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ISBN: 978-84-9714-044-7
Presentación.................................................................................................................. 7
Idoia Mamolar Sánchez
10. El humor a través de la literatura popular marroquí: los cuentos de Yuha.... 223
Leila Abu-Shams
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El camarote
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Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
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Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
El libro
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Los vídeos de las Jornadas se pueden ver a través de la Mediateca de la Universidad del
País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea: http://ehutb.ehu.es/es/serial/674.html (Fecha
de acceso: 17 de julio de 2013).
2
Las primeras Jornadas sobre el humor se celebraron los días 16 y 17 de octubre de 2007
en la Facultad de Letras de la Universidad del País Vasco en Vitoria-Gasteiz; las segundas,
del 20 al 22 de octubre de 2009. Las publicaciones respectivas que resultaron de ambas son
las dos siguientes: M.ª José García Soler (ed.) (2009): El humor (y los humores) en el mundo
antiguo, Amsterdam, Adolf M. Hakkert; ídem (2011): Expresiones del humor desde la An-
tigüedad hasta nuestros días, Vitoria-Gasteiz, Universidad del País Vasco/Euskal Herriko
Unibertsitatea, Anejos de Veleia.
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Afrodita, una comedia moderna que incorpora una tragedia griega, tal y
como se indica en el título mismo del trabajo. El interés se centra prin-
cipalmente en la lectura en clave de humor que el cineasta hace de la
antigua tragedia griega, logrando que ésta se transforme en comedia o
pierda al menos esa gravedad y ese sentido trascendente que la definen y
que son tan característicos del género. Cómo y con qué finalidad Woo-
dy Allen reinterpreta humorísticamente la tragedia clásica, constituye
el hilo conductor del trabajo. La autora analiza la inversión cómica de
la tragedia que se efectúa en Poderosa Afrodita y que atañe a aspectos
diversos típicos del género, desde los personajes y el coro, hasta conven-
ciones formales o de contenido, pasando por la escenografía o elementos
relacionados con la organización de la trama; respecto a éstos últimos,
se destaca la importancia que cobra en esta transformación cómica del
drama griego el final razonablemente feliz de la película, que se aleja del
desgraciado de Edipo Rey, la tragedia en la que de modo particular se
inspira Allen. Un cambio que la autora pone en relación con ese univer-
so sin Dios que el cineasta plantea repetidamente en sus películas.
«Una de romanos: la recepción de la Roma imperial a través del
humor» es el título de la contribución de Isidora Emborujo Salgado,
Profesora de Historia Antigua en la Universidad del País Vasco/Euskal
Herriko Unibertsitatea. La Profesora Emborujo estudia la recreación
burlesca de la Antigua Roma en el cine, el cómic, los chistes gráficos y
la publicidad. El análisis de los ejemplos seleccionados para cada una de
estas fuentes, se centra de modo especial en la utilización del anacronis-
mo como procedimiento cómico que actualiza el pasado y favorece que
el espectador moderno se identifique con él, lo que contribuye asimismo
a la difusión de las obras y por tanto al conocimiento de la Historia
Antigua por parte de los modernos receptores. Se estudian también los
elementos romanos más significativos que aparecen en este tipo de re-
creaciones y se insiste en la necesidad de contemplarlas con sus propios
parámetros, diferenciando entre lo que es estrictamente historia y lo que
es una pura invención cómica cuyo propósito primero –aunque no el
único necesariamente– es hacer reír. La autora apunta además el interés
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fisuras, el humor es poco humorístico –se nos dice–, pero aun así el Dr.
Marder concluye con una saludable invitación a practicarlo.
El trabajo último de esta sección, y también del libro, pone la mirada
de nuevo en el cine. «Humor en el cine español del franquismo. El cine
de Berlanga» analiza las tres mejores películas del director valenciano,
tres comedias corrosivas que son fundamentales para estudiar el cine
del franquismo y las características de este período histórico: Bienve-
nido, Mister Marshall (1952), Plácido (1961) y El verdugo (1963). Tres
clásicos también dentro de la historia del cine español de todos los tiem-
pos. Kepa Sojo Gil, Profesor de Historia del cine en la Universidad del
País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea y él mismo director de cine,
contempla cada una de ellas centrándose preferentemente en lo que es-
tas películas tienen de documento histórico, sazonado, por supuesto,
con la crítica mordaz y el humor que caracterizan toda la filmografía de
Berlanga. Asimismo se tratan aspectos técnicos y otros puntos relacio-
nados, por ejemplo, con el marco en que se realizan las películas, su re-
percusión o las influencias que reciben, lo que permite hacerse una idea
más certera de dichas películas así como apreciar más adecuadamente
las cualidades que las convierten en obras maestras. En lo que respecta
al humor, se anota en el trabajo la influencia del guionista Rafael Az-
cona, con quien Berlanga colaboró desde finales de los años cincuenta
hasta 1988. Como otras obras posteriores firmadas por ambos, Plácido
(1961) y El verdugo (1963) muestran un humor negro, esperpéntico y
corrosivo, que va más allá de la amabilidad de las películas previas del
director valenciano.
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Convocatoria 2011 de Ayudas para la realización de Acciones Complementarias, Sub-
programa de Acciones Complementarias a Proyectos de Investigación Fundamental no
orientada. Referencia de la Ayuda: FFI2011-13575-E.
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PARTE I
HUMOR, TRADICIÓN Y MUNDO CLÁSICO
1. Reírse cuando no hay motivo
de risa: la risa sardónica*
Fernando García Romero
(Universidad Complutense de Madrid)
Abstract: Starting from literary texts and from the informations we can
read in the erudite texts (paroemiographers, lexicographers and scholia), we
study the sense in which the proverbial expression «sardonic smile» is used
in ancient Greek and the reasons why the ancient Greeks called «sardonic»
the feigned laughter. The expression «sardonic smile» survives in the modern
languages culturally related to the Greco-Roman Antiquity.
*
Este trabajo está vinculado al Grupo de Investigación UCM 930235 «Fraseología y Pa-
remiología» (PAREFRAS) y ha sido realizado en el marco del Proyecto de Investigación
«Estrategias para aplicar las TIC al proceso de adquisición de la competencia paremio-
lógica en el marco de la enseñanza/aprendizaje de lenguas» (FF2011-24962, 2012-2014).
1
Véase al respecto Labarrière, J. L. (2000): «Comment et pourquoi la célèbre formule
d’Aristote: “Le rire est le propre de l’homme”, se trouve-t-elle dans un traité de physiologie
(Parties des Animaux, III, 10, 673 a 8)?», en Desclos: 181-189.
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hasta qué punto será todavía más característico si cabe del ser humano
el uso «racional» y controlado de ese impulso que es la risa, es decir,
el reírse cuando no hay motivo de risa. Para designar esa risa que no
responde a un motivo alegre y que puede expresar una variada gama de
sentimientos e intenciones (malicia, amargura, ironía, sarcasmo, etc.), los
antiguos griegos acuñaron la expresión «risa sardónica» (o, más bien,
«risa sardánica»), que luego adoptaron los latinos y que todavía hoy
seguimos utilizando en muchísimas lenguas más o menos en el mismo
sentido2. Efectivamente, María Moliner, en su monumental Diccionario
de uso del español, define la «risa sardonia o sardónica» como «cual-
quier risa, maligna, amarga, irónica o sarcástica, que no revela alegría o
regocijo». No obstante, debemos advertir que en las lenguas modernas
hemos heredado la expresión griega bajo la forma «risa sardónica»; pero,
como comentaremos más adelante, la forma original griega es proba-
blemente «risa sardánica» (σαρδάνιος γέλως), que habría sido sustituida
posteriormente por la forma σαρδόνιος γέλως por las razones que luego
expondremos. De hecho, con mucha frecuencia la tradición manuscrita
de los textos griegos en los que se documenta la expresión vacila entre
leer σαρδάνιος, σαρδόνιος o σαρδώνιος3.
Qué expresaba en la antigua Grecia la «risa sardónica» y por qué
los griegos antiguos llamaron a la risa fingida «sardónica» (o, más
2
La expresión se recoge, por supuesto, en los Adagia de Erasmo y, a partir de ahí, en
infinidad de refraneros posteriores. En la tradición española véanse, por ejemplo, los rena-
centistas Adagia Hispanica in Romanum sermonem conversa de Juan Lorenzo Palmireno,
en Gallego Barnés, A. (2004): Los “Refraneros” de Juan Lorenzo Palmireno. Estudio de sus
fuentes paremiológicas, Madrid-Alcañiz, 228 n.º 239; y Caro y Cejudo, J.M. (1792): Refra-
nes y modos de hablar castellanos, con los latinos que les corresponden, Madrid, 42: «sar-
donia es una yerba, que hace reír al que la come, y con aquella risa se queda muerto». La
«risa sardónica» es, generalmente, una risa voluntaria, pero la expresión es usada también
en medicina (cf. ya, en la Grecia antigua, Paulo de Egina, Compendio de medicina 3.20.1),
a partir de las explicaciones que sobre su origen daban ya los antiguos, para designar una
risa absolutamente forzada e involuntaria, indicando «la contracción de los labios por los
espasmos de los músculos masticadores a causa de la infección mortal del tétanos, o tam-
bién la risa convulsa provocada por la ingestión de sustancias tóxicas» (Ribichini 2003: 5).
3
Para simplificar, nosotros traduciremos siempre «risa sardónica» y ésa será también la
forma que utilicemos regularmente en el curso de esta exposición.
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1. Reírse cuando no hay motivo de risa: la risa sardónica
4
«Así dijo, y arrojó una pierna de buey con su gruesa mano, cogiéndola de una cesta donde
se encontraba. Pero la esquivó Ulises agachando un poco la cabeza, y sonrió para sí, con
sonrisa muy sardónica; y la pierna golpeó el bien construido muro».
5
A la «risa sardónica» de Ulises se refiere Dión Crisóstomo, Discursos, 80.11.3.
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Miralles 1987: 34.
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«Así dijo Telémaco, y a los pretendientes Palas Atenea suscitó incontrolable risa, y les
transtornó el juicio; y ya reían como si sus mandíbulas no fueran suyas…».
8
Cf. Wunderer 1898: 69.
9
«A Tito Flaminio no le desagradaba escuchar a Filipo burlarse así. Pero como no quería
dar a los demás esa impresión, le siguió la broma a Filipo diciendo: “Con razón, Filipo,
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1. Reírse cuando no hay motivo de risa: la risa sardónica
estás solo ahora; porque has matado a los amigos que te hubieran dado los mejores conse-
jos, a todos”. El rey de Macedonia sonrió por lo bajo sardónicamente y calló».
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«En el jardín manténte bien lejos del guardián. Tú que pasas junto a mí, tal cual me ves,
hecho de madera de higuera, sin haber sido trabajado con el escoplo ni por el minio, sino
por la lima pastoril autodidacta… Ríete de mí inútilmente, pero cuídate de no dañar las
posesiones de Eucles, no sea que tu risa sea sardónica».
11
«Soltó una carcajada muy sardónica y dijo: “¡Heracles! Ésta es la famosa y acostumbrada
ironía de Sócrates”». A la risa sardónica de Trasímaco se refiere el bizantino Miguel Pselo
en Teologica 54.140. Véanse también los escolios de Tzetzes a Hes. Op. 56, y Nicéforo
Gregorás, Historia Romana 2.957.
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«Damis, con su risa sardónica, aún ponía más excitado a Timocles».
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«Y cuando vio al dios de las vides junto a sus puertas, se rió sardónicamente, y con ánimo
injurioso le dirigió al caudillo de las Bacantes estas palabras llenas de amenazas sin tregua».
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«Pues bien, mira entonces al ateo dirigiendo una risa loca y sardónica a quienes llevan a
cabo esos ritos».
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«Al llegar al lugar en que se bifurcaba una encrucijada de tres caminos, los enemigos nos
capturaron cuando regresaban. Inmediatamente reconocieron a los desdichados prisione-
ros a la luz de la luna y, corriendo hacia mí, me sujetaron y dijeron: “Hermosa y noble
doncella, ¿a dónde vas a deshora, desgraciada? ¿No tienes miedo de los fantasmas? Ven
aquí a nosotros, que vamos a ser nosotros quienes te devolvamos a tus parientes” (y lo
decían riendo sardónicamente)».
16
«Pero si existe también una risa sardónica del alma, consiste en esas acciones a que nos
vemos obligados y esas risas mezcladas con lágrimas».
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«No lloréis de un modo a uno y de otro modo a otro, hombres crueles, sino reíd; reiréis
con sonrisa sardónica cuando llegue eso, es decir, la terrible y repentina agua de Dios». Cf.
Gregorio de Nacianzo, Carmina Moralia 670.10: καὶ γελόω μόρον αἰνὸν ἐνὶ σπλάγχνοισιν
ἐμοῖσι, / σαρδάνιον, κακόχαρτον, ἐπεὶ καὶ τερπνὸς ὄλεθρος.
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Amarga es también la «risa sardónica» que ríen los enemigos del po-
lítico revolucionario romano del siglo ii a. C. Cayo Sempronio Graco en
un texto de Plutarco; nos cuenta Plutarco (Vida de los Gracos 12.8) que
Cayo Graco, cuando sus enemigos se reían de su derrota política, les res-
pondió que la suya iba a ser una «risa sardónica» (o sea, amarga) «porque
no se daban cuenta de cuán grandes eran las tinieblas en las que los ha-
bían sumido las medidas políticas que él había tomado» (… ὡς σαρδόνιον
18
Sobre la interpretación del epigrama, véase Miralles 1987: 35-36, y von Prittwitz-Gaffron
1912: 30-31.
19
«Sí, por Afrodita, voy, Eros, a prender fuego y a quemar todas tus cosas,
tu arco y el carcaj escita donde guardas tus flechas.
Los voy a quemar, sí. ¿Por qué te ríes sin motivo y resoplas arrugando
tu nariz chata? Pronto tu risa será sardónica.
Pues, te lo juro, voy a cortarte tus alas veloces que encaminan a la pasión
y a aprisionar tus pies con trabas de bronce.
Pero vamos a obtener una victoria pírrica si a ti como habitante
de mi alma voy a uncirte, lince en el aprisco.
Vete, entonces, duro vencedor; coge además tus ligeras sandalias
y despliega tus rápidas alas en pos de otros».
20
«Y sonriendo sardónicamente [es decir, amargamente] dijo palabras sombrías: “Tales
son las hazañas de los nuevos señores del Olimpo, de esta forma disparan sus dardos los
bastardos de Zeus. De Sémele Zeus engendró a un niño para que matara a todos los dulces
e inofensivos indios”…».
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1. Reírse cuando no hay motivo de risa: la risa sardónica
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Dioscórides describe con pormenor las características y efectos de la planta que deno-
mina βατράχιον o σέλινον ἄγριον (ranúnculo o apio silvestre) y menciona una variante que
abunda en Cerdeña (cf. también Contra los venenos 14).
37
huic incommodo accedit et herba Sardonia, quae in defluviis fontaneis provenit…; ea
si edulio fuerit noscientibus, nervos contrahit, diducit rictu ora, ut qui mortem oppetunt
intereant facie ridentium («A esta desgracia se suma además la planta sardónica, que crece
en los derrames de las fuentes… Esta planta, cuando sirve de alimento a alguien que no la
conoce, contrae los nervios, desencaja el rostro por las comisuras de la boca, de manera
que quienes afrontan la muerte perecen con una mueca de risa»). La fuente de Solino es Sa-
lustio (Maurenbrecher recoge herba Sardonia, nervos contrahit e intereant facie ridentium
como parte del fr. II 10 de las Historias de Salustio).
38
ἐνθάδ᾿ ἐγὼ Σοφοκλῆς στυγερὸν δόμον ῎Αϊδος ἔσβην / κάμμορος, εἴδατι Σαρδώῳ σελίνοιο
γελάσκων. / ὣς μὲν ἐγών, ἕτεροι δ᾿ ἄλλως· πάντες δέ τε πάντως («Aquí yo, Sófocles, he entra-
do en la aborrecible mansión de Hades, desdichado de mí, pues he comido apio y río a la
manera de Cerdeña. De este modo me ha ocurrido a mí y a otros de otra manera; a todos
nos ocurre de todos modos»).
