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Tema 5. Comport A Mien To en La Mesa
Tema 5. Comport A Mien To en La Mesa
Formas principales de
servir
El servicio emplatado facilita que la presentación de los platos sea más estética,
ya que se dispone de más tiempo, y de un espacio amplio, para colocar los
alimentos armoniosamente. Obliga, eso sí, a servir en la cocina o al menos en un
lugar que no esté a la vista de los invitados.
2. Servicio a la inglesa, que obliga al camarero a servir desde la bandeja a cada uno
de los invitados. Esto habrá de hacerlo por la izquierda del comensal, utilizando
solamente la mano derecha para manejar las pinzas, o bien la cuchara y el
tenedor.
Por donde se sirve. Como regla general, los platos son servidos por la izquierda del
comensal y retirados por su derecha, aunque hay alguna excepción: si el servicio es
emplatado, éste puede ser presentado por nuestra derecha.
Orden del servicio. Se puede optar entre dar preferencia al sexo o a la edad para fijar el
orden del servicio, además, por supuesto, de primar, cuando corresponda, a autoridades
o comensales de especial categoría.
Aunque esté previsto servir queso u otro postre que requiera acompañamiento de pan,
también se retirarán los trozos de pan empezados que haya sobre la mesa. En este caso
se traerán nuevas porciones de pan, enteras o cortadas en rebanadas según proceda.
Las primeras pistas para el correcto uso de los cubiertos nos las proporciona su propia
colocación en la mesa:
• Dado que en los extremos exteriores se sitúan los que han de ser utilizados en
primer lugar, ya conocemos el orden a seguir: los cubiertos más alejados del
centro serán empleados con el plato que inicia la comida, y después se continuará
por el orden conocido.
• Cucharas y cuchillos se manejarán con la mano derecha, tal como están colocados
a ese lado del plato, mientras que los tenedores, presentados a la izquierda, serán
asidos con esta mano. El tenedor puede ser tomado con la mano derecha en
aquellas preparaciones que no requieren del cuchillo, por ejemplo los guisantes.
• Nunca se utilizarán juntos dos cubiertos que estén situados a un mismo lado del
plato: por ejemplo, cuchara y cuchillo, cuchara y pala de pescado, o dos
tenedores al tiempo.
La cuchara. Es el cubierto más fácil de utilizar, ya que se emplea solamente para sopas y
purés, o bien para legumbres y cocidos que, por el tamaño de los ingredientes o por su
forma de elaboración, no permiten el uso del tenedor (por ejemplo, lentejas o alubias).
La cuchara se introduce en la boca ligeramente ladeada (más bien de lado que de punta,
para no separar en exceso el brazo del cuerpo), y su contenido se toma de un solo trago
y silenciosamente. Es aconsejable no cargarla en exceso para evitar que se derrame.
El tenedor. Es el cubierto más polivalente de todos, ya que puede manejarse con ambas
manos e incluso en ocasiones sustituye al cuchillo, realizando pequeños cortes en
determinados alimentos blandos (verduras, huevos, tortillas…). Cuando se usa con la
mano izquierda, es decir acompañando al cuchillo, las púas se orientarán hacia abajo;
mientras que cuando se usa con la mano derecha será al revés: los dientes mirarán hacia
arriba.
Existen tenedores de carne y de pescado. Estos últimos se distinguen por tener una púa
menos, pero sus funciones y modo de uso son las mismas que en el caso de los
tenedores de carne.
El lenguaje de los cubiertos. La colocación de los cubiertos sobre el plato permite saber si
hemos terminado o no, cuestión fundamental para proceder a retirar el servicio y pasar
al plato siguiente
• Pausa. Si queremos hacer un breve descanso durante la comida pero sin haber
terminado, por ejemplo para hablar, beber o limpiarse con la servilleta, los
cubiertos se dejarán sobre el plato formando un ángulo amplio (por ejemplo,
haciendo que las empuñaduras señalen las “ocho y veinte”) y con las púas del
tenedor hacia abajo.
