En el año 2020, el mundo se paralizó todo se desenvolvió en torno a la
pandemia del “covid-19”. Las personas estaban en la obligación de cambiar sus actividades diarias por su salud física, no obstante dejaron de pensar en la salud mental más que todo en la población juvenil. Para empezar debemos comprender que la adolescencia es uno de los períodos de cambio que trae para muchos emociones incontrolables y poco comprendidas. En particular el estrés fue uno de los síntomas más frecuentes y sigue siéndolo, aun después de que la pandemia se ha podido controlar en un nivel que nos permite retomar ciertas actividades, existe una afectación llamada estrés postraumático. De la que no se habla casi, un pequeño porcentaje presentó síntomas referentes a ella. Posteriormente se presentaron casos como: grados, quinceañeros, viajes, entre otros eventos importantes, que fueron cancelados por sanidad pública, afectando los sentimientos de los chicos que anhelaban participar en ellos. Finalmente podemos concluir que el COVID fue un detonante en los niveles de estrés de los jóvenes, debido a que ellos no estaban preparados para un cambio tan abrupto, además mostro la fragilidad que como seres humanos intentamos esconder, pero no es fácil en medio de la crisis.
La pandemia del covid-19 afectó los niveles de estrés en los jóvenes. En
efecto la época de la juventud es un periodo de cambios necesarios en el ser, pero cabe resaltar que un cambio abrupto en los jóvenes nunca ha sido un buen camino. A inicios de 2020 se empezaron a presentar casos de COVID y asimismo afectaciones mentales, en particular el estrés. Esto ocurrió como resultado del proceso de entrar en cuarentena, cambiar hábitos y planes en un lapso muy rápido de tiempo para evitar los contagios del virus que empezaba a destruir familias y sueños. Un porcentaje elevado de jóvenes comenzaron a encerrarse en pensamientos negativos por emociones como el pánico, que solo incrementaba por las noticias desalentadoras. Pongamos por caso a Camilo, Un joven de 14 años y de la ciudad de Santa Marta. Se sentía irritado, tenía dolores de cabeza constantes y falta de energía, sus padres pensaron que solo era una etapa pero cuando los problemas empezaron a ser constantes decidieron llevarla al psicólogo quien la diagnostico con estrés por efectos de la pandemia. De forma similar le ocurrió a Isabela de 17 años quien para el comienzo de la pandemia se encontraba en Bogotá iniciando sus estudios. Su caso se agravó debido a que ella se fue a vivir sola para empezar una independencia pero ante el encierro y la soledad comenta que presentó su primer ataque de ansiedad, sus síntomas fueron falta de aire, mareo, temblor y cuenta que sus palpitaciones eran de una persona que había corrido una maratón, desde que la pandemia ha sido contenida sus ataques de ansiedad disminuyeron pero siguen estando en su vida. En conclusión podemos tener en cuenta cómo los seres humanos somos frágiles antes las situaciones en las que la mente toma poder y nos hace sentir solos o que no somos capaces de nada. De nuevo nosotros somos nuestro mayor enemigo.
La pandemia del covid-19 agudizó los problemas de estrés en los jóvenes. En
el año 2020 ocurrió el mayor obstáculo para el hombre actual. Lo que empezó como algunos meses de confinamiento terminó en una larga espera para un reencuentro poco esperanzado. Colegios, universidades, tiendas y distintos lugares que eran recurridos se vieron en la necesidad de cerrar sus puertas para evitar el riesgo de contagios. Concretamente la población juvenil se vio en un marco de temor, ya que no se sentía preparado para resistir un problema que acababa familias y sueños en tan solo días. Al mismo tiempo el incremento de noticias desalentadoras en medios de comunicación, como resultado se presentaron daños a nivel psicológico. El estrés fue uno de los mayores implicados en la vida de los adolescentes, siendo el epicentro de afectaciones a largo plazo como los ataques de pánico y/o ansiedad. Del mismo modo que los perros, los seres humanos cuando los niveles de estrés son excesivos o reiterados se desencadenan alteraciones fisiológicas, emocionales y de conducta, tales como ansiedad, depresión, o agresividad. Es claro que para que los jóvenes puedan superar este problema de carácter semejante a los perros necesitan espacio, evitar las situaciones conflictivas y buscar actividades para distraerse. Una de las alternativas más comunes cuando nos sentimos de este modo es recurrir a psiquiatría o psicología y podríamos darle semejanza al trabajo que hacen algunos entrenadores caninos cuando el perro no se encuentra en la mejor conducta. Sintetizando la mente puede llegar a ser el peor enemigo y es más probable que esto suceda cuando tenemos un detonante tan fuerte como en este caso la pandemia del covid-19.
