CON CRITERIO /VALORACIÓN DEL PATRIMONIO
3/2008
Vista del Centro Histórico de Guanabacoa.
Este artículo trata sobre una investigación documental
insertada en el proyecto “Atlas cultural de la Habana del
Este”, dirigida por el arquitecto italiano Luca Spitoni
investigador de la Universidad de Florencia, en
colaboración con el Centro de Estudios Urbanos de La
Habana (CEU-H) perteneciente a La Facultad de
Arquitectura de La Habana, y vinculada al proyecto de
investigación “El sentido de identidad en el ambiente
construido habanero” desarrollado por la mencionada
institución docente dirigido por la doctora arquitecta Eliana
Cárdenas. El presente texto, pretende mediante el análisis
histórico-lógico demostrar la unidad que representa las
fabulosas tierras del este de La Habana, más allá de la
actual división política administrativa.
Palabras clave: patrimonio intangible; identidad cultural;
Guanabacoa; este de La Habana.
“Immaterial heritage. It have not boundary at the east of
Havana”, is a documental investigation gotten in the
“Culture Atlas of the Havana of the East”, directed by the
italian architect Luca Spitoni, investigator from the
Florence University, in collaboration with Havana Studies
Urban Center (CEU-H) from the Faculty of Architecture at
Havana. This text, by the ease way, printed by historic-
logic analyze to proof the unity madden by the great lands
of the east of Havana, furthermore of the actual politic-
administrative division. For this is necessary to detect all
that elements haven given a coherence to historic
evolution, taking account its physic definition and its
representation and means in the collective imagine, where
have an important place, because of the characteristic of
the ethno-cultural process have been in the Caribbean
world.
Key words: inmaterial heritage; cultural identity;
Guanabacoa; East of Havana.
REYNALDO RAÚL GARMENDÍA PRESMANES: Arquitecto.
Adiestrado en la Disciplina de Historia de la Arquitectura y el
Urbanismo, Facultad de Arquitectura de La Habana, Instituto
Superior Politécnico José Antonio Echeverría,
CUJAE, Ciudad de La Habana, Cuba.
E-mail: presmanes@gmail.com
Recibido: abril 2007 Aceptado: agosto 2007
Arquitectura y Urbanismo. Vol. XXVIII, No.
PATRIMONIO
INTANGIBLE.
NO HAY FRONTERAS
EN EL ESTE
DE LA HABANA
Reynaldo Garmendía
El este de La Habana se destaca dentro de esta mítica y
cosmopolita urbe tanto por su extensión como por los
inconmensurables valores que lo colman, dados por los
recursos naturales: paisajes y ecosistemas de gran variedad
y riqueza, y la coexistencia de formas de vidas, de modos
de producción en diversidad tal, que crean un tejido cultural
amalgamado y pintoresco, que no dejan espacio a otra cosa,
que no sea la sorpresa por lo inesperado.
No es de extrañar tales rasgos en un territorio que funge de
transe entre la gran ciudad capital y el verdor y encanto de los
campos cubanos. No es de extrañar, si se tiene en cuenta que
lo fabuloso e inverosímil de su complejidad formal, de su
barroquismo inconmensurable son reflejos de las riquezas
comunes, que ostentan orgullosas las tierras del Caribe. La
magia del mundo antillano, que viene y va por las calidas
aguas de un mar que “separa a estos pueblos vecinos (…)
unidos por la cultura y la historia” llegan e inundan a las tierras
del este de La Habana. Así “se hermanan…” por “…el sol
fuerte, el cielo claro y el aire fino, la lluvia súbita, y como una
perspectiva generosa, el horizonte verde azulado del Caribe”.1
este anillo de islas, coro armónico de culturas.
Es el Caribe, las Antillas –las menores y las mayores, Borin-
quen, Quisqueya, Haití y Cuba– un mundo complejo saturado
de contradicciones que gestan incesante una infinidad de
representaciones simbólicas, tensionadas por ser estas
fantásticas tierras “antesala o traspatio entre las Américas y
el resto del mundo, y por tanto llave que abre o cierra los
encuentros y las proyecciones entre nuestras culturas y el
mundo que nos llega”.2 Así evoluciona una imagen paradisíaca
y en ocasiones surrealista iniciada por “la razón europea (…)
que a través de Cristóbal Colón se maravilla ante la hermosura
de la naturaleza encontrada…” en “…la búsqueda real e ilusoria
de las riquezas prometidas y esperadas del Lejano Oriente.”
Representación de un mundo de fantasía, que de la mano de
sus pueblos y artistas alcanza el esplendor a través de las
“categorías de real maravilloso y de los contextos forjados por
Carpentier…” capaces de generar “…la óptica indispensable
para describir la inesperada y sorprendente realidad del universo
americano. Simbiosis que (…) permite la aproximación a la
tantálica dimensión de la naturaleza, a la profusión de razas,
al calidoscopio cultural y a los insólitos fenómenos –humanos
o naturales– tan diferentes de la escala europea.”3
Este mundo solo creíble por la realidad de su existencia
acoge y le sirve de escenario general a las nobles tierras

Vista desde la
Loma San Pedro
hacia el suroeste.