39
τὴν γοῦν βοτάνην ἀκηκόατε τὴν σαρδόνιον καλουμένην, ἣ γέλωτα μὲν ποιεῖ, χαλεπὸν δὲ
τοῦτον καὶ ἐπ᾿ ὀλέθρῳ («En todo caso, habéis oído hablar de la planta llamada sardónica, la
cual produce risa, pero amarga y que lleva a la ruina»).
40
πλὴν δὲ ἢ βοτάνης μιᾶς καθαρεύει καὶ ἀπὸ φαρμάκων ἡ νῆσος, ἃ ἐργάζεται θάνατον. ἡ πόα
δὲ ἡ ὀλέθριος σελίνῳ μέν ἐστιν ἐμφερής, τοῖς φαγοῦσι δὲ γελῶσιν ἐπιγίνεσθαι τὴν τελευτὴν
λέγουσιν. καὶ τούτῳ δὲ Ὅμηρός τε καὶ οἱ ἔπειτα ἄνθρωποι τὸν ἐπὶ οὐδενὶ ὑγιεῖ Σαρδάνιον
γέλωτα ὀνομάζουσι. φύεται δὲ μάλιστα ἡ πόα περὶ τὰς πηγάς, οὐ μέντοι μεταδίδωσί γε καὶ τῷ
ὕδατι τοῦ ἰοῦ («Con excepción de una planta, la isla está también limpia de venenos que
provoquen la muerte. Esta hierba mortal es parecida al apio, y dicen que los que la comen
mueren riendo. Ésta es la razón por la que Homero y los que vinieron después llaman a la
risa que es muy insana “risa sardónica”. La hierba crece sobre todo alrededor de las fuen-
tes, pero el veneno no pasa al agua»).
41
ἐνταῦθα φύεσθαι ξυμβαίνει πόαν ἧς δὴ ἀπογευομένοις ἀνθρώποις αὐτίκα σπασμὸς θανάσιμος
ἐπιγίνεται, οἳ δὴ τελευτῶσιν οὐ πολλῷ ὕστερον, γελῶτα γελᾶν ἀπὸ τοῦ σπασμοῦ δοκοῦντές
τινα, ὅνπερ ὁμωνύμως τῇ χώρᾳ Σαρδώνιον καλοῦσιν («Allí [en Cerdeña] sucede que crece
una hierba que provoca un espasmo mortal a quienes la prueban, nada más hacerlo, y
mueren no mucho después, dando la impresión, a consecuencia del espasmo, de que están
riendo; por eso llaman a esa risa “sardónica”, dándole el mismo nombre que el país»).
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«Es ibérica también la costumbre de llevar encima un veneno, que obtienen de una planta
parecida al apio, indoloro, para tenerlo a su disposición en situaciones indeseables».
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Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
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immo ego Sardoniis videar tibi amargor herbis («Bien, pues yo, así te parezca más amar-
go que las plantas sardas…»): in Sardinia enim nascitur quaedam herba, ut Sallustius dicit,
apiastri similis. Haec comesa ora hominum rictus dolore contrahit et quasi ridens interimit
(«En Cerdeña, en efecto, nace una cierta planta, como dice Salustio, semejante al apiastro.
Cuando se come, un espasmo de dolor hace que se contraiga la boca de un hombre y pro-
voca que muera como si estuviera riendo»).
44
venenum quoque ibi non nascitur, nisi herba per scriptores plurimus et poetas memorata,
apiastro similis, quae hominibus rictus contrahit et quasi ridentes interimit («Tampoco nace
allí [en Cerdeña] veneno alguno, si exceptuamos una hierba mencionada por numerosos
escritores y poetas y semejante al apio, que contrae el rictus de las personas y las mata, con
un gesto como si estuvieran riendo»). La fuente de Isidoro es, como para Solino y Servio, las
Historias de Salustio (Maurenbrecher identifica como parte del fr. II 10 apiastro… interimit).
45
Sobre la «hierba de Cerdeña», véanse Cadoni 1992; Paulis 1993; Ribichini 2003: 19 ss.
46
Podría ser un erudito desconocido de época helenística. Pero cabe también la posibilidad
de que, como ocurre en otras ocasiones en el corpus de proverbios griegos, el texto que ha
40
1. Reírse cuando no hay motivo de risa: la risa sardónica
decía que «los que habitaban Cerdeña, que eran colonos de los carta-
gineses, ofrecían en sacrificio a su Crono, mientras se reían y abraza-
ban los unos a los otros, a los que habían superado los 70 años. Porque
consideraban vergonzoso llorar y entonar lamentos fúnebres. Por eso se
llamó “sardónica” a la risa fingida».
b) Una explicación diferente se deduce de un fragmento del historia-
dor grecosiciliano de los siglos iv-iii a. C. Timeo de Tauromenio (566
fr.64 Jacoby), quien afirmaba por lo visto (Zenobius Vulgatus, escolios a
Platón)47 que quienes reían fingidamente no eran los matadores, sino los
matados: «Estos, después de colocar en pie a sus padres ante los hoyos
en los que van a ser arrojados, los golpean con palos y los tiran abajo.
Y ellos, mientras reciben la muerte, ríen a causa del injusto trato que les
dan sus hijos y la gloria de morir de manera feliz y hermosa». Esta última
frase se entiende quizá mejor en la versión de los escolios a la Odisea,
donde leemos que los septuagenarios fingen reír porque «mientras son
sacrificados, les parece que es vergonzoso y cobarde llorar y que, en
cambio, abrazarse y reír es cosa viril y hermosa»; los escolios, al igual
que Suda y Focio, citan como fuente al historiador ateniense Demón48
(327 fr.18 Jacoby), contemporáneo de Timeo. Ribichini49 considera que
Demón pudo haber combinado sin mucho rigor crítico las noticias que
habría leído en Clitarco y en Timeo sobre, por un lado, la inmolación
de víctimas humanas al dios púnico y, por otro, la costumbre sarda de
la muerte de los ancianos50 y así habría llegado a la conclusión de que la
«risa sardónica» habría tenido su origen en los sacrificios de ancianos
llegado hasta nosotros sea el resultado de un mal resumen de una glosa más larga, en la
que se diría que la expresión proverbial estaba documentada en el poeta trágico Esquilo
y que algún erudito la comentaba en una obra titulada Sobre proverbios (luego se habría
resumido mal y el nombre de Esquilo habría quedado unido al tratado Sobre proverbios).
Radt recoge el pasaje como fragmentum dubium 455 de Esquilo el trágico.
47
La misma explicación se recoge igualmente en los escolios de Tzetzes a Hes. Op. 59 bis.
48
Demón fue autor de un muy extenso tratado Sobre proverbios, habitualmente censurado
por los eruditos antiguos por su falta de rigor crítico.
49
Ribichini 2003: 68-69.
50
Ribichini sostiene que probablemente debamos remontar esa costumbre a los pueblos
indígenas de Cerdeña y conceder poca credibilidad a la noticia que la atribuye a los colo-
nos cartagineses.
41
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
51
«Los cartagineses después de la victoria sacrificaron a los más hermosos de los prisione-
ros de guerra de noche como acción de gracias a los dioses».
42
1. Reírse cuando no hay motivo de risa: la risa sardónica
43
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
recoge una tradición según la cual la hierba habría sido utilizada de ma-
nera cruel por uno de los prototipos del salvajismo en el mundo antiguo,
Tarquinio el Soberbio, el último rey de Roma (534-510 a. C.): ὅπως δὲ μὴ
μαλάττοιτο τοῖς αἰκισμοῖς τῶν τιμωρουμένων, βοτάνην αὐτοῖς ἐπεδίδου ἣ
γέλωτα ἐνεποίει παρὰ σκοπὸν τοῖς πάσχουσι· γίνεται δὲ καὶ νῦν ἐπὶ Σαρδοῦς
τῆς νήσου ἡ τοιαύτη βοτάνη, ὅθεν καὶ Σαρδόνιον γέλωτά φασιν54.
Por lo demás, por lo que respecta a las demás indicaciones que ha-
cen nuestras fuentes, la muerte de ancianos al llegar a cierta edad es una
práctica bien documentada en pueblos de muy diversos lugares55. A la
existencia de esta costumbre entre los habitantes de Cerdeña se refiere
también Claudio Eliano en sus Misceláneas históricas 4.1, aunque no la
pone en relación con la risa sardónica (en todo caso, la fuente de la no-
ticia puede ser igualmente el propio Timeo): νόμος ἐστι Σαρδῷος, τοὺς
ἤδη γεγηρακότας τῶν πατέρων οἱ παῖδες ῥοπάλοις τύπτοντες ἀνῄρουν καὶ
ἔθαπτον, αἰσχρὸν ἡγούμενοι τὸν λίαν ὑπέργηρων ὄντα ζῆν ἔτι, ὡς πολλὰ
ἁμαρτάνοντος τοῦ σώματος τοῦ διὰ τὸ γῆρας πεπονηκότος56. Eliano (ibi-
dem 3.37) y Estrabón (10.5.6) citan también una costumbre similar en la
isla de Ceos, donde se supone que quienes llegaban a muy viejos (a los
60 años precisa Estrabón) simulaban que se invitaban unos a otros a una
fiesta y allí bebían la cicuta, para no obligar a la ciudad a mantener a per-
sonas que ya no podían ser útiles a la comunidad. Y Estrabón (11.11.8)
añade un caso más entre los derbices de Persia, que daban muerte a quie-
nes sobrepasaban los setenta años, cuya carne era consumida por los
parientes más cercanos, y ya Heródoto cita prácticas semejantes entre
los nómadas masagetas (1.216) y padeos de la India (3.99).
54
«Para no verse afectado por los insultos de quienes eran sometidos a los castigos que
imponía, les daba una hierba que infundía risa a los que estaban sufriendo contra su vo-
luntad; aún hoy día crece en la isla de Cerdeña tal hierba, de donde dicen que proviene la
“risa sardónica”».
55
Cf. Bühler 2003: 193 ss., quien remite a Coty 1934, y a Paudler 1936.
56
«Era una costumbre de Cerdeña que a los padres que habían llegado ya a la vejez sus hi-
jos los golpearan con palos, los mataran y les rindieran honras fúnebres, porque pensaban
que era vergonzoso que continuara viviendo quien era en exceso viejo, por tener su cuerpo
muchos fallos al sufrir los achaques de la vejez».
44
1. Reírse cuando no hay motivo de risa: la risa sardónica
57
Miralles 1987: 42: «Les morts, les victims deviennent une sorte de φάρμακον: des victims
propitiatoires dont le sourire ou rire sardonique –une grimace forcée, faire semblant de
rire– signifie la connivance avec le bourreau, avec la société qui les offre en sacrifice ou en
accepte le sacrifice; dans le cas des enfants, embrasés dans les bras du dieu (les hommes s’en
lavent les mains) le feu obtient le sourire de la victime par un procédé qui est l’image des
liens indisolubles de la douleur et du rire». Cf. también Arnould 1990: 226-227, que se basa
para su exposición en las consideraciones de S. Reinach sobre la «risa ritual».
58
Miralles 1987: 39, precisa que «mouraient joyeux et riants parce qu’ils savaient, vraisem-
blablement, que leur vie allait recommencer dans l’autre sens».
45
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
59
Sobre la superstición 13 (sacrificios de los cartagineses a Baal): εἰδότες καὶ γιγνώσκοντες
αὐτοὶ τὰ αὑτῶν τέκνα καθιέρευον, οἱ δ᾿ ἄτεκνοι παρὰ τῶν πενήτων ὠνούμενοι παιδία καθάπερ
ἄρνας ἢ νεοσσούς, παρειστήκει δ᾿ ἡ μήτηρ ἄτεγκτος καὶ ἀστένακτος· εἰ δὲ στενάξειεν ἢ
δακρύσειεν, ἔδει τῆς τιμῆς στέρεσθαι, τὸ δὲ παιδίον οὐδὲν ἧττον ἐθύετο· κρότου τε κατεπίμπλατο
πάντα πρὸ τοῦ ἀγάλματος ἐπαυλούντων καὶ τυμπανιζόντων ἕνεκα τοῦ μὴ γενέσθαι τὴν βόησιν
ἐξάκουστον («Ellos, con plena consciencia y conocimiento, sacrificaban a sus propios hijos,
y quienes no tenían hijos los compraban a los pobres como si fueran corderos o polluelos.
Sus madres estaban a su lado en pie, sin llorar ni lamentarse; y si se lamentaban o derrama-
ban lagrimas, debían perder el dinero y no por ello los niños dejaban en absoluto de ser sa-
crificados. Y todo se llenaba completamente del ruido producido por quienes, delante de la
imagen, tocaban la flauta y golpeaban los tambores, para que no se escucharan los gritos»).
60
Garnand, Moscati 1990 y 1991, Ribichini 1987, 1990 y 2003: 41 ss.
61
Cf. Ribichini 2003: 59 ss.; para las versiones cinematográficas, Solomon 2002.
46
1. Reírse cuando no hay motivo de risa: la risa sardónica
Es una novela de acción, sangre y violencia, protagonizada por Salambó, hija de Amílcar
62
Barca. Ha sido llevada al cine en 1914 y, en versión que más valdría olvidar, en 1959.
47
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
48
1. Reírse cuando no hay motivo de risa: la risa sardónica
49
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
50
1. Reírse cuando no hay motivo de risa: la risa sardónica
- Escolios a Platón, República I 337a. παροιμία ἐπὶ τῶν ἐπ᾿ ὀλέθρῳ σφῶν
αὐτῶν γελώντων. οἱ γὰρ τὴν Σαρδὼ κατοικοῦντες, ὥς φησι Τίμαιος [566
fr.64 Jacoby], ἐπειδὰν αὐτοῖς ἀπογηράσωσιν οἱ γονεῖς καὶ νομίσωσιν ἱκανὸν
βεβιωκέναι χρόνον, ἄγουσιν αὐτοὺς ἐπὶ τὸν τόπον, ἐν ᾧ μέλλουσι θάψαι,
κἀκεῖ λάκκους ὀρύξαντες ἐπ᾿ ἀκρῶν χειλῶν τοὺς μέλλοντας ἀποθνήσκειν
καθίζουσιν, ἔπειτα ἕκαστος αὐτῶν σχίζαν ἔχων τύπτει τὸν ἑαυτοῦ πατέρα
καὶ εἰς τοὺς λάκκους περιωθεῖ· τοὺς δὲ πρεσβύτας χαίροντας ἐπὶ τὸν θάνατον
παραγίνεσθαι ὡς εὐδαίμονας καὶ μετὰ γέλωτος καὶ εὐθυμίας ἀπόλλυσθαι.
ἐπεὶ οὖν γελᾶν μὲν συνέβαινεν, οὐ πάνυ δὲ ὁ γέλως ἐπ᾿ ἀγαθῷ τινι ἐγίνετο,
παρὰ τοῖς Ἕλλησιν τὴν προκειμένην ῥηθῆναι παροιμίαν. Κλείταρχος δέ φησι
[137 fr.9 Jacoby] τοὺς Φοίνικας, καὶ μάλιστα Καρχηδονίους, τὸν Κρόνον
τιμῶντας, ἐπάν τινος μεγάλου κατατυχεῖν σπεύδωσιν, εὔχεσθαι καθ᾿ ἑνὸς
τῶν παίδων, εἰ περιγένοιντο τῶν ἐπιθυμηθέντων, καθαγιεῖν αὐτὸν τῷ θεῷ.
