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XI

Una patria, una religión.


Consolidación del estereotipo nacional
católico en los diccionarios
de la RAE (1770-1843)
Susana Rodríguez Barcia
Universidad de Vigo

INTRODUCCIÓN1
Objetivos, metodología y corpus
En la expresión, reproducción y consolidación de ideologías resul-
ta fundamental el papel que desempeña el discurso como vehículo de
comunicación y transmisión de conocimiento. Cada artículo lexicográfico
encierra en sí mismo una porción de un discurso más amplio y com-
plejo. Por ello, es posible e interesante, desde el punto de vista meto-
dológico, extrapolar algunas de las técnicas de análisis del discurso al
análisis ideológico del diccionario.
Pese a la pluralidad de cultos que pasaron por la Península Ibérica
a lo largo de la historia, en los diccionarios de la Academia siempre se
ha presentado la profesión de fe católica como un aspecto español a ul-
tranza, en definitiva, el catolicismo se ha venido perfilando como la re-
ligión panhispánica por antonomasia. Sin embargo, resulta evidente que
1 Esta investigación se ha realizado con la colaboración del Ministerio de Ciencia
e Innovación y se inscribe dentro del proyecto Bibliografía cronológica de la Lingüísti-
ca, la Gramática y la Lexicografía españolas (1801-1860), con referencia FFI2008-03043.
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en España y en los territorios considerados actualmente dentro de los


márgenes del panhispanismo han convivido distintas formas de entender
el hecho religioso. Pensemos simplemente en el arrianismo que convi-
vió con el catolicismo en la Hispania visigoda hasta la conversión de Re-
caredo en el 589, en la religión musulmana que se practicaba en Al-Án-
dalus entre el siglo VIII y el XV, en los cultos aborígenes americanos,
en la presencia del protestantismo en muchas naciones latinoamerica-
nas o, en general, en la pluralidad confesional que se puede observar en
nuestros días en cualquier punto del universo panhispánico. Todas es-
tas confesiones fueron tratadas con cierto vilipendio por el diccionario
académico en las sucesivas ediciones publicadas durante el período que
es objeto de estudio en este trabajo.
Partiendo de la hipótesis de que las producciones lexicográficas pue-
den actuar como elemento de conexión entre una comunidad de co-
nocimiento concreta y la expresión simbólica —y perpetuación de la
misma— de unidad y poder latente bajo determinadas definiciones le-
xicográficas, este estudio persigue como objetivo fundamental caracterizar
con precisión las claves de la construcción lexicográfica del estereotipo
panhispánico católico a través de los diccionarios publicados por la Real
Academia Española entre 1770 y 1843. Asimismo, en este breve artículo
también se busca proporcionar un barniz teórico que propicie un aná-
lisis del discurso lexicográfico más completo y riguroso.
Teniendo en cuenta el período definido, es decir, entre 1750 y 1850,
se han elegido para formar parte del corpus de obras sometidas a aná-
lisis el tomo publicado de la revisión del Diccionario de Autoridades de
1770 (letras A-B) y los nueve diccionarios usuales publicados desde 1780
hasta 1843 (1780, 1783, 1791, 1803, 1817, 1822, 1832, 1837 y 1843).
Las definiciones se han tomado de todas las ediciones y, por motivos
de espacio, no se recoge su evolución a lo largo de las mismas ni las obras
en las que los cambios ideológicos fueron más destacados (v. Rodríguez
Barcia, 2008). Sobre estas ediciones se ha trabajado con profusión, por
lo que remitimos también a trabajos como el de Álvarez de Miranda
(2000) o Hernando Cuadrado (1997) para conocer mejor las caracte-
rísticas y corpus de estos diccionarios.
Ideologías e identidad grupal

Puesto que, en esencia, «las ideologías son creencias fundamentales


de un grupo y de sus miembros» (van Dijk, 2003: 14), la noción de iden-
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tidad grupal parece estar, a priori, íntimamente ligada a ese concepto.
De hecho, por identidad ya entendemos el conjunto de rasgos propios
de una colectividad que la caracteriza frente a otras y que le confiere un
carácter privativo y distintivo. La ideología de la comunidad epistémi-
ca española —como la de cualquier otra— tendría como base, por lo
tanto, un número indefinido de creencias compartidas y rasgos comu-
nes entre los que se incluiría una forma de entender la realidad religiosa.
La cuestión de fondo está en que la religión compartida se iden-
tifica sin dificultades con la católica, lo que nos hace pensar que bajo
la ideología común de los miembros de la comunidad española se ha
establecido una polarización inconsciente entre el Nosotrosy el Ellos

(van Dijk, 2003: 15). Es decir, por un lado estaría el Nosotros,iden-


tificado con el conocimiento verdadero que, a su vez, mantendría una
relación directa con el catolicismo; y, por otro lado, se encontraría el
Ellos, identificado con las ideologías, creencias erróneas, que a su vez
mantendría un claro vínculo con todas las demás formas de culto no
católicas. Y esta idea se ve fortalecida con la solidez que proporciona
la unión del grupo frente a otros grupos, cuantitativamente inferio-
res en cuanto al número de miembros integrantes, dispuestos en una
potencial periferia.
Como indica van Dijk (2003: 15), casi la totalidad de las ideas
ideológicas que aprendemos en nuestras etapas iniciales provienen de
la lectura y de escuchar a otros miembros de la misma comunidad epis-
témica (padres, compañeros, etc.); mientras que, en etapas posteriores,
también se adquieren estas ideas a través de los medios de comunica-
ción, los libros de texto y, por supuesto, de los diccionarios. Por lo tan-
to, el diccionario constituye un soporte extremadamente cercano a la
formación durante los primeros años de vida. Evidentemente, cuando
la formación está incompleta, la influencia que pueden ejercer los miem-
bros del grupo sobre cada individuo es enorme; sobre todo si pensamos
que, con frecuencia, el emisor de un mensaje puede dar por hecho la
existencia de creencias compartidas y conocidas. Como señala Pardo Abril
(2001: 171), la expresión del poder puede ponerse de manifiesto a tra-
vés de la acción y de la cognición, de lo que se deriva la posibilidad de
afirmar que el diccionario es una herramienta también de poder en cuan-
to que lo es de conocimiento. La identificación y la voluntad por sen-
tirse integrado orientarán la fijación de un ideario básico que en mo-
mentos posteriores del aprendizaje cada miembro del grupo tendrá que
mantener o rebatir.
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Comprender, pues, la relevancia que adquiere la identidad grupal en


la construcción de las racionalizaciones de la cultura resulta determi-
nante para poder realizar un análisis motivado y razonado de cómo el
diccionario referencial en el marco de la lexicografía y de la cultura es-
pañolas, el diccionario usual de la RAE, ha podido intervenir en la apre-
hensión de determinadas nociones relacionadas con la religión.
FACTORES QUE DETERMINAN LA PRESENCIA
DE IDEOLOGÍA EN LOS DICCIONARIOS DE LA RAE
PUBLICADOS EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
Antes de comenzar propiamente el análisis de los mecanismos —po-
siblemente ejecutados sin tomar conciencia de su repercusión— a los
que recurre el discurso lexicográfico académico para ofrecer su particular
expresión ideológica de la realidad, hemos de concretar los factores que
determinan o condicionan la presencia de ideología en las obras lexi-
cográficas de la RAE. En realidad, estos factores son comunes para to-
dos los diccionarios, pero resultan especialmente interesantes cuando
se trata de la Corporación.

