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Alternamorphs es una serie de dos libros basados en Animorphs que no sigue la línea

temporal de la historia. Como narración independiente te permite elegir tu propia aventura


tomando distintas decisiones a lo largo de la narración. Ahora tú eres el protagonista.

Hey. Estamos seguros de que ya sabes de qué va esto, pero por si acaso, estamos
sufriendo una invasión alienígena. Ahora mismo. En este momento. Y no nos
referimos a hombrecitos verdes. Y no, no estamos locos. Esta invasión es la
razón por la que tenemos el poder de transformarnos en cualquier animal que
toquemos. De adquirir su ADN para intentar acabar con los Yeerks -que es así
como se llaman.
Pero las cosas se han complicado. Y necesitamos refuerzos. Un nuevo Animorph. Ya hemos
intentado esto antes y la cosa no salió del todo bien. De todas formas, vamos a volverlo a
intentar. Así que, ya que sabes a lo que nos enfrentamos, ¿podemos confiar en tí?

¿Estás listo para ser un Animorph?

Prólogo
Estás con nosotros cuando cruzamos el solar de construcción abandonado. Nos ayudas a
decidir si queremos aceptar realmente el poder de la transformación. Estás ahí cuando Visser
Tres destruye a Elfangor. Pero no todas tus decisiones son correctas. Probablemente
cometerás errores. Simplemente intenta tener cuidado para no exponerte –y al resto de
nosotros- ante los Yeerks. Porque nuestro secreto nunca ha de quedar al descubierto. Y ahora
tú eres uno de nosotros. ¿Podemos confiar en ti?

Introducción
De acuerdo, escucha. Es Jake. Probablemente ya sabes lo que está pasando por aquí. Pero
por si acaso no lo sabes, aquí está el trato: Rachel, Tobias, Cassie, Marco, Axe y yo tenemos
cinco niños y un extraterrestre para salvar el mundo. No, esto no es una broma. Es real. Tan
real como sea posible. Lo suficientemente real para gritar como en las pesadillas, sobre las
cosas que has visto y hecho. Porque a veces las cosas que ves en las películas, las cosas
que creías que nunca podrían pasar, alguna vez te ha pasado... bueno, puede suceder. Sí
pasa. Lo he visto. No puedo decirte mi apellido. O donde vivo. Hay una invasión alienígena en
curso. Derecho aquí en la tierra. Pero no estoy hablando de pequeños tipos verdes con
pistolas de rayos. Estoy hablando de una forma mucho más inteligente de conquistar un
mundo. Solo invade los cerebros de las personas.

No estoy loco. Lo he visto. Y por eso, a mis amigos y a mí nos dieron un poder especial: el
poder de transformarse en cualquier animal que toquemos. Para adquirir su ADN. Es la única
forma en que podemos luchar contra los yeerks, ellos mismos así se llaman. Tenemos que
encontrar una manera de detener a estas babosas que se meten en la cabeza de las personas
y las convierten en esclavas.

Pero las cosas han empeorado. Necesitamos respaldo. Un nuevo Animorph. Antes hemos
intentado esto una vez y no funcionó. En absoluto. Vamos a intentarlo de nuevo. Entonces, si
estás interesado en unirte a nosotros, vamos. Solo recuerda no leer estas misiones como un
libro normal. Mira las instrucciones y síguelas.

Puedes elegir tus morfos, pero te advierto ahora: elígelos con mucho cuidado.

Tienes que lidiar con las consecuencias. Pueden ayudarte o conseguir tu total

aniquilación.

Esto no es un juego. Es algo serio. Entonces, si puedes manejarlo, pasa a la primera página.

Oh. ¿Una cosa más? Buena suerte.

La necesitarás.

Capítulo 1
Sabes que no deberías hacerlo. Se supone que deberías estar en casa desde hace al menos
veinte minutos. Se está haciendo de noche. Lo inteligente sería, lo único que hacer, en
realidad, sería irte en tu bicicleta por el carril de bicis como un ciudadano respetuoso de la ley.
Hasta llegar a casa. Pero no lo haces. Eres un fanático del ciclismo fuera de la carretera, así
que te diriges hacia el solar en construcción al lado del centro comercial. ¿Cuántas veces te
han dicho que no hagas eso? Alrededor del millón. ―Es peligroso,‖ dice tu madre. Hoyos
profundos llenos de agua, obstáculos de bloques cenicientos, depresiones y carreteras cuesta
abajo. En otras palabras, alucinante. El pasado sábado escogiste un lugar y quitaste los
escombros más molestos. Hiciste esa especie de pista. Tiene una ondulada depresión mortal
y una barrera hecha de bloques de hormigón que puedes saltar. Cuándo vas por ahí, finges
que estás corriendo en uno de los clubs de bicis de montaña a los que tu madre no quiere que
te unas porque son demasiado peligrosos. ¿Demasiado peligrosos? Sólo espera, mamá.
Tengo una historia que contarte. Sólo que nunca jamás podré decírtela. Ni nadie más. En
cualquier caso, esa noche estás ahí. Dando vueltas y vueltas a la pista, más y más rápido. A
penas hay luz. En el límite de tu campo de visión, ves algunas extrañas formas moviéndose.
Detienes tu bici, un poco nervioso. Piensas que puede ser un grupo de mendigos que viven
ahí. Pero entonces reconoces a unos chicos de la escuela. Chicos que conoces. Jake, Marco,
Cassie, Rachel y Tobias. No los conoces muy bien, excepto quizá a Marco. Se sienta a tu lado
en ciencias y hace comentarios sarcásticos en voz baja durante toda la clase. Gracias a él,
estás casi rozando la nota C. Piensas en gritarles ―¡hey!‖ pero no quieres asustarles. Y de
alguna forma parecen una especie de grupo. No sabías que fueran amigos. Te sientes un
poco abandonado, aunque no te ven. No se te da muy bien hacer amigos. Quizá porque pasas
mucho tiempo circulando con la bici por una pista improvisada. El grupo se aleja, y tú sigues
montando por la pista, intentando hacer alguna vuelta mortal antes de la cena. Estás dando la
última vuelta, volando sobre la barrera de bloques de hormigón, cuando lo ves. Una luz. Se
mueve más rápido, más veloz, que un avión o un helicóptero. Y tienes que decir que la luz es
azul, aunque nunca has visto ese tipo de azul. Es un azul casi blanco como ningún azul que
hayas visto nunca. Eso no tiene mucho sentido, pero tampoco lo tiene la luz. Te quedas ahí,
con la boca abierta como un pez, y lo ves acercarse. Ves que la luz tiene una forma. Es como
un huevo con dos alas cortas y redondeadas. La luz azul viene de un hueco al final de la nave.
Y de repente, te das cuenta de lo que es. Es un OVNI. Lo sabes. Y no porque hayas visto
Expediente X. Es porque cada pelo de tu cabeza se ha puesto de punta. En vez de huir, como
una persona normal, corres hacia él. Te mantienes fuera de la vista detrás de un montón de
escombros y bloques grises caídos. Es entonces cuando ves a Jake, Tobias, Marco, Cassie y
Rachel. El pelo de Rachel también está de punta, así que al menos no eres tú solo. Tu
corazón casi se te sale del pecho cuando aterriza el OVNI. Los chicos se agrupan aún más.
No puedes oírles, pero sabes que se están preguntando qué hacer, como tú. En ese momento
oyes la voz de Tobias. ―Por favor, sal. No te haremos daño.‖ <Lo sé.> ¡La voz estaba en tu
cabeza! No la oíste con los oídos. Marco y Jake intercambian miradas. Tobias mira a Rachel.
Todos se quedan mirando unos a otros, con los ojos como platos. ¡También lo han oído!
Tobias pregunta si la voz va a salir, y ésta contesta que sí. Os advierte que no os asustéis. Te
esfuerzas por ver a través de una grieta en medio de una pared. Una criatura sale de la nave.
Durante un minuto, piensas en un bailarín de ballet. Lo cual es una locura, porque esta
criatura tenía cascos. Cuatro. Y piel azul, y cuatro ojos, dos de ellos sobre dos pequeños
cuernos que le salían de la cabeza. Una cabeza sin boca. No me sorprendía que el tipo te
hablara directamente al cerebro. Oh, y la cola. No podías apartar los ojos de ella. O, más
concretamente, del largo aguijón del final que parecía que podía hacer serio daño. Y aquí va lo
gracioso: no estás demasiado asustado. En realidad no. En primer lugar, hay una
reconfortantemente gruesa pared entre el alien y tú. Y de alguna manera, sospechas que no
quiere hacerte daño. <Tienes razón,> oyes en tu cabeza. <Así que puedes salir. No tienes que
esconderte.> Miras a tu alrededor frenéticamente. <Sí, te hablo a ti,> dice. ¿Y eso a cerca de
no estar asustado? Olvídalo. Ahora estás aterrorizado.

Capítulo 2
Sales de detrás del muro. ―Whoa,‖ dice Marco. ―Otro alien. Que empiece el juego.‖ Pero su voz
suena un poco agitada, y sabes que él también está asustado. Te quedas cerca de los otros.
El extraterrestre se tambalea un poco y cae, y te das cuenta de que está herido. <Me estoy
muriendo,> dice. Entonces te habla de los Yeerks. Cómo han invadido la Tierra apoderándose
de seres humanos. Como sus cuerpos de gusano invaden el cerebro de la gente. Suena a
locura. Y aterroriza. Te alivia oír que los Andalitas –que es cómo esta criatura se hace llamar-
combaten a los Yeerks. Eso significa que alguien se ocupa de ello. No tienes de qué
preocuparte. <Sí, tienes de qué preocuparte.> Él es el último Andalita, te dice. Pasará un año
antes de que los demás vuelvan. Para ese momento, los Yeerks se habrán apoderado de la
Tierra y de todos sus habitantes. ―¿Qué?‖ sueltas. ―¡Eso es imposible!‖ <He visto de lo que
son capaces,> contesta el Andalita, y te deja congelado la forma en que lo ha dicho. Hay algo
que podemos hacer antes de que muera. El Andalita indica a Jake que traiga una pequeña
caja azul de su nave. Jake parece un poco nervioso, pero desaparece en el interior, y
reaparece luego llevando la caja. El Andalita os dice que puede daros el poder de
transformaros en cualquier animal que elijáis. Sólo tienes que tocar al animal para adquirir su
ADN. ―Tienes que estar bromeando,‖ dice Marco. Tú tampoco puedes creerle. Eso va más allá
de lo absurdo. Más allá de lo imposible. De repente, ves luces rojas en el cielo. Rachel
también las ve. <Yeerks,> dice el Andalita. El odio de su voz está cargado de una fuerza
vibrante. Llama a las naves Cazas-Insecto. <Daos prisa.> Pones la mano en la caja junto a la
de los otros. Seis manos, y luego la del Andalita. Sientes una ola de electricidad que te recorre
desde los dedos hasta el brazo y atraviesa tu cuerpo. Como un cálido y agradable zumbido.
Pero entonces una tercera nave aparece al lado de las luces rojas. Es enorme. Más negra que
la oscuridad, es como un pedazo de cielo nocturno sin estrellas. Tiene una forma muy extraña.
Jake dice que es como un hacha de batalla medieval. Más allá de sus límites desprende una
sensación que sólo puedes describir como maldad. Nunca habías sentido eso antes. Pero
sabes lo que es. <Marchaos,> nos aconseja el Andalita. <No deben encontraros. Y recordad,
sólo podéis estar transformados durante dos horas u os quedaréis atrapados en esa forma
para siempre. ¡Ahora marchaos! Visser Tres está con ellos en la nave Espada. ¡Corred!>
Tobias se queda atrás durante un momento, pero el resto salís corriendo. Sientes la fuerza y
la urgencia en la voz del Andalita. De pronto ves de que tu mano brilla. Te das cuenta de que
está en el círculo de brillante luz blanca que surge de la nave. ¡Un foco! Apartas la mano,
fuera de la luz, y corres. Con una explosión de energía, los seis saltáis tras la pared medio
derruida. Ahora, el foco de la nave ilumina al Andalita moribundo. Los Cazas-Insecto
descienden lentamente. No hay nada que puedas hacer. Nada. Ves como Visser Tres sale de
la negra Nave Espada. Ves a las criaturas llamadas Hork-Bajir, picadoras de carne
ambulantes con cuchillas surgiendo de sus muñecas y sus codos. Sirven a los Yeerks como
huéspedes. Y luego los enormes insectos Taxxonitas, crueles criaturas que aceptaron de
buena gana que los Yeerks invadieran su cerebro y sus cuerpos horripilantes. El miedo te
atenaza. Nunca has sentido un miedo así. Un Hork-Bajir se acerca, tanto que podrías tirar una
piedra y darle. Aguantas la respiración. Quieres gritar, quieres correr. Tienes que escapar…
Pero sientes algo reconfortante en tu interior, como una corriente de aguas cálidas
arremolinándose a tu alrededor. El Andalita te ha enviado valor. Lo necesitas. Porque tienes
que verlo morir. Con una voz sardónica, Visser Tres le llama Príncipe Elfangor. Se transforma
en una criatura más horrible que los Taxxonitas, más alta, más grande, con dientes de tres
pies de largo. Su punta es tan afilada como una daga. La lucha es horrible. Ya moribundo, el
príncipe lucha con valor. Puedes ver que no hay esperanza para él. Y no hay piedad en Visser
Tres. Cassie se tapa los ojos. Rachel se queda mirando estoica, sus ojos incendiados de odio.
Visser Tres abre esa mortal boca de dientes como agujas de acero. Jake casi se lanza a
socorrerle, pero tú ayudas a Rachel a contenerlo. Nadie puede hacer nada. En el último
momento, miras para otro lado. No puedes soportar ver morir al Príncipe Elfangor. Así no.
Pero lo oyes. Oyes el grito en tu cabeza. Es más sobrecogedor que nada que hayas oído
nunca. Tobias se inclina y vomita. El Hork-Bajir más cercano se vuelve hacia el sonido. Ves
sus ojos barriendo la oscuridad. Sabes que está alerta. No sabes quién salta primero. Pero de
pronto, no puedes contener el terror ni un minuto más, y todos salís corriendo. Corriendo tan
rápido como nunca pensaste que pudieras correr. ―¡Dividíos!‖ grita Jake, y te separas de los
otros. Conoces bastante bien el solar en construcción. El príncipe ha dicho que los Hork-Bajir
no ven muy bien en la oscuridad, así que te diriges a las sombras. Puedes oír a uno de ellos
detrás de ti, sus cuchillas cortando el aire. Es muy rápido. Te tropiezas con un pedazo de
maquinaria herrumbrosa. El Hork-Bajir está cerca, más y más cerca. Te detienes. Te apretujas
contra la pared que hay detrás de ti. Se suelta un pedazo de la pared, y lo atrapas al vuelo en
tu mano ahuecada. Empiezas a sudar, imaginando el sonido que habría hecho si hubiera
caído al suelo. Cómo el Hork-Bajir se habría dado la vuelta, cómo sus cuchillas habrían
atravesado el aire antes de cortarte en dos… Espera. Es un truco que has visto millones de
veces en películas y en la tele. ¿Se lo tragaría? ¿Y veían la tele los Hork-Bajir? Aprietas la
piedra en tu puño. Con tu mayor fuerza, tomas impulso y la lanzas como una pelota de
béisbol, hacia la derecha. Oyes un seco clunk cuando cae. El Hork-Bajir vuelve su cabeza
cornuda y se marcha siguiendo el sonido, saltando como un canguro. Corres en dirección
opuesta. Te arden los pulmones, pero sigues corriendo. Saltas los bloques sueltos y los
escombros, te escabulles entre paredes a medio construir. Coges tu bici y coges impulso con
una pierna. Y literalmente sales volando.