τοῦ δὲ Κρόνου χαλκοῦ παρ᾿ αὐτοῖς ἑστῶτος τὰς χεῖρας ὑπτίας ἐκτετακότος
ὑπὲρ κριβάνου χαλκοῦ, τοῦτον ἐκκαίειν τὸ παιδίον. τῆς δὲ φλογὸς τοῦ
ἐκκειμένου πρὸς τὸ σῶμα σεσηρὸς φαίνεσθαι τοῖς γελῶσι παραπλησίως,
ἕως ἂν συσπασθὲν εἰς τὸν κρίβανον παρολίσθῃ. τὸν οὖν σεσηρότα γέλωτα
σαρδάνιον ἐντεῦθεν λέγεσθαι, ἐπεὶ γελῶντες ἀποθνήσκουσιν· σαίρειν
δέ ἐστι τὸ διέλκειν τὸ στόμα καὶ χαίνειν. Σιμωνίδης [fr.568 Page] δὲ ἀπὸ
Τάλω τοῦ χαλκοῦ, ὃν Ἥφαιστος ἐδημιούργησε Μίνῳ φύλακα τῆς νήσου
ποιήσασθαι, ἔμψυχον ὄν, τοὺς πελάζοντάς φησι κατακαῖον ἀνῄρει· ὅθεν ἀπὸ
τοῦ σεσηρέναι διὰ τὴν φλόγα τὸν σαρδάνιόν φησι λεχθῆναι γέλωτα. ὁμοίως
καὶ Σοφοκλῆς ἐν Δαιδάλῳ [fr.160 Radt]. ἤκουσα δέ, φησὶν ὁ Ταρραῖος,
ἐγχωρίων λεγόντων ὅτι ἐν Σαρδόνι γίγνοιτο βοτάνη σελίνῳ παραπλήσιος,
ἧς οἱ γευσάμενοι δοκοῦσι μὲν γέλωτι, σπασμῷ δὲ ἀποθνήσκουσιν· οὕτω δὲ
Σαρδόνιος ἂν λέγοιτο, καὶ οὐ Σαρδάνιος. μήποτε οὖν τὸ Ὁμηρικόν, ὅθεν καὶ
51
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
ἡ παροιμία ἴσως ἐρρύη, “μείδησε δὲ θυμῷ / σαρδάνιον μάλα τοῖον”· τὸν ἀπ᾿
αὐτῶν τῶν χειλέων γέλωτα καὶ μέχρι τοῦ σεσηρέναι γινόμενον σημαίνει.
52
1. Reírse cuando no hay motivo de risa: la risa sardónica
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53
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
54
2. La imagen del atleta en la
comedia griega*
María José García Soler
(Universidad del País Vasco /
Euskal Herriko Unibertsitatea)
Abstract: The most known image of the athlete in the Greek literature has
much to do with the highly positive valuation reflected in the epinikian odes
in honour of the victors of the great competitions of antiquity. However, it
begins to appear in parallel, especially in comedy, a burlesque image of this
figure, characterized by its large appetite and its limited intellect. This, we can
deduce from the fragmentary preserved testimonies, probably was very close
to the category of comical type.
55
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
56
2. La imagen del atleta en la comedia griega
3
Angeli Bernardini 1980: 92-106.
57
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
Quizá por este hecho de constituir una categoría con un especial re-
lieve dentro de la comunidad es por lo que el atleta, en particular el espe-
cializado en deportes de combate, como la lucha y el pancracio, entró en
la comedia como un personaje burlesco, en el que se exageraban algunas
de sus características reales, como su alimentación peculiar, asociada a su
preparación física (transformada cómicamente en un apetito pantagrué-
lico), y se introducen otras nuevas, como su escaso intelecto e incluso
cierta tendencia al parasitismo, como parodia de los honores que se les
otorgaban por sus victorias, en particular comer a expensas públicas en
el pritaneo. No contamos con ejemplos seguros de esta figura, que no
aparece como personaje en comedias griegas ni latinas que conozcamos
más o menos completas, pero su presencia en este género sin duda debió
de ser bastante más amplia de lo que reflejan los testimonios conserva-
dos. De hecho, tenemos noticias seguras de once obras, sobre todo en la
Comedia Media y Nueva, con títulos basados en especialidades deporti-
vas, y conservamos algunos fragmentos –siempre menos de los que nos
gustaría tener–, que permiten hacerse una idea aproximada de los rasgos
que lo caracterizaban.
Además es posible recurrir a una vía indirecta mejor documentada, a
través del tratamiento de la figura de Heracles, que ocupa una posición
destacada en el drama satírico y la comedia. Este héroe, por sus especia-
les características, quedó en el mito, la literatura, las artes visuales y en
general en el imaginario colectivo como el modelo ideal para los atletas,
en particular para los que practicaban deportes de combate, por sus ras-
gos físicos –su fuerza– y morales –su abnegación y sacrificio para llevar
adelante las empresas que se le encomendaban–. Pero también fue, junto
4
Paus. VI 13, 1 (que señala el hecho, pero no especifica los años).
58
2. La imagen del atleta en la comedia griega
59
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
6
Una forma deportiva brutal de combate físico que gozaba de mucha consideración en
la antigua Grecia, combinando rasgos de la lucha y el boxeo (Plut. Mor. 638d). Estaba
permitido dar patadas y estrangular al adversario y la victoria la obtenía aquél que lograba
someter completamente al rival.
60
2. La imagen del atleta en la comedia griega
61
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
no son extraños para referirse a los grandes comedores, en particular a los parásitos, porque
sus efectos resultaban igualmente devastadores para las mesas sobre las que abatían sus
mandíbulas estos individuos. Cf. Theophil. fr. 3 K.-A.; Alex. fr. 183 K-A.; Anaxil. fr. 3 K.-
A.; Antiph. fr. 193, 4 K.-A. Esta comparación era sin duda un lugar común, puesto que tam-
bién se encuentra en Alexis, fr. 47 K.-A. y Timocles, fr. 4, 8-10 K.-A. para hacer referencia
al efecto que tiene el paso de algunos amantes del pescado por el mercado. Sobre la posible
relación entre el tipo del parásito y el atleta en la comedia véase Bruzzese 2004: 158-170.
12
«Y, por cierto, creo que he tenido un sueño que presagia la victoria. B.– Cuéntalo.
A.– Prestadme entonces atención: me parecía que estaba en el estadio, y que uno de los
62
2. La imagen del atleta en la comedia griega
63
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
Este repaso por los testimonios directos conservados deja una doble
sensación. Por un lado, un cierto desconsuelo por los pocos fragmentos
que realmente pueden aportar información sobre la caracterización del
atleta; por otro lado, el convencimiento de que el número no desprecia-
ble de obras con títulos relacionados con el deporte, acumuladas en un
solo siglo, debe reflejar una importancia de esta temática en la comedia
y un interés del público mayores de lo que indica la escasez de los frag-
mentos con los que contamos.
G. W. Arnott18 opina que probablemente no es una coincidencia el
hecho de que en el siglo iv a. C. se diera también la culminación del pro-
ceso que condujo a la profesionalización de los atletas y la especializa-
ción deportiva. No es un fenómeno nuevo, puesto que parece que desde
el siglo vi a. C. empezó a haber deportistas más o menos profesionales,
pero en este momento alcanza unas mayores proporciones, por las dos
circunstancias antes mencionadas, el nacimiento de lugares públicos para
la práctica del deporte y la consolidación de las grandes competiciones19.
Otra coincidencia es que parece que fue en este mismo siglo cuando
se convirtieron en un tópico las críticas por la escasa utilidad de las ac-
tividades de los atletas para nada realmente importante y por sus defec-
tos, en particular su glotonería, que fue ridiculizada. Tampoco podemos
afirmar que esto fuera una novedad, puesto que críticas de este tipo em-
piezan en Tirteo y Jenófanes, en época arcaica, y aumentan en los auto-
res del siglo v, como Hipócrates o Eurípides20. El cambio está en que sus
líneas generales en cierto modo se codifican. Por otra parte, en una época
en la que, a juzgar por los títulos y los fragmentos conservados, se prestó
gran atención a los tipos derivados de caracteres y profesiones, espe-
cialmente los que ofrecían un margen mayor para la caricatura por su
exhuberancia, como los cocineros, los soldados, los parásitos y similares,
también el atleta cumplía perfectamente los requisitos para ser incluido
18
Arnott 1996: 106
19
Gardiner 1930: 99-116. Iacovelli-Spinapolice 1990: 246. Pleket 1975: 72, 81-82 y 1988:
39-43.
20
Cf. Angeli Bernardini 1980: 84-92; Visa-Ondarçuhu 1999: 215-239; García González
2008; Harris 2009; García Soler 2010.
64
2. La imagen del atleta en la comedia griega
65
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
23
V. 567, Pax 739-743, Lys. 928, Ra. 62-65, 549-576, Av. 567, 1583-1590, 1601-1603, fr. 284
K.-A. Cf. Pappas 1991: 257-268; Mastromarco 1994: 163-164.
24
Cratin. fr. 346 K.-A. Phryn. Com. fr. 24 K.-A. Alex. fr. 140 K.-A. Antiph. frr. 174-176
K.-A. Eub. fr. 6 K.-A. Stratt. fr. 12 K.-A. Archipp. fr. 10 K.-A. Cf. Ath. X 411a-412b, XII
512e-f. Sobre la figura de Heracles tragón en la comedia véanse Galinsky 1972: 81-100;
Wilkins 2000: 94; García Soler 2006: 46-47; Olson 2007: 40-41, 265-266.
25
«Pancr.– De carne cocida casi tres minas. B.– Di más. P.– Morro, jamón, cuatro manos
de cerdo. B.– ¡Heracles! P.– Tres pies de vaca. Una gallina. B.– ¡Apolo! Di lo otro. P.– Dos
minas de higos. B.– ¿Y cuánto has bebido? P.– Doce cotilas de vino puro. B.– ¡Por Apolo,
Horus y Sabacio!»
66
2. La imagen del atleta en la comedia griega
26
Paus. VI 7, 10. Porph. Abst. I 26, 2. D.L. VIII 12. Plin. XXIII 121-122. Ruf. ap. Orib. I
40. Cf. Reisch 1894: 2058-2059; Zerbini 2001: 25.
27
Así lo ponen de manifiesto los lexicógrafos, que limitan el uso de esta palabra así como el
de sus derivados y otras expresiones de sentido similar sólo al ámbito deportivo. Poll. III
153. Hsch. α 4236. Cf. Reisch 1894: 2058-2059; Visa-Ondarçuhu 1992: 277.
28
Achae. TGFr 20 F 3.
29
Cf. Posidipp.Epigr. 14 Fernández Galiano.
67
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
30
Arist. EN 1106b 3 y fr. 520 Rose. Str. VI 1, 12. Paus. VI 14, 5-7. Cf. Vanoyeke 20042:
81-82.
68
2. La imagen del atleta en la comedia griega
31
Angeli Bernardini 1980: 91-92. Angiò 1992: 83-94. Visa-Ondarçuhu 1999: 239-243.
Harris 2009: 163-166. García Soler 2010.
32
Nieto Ibáñez 2003: 154-156.
33
«En Pisa “obtuve” una oreja, en Platea un ojo, en Delfos me sacaron medio muerto...»
69
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
Bibliografía
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2. La imagen del atleta en la comedia griega
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71
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
72
3. Algunas observaciones
sobre el humor de Luciano
Orestis Karavas
(Universidad del Peloponeso)
ἀεὶ φιλοσκώμμων σύ γε
Luc., Tim. 46
73
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
74
3. Algunas observaciones sobre el humor de Luciano
7
Korus 1982: 302 y 312.
8
Korus 1982: 299-300.
9
Silva 2006: 223-238. Véase también Camerotto 2009: 6 y 42-47.
10
Navarro González 1992: 246-247.
11
Ureña Bracero 1995: 99-170 («Luciano y el humor»: Procedimientos de humor ἀπὸ τῆς
λέξεως y ἀπὸ τῶν πραγμάτων).
75
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
12
Ureña Bracero 1995: 99.
13
Ureña Bracero 1995: 168.
14
Véase Karavas 2005: 137-170 (142-147 sobre J. trag.).
15
J. trag. 15. Véase Karavas 2006: 160-161.
76
3. Algunas observaciones sobre el humor de Luciano
16
J. trag. 33. Véase Karavas 2008-2009: 94-95.
17
fr. 83. Véase Kassel-Austin 1989: 658-659.
18
Kostiou 2005: 244.
19
Kostiou 2005: 254.
77
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
20
J. trag. 32.
21
García López 1993: 68.
22
Nigr. 25, Demon. 50, V.H.I. 2, Icar. 4, Pisc. 36, Par. 32, 43, Salt. 83, Tox. 13, Hist. co. 14,
32, Sat. 13, D. mort. 17.2.
23
Nigr. 13, Demon. 12, Pseudol. 30. El adverbio ἀστείως pertenece al vocabulario de Me-
nandro (Dysc. 569) y reaparece sólo en los escritores de la Segunda Sofística.
24
No estamos de acuerdo con la traducción de Navarro González 1988. Mejor lo traduce
Jacques Bompaire 1993-2008 como «un spectateur facétieux», es decir, «un espectador
faceto».
78
3. Algunas observaciones sobre el humor de Luciano
[el procónsul de Acaya] era uno de los que depilan con pez sus piernas
y todo el cuerpo. Un día, un cínico subió a una roca y empezó a
reprochárselo, acusándolo de afeminación; el procónsul se irritó, mandó
hacer bajar al cínico y se disponía a condenarlo a las estacas o incluso al
destierro. Pero Demonacte, que andaba por allí, imploró clemencia para
él, pues su atrevimiento era consecuencia de cierta libertad de expresión
tradicional en los cínicos. El procónsul le dijo: «Por esta vez te lo dejo
79
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
25
Demon. 50.
26
Véase Kostiou 2005: 252.
27
D. mort. 17.2.
28
Bompaire 1958: 590.
80
3. Algunas observaciones sobre el humor de Luciano
29
Cabe añadir que, según los teóricos, otra característica del humor es la distancia (Kostiou
2005: 253-254) y, en Luciano, encontramos a menudo esta contemplación a distancia: véase
Camerotto 2009: 119-120.
81
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
Pero cuando empezó a tocarla fue expulsado del teatro a latigazos. Lu-
ciano encuentra una buena oportunidad para este humor lingüístico tan
típico de él: caracteriza a Evángelo de χρυσοῦς –que aquí significa «necio»
pero también hace alusión al traje dorado30– y dice que su cítara compartió
con él los latigazos: συμμαστιγουμένη, otro hápax lucianesco. Unos párra-
fos más adelante, Luciano describe lo que hizo «Demetrio el cínico, al ver
en Corinto a un analfabeto leyendo un libro precioso –las Bacantes de Eu-
rípides, creo, en el pasaje en el que el mensajero explica el sufrimiento de
Penteo y la acción de Ágave–, arrebatándoselo lo destrozó diciendo: “Vale
más la pena que Penteo sea despedazado una vez por mí, que mil por ti”»31.
El humor lingüístico aquí es mucho más sofisticado si pensamos que el
vocabulario que utiliza Luciano para describir esta historia está tomado de
las Bacantes y precisamente de la ῥῆσις del mensajero que evoca32.
Luciano no duda en crear sintagmas inesperados como los siguien-
tes: en Zeus confundido 7 y 11, los dioses son ὁμόδουλοι τῶν ἀνθρώπων
«compañeros de esclavitud de los hombres» porque son puestos bajo
los órdenes de las Moiras y los compara a la azuela o el talandro del
carpintero. En Icaromenipo 27, Pan, los Coribantes, Atis y Sabacio son
dioses μέτοικοι καὶ ἀμφίβολοι «foráneos y dudosos» y en La asamblea
de los dioses 13 los llama νόθοι «espurios». En La travesía o el tirano 5,
los recientemente llegados al Hades se llaman ὀμφακίαι νεκροί «la uva
verde de los muertos». En Timón 8, Hermes admite que el protagonista
se arruinó por «su bondad, su filantropía, su compasión ante todos los
30
Hopkinson 2008: 129.
31
Adv. ind. 19.
32
Véase Karavas 2005: 179-180.
82
3. Algunas observaciones sobre el humor de Luciano
33
Icar. 21.
34
Cat. 27.
35
Cat. 21.
36
Nec. 18.
37
Véase Karavas 2005: 154-155.
38
Gall. 16.
