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Destino universal de los bienes y su opción preferencial por los

pobres destino.

la constitución pastoral sobre la iglesia en el mundo trata de la vida


económico social y afirma que los bienes de la tierra están destinados
a todos los hombres. Lo dice con esta convicción que es programática
para la conciencia y la actuación de los cristianos: “Dios ha destinado
la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y
pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos
en forma equitativa bajo la egida de la justicia y con la compañía de
la caridad”

Podemos pensar, desde las luces y sombras de la experiencia cotidiana, que


estas palabras proponen algo que parece estar muy lejos de la práctica. El
abuso de consumo que nos rodea y ante el cual nos sentimos muy pequeños y
pobres para hacerle frente sin que se nos tache de vivir ajenos a la realidad,
está configurando un tipo de sociedad donde la relación humana no entiende ni
quiere entender de opciones para solucionar los problemas que padecen los
más pobres y necesitados de recursos primarios. Más aún, la fuerte dosis de
individualismo que caracteriza nuestra cultura impide o pone en ridículo
aquellos esfuerzos que tienden a matizar los estragos de la especulación
económica y los argumentos con los que se defiende a ultranza la propiedad
privada.

“los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio”. Lo ha hecho con
estas palabras: “El pueblo pobre de las periferias urbanas o del campo necesita
sentir la proximidad de la Iglesia, sea en el socorro de sus necesidades más
urgentes, como también en la defensa de sus derechos y en la promoción
común de una sociedad fundamentada en la justicia y en la paz, Este reto nos
interpela y nos pide gestos de conversión para recomenzar en todo momento la
misión desde Cristo. Casi al final de esta misma alocución, hace ver que, desde
la perspectiva de la doctrina social de la Iglesia, “una visión de la economía y
de los problemas sociales lleva a considerar las cosas siempre desde el punto
de vista de la dignidad del hombre, que trasciende el simple juego de los
factores económicos

Los principios del destino universal de los bienes exigen que se vele con
particular solicitud por los pobres, por aquellos que se encuentran en
situaciones de marginación y, en cualquier caso, por las personas cuyas
condiciones de vida les impiden un crecimiento adecuado.

A este propósito se debe reafirmar, con toda su fuerza, la opción preferencial


por los pobres (esta es una opción o una forma especial de primacía en el
ejercicio de la caridad cristiana, de la cual da testimonio toda la tradición de la
iglesia. Se refiere a la vida de cada cristiano, en cuanto imitador de la vida de
cristo, pero se aplica igualmente a nuestras responsabilidades sociales y
consiguiente a nuestro modo de vivir y a las decisiones que se deben tomar
coherentemente sobre la propiedad y el uso de los bienes.

Pero hoy vista la dimensión mundial que ha adquirido la cuestión social, este
amor preferencial, con las decisiones que nos inspira, no puede dejar de
abarcar a las inmensas muchedumbres de hambrientos, mendigos sin techo sin
cuidados médicos y sobre todo sin esperanza de un futuro mejor.

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