El aislamiento social causado por la pandemia del covid-19 agravó la salud
mental en los jóvenes. En el año 2020, ocurrió uno de los sucesos que nos hizo cambiar el estilo de vida al que estábamos acostumbrados. La sociedad sentía miedo de salir de sus casas, sentía el pánico de enfermarse y no poder sobrevivir. Los jóvenes fueron la población que más se sintió afectada mentalmente por el cambio, pues se vieron en la obligación de dejar de ir a la escuela o universidad, estableciendo un espacio en el que ya no compartirían de la misma manera con sus compañeros y profesor. Esto generó un sentimiento que para muchos era extraño, estrés. Sabemos que el ser humano es considerado un ser que por su naturaleza debe vivir en sociedad, debido a que necesitan de los particulares para satisfacer sus necesidades propias. De acuerdo con Trinidad, Carvajal y Ramos (2020): “La limitación de estas actividades sociales puede producir malestar que se puede manifestar de diferentes maneras dependiendo de la situación específica de cada individuo” (p. 3). Esta idea es algo que tenemos muy claro, a causa de los diferentes estudios que se han realizado. Por otro lado, nos encontramos el escenario de tener que encontrar en balance entre la salud mental y la salud física. También expresan los doctores Castro López y Flores González (2020): “Si bien hay una gran cantidad de gente contagiada del COVID-19 y, de este grupo muchas tienen consecuencias graves en su salud, una mayor proporción de la población está en riesgo de padecer afectaciones en su salud mental” (p.1). Después de todo el hombre no puede vivir en un ambiente en el que su propia mente sea la que le haga daño. Para combatir este fenómeno se ha pensado implementar políticas de ayuda, dicho con palabras de Borrell (2020): “Para minimizar las consecuencias de las pandemias se necesitan políticas para promover, proteger y cuidar la salud mental” (p.1). Es un planteamiento que debe volverse realidad en todos los lugares del mundo, puesto que es una alternativa que va a proteger a todos los individuos, concretamente a los jóvenes. En resumen, el hombre debe empezar la tarea de reflexionar sobre la salud mental, pues aunque crea que es de poca importancia, está afectando a la sociedad en el crecimiento de los particulares.
El COVID 19 generó trastornos mentales en los jóvenes. Una de las
situaciones más difíciles para el hombre es acostumbrarse a un cambio que se dé sin aviso previo. Aunque es cierto que cada cuerpo reacciona distinto, todos los individuos se vieron afectados directa o indirectamente en su salud mental por causa del COVID, ya sea por un familiar, amigo o si mismo. Principalmente los jóvenes se sintieron abatidos por una ola de estrés constante por tener que posponer y hasta cancelar sus planes a largo y corto plazo. En un escrito presentado por la Organización Panamericana de la Salud (2020) manifiesta que el miedo de enfermarse se suma a el cambio en la vida cotidiana como medida para contener y frenar la propagación del virus. De la misma manera citando a Goldberg, Ramírez, Bosch y Liutsko (2020) quienes expresan que esta enfermedad ha sido causante de que la salud de las personas se vea afectada, desde sus objetivos hasta su estabilidad emocional. (p.1). De esta manera, podemos concluir que es necesario que el ser humano demuestre interés en la salud mental, así evitaremos una pandemia de trastornos mentales para los jóvenes.
Para comprender el tema que se expone, inicialmente se debe percibir la
palabra afectación. Esta proviene del latín affectatio, - onis, se define como la acción y resultado de afectar o de afectarse, en comprender en lo que no es o de fingir, en provocar una impresión en alguna persona principalmente de forma emocional. Influenciar en forma contraproducente y perjudicial. Mi texto se enlaza con este término debido al daño que provocó la pandemia del COVID 19 a la salud mental de los jóvenes. De este modo la importancia radica en la necesidad de mostrar la problemática que había sido poco estudiada a inicios de la pandemia, concretamente en la población juvenil, y ahora muestra que la comunidad no debió dejar de un lado este deterioro. En esta nueva realidad los jóvenes se han sentido nerviosos, deprimidos, inquietos, irritados y hasta llegaron a sentir rencor y rabia contra el virus. En resumen, la afectación provocada por el COVID, sabiendo ya su significado, nos muestra más a profundidad las partes y contextos de este.
MMC: Motivación y Mente Consciente: Un programa de 6 pasos enfocado a la apertura de la consciencia, al adiestramiento mental, a la productividad, a la plenitud y a la trascendencia