Vista hacia el sur
desde el mirador
de Bello Monte.
Río Cojímar.
del este de la Habana, donde se hacen concretas las
maravillas de su naturaleza insólita.
Los más lejanos antecedentes de esta vasta región,
verdes tierras que desde la Bahía de La Habana se expanden
hasta los límites de Santa Cruz del Norte, se pierden en el
período precolombino, cuando era habitada por aborígenes,
cuyos “… asentamientos se localizan en la franja costera
que va desde Cojímar hasta el Río Bacunayagua y en la
finca La Rosita en las inmediaciones del pueblo de las Minas,
según hace saber la doctora Aida Martínez en su libro inédito
Arqueología de la costa de La Habana.”4 La impronta, que
desde el punto de vista cultural legó este primer grupo étnico
no tuvo la importancia que en cambio, sí tuvieron, los grupos
sucesores. No más de una serie de vocablos, reflejo de un
grato mundo simbólico que heredamos, permanecieron
firmes desde entonces ante los desgastes de la memoria y
la fuerte transculturación que impuso la colonización
española, de esta manera nombres como Guanabo o
Bacuranao, entremezclados con palabras de origen español,
se han asociado a lugares, han denominado sitios
específicos portadores de significados que refieren la
experiencia vital de un pueblo.
Mas la historia que habría de desarrollarse en estas tierras
sería:
…una historia distinta a las demás historias del mundo.
Historia distinta, desde un principio, puesto que este suelo
americano fue teatro del más sensacional encuentro étnico
R. GARMENDÍA
que registran los anales de nuestro planeta: encuentro
del indio, del negro y del europeo de tez más o menos
clara, destinado en lo adelante a mezclarse,
entremezclarse, establecer simbiosis de culturas, de
creencias, de artes populares, en el más tremendo
mestizaje que haya podido contemplarse nunca (…)5 …La
singular fusión de las culturas de la vasta España y del
África diversa, salpicada por la contribución carnal y
poética de otros pueblos tan distantes como China…6
son solo las más importantes y disímiles matrices culturales
que han venido a conformar esta miscelánea tropical.
No fueron excepción las tierras del este de La Habana, la
conformación de una nueva cultura de naturaleza sincrética ha
estado en evolución desde el momento mismo en que se
asentaron aquí los colonizadores. Su génesis difícil y
enrevesada se ha dado a partir de la conformación y destrucción
de unas y otras formas, en un constante y convulso proceso
de gestación, basado en lo que Guillermo Bonfil Batalla dio en
llamar “control cultural”. El resultado aún inacabo de tal
fenómeno, no es más que el nacimiento de una “cultura propia”7
conformada en lo fundamental por elementos apropiados de
aquellas matrices que desde entonces han estado presentes.
Una nueva entidad cultural con capacidad de producción de
elementos autónomos establecida plena y madura, en el siglo
XIX, una identidad autóctona que haya su forma concreta bajo
la expresión de la nacionalidad tiene como campo de acción y
desarrollo específico las bellas tierras del este de La Habana.
Peculiaridad, particularidad, aún más, diversidad: de mani-
festaciones culturales, de formas concretas de culturas
asociadas a grupos determinados, a sitios o regiones
geográficas, e históricamente condicionadas, son el resultado
de la infiltración de los rasgos de la nacionalidad en las fértiles
tierras del oriente habanero. Sin embargo, todo acercamiento
ávido de conocimiento a tan fabulosa génesis de culturas
quedaría trunca si no se conocen los abatares que la historia
poscolombina reservó a este territorio.
Es que el centro de cocción, de tan vasto encuentro de
culturas, no fue, ni estuvo asociado a los antiguos
asentamientos indios, por el contrario, el escenario de tales
sucesos fue la Villa de la Asunción de Guanabacoa. Este
fabuloso pueblo, inspiración de tantos grandes artistas, era
antes del 12 de junio del 1554 no más que una demarcación
1
Roberto Segre: Arquitectura antillana del siglo XX, Ed. Arte y Literatura, La
Habana, 2003, p.7.
2
Ibidem, p.7.
3
Ibidem, p. 24.
4
Autores varios: Historia de Guanabacoa. “Multimedia de historia local de Guana-
bacoa”, de la versión original, Archivo del Museo de Guanabacoa, 2005, p. 19
5
Alejo Carpentier: “Conciencia e identidad de América”, Visión de América,
Ed. Letras Cubanas, La Habana, 2004, p.145.
6
Eusebio Leal Spengler: “El concepto de patria. Discurso de clausura del
evento “Cuba: cultura e identidad nacional” (La Habana, 23-24 de junio de
1995)”, La luz sobre el espejo., Ediciones Boloña, La Habana, 2004, p. 114.
