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UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR

FACULTAD DE CIENCIAS Y HUMANIDADES

ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES “DR. GERARDO IRAHETA ROSALES”

LICENCIATURA EN ANTROPOLOGIA SOCIOCULTURAL

TEORIA ANTROPOLOGICA I

Docente: Griselda López

Actividad Final De Investigación

Alumna: Sofía Lissette Quijano Miranda

Due: QM19002

1
Una perspectiva diferente en la práctica del boxeo

“El boxeador muchas veces, dicen, nace, no se hace. Pues okey, muchas veces sí,

pero hay boxeadores que están dentro del gimnasio y es como en una escuela. En

una escuela va a salir adelante el alumno más educado, más disciplinado, más

aplicado en todo. Aquí dentro del gimnasio hay jóvenes que vienen y yo pienso que

ese chamaco que le pone muchas ganas, ése es el que va a sobresalir mañana”

(Francisco Sánchez Bello, entrenador, Gimnasio Pancho Rosales, abril de 2006).

En este trabajo pretendo investigar, a partir del estado de la cuestión, el significado que los

practicantes del boxeo le dan a este deporte. Partiendo de una perspectiva antropológica

tomaré en cuenta a diversos autores que abarcan esta temática, sin dejar a un lado sus

aportes teóricos y metodológicos establecidos en sus escritos. Espero que al final sea de

provecho esta pequeña investigación, no solo para principiantes sino para futuros escritos.

Nos adentraremos en un mundo diferente y lleno de críticas. Aquel donde los golpes, las

luchas, la resistencia y la competencia forman parte de la vida cotidiana de estos seres

humanos. Pero ¿De qué mundo hablamos? ¿Dónde vemos a estos tigres luchando? ¿Será en

un ambiente adecuado para practicarlo? Claro, es un espacio que – según ellos – los

mantiene concentrados tanto física como mentalmente, un mundo que los hace sentir libres

como pájaros en el cielo, hablamos del mundo del Gimnasio. ¿Serían tan fieros estos como

los que viven en la selva? Lo veremos más adelante, no nos adelantemos aun a dar una

respuesta, porque nos sorprenderá el resultado. Sin embargo, recordemos las luchas

revolucionarias de aquellas mujeres que exigían sus derechos y gritaban por ser escuchadas,

será que ¿esas luchas fueron tomadas en cuenta dentro de este contexto? Será que ¿hay

mujeres que también les interesa el mundo del boxeo?


2
Es por ello que dentro de este escrito me propongo a desarrollar cada una de estas

interrogantes de forma detallada; teniendo en mente que muchas personas se fueron

involucrando poco a poco dentro de este mundo a pesar de las dificultades.

Teniendo en mente que, el etnógrafo poco a poco profundizaba y se involucraba dentro del

tema de estudio que llegó a ser la fábrica de boxeadores.

Iniciaré explicando el origen y desarrollo del deporte desde la antropología de forma muy

general, hasta llegar a involucrarnos en lo que nos interesa, el boxeo. Es por ello que

abarcaré en primer lugar con las autoras Kendall Blanchard y Alyce Cheska 1, ya que nos

explicarán el mundo del deporte a partir de una perspectiva evolucionista.

Blanchard y Cheska (1985) nos explica que esta idea de deporte empieza en primer lugar a

ser estudiada por biólogos, luego sociólogos y hasta al final por la Antropología a finales de

la década de los 80.

Tenemos que tener claro que “a medida que las sociedades y culturas iban evolucionando

siglo tras siglo, ocurría lo mismo con el deporte, y este tendía a seguir los derroteros

propios de la cultura en general, en el sentido de una secularización y democratización

crecientes, y, con la invención de los sistemas matemáticos -cronómetros y otros

dispositivos de medición y anotación” (Blanchard y Cheska, 1985: 3).