Capítulo 3
Te levantas a la mañana siguiente sintiéndote aturdido. Ha sido un sueño, por supuesto. Un
sueño completamente chiflado que parecía completamente real. La peor pesadilla que has
tenido nunca. Si le hablases a tu madre de ello, probablemente buscaría un psicólogo. Puedes
oír la aspiradora por delante de tu puerta, y hace que te sientas mejor. Pasar la aspiradora es
tan… normal. ¿Cómo podría pasar la aspiradora la gente si horribles gusanos extraterrestres
hubieran invadido su cerebro? Echas un vistazo por la puerta. Tu madre está pasando la
aspiradora y tu hermana pequeña sale corriendo con un vestido rosa. ―¿Y qué tal éste?‖
pregunta Lexie. ―Bien,‖ dice mamá, sin ni siquiera mirarla. Recuerdas que la fiesta de
cumpleaños de Lexie es ese mismo día. Eso también te tranquiliza. Ayer, una fiesta de sexto
cumpleaños habría sido un lastre. Hoy, piensas que es simplemente lo mejor del mundo.
Porque es normal. Tu madre te ve. ―¿Puedes cuidar de todo esto un rato?‖ te pregunta.
―Tengo que ir a la tienda a recoger la tarta.‖ ―¿Vas a recoger la tarta?‖ preguntas. Tu madre
nunca compra tartas hechas para los cumpleaños. Es urbanista y trabaja constantemente,
pero también tiene esa manía por las tartas caseras. ―Emily va a venir ayudar, y después de la
fiesta tenemos una reunión por la noche,‖ te dice tu madre. ―¿Puedes quedarte de niñera?‖
―Claro,‖ dices de camino a la cocina. Hacer de niñera es mejor que huir de extraterrestres,
piensas. Y no es que la pasada noche tuviera que huir de un extraterrestre con cuchillas
mortales saliendo de sus muñecas y codos. Ni hablar. Fue un sueño. Masticas los cereales,
pero te saben a serrín. Aún sigues oyendo el agónico grito del Príncipe Elfangor. Recuerdas
esos dientes como dagas y lo que le hicieron… La cuchara cae con estrépito sobre el tazón
cuando tu estómago da una sacudida. Te retuerces, tu cara enterrada entre las rodillas, y
respiras profundamente. Es entonces cuando Marco entra en tu cocina. ―En serio, no tienes
que hacerme una reverencia,‖ dice. ―Un simple ‗Señor Marco‘ habría bastado.‖ ―Muy divertido,‖
dices. ―Me ha dado un mareo.‖ Marco extiende la pierna sobre una silla de la cocina. ―No todos
los días se ve a un príncipe convertido en McComida,‖ dice. ―Así que no fue una pesadilla,‖
murmuras. ―No sólo eso, la cosa empeora,‖ te dice Marco. ―Mientras tú roncabas, hemos
estado transformándonos.‖ Te quedas mirándole. ―Ni hablar.‖ ―Hablemos,‖ dice, apartando su
pelo largo tras los hombros. ―He sido designado por nuestro intrépido líder, Jake, para
reclutarte. Hasta ahora, Tobias se ha convertido en gato, Jake en el perro de su familia, y
Cassie en un caballo realmente increíble.‖ ―No te creo,‖ dices. ―Sí, yo tampoco quería creerlo,‖
dice Marco, encogiéndose de hombros. ―Considerando que me gustaría seguir vivo lo
suficiente como para poder entrar en una peli no recomendada para menores. Pero
aparentemente, todo lo que dijo el Príncipe Elfa-lo-que-sea es verdad. Lo que significa que
estamos en serios problemas.‖ ―¿Quieres decir que podría haber controladores por aquí?‖
susurras. ―Más cerca de lo que crees,‖ dice Marco, cogiendo un plátano. ―Como el hermano de
Jake. Cuando le dije a Jake que pensaba que Tom era un controlador, se le fue la cabeza.
Tengo mi mandíbula para probarlo.‖ Marco se frotó la barbilla. ―Pero lo que notas son las
pequeñas cosas. Sencillamente Tom no ha estado actuando últimamente como Tom. Y va a
esa reunión llamada La Alianza. Suena totalmente estúpido, pero vamos a ir esta noche. Jake
dice que tú también deberías venir.‖ ―Al menos me libro de hacer de niñera,‖ dices. Marco le
quita la piel al plátano y empieza a comérselo. De repente, dobla las rodillas y se arrastra
alrededor de la cocina, imitando los ruidos de un mono. Te quedas mirándole. ―Sólo estoy
bromeando,‖ dice, sonriendo ampliamente. ―Aún no tengo la forma del mono. Sólo quiero que
te mantengas alerta.‖ Marco se marcha, y empiezas a pensar a cerca de lo que ha dicho sobre
los controladores. Si Tom, el hermano de Jake, podría ser uno, también podría serlo alguien
de tu familia. ¿Y qué hay de tu madre? Ha comprado una tarta para el cumpleaños de tu
hermana. Claro, para la mayoría de la gente no suena a una catástrofe. Pero tú sabes que es
muy extraño. A penas se había fijado en el vestido de fiesta de Lexie. Además, ¿no ha dicho
algo a cerca de ir a una reunión? ¿Qué pasa si mamá es un controlador? ¿Y si lo es, cómo
puedes averiguarlo? Decides intentar tu primera transformación y asistir a la fiesta de tu
hermana disfrazado. Tienes tres alternativas. Escoge: – Una mosca. Ve al capítulo siguiente. –
La mascota de tu hermana, un hámster. Ve al capítulo 5 – La extraña mascota de tu vecina de
al lado, un hurón. Ve al capítulo 6.

Capítulo 4
No es tan fácil coger a una mosca. Abres la ventana de tu habitación y esperas junto al
alféizar. Después de unos veinticinco minutos de intentar agarrar al vuelo a una y encontrarte
con las manos vacías, planeas algo más astuto. Preparas un recipiente con azúcar y agua y
esperas. En cuanto la mosca aterriza, se queda pegada. Dentro de tus manos ahuecadas, la
mosca zumba enfurecida, pero te concentras. La mosca se queda quieta en tu palma. Cuando
terminas de adquirir su forma, la dejas ir. Marco no dijo nada de que la transformación fuera
espeluznante. Pero lo es. De pronto, el suelo se precipita contra ti. Te encoges dentro de tu
ropa. Al mismo tiempo, tus huesos empiezan a hacer un extraño sonido crujiente. Suena como
si estuvieras saltando sobre Styrofoam (*fabricantes de espuma de polietileno). ¡Te crece una
pierna del estómago! ¡Y luego otra! Te caes de cabeza sobre la moqueta. Intentas parar la
caída con las manos, pero ya se están volviendo transparentes y con aspecto de papel. Oyes
un extraño zumbido, y te das cuenta de que son tus alas, moviéndose. No puedes ver. O, para
ser más exactos, sí puedes, pero sólo ves imágenes fragmentadas. Sientes algo gris y gordo e
interesante cerca de ti. Gracias a las pegajosas almohadillas de tus patas, caminas hacia
arriba por una pared hacia ello. ¡Una araña! La quieres. Quieres comértela. Morder ese cuerpo
redondo y jugoso y — ¡No! Grita tu mente. Concéntrate. La araña probablemente tiene una
telaraña. Y no quieres quedarte atrapado. Tienes una misión. Tus alas se baten
frenéticamente, como si ni siquiera las estuvieras dirigiendo. Zoom –has salido por la ventana,
zumbando en una imagen borrosa de verde y azul. Te diriges hacia el jardín, donde la fiesta
de tu hermana marcha sobre ruedas. Te posas en la mesa de picnic. Los niños a tu alrededor
son un borrón de colores. Captas la voz de tu madre. Está hablando con su mejor amiga,
Emily. ―Lexie quería este año una tarta de helado comprada,‖ está diciendo. ―Intento no
sentirme herida. Supongo que sólo está creciendo.‖ Emily se echa a reír. ―Niños. El mío se
tragaría una bolsa de macarrones con queso mezclados con mi pasta cualquier día.‖ ¡Buenas
noticias! Tu madre no ha estado actuando de forma extraña. Sólo ha hecho lo que Lexie le ha
pedido. ¡Quizá no sea un Controlador! De pronto, una ráfaga de viento hace temblar tus alas.
¿Qué—? ¡Crash! ¡Un matamoscas ha fallado por milímetros! ¡Tu madre está intentando
aplastarte! Sales zumbando enfurecido, y ella golpea el aire. ―¡Malditas moscas!‖ dice. ¡Tarta!
El olor azucarado te abruma, y no puedes resistirte. Sólo quieres posarte un momento,
probarlo un poco… Tu madre te golpea de nuevo, y la ráfaga de aire te hace perder el
equilibrio. Un ala se te hunde en el glaseado. Agitas las alas con fuerza, intentando quitarte de
encima los restos de pastel. Te está enlenteciendo y haciéndote más pesado, ¡y tu madre se
está acercando con el matamoscas! Te lanzas para escapar del matamoscas. Sales
zumbando por encima de las cabezas de los niños, hacia la fresca sombra de un árbol, y —
¡Zap! Te chocas con un matamoscas eléctrico. ¡Te quedas frito! – ¡Mala transformación!
Vuelve al capítulo 3 e inténtalo otra vez.

Capítulo 5
Tu corazón de hámster late frenéticamente. Estás asustado. Te asusta todo. Todo es grande.
Todo quiere comerte. Te escondes detrás de lo que, como humano, crees que es un enorme
seto. Pero es sólo la hoja de un geranio. La forma de Hamlet, el hámster de tu hermana, es
una experiencia extraña. Como ser pasado por un triturador de carne, pero sin dolor. No es
que te hayan pasado alguna vez por un triturador de carne. Pero intenta oírte crujir los huesos.
No es la experiencia más agradable del mundo. Aunque te gusta el pelo. Te lo arreglas, te
agrada ese aspecto lustroso. Pero tienes trabajo que hacer. Te acercas para oír lo que tu
madre le está diciendo a su amiga Emily. ―Supongo que debería llevarle un pedazo de tarta a
mi vecina,‖ dice tu madre con un suspiro. ―Si no lo hago, vendrá y se quejará por el ruido.‖
Justo en ese momento, hueles el peligro. Tu corazón late incluso más rápido y te entierras en
la tierra para esconderte. El suelo se estremece. ―¡Disculpadme! ¡Este ruido! ¡Está muy alto!‖
tu vecina, la Sra. Humphries, os llama. Tiene un hurón enrollado alrededor de su cuello. Los
niños del vecindario la llaman la Mujer Hurón. En realidad te gustan los hurones. Pero como
hámster, estás aterrorizado. ―Déjame ofrecerte un pedazo de pastel, Alice,‖ dice tu madre. ―Es
el cumpleaños de Lexie.‖ ―Ya lo veo,‖ suelta la Sra Humphries. Pero se queda delante del
trozo de pastel. ―Hmmm. Comprado en una tienda.‖ ―Lexie quería tarta de helado,‖ dice tu
madre. ―Bueno, parece delicioso,‖ dice la Sra. Humphries, sonando simpática de repente.
―Acepto la oferta. Hablando de ofertas, quizá tú y tu amiga queráis venir a una reunión esta
noche. Sólo vecinos y amigos. Buena comida. Mucha diversión.‖ ¡Una reunión! ¿Podría ser La
Alianza? Das unos pocos pasos prudentes fuera de tu agujero. ―Suena encantador,‖ dice tu
madre, sorprendida. La Mujer Hurón nunca había propuesto una invitación a nadie. ―Pero
tenemos que ir a una reunión de editoriales esta noche.‖ ―Mi reunión parece mucho más
amena,‖ dice la Sra. Humphries. Avanzas otros pocos centímetros, intentando oír. ¡Deberías
haber escogido un animal con mejor oído! ―Se llama—‖ empieza la Sra. Humphries. Pero
antes de que pueda acabar, la tierra se abre y una garra te ataca de repente. ¿Cómo has
podido olvidar al ver a la Sra. Humphries que su gato Gingerbread nunca anda lejos? ¡Ataque,
garra, chomp! Eres el postre. – Mala elección. ¿Por qué te crees que los hámsteres viven en
jaulas? Inténtalo de nuevo.