7
G. Bonfil Batalla: “Lo propio y lo ajeno. Una aproximación al problema del control
cultural”, en Columbres, A (comp): La cultura popular, Ed. Premia, Puebla, 1987,
pp.79-83, en Cárdenas, Eliana: Problemas de teoría de la arquitectura,
Ed. Universitaria, Guanajuato, 1998, p. 170.
8
Ver un análisis de diversas opiniones en Autores varios: Historia…Ob. cit.
V o l . X X V I I I, N o . 3/ 2 0 0 7 43
CON CRITERIO / VALORACIÓN DEL PATRIMONIO
de fincas cuyo origen aún se halla tras el velo de lo
desconocido.8 Fue la voluntad del Cabildo de La Habana
que en ese día fundó el pequeño pueblo de indios dejando
constancia en el acta fundacional:
…por cuanto los indios que habitan y moran en esta
provincia, (…) andan derramados y vagabundos (…) así
para lo que toca a las doctrinas de las cosas cristianas,
como para que vivan en orden y buena policía; porque para
estos efectos y para que hagan compañía a la población
de esta Villa, el Señor Gobernador ha tratado y comunicó
con los dichos indios que se junten en un sitio y hagan
pueblo (…) vayan al sitio de Guanabacoa y Tarraco…9
La composición social inicial, fundamentalmente indígena
para lo que restó del siglo XVI,10 generó las condiciones
necesarias para la conformación de las más antiguas
prácticas socioculturales de relevancia actual. De esta
manera, y en concordancia con los propósitos escritos en
el acta fundacional, la religión católica funcionó “…como el
fundamental mecanismo de control cultural…”, cuya
connotación “… fue imperecedera en la evolución del
imaginario…” de los pobladores de este magnífico territorio
“…con notables implicaciones posteriores”.11 Fue precisa-
mente en el ámbito eclesiástico, que la entonces pequeña
Guanabacoa, comenzó un proceso de segregación de la
Villa de San Cristóbal de La Habana, que le permitió ganar
en autonomía, cuando el “…15 de agosto de1607, la primitiva
iglesia (…) fue elevada a categoría de parroquia independiente
por el obispo Fray Juan de las Cabezas y Altamirano”.12
La connotación de la religión católica en la incipiente
Guanabacoa, posteriormente extendida a todo el territorio
del este de La Habana, sedimentó y prendió con mayor
fuerza al transformarse, en el transcurso del siglo XVII, la
población de este sitio, abonada con la emigración de
peninsulares entre los cuales se destacaron los canarios. La
devoción por la Virgen de la Candelaria y el papel de su iglesia
son reconocidas desde 1655 cuando “…se mandó sepultar en
la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria del pueblo (…)
de Guanabacoa...”, al obispo Nicolás de la Torre,13 y testificado,
también, por un Acta Capitular de enero de 1700, la cual afirma
que en ese año “…se juntaron los capitulares como lo han de
uso y costumbre en la Ermita de Nuestra Señora de la
Candelaria a celebrar elecciones…”14
En el transcurso de los restantes siglos de dominación
colonial, las expresiones del catolicismo en esta región se
diversificaron alcanzando gran relevancia. Concordante con
el auge suscitado en el santoral cristiano, se originó un
conjunto de festividades que impregnaban de júbilo y tradición
el ambiente cultural del territorio del este habanero,
destacaban entonces: las festividad del Corpus Christi,15
las dedicadas a Jesús de Nazareno, Nuestra Señora de la
Candelaria, Nuestra Señora del Rosario, Santa Filomena,
el Santo Cristo de Veracruz, San Antonio y a Nuestra Señora
del Sagrado Corazón de Jesús entre otras.16
A pesar de tal diversidad en el santoral católico de la
región, “…es un hecho incuestionable que el culto a la
Asunción de Guanabacoa…” ha sido la de mayor importancia
en la religiosidad de los pobladores de la zona, pues su
adoración “… se remonta a la fundación misma del pueblo”.17
44 A r q u i t e c t u r a y U r b a n i s m o
Cojímar.
Cuadro de Jesus de Nazareno Ireme o Diablito.
donado por el indio Jussepe Bichat a
la la Ermita del Potosí en el siglo XVII.
Tal fue su impronta, que “…el 12 de marzo de 1767 se recibió
en Guanabacoa una notificación del Papa mediante la cual
se concedía a esta Villa “…Jubileo general por el día de la
Tutelar, Nuestra Señora de la Asunción y los doce
subsiguientes días…” 18
La importancia de la religión católica en el este de La
Habana en 1743 fue el factor decisivo en la relación biunívoca
entre el pueblo y el vasto y exuberante territorio que lo acoge.
