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NES
He sido dividido
por mis rutinas.
Poco a poco ellas también
toman la mitad de mí
que he dejado a su alcance.
En lo corpóreo se encarnan.
Temo mañana no encontrarme
en otro espejo que el alma.
La ausencia de inspiración
nos conduce al ocaso,
los días son exiguos
como los fulgores,
lo que resta es ruido que todo lo abarca.
En la noche no es posible
saber de dónde vienen
ni la obscuridad,
ni los estruendos,
de dónde vienen ni en dónde están.
Escapa.
Infinita.
Anhelo saber,
yo que siento, que pienso,
que amaré…
el desconocimiento,
el engaño y que seamos
otra cosa.
No tiene importancia.
Andar dos veces el mismo camino,
con cualquier cordura.
De forma.
Interrumpir el silencio
o mejor menguar.
Parece que mis intenciones
encierran tras de sí
un místico silencio
que me echa en cara la prerrogativa
de abrir la boca.
Dejar de expresar
lo que no corresponde.
Seguro de saber que lo que ha sido
no ha dejado
ni podrá ya jamás dejar de ser.
Quemarme de sí-mismo,
arrojado al temor.
Apaciguar el alma,
recibir calor.
Menguar.
Ser bienvenido por el mundo,
respetar la expresión de la montaña
en el deseo
Imaginarse lejanos,
en el letargo de quienes se devoran por dentro.
Fagocitarse y hacer
de la mierda savia de nuestras entrañas
un mundo nuevo.
Alguien indocto
de amores y esperanzas,
de solidaridad y hermanos,
indocto de pueblo y de respeto,
no sabe que al quemar un libro
mata una vida.
No lo sabrá nunca,
porque aunque alguna vez haya leído
sus letras de alta cultura
-mal por cierto, fiel tan sólo
a los profetas del odio-,
ha sido siempre incapaz
de leer la felicidad
en rostro ajeno.
Son, a la humanidad,
como agujeros negros a la materia.
Que todo lo pierden en sí
y tienen una masa tal
que frente a ellos cualquiera se pregunta
¿cómo vivir sin colapsar?
Si ni en este infierno,
somos mejores.
Para eso la razón,
para nada.
La tierra dice
“Vivirán a mi merced”
Sola se salva.
Que el lenguaraz
más hábil del pueblo no
traduce odios.
Que el tribunal
busca vengar al tiempo
lo saben ellos.
Escuchen también.
La hora de los pueblos.
Sus campanadas.
En el amor radica
la fuerza del idealismo.
Que no podrán detener.
Quizás ocurra
la liberación,
tenemos sin dudas
el corazón.
Paso ya el tiempo en que quisimos participar de la historia,
a condición de saber que su monumentalidad se cierne
sobre nuestra llana extensión.
Sabemos de no someternos,
sabemos de poner la otra mejilla,
más mejor sabemos de ser
en otres nosotres mismes.
Nube estelar
Aparté la mirada
Igneo temor
Tuya la luz
Obscura noche
Abrázame ignota
Tuyo siempre
Desconocerme
Acompasarte luna
Luz que decreces
Gente de tierra
teogonía vegetal
dobles seremos.
Decidido, trémulo
¿soy, realmente, hablado?
¡Válgame la escucha!
Sin decir, yo hablo.
Escuchá:
hubo quien murió
sin conocer el odio
¡Santo popular!
Rostro anónimo de nadie y de cualquiera.
El pibe de oro,
es la patria y tiene rostro
de puelche o de guaraní.
Guarda en un puño apretado
el tronado sin historia del malón
La piedra azúl.