Capítulo 6
Siempre te han gustado los hurones. Y está bastante bien lo de ser uno. No puedes ver muy
bien, pero tu oído es excelente. Y te sientes tan… feliz. Juguetón como un gatito, pero
amigable como un perro. Saltas sobre un cojín, pasas corriendo por detrás del sofá. ¡Ser un
hurón es genial! No ha sido difícil conseguir la forma. Esperaste hasta que la Sra. Humphries
salió a la casa de al lado a quejarse. Dejó abierta la puerta de atrás, y fue muy fácil deslizarse
al interior y coger una de las elegantes y peludas criaturas. Ésta se retorció felizmente en tu
pecho mientras adquirías su ADN. Encogiste rápidamente, mientras tu cuerpo se volvía
alargado y flexible. Te creció una capa de pelo y bigotes y diminutas garras. En cuanto te
transformaste, quisiste ponerte a jugar con los otros tres hurones. Parecían confundidos al
verte, pero se acercaron a olerte, y se pusieron a perseguirte alrededor de la habitación. La
puerta de atrás se cierra de golpe. La Sra. Humphries vuelve con un hurón abrazado contra su
pecho. Mira la tarta de helado en su mano y se encoge de hombros. La tira al cubo de basura
de la cocina. ―Lleno de calorías,‖ murmura. ―No es necesario.‖ ¿Es eso lo que diría un
controlador? ¿O es que la Mujer de los Hurones es más extraña de lo que pensabas? ¡A todo
el mundo le gusta la tarta de helado! Te deslizas bajo el sofá para que no pueda darse cuenta
de que hay un hurón extra. Pero de todos modos no les presta atención a sus mascotas. Otro
hurón se restriega contra sus piernas. Ella no lo coge, no lo arrulla, no lo acaricia. ¿Extraño?
¿O su comportamiento normal? El teléfono suena. La Sra. Humphries lo coge. ―Sí.‖ Una
pausa. ―Sí. Ahí estaré. No, no llamaré la atención,‖ dice, con voz irritada. ―No más de lo
normal. Este huésped parece ser un excéntrico.‖ Su huésped. ¡Es un controlador! Te encoges
tras el sofá. Oyes un creak sobre ti cuando se sienta. Ves su pie calzando una zapatilla de
suela delgada. No se mueve. Y sigue sin moverse. ¿Qué hora es? ¿Cuánto tiempo has estado
transformado? ¡Sólo tienes dos horas! Observas como las sombras se mueven lentamente a
lo largo del suelo. ¿Cómo puedes salir de la casa sin que se dé cuenta? Las sombras
alcanzan la punta de su zapato, y ella se levanta. ―Es hora,‖ murmura. Atraviesa la habitación,
y tú te arrastras para mirar. Se pone el abrigo y coge una bolsa de deporte cercana hecha de
lona. Se acerca a la puerta y la abre. ¡Puedes salir a hurtadillas! Sales disparado como una
flecha, pero de pronto ella se gira. ―La Mujer de los Hurones,‖ murmura. ―Siempre viaja con
una mascota.‖ Y antes de que puedas moverte y reaccionar, se inclina y te levanta con una
mano. ¡Te mete en la bolsa de deporte! La deja medio cerrada. Puedes sacar la nariz, pero
eso es todo. ¡Estás atrapado, y el reloj sigue en marcha! La Sra. Humphries lanza la bolsa de
deporte en el asiento de delante del coche. Te golpeas en la cabeza con el manillar de la
puerta. El coche arranca. Intentas desabrochar la cremallera con tus garras. No funciona.
¿Cuánto tiempo te queda? Puedes ver a duras penas el reloj del coche. Veinte minutos.
Demasiado poco tiempo para poder relajarse. El coche se detiene. La Sra. Humphries te
cuelga sobre sus hombros. Sacas la nariz. Estás en el aparcamiento de la playa. ¡Va a la
reunión de la Alianza! Al menos el resto de los Animorphs estarían ahí. La Sra. Humphries
deja la bolsa sobre la arena. Se vuelve para hablar a un puñado de gente de la cancha de
voleibol. Quedan diez minutos. Sacas la nariz a través de la abertura, intentando abrir la
cremallera haciendo fuerza con la cabeza. La cremallera cede un poco. No mucho. No lo
suficiente. Oyes cerca la voz de Cassie. ¡Y entonces recuerdas que puedes usar el habla
telepática! <¡CASSIE! ¡CASSIE! ¡SOY YO! ¡ESTOY EN FORMA DE HURÓN!> ―¿Qué?‖ oyes
a Cassie decir. ―No he dicho nada,‖ replica alguien. Te das cuenta de que Cassie no puede
contestarte a través del habla telepática. Y tampoco puede hablar en voz alta, o parecería
sospechoso. <Cassie, estoy en una bolsa de deporte tirada en la arena. ¡No puedo salir! Se
está acabando mi tiempo. Creo que estoy cerca del campo de voleibol. ¡Ayúdame!> Oyes
unas pisadas sobre la arena. Ves unos tobillos oscuros descalzos. La cara preocupada de
Cassie aparece de repente ante tu vista. ―¿Eres tú?‖ susurra. <¡Soy yo! ¡Date prisa!> Cassie
abre la cremallera y te pone bajo su brazo de forma casual. Empieza a trotar hacia las dunas.
―Casi estamos,‖ murmura. Sube por las dunas y te deja en el suelo. Se pone a mirar a su
alrededor. <Vale. ¡Date prisa!> No necesitas que te lo diga. Te concentras, y sientes que tus
piernas se hacen más largas. El pelo de tu piel se marchita. Tus orejas se redondean. Tu cola
se encoge. Cassie arruga la nariz. ―Ewww. Esa es la transformación más horrible que he visto
hasta ahora.‖ ―Siento que te desagrade,‖ dices, contento de sentir que tienes boca. ―No tengo
mucha práctica.‖ Rachel aparece sobre la duna. ―Daos prisa, chicos,‖ dice en voz baja. ―Jake
va a transformarse en su perro, Homer.‖ ―Perros, gatos y hurones,‖ dices, sintiéndote
desesperanzado de repente. ―Qué puñado de formas endebles. ¿Cómo vamos a luchar con
esto contra Visser Tres?‖ Algo fiero cruza los ojos de Rachel. Te das cuenta de algo que
nunca antes habías visto en la guapa y popular Rachel. La chica es una guerrera. ―Has dado
en el clavo,‖ dice Rachel.

Capítulo 7
Las cosas se suceden con rapidez después de la reunión de la playa. Con demasiada rapidez.
Jake se transforma en lagartija y espía al Sr. Chapman, el subdirector. Descubre que una de
las entradas al estanque Yeerk está en tu propia escuela. Todos los Yeerks tienen que visitar
el estanque cada tres días para absorber los rayos Kandrona. Cuando Jake te habla de ello,
no puedes creerlo. Todo te suena a locura. Pero desde que tu vida se ha convertido de pronto
en una locura, cada palabra es una verdad. Rachel ha hecho suya tu queja sobre las formas
debiluchas y tiene algo en mente. El plan es recoger formas de criaturas salvajes en Los
Jardines. Desde que la madre de Cassie trabaja ahí, podéis entrar por la zona de detrás de
cada hábitat e intentar adquirir algún ADN realmente fiero. Vamos, si no te pillan antes. Te
encuentras con todos los demás en Los Jardines. ―Vale,‖ dice Cassie, después de que
consigáis las entradas. ―Mantengámonos juntos.‖ La seguís dentro del edificio principal. Ha
sido decorado como una selva, con los animales en sus respectos hábitats naturales. Cassie
os lleva a través de una puerta sin marco. Te detienes, confundido. De repente, estás en una
Ciudad Industrial. Paredes grises, suelo de hormigón. Después de las vistas y los sonidos de
la selva, el contraste te hace marearte. Cassie señala la entrada. ―Esa lleva a los animales
expuestos,‖ explica. Asientes, pero no puedes imaginarte abriendo una y entrando
tranquilamente a decirle hola a un tigre o a un oso pardo. ―¿Qué os parecen los gorilas?‖
pregunta Cassie. Piensas que está bromeando. Pero le tiende a Marco una manzana, y antes
de que te des cuenta, ya ha tocado a ese enorme gorila llamado Big Jim. Adquiere su ADN.
De alguna forma, esto te da valor. Uno de vosotros se ha acercado a una criatura salvaje y ha
sobrevivido. ―Vayamos a por los grandes,‖ dice Marco. ―Necesitamos fuerza bruta.‖ Os dirigís
hacia los animales grandes. Pero oyes el sonido de algo que se acerca. Un carrito se dirige
hacia vosotros. ¡Un guarda de seguridad! ―¡Dividíos!‖ sisea Cassie. Se marcha con Tobias y
Rachel. Jake y Marco ya están corriendo. Miras a tu alrededor y vuelves corriendo por dónde
has venido. Oyes el carrito detrás de ti, y finges que vas a la izquierda cuando en realidad te
metes por la derecha. Los pasillos son laberínticos, pero eso te ayuda. Al poco tiempo, has
perdido al guarda. ¿Y ahora qué? Deseas que Cassie estuviera aquí para decirte qué hay
detrás de las puertas. Abres una con cuidado. Primeramente, lo único que ves son las copas
de los árboles. La puerta se abre a una pequeña cornisa, oculta por las hojas. Está bastante
por encima del hábitat del animal, cualquiera que sea. Miras hacia abajo. Algo se mueve a tu
nivel y das un salto hacia atrás, alarmado. Una jirafa está plantada casi al nivel de tus ojos.
Vuelve sus aterciopelados ojos marrones hacia ti y parpadea con sus largas pestañas. ―Hey
hola,‖ dices suavemente. Agitas un poco la rama del árbol. Has leído en algún sitio que las
jirafas se comen la parte más alta de los árboles. Crees que no atacan a los humanos –o así
lo esperas. La jirafa da un pequeño paso hacia ti. Se acerca, tan próxima que puedes oler su
pelo oscuro. Avanzas una mano tentativa y le tocas un costado. La jirafa deja de moverse. Así
que es esto, ese trance. Tan extraño que puedes inducir al sueño a una criatura enorme y
fuerte. Cierras los ojos y te concentras. Cuando has terminado, le das unas suaves palmaditas
a la jirafa. ―Gracias,‖ dices. Vuelves al interior del pasillo. El encuentro ha ido tan bien que te
sientes más confiado. Continuas bajando una rampa inclinada. Cuando llegas a la siguiente
puerta, la abres y te cuelas en el interior. Estás en la sabana. Árboles secos, arena. Calor,
como fuego seco. Al principio no ves al animal. Pero lo oyes. ¡ERRRR-UP! ¡EURRR-UP!
¡RRR-UP! El grito eriza el vello de detrás de tu cuello. Es parecido al humano. El animal se
balancea sobre dos largas patas delanteras. La piel es de color arena y muy áspera. No crees
haber visto nunca un animal más feo. ―Debería estar ya inconsciente,‖ dice una voz.
Rápidamente, te agachas detrás de unas papeleras cuando se abre la puerta. Dos empleados
con chaqueta blanca salen de ella. ―Lleva un par de minutos,‖ le dice uno al otro. ―Mejor
esperamos hasta que esté completamente sin sentido.‖ ―¿Estás bromeando? No me acercaría
a una hiena si no fuera así,‖ dice el otro hombre. Vuelven la vista hacia el recinto. ―Está
inconsciente.‖ ―Vale, vamos. El veterinario está esperando. Oh, mierda. Me he dejado la
camilla en el ascensor.‖ ―Bueno, yo no me quedo aquí solo.‖ Los dos empleados salen. Te
arrastras hasta la hiena durmiente. Cuando estás muy cerca, abre un ojo. Parece letal, como
un tiburón. Como si su único propósito fuera conseguir comida. Ya es demasiado tarde para
salir corriendo. En lugar de eso, reúnes todo tu valor y rozas con tu mano el costado de la
criatura. Sus ojos se cierran. Tu tacto, combinado con los tranquilizantes, hacen que la hiena
se desmalle definitivamente. Te concentras. En cuanto terminas, sales corriendo. A toda
velocidad. Cuando cierras la puerta tras de ti, los empleados de la chaqueta blanca se dirigen
hacia ti con una camilla. ―¡Hey!‖ grita uno. ―¡Para!‖ dice el otro. Se lanzan dejando la camilla.
Empiezan a correr detrás de ti. Podrías detenerte e inventarte una mentira. Pero parece más
fácil salir corriendo.

Capítulo 8
Doblas la esquina –directo hacia un guardia de seguridad. ―Whoa,‖ dice. Dos fuertes manos te
agarran de los brazos. ―¿Dónde crees que vas?‖ Los empleados vienen corriendo tras de ti.
Están exhaustos. ―Ha intentado colarse en el hábitat de la hiena,‖ dice uno de ellos, jadeante.
El apretón se hace más fuerte. ―¿Cómo te llamas, chico?‖ Te planteas el decirle la verdad.
Bueno, no toda la verdad. Pero al menos decirle que conoces a la madre de Cassie. El único
problema es que eso metería en problemas a Cassie. Y atraería mucho la atención hacia los
demás. Así que no dices nada. Él frunce el ceño. ―Nos han informado de que hay unos
gamberros por el parque. Ven conmigo.‖ Te conduce por el pasillo hacia una pequeña sala de
espera. Hay dos policías. Genial. Justo lo que necesitabas. ―Sé que os han llamado por un
alboroto en el bar,‖ dice el guarda de seguridad. ―Pero hemos pillado aquí al Sin Nombre
entrando a hurtadillas en los hábitats de los animales.‖ El policía más alto suspira.
Obviamente, no quiere tener que cargar con un crío. ―Vamos,‖ dice. Caminas en medio de
ellos mientras os dirigís al área de carga que hay detrás del bar. Hay aparcada una furgoneta
de policía. Al lado de la camioneta aparecen las palabras UNIDAD K-9. ―Qué extraño que un
crío se dedique a meterse en las jaulas de los animales,‖ dice uno de los policías. ―No son
jaulas,‖ dice el otro. ―Son hábitats.‖ ―Lo que sea. Siéntate ahí.‖ El policía alto te pone una mano
en el hombro y te empuja para sentarte en el banco. ―Y no se te ocurra moverte. Princie y Gale
no se lo tomarían bien.‖ Dos pastores alemanes saltan a la furgoneta de policía y se sientan a
tu lado. Uno de los perros te enseña los dientes. ―Quieto,‖ dice el policía, y se aleja para hablar
por la radio de la furgoneta. Tienes que escapar. Se supone que en pocas horas tendrás que
encontrarte con los otros en el colegio para irrumpir en el estanque Yeerk. Tu única opción es
transformarte. ¿Pero cuál es la mejor forma para escapar de los policías? Tienes que elegir
rápido, mientras están de espaldas. Escoge: -Una hiena. Ve al capítulo siguiente – Un perro
policía de la UNIDAD K-9. Ve al capítulo 10 – Una jirafa. Ve al capítulo 11.

Capítulo 9
La forma de hiena ruge al cobrar vida –una criatura ligada a un instinto: matar. Los perros de
la brigada K-9 salen huyendo. Son sólo una mancha borrosa de piel. Los observas,
considerando la presa. Pero olfateas una presa mejor. ―¿Qué narices—?‖ el policía se da la
vuelta, te ve, y vuelve a meterse en la furgoneta. Cierra la puerta y busca el arma. Te das
cuenta de todo, pero no te importa. Simplemente no te interesa. Te alejas, bajando por el
camino que lleva al bar. Hay gente por todos lados, pequeñas presas que reconsideras. Pero
olfateas algo mucho mejor. La primitiva necesidad de cazar es tan fuerte que no puedes luchar
contra ella. Has olvidado tu nombre y quién eres. Aumentas el ritmo conforme la esencia de la
presa se hace más fuerte. ¡Para! Grita tu mente. ¡Eres humano! ¡No matas! Pero la hiena es
despiadada y no tiene miedo a nada, y no se detiene. Oyes un sonido fuerte. Una sirena. La
gente grita. Los empleados se precipitan sobre ti, y luego se detienen a prudente distancia.
Uno de ellos tiene una red. Te sientas sobre tus patas traseras. Estás rodeado. Tendrás que ir
a por la presa más cercana. Una presa pequeña. Le crece pelo claro en la cabeza. Uno de los
jóvenes de la especie. Se pasea por ahí sin su madre. Bien. ¡Es una niña! ¡Es una niña
pequeña! ¡No! ¡No puedes luchar contra ello! Sientes el instinto asesino de la hiena, y luchas
contra él. Los empleados se están acercando con la red. Uno de ellos lleva un arma
tranquilizante. Está intentando encontrar una perspectiva desde la que apuntarte. La presa
avanza tambaleándose hacia ti. La madre grita. Sientes como las cortas piernas de la hiena se
contraen. Los músculos se tensan. La poderosa mandíbula se abre y dejas salir ese aullido
inhumano. ¡ERRRR-UP! Los deja a todos sin aliento. Todos te temen. Tú perteneces a este
lugar. La presa es tuya. ¡No! Con un último y desesperado esfuerzo, te sobrepones al instinto
de la hiena. Te vuelves hacia el empleado del arma. Sientes la sensación de quemazón, e
inmediatamente, tus piernas parecen más pesadas. Lentamente, te desplomas sobre el suelo.
¡Qué dolor! Caes inconsciente. Cuando te despiertes, tendrás que enfrentarte al horror de
estar permanentemente atrapado en forma de hiena, una criatura sin piedad, una máquina de
matar. – No has podido controlar el instinto de la hiena a tiempo. ¡Mala transformación!