La tradición precedente

Indudablemente, hay que buscar la tradición inmediata de los dic-


cionarios que constituyen nuestro objeto de estudio en las fuentes del
Diccionario de la lengua castellana o Diccionario de Autoridades. A pe-
sar de que la RAE no valora como referente lexicográfico primordial el
Tesoro de la lengua Castellana o Española de Sebastián de Covarrubias
(1611), su más cercano antecedente, Hernando Cuadrado (1997: 390)
y otros investigadores han demostrado que, en realidad, sí se ha teni-
do en cuenta este trabajo al abordar la redacción de Autoridades. Pero
la necesidad y el deseo de ponerse a la altura de otras potencias euro-
peas motivaron que la institución recurriera en gran medida a fuentes
foráneas. Algunos de los diccionarios que le sirvieron como modelo o
referente ocasional fueron el Vocabulario della Academia della Crusca (1691,
en su 3ª edición), el diccionario monolingüe francés de Richelet (1680),
el Dictionnaire de l’Académie Française (1718, 2ª edición), el francés-la-
tino de Danet (1712, reimpresión), el monolingüe francés de Furetiè-
re (1725) y el francés-latino de los jesuitas de Trévoux.
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Pero, la ideología que se desprende de una lectura detenida de la obra
resultante —un repertorio de aproximadamente 37.600 entradas que
llegó a ocupar un lugar central dentro del panorama europeo—, lejos
de identificarse con el aperturismo hacia lo foráneo, se concentró en la
construcción bien definida de los valores y tradiciones consideradas como
españolas por antonomasia. Aunque la tradición extranjera preceden-
te jugó un papel fundamental en los aspectos técnicos, lematización, etc.;
los redactores adaptaron las definiciones a su propia realidad a través
del filtro de su especial idiosincrasia, en definitiva, la adecuaron a las
necesidades surgidas en un momento preciso y en un lugar concreto,
la España de la primera mitad del siglo XVIII.
Más determinante pudo resultar la herencia ideológica del Tesoro de
Sebastián de Covarrubias (1611). Aunque lejano en el tiempo, es po-
sible establecer tras un análisis pormenorizado un paralelismo eviden-
te entre la ideología que trasluce este diccionario y la presente en las pri-
meras obras lexicográficas de la RAE, sobre todo en el tema de la reli-
gión. Por lo tanto, resultaría bastante simplista el hecho de limitar la
ideologización de las definiciones pertenecientes al léxico de la religión
a la corporación académica, ya que las definiciones relativas a realida-
des propias de la dimensión religiosa en las que se lleva a cabo una mo-
dalización discursiva epistémica (presentación del catolicismo como con-
junto de verdades inconcusas frente al recelo y reservas que generaban
otras formas de culto), deóntica, volitiva y valorativa (apreciativa), en
su mayoría, estaban ya presentes en el primer diccionario monolingüe
del español, el Tesoro de la lengua castellana o española. Asimismo, al-
gunos recursos tipográficos (letras de mayor tamaño) y ortográficos (cier-
tas mayúsculas iniciales) también se encontraban en la obra del conquense
antes de recogerse en el Diccionario de Autoridades.
En definitiva, con esto queremos decir que debemos entender la tra-
dición lexicográfica anterior como una concausa que determina la pre-
sencia de ideología en los diccionarios académicos junto con las restantes
a las que aludiremos a continuación.

El paradigma científico
Como se ha indicado en repetidas ocasiones, la Academia se funda
con el firme propósito de elaborar un compendio de la lengua española
a la altura de los publicados en Francia o Italia. Se han apuntado otros
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posibles motores del nacimiento de la corporación, como la lucha con-


tra las aberraciones lingüísticas que habían tenido lugar en las últimas
etapas del Barroco, y también el poner freno a la desintegración del idio-
ma debido a la entrada de múltiples galicismos, algo que perturbaba la
pureza que se deseaba para el español. Incluso se ha apuntado que la fun-
dación de la Academia pudo ser un intento de restablecer el perdido ho-
nor nacional. Todas estas motivaciones pueden ser complementarias, no
excluyentes.
Recordemos nuevamente las tradiciones de las que parte el paradigma
académico para comprender mejor su especial idiosincrasia fundacio-
nal (Fries, 1989: 49-55):
Tradición 1: La idea de que las lenguas se desarrollan de manera seme-
jante a los organismos vivos, y la con ella asociada de poder estabilizar
la lengua materna (siguiendo el ejemplo de las lenguas clásicas) en el
punto supuestamente culminante de su desarrollo mediante una co-
dificación, para poder perpetuarla de este modo por encima de toda
posible degeneración. (…)
Tradición 2: Pero en lo relativo a la fundación de la Academia Espa-
ñola es particularmente importante la competición lingüística interna-
cional, que surgió como consecuencia de la emancipación de las len-
guas vernáculas románicas y que se encontraba marcada profundamente
por el denominado «humanismo vernáculo». Este movimiento, naci-
do durante el renacimiento, está relacionado con la formación de los
estados nacionales. (…)
Tradición 3: La tradición del cuidado institucionalizado de la lengua. (…)
Fue sobre todo, la Académie française la que los fundadores de la Aca-
demia Española tomaron como ejemplo (…).
A la luz de estas tradiciones, sobre todo de la primera, y del res-
to de causas apuntadas, no es difícil comprender que muchas de las de-
cisiones iniciales que tomaron los académicos fundacionales y que cons-
tituyeron la base de su paradigma estuvieran dirigidas a la búsqueda de
pureza. Con ello se explica también que la vista al pasado, a los Siglos
de Oro, como modelo y referente de calidad lingüística resultase fun-
damental; un referente que también era pujante en lo relativo a la ide-
ología general, pues el mayor esplendor de la nación se encontraba jus-
tamente en etapas pretéritas en las que la unión religiosa constituía un
baluarte frente a los enemigos del imperio.
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La autoría