83
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
un toro o que algún orífice [lo] trabajara cuando era oro y [se les] con-
virtiera de Zeus en collar, brazalete o pendientes»39. Cuando Caronte
llevó a Homero de la vida a la muerte, se levantó una tormenta, entonces
Homero «al marearse vomitó la mayor parte de los versos dedicados a
la mismísima Escila y a Caribdis y al Cíclope» y no fue difícil a Caronte
«preservar por lo menos de entre tan gran vómito unos pocos versos»40.
Caronte no reconoce el oro cuando lo ve por primera vez porque sólo
conoce los óbolos de cobre: «es asombrosa la estupidez de los humanos,
que le tienen tanto amor a un producto pesado y paliducho»41, afirma.
El protagonista de la Travesía no lamenta haber muerto pero Hermes le
pide que «gime, aunque sea poco, para respetar la tradición» porque «no
es lícito a nadie hacer la travesía sin llorar»42.
A Luciano le gusta poner su pincelada humorística en el gran mural de
la literatura. Ya hemos visto cómo se comporta con respecto a la tradición
y las leyendas y cómo se basa a veces en la literatura anterior para crear su
propio universo. Los Diálogos de los muertos y los Diálogos de los dioses
son representativos de este tipo de humor lucianesco, por eso los prefie-
ren los que lo estudian. Veamos dos textos menos citados: en el Juicio de
las diosas 9, Hermes informa a Paris que le ha tocado escoger a la más bella
entre Hera, Atenea y Afrodita pero él vacila porque teme los castigos de
las dos vencidas. Hermes le dice que es una orden de Zeus, entonces Paris
pregunta que si «basta con examinarlas así como están o será mejor que
se desnuden para que el examen se lleve a cabo con todo lujo de detalles».
Hermes le contesta que esto depende del juez, que es él. Entonces Paris
prefiere verlas desnudas y Hermes les manda: «¡Eh, vosotras! Quitaos la
ropa». Luciano no altera la causa del comienzo de la guerra de Troya, pero
añade su propio detalle en la historia43. Sigamos con otra escena famosa
de la literatura griega: Caronte y Hermes están contemplando a Creso
hablando con Solón: «extranjero ateniense. Ya viste mi riqueza y mis te-
39
Deor. conc. 7.
40
Char. 7.
41
Char. 11.
42
Cat. 20.
43
Véase también Cuartero i Iborra 1992: 110, n. 76.
84
3. Algunas observaciones sobre el humor de Luciano
soros; has visto las enormes cantidades de oro sin acuñar que tenemos
y demás boato. Dime, ¿quién piensas tú que es el más feliz de todos los
hombres?». Caronte pregunta: «Oye ¿qué va a decir Solón?» y Hermes
le contesta: «tranquilo, Caronte, que no ha de ser ninguna tontería». La
respuesta de Solón nos es conocida por Heródoto: «los felices son unos
pocos. Yo, al menos, de los que conozco, pienso que los más felices son
Cléobis y Bitón, los hijos de la sacerdotisa». Creso vuelve a preguntar:
«bueno, que tengan ellos el primer puesto en el escalafón de la felicidad.
¿Quién ocupará el segundo?». Solón contesta: «Telo, el ateniense, que lle-
vó una vida ordenada y murió por su patria». Entonces Creso se enfada:
«y yo, maldito, ¿es que no te parece que soy feliz?»44. Así es el humor de
Luciano: respeta la historia pero, una vez más, crea una versión divertida
de ella y el lector puede reconocer que es propia de él.
Dice Henri Bergson que cuando alguien afirma cómo deben ser las
cosas simulando creer que son así, esto es ironía. Sin embargo, cuando
describe detalladamente cómo son las cosas simulando creer que debe-
rían ser así, esto es humor45. Citaremos tres pasajes en donde nuestro
autor aplica este tipo de humor y con ellos acabaremos nuestras observa-
ciones sobre el humor de Luciano. En Las Saturnales 26-29, el sacerdote
de Cronos le transmite las quejas de los pobres que exigen igualdad con
los ricos durante las Saturnales. Entonces Cronos envía una carta a los
pobres explicándoles los «muchos problemas que tienen que soportar
los ricos»: que no concilian el sueño por el miedo a perder sus fortunas,
que tienen resaca de mucho beber o indigestión de mucho comer; y aca-
ba su carta con estas palabras:
85
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
estar seguros, para mostraros los lechos, las mesas y las copas, que no
tienen ninguna utilidad si la posesión no tiene testigos.
46
Phal. A 14. Jufresa-Mestre-Gómez (2000: 3) llaman a este tipo de humor lucianesco
humor retórico.
47
Macleod 1994: 1392.
86
3. Algunas observaciones sobre el humor de Luciano
Bibliografía
Quisiera expresar mi agradecimiento a las profesoras María José García Soler, Pilar Gó-
49
87
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
88
4. Es, bibe, lude, veni (CLE 1500):
sobre la alegría de vivir en los
epitafios antiguos*
M.ª Teresa Muñoz García de Iturrospe
(Universidad del País Vasco /
Euskal Herriko Unibertsitatea)
Abstract: The ancient epitaphs often seek a dialogue in order to incite re-
aders to enjoy life and its pleasures, when the end is inevitable and common.
These interventions, which come preferably in the first person, provoke an
ironic effect and, at the same time, spread the memory of the deceased, by re-
moving the most common funerary topics which characterize this «literature
of the streets». The epitaph which gives rise to the title (es, bibe, lude, veni,
i.e., «Eat, drink, play, come here») is followed by other many manifestations
of humour, which are more or less thick, funny, or ironic, including some
nihilistic word games. All these are close to popular thought and modes of
oral transmission that influenced decisively classical authors.
*
Este trabajo ha sido realizado dentro del Grupo de Investigación GIU 10-19 «LITTERA-
RVM. Grupo de Investigación en Literatura, Retórica y Tradición Clásica» de la UPV/EHU.
89
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
Romana / c(ara) s(uis) ann(orum) XX / h(ic) s(ita) e(st) s(it) t(ibi) t(erra) l(evis) /
t(e) r(ogo) p(raeteriens) / es bibe lud[e] / veni (CIL II 1877, Cádiz1)
1
= IRPCádiz 273 = CLE 1500; HEp 14, 2005, 113. «Come, bebe, disfruta y ven».
2
D(is) M(anibus) S(acrum)/Hermogenes pius in suis /ann(orum) VIII m(ensium) VII
d(ierum) XIII / n[i]l fui nil sum et tu qui vivis es / [bibe] lude ueni h(ic) s(itus) e(st) s(it) t(i-
bi) t(erra) levis. Un rico recorrido a través de textos funerarios y no funerarios puede leerse
en Cugusi (19962: 34-35 y 306); para esta inscripción, Gómez Pallarès et al. (2005: 248).
3
Clodia Urbana / ann(orum) XXXX m(ensis) sem(is) / Sempronianus con/iugi incompara-
bili / et amantissimae / fecit / tu qui decontra leges / [e]dae(?) bibe lude venis (=AE 1952,
108; ERAE 137). Cf. Hernández (2001: 269).
4
D(is) M(anibus) s(acrum) / Badia ann(orum) / LVIII pia in su/is h(ic) s(ita) s(it) t(ibi)
t(erra) l(evis) / tu qui stas et le/ges titulum me/um lude iocari / veni (Córdoba).
90
4. Es, bibe, lude, veni (CLE 1500): sobre la alegría de vivir en los epitafios antiguos
91
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
carpe (= es) et Nisyi larga (= bibe) (Zarker 82, vv. 6-7; Panonia, aprox. 230
d. C)10. Podemos sumar a ésta una sucesión más, que también se repite
entre Roma y Pompeya, en inscripciones en latín y griego, con un cinis-
mo menos desgarrado, en el que la construcción quiásmica y el efecto de
repetición refuerzan el juego de palabras y la sorpresa y donde la comida
se sustituye por otra alternativa mundana: los baños11. El lema se reiteraba
(asimismo con un quiasmo, con sus elementos ocupando sendos versos
de un único dístico) en el carmen epigraphicum en forma de dístico dedi-
cado a Tiberio Claudio Segundo: Balnea vina Venus corrumpunt corpo-
ra nostra, / set vitam faciunt b(alnea) v(ina) V(enus) (CIL VI, 15258)12.
También una expresión balnearia se aprovechó para un epitafio en Ostia,
en que en lugar de exhortación aparece una crónica escueta pero muy grá-
fica de una vida pasada entre las tabernas y las termas: vixi Lucrinis potabi
saepe Fa/lernum balnia vina Venus mecum / senuere per annos (CIL XIV,
914 = CLE 1318)13. También en un epigrama anónimo de la Anthologia
Graeca (X, 112) se expresa, seguramente con un doble sentido, esta tríada
de riesgos que conduce con rapidez al infierno de los muertos pero que
conforma el programa popular de vida pagana: οἶνος καὶ τὰ λοετρὰ καὶ ἡ
περὶ Κύπριν ἐρωὴ / ὀξυτέρην πέμπει τὴν ὁδὸν εἰς ἀΐδην14.
Frente a ellos, ya los médicos antiguos como Celso se empeñaron,
casi con el mismo orden y asimismo con un tricolon en una construcción
10
Cf. comentario de Cugusi (19962: 37-46).
11
Cf. Busch (1999: 517-529).
12
= CIL VI, 1649 = CIL III, 129 = CIL XII, 33 = CLE 1499; «Los baños, los vinos y Ve-
nus corrompen nuestro cuerpo, ¡pero nos dan la vida los baños, los vinos y Venus!» (las
traducciones de los CLE son deudoras en este trabajo de las publicadas por Fernández
Martínez [1998]). De la popularidad de la expresión es prueba que conservamos asimismo
una inscripción bilingüe de Gallipoli sobre una cuchara con el mismo hexámetro: balnea
vina Venus faciunt properantia fata. θύων τήρ(ε)ι τἠν κήλην σου (CIL III, 12274c = CLE
1923; «Baños, vinos y amores hacen que el destino se apresure»).
13
«Yo, ese renombradísimo Primo, estoy en esta tumba; me alimenté a base de ostras del
lago Lucrino, bebí a menudo el vino de Falerno, envejecieron conmigo a lo largo de los
años los placeres de los baños, los vinos y los amores». Añade (en primer lugar además) la
caza el autor de una inscripción, sobre lo que parece un tablero de juego, del foro de Tim-
gad, en la que los cuatro infinitivos se presentan en dos líneas, a modo de parejas: Venari,
lavari / ludere, ridere / (h)oc<c> est vivere (CIL VIII, 17938).
14
Véase el epitafio de Anacreonte en que se afirma, una vez más en primera persona: «soy
bebedor de vino» (AP VII, 28).
92
4. Es, bibe, lude, veni (CLE 1500): sobre la alegría de vivir en los epitafios antiguos
15
Así, … abstinere a sole, balneo, vino, venere (ib. IV, 5, 3); inimica (sc. sanguinem expuen-
tibus) sunt vinum, balneum, venus (ib. IV, 11, 8).
16
«Lo que he comido, he bebido, conmigo me lo llevo. Lo que he dejado, lo que perdido».
17
También en una súbita primera persona, en la segunda línea del epígrafe, justo antes de
otro brusco cambio de persona (Ego Maurentia, la dedicante, que recuerda 50 años de feliz
matrimonio): Lupus anemola ic ave/tat quot comidi mecum ave[o] (CIL III, 14524 = CLE
2207 = CLEMoes 50).
18
Sin aconsejar pero satisfecho con su vida, lo bebido y lo comido, también en primera per-
sona en dos versos otro joven soldado, P. Clodio (CIL IX, 2114 = CLE 187): Dum vixi, vixi
quomodo / condecet ingenuom. Qu/od comedi et ebibi, tantum meu(m) est («Mientras viví,
viví como es propio de un hombre libre. Lo que he comido y he bebido es mío y basta»).
19
Véase la más reciente traducción del pasaje y su contexto inmediatamente anterior: «Yo
había conocido a ese hombre de entrepierna proverbial, y era todavía un crápula. ¡Por Hér-
cules!: no creo que [Floriáureo = Chrysanthus en el original] dejara tranquilo en casa ni a la
perra. Más aún, le iban los jovencitos, era hombre “de toda minerva”. Y no se lo critico: que
le quiten lo bailao» (trad. de M. Sampietro Lara y M. López López, 2007). Y compárese con
los más literales «era muy dado a los muchachitos jóvenes: un individuo a quien le servía
todo. Y no lo censuro: es lo que se llevó ganado» (trad. de M. C. Díaz y Díaz, 1968) y «le
atraían los mancebos; un hombre con todos los refinamientos del gusto: No se lo echo en
cara. He aquí lo único que se llevó consigo» (trad. de L. Rubio Fernández, 1978).
20
La secuencia formaría parte del canticum de una comedia (cf. Lenchantin, 48, membrum
ex creticis compositum).
93
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
frg. 41; ed. Morel 1910), qui se / suamque aetatem bene curant, / edunt,
bibunt, scortantur (Plaut. Pseud. 1133-4)21. En este sentido, los cada vez
más explícitos defensores del carpe diem aplicarán estos recursos de los
muertos para negar la esperanza después de la muerte: gaudia non re-
manent, sed fugitiva volant. / […] Non est, crede mihi, sapientis dicere
‘vivam’/ […] vive hodie22 (Mart. I, 15, 8 y 11-12; cf. V, 58, 7, Cras vives?
hodie iam vivere, Postume, serum est). Incluso en un poema pseudo-
virgiliano es la propia muerte la que incita a vivir la vida en otro pentá-
metro: Mors aurem vellens ‘vivite’ ait, ‘venio’ (Copa 38).
Aunque se asome el humor oscuro y algo pesimista, en epitafios
como el siguiente de Roma predomina una desesperación reservada y
descubierta casi siempre al final; sin embargo, el autor del carmen epigra-
phicum romano opta por arrancar con una abrupta pregunta al propio
difunto, apóstrofe que dos mil años después se sigue entendiendo como
un reproche, a modo de estrambote burlesco23: Quid tibi nunc prodest
stricte vixisse / [to]t annis? heredum ratio nuntiat (CLE 543, 1-224).
Muchos de estos textos epigráficos están compuestos en tetrámetros
trocaicos (o, si se prefiere, septenarios trocaicos), metro preferido por
el pueblo durante el Imperio, más adecuados hasta en la comedia para
los momentos elevados y de patetismo25. En él se presenta el epitafio del
soldado veterano T. Cisonio, que dirige sus órdenes a un lector plural26:
21
Aún se alarga, para alargar el efecto cómico, una vez más en Pseudolus (138-39), donde
al beber y comer se añade no el venire de nuestros epitafios, sino el más mordaz por lo im-
posible fugere, dedicado a los esclavos por el lenón Balión: eo enim ingenio hi sunt flagri-
tribae, /Qui haec habent consilia: ubi data occasiost, rape clepe tene,/Harpaga bibe es fuge.
22
Compárese con Quo spectas? Quo te extendis? Omnia quae ventura sunt in incerto
iacent: protinus vive. (Sen. De brevit. vit. IX, 1); Laurens (2001: 84-85) destaca la similar
forma de fustigar la stultitia de los vivos en estos pasajes de Séneca y Marcial.
23
Es como un estrambote, desde su formalización en el Trecento italiano en los finales de
sonetos de Shakespeare, las composiciones renacentistas de Philip Sidney, las barrocas de
Quevedo, entre otros.
24
CIL VI, 30112 = ILMN I, 416.
25
Cf. Anderson (1993: 3-29).
26
«Mientras viví, bebí lo que me dio la gana. Bebed vosotros, que aún estáis vivos». Otro
más frío pero de ironía negra y asimismo métrico es el dedicado por sus padres a Lucio
Licinio Severo: Miles eram, sum deinde cinis de milite factus (CIL IX, 4756 = CIL XI, 4188
= CLE 409 = AE 1999, 577).