Capítulo 10
Acercas la mano y tocas el pelaje de Princie, el perro de la unidad K-9. El perro cierra los ojos.
Tú te concentras. Los policías están de espaldas a ti. Es ahora o nunca. Aparece de nuevo
esa extraña sensación, de huesos crujiendo, cosas que crecen cuando no deberían crecer. Te
tocas las orejas y notas el pelo. De repente caes hacia delante sobre tus cuatro extremidades
y te das cuenta de que tienes patas en vez de manos y pies. ¡Y el olor! ¡Lo hueles todo!
¡Comida! ¡Gente! ¡Animales! Al principio es sobrecogedor. Los otros perros ladean la cabeza y
te miran con curiosidad. El que se llama Princie te olfatea y aúlla. A continuación, se huele a sí
misma. Los dos policías se dan la vuelta. ―Hey, Seidel,‖ dice el alto. ―Creía que sólo habías
traído dos perros.‖ ―Deben de haberse metido tres —¡hey! ¡El crío ha desaparecido!‖ Salen
corriendo. Tú te quedas alerta, con la cola agitándose nerviosamente, como la de los otros
perros. No eres sólo un perro. Eres un perro policía. Tienes disciplina. Es una buena forma, te
dices. Pronto dejarían de buscar al inofensivo chico que metió el pie en el hábitat equivocado.
Menos mal. No es que seas un malvado criminal. Te llevarían en la furgoneta, te devolverían a
la estación, y ya podrías largarte desde allí. ―Esto no pinta bien, Finley,‖ dijo Seidel. ―Se
supone que tendríamos que estar alerta,‖ contesta Finley, frunciendo el ceño. ―Especialmente
en lo que se refiere a los críos.‖ ¿Especialmente en lo que se refiere a los críos? ―Espera, aquí
hay un zapato.‖ ¡Uno de ellos ha encontrado tu deportivo! ―Los perros pueden rastrear al crío.‖
Pone el deportivo debajo de tu nariz. Está repleta de olores. Tu olor. El otro perro la huele, y
tira de la correa. ―Pondremos a éste a la retaguardia, a ver qué pasa,‖ dice Finley. Los dos
perros se marchan, y tú les sigues, con la nariz pegada al suelo, luego al aire. Increíble.
Puedes olerte a ti mismo. Puedes seguir las corrientes de aire, saber dónde estuviste
caminando y dónde te detuviste. Los perros siguen tu rastro hasta la taquilla de las entradas.
Empiezan a dar vueltas, y tú también. Obviamente, sabes por dónde fuiste. Te diriges en
dirección contraria, pero los otros dos continúan por el lado de la acera. ¡Mierda! Corres hasta
alcanzarles mientras los dos polis agarran con fuerza sus correas. ¿Por qué no caminaste por
la acera? Eso habría confundido el olor. En lugar de eso, habías ido por la parte llena de
plantas de al lado del bordillo. El perro puede oler tu rastro fácilmente. ―Lo tienen,‖ dice Seidel.
Parece aliviado. Más aliviado de lo que debería sonar, teniendo en cuenta que sólo está
persiguiendo a un crío. ―Chapman dice que al menos uno de los críos se infiltró en la reunión
de La Alianza,‖ dice Finley. ¡Los policías son controladores! Y están siguiendo tu olor
directamente hacia tu casa. Hacia tu familia. ―Informé a cerca de esa cría que estaba dando
vueltas por las dunas,‖ responde Seidel. ―Los otros han ido a por ella. No tardará mucho en
ser una de nosotros.‖ Cassie. Ella era la que había estado dando vueltas por las dunas,
vigilando a Jake en su forma de perro. ¡Cassie estaba en peligro! Tenías que advertirla.
Advertir a los otros. Los otros perros pierden tu rastro. Casi lo pierdes incluso tú mismo. Ahora
estáis en un área de la ciudad más concurrida, cerca del centro de la ciudad. Antes habías
pasado por el garaje del centro para dejar una nota en el coche de tu madre. Decías que
llegarías tarde a cenar. Incluso más tarde de lo que pensabas. Dejáis atrás el garaje
rápidamente, pero de pronto los perros recuperan el rastro de tu olor. Corren hacia el garaje.
Los policías los siguen, corriendo tras ellos. ―¡Esto no tiene buena pinta!‖ dice Seidel en voz
baja. Oyes claramente sus palabras con tu oído de perro. ―A Visser Tres no le va a gustar,‖
dice Finley en tono preocupado. ―Entonces no se lo diremos.‖ Los perros pierden el rastro
entre las manchas de aceite y gasolina. Se ponen a dar vueltas, confundidos. Pero en
cualquier momento podrían encontrar el coche de tu madre. La nota que dejaste aún debe
estar bajo el limpiaparabrisas. Los policías no tardarían en averiguar quién eras. Es tu última
oportunidad. Te lanzas a la carrera, ladrando, como si hubieras encontrado el rastro. Sales del
garaje. Los otros perros te siguen. Sabes que no puedes engañarlos, así que sigues la ruta de
vuelta a tu vecindario. Ahora te mueves a toda velocidad, de modo que a los otros les cuesta
mantener tu ritmo. Pero te aseguras de que no te pierdan de vista. Llegas a la casa de la
Mujer de los Hurones y te pones a ladrar furiosamente. Das la vuelta a la casa y encuentras la
puerta para mascotas. La abres con el morro y te cuelas dentro. Los policías llegan entonces y
llaman a la puerta. Contesta la Mujer de los Hurones. Pero ya has provocado un alboroto. Los
hurones corren como locos por los muebles. El gato sisea y bufa. Los otros dos perros se
unen al caos. ―¿Qué pasa?‖ grita la Mujer de los Hurones por encima del estrépito. ―¡Estamos
buscando a un niño!‖ Los policías intentan describirte. ―Podría ser cualquier crío de este
vecindario,‖ contesta la Mujer de los Hurones. ―No me importa si me lo pregunta el mismísimo
Visser Tres, diré lo mismo.‖ Hasta ahora, bastante bien. Los has dejado confusos. Bajo la
protección del alboroto, te escabulles de nuevo por la puerta de mascotas. Pasas la siguiente
puerta. Recuerdas que has dejado una camiseta fuera después de tus tareas de jardinería de
esa mañana. La coges con tu boca y sales corriendo. Paseas la camiseta por todo el
vecindario, restregándola contra los árboles y las aceras y la hierba. Al poco tiempo, ves otra
vez a los policías y a los perros de la unidad k-9. Los perros están ladrando, corriendo de un
lugar a otro mientras los policías se esfuerzan en controlarlos con las correas. Te mantienes
escondido y miras cómo los policías se quedan totalmente aturdidos. Se marchan, y vuelves
trotando a tu casa. Casi se te ha acabado el tiempo. Vuelves a tu forma humana en el garaje.
Corres dentro a llamar a Cassie. Pero ya se han ido todos. Si vas corriendo a la escuela,
podrías descubrirles ante los yeerks. Tiene que haber otra forma. – ¡Buena elección esa
forma! Mereces seguir. Ve al capítulo 12.

Capítulo 11
La forma de la jirafa es la más extraña de todas. Tus piernas se disparan de repente, tus
huesos se estiran tanto que piensas que se van a romper. Tu cuello se prolonga, y crees que
tu cabeza acabará desprendiéndose. Entonces tu piel se vuelve parecida al cuero y con
manchas. Eso mola bastante. Te gusta ser una jirafa. Puedes ver por encima de la cabeza de
todo el mundo. Y chico, tus sentidos son abrumadores. De pronto, puedes oler de verdad por
primera vez en tu vida. Es como si casi pudieras oler los colores. Hueles el verde, y captas las
hojas tiernas de un árbol cercano. Un buen aperitivo, piensas. Pero es fácil desviar la mente
de la jirafa. Tienes que salir de ahí. Y chico, puedes ver. Tu vista es más clara y aguda y
divisas una salida de empleados más allá de los árboles. Todo lo que tienes que hacer es
doblar la esquina del camino y seguir hacia delante. Empiezas a caminar con delicadeza,
como un bailarín. ―¡Hey! ¡Hay una jirafa!‖ La gente te señala. Oops. Te habías olvidado de que
había gente ahí abajo. Parecen enclenques y no son depredadores. Pero sabes que los
cuidadores de los animales vendrán a por ti con armas tranquilizantes. Aceleras el paso. Una
jirafa puede moverse de verdad si tiene que hacerlo. Pero los ves, corriendo a toda velocidad
hacia ti. Dos de ellos llevan armas tranquilizantes. Saltas un muro. ¡Es bastante fácil cuando
tus piernas son tan largas! Te encuentras en un hábitat de sabana. Eso está bien. Empiezas a
atravesarlo, esperando llegar al otro muro. Si puedes saltarlo, la salida estaría a sólo unos
pocos pasos más allá. Entonces, oyes el rugido. Te has metido en el cubil del león. Tanto tu
cerebro de jirafa como un libro que recuerdas vagamente llamado Esos Asombrosos Animales
de África te recuerdan de repente que los leones son los principales depredadores de las
jirafas. Un león adulto se precipita sobre ti. – ¡Mala transformación! Te acabas de convertir en
una sabrosa comida. Vuelve al capítulo 8 y elige de nuevo.

Capítulo 12
Se está haciendo tarde y estás muerto de miedo. Cassie está en peligro. ¿Deberías ir a la
escuela e intentar encontrarte con los demás? No puedes quedarte aquí mientras la vida del
resto de los Animorphs pende de un hilo. Hay una sospecha que te ha estado reconcomiendo.
Durante la persecución, los policías parecían muy nerviosos en el garaje. Murmuraron algo a
cerca de Visser Tres. ¿Qué pasaría si estuviera ocurriendo algo raro? Está sólo un poco
desviado de tu camino, así que decides investigar el garaje antes de dirigirte a la escuela. El
garaje lo usan durante el día los funcionarios del gobierno. Ahora mismo, está bastante
desierto excepto por un guardia de seguridad. Te agachas detrás de un coche y esperas hasta
que se dirige hacia la entrada por la rampa. Estás a punto de ponerte a explorar cuando ves al
guarda meterse en una enorme furgoneta negra con ventanas opacas. Te pica la curiosidad, y
miras como la furgoneta circula por la rampa. En vez de aparcar, la furgoneta se acerca
directamente a los ascensores. De ella sale un grupo de personas. Reconoces al hermano de
Jake, Tom. ¡Controladores! Alguien le da a un botón para poner en marcha el ascensor. Sabes
que tienes que seguir al grupo, pero no puedes quedarte en forma humana. Tom te
reconocería. Tienes que escoger una forma. ¿Pero cuál? Tienes que tomar una decisión
rápida. Escoge: – Usar tu forma de hurón. Ve al capítulo siguiente – Usar tu forma de pastor
alemán de la unidad k-9. Ve al capítulo 15.

Capítulo 13
Estás escondido en una esquina oscura del garaje. Sientes la tierra acercándose
precipitadamente hacia ti al mismo tiempo que tus huesos se comprimen. Te crece pelo en las
manos, en la cara. Tu nariz empieza a moverse compulsivamente. Tu cuerpo se alarga, y la
mente del hurón te insta a jugar. ¡Hay tantas cosas en el garaje para investigar! Olores
asombrosos, cosas para comer. Mantienes tu cerebro de hurón bajo control. Pegado a la
pared, te acercas al grupo. Suena el ascensor, y el grupo se mete en él. Te aproximas
sigilosamente. ¿Te atreverás a meterte en el ascensor? Las luces del ascensor son muy
luminosas, y probablemente te descubrirán. Normalmente, los humanos gritarían si vieran a
una criatura de peluche encerrada con ellos en un lugar pequeño. Pero te da la sensación de
que a los Controladores no les importaría. Y además, no tienes alternativa. Te escabulles
entre las piernas de los Controladores y te diriges a una esquina. Las puertas se cierran.
―Tenemos compañía,‖ dice uno de los Controladores. Todos miran hacia abajo. ―No es un
gato,‖ dice alguien. ―No es un perro,‖ observa alguien más. El Controlador que parece estar al
mando se da la vuelta y te dirige una mirada de indiferencia. ―Cogedlo. Lo tiraré por el hueco.‖
¡Atrapado! No puedes reaccionar o sospecharían algo. ―Espera,‖ dice Tom. ―Yo he visto ese
animal. Es un hurón. Pertenece a Humphries. Quizá no deberíamos tocarlo. Chapman dice
que no nos arriesguemos.‖ ―Vale.‖ El otro Controlador se da la vuelta, aburrido ya de la
conversación. Estás a salvo –por ahora. La pantalla del ascensor señala la planta subterránea.
Está mucho más abajo del parking. Pero el Controlador pulsa una serie de botones, y el
ascensor no se detiene. ¡Sigue bajando! La puerta se abre a una habitación que parece
excavada en el suelo y la roca. Las paredes están recubiertas de yeso. Te escabulles fuera
del ascensor y sigues al grupo hasta una puerta oculta que lleva a una escalera de hierro.
Bajas, bajas, bajas. Tus ojos se acostumbran a la luz, y tu nariz capta olor a humedad. Oyes
algo, un sonido reconfortante que te tranquiliza durante un momento. Como las olas chocando
contra la orilla. Pero entonces oyes los gritos. Llantos humanos de angustia. Sufrimiento. Y
captas un olor horrorosamente familiar. Taxonitas. No quieres ver lo que hay más adelante. No
quieres moverte. El miedo te consume. Es muchísimo mayor que el miedo a los exámenes, o
al dentista. Sólo has vacilado durante un momento, pero los Controladores han desaparecido
tras una esquina. Te lanzas en su busca. Lo primero que te sorprende es lo enorme del sitio.
Es el triple de grande que el centro comercial. Y está completamente abierto, y excavado en la
roca y la tierra. Aún hay enormes máquinas de excavación, de modo que el espacio se va
ampliando constantemente. Te das cuenta de que hay otras escaleras que se abren y
desaparecen. ¡Debe de haber entradas secretas por toda la ciudad! Los Yeerks son mucho
más numerosos de lo que habías imaginado. Entonces ves las jaulas. Están llenas de
humanos y Hork-Bajirs. Mujeres, niños, hombres. Algunos están gritando. Otros simplemente
se han quedado paralizados en sus asientos. Los Taxonitas y Hork-Bajirs patrullan alrededor
de las jaulas. Ocasionalmente, uno de los Hork-Bajir azota su cola y hace sonar los hierros de
la jaula. Los humanos se encogen, y el Yeerk-controlador Hork Bajir deja escapar esos
sonidos enrabietados que deben ser carcajadas. Mientras observas, uno de los Hork-Bajir
abre una jaula y saca a una mujer. Ella se resiste, y el Hork-Bajir acerca su muñeca afilada
hacia el cuello de ella con indiferencia. No tienes ninguna duda de que la degollaría en un
segundo. El Hork-Bajir la arrastra hasta un muelle. Está situado sobre un estanque que parece
lleno de lodo agitado. La fuerza a meter la cabeza bajo la superficie. Cuando la saca, ves una
cosa gris y viscosa terminando de meterse dentro de su oído. La mujer ya no se resiste. Y
entonces vuelves a ver a Tom. Su cabeza está inclinada sobre la piscina. La misma cosa
viscosa se desliza fuera de su oído. Inmediatamente, empieza a gritar. No puedes oír lo que
dice, pero te lo imaginas. El Hork-Bajir le pone una cuchilla en la garganta. Son necesarios
tres Hork-Bajir para llevarlo hasta la jaula y tirarlo dentro. Te sientes enfermo. Enfermo hasta
los huesos. No puedes luchar contra esto. Deberías darte la vuelta y volver mientras puedas.
Esperar y luchar otro día. Porque es inútil. No pensabas que fuera posible. Pero quieres
abandonar. Y entonces ves a Cassie. La llevan junto a otros humanos. Esperando a que un
Yeerk se arrastre a su cerebro. Custodiándola hay dos Hork-Bajirs y un Taxonita. Sigue siendo
imposible. Pero la rabia te atenaza y sientes tu sangre latiendo, y estás preparado para luchar.

