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Mientras que los economistas liberales consideran que la intervención del Estado en
la economía ha de ser mínima, otros economistas consideran que pueden surgir
problemas si se deja actuar libremente a dichos mercados. Los primeros consideran
que el libre mercado es el sistema económico más eficiente, pues la toma
descentralizada de decisiones que tiene lugar en dichos mercados conduce al mejor
resultado posible. Sin embargo es un hecho que se producen “fallos de mercado”, lo
que justificaría la actuación de los poderes públicos para corregirlos. Existen dos
tipos de fallos de mercado. El primero hace referencia a la imposibilidad del sistema
de libre mercado para conseguir una eficiente asignación de los recursos
disponibles en la economía. El segundo se refiere al fracaso para conseguir
objetivos (sociales) diferentes de la eficiencia.
a) Poder monopolístico
Hay mercados que por su propia naturaleza presentan una tendencia al monopolio,
es decir, a la existencia de un único oferente. Esto ocurre, por ejemplo, cuando el
coste de producción es tan elevado que la existencia de un único oferente resulta
más eficiente que con un elevado número de productores (lo que se conoce con el
nombre de monopolio natural). La telefonía fija constituye un ejemplo de monopolio
natural. El coste de establecer la infraestructura necesaria para poder utilizar el
teléfono (el tendido telefónico) resultaba tan elevado que hacía imposible que varias
empresas compitieran por prestar este tipo de servicios ya que no podrían amortizar
la inversión realizada si hubiera competencia. Es la razón por la que en España
durante varias décadas una única empresa ofreció este tipo de servicios en régimen
de monopolio (Telefónica).
b) Externalidades
Cuando la actividad de una empresa tiene efectos sobre otros agentes económicos,
se dice que produce externalidades. Por ejemplo, si una empresa contamina el
medio ambiente, su actividad está provocando una externalidad negativa. Si no la
tiene en cuenta está perjudicando a la sociedad y el sector público deberá intervenir
para que los costes sociales derivados de esa externalidad negativa desaparezcan.
c) Paternalismo
En este caso se trataría de proteger a los individuos no de otros individuos sino de
sí mismos. Establecer una enseñanza obligatoria evita que niños y adolescentes
dejen de estudiar, condenando con ello su futuro.
Los poderes públicos cuentan con cuatro tipos de instrumentos para llevar a cabo su
intervención en el mercado:
a) La propiedad pública
Para evitar la existencia de monopolios los Gobiernos pueden optar por nacionalizar
la industria o convertirse ellos en oferentes de bienes o servicios. En este caso
ofertarían los productos a un precio inferior al que lo haría la empresa
monopolística, consiguiendo de esta manera reducir la ineficiencia. Este tipo de
solución históricamente ha sido frecuente. De esta manera en España, en 1941, se
expropiaron todas las líneas ferroviarias de vía ancha, que pasaron a manos de
RENFE, una empresa pública que desde entonces se encargaría de la prestación
de servicios de transporte ferroviario en España.
b) La regulación
Se trata del instrumento más común para corregir los fallos de mercado. A través de
la misma se puede establecer bien el marco general, dentro del cual deben actuar
las empresas privadas para evitar que aparezcan los fallos de mercado, o bien
alterar el funcionamiento de los mercados para conseguir eliminar dichos fallos. El
establecimiento de un control de precios, en aquellos casos en los que el mercado
tiende al monopolio, o la prohibición de abrir centros comerciales en domingos y
festivos, constituyen ejemplos de cómo puede emplearse la regulación para
conseguir un funcionamiento más eficiente de los mercados.
c) Gasto público
Otra forma de corregir los fallos de mercado o de alcanzar fines sociales, la
constituye el Presupuesto. De esta forma a través del gasto público se pueden
proveer bienes públicos a los ciudadanos, o se puede conseguir una mejor
distribución de la renta (por ejemplo a través de los subsidios de desempleo, o de
las pensiones). Para poder realizar este gasto, el Estado necesita ingresos, la
mayoría de los cuales provienen de los impuestos que deben pagar los ciudadanos.
d) Imposición
Además de permitir conseguir fondos para desarrollar políticas públicas, los
impuestos, por sí solos, permiten conseguir otra serie de objetivos. Por ejemplo
pueden emplearse para reducir las externalidades negativas provocadas por un
agente económico.
Estas son las razones básicas que justifican la intervención del estado en la
economía. Y de ellas deriva casi toda la intervención pública en el mercado.
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tado-para-intervenir-en-los-mercados-761569358954