Esta idea de deporte fue estudiada en primer lugar por Edward B. Tylor2, a partir de los

cambios culturales que se iban dando; ya sea por difusionismo o por contacto entre

culturas.

1
Antropólogas que realizan su investigación a partir de un enfoque teórico y metodológico.
2
Fue el primero en reconocer el interés de los juegos deportivos como tema de investigación, sin generar
ningún marco teórico.

3
Sin embargo, “Tylor tendía a tratar los fenómenos del deporte como vehículo del análisis

de procesos culturales más amplios, y […] no llegaría a generar un marco teórico y

constructivo para futuros estudios del deporte y del juego”. (Blanchard y Cheska, 1985:

12).

Durante la década del siglo XX aparece un análisis más detallado sobre la concepción del

deporte en la Antropología, y empezaron a crear una diferencia entre los deportes del

hombre primitivo y el contemporáneo.

Karl Weule (1985) genera esta división, para el primero las actividades deportivas estaban

más relacionadas con el intento humano de resolver los problemas de adaptación,

supervivencia y defensa; mientras que el hombre moderno ha utilizado el deporte para

perfeccionar su cuerpo, para competir y por puro gusto, lejos de toda finalidad de

supervivencia.

Esta división da inicio a que se genere una nueva idea del deporte en la antropología, ya

con más estudios detallados. Recordemos que este contexto se puede observar a partir de

una perspectiva evolucionista, sin embargo, con el tiempo se fueron generando más

información de cómo surgieron los juegos, los deportes y diversos elementos de nuestra

realidad.

A partir de esto la palabra deporte ya no era visto solo como un concepto alejado de su

significado, sino que lo miraban como un conjunto, un todo unido que representaba algo

importante.

El boxeo como una red de significados

4
En este momento el deporte ya representaba según Blanchard y Cheska (1985) un

comportamiento lleno de significados uniendo lo agresivo y lo competitivo, colocándole en

cualquier marco cultural dimensiones de conflicto social.

Esto de forma general, generan ciertas características representativas que se fueron

estableciendo en el boxeo y en otras áreas. Según Roberts, Arts, y Bush (1959) donde todo

deporte tiene que tener un juego organizado, una parte competitiva, y una relación de juego

entre dos o más competidores.

Cada una de las cosas dichas anteriormente no se queda atrás en el mundo del boxeo, es por

ello que desde este momento diferentes autores empezaron a generar material deportivo.

Siendo Marvin Opler el primero en realizar una descripción sobre un torneo de sumo,

dando inicio al mundo de las peleas y de las luchas deportivas.

Ahora bien, ya podemos meternos dentro de lo que nos interesa y no hablamos solo del

boxeo y de sus características o variantes, sino del significado que este puede llegar a

representar para muchos.

En este punto quiero abarcar diferente información del libro de Esparza, ya que ella

engloba el boxeo como “una actividad social altamente codificada” (Esparza, 2011: 47).

Es decir, este deporte depende de la posibilidad de hacer un contacto directo con un grupo

de personas. Según Esparza (2011) durante las luchas se imparte un conjunto de

conocimientos, técnicas corporales, rituales, ceremonias, reglas internas y externas de

organización.

Todo esto se llega a transmitir cuerpo a cuerpo mediante un “aprendizaje arduo y un

sometimiento jerárquico a figuras de autoridad” (Esparza, 2011: 57).

5
Tengamos claro que el boxeo puede llegar a expresar la destrucción del cuerpo del

enemigo, siendo esta una de las principales diferencias de lo que ocurre en la mayoría de

los deportes que conocemos. Demostrando al mismo tiempo destrezas físicas y habilidades

corporales con uno de los más altos riesgos de destrucción y de muerte. En esa medida, “el

boxeo construye un cuerpo destinado a su propia aniquilación” (Esparza, 2011: 44).