Capítulo 14
Bajas correteando los peldaños. Nadie te ve mientras te mueves a toda velocidad por el suelo.
Pareces un topo, o cualquier otra criatura subterránea. Una brisa te hace cosquillas en la piel y
los bigotes. ¿Una brisa? ¿Aquí abajo? Miras hacia arriba. Un halcón acaba de pasar volando
sobre tu cabeza. Vuela en círculos por encima de Cassie. <¿Tobias? ¿Eres tú?> <¿Quién
es?> <¡Soy yo! ¡Soy un hurón!> <Genial,> responde Tobias. <Necesitamos toda la ayuda que
podamos conseguir. Los demás están unos veinte pasos por detrás de ti. ¡Tenemos que
salvar a Cassie!> <Échale un ojo. Volveré.> Te escurres por el suelo hacia los demás. <¡Hey,
soy yo!> les llamas en habla telepática. <Mirad hacia abajo.> Marco casi pega un salto hasta
el techo. ―¿Por qué tenías que adquirir una rata?‖ susurra. <No soy una rata, soy un hurón.
Estoy más cerca de un gato o de un perro que de un roedor. Me gustan los humanos. Y no
muerdo.> ―Vale,‖ murmura Marco. ―Un roedor que quiere ser un perro. Justo lo que
necesitamos.‖ <Aunque vamos, siempre puedo hacer una excepción con lo de morder,>
añades. Jake se inclina para hablarte. ―Si yo fuera tú, volvería a mi forma humana. Necesitas
una forma mejor que la de un hurón. Este sitio está lleno de Taxonitas y Hork-Bajir.‖ <Vale,>
dices. <Pero Jake, ¡he visto a Tom! ¡Está aquí! ¡En una jaula!> ―Le he visto,‖ dice Jake
lacónicamente. Su cara lo dice todo. No puedes ni imaginar lo horrible que debe ser ver así a
tu hermano. Te escurres detrás de un pequeño almacén. Rápidamente vuelves a tu forma
humana. Rachel asoma su cabeza. ―Mejor quédate ahí. Necesitas acumular fuerzas si vas a
transformarte otra vez. Volveremos cuando sea el momento.‖ Te apoyas en el almacén y
cierras los ojos. Te concentras en respirar lentamente, reservando fuerzas para tu siguiente
forma. No queda mucho para que vuelvan los demás. Pero te han visto. ―¿Qué estás haciendo
aquí?‖ ¡Es un Controlador humano! A su lado hay un Hork-Bajir, con las cuchillas de sus
brazos preparadas. Al otro lado está un Taxonita, con sus patas de araña moviéndose
frenéticas, sus brillantes ojos rojos de gelatina. De pronto, te das cuenta de que hay alguien
detrás de los guardas. Rachel. Rachel con una larguísima nariz. Una trompa. ¡Se ha
transformado en elefante! Un sonido ensordecedor llena el aire cuando Rachel se hace a su
fuerza de elefante. Empala a un Hork-Bajir con su colmillo y pisotea a un Taxonita como si
fuera una araña. El Controlador humano sale corriendo. ―¡Transformaos!‖ grita Jake. Miras
hacia donde está Cassie. Se encuentra casi al final del muelle. Eso te proporciona un subidón
extra de energía. Te concentras con todas tus fuerzas. Sientes como algo te crece por detrás.
Una cola. Tus orejas se redondean y tu cabeza se hace más grande. Tus dientes se afilan
hasta convertirse en instrumentos terroríficos. Eres una hiena salvaje, hambrienta y muy
enfadada. Y no tienes miedo. Corres hacia Cassie, pero un Taxonita se cruza en tu camino.
No hay problema. Le destrozas con tus dientes. Intenta morderte también, pero eres una
máquina de matar tan eficaz que ya está muerto antes de sentir el dolor. Marco es ahora Big
Jim, un enorme gorila. Rachel brama violentamente mientras aplasta a otro Hork-Bajir. En
forma de tigre, Jake se abalanza sobre un Taxonita. Sois los amos del lugar. Marco lanza a un
Hork-Bajir por el aire como si fuera una muñeca. El resto se dispersa. Están asustados por
algo. Marco es el único con una mínima destreza, así que se dirige hacia las jaulas para
abrirlas. Jake ya ha salido corriendo hacia Cassie. Corres para ayudarle, pero un Hork-Bajir te
alcanza. Te ataca con una cuchilla de su codo. Saltas. Le arrancas un pedazo de piel, y te
alejas. Vuelves a atacarle, esta vez a la vulnerable masa carnosa cerca de su cabeza. Una
vez herido, supones que caerá. Pero en lugar de eso, se lanza a atacarte, con las hojas de
sus codos y muñecas rasgando el aire. Rachel levanta un pie y lo pisa. <Gracias,> le dices.
<Otro enclenque Hork-Bajir que muerde el polvo,> dice Rachel. Parece sedienta de sangre.
Tobias desciende en picado y clava las garras en los ojos del Hork-Bajir que sujeta a Cassie.
Ella se libera y sale corriendo. <¡Transfórmate!> gritáis Jake y tú. <¡Ahora!> Mientras la miras,
el pelo de Cassie crece en una hermosa crin. Ondea tras ella mientras sus piernas se alargan,
y cae sobre cuatro patas. Es maravilloso verla. <Yo digo que sigamos a Cassie y salgamos de
aquí,> dices. La gente a la que Marco ha liberado está aterrada, corriendo sin control hacia las
escaleras. Los Hork-Bajir y los Taxonitas intentan atraparlos. Los adelantas, corriendo con
todas tus fuerzas. Cassie y Jake saltan sobre los sorprendidos Taxonitas. Recuerdas que los
Hork-Bajir no son muy buenos estrategas, así que haces como que vas a la izquierda, y luego
te diriges a la derecha, volando sobre un largo par de cuchillas que intentan rebanarte en el
último minuto. Llegas a las escaleras. Empiezan a explotar sobre tu cabeza bolas de fuego.
Saltas por encima de un Taxonita que te está apuntando con un rayo Dragón. Directo hacia
donde está Visser Tres en su forma Andalita. La horrible y diabólica voz llena tu cabeza.
<Bueno, bueno, si es un puñado de Andalitas renegados.> Empieza a transformarse en una
criatura tan alta como un edificio. Ocho patas. Ocho brazos. Y ocho cabezas. Sientes que
incluso la hiena de tu interior vacila. No puedes vencer a esta criatura. <¡No podéis escapar!>
grita Visser Tres. ―¡Asqueroso gusano!‖ Es Tom. El hermano de Jake se lanza sobre Visser
Tres. <¡NO!> grita Jake. Salta sobre la enorme criatura que es Visser Tres, directo hacia los
ojos. Se clava sobre su cara. Visser Tres grita de dolor. Explotan bolas de fuego. Una casi le
da a Jake. Tom cae por las escaleras. <¡Jake, corre!> grita Cassie con urgencia. Con un grito
de angustia, Jake se vuelve y corre por las escaleras. Rachel empieza a volver a su forma
mientras sube, porque no cabe por el pasadizo. <¡No podéis huir!> grita Visser Tres. Oh, sí
que podéis. El pasadizo de las escaleras se hace más estrecho. Visser Tres no había contado
con eso. En su enorme forma, no puede pasar por ahí. Corréis y corréis. Salís por la puerta
del conserje y entráis en el colegio. Seguís corriendo hasta que estáis fuera, a salvo bajo los
árboles. Y entonces volvéis a vuestras formas. Estáis a salvo. Por ahora. Miras a tu amigos y
ves la misma expresión exhausta en sus caras. Incluso a Marco se le han acabado las ganas
de bromear. Cassie pone su mano sobre la de Jake. Rachel se queda mirando al edificio de la
escuela, con los ojos ardiendo. Tobias se acerca volando y se posa en su hombro. Sabes que
aún queda mucho miedo por pasar. Sabes que la seguridad ahora es sólo una ilusión. Nunca
volverás a sentirte verdaderamente a salvo. – ¡Excelente forma! Ve al capítulo 16 para tu
próxima aventura como Animorph.

Capítulo 15
Te crecen las orejas hacia arriba. De tu cara y tus manos surge una piel peluda. Te sostienes
sobre cuatro patas. De repente, lo hueles todo. Gasolina. Los gases de combustión de los
coches. Ratones. E incluso tras la esquina, una bolsa de papel con un sándwich de
mantequilla de cacahuete. Trotas hasta el grupo que espera el ascensor. Te quedas detrás de
ellos. Cuando llega el ascensor, saltas dentro justo mientras las puertas se están cerrando.
Bajas en el ascensor sin que a nadie le importe de verdad. El ascensor llega al subsótano,
pero un Controlador pulsa una serie de botones y hace que siga bajando. Cuando se detiene,
todo el mundo sale. El último Controlador te vuelve a meter en el ascensor. ―Quieto, pequeño,‖
dice. Las puertas se cierran, pero saltas sobre el panel y golpeas el botón de STOP con tu
pata. Esperas. Al cabo de unos pocos minutos, pulsas el botón ABRIR PUERTA con la
cabeza. Las puertas se abren en una habitación pequeña. Ves al último controlador que acaba
de desaparecer a través de una puerta oculta. Das un salto y metes tu cuerpo para mantenerla
medio abierta, y te cuelas en su interior. Pero el Controlador te ve. ―¡Hey!‖ Se te queda
mirando, ahora con sospecha en sus ojos. Das un paso hacia atrás. Enseñas los dientes e
intentas un gruñido. Él retrocede, pero otro Controlador sube por las escaleras. ¡Es Finley, el
policía! ―¡Cogedle!‖ grita. El otro Controlador se lanza sobre tu collar, y tú le clavas los dientes
en la mano. Con un alarido, retrocede. Pero Finley salta hacia ti y te coge de la correa.
Prácticamente te arrastra escaleras abajo. Ves una enorme caverna patrullada por Taxxonitas
y Hork-Bajirs. Hay humanos enjaulados. Los gritos se hacen mucho más terribles en tus
sensibles oídos. Finley te dirige hacia un Hork-Bajir. ―Vigílalo. Hay algo extraño en este perro.‖
El Hork-Bajir sustituye tu correa por una cadena. La ata a un fragmento de maquinaria pesada.
Luego acerca una de sus cuchillas a tu garganta. El mensaje queda claro. Muévete, y morirás.
Decides quedarte sentado. Todo lo que puedes hacer es mirar. Mirar como Jake, Rachel y
Marco se transforman en fieras. Mirar como atacan. Mirar cómo se enfrentan a ellos los Hork-
Bajir y los Taxxonitas. Mirar como Visser Tres se transforma en una horrible criatura con ocho
cabezas, tan alta como un edificio de dos plantas. Te dan ganas de aplaudir cuando los otros
consiguen escapar, subiendo a toda prisa las escaleras. Quieres gritar cuando ves al hermano
de Jake, Tom, ser lanzado de vuelta dentro de la jaula. Entonces, una de las cabezas de
Visser Tres se gira. Sus seis ojos se quedan fijos en ti. <¿Qué tenemos aquí?> Su voz es
como el lodo del estanque yeerk. Densa y perversa. Bajas la cabeza entre tus patas, como
haría un perro. Tu cola está alta y recta. <Bienvenido, Andalita,> dice Visser Tres. <Tus
amigos no han querido quedarse a cenar. Qué amable por tu parte el quedarte.> Se echa a
reír, y ves sus dientes centelleando. Son agudos y afilados como dagas. Acerca una de sus
muchas manos, y una bola de fuego pasa a tu lado. <Es la hora de freírte,> dice Visser Tres.
Su mano se alza de nuevo, y te lanza otra bola de fuego. Esta sí alcanza su objetivo.
¡IMPACTA! Estás muerto. – Mala transformación. Tentaste a la suerte al poder ser reconocido.
Has perdido.