• Terminación. Si hemos finalizado, la posición será otra: cuchillo (o cuchara) y
tenedor se colocarán en paralelo, uno junto a otro y formando una perpendicular
a la línea de visión (señalando las “tres y cuarto” por seguir con el símil del reloj).
También se admite que apunten hacia el centro de la mesa desde la posición del
comensal (es decir, en las “seis y media”). En cualquier caso, las puntas de los
cubiertos estarán dentro del plato, las empuñaduras sobresaldrán unos
centímetros del borde, y las púas del tenedor apuntarán hacia arriba. El cuchillo,
con el filo hacia abajo, ocupará la posición superior (interior del plato), y el
tenedor la inferior (más cerca del comensal).
Las copas. Para beber, introduciremos muy ligeramente el borde de la copa entre los
labios mirando al fondo de ésta, no al horizonte ni a otros comensales. Las copas se
cogen por la barriga, o en todo caso por la unión de la barriga con el pie, pero no por el
pie ni por la base. Si tiene los labios muy manchados por el alimento que acaba de
tomar, es conveniente secarlos un poco con la servilleta antes de beber para no dejar en
la copa una marca excesiva.
• Los caballeros esperarán a que las señoras tomen asiento en primer lugar, y aun
más, ayudarán a sentarse a la mujer que tengan más cerca. El mismo auxilio
prestarán, retirando ligeramente su silla, al finalizar la comida. Si los puestos de
la mesa han sido adecuadamente asignados, este gesto será manifestación de una
cortesía todavía mayor, ya que la mujer situada al lado de cada caballero no será
su pareja sino la de otro comensal.
• No se ponen los codos sobre la mesa mientras se está comiendo, pero sí es
admisible esta postura entre plato y plato, mientras se charla con los demás
comensales, aunque apoyándose en ellos muy ligeramente y sin descargar el peso
del cuerpo.
• Si solo se utiliza una mano para comer, no se esconderá la otra debajo de la
mesa.
• Nadie empezará a comer hasta que todo el mundo esté servido. La anfitriona o
anfitrión, o la persona que preside la mesa si es otra, serán quienes, al iniciar su
plato, marquen el comienzo del almuerzo o la cena.
• Si el banquete es numeroso, la anfitriona o la persona que ocupe la presidencia
puede empezar a comer cuando hayan sido servidos los comensales más
próximos, sin esperar a que lo estén todos, con el fin de evitar que se enfríe la
comida en los platos de los ya servidos. Un anfitrión experimentado probará el
primer bocado sin demora, y seguirá después con la conversación, para así
permitir que los demás puedan también comenzar.
• Como excepción, si un comensal ha pedido en un restaurante un plato que, por su
compleja elaboración, haya de demorarse, rogará a sus compañeros de mesa que
empiecen sin esperarlo. Lo mismo se hará si en el restaurante, por algún
problema de cocina, sirven rápidamente los platos de algunos comensales, pero
los otros se retrasan, y en especial si los primeros corresponden a recetas que
deban degustarse calientes.
• El principio básico para manejar los cubiertos es que la comida se lleva a la boca,
y no al revés. Se evitará, por tanto, una postura excesivamente encorvada o
volcada sobre el plato.
• Los comensales buscarán el equilibrio entre el ritmo de la charla y el de la comida.
Tan incorrecto es finalizar el plato cuando los demás están aún iniciándolo, como
a la inversa, ser el último de la mesa en terminar por haber estado hablando sin
parar mientras los demás comían. Hablemos mucho o poco, no es educado hacer
esperar a los demás por ser demasiado lentos comiendo; hay que intentar
acomodarse a un ritmo común, y si acabamos pronto, hemos de participar más en
la conversación para facilitar a los demás que vayan terminando sus platos.
• Dicho lo anterior, en caso de duda es preferible comer despacio que manifestando
prisa.
• La conversación debe ser distribuida entre todas las personas que nos rodean, a
ambos lados y enfrente, siendo una gran descortesía limitarnos a hablar con una
de ellas porque sea conocida o nos resulte más agradable.
• No se harán preguntas a personas que tengan la boca llena o estén bebiendo.