El propósito de boxear, especialmente en el nivel profesional, es el de “golpear al oponente

hasta reducirlo a una pulpa sanguinolenta, subyugar y dominar al oponente hasta la

sumisión” (Fields citado en Esparza, 2005: 130). Al mismo tiempo, conlleva un conjunto

de reglas que prohíbe los golpes bajos y le da control absoluto a un réferi 3 que suele ser

mucho más débil y pequeño que los oponentes.

Como lo mencionamos hace un par de líneas, dentro del boxeo la violencia está totalmente

permitida, teniendo un carácter lleno de significados. El autor de Entre las cuerdas,

menciona que esta violencia se transmite mediante los golpes dados en la cabeza y en las

costillas del contrincante.

Según Wacquant (2006) la base de este ejercicio es el aguantar el dolor, “si quieres la

gloria, tienes que soportar la agonía” (Wacquant, 2006: 222). El boxeador debe de elevar su

cuerpo al dolor con el fin de poder soportar una lluvia de golpes en la cabeza.

En el boxeo, el cuerpo tiene un gran significado, ya que este representa un “agente y objeto

de la práctica, que definen y organizan las estructuras dentro de las cuales se forman los

cuerpos (Woodward citado en Esparza, 2007: 86). Por medio de esto se pueden formar

identidades significativas con el cuerpo.

3
Árbitro de una competición deportiva.

6
Pero ¿Por qué el cuerpo es de tanta importancia dentro del boxeo? El físico escultural (el

cuerpo) de los boxeadores es el resultado de un entrenamiento único que constituye la

preparación del boxeador en todo el mundo: “correr, hacer sombra, golpear una cantidad de

bolsas y cojinetes sostenidos por el entrenador; saltar la soga, calistenias” (Wacquant, 1999:

248-249).

Este deporte muestra una práctica intensamente corporal, con movimientos, un universo en

el que lo más esencial se transmite, se adquiere y se despliega no solo con el lenguaje, sino

por medio de la coordinación de tres elementos: “el cuerpo, la conciencia individual y la

colectividad” (Wacquant, 2004: 239).

Teniendo en cuenta que, según Geertz (1974), el ser humano es un ser que sufre, un ser de

carne y sangre, que siente todo, dotado de saberes y de habilidades incorporadas.

El boxeo no sólo implica la totalidad del propio cuerpo, sino una lectura del otro cuerpo en

el ring. Los boxeadores aprenden a conocer y monitorear sus propios organismos, y

también a evaluar el cuerpo de sus oponentes. Antes de cada pelea, los boxeadores y sus

entrenadores evalúan metódicamente el cuerpo de su adversario, intentando detectar índices

de posibles debilidades que puedan ser explotadas.

“El boxeo es un régimen duro que contrasta de forma aguda con el ambiente

de arreglos rápidos del gueto. Demanda tiempo, esfuerzo físico y disciplina

mental, y requiere dedicación, asilamiento y sacrificio […]. Cada segundo

bajo los reflectores tiene que ser ganado mediante horas incontables de

preparación física y mental […]; sólo una pequeña minoría de aquellos que

habitan el gueto pueden someterse a la institución total del boxeo y sólo

7
aquellos de más fuerte voluntad y mayor determinación pueden cumplir con

ese compromiso” (Sugden, 1996: 183).

Esto nos permite reflexionar diferentes perspectivas de este deporte, un ejemplo de ello lo

establece Wacquant en uno de sus libros4 más importantes sobre el boxeo.

Donde explica que “el boxeador es un engranaje vivo del cuerpo y del espíritu, que desdeña

la frontera entre la razón y la pasión, que hace estallar la oposición entre la acción y la

representación y, al hacerlo, constituye la superación fáctica de la antinomia entre lo

individual y lo colectivo” (Wacquant, 2006: 245).

Todo esto mencionado anteriormente suele desarrollarse dentro de un espacio definido, un

espacio que conlleva a la práctica de diversos deportes y suele tener un significado para

estos, hablamos del Gimnasio.