94
4. Es, bibe, lude, veni (CLE 1500): sobre la alegría de vivir en los epitafios antiguos
Dum vixi, bibi libenter; bibite vos, qui vivitis (CLE 24327). Aún antes
Terencio ofrece un elogio a la buena vida similar; cuando se trata –como
en los epitafios– de retratar la vida de un familiar muerto entregado a los
placeres en vida, la alabanza es común: Sane hercle homo voluptati obse-
quens / Fuit, dum vixit: et qui sic sunt, haud multum haereden iuvant /
Sibi vero hanc laudem relinquum: vixit dum vixit bene (Hecyra 3, 5-9).
Unos y otros incorporan el trazo del ingenio y el sentimiento de la
búsqueda siempre angustiosa del yo. Mediante el ingenio y el humor
surgen dilemas morales dirigidos sin contemplaciones a la condición hu-
mana; la ironía en ellos consiste en la manera directa y coloquial con
que previene el autor, normalmente en primera persona, a un siempre
renovado auditorio –el de los lectores vivos– de que irremediablemente
acabará siendo como él28.
Los amigos que se unen al difunto en la fiesta –una vez más, el plural
se extiende– son así aconsejados (moneo) en otra inscripción de Roma,
celebración en la que Agrícola pide abiertamente la unión con Baco y el
disfrute sexual: amici qui legitis moneo miscete Lyaeum / et potate (CLE
856, 12-1329). Asimismo algunos difuntos subrayan con conformidad,
que añade un tono irónico al crudo realismo implícito, el consejo de que
«si tienes salud, dinero y qué comer, tendrás también amigos», como el
difunto que empieza así su propio epitafio: Quat valeas (h)abeas pascas
mul/tos tu habebes amicos (CLE 470 = CIL XII, 915, Arles)30; o se pro-
27
= CIL III, 293 = CIL III, 6825 (de una zona de Antioquía donde hubo legiones en esa
época, mediados del siglo iii).
28
Cf. non fueram, non sum, nescio; non ad me pertinet (CIL V, 1939); nihil sumus et fuimus
mortales. Respice lector: in nihil ab nihilo quam cito redicimus (CLE 1495 = CIL VI 26003).
Este sentimiento desolador es semejante en inscripciones y epigramas funerarios griegos
(cf. Pfohl, 19802, n.º 31): οὐκ ἐγενόμεν ἤμην, οὐκ εἰμί τοσαῦτα. Εἰ δέ τις ἄλλο ψεύσεται· οὐκ
ἔσομαι.
29
= CIL VI, 17985a (p 3521) = CIL VI, 34112 = AE 1972, 10. Comer y beber se unen asi-
mismo en la orden que, en plural y con el difunto incluido, leemos en CLE 190: epulemur
laeti, vita dum parva manet Baccho madentes /… / vive dum vivis; asimismo la popular
frase falsamente atribuida a César Beati Hispani quibus bibere vivere est.
30
«Mientras estés bien de salud, tengas posesiones y comas bien, tendrás muchos amigos».
Más parco es Aufidio Romano, de Tárraco: vive laetus e incluso, dentro de un epitafio más
largo, la expresión ludite felices puellae del epitafio de Crocale (CIL XI, 4866 = CLE 1167).
Son variantes afortunadas de Verg. Aen. 3, 493: vivite felices, quibus est fortuna peracta;
95
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
pone que hay que aprovechar de la vida porque hasta a las guapas e inteli-
gentes les espera la muerte31.
En otros dos epitafios es el dedicante (además un liberto) quien se
dirige no ya al viator sino, con más confianza, al amicus o sodalis, lo
que refuerza aún más un mensaje que adelanta el tono de los goliardos,
después del epitafio a la esposa: amici, / dum vivimus / vivamus (CIL
XII, 4548, Narbona). Es el monumento el que casi parece apostrofar al
paseante amigo, con un efectivo acusativo interno, y en nombre de los
hermanos Máximo y Lascivo descubre mediante el recurso a la lítotes, ya
que la tumba es la negación de los placeres de la bona vita32: tu qui legis
bona / vita vive, sodalis,/ quare post obitum /[n]ec risus nec lusus nec ulla
voluptas erit (CIL IX, 3473 = CLE 186, de la región de los Abruzzos33).
De la popularidad de estas expresiones durante siglos es buena prueba
el hecho de que tanto Tertuliano como san Jerónimo se refieran a ellas
para argumentar contra quienes no creen en la vida más allá de la muerte
del cuerpo: at cum aiunt: mortuum quod mortuum et vive dum vivis et
post mortem omnia finiuntur (Tertull. De resurrectione mortuorum (III,
3); istiusmodi hortari solent et dicere: ‘mi catella, rebus tuis utere et vive,
dum vivis’ (Hier. Epist. 22, 29).
La homofonía real vive-bibe también en el primer verso de un epita-
fio en prosa, donde las formas vulgares ayudan (¿involuntariamente?) al
efecto irónico: dum vibes, homo vibe (CIL XI, 2547ª, Chiusi). Una vez
más es su continuación el elemento transgresor que rompe el optimismo,
ya que se trata de una afirmación de la negación suprema, en cuanto que
cmp. Tibull. 3, 5, 31), de enorme fama en la epigrafía poética, enfrentando la vida y sus
ventajas y el funus acerbum (cf. Colafrancesco 1983).
31
Así, el epitafio citado en la nota anterior (CIL XI, 4866) termina con un verso demo-
ledor: saepe et formosae fata sinistra ferunt («también las hermosas soportan a menudo
hados siniestros»).
32
Es el final de una inscripción que empieza afirmando que la preparación del monumento
funerario fue un entretenimiento superior para ellos: duo fratres conve/nientes in uno hunc
/ titulum nobis posu/imus vivis ut posse/mus at superos secu/rius vitam bonam ger(e)/re.
33
«Así, tú que lo estás leyendo, amigo, vive una buena vida, porque después de la muerte
no habrá ya ni risas, ni bromas, ni placer alguno». Cf. Sanders (1989: 61 y 77).
96
4. Es, bibe, lude, veni (CLE 1500): sobre la alegría de vivir en los epitafios antiguos
el difunto no es sino un ser neutro: nam post / mortem ni/hil est om/nia
rema/nent et hoc / est homo / quod vi/des.
Estos juegos se repiten incluso cuando el titulus no necesita del nom-
bre de ningún difunto y se graba sobre objetos de la vida cotidiana, so-
bre todo en copas, halladas casi siempre en ajuares de tumbas, tanto en
latín –bibe vivas multis annis– como en griego –πίε ζήσαις καλῶς ἀεί34–.
Como no podía ser menos, en la comedia latina encontramos los pri-
meros testimonios de estos juegos de palabras, ya con la sucesión de
imperativos de presente35; así, es como Periplectómeno ofrece al joven
Pleusicles la mejor de las hospitalidades, antes de afirmar orgulloso su
propio convencimiento vital: Es, bibe, animo obsequere me cum atque
onera te hilaritudine:/Liberae sunt aedis, liber [s]um autem ego me [tu]
volo vivere (Plaut. Mil., 677-8). Se trata de una interferencia más del len-
guaje de la comedia y de la epigrafía, géneros coincidentes en su empeño
por liberar las emociones de su amplio público.
Todas ellas son formas que adoptan esporádicamente los autores
cristianos cuando, desde san Pablo (en particular por su «si los muertos
no resucitan; comamos y bebamos que mañana moriremos», 1 Cor 15,
32), sin duda ironizan sobre los excesos de la vida terrenal36, precisamen-
te en un abierto ataque a la parte más conocida de la filosofía de Epicuro;
lo más habitual es que se apoyen en un muy divulgado consejo de Isaías,
que pretendía un efecto de revuelta en un contexto de llanto y lamento
(Isa 22, 1337; Sap 2): manduca et bibe, et si tibi placet, cum Israele lude
consurgens et canito: «manducemus et bibamus, cras enim moriemur38».
34
Cf. Harden et al. 1987: 238-241.
35
Horacio introduce una variante a otro logrado tricolon hedonista, empleando un tiempo
perfecto: lusisti satis, edisti satis atque bibisti (Hor. Epod. II, 2, 214-5).
36
Cf. Pinto 1561: cap. XXII, 203: «Fortasse verba illa […] dicebat ironice et irrisorie».
37
«El Señor, Jehová de los ejércitos, llamó en ese día a llanto y a endechas, a raparse el pelo
y a vestir cilicio; y he aquí gozo y alegría, matando vacas y degollando ovejas, comiendo
carne y bebiendo vino, diciendo: comamos y bebamos, porque mañana moriremos». En
una nota marginal a este versículo leemos: «et ecce gaudium et laetitia occidere vitulos et
iugulare arietes comedere carnes et bibere vinum comedamus et bibamus cras enim morie-
mur» (cf. Moreno 1996: 462, n. 15).
38
Los autores cristianos popularizaron esta expresión, a partir de su uso en Isaías, como
resume con tono epigramático Cipriano de Cartago (Cypr. Ad Quirinum 3, 60): Apud
97
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
Qui cum Epicuro dicit: post mortem nihil est, et mors ipsa nihil est. Nos
paulo credimus intonanti: esca ventri et venter escis (Hier. Adv. Iov. II,
3)39. La suntuosidad de las mesas y el banquete se los reservan, por tanto,
solamente quienes no aspiran a la perfección en el Deus Christianorum40.
Con la misma misión soteriológica, Agustín de Hipona en uno de sus
sermones invalida o, al menos, aclara esta función del ayuno y modifica
sustancialmente las dos invitaciones al disfrute de la comida y la bebida:
ieiunemus et oremus, non ideo quia cras moriemur, sed ut securi moria-
mur (Aug. Serm. 361). La defensa del ayuno tiene su primer y más férreo
exponente en Tertuliano, que lo fundamenta con el mismo argumento
de que todos podemos morir mañana, con una actitud de introspección
y secretismo, bien al margen de cualquier alegría colectiva: sicuti nos non
dubitamus exerte mandare: ieiunemus fratres et sorores, ne forte cras mo-
riamur. Palam disciplinas nostras vindicemus (Tertull. De ieiuno XVII,
5). Y aún encontramos en la actualidad reflexiones que evocan la misma
sentencia en su análisis de la crisis moral de la sociedad, como la expresa-
da por Umberto Eco al cardenal Carlo M. Martini desde su «La obsesión
laica por un nuevo Apocalipsis41».
Estos y otros autores anónimos reelaboran textos más o menos for-
mulares, expuestos públicamente, en monumentos que pretenden per-
durar en el tiempo, en busca de un auditorio que saben siempre atento
a esta llamada de los muertos; por algo Hesíodo acuñó la ingeniosa sen-
tencia «Sufrir devuelve el sentido a los más necios».
Esaiam: edamus et bibamus, cras enim moriemur. También en los Padres Griegos, como
Clemente de Alejandría (Stromates VIII, 12, 78, ἐσθίον, πίνον καὶ γαμῶν). La secuencia
φάγομεν καὶ πίωμεν aparece, trescientos años aprox. después de Isaías, en el fragmento
que se considera inaugura en la literatura clásica el tópico del carpe diem (Eurip. Alc. 788).
39
Cipriano (De testimoniis III, 60), Jerónimo y otros continuadores encuentran apoyo teo-
lógico en Isaías en su defensa de la continencia. Refiere la relación de esta mención paulina
con Menandro Ruiz de Elvira 1999: 50.
40
Cf. Hier. Epist. 118, 6, 1.
41
«Estamos viviendo (aunque no sea más que en la medida desatenta a la que nos han
acostumbrado los medios de comunicación de masas) nuestros propios terrores del final de
los tiempos, y podríamos decir que los vivimos con el espíritu del bibamus, edamus, cras
moriemur, al celebrar el crepúsculo de las ideologías y de la solidaridad en el torbellino de
un consumismo irresponsable» (Eco 1997).
98
4. Es, bibe, lude, veni (CLE 1500): sobre la alegría de vivir en los epitafios antiguos
42
Catálogo de inscripciones orientales y otros textos con el lema «nadie es inmortal» en
Şahin (1991: 183-190).
43
Cf. Kajanto (1968).
44
Cf. Gómez Pallarès (2007), con una docena de ejemplos hispanos más de este humor
inteligente, desde el s. i a. C. a finales de la Antigüedad tardía.
99
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
quid sumus aut loquimur vita est quid deniq[ue nostra] / vel modo nobis
cum vixit homo nunc homo no[n est] / stat lapis et nomen tantum vestigia
nulla / quid quasi iam vita est non est quod quaerere cu[res] (CIL VI,
22215 = CLE 801)45.
Bibliografía
AE = Année Épigraphique.
CIL = Corpus Inscriptionum Latinarum.
CLE = Carmina Latina Epigraphica (ed. F. Bücheler et al.).
Fernández Martínez, C. (1998): Poesía epigráfica latina, I-II, Madrid, Gredos.
Kaibel, G. (1878): Epigrammata Graeca ex lapidibus conlecta, Berlín, G. Reimer.
Peek, W. (1955): Griechische Vers-Inschriften. I. Grab-Epigramme [GV], Berlín,
Akademie-Verlag.
Pfohl, G. (19802): Griechische Inschriften als Zeugnisse des privaten und öffent-
lichen Lebens, Múnich, E. Heimeran.
Zarker, J. W. (1958): Studies in the Carmina Latina Epigraphica, diss. Princeton.
Estudios citados
45
«¿Por qué existimos o hablamos? ¿Qué es, en fin, [nuestra] vida? Hasta hace un momen-
to ha vivido con nosotros un hombre, ahora ya no. Se alza en su lugar sólo una piedra y
un nombre, ni siquiera huellas. ¿Qué es ya, por así decir, la vida? No hay razón para que
te preocupes de preguntártelo».
100
4. Es, bibe, lude, veni (CLE 1500): sobre la alegría de vivir en los epitafios antiguos
101
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
Şahin, S. (1991): «Oudeis athanatos in den Grabinschriften aus der Gegend von
Germanikeia (Maraş) in Kommagene», en H. Malay (ed.), Erol Atalay Me-
morial, Esmirna, Ege Universitesi Edebiyat Fakiiltesi Yayinlan, 183-190.
Sanders, G. (1989): «Sauver le nom de l’oubli: le témoignage des CLE d’Afrique
et aliunde», en L’Africa Romana VI (Sassari 1988), Sassari, Gallizzi, 43-79.
102
5. Humour in the Cretan poets
Sachlikis, Chortatsis, and
Kornaros (14th-17th c.)*
Tasoula Markomichelaki
(Πανεπιστήμιο Θεσσαλονίκης)
∗
I’m most indebted to my good friends Idoia Mamolar and Javier Alonso, for inviting
me to this symposium on the history of humour in various literatures, and Alfred Vin-
cent (University of Sydney), for revising my english text and especially for translating in
English the extracts of Cretan poems that I use here.
103
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
Introductory notes
104
5. Humour in the Cretan poets Sachlikis, Chortatsis, and Kornaros (14th-17th c.)
As David Holton has put it: «It would be truer to say that Venice
acted as a channel for the dissemination of the achievements of the Ita-
lian Renaissance to Crete, as happened in other Venetian possessions in
Dalmatia and the Greek islands. None the less, Crete is the place par ex-
cellence where the meeting of the West with the Greek East took place»
(Holton 1991b: 2). Crucial in this evolution was the role of Byzantine
scholars who left Constantinople after its fall to the Ottoman Turks in
1453 and were settled in Crete, as was also the fact that many Cretans
were drawn to the metropolis for studies and work.
Let us now focus on literature, which is our subject here, and see
how things evolve in this area during the centuries of Venetian rule.
It has been common practice among scholars to divide Cretan litera-
ture into two periods: the first from the late 14th century to about 1580
(van Gemert 1991: 49-78, Panagiotakes 1995: 281-323), and the second
from about this date to the end of Venetian rule, in 1669, when the ca-
pital Candia, Chandax or Kastro fell to the Turks after a twenty-one-
year siege. To the first of these periods belongs Sachlikis; to the second
Kornaros and Chortatsis.
The so-called «Early Cretan literature», or period of the «literary
antecedents» (van Gemert 1991: 49), comprises eleven known poets
plus a number of anonymous ones. Their poems, rhymed or not, were
mostly composed in the standard fifteen-syllable metre of late medieval
Greek verse, and in the Cretan dialect –yet a dialect less systematic and
not sophisticated and refined as in the literature of the second period; it
was «often not greatly different from the mixed language of vernacular
verse composed in other parts of the Greek world» (Holton 1991b: 13).