Otra concausa elemental que justifica la presencia de un discurso ide-


ológicamente sesgado en los diccionarios de la RAE es, indudablemente,
la condición religiosa, política, social y económica de los que ocuparon
los primeros sillones académicos. De esos factores nombrados depen-
derá su bagaje intelectual, su idiosincrasia, su formación intelectual, sus
experiencias vitales, etc.; aspectos todos ellos muy vinculados con la for-
mación de una línea de pensamiento más o menos común. Asimismo,
a estos factores hay que sumarles el background cultural común de la co-
munidad de conocimiento que les sirvió como marco para su desarro-
llo, una comunidad en la que ya vimos que la identidad grupal jugaba
un importante papel. Pues bien, en este sentido hay que señalar que Don
Juan Manuel Fernández de Pacheco y Zúñiga (sillón A fundacional) era
duque de Escalona y Marqués de Villena, fue el primer director de la
Corporación y pertenecía a la rancia nobleza de Castilla. Su hijo, Mer-
curio Antonio López Pacheco, también noble (Marqués de Villena) ocu-
pó el sillón Q fundacional. Otros nobles miembros de la primigenia Aca-
demia eran el Marqués de San Juan, Francisco Pizarro (sillón I); el Du-
que de Montellano, Don José de Solís y Gante (sillón J); el Marqués
de San Felipe, Vicente Bacallar (sillón N) o el Conde de Torrepalma,
Don Pedro Verdugo de Albornoz Ursúa (sillón X). Por otra parte, Don
Juan de Ferreras (sillón B fundacional) y José Casani (sillón G funda-
cional) eran miembros consejeros del tribunal de la Inquisición. Gabriel
Álvarez de Toledo (sillón C fundacional) fue autor literario de temáti-
ca religiosa y bibliotecario mayor del Rey. Bartolomé Alcázar (sillón F
fundacional) fue religioso, miembro de la Compañía de Jesús.
En definitiva, consejeros de la Inquisición, nobles, autores religio-
sos, etc. constituían el grueso de la Corporación inicial. De ello se des-
prenden una serie de condicionamientos que, unidos al resto de facto-
res que estamos apuntando, comprometen la neutralidad y dirigen el
discurso, como veremos, hacia determinados intereses de unidad reli-
giosa en el catolicismo.

El contexto histórico. Iglesia y estado

Como es bien sabido, el ambiente intelectual, de tertulias y reuniones


que propició en España el nacimiento de la Real Academia Española
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en el siglo XVIII estuvo apoyado por las políticas culturales desarrolladas


durante el reinado de Felipe V y de Fernando VI. De este último sa-
bemos que, además, renovó la educación superior e impulsó la creación
de academias como norma de política cultural.
En lo referente al tema de religión y de la manifestación externa de
la religiosidad católica, es muy interesante recordar aquí una observa-
ción de Caro Baroja (1978: 73) al respecto de la situación en el perío-
do que estamos analizando: «en el siglo XVIII el debate es mucho más
fuerte de lo que se dice, poniendo de un lado a la aristocracia y a unas
clases media y burocrática extranjerizantes, frías y desasidas de lo na-
cional y de otra a un vulgo populachero y fanatizado». Por lo tanto, el
control sobre las clases populares, en definitiva, sobre el grueso de la po-
blación, se hallaría en una religiosidad de tipo represivo y afectado ma-
terializada en discursos escépticos y críticos en cuanto a las expresiones
de fe contrarias a la religión católica. Todo ello contribuiría a alcanzar
cierto grado de dominio sobre la población y, por lo tanto, una impli-
cación más que evidente en la vida política.
En España, la relación entre la monarquía y la iglesia católica siem-
pre fue muy estrecha. Desde que a mediados del siglo XV el papado con-
fiere la denominación de reyes católicosa Isabel de Castilla y a Fernan-
do de Aragón, el título se fue arraigando en los monarcas posteriores
de modo que, como señala Caro Baroja (1978: 157) «para hombres del
tiempo de Felipe II (…) la española era la monarquía católica por ex-
celencia y por tanto santa». Y, del mismo modo que algunas de las lí-
neas programáticas básicas del reinado de los Reyes Católicos fueron la
unificación territorial y lingüística (pensemos en la conquista de Gra-
nada, la incorporación de las Islas Canarias, la asunción del castellano
como lengua del reino, etc.); también la unidad fue esencial en lo re-
lativo a la política religiosa (expulsión de los judíos en 1492, conver-
sión de los musulmanes, etc.). Indudablemente, durante esta etapa se
forjó la idea de España como un país católico y de esta forma de culto
religioso como la propia de los ciudadanos patriotas y de bien por an-
tonomasia. Asimismo, también a lo largo de la segunda mitad del si-
glo XV se evidencia el comienzo de la identificación de patria y cato-
licismo. Con el reinado de Felipe II se endurecen las medidas represi-
vas con respecto a los que no participan de la fe católica hasta el pun-
to de que a finales del siglo XVI era posible constatar fuera de España
una imagen de país de la intransigencia e intolerancia. Como indica Cor-
tés Peña:
UNA PATRIA, UNA RELIGIÓN. CONSOLIDACIÓN DEL ESTEREOTIPO… 357
La política eclesiástica y religiosa protagonizada por Felipe II, aunque
sin duda respondió a las circunstancias de su tiempo, se basó, con diá-
fana continuidad, en la línea marcada por los Reyes Católicos en sus
intentos de controlar la Iglesia hispana y de instaurar la unidad reli-
giosa, puntos que los monarcas consideraban decisivos para consoli-
dar la Monarquía que estaban formando (2005: 11).
La quiebra de esta situación represiva y asfixiante no se hizo espe-
rar y, sobre todo durante el siglo XIX, fue habitual la figura del inte-
lectual católico, pero anticlerical o clerófobo (pensemos, por ejemplo,
en el catolicismo liberal de Roque Barcia).
Aunque el marco histórico descrito dista muchos años de la funda-
ción de la RAE, la institución académica se sitúa sin duda en las posi-
ciones más conservadoras, pues las anteriormente aludidas líneas pro-
gramáticas de los Reyes Católicos no difieren demasiado del ideario y
anhelos de los primigenios redactores académicos. De hecho, algunas
ideas de la Ilustración, como la preponderancia de la razón frente a la
fe, constituían una seria amenaza para el dominio de la fe católica; por
lo que aún más existía la necesidad por parte de las instituciones liga-
das al poder político y religioso de reforzar la condición del estereoti-
po de buen español como buen católico. Además, puesto que la Cor-
poración siempre estuvo vinculada al poder político, no manifestó fi-
suras en cuanto al modo de plantear el tema religioso en sus dicciona-
rios con absoluto predominio de la fe católica, como así demostrará nues-
tro análisis.