En ese año el rey Felipe V intitula a este singular pueblo,
nombrándolo según era costumbre de sus pobladores: Villa
de la Asunción de Guanabacoa.19 Los límites territoriales
otorgados para la labor evangelizadora de la Parroquial Mayor
de este pueblo, determinaron pocos años después del
distinguido nombramiento la ampliación de la jurisdicción
de la Villa. De esta manera el territorio guanabacoense
comprendido “…sin más Término ni Jurisdicción que la de
goteras a dentro…”20 abarcó súbitamente la totalidad del
territorio del oriente de La Habana. Este suceso constituyó
“la primera aceptación oficial que comprende a Guanabacoa
desde una mira territorial…”, oficializando los nexos entre las
distintas áreas de la vasta zona. Tal situación forjó la unidad
del imaginario colectivo y del territorio, de cuyo enlace nacen
una serie de fundamentos conformadores de la identidad del
área que se extiende por el este de La Habana, más allá de la
actual división político-administrativa. La implicación de la
religión católica provocó “…una relación (…) entre lo espacial-
territorial y lo religioso…”21 que ha fungido como sustrato, sobre
el cual se ha apoyado el posterior desenvolvimiento de los
fenómenos socioculturales acaecidos en el oriente de la capital.
Debido al largo período de tiempo (1743-1976) por el cual
se mantuvo inalterada la disposición de la Real Cédula del
14 de febrero de 1743, cobra una gran relevancia, para el
estudio y comprensión de la cultura local y su repercusión

en la historia de la nación, el enorme patrimonio intangible
común, a los municipios que conforman la Guanabacoa de
antaño. El ejemplo más significativo, por su connotación,
es, sin duda, la defensa encabezada por Pepe Antonio ante
el ataque de los ingleses a La Habana, suceso que relaciona
directamente al centro tradicional de Guanabacoa con el
costero pueblo de Cojímar. Más, para los propósitos del
estudio de las relaciones territoriales que se dan en el este
habanero, la heroica acción no es más que la gran
confirmación de los elementos que relacionan a uno y otro
centro urbano, pues en efecto, estas ya estaban
establecidas y prueba de ello es el reconocimiento que
significa la mencionada Real Cédula del 14 de febrero de
1743 al tratar el tema del Escudo de Armas de la Villa de La
Asunción de Guanabacoa, símbolo notable de lo que fue y
aún subyace en la realidad del territorio:
…dándole Escudo de Armas (…) atendiendo a que los
méritos y servicios del referido pueblo de Guanabacoa
(…) son dignos de premio y recompensa especial (…) el
cual de ser el más sobresaliente de esta nueva Villa el
haber defendido de la invasión de los enemigos, las
Playas de Cojímar y Bacuranao se debe componer de
una pedazo de mar en la parte superior, en el medio de
dos Fuertes de Cojímar y Bacuranao, en la parte inferior
una montaña y en el centro dando vueltas al escudo,
(…) la inscripción siguiente: Escudo de Armas de la
Villa de la Asunción de Guanabacoa (…)22
El siglo XVIII culminó de aglutinar los elementos
necesarios, para que la cultura de la Mayor de Las Antillas
en su evolución paulatina alcanzara un estadío de desarrollo
cualitativamente superior. La conformación de la nacionalidad
permitió el cobijo y la realización de “la brillante civilización
cubana del siglo XIX”,23 como consecuencia del estado que
heredó de la centuria anterior.
En la inmensa y rica Guanabacoa comenzó a surgir una
serie de poblados, que conforman, desde entonces, el sistema
de asentamiento del este de La Habana. Esto provocó una
inmediata ampliación de “…su dimensión y sentido territorial…”24
Una gran importancia, en este proceso de representación, tiene
la diversidad de formas de vida asociadas a las actividades
económicas fundamentales que se desarrollaron en cada uno
de estos pueblos, las que consecuentemente enriquecieron el
espectro cultural del territorio.
“Es precisamente en las últimas décadas del siglo XVIII
que comienzan a fomentarse nuevos pueblos, como fueron
San Jerónimo de Peñalver (…) y San Francisco de Paula…”25
En tanto, la zona costera actualmente comprendida en el
municipio Habana del Este contaba con las fortificaciones
del siglo XVII: el Torreón de Bacuranao construido por Juan
Herrera Sotomayor hacia 1662 y el Torreón de Cojímar, obra
de Juan Bautista Antonelli iniciado en 1663.26 El poblado de
Cojímar único referenciado como existente en 1762 “…se
desarrolló hacia el interior alejándose de la costa (…) a partir
del extremo oeste de la bahía (…) desde el norte, a poco
más de 200 m del torreón hacia el sur en dirección de la
Villa de Guanabacoa.27 “En los finales del siglo XVIII se
documentó la existencia de una pequeña población en la
zona del Rincón de Guanabo…” conformada “…por algunas
R. GARMENDÍA
Grabado de las
Fiesta de la Tutelar
realizado en el siglo
XVIII.
