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Universidad Vasco de Quiroga

Alumno: Edgar Iván Castro Guerrero


2do Semestre
Maestría en Filosofía Aplicada
Materia: Historia de la filosofía en la práctica de la filosofía aplicada: del
racionalismo al existencialismo
Profesor: Víctor Hugo Sánchez Galván
Reporte 4

Libro: Discurso del Método – René Descartes

Capítulo IV Páginas 94 -101

¿Qué te gustó de la lectura?


Una de las ramas de la filosofía que más me gusta es la teodicea y todo lo
referente al concepto de Dios en la historia de la filosofía. Encontré muy ameno y
enriquecedor el texto y aunque fue bastante breve, pude degustar cada una de las
partes del mismo. Ciertamente los argumentos presentados entran en una especie
de demostración ontológica siguiendo el modelo anselmiano, pero aunque en este
tiempo, no resulten convincentes, encuentro en ellos un esfuerzo racional digno de
valorar.

¿Que no te gustó de la lectura?


En las primeras partes del capítulo se explica cómo Descartes llega a la
conclusión de su famosa máxima “pienso, luego existo”, pero para llegar a la
conciencia del ‘yo’ es necesario tener alguna referencia para poder identificarme
como ‘algo ajeno’ a la realidad que se busca negar. E decir, para llegar a la
conciencia del ‘yo’ no bastan con solo dudar, sino que es necesario tener la
experiencia de algo como ‘lo otro’. Descartes olvida, hasta donde ahondó en el
capítulo, de esta otra realidad de la que tampoco se puede dudar, ya que si se
hace esto, seríamos una especie de sustancia universal pensante al estilo de
Spinoza.

¿Qué le preguntarías al autor?


¿Cómo ser consciente del ‘yo’ sin la necesidad de la identificación de lo ‘otro’?
Si Descartes existiera hoy en día, ¿Cómo vería el argumento ontológico modal?
¿Cómo ser consciente de lo ‘otro’ sin tener en cuenta los sentidos que nos
permiten tener experiencia de lo ‘otro’?

¿Cómo lo relacionas con las prácticas filosóficas (consultoría filosófica)?


Yo no aplicaría propiamente los argumentos de la existencia de Dios, sino el
principio de la duda metódica expuesta por Descartes al principio del capítulo, y
que a su vez lo llevó a concluir que era ‘algo que pensante que duda’. Dudar de
todo sería dentro de la consultoría como un ‘quitar los prejuicios o ideas
preconcebidas’ que han modelado nuestra cosmovisión o forma de pensar la
realidad. Tal vez no de una forma tan radical como Descartes pero sí como un
primer paso para construir el conocimiento nuevo sin ningún tipo de ideas que
puedan entorpecer el proceso de la consultoría y por consiguiente, la búsqueda de
la verdad.

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