EXPRESIÓN Y CONSOLIDACIÓN DEL ESTEREOTIPO


NACIONAL CATÓLICO A TRAVÉS DEL DISCURSO DE LOS
DICCIONARIOS ACADÉMICOS
Consideraciones teóricas básicas

Como en cualquier manifestación discursiva y, por extensión, como


en cualquier texto, el discurso lexicográfico es susceptible de revelar
la posición que mantiene el emisor con respecto al mensaje y a su re-
lación con los destinatarios potenciales. En definitiva, más allá de lo
que en otros estudios se han venido denominando puntos de ancla-
je de la subjetividad o lugares de emergencia del sesgo ideológico, es
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posible trasladar el análisis ideológico de cualquier discurso al análi-


sis de la definición lexicográfica como parte de un texto de mayor di-
mensión. Eso sí, seguiremos recurriendo a la clasificación de esos pun-
tos de anclaje para realizar el análisis ideológico completo de un dic-
cionario, pues no sólo habría que detenerse en el segundo enuncia-
do de la definición, sino en todos los aspectos relativos a la macroes-
tructura y a la microestructura del repertorio lexicográfico concreto,
como el orden de las acepciones, las marcas pragmáticas, las textua-
lizaciones del lema, etc.
Pero, centrándonos en ese segundo enunciado de la definición, al
igual que realiza Vergara Heidke (2009) al hilo del estudio del infra-
tejido ideológico presente en ciertos textos periodísticos, resulta muy
productivo emplear este tipo de análisis para explicar los procesos de
marcación ideológica del texto lexicográfico, en este caso de las defi-
niciones de los diccionarios publicados por la Academia entre 1770 y
1843.
En general, por modalización entenderemos el modo de manifesta-
ción de la toma de postura del emisor frente al propio enunciado, en
nuestro caso la definición lexicográfica, y al destinatario a través de dis-
tintas marcas lingüísticas presentes en los textos que revelan, justamente,
dicha posición. Evidentemente, un texto que presente un número ele-
vado de marcas de modalización ha de ser entendido como un texto sub-
jetivo o impresionista, frente a otros que carezcan de dichas marcas, que
serán denotativos u objetivos. Pese a que el diccionario, a priori, debe-
ría caracterizarse por ser un texto determinado por la objetividad o, al
menos, la neutralidad, ya hemos visto en distintas ocasiones que el sim-
ple hecho de constituir un producto intelectual humano determina la
falacia de la referida neutralidad. Eso sí, la subjetividad podrá medirse
en una línea de mayor a menor grado en consonancia con la presencia
mayor o menor de marcas de modalización textual en el segundo enun-
ciado de la definición. Como ya se supone, cuanto más atrás vayamos
en la historia de la lexicografía, mayor presencia de este tipo de marcas
encontraremos, es decir, diccionarios más subjetivos. El carácter personal
de las definiciones fue pasando progresivamente por el cedazo de la neu-
tralidad a medida que se avanzó en técnica lexicográfica y, por supues-
to, en sensibilización social. Veamos, pues, cómo se materializan los cua-
tro tipos fundamentales de modalización (epistémica, deóntica, voliti-
va y valorativa) en los diccionarios publicados por la RAE entre 1780
y 1843.
UNA PATRIA, UNA RELIGIÓN. CONSOLIDACIÓN DEL ESTEREOTIPO… 359
La modalización epistémica
Con modalización epistémica nos referiremos al nivel de adhesión
del redactor académico con respecto a la verdad de lo escrito. Como se
puede deducir con facilidad, en materia de religión, y en el caso de los
redactores académicos, el grado de adhesión al contenido del mensaje
será mayor cuanto más cercano sea éste al posicionamiento católico (ca-
tolicismo-certeza) y menor cuanto más difiera del mismo (otras formas
de culto-probabilidad o dislate).
a) Modalización epistémica de certeza
La certeza o seguridad en cuanto al contenido de la definición pue-
de materializarse en un texto a través de distintos mecanismos (ad-
jetivos como seguro, cierto, verdadero; adverbios como ciertamente, ver-
daderamente; uso de la primera persona del plural en verbos y pose-
sivos; etc.). Algunas de estas formas han sido analizadas por Kerbrat-
Orecchioni (1986), que clasificó adjetivos como verdadero, bueno o
correcto dentro del grupo de los subjetivos evaluativos y axiológicos.
Sin embargo, en el discurso lexicográfico no siempre resulta senci-
llo identificar estas marcas lingüísticas. A veces, las modalización epis-
témica se materializa a través de elementos in absentia, es decir, au-
sentes, como las restricciones de significado y contornos en los que
se circunscriba la realidad definida al colectivo correspondiente o, in-
cluso, comentarios que maticen ciertas definiciones de carácter me-
tafísico. El grado de adhesión del redactor al contenido expuesto es
tal en estos casos que no necesita desvincularse de dicho contenido.
Asimismo, se añade a este aspecto el problema de las consideracio-
nes del emisor con respecto al receptor (van Dijk, 2003: 36), pues
los redactores académicos dan por hecho que existe un número de
creencias compartidas por emisor y receptores entre las que se encuentra
la profesión de fe católica, y por ello no incluían en sus primeros tra-
bajos este tipo de marcas. Las afirmaciones categóricas y la presen-
tación de los dogmas de fe católicos como un conjunto de verdades
inconcusas o indiscutibles también serán frecuentes en las definiciones
caracterizadas por la modalización epistémica de certeza. Veamos en
primer lugar algunas definiciones que, en materia de religión, ma-
nifiestan certeza por parte del redactor en relación con la informa-
ción proporcionada:
360 SUSANA RODRÍGUEZ BARCIA

