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Gracia a Vosotros :: desatando la verdad de Dios, un versículo a la vez

¿Es necesario el bautismo para la salvación?


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La respuesta es no. Debemos examinar lo que dice la Escritura sobre esto.

Primero, es muy claro en un pasaje como Hechos 15 y Romanos 4 que un hecho externo no es necesario para la
salvación. La salvación es por gracia divina por medio de la fe únicamente (Romanos 3:22, 24, 25, 26, 28, 30; 4:5; Gálatas
2;16; Efesios 2:8-9; Filipenses 3:9, etc.).

Si el bautismo en agua fuera necesario para la salvación, esperaríamos encontrarlo subrayado cada vez que se presenta el
evangelio en la Escritura. Sin embargo, este no es el caso. Pedro menciona el bautismo en su sermón en el día de
Pentecostés (Hechos 2:38). En su sermón desde el pórtico llamado de Salomón (Hechos 3:12-26), Pedro no hace
referencia al bautismo, pero relaciona el perdón de pecado al arrepentimiento (3:19). ¿Si el bautismo fuera necesario para
el perdón de pecado, por qué Pedro no lo mencionó en Hechos 3?

Pablo nunca hizo el bautismo en agua parte de su presentación del evangelio. En 1 Corintios 15:1-4, Pablo da un resumen
corto del mensaje del evangelio que predicó. No hay mención del bautismo. En 1 Corintios 1:17, Pablo declara, “Pues no
me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio”, así claramente diferenciando el evangelio del bautismo.

Esos pasajes son difíciles de entender si el bautismo en agua es necesario para la salvación. Si el bautismo fuera parte del
evangelio mismo, y fuera necesario para la salvación, ¿qué caso hubiera tenido que Pablo predicara el evangelio, pero no
el bautismo? Nadie hubiera sido salvo. Pablo claramente entendió que el bautismo en agua ha de ser separado del
evangelio, haciéndolo algo que no es necesario para la salvación.

Tal vez la refutación más irrefutable de la creencia que el bautismo es necesario para la salvación, es de aquellos que
fueron salvos sin bautizarse. La mujer arrepentida (Lucas 7:37-50), el paralítico (Mateo 9:2), el publicano (Lucas 18:13-14),
y el ladrón en la cruz (Lucas 23:39-43) todos experimentaron el perdón de sus pecados aparte del bautismo. Por esa razón,
no tenemos record que los apóstoles fueron bautizados, y todavía Jesús los pronunció limpios de sus pecados (Juan 15:3 –
note que la Palabra de Dios, no el bautismo, era lo que los limpió).

La Biblia también nos da el ejemplo de las personas que fueron salvas antes de ser bautizadas. En Hechos 10:44-48,
Cornelio y aquellos con él fueron convertidos por medio del mensaje de Pablo. Ellos fueron salvos antes del bautismo, y es
evidente en su recepción del Espíritu Santo (v. 44) y los dones del Espíritu (v. 46) antes de su bautismo. Es más, habían
recibido el Espíritu Santo (y por lo tanto eran salvos) lo que movió a Pedro a bautizarlos (cp. v. 47).

Unos de los principios básicos de la interpretación bíblica es la analogia scriptura, la analogía de la Escritura – debemos
comparar la Escritura con la Escritura para poder entenderla en su sentido propio. Ya que la Biblia no se contradice,
cualquier interpretación de un pasaje específico que contradice la enseñanza general de la Biblia debe ser rechazada.

Ya que la enseñanza general de la Biblia es, como lo hemos visto, que el bautismo y otras formas de ritos no son
necesarios para la salvación, ningún pasaje individual puede enseñar de otra forma. Así que debemos buscar
interpretaciones de esos pasajes que están en harmonía con la enseñanza general de la Escritura.

Con eso en mente, hay que ver brevemente algunos pasajes que parecen enseñar que el bautismo es un requisito para la
salvación.

En Hechos 2:38, Pedro parece relacionar el perdón de pecados al bautismo. Pero hay varias interpretaciones plausibles de
este versículo que no conecta el perdón de pecados con el bautismo. Es posible traducir la preposición griega eis – “a
causa de”, o “sobre la base de”, en vez de “por”. Se usa en este sentido en Mateo 3:11; 12:41 y Lucas 11:32.
También es posible tomar la cláusula “y sed bautizados cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo” entre paréntesis.
El apoyo para esa interpretación viene del hecho que “arrepentíos” y “vuestros” son plurales, mientras “sed bautizados” es
singular, así separándolo del resto del versículo. Si esa interpretación es correcta, el versículo leería, “Arrepentíos (y sed
bautizados cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo) para perdón de vuestros pecados”. El perdón es conectado
con el arrepentimiento, no el bautismo, y así seguir con la enseñanza consistente del Nuevo Testamento (cp. Lucas 24:47;
Juan 3:18; Hechos 5:31; 10:43; 13:38; 26:18; Efesios 5:26).

