comprender lo que movió a Jesús para realizar tal acto de amor. La misma Palabra
enseña que no hay mayor amor que el del que está dispuesto a dar la vida por otro.
Basándonos en ese principio podríamos decir que no hay oración más llena de amor que
aquella que nos permite ponernos en el sitio de otro para pedir perdón por sus fallas.
12) Contra opresión personal. Todos llegamos a atravesar momentos en los que las
emociones nos sobrepasan. En ocasiones, estas llegan a ser tan invasivas que
podemos caer en depresión. Nadie está exento de vivir algo así, pero la cura está al
alcance de la mano mediante la oración. Podemos reprender esos espíritus malignos
que quieren oprimirnos. Tenemos la licencia de echar fuera de nuestra mente los
pensamientos suicidas, los delirios de persecución y la misma depresión.
Salmo 116: 1-5
“Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas, porque ha inclinado a mí su oído; por
tanto, lo invocaré en todos mis días. Me rodearon ligaduras de muerte, me encontraron las
angustias del seol; angustia y dolor había yo hallado. Entonces invoqué el nombre de Jehová,
diciendo: ¡Jehová, libra ahora mi alma! Clemente es Jehová, y justo; sí, misericordioso es
nuestro Dios”.
13) Contra persecución. Jehová es nuestro Escondedero, nuestra Torre Fuerte contra
toda asechanza de nuestros enemigos. Si acudimos a Él en esos momentos seremos
librados de las tinieblas.
Salmos 55: 2-3
“Atiéndeme y respóndeme. Clamo en mi oración, y me conmuevo a causa de la voz del
enemigo, por la opresión del impío, porque sobre mí echaron iniquidad y con furor me
persiguen”.
14) Profética. Adelantarse a los acontecimientos presentes para posicionarse en la
eternidad mediante una declaración profética. Quizá una de las formas de oración
que ha vivido mayor restauración en los últimos tiempos. Dios está permitiendo que
la Iglesia comprenda cabalmente el poder que hay en los dichos de su boca. Se
puede construir o derribar mediante la profecía y la oración en una herramienta de
fe, combinadas son dinamita. Quien realiza una oración a nivel profético pide,
sabiendo lo que viene. Habla con revelación de lo que sucederá. Nos lleva a otro
nivel.
II Samuel 7:25-29
“Ahora pues, Jehová Dios, confirma para siempre la palabra que has hablado sobre tu siervo
y sobre su casa, y haz conforme a lo que has dicho. Que sea engrandecido tu nombre para
siempre, y se diga: Jehová de los ejércitos es el Dios de Israel; y que la casa de tu siervo David
se mantenga firme delante de ti. Porque tú, Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, has hecho
esta revelación al oído de tu siervo, diciendo: Yo te edificaré Casa. Por esto tu siervo ha
hallado en su corazón valor para hacer delante de ti esta súplica. Ahora pues, Jehová Dios,
tú eres Dios, y tus palabras son verdad, y tú has prometido este bien a tu siervo. Ten ahora
a bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti,
porque tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo
para siempre”.
15) Compasión. Las almas perdidas son el palpitar del Señor, la oración compasiva es
aquella que a diferencia del perdón identificativo, no se enfoca en la remisión del
pecado, sino en la intervención del amor divino. La intercesión compasiva nos mete
un fuego por dentro que nos permite ver lo que vendrá a la vida de aquellos que no
conocen a Dios y nos moviliza a pedir por su salvación y sanidad.
Daniel 9:17-18
“Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración y los ruegos de tu siervo, y haz que tu rostro
resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor. Inclina, Dios mío, tu oído, y
oye; abre tus ojos y mira nuestras desolaciones y la ciudad sobre la cual es invocado tu
nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en
tus muchas misericordias”.
16) Gratitud. Alguna vez un pensador dijo: “Es de bien nacido ser agradecido”,
queriendo también con la frase llevarnos a meditar en lo que se convierte un
malagradecido. Siendo nosotros receptores de la gracia de Dios, no puede haber en
nuestras vidas otra cosa que gratitud. Nuestras oraciones deben siempre estar
cargadas y nuestras mentes conscientes de que todo lo que tenemos es por
misericordia. Cada día de vida y cada respirar es un regalo, que debemos reconocer.
Filipenses 4:6
“Por nada estéis angustiados, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en
toda oración y ruego, con acción de gracias”.
17) Bendición. Somos bendecidos y por lo tanto bendecimos. Cada palabra que sale de
nuestra boca debe ser de edificación para otros, es por lo tanto válido que elevemos
plegarias al Dios del cielo por sus bondades para con los demás. Si de niños nos
enseñaron que “si no teníamos nada bueno que decir, que mejor no dijéramos
nada”, ahora en Cristo podemos enseñar que si tenemos algo bueno que expresar
lo hagamos con liberalidad.
Nehemías 1:11
“Esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes
desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo y dale gracia delante
de aquel hombre. En aquel entonces servía yo de copero al rey.”.
18) Impartición. El Espíritu Santo guarda el depósito de la unción en cada uno de
nosotros, al orar podemos liberar e impartirlo para bendecir a otros. Imponiendo las
manos con fe en oración es posible transferir nuestras conquistas y revelación sobre
otros.
Hechos 19:6
“Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en
lenguas y profetizaban”.
19) Maldición. Quizá una de la oraciones más controversiales. No hablar de ello sería lo
más sencillo, pero como nuestra responsabilidad es enseñar la Palabra debemos
abordar el tema, por su puesto con responsabilidad. Nadie busca promover que los
cristianos se anden maldiciendo unos a otros. El apóstol Pablo enseño que nuestra
lucha no es contra sangre ni carne, por lo tanto, si hemos de maldecir algo deben
ser las obras de Satanás.
II Reyes 6:18
“Cuando los sirios descendían hacia él, oró Eliseo a Jehová, y dijo: Te ruego que hieras con
ceguera a esta gente. Y Jehová los hirió con ceguera, conforme a la petición de Eliseo”.
20) Solicitud de señal. Cada vez que necesitemos una confirmación del Espíritu Santo
podemos pedirle al Señor señales. En este camino nadie nace aprendido, por lo
tanto, es bueno que permanentemente busquemos la forma de conocer la voluntad
del Rey. Todo lo que pidamos al Padre nos será dado.
Jueces 6:16-17
“Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y tú derrotarás a los madianitas como a un
solo hombre. Él respondió: Yo te ruego que si he hallado gracia delante de ti, me des señal
de que has hablado conmigo”.

También podría gustarte