DA2 1770 ALMA. s.f. El principio interior de las operaciones de todo


cuerpo viviente. Divídese en vegetativa, que nutre y acrecienta las
plantas: en sensitiva, que da vida y sentido á los animales: y en ra-
cional, la qual es espiritual é inmortal, y capaz de entender y dis-
currir, e informa al cuerpo humano, y juntamente con él consti-
tuye la esencia del hombre, en quien concurren tambien lo sensi-
tivo y lo vegetable.
DRAE 1780 CENÁCULO. s.m. La sala en que Christo nuestro Se-
ñor celebró la última cena.
DRAE 1780 ESPERANZA. s.f. La divina, que es una de las tres vir-
tudes teologales, es una virtud sobrenatural, por la qual esperamos
conseguir la gloria, mediante el auxilio de Dios. La humana es un
afecto, ó pasion del alma con que esperamos el bien ausente, que
juzgamos por conveniente.
DRAE 1783 DIOS. s.m. Nombre Sagrado del primer y supremo ente
necesario, eterno, é infinito, cuyo ser como no se puede comprender
no se puede definir, y solo se puede sacar de sus sagrados orácu-
los, que es el que es principio y fin de todas las cosas: que crió el
universo por su poder, que le conserva por su providencia, que todo
pende de su voluntad, y procede de su magnificencia infinita. Deus.
DIOS. Entre los Gentiles se dio este nombre, aunque impropiamen-
te, á qualquiera de las falsas Deidades que fingió la idolatría; como
el DIOS Apolo, el DIOS Marte. Úsase tambien en plural. Falsus
Deus. (…)
DRAE 1791 DIOS. s.m. Nombre sagrado del supremo ser, Criador
del Universo que le conserva y rige por su providencia. Deus. 2. En-
tre los Gentiles se dio este nombre á qualquiera de las falsas dei-
dades que veneraban; como: el DIOS Apolo, el DIOS Marte, y como
eran muchos, se usaba tambien en plural. Deus. 3. met. (…)
DRAE 1783 DOGMA. s.m. Proposicion doctrinal asentada como prin-
cipio en una ciencia. Divídese en DOGMA católico y DOGMA
falso: el católico es aquella verdad de la qual se sirve la Iglesia, como
de principio elemental, é innegable, para probar su infalibilidad,
y con ella combatir con los hereges destruyendo sus opiniones. El

2 Segunda edición del Diccionario de Autoridades (1770). A lo largo del trabajo,


las reproducciones de las definiciones de los diccionarios académicos respetarán la gra-
fía original.
UNA PATRIA, UNA RELIGIÓN. CONSOLIDACIÓN DEL ESTEREOTIPO… 361
DOGMA falso es el principio errado, ó supuesto que proponen los
hereges para asentar sus sectas.
DRAE 1791 DOGMA. s.m. La proposicion que se asienta por firme
y cierta, y como principio innegable en alguna ciencia, aunque mas
ordinariamente se entiende por este nombre la verdad revelada por
Dios, declarada y propuesta por la Iglesia para nuestra creencia, y
aun se llaman tambien así las proposiciones fundamentales que los
hereges asientan como principios de sus erradas sectas.
DRAE 1791 GENTIL. adj. 2. s.m. El idólatra, ó pagano, que no re-
conoce, ni da culto al verdadero Dios.
DRAE 1803 GENTIL. s.m. El idólatra, o pagano que no reconoce ni
da culto á el verdadero Dios. (…)
DRAE 1791 HACEDOR. s.m. El autor de alguna cosa, el que la fa-
brica por sus propias manos, y universalmente es atributo que solo
pertenece á Dios como autor y criador de todas las cosas. Auctor,
fabricator.
DRAE 1791 INFIDELIDAD. s.f. 2. Negacion de fe; esto es, no con-
fesar la fe verdadera, ó no conocerla. Infidelitas.
DRAE 1837 PROSÉLITO. m. El gentil, mahometano, ó sectario con-
vertido á la verdadera religion.
DRAE 1843 SECTA. f. (…) ⌰ El error ó falsa religion, diversa ó separada
de la verdadera y católica cristiana, enseñada por algun maestro fa-
moso; como la SECTA de Lutero, Calvino, Mahoma. Secta.
Este tipo de modalización adquirió tal grado de arraigo en la lexi-
cografía española que se reflejaba incluso en diccionarios realizados bajo
otro paradigma y con autores de adscripción ideológica bien distinta a
la de los académicos fundadores.
b) Modalización epistémica de incerteza
La falta de certidumbre en relación con el mensaje, en nuestro caso,
con la información recogida en la definición propuesta, puede mate-
rializarse desde el punto de vista lingüístico a través de ciertos mecanismos,
como ocurría con la manifestación de certeza, pero muy distintos en in-
tención (expresiones con se seguida de verbos que connotan escepticismo
o falta de seguridad como suponer, creer, estimar, considerar, preciar, etc.;
adjetivos participiales como supuesto; presencia de enunciados imper-
sonales; uso de la tercera persona de plural en verbos; etc.). A través de
362 SUSANA RODRÍGUEZ BARCIA

estas estructuras y de la selección léxica de ciertos adverbios, sustanti-


vos y adjetivos (probable, supuesto, falso, supersticioso, etc.) el redactor aca-
démico dejará patente su posicionamiento en cuanto al referente real
de algunas definiciones relativas a cuestiones propias de opciones reli-
giosas no católicas. A estas alturas ya no será necesario señalar que en
una definición pueden conjugarse varias formas de modalización del dis-
curso. Por ejemplo, en la definición de ateísmo encontramos rasgos de
la modalización epistémica pero también de la modalización valorati-
va o apreciativa. Veamos algunos ejemplos:
DA 1770 ATEISMO. s.m. Secta ú opinion impia de los que niegan
la existencia de Dios, llamados ateistas.
DRAE 1803 IDOLATRAR. v.a. Adorar los ídolos, ó alguna falsa dei-
dad. Idola colere, adorare.
DRAE 1791 IDOLATRÍA. s.f. La adoracion, ó culto que los Genti-
les dan á las criaturas, y á las estatuas de sus falsos dioses. Idolatria.
2. met. Amor demasiado, desordenado, ó excesivo. Caecus amor ido-
lorum cultui similis.
DRAE 1791 JUDAYSMO. s.m. 2. Se toma hoy por la supersticiosa
y terca observancia que tienen los Judíos de los ritos y ceremonias
de la ley de Moyses.
DRAE 1803 IDOLATRÍA. s.f. La adoracion que se da á los ídolos y
falsas divinidades. Idolatria.
DRAE 1803 PURITANO, NA. adj. que se aplica al herege prebite-
riano de Inglaterra, que se precia de observar una religion mas pura.
Úsase tambien como substantivo. Puritanus.
DRAE 1803 TOLERANTISMO. s.m. Opinion de los que creen que
debe permitirse en qualquier estado el uso libre de todo culto re-
ligioso. Opinio cultus religios, cujuspram liberum exercitium permittens.
DRAE 1843 RELIGION. f. Virtud moral con que adoramos á Dios.
Religio. ⌰ La observancia de las doctrinas y obras de devocion. Re-
ligio. ⌰ Piedad, devocion, virtud, cristiandad. Pietas. ⌰ Se llama
por antonomasia la católica, apostólica romana. Religio. ⌰ Im-
propiamente y por abuso se llama tambien el culto y veneracion
que tributan algunas naciones á sus falsos dioses. Vana religio; su-
perstitio. ⌰ (…)
SUPLEMENTO DRAE 1817 SEMIDIOSA. s.f. Nombre que la gen-
tilidad daba á aquellas que creia descender de alguno de sus falsos
dioses. Semidea.
UNA PATRIA, UNA RELIGIÓN. CONSOLIDACIÓN DEL ESTEREOTIPO… 363
La modalización deóntica
Antes de comenzar con el análisis en sí, conviene tener en cuen-
ta que, como indica Caro Baroja (1978: 31) «la teología cristiana se di-
vide en dos partes: una, especulativa, que trata del conocimiento de Dios;
otra, práctica, que trata de las virtudes de los hombres y de los vicios
contrarios a ellas». Una vez que entendemos esta dualidad de la teolo-
gía católica es fácil comprender que el discurso lexicográfico que pro-
yectan algunos artículos se caracterice por una modalización deóntica,
es decir, relativa a lo que el individuo modelo de la comunidad episté-
mica española debe y no debe hacer. El verbo deber y las perífrasis de
obligación como tener que + infinitivo o deber + infinitivo son muy ha-
bituales, en general, en el discurso católico. Como indica Caro Baroja
(1978: 45) al comentar aspectos del ideario católico reflejado por los
hombres de fe en diferentes sermones, escritos, etc. «sobre todo y por
encima de todo, está el Amor de Dios hacia el hombre y que el hom-
bre debe amar a Dios sobre todas las cosas». Por lo tanto, este tipo de
modalización ya está presente en diversas modalidades de discurso oral
y escrito emitido por católicos, como homilías, sermones, catecismos,
etc. Puesto que tenemos clara la diferencia que existe entre definir y adoc-
trinar, este tipo de modalización no debería adoptarse de ningún modo
en los diccionarios. Sin embargo, el dibujo y orientación del estereoti-
po católico del buen ciudadano español implicaban en cierto modo la
presencia de este tipo de elementos.
La modalización deóntica en los repertorios académicos también
se dividirá, en lo relativo a las definiciones propias del tema religioso,
en dos grupos: la que podríamos denominar del deber (identificada con
el culto católico), que se concreta en gran medida en la presencia de pe-
rífrasis de obligación, y la del no deber (identificada con los cultos no
católicos). La segunda de estas formas de orientar el texto conforme a
la deontología presentará algunos recursos básicos como la presencia de
adjetivos participiales del tipo indebido o estructuras de negación, por
ejemplo, del tipo no se debe. Veamos algunos ejemplos:
DA 1770 ADORAR. v.a. Honrar y reverenciar con culto religioso, lo que
principal, y propiamente se debe á solo Dios, y por él á la Virgen san-
tísima, á los Ángeles y Santos, á las Imágenes y Reliquias sagradas. (…)
DRAE 1791 HONRA. s.f. Reverencia, acatamiento y veneracion que
se hace á la virtud, autoridad, ó mayoría de alguna persona. Ho-
364 SUSANA RODRÍGUEZ BARCIA