Nonetheless, these early poets, such as Stefanos Sachlikis, had an impor-
tant contribution. In the words of Arnold van Gemert (1991: 78): «They
developed the Cretan dialect into a literary dialect; they introduced and
105
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
tried out the rhyming distich of the versus politicus; and they implemen-
ted, long before the Fall of Constantinople, a reorientation of Greek/
Cretan literature, bringing it into contact with Italian and other western
literatures of the late Middle Ages and the early Renaissance». The the-
mes of this Early Cretan literature include descents to the Underworld,
animal fables, autobiographies, recent historical events and ethical and
religious topics; their tone may be satirical, moralising or didactic.
As for the second, or «mature» period of Cretan literature, this in-
cludes verse plays belonging to all types of Renaissance drama, that is
tragedy, comedy, pastoral, and religious drama, as well as one example
of pastoral poetry and the epic romance Erotokritos (Holton 1991a).
Stephanos Sachlikis
106
5. Humour in the Cretan poets Sachlikis, Chortatsis, and Kornaros (14th-17th c.)
lived a quite eventful and at times miserable life, having spent a large
part of his inheritance on the easy women of Kastro and on gambling,
which resulted in his imprisonment; a fruit of all these adventures were
the early, polemical poems against people who gave him a hard time.
According to the poet himself, his poems were an immediate success:
«The songs I wrote in jail about those madams, / even the schoolboys
sang them all the time». Another proof of their popularity is the fact that
they have survived in three manuscripts.
The reason why Sachlikis is included in this account of humour in
Cretan literature is that he is considered «a satirist of the first order»
(Panagiotakes 1995: 300). Scholars locate his satirical spirit mostly in the
poems against whores and about his prison experience, which belong
to the first period of his literary activity. I’ll quote here the description
of our poet’s comic manners by van Gemert (1991: 54), who focuses on
the poems about whores: «The comical/satirical effect of this body of
realistic descriptions of named women and their protectors, interrup-
ted by jocular remarks, songs, dances, decrees and oaths of loyalty, is
greatly enhanced by the polystich rhyme. […] To all this we may add
the references to known persons and events, the shocking vocabulary
and, finally, the appropriate form of presentation. For, like his earlier
poems, these texts are also intended for recitation». Regarding the poem
that describes an imaginary tournament of the whores of Kastro, it has
been remarked by Panagiotakes that Sachlikis took the idea from pa-
rodies of tournaments in western romances of chivalry where instead
of knights the jousters are ladies on horseback (Panagiotakis 1987: 32).
These parodies were known as «tournoiment des dames», but the idea
to put easy women instead of respectable ladies must be Sachikis’ own.
Sachlikis does not confine himself to simple satire. He writes a «harsh
satire against women», as Lioumbarsky (1960: 321) has called it, holding
up to ridicule not just the women but their husbands, lovers and pimps
as well. Let alone that their lovers include several clergymen. Here is one
specimen of Sachlikis’s obscene verses, from the Council of the Whores,
in English translation by Alfred Vincent:
107
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
Among his earlier poems, the three short ones on jail and jailers are
considered by recent researchers to be more satirical and more realistic
than the first one on friends (van Gemert 1991: 52). Yet, even in this lat-
ter, Lioumbarsky (1960: 325) had discerned a somehow «comic depic-
tion of actual relations between family and friends» (κωμικήν απεικόνισιν
σχέσεων πραγματικών, ενν. συγγενικών και φιλικών), plus «a number of
ideas that are sad and ironic at the same time» (αρκεταί σκέψεις θλιβεραί
άμα και ειρωνικαί).
What I want to argue here is that Sachlikis’s humorous wit is not
limited to the sneering poems of his first period, but also features in his
two later works, that are certainly of «a quieter and more aloof tone»
(van Gemert 1991: 55). Of course, it is to be expected that the satirical
spirit is much less obvious in admonitory and autobiographical poems;
yet our poet does not let slip the opportunity to express it there as well.
In his autobiographical Remarkable Story of the humble Sachlikis,
what is interesting is the sarcasm that the poetic subject directs upon
himself. Before turning the shafts of satire against peasants and lawyers,
the poet undermines his own life-choices with a subtle irony. See, for
instance, the reversed use of the notion of school, from its literal mean-
ing to an obscene metaphorical one: «and school to me was like a horrid
monster... so I sought out the whores’s school and enrolled» (και φαίνεταί
μου το σκολειόν ωσάν κακόν θηρίον... και εις το σκολειόν των πολιτικών
εγύρεψα και εμπήκα: Papadimitriou 1896, vv. 52, 60). See also the meta-
phor from the guild hierarchy to the hierarchy of… life: «I became a mas-
108
5. Humour in the Cretan poets Sachlikis, Chortatsis, and Kornaros (14th-17th c.)
ter craftsman, giving orders; / of life’s good things I couldn’t get enough»
(και εγενόμην μάστορας, τους άλλους να διατάσσω, / κι ουδέν ημπόρουν τα
καλά ποτέ να τα χορτάσω, Papadimitriou 1896, vv. 63-64). But in the end
he tells us what he really thinks of himself, or purports to, by making
his personified Fortune tell him off: «Sachlikis, you poor dupe, / you
chronic failure freak, you hopeless loser» (Σαχλίκηκακομοίρη, άτυχε,
κακορρίζικεκαικακονοικοκύρη, Papadimitriou 1896, vv. 163-4).
Sachlikis manages to slot irony and sarcasm even into his most se-
rious poem, the Advice to Frantziskis (Vitti 1960). Yet, how couldn’t
he do so, since the poem in half its verses refers to the «easy ladies» that
ruined his life and were the target of bitter derision in his earlier works?
Although, in contrast to his earlier work, there are here no obscene ima-
ges or names of actual persons, all the same ironic comments on the
women’s and their mothers’ conduct towards lovers are quite frequent,
in the form of funny proverbial sayings and derogatory vocabulary.
The father of Cretan literature, therefore, «this extraordinarily in-
triguing person» (van Gemert 1991: 56), has made his mark as a compe-
tent handler of comic and ironic tropes, ranging in tone from gentle to
extremely mordant, that are turned not only against specific social groups
that made him suffer, but also against his own self and his bad Fortune.
Tzortzis Chortatsis
The second of our Cretan poets who exploited various ways to create
laughter was Tzortzis Chortatsis, a typical Renaissance scholar, as pro-
ved by the learning and culture revealed in his surviving theatre works.
Chortatsis is the oldest known poet of the so-called «Great Age» of
Cretan literature, an eighty-year period of literary creativity, marked by
the presence of new genres influenced by the Italian Renaissance. This
influence was considerably promoted by the changes which took place
in Cretan society over the years that intervened since Sachlikis’s time;
changes that led to the forming of a prosperous society «mature enough
109
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
110
5. Humour in the Cretan poets Sachlikis, Chortatsis, and Kornaros (14th-17th c.)
and Markomihelaki 1992), Katsourbos –more than the other two come-
dies– reveals its playwright’s solid knowledge of 16th-century Italian
theories of drama, deriving from commentaries on Aristotle’s Poetics
and Horace’s Ars Poetica. Renaissance scholars shaped a theory of
catharsis in comedy whose main means are laughter and admiratio, that
is «surprise from the unexpected», and they designated a list of rheto-
rical figures and tropes in the service of comedy, intended to provoke
laughter in the audience. Some of these figures are: ambiguity, irony,
allegory, hyperbole, dissimulation and parody.
Chortatsis, in his survivng comedy, uses the common laughter-pro-
voking elements found in almost every comic play: the «ridiculous in
things» (that is the actions and appearance of the characters on stage)
and the «ridiculous in words» (such as abuse and indecent phrases and
other silly sayings and verbal jokes) which aim at causing impulsive
laughter. Yet there is one technique, very much emphasized by Renais-
sance theorists, that our playwright exploited with particular frequen-
cy: the surprise resulting from an unexpected statement, for which I’ll
confine myself to one example among many: The young lover Nikolos
says, in Act I, that he has been wounded by the son of Aphrodite, Eros;
his gluttonous servant Katsarapos claims to have been wounded by the
«son of Pisporditi» (which we might render as Bumphartie); this son
of... what we said is simply the smells and the look of various foods,
while the actual wound is nothing more than hunger, as Katzarapos ex-
plains in the 3rd Act. Surprise at a sudden obscenity is provoked by
the sexual allusions of the Schoolmaster, which we would not normally
expect from such a person.
In addition, of the three comedies, Katsourbos contains the best ex-
ploitation of rhetoric in the service of the ridiculous. In this comedy, we
not only find those rhetorical figures prescribed by the theorists as the
most suitable for comedy, but we also encounter others which belong
to more sophisticated literary genres used here for comic effect. Devices
like the apostrophe, the sophisticated metaphor, or the rhetorical sche-
me of the monologue, normally belonging to tragedy, if put in a clearly
111
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
112
5. Humour in the Cretan poets Sachlikis, Chortatsis, and Kornaros (14th-17th c.)
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Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
It has been argued that the five-part structure of the plot corresponds
to the five-act structure of Renaissance plays, and especially to that of
comedy (Holton 1988). Yet this poem is not a comedy and does not aim
at laughter. From the eleven times the word γέλιο – laughter is mentio-
ned in the 10 000-verse poem, only one refers to real laughter, in a scene
that reminds us of Renaissance comedy. Deliyannaki examines all the
instances of subtle irony and elegant humorous and witty comments
that the narrator (called the «Poet» in the text) makes on the charac-
ters’ sentiments and behaviour. However, we will confine ourselves here
to one episode that is particularly close to comedy. In the second part
of the romance, a tournament is organised by the King to entertain his
daughter and find her a suitable husband. One of the participants, with
the symbolic name «Tripolemos», that is «Man-of-War», from Sklavou-
nia (Dalmatia) makes a dramatic entrance into the arena. The narrator
and others laugh at him because of his boastful behaviour – which is a
feature of the Braggart Soldier, one of the stock characters in Italian and
Cretan comedy. Braggart Soldiers usually have a suitably «terrifying»
name, like our Tripolemos here, and they lay themselves open to ri-
dicule. The Poet’s allusion to his name and stature, a comic simile and
the way his opponent, the Cretan participant Charidimos, faces him,
all have a humorous touch that reveals Kornaros’s acquaintance with
comedy manners (Deliyannaki 1998: 150-152). Here are the relevant
passages in an English translation by Alfred Vincent.
The stature:
In manner always angry, always harsh,
he stood a span above the tallest warrior. (B 267-268)
The name:
The name his parents gave him at his birth
he soon rejected, once he came of age.
He took another name, such was his wish,
a name to make all fear him: Man-of-War. (B 279-282)
114
5. Humour in the Cretan poets Sachlikis, Chortatsis, and Kornaros (14th-17th c.)
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Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
This is the end of our brief guided tour of humour in Cretan literatu-
re in the Venetian period. We stopped to look at three great poets, each
of whom marks a stage in the development of Modern Greek literature
as a whole –even though there were other, anonymous satirical works,
especially in the earlier period. Each of these three poets has his own
particular way of handling humour, and yet all three participate in a
kind of «dialogue» which seems to link them together with invisible
bonds. Chortatsis seems to be in conversation with Sachlikis, parodying
and reversing the earlier poet’s moral lessons with the same circle of cha-
racters, the «merry ladies» of Kastro. Kornaros, for his part, exploits a
stock comic figure, found in Chortatsis’ Katsourbos, to enrich the com-
paratively sparse humourous and satirical comments by the narrator in
his verse romance. And so literature moves on, ever recycling and adap-
ting the old to create the new.
116
5. Humour in the Cretan poets Sachlikis, Chortatsis, and Kornaros (14th-17th c.)
Bibliography
In the bibliography of this paper, emphasis has been given to books and papers in
English, except for cases that can’t be done otherwise.
117
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
118
6. Pedantes, gramáticos y
dómines. Cuando nos reímos
de nuestros maestros*
Francisco García Jurado
(Universidad Complutense de Madrid)
*
Este trabajo se inscribe en el proyecto de investigación FFI2010-14963, «Historiografía
de la literatura grecolatina en España, de la Ilustración al Liberalismo (HLGE0)», finan-
ciado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. Asimismo, se integra en el Grupo de
Investigación UCM 930136 («Historiografía de la literatura grecolatina en España». Con-
vocatoria GR35/10-A: «Fuentes documentales para HLGE0»). Quede expreso mi agrade-
cimiento a María José Barrios por la atenta lectura del original.
119
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
120
6. Pedantes, gramáticos y dómines. Cuando nos reímos de nuestros maestros
punto de que unos y otros obran de manera del todo distinta; pero aquí
me desconcertaba el advertir que los hombres de más valía eran los que
más desdeñaban a los pedantes [...] (Montaigne 1985: 91)
Montaigne reflexiona en este ensayo acerca de las razones por las que
convertimos en materia risible a los maestros, incluso ya al llamarlos
inocentemente pedantes. En su reflexión, Montaigne nos dice de manera
muy socrática que frente a los verdaderos maestros, estos pedantes no
son sino transmisores mecánicos de conocimientos y a menudo personas
despreciables, incapaces de dar a conocer la virtud a sus alumnos:
121
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
Giordano Bruno.
3
En este sentido, «glamour», tan frecuente en las revistas de moda y en la prensa rosa, con-
forma un doblete con «grammar». El origen de ambas palabras es el término griego «gram-
matiké», a través del latín grammatica. La palabra latina derivó en tiempos medievales al
sentido de aprendizaje, con cierta derivación hacia la magia. Esta variante quedó en francés
antiguo, concretamente en la voz «grammaire», que adoptó el inglés con la forma «gram-
mar». Pero el inglés también adoptó otra variante del francés antiguo que debía de ser «glo-
merie» o «glamorie», y que sobrevivió en escocés como «glamour». El escocés sólo conservó
el sentido de «conjuro mágico», que en el siglo xix derivó hacia el significado por el que hoy
conocemos la palabra «glamour», relativo ya al encanto y al donaire (Campbell 2004: 5).
122
6. Pedantes, gramáticos y dómines. Cuando nos reímos de nuestros maestros
Ya para empezar, se los describe con rasgos físicos que vamos a seguir
viendo a lo largo de la literatura posterior. Los gramáticos son descritos
como famelici, sordidique in ludis illis suis. La delgadez y la suciedad
representan externamente lo que no deja de ser un reflejo de sus escasas
virtudes interiores. Así lo vemos en los gritos y amenazas que dispensan
a sus alumnos: dum pavidam turbam minaci vultu voceque territant.
De esta esperpéntica comedia no se escapan tampoco las madres y los
padres, considerados como estúpidas e idiotas, respectivamente: ut stul-
tis materculis et idiotis patribus tales videantur, quales ipsi se faciunt.
Es destacable, asimismo, que haya una referencia explícita a Las nubes
de Aristófanes, una de las comedias que inauguran la chanza contra los
educadores, cuando se habla de los «pensatorios». De hecho, aquellos
viejos sofistas atenienses no dejarían de ser los nuevos escolásticos de los
que nos habla Rabelais en su desternillante Gargantúa (1534). Los maes-
tros de Gargantúa tienen, para empezar, nombres bastante curiosos,
como Thubal Holofernes, considerado como «gran doctor sofista», o el
maestro Jobelín Bridé, que no es más que un perfecto papanatas. Consti-
tuyen el contrapunto del humanista Ponócrates, cuyo nombre griego in-
dica que es «duro para el esfuerzo» (de forma parecida, Luis Vives llama
«Philópono», es decir, «amante del esfuerzo», a uno de los maestros que
aparecen en sus Diálogos). A los primeros habría que añadir Bragmardo
Janotus, uno de los profesores más afamados en la Universidad de París,
cuyo sobrenombre Jan(ot)us nace de un juego de palabras a partir del
dios Jano4. Los nombres parlantes que utiliza Rabelais funcionan como
4
«Jan(ot)us a un double visage. Rabelais, d’ailleurs, nous le dit: c’est “Democrite
heraclitizant et Heraclyte democritizant”.» (Defaux 1971: 6).