El gimnasio es uno de los lugares del campo social donde ocurre el boxeo. Para Wacquant

(1999) este lugar es una fábrica social destinada a rehacer cuerpos humanos y convertirlos

en ‘máquinas luchadoras’ virtuales.

Varios autores5 coinciden que el gimnasio es un lugar de realización, donde niños, jóvenes

y hombres —siempre en masculino— encuentran un sentido para la vida, respeto, trabajo y

disciplina, además de que sirve para apartarlos “de una vida de drogadicción, conducta

antisocial y crimen” (Hauser, 2000: 14).

Ante todo, el gym es un lugar que aísla de la calle y desempeña la función de escudo contra

la inseguridad y las presiones de la vida cotidiana. Wacquant describe el gimnasio como un

4
“Entre las cuerda” de Loïc Wacquant
5
(Oates, 2002; Hauser, 2000; Anasi, 2002; Woodward, 2007; de Garis, 2000; Wacquant, 1992, 1999, 2004)

8
espacio cerrado en donde se olvida la vida cotidiana: “afuera están la droga, las balas y la

muerte, adentro están el orden, la disciplina y el compañerismo” (Wacquant, 1999: 30).

El gimnasio lo tenemos que ver desde una construcción social y moral que muestra una

cultura, una historia, una vida social estética e intensa. La sala gobierna la transmisión

técnica de este arte a partir de golpes y de identidades que se van forjando en cada

entrenamiento.

Estos entrenamientos son constantes y arduos, permitiendo de esta forma entrar en un

mundo lleno de emoción y de agonía. Este mundo se realiza a veces dentro del Gimnasio,

calles o lugares destinados a eventos competitivos

Este fenómenos competitivo lo abordan desde una lucha donde existe un conflicto de

valores, méritos, rango, poder y riquezas con un adversario dispuesto a neutralizar, herir o

eliminar a sus rivales.

La competición es “una especie de conflicto en el que dos o más individuos luchan por

alcanzar un objetivo, con el énfasis puesto exclusivamente en el objetivo y no en los

antagonistas” (Moreno, 2011:142)

La competición difiere de otras formas de conflicto por el hecho de que todo efecto

negativo que un oponente obtiene sobre el otro, en este tipo de interacción social forma

parte de una intencionalidad más indirecta que directa.

En este sentido la competición puede imaginarse como una especie de conflicto cooperativo

en el que su objetivo principal es luchar por un objetivo en común, es decir, ganar.

Según Wacquant (1999) la combinación de categorías cognitivas, habilidades corporales y

deseos, de forma combinada define y componen las competencias propias del boxeador.
9
Algunos autores mencionan que el boxeo se vuelve hasta cierto punto punchy6, no solo por

el castigo sufrido dentro de los combates oficiales, sino por el efecto acumulado de los

golpes encajados durante las sesiones de entrenamiento.

Tengamos claro que, tanto las relaciones que organizan el comportamiento dentro del

fenómeno competitivo y los sentimientos que surgen de los sujetos mientras están en la

competencia van relacionados.

Sin embargo, este territorio ganado por los boxeadores despierta el panorama de muchas

personas7, abriendo diversas posibilidades de vida y experiencia en varias vertientes,

teniendo una relación constante con el propio cuerpo a partir de ciertas características

masculinas.

Por ejemplo: la competitividad, resistencia, capacidad para la agresión física, fuerza

muscular, tolerancia al dolor; que si se realizan en un cuerpo de mujer disminuyen la idea

de varón=masculinidad.

Esta idea de la producción de la masculinidad se interpreta en el campo deportivo como un

fortalecimiento de carácter. Ya que mediante el boxeo, se esperaba que los hombres

“desarrollaran valentía, hombría y autocontrol […] tamaño, poder muscular y el valor de

medirse cuerpo a cuerpo en el boxeo” (Dowling, 2000: 23).