nor. 2. Pundonor, estimación y buena fama, que se halla en el su-


geto y debe conservar. Decus, fama. 3. La integridad virginal en las
mugeres. Pudor, virginitas. (…)
DRAE 1791 IDOLATRAR. v.a. Adorar los ídolos, dar á las estatuas,
figuras, ó personas la reverencia, ó adoracion que solo se debe á Dios.
Idola colere.
DRAE 1803 LATRÍA. s.f. Teol. El culto y adoracion que se debe á solo
Dios. Latria.
DRAE 1832 RELIGION. f. Virtud moral, con que adoramos y re-
verenciamos á Dios, como á primer principio de todas las cosas,
dándole el debido culto con sumision interior, y exterior muestra,
confesando su infinita excelencia. Religio. || (…) La actual obser-
vancia de las buenas costumbres y obras de devocion. || (…)
DRAE 1817 SUPERSTICION. s.f. Culto que se da á quien no se debe
con modo indebido.
DRAE 1822 SUPERSTICION. s.f. Culto que se da á quien no se debe
ó que se da con modo indebido.

La modalización volitiva
El discurso lexicográfico en el que se evidencia una modalización
volitiva presenta ciertos usos de la lengua que revelan una posición del
emisor, en nuestro caso el redactor, frente a lo deseable y a lo no dese-
able en materia de religión. En realidad, la volición remite a un acto
de la voluntad, es decir, a la capacidad para decidir y ordenar la pro-
pia conducta. No se trata de una manifestación de carácter tan taxa-
tivo como ocurría con la modalización discursiva deóntica, se limita
a un conjunto de marcas lingüísticas dirigidas a orientar al receptor
acerca de las actitudes consideradas por el emisor-redactor como más
idóneas y aconsejables. Pues bien, la presencia de adjetivos como bue-
no o malo con sus correspondientes variantes flexivas resulta una mar-
ca indicativa de este tipo de modalización. Lógicamente, y en la línea
de lo que estamos observando hasta el momento, las buenas prácticas
e ideas se corresponderán con el culto católico; lo que sigue reforzando
la idea del estereotipo católico como modelo de conducta. Como re-
cogíamos anteriormente en la cita de Caro Baroja (1978: 31), la teología
católica se concretaba en una vertiente especulativa y en una vertiente
práctica a modo de manual de buena conducta que, nuevamente, se
refleja en muchas de las definiciones de los diccionarios académicos.
UNA PATRIA, UNA RELIGIÓN. CONSOLIDACIÓN DEL ESTEREOTIPO… 365
Dentro de este apartado destaca como recurso fundamental la elec-
ción de hiperónimos que establecen una clasificación explícita y, ob-
viamente, subjetiva, de los vicios y virtudes humanos.
DRAE 1780 CARNALIDAD. s.f. El vicio y deleyte de la carne.
DRAE 1803 LUXURIA. s.f. El vicio que consiste en el uso ilícito, ó
apetito desordenado á los deleytes de la carne.
DRAE 1817 CASTIDAD. s.f. La virtud que se opone á los afectos car-
nales. Castitas.
CASTIDAD CONYUGAL. La que guardan los casados que no
conocen mas muger que la propia. Conjugalis castitas.
DRAE 1822 CASTIDAD. s.f. La virtud que se opone á los afectos car-
nales. Castitas.
CASTIDAD CONYUGAL. La que se guardan mutuamente los
casados. Conjugalis castitas.
DRAE 1817 RAMERA. s.f. La muger que hace ganancia de su cuer-
po, entregada vilmente al público vicio de la sensualidad por el in-
terés. Meretrix, scortum.
DRAE 1832 RELIGION. f. Virtud moral, con que adoramos y re-
verenciamos á Dios, como á primer principio de todas las cosas,
dándole el debido culto con sumision interior, y exterior muestra,
confesando su infinita excelencia. Religio. || La actual observancia
de las buenas costumbres y obras de devocion. || (…)
DRAE 1843 RELIGION. f. Virtud moral con que adoramos á Dios.
Religio. ⌰ La observancia de las doctrinas y obras de devocion. Re-
ligio. ⌰ Piedad, devocion, virtud, cristiandad. Pietas. ⌰ Se llama
por antonomasia la católica, apostólica romana. Religio. ⌰ Im-
propiamente y por abuso se llama tambien el culto y veneracion
que tributan algunas naciones á sus falsos dioses. Vana religio; su-
perstitio. ⌰ (…)
Nuevamente, el arraigo de este tipo de conocimiento cultural se hace
patente en otros diccionarios que parten de orientaciones y objetivos
muy distintos. Por ejemplo, en el diccionario de Domínguez (1846-1847),
que toma como base al diccionario académico pero con una distancia
ideológica importante, se constata también el recurso de la elección ten-
denciosa de hiperónimos en algunas definiciones relativas a las temá-
ticas religiosa y moral, a la que se suma la presencia de adjetivos pon-
derativos como sublime:
366 SUSANA RODRÍGUEZ BARCIA