Capítulo 16
―¿Pizza para cenar?‖ dice tu madre. ―Genial,‖ contestas. Es sábado por la tarde. Acabas de
volver del centro comercial. A veces necesitas pasar un día normal. Tienes un montón de
misiones con los Animorphs. Vuestras luchas te han dado pesadillas. Estás viviendo en un
mundo con nuevas reglas. A veces piensas que vas a volverte loco. A veces quieres volverte
loco. Vivir con ese horrible terror te volverá loco algún día. Así que siempre que puedes
intentas hacer algo normal. Por muy divertido que sea transformarte en águila pescadora, no
es normal. En absoluto. Así que cuando llamas a Jake esa mañana para preguntarle si hay
algo en marcha, él simplemente suspira. ―He dicho que nos tomaríamos un día de descanso
de esto de salvar el mundo,‖ dice. El olor a pimiento verde llena la cocina. Ves a tu madre
cortándolo. Hace sus propias pizzas, las mejores de la ciudad. ―¿Puedes ponerle salchichas?‖
preguntas. Tu madre sonríe. ―Claro. Es sábado. Vivamos un poco.‖ Te acercas al frigo a coger
un refresco, y — ¡FLASH! Sientes mucho calor. Oyes el canto de los pájaros y los insectos.
―¿Dónde habéis ido?‖ pregunta Rachel. ―¿Y dónde estamos?‖ se pregunta Cassie. ―¿Y por
qué no tengo zapatos?‖ sigue Marco. ¡FLASH! ―—y una buena ensalada,‖ termina tu madre.
―Tengo que añadir algo saludable.‖ Tu mano está fría. Miras las gotas que empañan la lata de
refresco. Whoa. ¿Qué ha sido eso? Era TAN real. El calor había sido tan intenso como el frío
de tus dedos ahora mismo. ―¿Puedes acercarme esa cabeza de ajo?‖ te pide tu madre.
Asientes y coges la cabeza de ajo de un bote sobre la bancada. Se lo acercas a tu madre y—
¡FLASH! ―¿Dices en serio lo de la forma de mono?‖ dice Marco, levantando una ceja.
―Escucha, he sido un gorila. Eso sería una gran de degradación, ¿no crees?‖ ―Marco, sólo
estoy proponiendo algo,‖ dice Rachel, con las manos en las caderas. ―¿Es que siempre tienes
que poner las cosas difíciles? ¿Qué es, tu hobby?‖ ―Es mi vida,‖ dice Marco. ¡FLASH! ―¿—me
harías el favor de arrancar un poco de albahaca de la planta?‖ te pide tu madre. ―¿Cariño?
¿Estás bien?‖ ―Estoy bien,‖ dices. Pero no lo estás. Algo está muy pero que muy mal. Y tienes
que descubrir el qué. ―Parece un Sario Rip,‖ dice Jake con preocupación. Has ido en bici tan
rápido como has podido hasta la casa de Jake. Sólo tienes media hora antes de tener que ir a
cenar. Ax también está aquí, y te mira tan preocupado como Jake. Ha probado su primer
batido de regaliz y parece estar disfrutándolo de verdad. Pero lo dejó cuando empezaste a
soltar tu historia. ―Otra vez no,‖ dice. ―No, otra vez no, Príncipe Jake. Algo no va bien.‖ ―¿Qué
es un Sario Rip?‖ preguntas. ―¿Estás seguro de que era una jungla?‖ pregunta Jake, en lugar
de responderte. ―¿O era una selva?‖ ―¿Crees que conozco la diferencia?‖ preguntas. Te
empiezas a impacientar. Jake se vuelve hacia Ax. ―Pero yo revertí el rip. ¿Cómo ha podido
pasar?‖ Ax se encoge de hombros y empieza a sorber el fondo del batido. ―No lo sé. Cuando
dimos los Sario Rip en clase, yo estaba—‖ ―Distraído,‖ termina Jake impaciente. ―Lo sé.‖ ―Es
culpa de las jóvenes hembras Andalitas,‖ dice Ax. Sorbe otro poco de batido. ―Esto sabe a
rojo. R-r-rrojo. Sabe a rojo. Rojo-duh.‖ ―Cereza,‖ dice Jake ausente. ―Es sabor cereza.‖
―¿Podría alguien ponerme al día?‖ exiges. ―Una Sario Rip es como un agujero en el espacio-
tiempo,‖ explica Jake. ―Todos lo hemos pasado, pero yo soy el único que lo recuerda. Es
porque morí allí, pero no en este tiempo, de modo que pude regresar.‖ ―Oh, gracias,‖ dices.
―Eso lo aclara todo. Totalmente.‖ ―Lo que pasa es que Ax dijo que necesitabas una especie de
enorme explosión para hacerte volver,‖ dijo Jake preocupado. ―Supongo que quizá no haya
ocurrido aún.‖ ―Es terrorífico,‖ dices. ―Algo que me apetece más que cenar pizza. Aniquilación
nuclear.‖ ―A menos que ya estemos en un rip,‖ señala Ax. ―Un rip sin rip.‖ Jake frunce el ceño.
―¿Qué significa eso?‖ Ax se encoge de hombros. Podría ser su primer encogimiento de
hombros, porque parece sorprendido por el gesto. Lo repite para practicar. ―No sé. Sólo estoy
suponiendo. ¿Queréis un poco de batido?‖ te lo acerca, y— ¡FLASH! – Ve al capítulo
siguiente.

Capítulo 17
Los árboles se alzan sobre vuestras cabezas. Las hojas forman una cúpula tan densa que
oculta el cielo. El calor te abrasa. ―¡Whoa!‖ grita Jake. ―¿Qué ha pasado?‖ ―Espera,‖ dices.
―¿Quieres decir que sabes que estás aquí? ¿Conmigo?‖ ―Es el mismo lugar,‖ dice Jake,
mirando a su alrededor. ―Creo.‖ Desaparece tras los árboles, y tú y Ax lo seguís. Te detienes
de repente cuando Jake lo hace, chocando con él. En un pequeño claro aparece un caza
Insecto. Está chamuscado y hecho una basura, como si se hubiera estampado contra el suelo
al aterrizar. ―Esto es una auténtica locura,‖ susurra Jake. ―Lo mismo digo,‖ afirma una voz. Es
Rachel, que aparece tras los árboles, con Cassie y Marco a su lado. ―¿Dónde estabais?‖ ―¿Y
dónde estamos?‖ pregunta Cassie. ―¿Y por qué no tengo zapatos?‖ pregunta Marco abatido,
mirando sus pies desnudos. <He estado echando un vistazo, pero lo único que veo es una
cúpula de hojas verdes,> dice Tobias mediante el habla telepática. <Diría que estamos en una
jungla. Puedo intentar averiguar si hay una ciudad o un pueblo cerca.> ―No hay ninguna
ciudad,‖ murmura Jake. ―Te ruego que nos digas cómo lo sabes, Oh Intrépido Líder,‖ dice
Marco. ―Simplemente lo sé,‖ dice Jake. Frunce el ceño. ―Lo primero que tenemos que hacer es
llevarnos el ordenador de a bordo de la nave. Visser Tres vendrá pronto a por el caza Insecto.‖
―¿Cómo lo sabes?‖ pregunta Cassie. ―Lo último que recuerdo es que estábamos en el caza
Insecto. Le estábamos disparando con rayos Dragón a Visser Tres.‖ ―Es un Sario Rip,‖ dice
Jake. Rápidamente les resume lo que ha pasado. ―Entonces, ¿cómo volvemos?‖ pregunta
Cassie. Ves claramente que está intentando no parecer asustada. ―No estoy seguro,‖ admite
Jake. ―La última vez yo tuve que morir. No tengo especial interés en volver a repetirlo.‖
―¿Estáis todos pensando en lo que yo estoy pensando?‖ pregunta Ax de repente. Marco pone
los ojos en blanco. ―¿Cuál es la probabilidad de que sea así?‖ ―Piensa en ello, Príncipe Jake,‖
continua Ax. ―Se te ha dado una segunda oportunidad. La última vez cometiste errores. A lo
que me refiero es que tomaste buenas decisiones, pero las cosas fueron mal.‖ ―Gracias por
intentar hacerme sentir mejor, Ax, pero tenías razón la primera vez,‖ dice Jake secamente.
―Nos metimos de lleno en la trampa de Visser Tres.‖ ―Pero esta vez, no nos meteremos en la
trampa,‖ señala Ax. ―Sabemos lo que no debemos hacer. De modo que haremos lo que
debemos hacer.‖ ―¡Tienes razón, Ax!‖ dice Jake entusiasmado. ―¡Nos han dado una segunda
oportunidad! Y lo primero que debemos hacer es no llevarnos el ordenador de a bordo.
¿Podrías inutilizarlo? Hacer que parezca que se ha destrozado con el accidente, pero
asegurándote de que no puedan repararlo. Eso los retrasará mientras pensamos en un plan.‖
―Puedo hacerlo, Príncipe Jake,‖ dice Ax, asintiendo. Se aleja hacia el caza Insecto. ―¿Qué
plan?‖ pregunta Marco. ―Llámame loco, pero me da la sensación de que esto no va a
gustarme.‖ ―Es simple,‖ dice Jake. ―Nos colaremos sin ser vistos en la nave Espada—‖ ―Ya no
me gusta,‖ le interrumpe Marco, gruñendo. ―— y destruimos a Visser Tres,‖ dice Jake
sombríamente. ―Entonces repetiremos el rip y volveremos a nuestro tiempo.‖ ―Parece un buen
plan,‖ asiente Rachel. ―Especialmente la parte de ‗destruir a Visser Tres‘.‖ ―Por supuesto que a
ti te parece un buen plan,‖ dice Marco. ―¿Para qué necesitas la habilidad de transformarte? Ya
eres una animal.‖ ―La cuestión es, ¿en qué deberíamos transformarnos?‖ pregunta Cassie.
―Tenemos que atravesar la jungla y estamos descalzos. ¿Qué tal monos?‖ ―¿Dices en serio lo
de la forma de mono?‖ dice Marco, levantando una ceja. ―Escucha, he sido un gorila. Sería
una gran degradación, ¿no crees?‖ ―Marco, sólo estoy proponiendo algo,‖ dice Rachel, con las
manos en la caderas. ―¿Es que siempre tienes que poner las cosas difíciles? ¿Qué es, tu
hobby?‖ ―Es su vida,‖ dices. Marco te mira de forma extraña. ―Yo iba a decir eso.‖ ―Lo sé,‖
contestas. ―Venga chicos,‖ dice Jake. ―Tenemos que tomar decisiones. Tenemos que tomar
formas que nos permitan arreglárnoslas en la jungla. Pero también necesitamos formas que
nos ayuden a colarnos en la nave Espada.‖ ―Y necesitaríamos la ayuda de esa tribu con la que
nos encontramos la última vez,‖ dice Ax al reaparecer. ―Dijiste que fueron bastante útiles
contra los Hork-Bajir.‖ ―¿Por qué no usamos otra vez la forma de la hormiga?‖ sugieres.
Señalas a un árbol. ―He leído algo de esas hormigas. Se llaman hormigas sombrilla. Pueden
subir cientos de pies. Y seríamos tan pequeñas que nos colaríamos en el caza Insecto sin
problemas.‖ ―Es cierto,‖ dice Cassie de mala gana. ―De ninguna manera voy a volver a ser una
hormiga,‖ dice Marco estremeciéndose. ―Fue horrible.‖ Empezáis a discutir todos a cerca de
qué forma escoger. Pero andáis escasos de tiempo. Sólo tendréis tiempo para una forma.
Elige: – Un mono. Ve a la página siguiente. – Un loro. Ve al capítulo 19. – Una hormiga
sombrilla. Ve al capítulo 20.