Procesión de la
Tutelar, año 2006.
casas de ladrillo e incluso una ermita.28 “ En 1803…” se
fundó “…Santa Ana de Guanabo (…) en un sitio del interior
de la provincia. La popular zona de playa (...) durante este
período no es otra cosa que una inmensa duna rodeada de
mangle”29 de la misma forma que “…en Tarará hasta
principios…” del siglo XVII solo contaba con “…un embar-
cadero por donde se enviaba a La Habana el cobre que se
extraía de las minas de Bajurayabo”… explotadas “…desde
9
Actas Capitulares del Ayuntamiento de La Habana, 12 de junio del 1554,
pp. 20-21.
10
Colección de Documentos Inéditos, 2da Serie, Tomo VI, pp.366-368 y Recopilación
de las Leyes de los reinos de las Indias, Ley XXI, LibroVI, Títulp Tercero, Madrid, 1943,
Actividades económicas y servicios prestados por los indios, en Ibiden, pp. 23-24.
11
Reynaldo Garmendia: “Guanabacoa, expresión de los valores identitarios de su
arquitectura y urbanismo”, Tutora: Dra. Arq. Eliana Cárdenas, Facultad de
Arquitectura, ISPJAE, La Habana, 2006, p. 42.
12
Elpidio de la Guardia: Historia de Guanabacoa, Imprenta Noticias,
Guanabacoa, 1946, p. 77, en Autores varios: Historia…Ob. cit., pp. 31-32.
13
José Arrate: “ La llave del Nuevo Mundo” en Los tres primeros historiadores
de Cuba, Ed. R. Cowley y A. Pego, La Habana, 1876, p.378, en Ibiden, p. 33.
14
E. de la Guardia: Efemérides guanabacoenses, febrero, p.12, en Ibidem, p. 62.
15
Calendario del Obispo de la Habana, imprenta y Librería de B. May y Cía.,
La Habana, 1859, p.12, en Ibiden, p. 111.
16
Ibidem, p. 112.
17
Ibidem, p. 62.
18
Actas Capitulares del Ayuntamiento de Guanabacoa, 12 de marzo de 1767,
en Ibidem, p. 81.
19
Ibidem, p. 58.
20
Real Cédula, 14 de febrero 1743, Archivo del Museo Municipal de Guanabacoa.
21
Reynaldo Garmendia: Guanabacoa… Ob. cit., p.51.
22
Real Cédula del 14 de febrero de 1743...Ob. cit.
23
Joaquín Weiss: Arquitectura colonial cubana, Ed. Instituto Cubano del Libro,
La Habana–Madrid, 1996, p. 172.
24
Reynaldo Garmendia: Guanabacoa… Ob. cit., p. 47.
25
Autores varios: Historia…Ob. cit., p. 78.
26
Lesly Robaina: Desarrollo histórico-urbano del litoral este de la Ciudad
de La Habana. Zonas residenciales, Tutora: Arq. María E. Martín, Facultad
de Arquitectura, ISPJAE, La Habana, 2006, p. 10.
27
Ibidem, pp. 8-15.
28
Alina López Núñez: Litónimos: Municipio La Habana del Este, Museo Histó-
rico Municipal, La Habana del Este, p. 5, en Lesly Robaina Ob. cit., p. 10.
29
Lesly Robaina González: Ob. cit., p. 12.
V o l . X X V I I I, N o . 3/ 2 0 0 7 45
CON CRITERIO / VALORACIÓN DEL PATRIMONIO
Torreón de Bacuranao. 1662. Torreón de Cojímar. 1663.