123
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
124
6. Pedantes, gramáticos y dómines. Cuando nos reímos de nuestros maestros
8
Véase a este respecto Rico 1993: 22-23.
125
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
9
Gracias a testimonios como éste, al que puede unirse uno de Quevedo en El Buscón y
otro procedente del Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán, Caro Baroja (Caro Baroja
1992: 95-97) considera que esta fiesta carnavalesca debía de tener un claro carácter escolar,
y establece de la manera siguiente las fases de la fiesta:
«1. Que en el periodo de Carnaval los muchachos tenían una fiesta especial, organizada
por los propios maestros.
2. Que se elegía a suertes uno llamado “rey de gallos”, al que engalanaban, y que salía a
la cabeza de los demás.
3. Que así organizados, “anaranjeaban” o mataban un gallo con un instrumento punzante.»
126
6. Pedantes, gramáticos y dómines. Cuando nos reímos de nuestros maestros
Padre. —[...] Por favor, vecino, tú que eres un hombre ilustrado, dime
quién es el que mejor enseña a los niños en esta escuela.
Vecino. —El más docto, en verdad, es Varrón, pero el más diligente,
el más honrado y de no poca erudición es Filópono. Varrón tiene
una escuela muy frecuentada, y en casa un grupo numeroso de
compañeros. Parece que a Filópono no le gustan las muchedumbres,
se contenta con pocos.
10
Este es el texto completo de Festo: retiario pugnanti adversus murmillonem, cantatur:
«non te peto, piscem peto. Quid me fugis, Galle» quia murmillonicum genus armaturae
Gallicum est, ipsique murmillones ante Galli appellabantur (Fest. p. 285 M).
11
Ya Cristóbal de Villalón había hablado también de los «bárbaros idiotas» en el Scholás-
tico (1538) para referirse a estos horribles maestros: «Hay agora muchos maestros de las
primeras letras, gramática, latín y rectórica, tan bárbaros idiotas, que puestos los discípulos
debajo de su disciplina, no los enseñan, sino barbarismos y solezismos, de tal manera que,
traídos a mano de doctor que los haya de enseñar doctrina más alta, tiene más necesidad
de tiempo para desarraigar dellos estas barbaridades que para enseñarles las buenas él.»
(Villalón 1997: 92).
12
Es Varrón en persona quien aparece también en la República literaria de Saavedra Fa-
jardo, donde, precisamente, le sirve de guía por los lugares que recorre, y ya en el siglo xx,
Rafael Sánchez Ferlosio (2001) puso este sobrenombre nada menos que a Fernando Lázaro
Carreter para hacerle una crítica lingüística.
127
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
128
6. Pedantes, gramáticos y dómines. Cuando nos reímos de nuestros maestros
Las razones por las que se relaciona el personaje del enseñante con
el del avaro no son simples. Entendemos que a la propia idiosincrasia de
los maestros reales, ligados a una secular miseria material y, a menudo
espiritual, se une ahora el propio defecto de la avaricia13. Es en la come-
dia Aulularia de Plauto donde encontramos al avaro por antonomasia, el
miserable Euclión, que luego veremos reaparecer en Molière14, concreta-
mente en su comedia titulada El avaro, y ya en pleno siglo xix tendremos
una recreación moderna en la novela Eugenia Grandet, de Balzac. Si bien
parece que Euclión está muy presente entre las fuentes literarias de Que-
vedo, como mostró Antonio Vilanova15, esta impronta incide sobre todo
en el carácter del avaro, pero no en su descripción física, que en Plauto
apenas es perceptible. Vilanova apunta otra fuente latina escrita ya en
13
Gil (1980: 29) apunta al hecho de que los jesuitas fueron alimentando esta imagen
peyorativa de los gramáticos para favorecer precisamente la de los preceptores de la propia
Compañía de Jesús.
14
Sobre los rasgos de Euclión comparados con los del personaje de Molière cf. García
Hernández 2004: 227-248.
15
Vilanova 1982: 355-388.
129
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
130
6. Pedantes, gramáticos y dómines. Cuando nos reímos de nuestros maestros
131
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
Junto a él (i.e. Rocinante), estaba Sancho Panza, que tenía del cabestro
a su asno, a los pies del cual estaba otro rótulo que decía «Sancho Zancas»,
y debía de ser que tenía, a lo que mostraba la pintura, la barriga grande, el
talle corto y las zancas largas, y por eso se le debió de poner nombre de
«Panza» y de «Zancas», que con estos dos sobrenombres le llama algunas
veces la historia. (Cervantes 2004: 120 [cap. I, IX])
16
«Los maestros de latinidad se dan a sí mismos el título de “preceptores” y sus discípulos,
primero, y la gente después les llaman despectivamente “dómines”.» (Gil 1980: 30).
17
Martínez Fernández (2000: 289) apunta esta huella cervantina en el retrato del dómine
Zancas-Largas, si bien ve la huella de Alonso Quijano en el retrato de otro de los personajes
de la novela, precisamente en Antón Zotes (Martínez Fernández 2000: 287).
18
«La imagen iconográfica de Don Quijote y Sancho Panza se impuso a la descripción
real y textual que de ellos hizo Cervantes –señala Rico–, pues el autor, de hecho, no hizo
ninguna descripción en el Quijote y si la hizo fue en falso [...] La única descripción que
Cervantes hace de Sancho es para decir que era “zanquilargo”, que tenía las zancas muy
largas» (Rico 2004: 44). Muy interesante a este respecto es el trabajo de Rodríguez Mansilla
2006: 190-209.
132
6. Pedantes, gramáticos y dómines. Cuando nos reímos de nuestros maestros
133
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
Al igual que el personaje del avaro tenía sus precedentes más pre-
claros en la comedia Aulularia de Plauto, el figurón, como ya hemos
apuntado más arriba, nace también en otra comedia no menos impor-
tante, precisamente la que se titula Miles gloriosus19 . El personaje lite-
rario del pedante se funde ahora con la impronta afín de un ser fanfa-
rrón e inútil, que con el tiempo llega a tomar carta de naturaleza con
el nombre de «figurón». La excesiva verborrea y la petulancia hacen
posible que fanfarronería y pedantería puedan verse como actitudes
parecidas en más de una ocasión. Además de la impronta plautina, en el
pedante confluye la herencia del teatro barroco y de la novela picaresca
moderna, por lo que estamos ya ante un nuevo arquetipo bastante ela-
borado. Uno de los figurones más notorios de la literatura española es
el llamado «dómine Lucas», protagonista de una comedia posbarroca
que lleva el mismo título. Está escrita por un afamado autor dramático
de aquel entonces, José de Cañizares. Para nuestra sorpresa, en este
caso el «dómine» no es un docente, sino un pésimo estudiante que es
descrito en estos términos:
19
El gran arraigo clásico del personaje ha sido estudiado por Moreno Hernández 2007:
23-70.
134
6. Pedantes, gramáticos y dómines. Cuando nos reímos de nuestros maestros
20
Fuente y derechos de reproducción de la imagen: Biblioteca de Catalunya.
21
El descubrimiento de esta relación entre la obra de Cañizares y el grabado de Goya se
debe a Edith Helman, tal y como nos refiere Lafuente Ferrari (Lafuente Ferrari 1979: 93-94).
22
AA.VV. 1994: Capricho 50.
135
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
6. Los motes
136
6. Pedantes, gramáticos y dómines. Cuando nos reímos de nuestros maestros
23
Mollfulleda Buesa 1996: 171-173 y Arencibia 2008: 429-446.
137
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
138
6. Pedantes, gramáticos y dómines. Cuando nos reímos de nuestros maestros
139
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
140
6. Pedantes, gramáticos y dómines. Cuando nos reímos de nuestros maestros
porque decía esa palabra a menudo, refiriéndose a las cosas más dispares,
se frotaba las manos viéndonos apuntar la sentencia latina. Su manera de
usar la palabra chaveta era pintoresca: Sertorio había perdido la chaveta
en distintas ocasiones de su vida. Sólo a un guerrero que ha perdido la
chaveta se le ocurre ser liberal y demócrata, decía el fraile. También había
perdido el juicio –es decir, la chaveta– Julio César. (Sender 1997: 213)
Cuando los alumnos del Colegio –el anterior al Instituto, que siempre
olía a morcilla frita– tuvimos que estudiar latín, según el plan de estudios
resucitado por la República, don Bartolomé, el director y propietario, con
todo el dolor de su alma, contrató a D. Francisco García, porque él, de la
lengua del Lacio, sólo entendía el dominus vobiscum.
Don Francisco fue el primer protestante que vi en mi vida. Era, más o
menos de contrabando, el pastor de los poquísimos luteranos que había
en mi pueblo, donde nunca se protestó por nada [...]
Don Francisco debía tener ya sesenta y muchos años. La calva clara,
rodeada de un cerquillo cano, y unas gafas de oro que en clase le brillaban
muchísimo a la luz del ventanal que le caía muy cerca.
Vestido de oscuro y con corbata, siempre hacía las mismas cosas al llegar
a clase a las once en punto. Antes de sentarse colocaba sobre la mesa el reloj,
la lista de alumnos, el lápiz, el manual, el cuarterón de tabaco de 4,90 –que
era el más lujoso de entonces– el librillo de papel y el mechero dorado.
Cada día preguntaba, uno por uno, a toda la clase. El preguntado
se ponía de pie, y don Francisco, con ademanes y voz muy educados,
141
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
aunque severos, nos hacía recitar las declinaciones y los verbos, cuidando
mucho las terminaciones [...]
Yo lo respetaba mucho cuando comprendí su gran honradez religiosa.
Pues las pocas veces que se refería a temas de moral y creencias –siempre
muy de pasada– jamás aprovechaba para hacer su publicidad protestante.
Al contrario, decía que todos debíamos ir a misa y cumplir con la moral y
creencias de nuestros mayores [...]
Pero las cosas como son, la única vez que lo oí reírse con ganas, fue el
día que me equivoqué al conjugar el presente de indicativo del verbo sum,
y en vez de decir el plural como manda la gramática: sumus, estis, sunt, dije
sumus, SETIS, sunt... [...] mi buen amigo Antoñito Lozano, (el que pocos
años después, como a su padre y hermano asesinaron en la zona republicana)
desde aquel día me llamó Setis. –An da Se tis –me decía con aquel hablar tan
morosísimo que tenía– va mos a to mar nos una ga seo sa con Se tis a la plan
cha en el bar de Ce ci lio [...]. (García Pavón 1977: 441-444)
142
6. Pedantes, gramáticos y dómines. Cuando nos reímos de nuestros maestros
7. Conclusiones
Bibliografía
143
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
144
6. Pedantes, gramáticos y dómines. Cuando nos reímos de nuestros maestros
145
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
146
7. Una tragedia griega en una
comedia moderna: Poderosa
Afrodita de Woody Allen*
Idoia Mamolar Sánchez
(Universidad del País Vasco /
Euskal Herriko Unibertsitatea)
147
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
1
Para la elaboración de este estudio han sido muy útiles Bocchi 2010, Fonte 2010, Lee 2002,
Luque 2005 y Nichols 2000, monografías, todas ellas, sobre el cine de Woody Allen en ge-
neral o aspectos amplios del mismo; además, y de forma más concreta, el trabajo de Drexler
1999 sobre el uso del coro y otros elementos corales en las películas de Allen, y los dos
capítulos dedicados a Poderosa Afrodita en las monografías de Lee y Nichols mencionadas:
respectivamente, «“When You’re Smiling”: Mighty Aphrodite (1995)» (Lee 2002: 198-203)
y «The Sportswriter and the Whore (Mighty Aphrodite)» (Nichols 2000: 195-210).
148
7. Una tragedia griega en una comedia moderna: Poderosa Afrodita de Woody Allen
Chorus. Woe unto man! Brave Achilles, slain in trial by blood; for prize,
the bride of Menelaus. And father of Antigone, ruler of Thebes, self-
rendered sightless by lust for expiation; lost victim of bewildered
desire. Nor has Jason’s wife fared better: giving life only to reclaim
it in vengeful fury.2
2
Los textos en inglés corresponden a la versión original de la película, cuya referencia
completa se da en la Bibliografía.
149
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
3
Sobre el uso del coro en Poderosa Afrodita, véase Drexler 1999. Observaciones intere-
santes sobre el coro en general se hallan también en el capítulo «Teoría y práctica del coro
desde la Antigüedad hasta la era moderna» de la monografía –recientemente traducida al
español– en la que el conocido helenista Bernhard Zimmermann estudia la tragedia griega
y su posterior influjo (Zimmermann 2012: 121-136); al final del capítulo, brevemente, se
alude al coro de Poderosa Afrodita.
150
7. Una tragedia griega en una comedia moderna: Poderosa Afrodita de Woody Allen
4
Véase The New Shorter Oxford English Dictionary, s. v. woe y unto.
151
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
Chorus. Take for instance the case of Lenny Weinrib, a tale as Greek and
timeless as fate itself.
5
«Mighty Aphrodite tries to fool us», señala expresivamente Lee (2002: 198) al inicio del
capítulo dedicado a Poderosa Afrodita. Resume así el efecto que produce en el espectador
el que la película arranque como una tragedia y, al final, se haya convertido claramente en
una comedia. Los comentarios funestos del coro así como de otras figuras trágicas se suce-
den a lo largo del film, y, aunque están teñidos de humor, como Lee señala, hay que esperar
hasta el desenlace para saber que la de Lenny Weinrib no va a ser la historia desgraciada
que las palabras de aquéllos auguran desde el comienzo mismo de la película.
152
7. Una tragedia griega en una comedia moderna: Poderosa Afrodita de Woody Allen
Lenny. You read that in the tabloids all the time. We adopt some sweet
little boy, he turns thirteen, we go to sleep at night, he’d split our head
open with an axe. […] It’s a common ocurrence.
153
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
6
Luque (2005: 213).
154
7. Una tragedia griega en una comedia moderna: Poderosa Afrodita de Woody Allen
155
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
Simplemente pensé que sería algo muy divertido. Imagino que es algo
que me había rondado la cabeza durante muchos años, errr, en el sentido de
que muchas cosas que consideramos serias, como el estilo documentalista
156
7. Una tragedia griega en una comedia moderna: Poderosa Afrodita de Woody Allen
8
Schickel (2010: 142).
157
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
Laius. I with joy did have a son, so fair, so clear-headed, and brave, that I a
thousand pleasures did derive from his presence. So what happens? One
day, he kills me. And don’t you think? He runs off and marries my wife.
158
7. Una tragedia griega en una comedia moderna: Poderosa Afrodita de Woody Allen
159
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
160
7. Una tragedia griega en una comedia moderna: Poderosa Afrodita de Woody Allen
161
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
162
7. Una tragedia griega en una comedia moderna: Poderosa Afrodita de Woody Allen
Chorus-leader. Curiosity. That’s what kills us, not muggers or all that
bullshit about the ozone layer. It’s our own hearts and minds.
Lenny. I’m going to find out.
Chorus. Please, Lenny, don’t be a schmuck.
163
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
Linda. I had a kid, Lenny, and I gave him up for adoption. It’s the sorriest
thing I ever did in my entire life. There’s not a day that doesn’t go by
that I don’t wake up thinking about him. Now some lucky family has
him. I just hope to God that they’re taking good care of him.
164
7. Una tragedia griega en una comedia moderna: Poderosa Afrodita de Woody Allen
9
Así, por ejemplo, Morris 1987: pássim y Hösle 2006: 73-74.