• Los anfitriones son los responsables de que la conversación fluya con armonía
entre todos, estarán pendientes e intervendrán cuando sea preciso para cortar
conversaciones escabrosas o discusiones, o para integrar en la charla a quien
haya quedado descolgado.
• No se atiende el teléfono móvil durante la comida. El timbre estará desconectado.
• Si hay que levantarse de la mesa por cualquier motivo, se pedirán excusas a los
comensales más cercanos y al anfitrión o presidente si no está muy lejos.
• La sobremesa es un momento muy importante de la comida, en el que suelen
producirse conversaciones de gran interés, en un ambiente ya distendido y de
confianza. No obstante, tampoco debe prolongarse en exceso, sobre todo si la
hora es avanzada. Una vez más, es el anfitrión quien decide el momento de
levantarse, aunque en comidas de grupo es admisible que alguno de los invitados
abandone antes el lugar, previa despedida al anfitrión y a los compañeros más
cercanos de mesa.
NO:
• No se sopla la comida que esté caliente. La única solución es esperar a que enfríe.
Mientras tanto, empiece a comer por la parte más alejada del centro del plato,
que habrá enfriado antes.
• No se bebe con la boca llena.
• No se escupe la comida ni se saca de la boca una vez introducida en ella, con las
excepciones, que luego veremos, de espinas y huesos.
• No se mastica con la boca abierta ni haciendo ruido.
• No se juega con los cubiertos ni con el pan ni con la bandeja común si ésta existe.
• No se pasa el brazo por delante de otro comensal para alcanzar algo (una botella,
el pan…). Si no llegamos, pediremos al comensal mejor situado que nos acerque
lo que necesitamos.
• No se rechaza un plato del menú o que nos ofrezca el anfitrión, salvo causas muy
justificadas. Lo aconsejable es servirse una cantidad pequeña, alegando una dieta
o una alergia, y probarlo mínimamente.
• No se dejarán los restos de comida en el borde del plato, formando una corona,
pues dificultaremos el trabajo de la persona que recoja los platos sucios.
SI:
En la mesa no se debe fumar, como mínimo hasta el momento en que se sirven los
cafés, y en muchas circunstancias ni siquiera entonces. Es particularmente incorrecto
hacerlo al principio de la comida o entre plato y plato, por respeto a los demás
comensales y para facilitar el correcto disfrute de los sabores propios de los alimentos.
Si estamos en un domicilio particular, será el anfitrión quien determine el momento en
que puede encenderse el primer cigarrillo. En el caso de encontrarnos en un
establecimiento público, es obvio que deben respetarse las limitaciones establecidas por
la legislación vigente.
¿Qué es un bufé? El diccionario de la Real Academia define el bufé como la “comida, por
lo general nocturna, compuesta de platos calientes y fríos, con que se cubre de una vez
la mesa”. La característica más destacada del bufé es, por tanto, la de colocar alimentos
de distintas clases en una misma mesa, o en varias pero comunes a todos los invitados,
permitiendo que estos puedan servirse a su gusto.
Comparte con el cóctel unos mismos objetivos: permitir la movilidad de los asistentes,
que se ven libres para desplazarse de un lado a otro y charlar sucesivamente con
distintos grupos de invitados. Y se diferencia en que en el bufé existen mesas y sillas que
la gente puede utilizar para comer, o al menos para descansar en un momento dado.
Ventajas:
• Para los anfitriones: si han de prepararlo ellos mismos, podrán hacerlo con la
antelación suficiente y la calma necesaria para que todo esté en orden, facilitando
de este modo que al llegar la hora se encuentren descansados y arreglados. Lo
cual es más difícil en el caso de una comida convencional, si hubieran tenido que
estar pendientes del horno y la cocina.
• Para los invitados: no se ven obligados a comer lo que no les gusta, sino que
pueden elegir entre la oferta de platos disponible. Además, pueden elegir las
personas con quienes compartir la conversación, aunque no es correcto limitarse
a un único grupo o corrillo reducido sino que deberán moverse y hablar con unos
y otros.