1589…” sin notificación de “…la existencia de asentamiento
poblacional alguno.”30
Este es el escenario en el cual coexistieron y se desarrollaron
elementos culturales de orígenes diversos, de cuya relación
simbiótica nació lo cubano. Aunque la religión católica era la
de mayor relevancia, es recogida por la historia la presencia
de los cultos de origen africano en la zona de Guanabacoa a
partir del 3 de noviembre de 1736.31 El incremento que fueron
tomando estas prácticas son fácilmente constatables de
manera cronológica: A finales del siglo XVIII existió un cabildo
carabalí, la primera mención sobre la presencia de la sociedad
Abakúa, conocida por el apelativo de Ñañiguismo, en
Guanabacoa data de 1838. De igual manera la Regla Ocha o
Santería, fue introducida en Cuba por los esclavos de origen
Yorubá o Lucumíes, de los cuales la historia no cuenta con
evidencia sobre la organización de cabildos en las tierras de la
Villa, aunque es practicada desde hace mucho tiempo. Así
también, el Palo Monte conocido como Brujería, sufrió un
proceso de adaptación al interactuar con el contexto cubano.32
El proceso cultural más importante ocurrido en el siglo
XIX, en el campo de la producción intelectual, fue la
depuración de los ideales independistas. Fue una centuria
de heroicas gestas libertadoras de ilustres hombres de
pensamiento avanzado, de excepcionales cualidades éticas
y morales, que abonaron la patria con la obra fecunda de
sus vidas. En este contexto, el centro urbano de Guanabacoa
fue objeto de sucesos que produjeron un crecimiento de la
cultura en el territorio. Ilustres personalidades de la época,
prestigiaron con su visita la Villa de Guanabacoa: el barón
Alejandro de Humboldt, el pintor Patricio de Landaluce,
Nicolás Azcarate, Mercedes Matamoros, Rafael María de
Mendive, Gertudris Gómez de Avellaneda, Alfredo Torroella,
José de la Luz y Caballero, Felipe Poey, y José Martí.33
Durante el transcurso de este siglo no solo la actividad
intelectual, nucleada en el Liceo Artístico y Literario de
Guanabacoa, y la efervescente actividad periodística, iniciada
en la Imprenta el Progreso,34 ocuparon la totalidad del espectro
cultural del oriente habanero. También sedimentaron actividades
que devinieron en tradición y constituyeron elementos
fundamentales de la cultura popular, entre las que destacan el
juego de empinar papalotes y las peleas de gallos.35
Al iniciar el siglo XX el vasto territorio que se expande al
este de la bahía es una gran zona rural, donde la mayor
actividad urbana, rectorada por el centro de la Villa de la
Asunción de Guanabacoa, se daba en las porciones más
próximas a la capital cubana. Sin embargo, en esta centuria
46 A r q u i t e c t u r a y U r b a n i s m o
el crecimiento galopante de la ciudad conurbanó los centros
aislado ubicados en su vencidad, conformando la ciudad
metropolitana que es hoy la bella Habana.
El auge constructivo de la primera mitad de siglo significó
para el este de La Habana el nacimiento de los asentamien-
tos urbanos costeros de gran importancia en la conformación
estructural, usos y significados del territorio. En paralelo a
estos nuevos centros surgió también una nueva
infraestructura vial, redes ferroviarias, carreteras e
importantes autopistas, que fortalecieron “...las relaciones…”
de forma más intensa y múltiple “…entre los diversos
elementos…”36 antrópicos y naturales, del territorio. Muy
importante en el desarrollo actual del este de La Habana
son las vías Monumental y Vía Blanca. En el caso de la
primera “…propició…” además “…el acceso a Cojímar
directamente desde La Habana, perdiendo importancia (…)
la relación con Guanabacoa…”37 En tanto la segunda, está
asociada al desarrollo de Varadero y del turismo en el
territorio,38 industria que transforma, aun hoy, sensiblemente
las relaciones territoriales del oriente capitalino.
La franja costera del este de La Habana “…comienza a ser
urbanizada por la playa de Guanabo (…) cubriendo…” en su
avance posterior, parte del “…área que resta para llegar a
Cojímar. Los primeros cambios en la más oriental de las playas
habaneras…” comenzaron “… en 1917, casi en paralelo con
los trabajos del ferrocarril de Hershey…” Durante esos años
se construyeron “…las carretera de Justiz, que comunica a
Guanabo con Minas…” y la de “…Barreras que facilita el acceso
a… la playa Tarará” que “…en los años treinta comenzó a ser
urbanizada…” así como “…las parcelaciones de Boca Ciega…”
tras lo cual, entre (…) 1948 y 1950…”se inició el proyecto de
desecación y canalización del río Itabo”. El crecimiento
acelerado del extremo este de la franja costera propició la
aparición de “…la nueva y elegante subdivisión…” que se
proyectó “…reconocida posteriormente con el nombre de Santa
María del Mar…” cuya urbanización tuvo inicio en 1957.39
Implícito y casi inadvertido es el hecho obvio de la
conformación y estructuración de la franja costera, en el sentido
de lo que implica un asentamiento urbano. Su preponderancia
en las actividades socioeconómicas generan la traslación del
centro funcional y director de la región hacia esa zona,
devaluando y deprimiendo el resto del territorio en la misma
medida en que surgen tensiones en la actividad interna del
este habanero. Esto constituye una ruptura en el desarrollo
urbano-territorial de consecuencias inevitables en la percepción
de los significados culturales de cada una de las zonas del
este de La Habana. Por tal situación, la manera más sencilla y
“gráfica” que tiene a bien dividirse el territorio del este habanero
para su estudio en primeras aproximaciones es teniendo en
cuenta la existencia de la franja costera y la amplia zona
mediterránea. La primera se define con precisión tanto por el
borde marino como la cadena de elevaciones que corren al norte
del territorio, dejando bien establecida las fronteras reales y
sicoperceptual que la separa del área mediterránea. Esta otra
se expande por el centro y sur de la región este de la jurisdicción
de Ciudad de La Habana, cuyo límite virtual lo conforman el
sistema montañoso Habana-Matanzas que la flanquea al sur.