Piedad. s. f. Virtud edificante y eminente, que mueve é incita á reve-


renciar, acatar, venerar, honrar y servir á Dios nuestro Señor, á los
padres, á los superiores ó maestros, y á la patria. El conjunto de los
actos ó efectos de esta virtud; lo mismo que cada uno de ellos re-
lativamente considerados.
Religion. s. f. Sublime virtud moral con que adoramos á Dios. || La ob-
servancia de las doctrinas, obras y prácticas de devocion. || Piedad,
devocion, fervor evangélico, virtud cristiana etc. || (…)
La modalización valorativa
Finalmente, resta tratar de la modalización valorativa o apreciativa que,
sin duda, es de las más interesantes. A pesar de que toda modalización
del discurso implica una toma de posición ideológica por parte de un
emisor, a través de la modalización apreciativa o valorativa el redactor
lexicográfico manifiesta su valoración sobre la realidad definida, mues-
tra, en definitiva, el aprecio o desprecio por el objeto definido. Entre los
recursos lingüísticos que evidencian la modalización valorativa del dis-
curso lexicográfico podemos encontrar fundamentalmente procedimientos
léxicos como la presencia de adjetivos afectivos, ponderativos o evalua-
tivos axiológicos (sean o no formulísticos) y de sustantivos con fuerte car-
ga connotativa (peyorativa o ponderativa) que en ocasiones pueden cons-
tituir eventuales hiperónimos; aunque también existen otros procedi-
mientos morfológicos, como el uso de sufijación apreciativa y la presencia
de superlativos absolutos. Pese a que este tipo de modalización del dis-
curso lexicográfico está mucho más presente en las obras pioneras de la
lexicografía monolingüe española como el repertorio de Sebastián de Co-
varrubias (1611), el de Esteban de Terreros (1786-1793) o el Dicciona-
rio de Autoridades (1726-1739), motivado probablemente por la corta
tradición; las sucesivas ediciones que publicó la RAE de su diccionario
usual a lo largo de la segunda mitad del siglo XVIII y la primera mitad
del siglo XIX también siguieron presentando ciertos recursos de carác-
ter valorativo, aunque algo más suavizados que en las obras citadas.
DRAE 1803 FATALISTA. adj. El que niega la libertad en el hombre;
y en Dios el gobierno del mundo segun las leyes de su infinita sa-
biduría y providencia. Fati necesitatis
DRAE 1803 HEREGÍA. s.f. Error en materia de fe sostenido con per-
tinacia. Haeresis.
UNA PATRIA, UNA RELIGIÓN. CONSOLIDACIÓN DEL ESTEREOTIPO… 367
DRAE 1791 JESUS. s.m. Nombre venerable y dulcísimo que se da á
la segunda persona de la Santísima Trinidad hecha hombre para
redimir el género humano. Es nombre hebreo, que significa Sal-
vador.
DRAE 1791 JUDAS. s.m. El que falta traydoramente al amigo, que
se confió de él. Dícese por alusion al Apóstol traydor que vendió
á Christo. Proditor, ut judas.
DRAE 1791 MAHOMETANO, NA. adj. Lo que pertenece á Mahoma
y su detestable secta. Mahometanus.
DRAE 1791 MALDICIENTE. p.a. de MALDECIR. El que tiene la
perversa costumbre de echar maldiciones. Maledicus.
DRAE 1803 NACIMIENTO. s.m. El acto de nacer. Ortus, natalis.
NACIMIENTO. Por antonomasia se entiende el de nuestro Se-
ñor Jesucristo, que por la salud de los hombres nació al mundo de
la purísima Virgen María. Natalis, nativitas Domini. (…)
DRAE 1817 NACIMIENTO. s.m. El acto de nacer. Ortus, natalis.
NACIMIENTO. Por antonomasia se entiende el de nuestro Se-
ñor Jesucristo, que por salvar á los hombres nació al mundo de la
purísima virgen María. Natalis, nativitas Domini. (…)
DRAE (1803) NEFANDO, DA. adj. Indigno, torpe, de que no se pue-
de hablar sin empacho. Nefandus.
PECADO NEFANDO. El de sodomía por su torpeza y obsceni-
dad. Nefandum peccatum.
DRAE 1803 PURITANISMO. s. m. La secta y doctrina de los puri-
tanos. Puritanorum secta, doctrina.
DRAE 1837 REDENTOR, RA. m. y f. El que redime. || Por excelencia
se entiende nuestro Señor Jesucristo, que con su preciosísima san-
gre redimió á todo el género humano, y le sacó de la esclavitud del
demonio. Redemptor, liberador. || (…)
DRAE 1832 RELIQUIA. f. El residuo que queda de algun todo. Re-
liquiae. || La parte pequeña de alguna cosa, como de la cruz de Cris-
to ó de otra cualquier cosa que tocase á su divino cuerpo ó fuese
regada con su preciosa sangre; el pedacito de hueso de algun san-
to ú otra cualquiera cosa que por su contacto es digna de venera-
cion. Reliquiae. || (…)
DRAE 1822 TALMUD. s.m. Libro de los Judíos, que contiene la tra-
dicion, policía, doctrina y ceremonias, que observan tan rigurosa-
mente como la misma ley de Moyses. Hállanse en él mil extrava-
gancias apócrifas, que escribiéron despues de la dispersion, é hiciéron
368 SUSANA RODRÍGUEZ BARCIA

dos recolecciones, una de la escuela de Jerusalen, y otra de la de Ba-


bilonia. Talmud Judaorum.