Capítulo 18
Te sentías fuera de lugar en la jungla. Para empezar, sólo los escarabajos son capaces de
hacerte correr gritando de miedo hacia el horizonte. Si hubiera habido un horizonte. Pero en
cuanto te transformas en mono, descubres que las lianas que pensabas que estaban
impidiendo pasar el aire y la luz son… bueno, un sendero para monos. Lo que te da la ocasión
de utilizar lo que debe ser la mejor cola del universo. <¿Mejor que la mía?> pregunta Ax. <Lo
siento, Ax-man,> le dice Marco. <Es mucho mejor.> Todos correteáis por los árboles, os
agarráis a las lianas y os balanceáis. Alcanzas las ramas más altas y simplemente te dejas ir,
volando, y te agarras a una rama con la cola. ¡KIKKKI CHACCHACH KI KI KI! Adelantas a
Rachel, agarras una rama con la mano, te quedas colgando en el aire durante un minuto, y te
lanzas hacia una liana. Le enseñas los dientes. ¡KIKI CHEE CHEE! <¡Yo también puedo
hacerlo!> dice Rachel. Coge la misma liana, se balancea, y aterriza en tu rama. También te
enseña los dientes. <Uh, ¿chicos? ¿Podéis dejar de jugar durante un minuto?> Tobias se
sienta sobre una rama cercana a ti. <¿No deberíamos estar siguiendo el plan?> Marco se
balancea colgando de una rama. <¿Quién necesita un plan? Olvida a Visser Tres. Esto es
como ser eternamente un niño de seis años, sólo que sin tener que ir al colegio.> <Eso es
bromear, ¿cierto?> pregunta Ax. <Es bromear,> confirma Jake. <Eso es lo que tú te crees,>
dice Marco. <Shhh,> dice Cassie. <Creo que he oído algo.> Entonces tú también lo oyes.
Algunas criaturas que se abren camino a través de las plantas. <Supongo que esta es nuestra
fiesta de búsqueda,> dice Jake. <Hay un Controlador humano que los lidera,> dice Tobias
desde su rama. Me acercaré.> Con un batir de alas, Tobias sale volando. <Un humano puede
decirles qué criaturas no pertenecen a este hábitat,> dice Jake. <Tobias, ¡quédate fuera de su
vista!> <Sólo quiero ver cuántos -¡whoa, rayos Dragón!> grita Tobias. <Creo que han visto—>
<¿Tobias?> pregunta Rachel asustada. Intercambiáis miradas preocupadas. Te alejas de los
demás, agarrándote a las lianas y las ramas y saltando de árbol en árbol. Antes era un juego.
Ahora, es a vida o muerte. Ves a Tobias delante de ti. Lo han atrapado en una red. Le ha
alcanzado un rayo Dragón. <¡Tobias!> grita Rachel. <Estoy un poco chamuscado, pero vivo,>
responde. <Pero no puedo escapar de esta red.> Rachel se pone en acción. Se lanza
atravesando el aire y agarra una liana. Se balancea y aterriza en la rama de Tobias. Usando
sus afilados dientes, empieza a roer la red mientras la desgarra con las manos. ―¡Eso no es un
mono!‖ grita el Controlador humano. Un rayo Dragón explota cerca de Rachel. Tienes que
cubrirla. Te cuelgas y empiezas a parlotear, intentando atraer la atención de los disparos del
Hork-Bajir. Te coges a una liana y te lanzas sobre un Hork-Bajir. Él dispara al aire mientras
pasas, pero ya no estás ahí. ―Ese. El pequeño. ¡Cogedlo!‖ Un rayo Dragón explota cerca de ti,
partiendo un árbol por la mitad. Antes de que puedas subir por el siguiente árbol o agarrar una
liana, explota otro. Éste te alcanza y caes. Directo hacia la letal cuchilla de un Hork-Bajir. –
Oops –mala elección. Vuelve al capítulo 17 e inténtalo de nuevo.
Capítulo 19
No tienes la misma fuerza en las alas que un pájaro de presa, pero al menos puedes volar. La
forma de loro te permite volar bajo la cúpula de ramas. Tus plumas verdes te camuflan. <Me
gusta esta forma,> dice Cassie. <Realmente me siento como si perteneciera a este lugar.>
<Siempre y cuando Tobias no se nos coma de aperitivo,> dice Marco, pasando bajo una rama
y resurgiendo en el aire a continuación. <Es como un entrenamiento,> dice Jake. <Esto no es
como ser un halcón y flotar por las corrientes termales. Tienes que esforzarte en serio.>
<Bueno, esfuérzate, nena,> se burla Marco. <¿Cómo sabes que soy una chica?> pregunta
Jake. <Porque esa cola roja tuya es adorable,> responde Marco. Todos os echáis a reír, y lo
manifestáis con el sonido del loro. ¡C-c-c-err-EPP-err-EPP! Os sienta bien reír, incluso cuando
lo hacéis con un pico afilado y retorcido. <Callaos, chicos,> os advierte Tobias. <Los veo.>
Tobias ha estado volando sobre el grupo. Con su vista superior y la fuerza de su batir de alas,
es capaz de ver a los Hork-Bajir a mucha distancia. <¡Lo están destruyendo todo!> grita
Tobias de repente. <Deben de haberse aburrido de dedicarse sólo a observar. ¡Están
disparando y prendiendo fuego!> <Vale, Tobias, vuelve,> le advierte Jake. <Nosotros nos
encargamos.> <Acaban de matar a un perezoso y a sus crías,> continua Tobias. <¡Por nada!
¡Estos asesinos!> <¡Tobias, ya basta!> grita Jake. De repente, ves un pelaje de plumas
marrones. Tobias se posa en una rama. <Están cargándose a todo lo que se mueve,> dice
con incredulidad. <Eso es lo que los Yeerks mejor saben hacer,> dice Ax con calma. Dejáis
atrás a Tobias y seguís volando. Oyes a los Hork-Bajir antes de verlos. Los rayos Dragón se
disparan. El olor a cosas quemadas llena el aire. Oyes los gritos de lo que parecen miles de
pájaros, criaturas como tú que intentan huir. <¿Chicos?> Es Rachel, que se esfuerza en
ponerse en cabeza, sus alas sólo una imagen borrosa de movimiento. <Creo que he visto
algo. Mirad bajo ese árbol extraño.> <Sí, gracias, Rach, eso realmente reduce el campo de
búsqueda,> dice Marco. <El de las raíces,> dice Rachel impaciente. Miras hacia abajo. No ves
nada. Sólo ramas y hojas. Pero entonces las hojas se mueven y ves a una persona oculta tras
ellas. Lleva una lanza. Y entonces ves otro, y otro. Habéis encontrado la tribu. <Están
espiando a los Hork-Bajir,> susurra Cassie. Es gracioso como a veces sientes la necesidad de
susurrar, incluso cuando estás hablando telepáticamente. <Tengo un plan,> dice Jake.
<Seguidme y haced lo que yo haga.> Se inclina hacia abajo y aterriza en el hombro de uno de
los de la tribu. Son hombres y chicos, todos de pelo negro y ojos oscuros y alerta. Visten algo
que parece un pañal hecho de hojas. Te posas sobre otro hombro. Rachel te sigue. Luego
Cassie. Marco. Ax. Tobias revolotea un poco y aterriza en una rama baja. La tribu no hace
nada. Ni siquiera mueven un músculo. Pero ves que cada par de ojos se vuelven hacia un
único hombre. Podría ser de tu edad o de la de tu abuelo. Es difícil de decir. <Cassie,> dice
Jake. <Transfórmate.> Cassie ni siquiera pregunta por qué. Vuela hacia el centro del claro. Te
preguntas por qué ha escogido a Cassie. Pero en cuanto empieza a transformarse, lo
comprendes. Cassie puede controlar su forma para cambiar de manera agradable. No da
miedo. Es hermoso. Sus brillantes plumas se van retrayendo conforme crece. Primero cambia
su cara, así que al principio es una chica-pájaro. Su cola se retrae, pero sus plumosas alas
aún se agitan. Lentamente, sus plumas se convierten en piel lisa, empezando por sus pies y
avanzando muy despacio hacia arriba. La tribu sigue sin moverse. No levantan sus lanzas.
―Espirito,‖ dice el líder. <La ha llamado espíritu,> traduce Marco. <Cassie, asiente,> la dirige
Jake. Cassie asiente. Muestra las manos como si estuviera abarcando a la tribu. Es un gesto
de bienvenida. Te das cuenta de que les está diciendo que no se asusten. <Ahora dibuja un
Hork-Bajir con un palo,> le dice Jake. Cassie se inclina y dibuja el Hork-Bajir en la tierra. No es
un gran dibujo, pero los Hork-Bajir son fáciles de distinguir. ―Diablo,‖ dice el líder. <Demonio,>
traduce Marco. Cassie asiente. <Ahora dibuja la nave espada,> le ordena Jake. <Tienen que
entender que necesitamos subir a bordo.> Cassie dibuja la nave espada. Se señala a sí
misma y a la nave. Luego señala al líder y le clava el palo al Hork-Bajir. El líder sonríe. Tira su
lanza. <¡Cassie!> grita Rachel. Pero la lanza no impacta en Cassie y aterriza a sus pies. Justo
en el centro del dibujo del Hork-Bajir. Cassie sonríe. El líder sonríe. Todos decís ¡CA-CA-CA-
Err-EPP-Err-EPP! Cassie necesita tiempo para recuperarse de la transformación , así que
todos descansáis en vuestras formas humanas. Con una combinación de signos y de ir
señalando, Cassie lo ha arreglado para volver a encontraros con la tribu al atardecer. Tu forma
de loro ha tenido éxito. Te has encontrado con la tribu y escapado del acoso de los Hork-Bajir.
Pero necesitas otra forma para irrumpir a bordo de la nave Espada. Escoge: – Un camaleón.
Ve al capítulo 21 – La rana flecha-envenenada. Ve al capítulo 26 – Un jaguar. Ve al capítulo
27.

Capítulo 20
La forma de hormiga sombrilla tiene sentido. ¿Quién nota la presencia de una hormiga? Te
felicitas por tu brillante idea. Hasta que te conviertes en hormiga. Los otros te han advertido
gravemente sobre esta forma. Te han dicho lo difícil que es ser consciente de uno mismo
durante el proceso. La hormiga no tiene personalidad. Está centrada en la únicas ideas de la
comida y los enemigos y volver a la colonia. Así que piensas que estás preparado. Pero la
pérdida de tu personalidad te da auténtico miedo. Tus antenas se mueven por delante de ti,
buscando comida y enemigos. <Concentraos, todos,> ordena Jake. Empiezas a subir por un
árbol. Eso es lo que se supone que debes hacer. Ir a encontrar comida. <Acabemos con
esto,> dice Marco. <Odio la forma de hormiga.> <Debo admitirlo, esta no es una de las
criaturas en las que me gustaría volver a transformarme,> dice Ax. <¡Cuidado!> advierte
Tobias. <Sólo veo a cinco de vosotros.> Los otros empiezan a pasar lista. Tú no contestas. Ya
estás a mitad del árbol. Tienes que seguir tu camino. La comida está ahí arriba. Puedes
llevarle la comida a la colonia. Hueles algo muerto. Un escarabajo. Lo desmembrarás, y te
llevarás los pedazos de vuelta. <Chicos, tenemos un problema,> dice Tobias. <¡Recuerda
quién eres! ¡No eres una hormiga!> te grita Jake. Y tu mente humana vuelve a la vida. No
quieres desmembrar al escarabajo. La pata de un escarabajo no se corresponde con tu idea
de una buena comida. <De acuerdo,> dices agitado. <Estoy de vuelta. Estoy bien. Pero whew.
Ha estado cerca.> Más cerca de lo que crees. Porque colgado de una rama encima de ti hay
una perezosa. Y está hambrienta. Se cuelga de la rama con su cola mientras su cabeza se
balancea. Su larga lengua surge de repente, y — ¡SLURP! Eres su comida. – No ha sido tu
mejor forma. Vuelve al capítulo 17 e inténtalo de nuevo.

Capítulo 21
En primer lugar, tu piel se vuelve verde. ―¿Somos marcianos o reptiles?‖ Suelta Marco antes
de perder la capacidad de hablar. El resto de sus quejas suenan a ack ack. <¡Me encanta esta
cola!> Cassie por habla telepática. Sabes a lo que se refiere. La cola de un camaleón es casi
como la de un mono –retorcida y fuerte. Mueves los ojos. Uno se va a la izquierda, el otro a la
derecha. Puedes tener una vista de 180 grados sin girar la cabeza. Sigues a los otros mientras
os dirigís hacia el perímetro del lugar de aterrizaje. <Vale, recordad, cuando veáis a Visser
Tres en la ventana de la nave Espada, será sólo un señuelo,> dice Jake. <Eso es lo que hizo
en el último Sario Rip. Así que todo lo que tenemos que hacer es entrar a la nave desde
detrás. Y mientras tanto, la tribu nos cubrirá distrayéndoles.> <Si todo va según lo planeado,>
dices. <Lo que nunca ocurre,> añade Marco. <La tribu está preparada,> os dice Tobias.
<Visser Tres está en forma de Lerdethak. Puedo ver las lianas moviéndose.> Jake os ha
hablado a cerca de la forma de Visser Tres. El Lerdethak es tan alto como un árbol. Tiene
cientos de tentáculos semejantes a lianas. Pueden caer sobre ti como látigos y estrujarte
hasta dejarte sin aliento. Luego el Lerdethak se dedica simplemente a meterte en su
cavernosa boca como un Delicioso Manjar. Es una experiencia que te alegraría evitar. <Está
haciéndose de noche,> observa Cassie. <Es hora de que la tribu ataque.> Tu colorido te
protege mientras te escurres a lo largo del suelo. Perteneces a la selva, eres parte de la selva.
Puedes oír los sonidos de los Hork-Bajir en la distancia, pero eres rápido y ágil y no tienes
miedo. Dejas que los instintos del camaleón tomen el control. Porque si dejas que tu mente
humana empiece a pensar, se te llenará de pánico. Estás corriendo al encuentro de Visser
Tres. No huyes de él. <¡La tribu está atacando!> os informa Tobias, el vigía. <Se confunden
con la selva. Los Hork-Bajir se están volviendo locos.> <Sube a la nave Espada, Tobias,> le
urge Jake mientras corre. <¡Hazlo!> Ahora corréis a toda velocidad. Un camaleón no puede
correr muy rápido, no tan rápido como un jaguar, pero alcanzas claramente la velocidad salir-
pitando. La nave Espada aparece ante ti. Jake va primero. Luego Rachel. Uno por uno,
moviéndoos tan rápido como os atrevéis, pero manteniéndoos en las sombras verde oscuro,
os aproximáis a la enorme nave negra. La pasarela está abierta. Todos la subís correteando, y
os mantenéis pegados a las paredes de la nave. <¿Tobias?> pregunta Jake. <Estoy aquí.
Arriba, en el techo.> Miras hacia arriba. Con considerable esfuerzo consigues ver a Tobias.
<Estáis cambiando de color,> observa Tobias. <Os estáis haciendo más oscuros.> <¿Puedo
hacer una sugerencia, Príncipe Jake?> dice Ax. <Quizá deberíamos separarnos. Un camaleón
podría haberse colado a bordo, pero seis no.> <Buena observación,> asiente Jake.
<Busquemos posiciones separadas. Tenemos que esperar hasta que la nave vuelva a la
misma posición espacial y dispare sus armas. Entonces deberíamos aterrizar en nuestro
tiempo.> <¿Y qué hay de Visser Tres?> pregunta Ax. <¿Cuándo le destruimos?> pregunta
Rachel. <¿No deberíamos buscar un lugar para escondernos donde podamos transformarnos
en algo realmente peligroso? Podemos pillarle por sorpresa.> Jake vacila. <¿No era ese el
plan?> pregunta Rachel ansiosa. <Ahora no estoy seguro,> dice Jake. <Puede ser demasiado
peligroso. Quizá deberíamos preocuparnos sólo porque Visser Tres nos mande de vuelta a
nuestro propio tiempo.> <¡Pero perderemos nuestra oportunidad!> discute Rachel. <Yo estoy
con Jake,> dice Marco. <Si sobrevivimos, podremos volver a luchar otro día.> <Yo apoyo lo
que sea que decidáis,> dice Cassie. <Si puedo añadir unas palabras,> dice Tobias. <Esta
nave está constantemente patrullada. Y el puente está lleno de Taxxonitas. Sólo seríamos
capaces de derrotar a Visser Tres si tuviéramos una suerte extraordinaria. Pero eso no
significaría que sobreviviéramos.> <¿Ax?> pregunta Jake. <Visser Tres mató a mi hermano.
Es mi acérrimo enemigo,> dice Ax. <Algún día me enfrentaré a él. Quizá no sea hoy. Acataré
tu decisión, Príncipe Jake.> <Preferiría que no hubieras dicho eso,> gruñe Jake. <Es este
Sario Rip el que está complicando las cosas,> dices. <No sabemos si podremos volver. No
sabemos si somos parte de los recuerdos de alguien. Si matamos a Visser Tres, en esta era,
¿qué nos pasará en nuestro tiempo real?> <Es demasiado complicado,> suspira Cassie.
<Necesito una siesta,> dice Marco. <Y no he dicho eso desde que tenía tres años.>
<Escondámonos,> dice Jake finalmente. <Aún tenemos tiempo de decidirnos. El tiempo se
está acabando para Visser Tres. No podemos permitirnos el lujo de que la tribu siga atacando
en la selva mucho más tiempo.> Los seis os escondéis tras una consola. Os quedáis un poco
separados, pero no fuera del límite del habla telepática. <¡Dejadles!> Una terrible voz invade
tu cabeza. Si hubieras tenido manos, te habrías tapado los oídos. Cuando Visser Tres se
comunica por habla telepática, sientes como si todo tu cerebro se estremeciera. <Dejadles
atrás,> continua Visser Tres. Ha vuelto a su forma Andalita. <No es el castigo que merecen
esos Andalitas, pero tendrá que ser suficiente.> Visser Tres se sienta en una de las sillas del
puente de mando. <Y ahora márchate, despojo despreciable,> le dice al capitán Taxxonita.
Aparece un mensaje en el sistema de comunicación. ―Caza Insecto preparado para despegar.‖
<¡Pues despega, imbécil!> ruge Visser Tres mediante el habla telepática. Puedes sentir como
la enorme nave se levanta, pero no ves nada. Sientes una inyección de optimismo. Parece
que se trata del primer paso de vuelta a casa. <Ax, controla el tiempo por nosotros,> le avisa
Jake por habla telepática privada. <Ya lo hago, Príncipe Jake,> dice Ax. <Pero no sabré
medirlo cuando Visser Tres ordene abrir fuego. El caza Insecto y la nave Espada tendrán que
cruzar sus rayos Dragón. Quizá ya hayan acordado coordinarse. No hay forma de saberlo.>
<Lo que significa,> dice Rachel. <que si decidimos atacar a Visser Tres, será mejor que lo
hagamos pronto.> <De acuerdo,> dice Jake. <Quizá deberíamos—> Le corta el rugido de
Visser Tres gritando <¡Ahora!> El disparo te hace tambalearte. ¡FLASH! Estás en la plaza de
enfrente del colegio. Llevas un suéter que no te has puesto desde el año pasado. Delante de ti
está la parada del autobús. Ves al policía Teeter dirigiendo el tráfico. Se retiró el año pasado.
Te giras. Rachel está en las escaleras del colegio. Su pelo es unos cuatro centímetros más
corto. Se lo retoca, frunciendo el ceño. Lo llevaba así el año pasado. Has vuelto a tu tiempo
como debías hacer. Pero te has pasado. Has vuelto un año antes de tiempo. – Ve al capítulo
siguiente.