El desarrollo de todos esos nuevos barrios estuvo
asociado a la valoración de los terrenos costeros, tras los
cuales estaban los múltiples intereses de la industria
turística. Dicho proceso de especulación constituyó un
fenómeno inédito hasta entonces en la vasta zona que
conforma la aún gran jurisdicción guanabacoense. El nuevo
contexto económico introdujo matices en el ámbito territorial
y urbano, acarreando, para los modos de vida históricamente
asentados en el este de La Habana, un factor de alta
peligrosidad. Sus dos aristas más filosas las constituyen el
desequilibrio en el funcionamiento histórico de la región,
generado a partir de la conformación de la franja costera, y
las consecuencias derivadas de la repentina introducción
de nuevas actividades económicas con alta capacidad de
transformación en los modos de vida tradicionales.
Los asentamientos costeros tradicionales como Cojímar y
Guanabo (en sus primeros años) cuyo surgimiento y desarrollo
se estableció bajo una relación armónica con el mar, son
drásticamente violentados por el capital. Prácticas
socioculturales y formas de vida soportadas en actividades
como la pesca son rápidamente sustituidas por una
terciarización en función del turismo. En tanto, los pequeños
pueblos rurales, dominantes en la amplia zona mediterránea,
reservorios de las tradiciones campesinas, cuyo único medio
de subsistencia es la actividad agropecuaria, comienzan a ser
absorbidos por la influencia del comercio y los servicios
ubicados al norte. Esto conlleva al mencionado proceso de
capitalización de la franja costera a constituirse como una
amenaza para la dimensión cultural-territorial del este habanero.
Situación tan real como dramática y en muchas ocasiones
triste, es esta, en que “…gente simple, campesinos, hombres
de tierra, realizan la epopeya de hacer sobrevivir sus formas
de vida; propias de pueblitos distantes, perdidos en la
inmensidad de la campiña cubana… ubicados … a las puertas
de la gran ciudad. Tradiciones de pueblos rurales y marineros…”
que entre altos y bajos tratan de permanecer y hacer “…sentir
su (…) presencia como…” las brisas “…que en las tardes
soplan desde el mar.”40 La repercusión de tal situación en las
ancestrales prácticas socioculturales que caracterizaban al
territorio hasta el momento, fue inmediata. Desde entonces
está en marcha un proceso de transformación de determinados
valores culturales, asociado, no solo a los cambios en la
dinámica socioeconómica, sino también a la influencia de
eventos que marcaron el decursar del siglo XX cubano.
En este sentido el triunfo de la Revolución Cubana significó
el florecimiento de los mejores valores de la cultura nacional.
Sin embargo, el ambiente beligerante, que en poco tiempo
rodeó el proceso revolucionario, así como la gestación de una
nueva ideología política y las indebidas interpretaciones que
se han realizado de las políticas de desarrollo territorial y urbano,
que han guiado el accionar en esta zona, ocasionó unas
reacciones adversas contra algunas prácticas socioculturales
de importancia en el sentido de identidad tanto a nivel local,
regional como nacional.
Las contradicciones entre ciertos valores culturales
heredados y nuevos valores promovidos por la Revolución
Cubana implicaron el rechazo oficial de algunas prácticas. El
más destacado ejemplo, que se puede citar en este sentido,
fue la “negación” relativa al culto católico tras las desavenencias
ocurridas entre el Estado cubano y la Iglesia en los mismos
R. GARMENDÍA
albores de la Revolución. Esto constituyó una ruptura de gran
relevancia para los pueblos ubicados en el este de La Habana,
debido a la importancia de esta religión en el desarrollo y
entendimiento del territorio. Evaluar el aporte del proceso
sociopolítico que tiene lugar desde el triunfo de la Revolución
al ámbito cultural nacional, y por ende al universo que conforma
el este de La Habana, es sumamente difícil, por cuanto es un
proceso en plena vigencia. Pero en términos generales y para
nada absolutos, las tres primeras décadas del mismo
significaron la reelaboración de la identidad nacional a partir
de los valores y de la misma identidad de la Revolución.
Otro suceso, distante de los procesos que tenían lugar en
la mayor de las Antillas, planteó un nuevo punto de viraje en la
historia de Cuba, cuyas consecuencias aún deben ser
evaluadas en toda su complejidad. La súbita caída del campo
socialista ocasionó la mayor crisis económica en el decursar
histórico de la isla caribeña. La degeneración rápida de las
condiciones de vida y las tensiones políticas generadas desde
el exterior no tardaron en repercutir en las formas de vida y en
la escala de valores de la sociedad cubana de la década de
los noventa. El resultado del llamado “período especial” es,
aun hoy, motivo de investigación para los especialistas cubanos.