Una tercera posibilidad existe, como Wallace lo explica en Greek Grammar Beyond the Basics [Gramática griega más allá
de lo básico]:

Es posible que para una audiencia judía del primer siglo (también para Pedro), la idea del bautismo puede incorporar
ambas las realidades espirituales y los símbolos físicos. En otras palabras, cuando uno hablaba del bautismo, él
usualmente incluía ambas ideas – la realidad y el ritual. Es mostrado que Pedro hace una conexión fuerte entre estos dos
en los capítulos 10 y 11. En 11:15-16 él recalca la conversión de Cornelio y sus amigos, señalando que al punto de su
conversión fueron bautizados por el Espíritu Santo. Después que había visto esto, él declaró, “¿Puede acaso alguien negar
el agua para que sean bautizados éstos que han recibido el Espíritu Santo…?” (10:47)

El punto es que si hubieran tenido un testimonio interno del Espíritu Santo por medio del bautismo espiritual, debe de haber
testimonio/reconocimiento público por medio del bautismo de agua también. Esto no solo explicaría Hechos 2:38 (Pedro
habló la realidad de ambos y el cuadro solamente muestra la realidad que remueve pecados), pero también la razón por la
que el Nuevo Testamento habla de solamente creyentes bautizados (de lo que podemos ver): El bautismo de agua no es
una causa de salvación, pero es un marco; y así sirve como reconocimiento público (por aquellos que estén presentes) y es
una confesión pública (por el convertido) que uno ha sido bautizado por el Espíritu.

Marcos 16:16, un versículo citado frecuentemente para probar que el bautismo es necesario para la salvación, es
actualmente una prueba opuesta. Note que la base para la condenación en ese versículo no es el fallo de no ser bautizado,
sino el no creer. El bautismo es mencionado en la primera parte del versículo porque fue el símbolo externo que siempre
acompañaba la creencia interna.

Debo mencionar también que muchos académicos textuales consideran poco probable que vv. 9-20 son una parte
autentica del evangelio de Marcos. No podemos discutir aquí toda la evidencia textual que ha causado a muchos
académicos del Nuevo Testamento rechazar este pasaje.

El bautismo de agua no parece ser lo que Pedro tenía en mente en 1 Pedro 3:21. La palabra en ingles “bautismo” es
simplemente transliterada a la palabra griega baptizo, que significa “sumergir”. Baptizo no siempre se refiere al bautismo de
agua en el Nuevo Testamento (cp. Mateo 3:11; Marcos 1:8; 7:4; 10:38-39; Lucas 3:16; 11:38; 12:50; Juan 1:33; Hechos 1:5;
11:16; 1 Corintios 10:2; 12:13).

Entonces Pedro no está hablando de sumersión en agua, como la frase “no el removimiento de tierra de la carne”. Él se
refiere a la sumersión en la muerte de Cristo y Su resurrección por medio de “una apelación a Dios para una buena
consciencia”, o arrepentimiento. De nuevo, no es un hecho externo que salva, pero una realidad interna de la obra
regeneradora del Espíritu (Tito 3:4-8).

Tampoco creo que el bautismo de agua esté implicado en Romanos 6 o Gálatas 3. Yo veo en esos pasajes una referencia
al bautismo del Espíritu Santo (1 Corintios 12:13). Para una exposición detallada de estos pasajes, les refiero a mis
comentarios sobre Gálatas y Romanos.

En Hechos 22:16, Pablo recuerda las palabras de Ananías hacia él después de su experiencia en el camino a Damasco:
“Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre”. Es mejor conectar
esa frase “lava tus pecados” con “invocando su nombre”. Si lo conectamos con “bautízate”, el participio griego
epikalesamenos (“llamado”) no tuviera un antecedente. Los pecados de Pablo fueron lavados no por el bautismo, pero por
haber invocado Su nombre.

El bautismo de agua ciertamente es importante, y requerido de cada creyente. Sin embargo, el Nuevo Testamento no
enseña que el bautismo es necesario para la salvación.

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