Existe una abundante bibliografía acerca de la manera en que el género afecta la práctica

deportiva y viceversa. Aportan elementos para problematizar ciertas concepciones del

sentido común acerca de una supuesta superioridad física de los varones sobre las mujeres.

6
Es decir, desarrollan el síndrome del boxeador sonado.
7
Tanto hombres como mujeres.

10
Esto lo vemos a diario en el mundo del boxeo, los roles de género están rigurosamente

repartidos. Las mujeres pueden ocupar el lugar de espectadoras o pueden funcionar como la

red de apoyo que mantiene las condiciones de posibilidad de la vida de un atleta.

A pesar de que en la actualidad los gimnasios de boxeo son espacios abiertos a personas de

uno u otro sexo, su vocación genérica sigue siendo una condición problemática. Esto

significa que el ingreso de las mujeres al boxeo aún se lee como algo impactante, donde se

cree que ellas están invadiendo un territorio masculino.

Por lo tanto, resulta importante comprender la lógica de este fenómeno, es decir, esto

sucede por los significados que las personas establecen a ciertas actividades actividad u

espacios, catalogándolos en lo masculino o lo femenino.

Entre los motivos con que Woodward (2007) explica las dificultades que encontramos las

mujeres para ingresar en este tipo de espacios se encuentra la condición del género de la

cultura del deporte.

Sin embargo, como queda muy claro en nuestra propia investigación, para nadie es fácil

entrar en un gimnasio de boxeo, porque en este campo se pude observar la exclusión que

rige este deporte.

Según Moreno (2011) se prohíbe la entrada a las mujeres en este deporte no sólo porque se

pretenda evitar las distracciones —implícitamente sexualidades— que provocan en los

atletas en entrenamiento, sino que su presencia debe ser comprendida como una

“dislocación ritual entre los mundos de los hombres y las mujeres” donde se constituye “la

masculinidad exclusiva y excluyente que domina estos espacios” (Woodward, 2007: 45-

46).

11
Para Martha McCaughey (1997) la incapacidad de las mujeres para pelear es un problema

cultural de política sexual, no un problema natural de hormonas, rudeza o programa

biológico de afirmación de la vida.

Dentro del marco de las masculinidades dominantes, blancas y

heterosexuales, los varones aprenden a dar por supuesta su superioridad. Esto

va aparejado con un fuerte sentido de autoridad a partir del cual los varones

pueden sentir que tienen el derecho de ser oídos y también escuchados

(Seidler, 1995: 91).

Ya que se supone que el comportamiento femenino que se da tan “naturalmente” en las

mujeres es precisamente “lo que nos hace muy malas para pelear y lo que nos hacen

vulnerables por una cultura sexista” (McCaughey, 1997: 90).

Según Young (1990) una mujer cuida su apariencia mucho más que un hombre, ya que no

quiere verse desgarbada ni demasiado fuerte, por eso, se mira al espejo, se preocupa de

cómo se ve; prefiriendo darle forma, moldear y decorar su cuerpo.

Para Young, “las modalidades del comportamiento, la movilidad y la espacialidad del

cuerpo femenino exhiben una tensión entre trascendencia e inmanencia, entre subjetividad

y objetividad” (Young citada en Esparza, 1990: 144). Pero para llegar a esto, la autora

utiliza descripciones puntuales que diferencia entre cuerpos femeninos y cuerpos

masculinos.

Muchos autores abarcan la idea de que los hombres son más susceptibles que las mujeres

en las lesiones deportivas, sin embargo, aunque el género no sea el único indicador que

12
permite predecir la incidencia de lesiones corporales de las personas, cada vez son más las

mujeres que participan de este deporte.

Donde establecen que “hay numerosas maneras en que los hombres, más que las mujeres,

corren riesgos, soportan el dolor y sufren una salud endeble mediante el deporte y el juego”

(Young y White, 2000: 115)

A pesar de ello existen muchas boxeadoras que experimentan en carne propia las más

fuertes contradicciones de la desigualdad de género, y sin embargo, se atreven a someterse

en un ejercicio disciplinario extremo.

