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La literatura puede servir tanto como entretenimiento placentero al leer, como criticar aspectos sociales. Algunos teóricos ven la literatura como una forma de reflexión individual que contrarresta el cambio social, mientras que históricamente se ha considerado que la literatura impulsa a cuestionar la autoridad e incitar cambios. La literatura no debe ser solo entretenimiento pasajero, sino que también debe pronunciarse sobre injusticias y problemas reales, como lo hizo el Martin Fierro de José Hernández, el cual se lee por placer estético pero
La literatura puede servir tanto como entretenimiento placentero al leer, como criticar aspectos sociales. Algunos teóricos ven la literatura como una forma de reflexión individual que contrarresta el cambio social, mientras que históricamente se ha considerado que la literatura impulsa a cuestionar la autoridad e incitar cambios. La literatura no debe ser solo entretenimiento pasajero, sino que también debe pronunciarse sobre injusticias y problemas reales, como lo hizo el Martin Fierro de José Hernández, el cual se lee por placer estético pero
La literatura puede servir tanto como entretenimiento placentero al leer, como criticar aspectos sociales. Algunos teóricos ven la literatura como una forma de reflexión individual que contrarresta el cambio social, mientras que históricamente se ha considerado que la literatura impulsa a cuestionar la autoridad e incitar cambios. La literatura no debe ser solo entretenimiento pasajero, sino que también debe pronunciarse sobre injusticias y problemas reales, como lo hizo el Martin Fierro de José Hernández, el cual se lee por placer estético pero
Michael Chabon, uno de los narradores estadounidenses más
destacados de las últimas décadas, sugiere que la lectura tiene siempre un componente placentero, profundamente gozoso, como cuando se lee el diario los domingos. Los objetos estéticos, para Kant y otros teóricos, tienen una «finalidad sin finalidad». Su construcción tiene una finalidad, se los organiza para que todas sus partes cooperen para lograr un fin. Pero esa finalidad es la propia obra de arte, el placer de la creación o el placer ocasionado por la obra, no una finalidad externa como generar conciencia o hacer una crítica social. LITERATURA COMO CRITICA SOCIAL Unos teóricos han mantenido que la literatura fomenta, como instrumentos de nuestro compromiso con el mundo, la lectura y la reflexión en solitario y, por tanto, contrarresta las actividades sociales y políticas que pueden ocasionar un cambio. En el mejor de los casos promueve la objetividad y una apreciación positiva de la diversidad, en el peor genera pasividad y aceptación de lo existente. Pero hay que destacar que, históricamente, la literatura se ha considerado peligrosa: impulsa a cuestionar la autoridad y las convenciones sociales. Platón expulsó a los poetas de su república ideal, porque sólo podían causar daño; y las novelas han tenido la fama durante mucho tiempo de crear insatisfacción en los lectores para con la vida que han heredado y despertarles el anhelo de algo nuevo, ya sea la vida en la gran ciudad, el amor o la revolución. LITERATURA COMO CRITICA SOCIAL Y ENTRETENIMIENTO
La literatura no puede ser un entretenimiento gratuito y pasajero, sino
que tiene que incidir sobre la problemática real, pronunciarse sobre las injusticias. Un gran ejemplo que podemos tomar sobre esto es el Martin Fierro de José Hernández ya que es actualmente un clásico de la literatura argentina, que se lee por placer estético, por entretenimiento o por interés historiográfico y semántico y por más de que la causa política que el libro defendía desapareció; el libro quedó y no perdió interés.