Capítulo 22
―¿Qué está pasando?‖ dices. Esto no es un flashback. Está durando demasiado. Pero
tampoco parece real. ―Oh, tío,‖ dice Marco. ―¿Significa esto que tengo que volver a clase otra
vez con la Sra. Pedalowski?‖ ―Algo va mal,‖ dices. Justo en ese momento, un coche se sube al
bordillo. Una ventana se baja. La madre de Marco lo saluda con la mano. ―¡Hola, cariño! He
pensado que podría darte una vuelta.‖ A tu lado, Marco se ha quedado completamente rígido.
Su madre está muerta. O al menos eso es lo que todo el mundo piensa. Sólo tú, Jake y Ax
sabéis que la madre de Marco ha sido capturada por los Yeerks. Es la rival de Visser Tres,
Visser Uno. Marco da un paso adelante. Se mueve mecánicamente, como si estuviera
congelado. Puedes ver lágrimas en sus ojos. ¡Su madre está viva! Una brisa agita su denso
pelo oscuro. Su mano descansa en la ventana abierta. El anillo de bodas brilla la luz del sol.
―¡Venga, tortuga!‖ le insta. ―¿Tienes plomo en los zapatos?‖ ―Mamá,‖ susurra Marco. La madre
de Marco abre la puerta y pone el pie sobre el bordillo. Parece como si todo fuera a cámara
lenta. Estás conmocionado al verla viva y cálida y feliz. Así que te lleva bastante más tiempo
del que debería ver al pitbull. Corre a través de la hierba hacia ella. Entonces oyes la voz que
se te aparece en tus pesadillas. <¡Acabaré con esto aquí!> ―¡Marco!‖ gritas. ―¡Es Visser Tres!‖
Marco empieza a correr. Pero te das cuenta en una milésima de segundo que no puedes
luchar contra este perro. No como humano, de cualquier modo. Está demasiado lejos de tu
alcance. Sólo tienes segundos. Tienes que intentar transformarte. Escoge: – Hiena. Ve al
capítulo 23 – Perro de la unidad K-9. Ve al capítulo 24 – Jirafa. Ve al capítulo 25.

Capítulo 23
Es la vez que más rápido te has transformado. Quizá el pánico haya ayudado. Tus poderosas
patas traseras son las primeras en aparecer. Luego tu cara se hincha, los dientes te crecen.
Sientes la fuerza de tus músculos. Sientes la urgencia de matar. El perro está sobre la madre
de Marco. Se lanza sobre el brazo que ella levanta para protegerse la garganta. Un pitbull no
está a tu altura, la de una máquina de matar. Te lanzas sobre él profiriendo el agudísimo y
casi humano aullido de tu animal. ¡ERRRR-UP! ¡EURRR-UP! ¡RRR-UP! Tus dientes se topan
con la pierna del pitbull. Muerdes con fuerza y llegas al hueso. Entre gruñidos, el pitbull se da
la vuelta. Eso deja al descubierto su cuello, y tú te abalanzas sobre él. Tienes a Visser Tres
entre tu mandíbula. Saboreas el momento. Con lo que no has contado es con el policía Teeter.
Ha estado en la ronda del colegio durante diez años. Le encantan los críos. Los protege de los
matones, de los perros callejeros y de los coches imprudentes. Ciertamente no va a dejar que
una hiena los ponga en peligro. Corre hacia ti y saca su arma. ¡Bang! Estás muerto. – Mala
transformación. Deberías haber tenido en cuenta al policía Teeter. Visser Tres aún está vivo, y
tú sólo eres una hiena muerta.

Capítulo 24
Un perro de la unidad K-9 está perfectamente entrenado para seguir rastros. También está
preparado para defenderse. Es un buen contrincante contra un pitbull. ¿Pero es un buen
contrincante contra un pit bull controlado por Visser Tres? La perversa fuerza de Visser Tres
se une con sus poderosas mandíbulas y el instinto asesino del pitbull. La fuerza combinada
convierte al animal en una criatura tres veces más mortífera. Saltas sobre la espalda del perro.
Eres más grande, y usas tu masa para forzar al perro a agacharse. Hundes los dientes en la
piel de alrededor de su cuello y lo separas de la madre de Marco. Los dos salís rodando. El
policía Teeter corre hacia vosotros. Pero no va a sacar su arma, no contra dos perros. Todo lo
que oyes son los gruñidos de tu adversario. Hueles sangre y terror. El terror es tuyo. Te das
cuenta de que estás acabado. Los dientes del pitbull penetran en tu garganta. No puedes
morderle. No puedes hablar. Intentas volver a tu forma, pero tu fuerza vital se evapora. – RIP
— estás muerto. Vuelve al capítulo 22 e inténtalo de nuevo.
Capítulo 25
Saltas tras un árbol para completar la forma de la jirafa. Tus piernas crecen tan rápidamente
que te pegas en la cabeza con una rama. Tu cuello se estira. En tu piel se dibujan manchas
curtidas y parduzcas. Con un estrépito de cascos, sales corriendo hacia la madre de Marco.
Te plantas ahí con tres enormes zancadas. Las jirafas son criaturas pacíficas. El policía Teeter
se queda anonadado al ver aparecer una, pero no saca su arma. Nunca dispararía a una
jirafa. Vuelves la espalda al perro para proporcionarte mayor fuerza en los cascos. Él se lanza
sobre ti, pero sólo llega a tu pierna. Te lo quitas de encima, retraes la pierna, y— ¡WHAM!
Lanzas a Visser Tres hacia la semana siguiente. ¡FLASH! ―¿— cebollas también?‖ te pregunta
tu madre. Está agitando un bote de salsa de tomate sobre los fuegos de la cocina. Se gira
hacia ti cuando ve que no respondes. ―¿Cariño? ¿Quieres cebolla en la pizza?‖ ―Claro,‖ dices.
―Todo. Pero tengo que ir un minuto a casa de Jake. He olvidado mis… deberes.‖ ―Es sábado.‖
―Sí,‖ dices, y sales corriendo. ―¡Pregúntale si quiere venir a cenar!‖ te grita tu madre cuando te
estás subiendo a la bici. Corres como el viento. Encuentras a Jake y a Ax en su habitación. Ax
sólo se ha bebido la mitad de su batido de regaliz. Sueltas tu historia. ―¿Estábamos todo allí?‖
pregunta Jake. ―¿Y yo sabía que estaba en un segundo Sario Rip?‖ Asientes. ―Y cuando
volvimos a nuestro tiempo, Marco y yo supimos inmediatamente que estábamos en el
momento erróneo. Marco sabía que su madre estaba muerta. Que se había ido. Lo que sea.‖
Jake se queda mirando a Ax. ―¿Le ves sentido a algo de esto?‖ Ax rumia un poco la regaliz y
se la traga. ―No. Excepto por la motivación de Visser Tres. Manipuló el Sario Rip para ir más
atrás aún en el tiempo.‖ ―¿Sabía que pasaría eso?‖ pregunta Jake. ―Estaba intentando matar
al huésped de su enemigo antes de que se convirtiera en su huésped,‖ explica Ax. ―Mira,
algunos huéspedes son mejores que otros. Obviamente, Visser Uno ha encontrado un
huésped con habilidades extraordinarias. También supongo que Visser Tres debío haber
adivinado que nosotros estaríamos a bordo en algún tipo de forma. Era una trampa. Como
piensa que sois Andalitas, tal vez pensara que podía enviaros al pasado. De ese modo, podría
haber estado preparado esa primera noche cuando mi hermano Elfangor aterrizó. Se habría
asegurado de mataros. O quizá ni siquiera estuvierais ahí en absoluto. Al alterar el pasado, se
altera el futuro. Se propuso correr el riesgo.‖ Jake gruñe. ―¿Entonces caí en otra trampa en el
Amazonas? ¡Mierda! ¡Ni siquiera puedo ser astuto en el Sario Rip de otra persona!‖ ―Pero salió
bien, Príncipe Jake,‖ señala Ax. ―Visser Tres fue derrotado por la forma de la jirafa. Por eso en
realidad no ha pasado nada. Volvió al momento del rip original de modo que nunca lo
detuvimos. La buena noticia es que la madre de Marco no ha sido asesinada. Así que Visser
Uno sigue siendo el enemigo de Visser Tres. Lo cual es bueno para nosotros. Tenerlos
luchando por el poder distrae a Visser Tres.‖ ―Pero no lo pillo,‖ dices. ―Si yo estaba en el rip de
Visser Tres, ¿por qué lo recuerdo todo? ¿Y por qué Jake y tú recordáis algo del Amazonas?‖
Pensativamente Ax saca un trozo de regaliz y lo muerde. ―Muffmsx.‖ ―¿Eso es lengua
Andalita?‖ pregunta Jake. ―No, es una boca llena de regaliz,‖ responde Ax. ―La respuesta es
que no lo sé. Mi suposición es que puede haber fisuras en el rip. Como esto.‖ Levanta un
pedazo de regaliz. La luz brilla a través de los huecos. ―No estaba prestando atención —‖ ―—
el día en que estudiamos los Sario Rips,‖ terminas. ―¡Ya lo sabemos!‖ Ax se encoge de
hombros. ―Algún día lo averiguaremos. Pero estás vivo. Has salvado a la madre de Marco.
Eso es lo importante. Hemos sobrevivido para seguir luchando un día más.‖ ―Ax tiene razón,‖
te dice Jake. ―Tienes que aprovechar lo que puedas, estos días. Preocúpate por las cosas
sobre las que puedes influir. Estás vivo, y nosotros también.‖ Sabes que tiene razón. Tienes
que vivir el momento. Estás a salvo. Puede que no hayas matado a Visser Tres, pero has
vuelto a tu propio tiempo. Vivo. Jake te pone la mano en el hombro. ―No te preocupes. Habrá
más batallas que luchar.‖ Sonríes. ―Pero primero,‖ dices, ―hay pizza.‖ – FIN

Capítulo 26
Las ranas flecha-envenenada son un buen camuflaje. Con tus poderosas patas traseras,
atraviesas la selva a saltos hasta el sitio en el que está la nave Espada. Te escondes tras un
arbusto, esperando a la señal de Tobias. <Han empezado a pelearse,> dice Tobias. <¿Dónde
estáis? No puedo veros.> <A la derecha de la nave Espada,> dices. <Bajo ese arbusto con las
hojas de punta,> añade Cassie. <Aún sigo sin veros. Y no encuentro a Visser Tres. Podría
estar en una nueva forma,> dice Tobias. <Mira,> dices. Brincas unos pocos pasos hacia el
claro. <Vale, ya os tengo,> dice Tobias. <Mejor vuelves a donde estabas. Hay Hork-Bajirs
cerca de ti.> Das un brinco de vuelta. Junto con los otros, dais la vuelta a la nave. A tu
alrededor puedes oír a los Hork-Bajir irrumpiendo a través de la selva. Y demasiado
consecutivos, oyes el disparo de los rayos Dragón. Empieza a llover. Estás sediento, y tu
cerebro de rana pide agua. Das un salto hacia delante y lanzas tu lengua. El agua te sienta
genial. Te la tragas agradecido. <La lluvia me sienta genial,> dices. <¿Qué lluvia?> pregunta
Tobias. Una criatura color verde parduzco se suelta de repente de un árbol. Parece no tener
huesos. Pero al final de sus cinco brazos tiene unos agujeros como de aspersores. Te está
salpicando con agua. <¡Es un B‘heeon!> grita Ax. <Cuidado con su—> Una lengua afilada de
unos tres pies de ancha sale de pronto de la boca de la criatura. Te babea como si fueras
crema. Se retuerces, pero no puedes escapar mientras la lengua te introduce en la boca
acechante. <Ancas de rana. Delicioso,> dice Visser Tres. Y SLURP — estás acabado. – Oops.
Inténtalo de nuevo. Vuelve al capítulo 19.

Capítulo 27
El jaguar pertenece a la selva. Te das cuenta en cuando tomas el control de la forma. Sientes
la fuerza de tus músculos vibrantes, preparados para correr a toda velocidad. Tu vista puede
captar detalles en las oscuras sombras. Acechas al diminuto escarabajo y al perezoso que
cuelga encima de ti y al loro en el árbol. Ellos no te interesan. Cuando estás hambriento,
matas para comer. Es la ley de la selva. Posees fuerza y control y elegancia y agilidad y
voluntad. <Me siento bastante superior,> dice Marco. <Bueno, soy un humano bastante
superior. Pero como jaguar, soy increíble.> <La selva es increíble,> dice Cassie suavemente.
<Está repleta de vida.> Sabes lo que quiere decir. Desde el suelo bajo tus patas hasta las
pequeñas ramas sobre tu cabeza, la selva rebosa vida. <¿Cómo pueden los Hork-Bajir
destrozar y reducir a cenizas este lugar?> pregunta Rachel. <Es increíble.> <Por eso
debemos detenerlos,> dice Ax. <Esperad.> Te detienes. Tus oídos han captado el mismo
sonido. <Hacia la derecha,> dice Jake. <No,> dice Ax. <Estamos rodeados.> Los Hork-Bajir
han llegado a donde estáis. Han realizado un movimiento de pinza, y habéis caído en la
trampa. Los rayos Dragón estallan a vuestro alrededor. Uno de los Hork-Bajir ataca a Cassie,
y ella gruñe y le salta encima. Rachel no anda muy lejos tampoco. Saltas al cuello de un Hork-
Bajir y éste cae. Atacas a otro con tus garras, y aúlla y cae de espaldas. Luchas con garras y
dientes y toda la fuerza del jaguar, pero ellos son más que vosotros. <¡Retiraos!> grita Jake.
<La tribu debe estar en algún lugar cercano. ¡Nos ayudarán!> Saltas a un árbol para arrojarte
sobre un Hork-Bajir. Escalas por las ramas, con tus garras clavándose en ellas. Pero entonces
las ramas se mueven. Te rodean. Es Visser Tres en forma de Lerdethak. Te aplasta. Sientes
que tus pulmones arden. Sientes que algo muy dentro de ti estalla. <Jake,> le llamas
débilmente. Jake se da la vuelta. Miras a sus amarillos ojos de jaguar que de repente te
parecen humanos. Están llenos de dolor. Y sabes que es demasiado tarde. – FIN

Estimados lectores:

Creo que el autor quiso que regresaras y terminaras la aventura victoriosamente, pero

olvidé mencionar que USTED como lector debería volver a la página / la que sea /, así que…

Regrese al capítulo 19. Y VUELVA A INTENTARLO.

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