Según Lafferty y McKay (2004) los boxeadores obtienen prestigio y poder en la medida en

que pertenecen al minúsculo grupo de varones donde propaga la masculinidad hegemónica.

En cambio, las boxeadoras al exhibir agresión y fuerza, desafían los ideales de la feminidad

enfatizada.

Las mujeres dentro del boxeo además de sufrir el deterioro consiguiente de una práctica

deportiva extremadamente peligrosa, llegan a conocer mundos nuevos, donde se relacionan

y se acercan a momentos de autorrealización, de cumplimiento, y de libertad.

Entre las interpretaciones feministas sobre las diferencias físicas entre hombres y mujeres

se establece que “las mujeres no son débiles por naturaleza, sino que hay una enorme

cantidad de fuerzas sociales encargadas de debilitarlas” (Esparza, 2011: 37).

Sin embargo, considero que estas fuerzas afectan todo entorno deportivo, ya que no es

posible que una mujer siempre sea vista con indiferencia y debilidad.

En todo caso, nos surge la pregunta ¿las mujeres son físicamente inferiores a los hombres?

No podemos dar una respuesta a ello, pero podríamos decir que sí. Es probable que los
13
estudios sobre el deporte y las actividades atléticas nos lleguen aportar alguna claridad al

respecto.

Parte metodológica

Ahora bien, nos hemos introducido poco a poco dentro de un mundo deportivo que no ha

sido muy abordado antropológicamente. Sin embargo, diversos autores lo han ido

desarrollando con diferentes perspectivas, estableciendo tanto teórica como

metodológicamente sus trabajos.

Estas perspectivas, siempre desde un enfoque antropológico, se van manteniendo. Por

ejemplo, Alyce Cheska y Kendall Blanchard abordan su investigación de una forma

histórico–evolucionista8; dejando a un lado el trabajo de campo, la observación

participante, y enfocándose más que todo en la parte bibliográfica.

Al leer el libro de estas autoras podemos observar que realizan una constante comparación

entre el pasado y el presente del deporte, como era este utilizado, sus características y sus

componentes. Estableciendo una diferencia entre los deportes del hombre primitivo y el

hombre moderno

Estas autoras se involucran en el mundo del deporte de una forma muy general y

superficial. Luego en el libro de Hortensia Moreno 9 y en el libro de Loïc Wacquant 10 se

observa una metodología diferente y más estructurada.

8
Creando un contexto histórico del deporte.
9
Boxeo y Género.
10
Entre las cuerdas y el cuerpo, el gueto y el estado penal.

14
Iniciaremos con la autora del libro Género y boxeo. Ella aborda su investigación tomando

en cuenta la vida y las opiniones de diferentes mujeres que se encuentran involucradas en el

mundo del boxeo.

Abarca desde diferentes perspectivas el significado que conlleva este deporte a partir del

género, tomando en cuenta a diversos autores que ayudan a sustentar sus hipótesis.

Para llevar a cabo este propósito, ella utilizó dos tipos de estrategias: la entrevista y la

observación. Con la primera logró recuperar discursos personales donde se vierten

experiencias y opiniones individuales, y al mismo tiempo se expresa un “sentimiento

colectivo” de pertenencia al campo.

La segunda funcionó como un complemento de los diálogos, donde ningún deporte se

puede reducir al discurso, ya que se trata de una práctica directamente relacionada con la

corporalidad; por lo tanto, hacía falta presenciar la forma en que los cuerpos se relacionan

entre sí y con el espacio donde se producen las relaciones de género.

Toma en cuenta las categorías cognitivas que establece cada practicante, relaciona de forma

muy detallada esa interacción entre el sujeto y el investigador. En lo personal considero

importante recalcar que la metodología de Moreno no es totalmente antropológica, sin

embargo, se pueden rescatar diversos elementos importantes que ayudan a nuestro trabajo.