Algunas de las muestras de desequilibrio que ocasionó en
las prácticas socioculturales, el impacto de los sucesos de la
década de los noventa, han sido tema de análisis para el profesor
Mario Coyula. Acerca del tema, definió como “cultura del
aguaje” al:
…brote preocupante de una subcultura marginal que se
proyecta hacia la calle, (…) donde el modelo de éxito es el
maceta y la jinetera, con patrones de conductas cuyas
manifestaciones negativas pueden comenzar por talar un
árbol, pintarrajear una fachada o atormentar a los vecinos
con música escandalosa y embrutecedora que de hecho
es una especie de droga auditiva tolerada. Esa
manifestación de desprecio al prójimo se ordena en una
serie ascendente de gravedad hasta llegar a los delitos más
repugnantes y condenables. La indisciplina social se apoya
en el descontrol creciente sobre las acciones constructivas
clandestinas, tanto privadas como estatales; con el agravante
de que ahora la mentalidad de la barbacoa y la casita a
veces dispone ya de más recursos y se proyecta hacia la
calle de forma más chocante y duradera.41
Tal situación, en extremo alarmante, implica la ampliación
de la brecha, ya abierta, en el discurso transgeneracional,
30
Ibidem, p. 10.
31
Autores varios: Historia…Ob. cit., p. 63.
32
Ibidem, pp. 113-116.
33
Ibidem, pp. 118-119.
34
Fondo de Prensa, Archivo del Museo Municipal de Guanabacoa en
Ibídem, pp. 111-116.
35
Actas Capitulares, Ayuntamiento de Guanabacoa. 5 de octubre 1823, y Jacobo de la
Pezuela: Diccionario de Geografía, estadístico, histórico de la isla de Cuba. Imprenta
del Establecimiento de Mellado. Tomo II, Madrid, 1863, p.461 en Ibidem, p. 107.
36
Reynaldo Raúl Garmendia Presmanes: Guanabacoa… Ob. cit., pp. 63-64.
37
Lesly Robaina González: Ob. cit., p. 35.
38
Ibidem, pp. 26-31.
39
Ibidem, pp. 32, 40, 39 y 43.
40
Reynaldo Raúl Garmendia Presmanes: Guanabacoa… Ob. cit., p. 86.
41
Mario Coyula: “Arquitectura y ciudad en la cultura contemporánea”, en Arquitectura
cubana. Metamorfosis, pensamiento y crítica, Arte cubano Ediciones, La Habana,
2002, pp. 95-96.
V o l . X X V I I I, N o . 3/ 2 0 0 7 47
CON CRITERIO / VALORACIÓN DEL PATRIMONIO

teniendo como escenario general la continua depauperación

del hábitat. La aceleración que tal proceso tuvo con la crisis
en la primera mitad de la década de los noventa no ha cesado
aún, ya que la capacidad de recuperación del País es inferior
a la tasa de deterioro paulatino. Así, todos los asentamientos
del este de La Habana, se encuentran ante el gran riesgo
de perder una parte considerable de su fondo construido y
con él, el riesgo de perder también la memoria física, último
nexo, tras la transformación de la escala de valores
socioculturales, en el proceso de conservación del imaginario
Baños de Cojímar.
colectivo y el patrimonio intangible. El presente del este de La
Habana se inserta plenamente en la tendencia de desarrollo
actual de la mayor de las Antillas, cifrada por una serie de
programas de desarrollo a nivel nacional, visionados por
renglones o prioridades del Estado.
Ello dificulta la plena realización de acciones locales,
capaces de entender las particularidades del territorio en un Transformaciones en
plan de desarrollo sustentable que comprenda, tanto los bastos fachadas de casas
recursos naturales, como las inconmensurables riquezas tradicionales,
culturales. De esta manera el este habanero _futuro soporte Guanabacoa.
del desarrollo urbano que las próximas décadas le deparan a
la “ciudad de las columnas”, a “la ciudad del estilo sin estilo”_
queda de frente a los retos y aventuras que habrán de sobrevivir
juntos: ciudad y sociedad, en los inciertos derroteros que tome
el verde caimán antillano.
C ONCL USIONES
ONCLUSIONES
El este de La Habana es un territorio históricamente
conformado, hecho que revela su existencia mediante las
Hotel Campoamor,
relaciones territoriales, físicas y sicoperceptuales que dan forma Cojímar.
al imaginario colectivo. Está actualmente dividido en municipios,
pero unido por el patrimonio intangible común realizado durante
más de 200 años. En este sentido, el conjunto de valores
culturales inmateriales cobran gran relevancia en la percepción
de la identidad cultural local, ya que fue en este sector el mayor
aporte de la producción cultural de los pueblos que se asentaron
aquí, como en todo el Caribe.
El este de La Habana es un territorio único que transgrede Regatas de la pesca de la
las fronteras que se le han impuesto y continúa, aún en la aguja, década de los
difícil situación actual, creando significados y representaciones ochenta, Cojímar.
culturales de su realidad diversa y multifacética.
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