Inconvenientes:
El cóctel se define (Real Academia Española) como una “reunión o fiesta donde se toman
estas bebidas, generalmente por la tarde”, bebidas que son “una mezcla de licores a la
que se añaden por lo común otros ingredientes”. Se recurre a ellos cada vez con mayor
frecuencia para salvar compromisos de muy diversa índole: eventos empresariales,
presentaciones de productos, inauguración de locales, entregas de premios, etc.
Este tipo de actos suelen celebrarse a partir de media tarde, nunca antes de las 18
horas, y con una duración que no debería superar las dos horas. Un cóctel típico sería,
por ejemplo, el que transcurriese entre las 19,30 y las 21,30 horas. Por lo general, se
desarrollan con todos los invitados de pie.
5.7.1. Ventajas e inconvenientes
Las ventajas e inconvenientes son muy similares a las de los bufés. A los anfitriones les
permite reunir a un número de invitados mayor que una comida, en general durante un
corto periodo de tiempo, y con cierta simplicidad organizativa. Desde el punto de vista de
los invitados, estos también pueden elegir a sus compañeros de conversación. Y en el
lado de los inconvenientes, señalar que las necesidades de espacio son importantes,
igual que en el caso de los bufés.
• Aunque una gran parte de los invitados estarán en pie la mayor parte del tiempo,
es necesario disponer algunas sillas.
• El servicio es realmente simple: las bandejas se hacen circular de vez en cuando
entre los invitados o incluso se dejan en una mesa para que éstos se acerquen y
prueben a placer. También pueden repartirse los canapés en varias mesas, lo que
evita en buena medida tener que ir pasándolos.
• Es conveniente contar con un mueble especial para las bebidas, pues muchos
invitados preferirán ir a por su copa en vez de esperar a que el camarero o el
anfitrión pase con la bandeja. Este mueble deberá contar con todos los utensilios
e ingredientes necesarios para servir las bebidas: sacacorchos, cubiteras, hielo,
rodajas de limón, cerezas, etc.
• Si está permitido fumar, alguien deberá vaciar los ceniceros cada cierto tiempo,
pues hacen muy mal efecto si se llenan de colillas y nadie los limpia. Los baños
también han de estar en perfecto estado de limpieza, con jabón y toallas nuevas,
pues es probable que reciban la visita de buena parte de los invitados.
• Los anfitriones están obligados a recibir y saludar a todos sus invitados,
atenderlos recorriendo los distintos corrillos sin detenerse demasiado en ninguno
y, si es posible, despedirlos antes de que abandonen el lugar. Por supuesto, los
anfitriones presentarán a aquellos de sus invitados que no se conozcan entre sí, y
les ofrecerán una copa según vayan llegando.
• A diferencia de una comida formal, en el cóctel no es necesario esperar a que
todos los invitados aparezcan; a medida que van llegando se les ofrecen las
primeras consumiciones.
5.8. Recepciones
Una recepción es un cóctel formal ofrecido por una autoridad. En palabras del embajador
José Antonio de Urbina, es algo parecido a un cóctel: gente invitada por alguien, que
come y bebe de pie en el mismo sitio. La diferencia fundamental está en que el cóctel es
normalmente privado, familiar, de amigos o empresarial, mientras que la recepción,
siempre oficial y formal, es ofrecida por una autoridad o personalidad, que es “quien
recibe”.
A la entrada del lugar donde se celebra el acto, los anfitriones forman la denominada
“línea de recepción”, en la que permanecen durante unos 30 minutos, recibiendo y
saludando a sus invitados. Esta fila se ordena de más a menos, colocándose el anfitrión y
las personas de mayor rango en los lugares más próximos a la entrada, con lo cual quien
recibe es la primera autoridad. Cuando ésta, transcurrido el tiempo que hemos indicado,
se retira al interior de la sala para atender a sus invitados, quedará en la entrada algún
responsable de la organización, de modo que siempre habrá alguien recibiendo y
acompañando a cualquier personalidad destacada que llegue tarde al acto hacia donde se
encuentre el anfitrión.
La recepción puede prolongarse hasta unas dos horas. En cualquier caso, tiene su
duración programada de antemano, ya que se trata de un acto oficial, a diferencia del
cóctel privado, que por su propia naturaleza es flexible en sus horarios.