Como último punto he retomado dos libros de Wacquant, teniendo una metodología

demasiado exhausta y detallada. El no solo convive y forma parte de sus entrevistados, sino

que llega a practicar el boxeo, a partir de una etnografía urbana y encarnada.

Este autor establece una relación muy estrecha con cada participante, no solo se queda con

ir a recolectar la información y plasmarla, sino a partir de la reflexividad forma parte de

15
este círculo. “Traté cotidianamente con los entrenadores, managers, promotores, etc., que

hacen girar el universo del box” (Wacquant, 1999, 138).

Wacquant en sus trabajos acerca del boxeo equipó todas sus herramientas teóricas y

metodológicas, con todas las problemáticas heredadas de su disciplina, a través de su

capacidad reflexiva y de analítica.

Estuvo guiado por un esfuerzo constante, donde pudo objetivar cada experiencia y construir

su objeto de estudio de forma detallada y concisa.

Cada uno de estos autores nos llegaron aportar mucho material para realizar este ensayo

antropológico sobre el boxeo. En lo personal, he citado a otros autores, no menos

importantes que estos, pero como no generaron un marco teórico sobre esta perspectiva no

entraré en detalle para explicarlos.

Dentro de esta investigación nos hemos planteado diversas interrogantes que fueron

surgiendo media vez íbamos leyendo otros escritos; sin embargo, aún quedan muchas dudas

y preguntas que no hemos podido responder.

Uno de mis miedos al hacer esta investigación era darle otro enfoque a mi escrito y

convertirlo en un texto no antropológico; sin embargo, este no fue el resultado.

El mundo del boxeo, desde una perspectiva antropológica, es muy amplio y está lleno de

muchos significados; pesar de ello, son raras las investigaciones que se realizan.

Si hablamos al menos de El Salvador, no se encuentran investigaciones antropológicas de

esta temática. Se aborda desde la educación física, trabajo social; pero no desde el enfoque

nos interesa.

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Algunos de los autores que yo vengo desarrollando a lo largo de mi ensayo son de

Latinoamérica, otros son de países del sur; sin embargo, sus aportes teóricos y

metodológicos son de mucha ayuda. Generan significados, características y diferentes tipos

de aporte que nos dejan sorprendidos por la variedad de conocimiento que poseen.

Los autores van respondiendo nuestras preguntas de forma detallada, a partir de un enfoque

antropológico, simbólico y de poder. Este último se puede observar cuando hablamos del

gimnasio en cuestiones de género, donde las autoras establecen el lugar como algo propio

de hombres, y donde se van formando las masculinidades.

Todo lo referido al boxeo es un espacio fascinante de investigación, lleno de sorpresas e

interrogantes. Desde el primer acercamiento a este fenómeno observamos diferentes

factores de este deporte.

Esta investigación nos permitió identificar una serie de aspectos no solo del género, sino

también, ciertas prácticas antropológicas que se realizan dentro del boxeo. Es por ello que

cada vez que leemos un texto antropológico, quedamos sorprendidos por la abundancia que

esta ciencia social puede producir.

Espero que este ensayo pueda servir de agrado para muchos lectores, y no se quede solo

como un simple texto universitario. Sino, que más adelante se pueda profundizar de forma

detallada, realizando trabajo de campo y utilizando la metodología adecuada para una

investigación antropológica.

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BIBLIOGRAFIA

Cheska, B. Y., 1985. The Anthropology of Sport -An introduction. Primer ed. España:

Bellaterra.

Esparza, H. M., 2011. Boxeo y género. Primera ed. México: s.n.

WACQUANT, L., 1970. El cuerpo, el gueto y el Estado penal. S.l.:S.

Wacquant, 2006. Entre las cuerdas: cuadernos de un aprendiz de boxeador. S.l.:


Argentina.

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