CONCLUSIONES
Analizado como una forma más de discurso, el diccionario adquie-
re una dimensión ideológica, más allá de la lingüística y de la didácti-
ca, como instrumento de construcción y consolidación de tópicos de
la cultura a la que se circunscribe su realización y difusión. Como en
cualquier otro texto, a través de la modalización —que en el dicciona-
rio se lleva a cabo, fundamentalmente, en los prólogos y en el segun-
do enunciado de la definición— el emisor-redactor categoriza y describe
la realidad dejando patente su posición frente a ella. En el caso de la RAE,
su condición de referente absoluto dentro del panorama de la lexico-
grafía monolingüe del español le confiere un gran poder como batuta
que dirige la orientación ideológica de gran parte de los diccionarios del
español publicados a partir del siglo XIX.
En el período que ha constituido nuestro objeto de estudio hemos
podido constatar unas marcas de modalización discursiva que, al mis-
mo tiempo que constituían el reflejo de un tiempo y de unas circuns-
tancias concretas, también contribuyeron a consolidar y hacer más per-
durables algunos aspectos de la cultura española como es la adopción
del catolicismo como forma más idónea para concretar la expresión re-
ligiosa. El catolicismo, pues, se proyectó desde las estructuras de poder
como un elemento más de la identidad grupal nacional, como forma
de culto por excelencia o por antonomasia. El resto de religiones que-
darían pues, desde las páginas de los primeros diccionarios académicos,
relegadas a la consideración de manifestaciones de la fe inconsistentes
o, sencillamente, erradas. Esta proyección ideológica se materializó, como
vimos a lo largo del análisis, a través de una serie de recursos y marcas
lingüísticas que se clasificaron dentro de los cuatro tipos de modaliza-
ción. Como refleja el análisis, dentro de un mismo enunciado pueden
convivir marcas de modalización epistémica, deóntica, volitiva y apre-
ciativa. Por lo tanto, no se trata de recursos excluyentes, sino, normal-
mente complementarios.
El cuadro que cierra este trabajo servirá como síntesis de los procedi-
mientos descritos y, al mismo tiempo, de las ideas fundamentales esboza-
das en este estudio. Pero, antes de concluir, es necesario destacar que las
UNA PATRIA, UNA RELIGIÓN. CONSOLIDACIÓN DEL ESTEREOTIPO… 369
definiciones recogidas en los diccionarios publicados a lo largo del perío-
do analizado, lejos de permanecer de forma meramente residual en las obras
actuales de la RAE que siguen tomando como planta el diccionario usual
sometido a revisión, perviven inveteradas con similar forma, aunque, eso
sí, en menor número. No obstante, no hemos de dejar de señalar aquí el
cambio de esta situación en los diccionario realizados de nueva planta, como
el Diccionario del estudiante (2005), un intento de discurso neutral que de-
bería marcar una nueva etapa en el quehacer académico.
Categoría Subcategoría Recursos Ejemplos
MODALIDAD DE CERTEZA In praesentia DRAE 1791 GENTIL. adj. 2. s.m.
EPISTÉMICA –Adjetivos como El idólatra, ó pagano, que no
seguro, cierto, reconoce, ni da culto al
verdadero. verdadero Dios.
–Adverbios como DRAE 1837 PROSÉLITO. m.
ciertamente, El gentil, mahometano, ó sectario
verdaderamente. convertido á la verdadera religion.
–Uso de la primera DRAE 1780 ESPERANZA. s.f. La
persona del plural en divina, que es una de las tres virtudes
verbos y posesivos. teologales, es una virtud sobrenatural,
por la qual esperamos conseguir la
gloria, mediante el auxilio de Dios.
In absentia DRAE 1780 CENÁCULO. s.m.
–Ausencia de La sala en que Christo nuestro Señor
restricciones de celebró la última cena.
significado, marcas de
ámbito (Rel.) y
contornos.
DE INCERTEZA –Expresiones con se más DRAE 1791 IDOLATRÍA. s.f.
verbos que connotan La adoracion, ó culto que los Gentiles
escepticismo o falta de dan á las criaturas, y á las estatuas de
seguridad como suponer, sus falsos dioses. Idolatria. 2. met.
creer, estimar, considerar. Amor demasiado, desordenado, ó
–Adjetivos participiales excesivo.
como supuesto. DRAE 1803 TOLERANTISMO.
–Estructuras s.m. Opinion de los que creen que
impersonales. debe permitirse en qualquier estado el
–Uso de la tercera uso libre de todo culto religioso.
persona de plural.
–Adjetivos subjetivos
como falso/falsa.
370 SUSANA RODRÍGUEZ BARCIA

Categoría Subcategoría Recursos Ejemplos


MODALIDAD OBLIGATORIEDAD –Verbo deber. DRAE 1803 LATRÍA. s.f. Teol. El culto
DEÓNTICA –Perífrasis de obligación y adoracion que se debe á solo Dios.
como tener que +
infinitivo o deber +
infinitivo.
–Adjetivos participiales
como debido.
PROHIBICIÓN –Estructuras negativas DRAE 1817 SUPERSTICION. s.f.
con el verbo deber. Culto que se da á quien no se debe con
–Adjetivos participiales modo indebido.
del tipo indebido.
MODALIDAD DESEABLE –Adjetivos como DRAE 1832 RELIGION. f. Virtud
VOLITIVA bueno/buena. moral, con que adoramos y
–Hiperónimos como reverenciamos á Dios (…).
virtud.
NO DESEABLE –Adjetivos como DRAE 1803 LUXURIA. s.f. El vicio
malo/mala. que consiste en el uso ilícito, ó apetito
–Hiperónimos como desordenado á los deleytes de la carne.
vicio.
MODALIDAD POSITIVA –Presencia de adjetivos DRAE 1791 JESUS. s.m. Nombre
APRECIATIVA afectivos, ponderativos o venerable y dulcísimo que se da á la
evaluativos axiológicos segunda persona de la Santísima
(sean o no formulísticos) Trinidad hecha hombre para redimir el
y de sustantivos con género humano.
fuerte carga connotativa DRAE 1837 REDENTOR, RA. m. y f.
positiva. El que redime. Por excelencia se
–Procedimientos
morfológicos, como el entiende nuestro Señor Jesucristo, que
uso de sufijación con su preciosísima sangre redimió á
apreciativa y la presencia todo el género humano (…).
de superlativos absolutos.
NEGATIVA –Presencia de adjetivos DRAE 1791 MAHOMETANO, NA.
afectivos o evaluativos adj. Lo que pertenece á Mahoma y su
axiológicos (sean o no detestable secta.
formulísticos) y de DRAE 1822 TALMUD. s.m. Libro de
sustantivos con fuerte los Judíos, que contiene la tradicion,
carga connotativa policía, doctrina y ceremonias, que
negativa. observan tan rigurosamente como la
misma ley de Moyses. Hállanse en él mil
extravagancias apócrifas (…).
UNA PATRIA, UNA RELIGIÓN. CONSOLIDACIÓN DEL ESTEREOTIPO… 371
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