165
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
10
Poética 1452a 32-33. De los elementos constitutivos de la tragedia, el más importante
para Aristóteles es la trama (mythos), entendiendo por tal la estructuración de la historia
que el drama nos cuenta (1450a 7-15); y un aspecto fundamental de la misma –establece
también Aristóteles– es el cambio de fortuna (metabasis), ya sea de la dicha a la infelicidad
o de la infelicidad a la dicha (1451a 12-15). Cuando el cambio de fortuna va acompañado
de peripecia o de reconocimiento o de ambos a la vez, Aristóteles habla de tramas com-
plejas; en las que denomina tramas simples, el cambio se produce sin ninguno de los dos
incidentes (1452a 12-18). Para la definición de uno y otro, véanse respectivamente 1452a
22-23 (peripecia) y 1452a 29-32 (reconocimiento). La edición de la Poética utilizada es la
de Dupont-Roc-Lallot (1980), cuyas notas sirven de gran ayuda en la interpretación del
texto –a menudo difícil– de Aristóteles. Una visión de conjunto breve y clara de la trama
de la tragedia es la de Hoz 1982: pássim.
166
7. Una tragedia griega en una comedia moderna: Poderosa Afrodita de Woody Allen
167
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
Lenny se ha acostado con Linda y esto parece haber sido una suerte de
revulsivo para él, ya que, cuando el corifeo le pregunta indiscreto por las
cualidades de Linda –dada su experiencia en esos menesteres–, Lenny
responde que lo único que con seguridad sabe es que echa de menos a su
mujer: «I don’t know. I just know that suddenly I really miss Amanda».
Parece, pues, que el encuentro con Linda acaba también contribuyendo
a que el protagonista se reconcilie con su esposa Amanda.
Lee (2002: 203) señala que la ausencia de sorpresa del coro al final de la película es una
11
168
7. Una tragedia griega en una comedia moderna: Poderosa Afrodita de Woody Allen
ya sabía por tanto cuál iba a ser el desenlace; ello explicaría asimismo que cierre la comedia
cantando un confiado When you’re smiling. En mi opinión, sin embargo, es la discon-
tinuidad típicamente cómica y la tendencia del género a lo imprevisible lo que ayuda a
comprender por qué el coro se olvida de sus malas predicciones y se suma a la alegría que
rodea a los personajes al final de Poderosa Afrodita. Se trataría de una cuestión de poética
cómica, que no procede explicar –opino– en términos realistas.
169
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
12
Allen 2012: 35.
13
Dios, el azar, la responsabilidad individual, son temas constantes en su cine, que apuntan
a la dimensión filosófica de las películas de Allen. A modo de introducción general, puede
verse, por ejemplo, Lee 2002: 1-16.
170
7. Una tragedia griega en una comedia moderna: Poderosa Afrodita de Woody Allen
Bibliografía
Allen, W. (2012): «Mi filosofía», en Íd., Cuentos sin plumas, 4.ª ed., Barcelona,
Tusquets, 31-36.
Bocchi, P. M. (2010): Woody Allen. Quarant’anni di cinema, Genova, Le
Mani-Microart’s.
14
Drexler 1999: 251.
171
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
Brown, L., ed. (1993): The New Shorter Oxford English Dictionary, I-II, Oxford,
Clarendon Press.
Drexler, P. (1999): «Zur Funktion des Chors und chorischer Elemente in den
Filmen Woody Allens», en P. Riemer-B. Zimmermann (Hrsg.), Der Chor
im antiken und modernen Drama, Beiträge zum antiken Drama und seiner
Rezeption, Band 7, Stuttgart-Weimar, Verlag J. B. Metzler, 247-270.
Dupont-Roc, R. y J. Lallot (1980): Aristote. La Poétique, Texte, traduction,
notes par Roselyne Dupont-Roc et Jean Lallot, Paris, Éditions du Seuil.
Fonte, J. (2010): Woody Allen, 5.ª ed. actualizada, Madrid, Cátedra.
Hösle, V. (2006): Woody Allen. Filosofía del humor, 2.ª ed., Barcelona, Tusquets.
Hoz, J. de (1982): «Algunas observaciones tipológicas sobre la tragedia griega»,
en F. R. Adrados et al., Estudios de forma y contenido sobre los géneros litera-
rios griegos, Cáceres, Universidad de Extremadura, 49-64.
Lee, S. H. (2002): Eighteen Woody Allen Films Analyzed. Anguish, God and
Existentialism, Jefferson, North Carolina, and London, McFarland & Com-
pany, Inc., Publishers.
Luque, R. (2005): En busca de Woody Allen. Sexo, muerte y cultura en su cine,
Madrid, Ocho y Medio.
Morris, C. (1987): «Woody Allen’s Comic Irony», Literature/Film Quarterly
15/3, 175-180.
Nichols, M. P. (2000): Reconstructing Woody. Art, Love, and Life in the Films of
Woody Allen, Lanham, Rowman & Littlefield Publishers, Inc.
Schickel, R. (2010): Woody Allen por sí mismo, Barcelona, Ma non troppo.
Zimmermann, B. (2012): Europa y la tragedia griega. De la representación ritual
al teatro actual, Madrid, Siglo XXI.
172
8. Una de romanos: la recepción
de la Roma imperial a través
del humor
Isidora Emborujo Salgado
(Universidad del País Vasco /
Euskal Herriko Unibertsitatea)
Abstract: In the reception of the Imperial Rome, humor plays a very sig-
nificant role. Films, comic strips, advertisement and graphic humor offer the
friendliest aspects of this period. To show both what kind of problems we,
modern readers, face when trying to unravel them and, also, the educational
opportunities they hold out, few examples extracted from these genres have
been selected in this paper. By the analysis of the anachronisms and the ex-
planation of several examples, this article studies the current reception of its
most significant elements and how they are shown in the sources.
1
La vida de Brian (Monty Python’s The Life of Brian, UK, 1979). Dirección: Terry
Jones. Actores: Terry Gilliam, John Cleese, Michael Palin, Graham Chapman, Eric Idle,
Terry Jones.
173
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
1. Fuentes
El título de este trabajo define el espíritu del mismo, esto es, acercar-
nos a la recepción de la Antigüedad. Es evidente que este acercamiento
ha de ser limitado, y serán nuestras fuentes las que acoten nuestro objeto
de estudio.
2
El valor didáctico de estos materiales resulta hoy indiscutible, el cine, el cómic, la novela
histórica e incluso los videojuegos son utilizados en el aula para acercar al alumnado al es-
tudio del Mundo Clásico. Hacemos extensivos a todos estos materiales los requisitos que
Becerra y Jorge establecen para el cómic: «fidelidad histórica, ambientaciones, recreación
de mitos, monumentos o términos lingüísticos característicos de la Antigüedad», Becerra y
Jorge 2008: 781. Véanse García Sanz 1993 y 2002; y García y Pagès 2007. Es también muy
interesante el artículo de Herrero 1999: 106, n. 9.
3
Cf. AA.VV. (1991): La Sátira Latina: 177.
4
Del Rey Morató 2002: 349.
174
8. Una de romanos: la recepción de la Roma imperial a través del humor
5
Lapeña Marchena (2008: 232): «La imagen filmada y su discurso han narrado, interpre-
tado y popularizado la historia y los mitos de la Antigüedad a través de sendas variadas».
6
Cf. Rosenstone 1988: 1180-1182; y 1997: 27-29.
7
Nos encontramos ante la historieta francesa más popular del mundo: Van Royen y Van
Der Vegt (2000); Guiral (2007), Tomé Martín (1999). Álbumes de Astérix: Astérix el Galo,
1995 (19611); Astérix gladiador, 2005 (19641); Asterix Galiako Itzulian, 1995 (19651); As-
térix legionario, 1991 (19671); La cizaña, 2007 (19701); La residencia de los dioses, 1981
(19711) El regalo del César, 2005 (19741); Obélix y compañía, 1994 (19761).
8
Forges 2006 (= 19801).
9
En este caso no vamos a incluir la película Golfus de Roma (A Funny Thing Happened
on the Way to the Forum, UK, 1966). Dirección: Richard Lester. Intérpretes: Zero Mos-
tel, Phil Silvers, Buster Keaton, Michael Crawford, Jack Gilford, Annette Andre, Michael
Hordern, Leon Greene.
10
Roman Scandals. Dirección: Frank Tuttle, 1933. USA. Intérpretes: Eddie Cantor, Gloria
Stuart, Edward Arnold, David Mamners, Ruth Etting. Cf. Miret y Balagué (2009: 46-48).
175
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
11
http://conelcineenlostalones.blogspot.com/2008/09/escandalos-romanos-frank-tuttle-1933.html
12
La versión más conocida de Ben-Hur es la dirigida por William Wyler en 1959, pero
hay dos películas anteriores, basadas en la novela homónima de Lewis Wallace (Ben-Hur.
A tale of the Christ, 1880). La más antigua es la dirigida por Sidney Olcott en 1907, que
duraba poco más de 15 minutos y en la que la escena principal era la carrera de carros. En
1925 Fred Niblo dirige la segunda versión, una de las películas más largas (2 horas y 23
minutos) y caras del momento; al igual que en el resto de versiones la carrera de cuadrigas
es una de las escenas destacadas.
176
8. Una de romanos: la recepción de la Roma imperial a través del humor
177
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
una bebida rica, equilibrada, liviana y natural. Es popular, como los ro-
manos, y forma parte de la cotidianeidad»13.
Estas fuentes, especialmente el cine y el cómic, han contribuido a la
popularización del pasado, gracias a ellas «los ‘romanos’ se han hecho
con un lugar en el imaginario colectivo de unas generaciones que ac-
cedieron al conocimiento histórico a través de la pizarra del celuloide»
(Lapeña Marchena 2011: 2).
178
8. Una de romanos: la recepción de la Roma imperial a través del humor
16
Cf. Duplá (2011: 98).
17
Cf. Novillo López (2011); Molina (2008).
18
Cf. Novillo López (2008: 668).
179
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
180
8. Una de romanos: la recepción de la Roma imperial a través del humor
21
Obélix y compañía, 1994: 33.
22
Obélix y compañía, 1994: 36. Las palabras introductorias a la exposición de la campaña
publicitaria de los menhires galos ponen en evidencia que la ‘jerga’ de Cayo Coyuntural
es bastante complicada, pero sobre todo muy actual: «Lo que va a seguir será difícilmente
comprensible para aquellos que no están familiarizados con el mundo de los negocios
antiguos. Más aún, teniendo en cuenta que todo esto es impensable, hoy día, pues a nadie
se le ocurriría probar a vender algo completamente inútil…».
23
Obélix y compañía, 1994: 35.
181
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
24
Obélix y compañía, 1994: 48: «Pero la preocupación por tan enrevesadas cuestiones desa-
parece bajo las estrellas, como la nieve bajo el sol, y es con el espíritu en paz como los galos
celebran su amistad reencontrada…».
25
La residencia de los dioses, 1981: 28-29. Se exagera la grandiosidad del anfiteatro de la
nueva zona residencial y se le llama Gauliseo, emulando al anfiteatro flavio.
26
La residencia de los dioses, 1981: 25. El arquitecto encargado de la construcción del
conjunto residencial, Anguloagudus, acude a Plantigradus, el centurión, para solicitar que
refuerce la vigilancia del bosque para evitar la repoblación que llevan a cabo los galos y se
encuentra con un desesperado y abatido soldado desarmado, calmando su dolor de pies y
de cabeza que le dice: «Mis hombres se han declarado en huelga. Pero el diálogo continúa.
Hemos de abordar, hoy, el problema de los permisos de medianoche, que los delegados
quieren alargar una hora más».
182
8. Una de romanos: la recepción de la Roma imperial a través del humor
ciudadanos romanos hace que suban los precios de todos los productos
provocando la disensión entre sus habitantes27. Esta situación obliga a
Astérix y a Panorámix a plantear una nueva estrategia para librarse de
los romanos. Los autores recurren a métodos que hoy nos resultan muy
familiares: asustar a los inquilinos y hacerles imposible la convivencia
introduciendo a un vecino muy molesto. Convierten la idílica residen-
cia en un infierno al alquilar una vivienda para Asurancetúrix, el bardo,
que exclama feliz «¡Al fin podré ejercer mi arte rodeado de personas
refinadas!»28. Como sucede también en la aldea, los cantos del bardo son
insufribles y provocan una terrible reacción en los romanos que prefie-
ren volver a la Urbe que aguantarlo.
Tras el abandono del edificio Anguloagudus, el arquitecto responsa-
ble del proyecto, ve peligrar su trabajo y recurre al centurión de Aqua-
rium para mantener su proyecto. Plantigradus convence a los delegados
de los legionarios de que abandonen la huelga a cambio de ocupar las vi-
viendas dejadas por los ciudadanos romanos. Esta decisión es el final de
la urbanización porque tras expulsar al bardo para evitar que se repita lo
sucedido con los primeros ocupantes los galos atacan el edificio hacien-
do volver a los maltrechos legionarios a su campamento. La repoblación
del bosque acaba, una vez más, con los planes de César29.
Son varios los aspectos que este cómic nos permite abordar. Por un
lado, la creación de núcleos urbanos (coloniae y municipia) en los territo-
rios conquistados y el asentamiento de colonos, de ciudadanos de diver-
sa procedencia, que constituyen un importante factor de romanización.
Por otro lado, tenemos una parodia excelente sobre la forma de vida de
estos colonos y sus relaciones con la población indígena. La insula que
27
La residencia de los dioses, 1981: 33-34. Astérix tiene que comprar pescado porque la
devastación del bosque ha provocado la escasez de jabalíes y se encuentra con unos precios
exagerados y la actitud de Ordenalfabétix que le recuerda que pueden arreglarse sin los
galos puesto que les basta la demanda de los romanos.
28
La residencia de los dioses, 1981: 39.
29
La residencia de los dioses, 1981: 47: «Y no lejos de las ruinas romanas, en un verdadero
claro del bosque frecuentado por los jabalíes y las cornejas, nuestros galos, reunidos para
uno de los banquetes tradicionales, celebran una nueva victoria, una victoria sobre los
romanos, una victoria sobre el tiempo que pasa, inexorablemente…».
183
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
30
Frente Judaico Popular, Frente Popular del Pueblo Judaico, Frente del Pueblo Judaico
(escuadrón suicida), Unión Popular de Judea (Disidente), Frente Popular de Judea. Lachs
2006: 13: «John Cleese reveals the target of this lambaste in his commentary on the film,
specifying the proliferated leftist organizations in Britain at the time. The biggest was the
Socialist Workers Party, but there were a number of others and they were all Leninist or
Trotskyite or Maoist or Leninist Maoist or Maoist Trotskyite, and they all had these ex-
traordinarily precise labels and they all fought with each other and hated each other much
more than they actually hated the parties on the right, because it was so necessary for
them to be doctrinally pure. What was funny was that they always talked as if they were
massively important, and they were of course completely peripheral».
184
8. Una de romanos: la recepción de la Roma imperial a través del humor
31
La parodia lleva a Brian, que odia a los romanos, a trabajar en el anfiteatro vendiendo
«aperitivos imperialistas».
185
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
Volviendo a las preguntas con las que hemos iniciado este trabajo,
nos centraremos ahora en los elementos más representativos de la Roma
imperial que aparecen en nuestras fuentes, esto es, en la recepción32.
Cuando echaban «una de romanos» la pantalla se llenaba de apuestos
y valientes centuriones, de batallas multitudinarias, de hermosas patri-
cias y sensuales esclavas, de luchas a muerte entre gladiadores, de trai-
ciones y crueldades, de amores pasionales, de cristianos devorados por
leones, de hombres fornidos capaces de vencer a las bestias, de toscas
reproducciones de los edificios más característicos de la antigua Roma,
etc. A diferencia de lo que sucede en el peplum, donde la violencia y el
erotismo son elementos omnipresentes, los materiales que analizamos
rompen con todos los estereotipos: no hay héroes musculosos ni mu-
jeres esculturales, no hay decorados colosales ni grandes batallas. Los
protagonistas son un grupo de hombres y mujeres comunes, ni bellos
ni especialmente valientes33, que conviven con la realidad romana defen-
diendo sus peculiaridades.
En la mayoría de los casos se asocia «lo romano» con el ámbito urba-
no: Roma o las ciudades provinciales. En los álbumes de Astérix abun-
dan las referencias a la Urbs, donde normalmente se sitúa a César y a sus
legados, encargados de acabar con la resistencia de la aldea gala. En las
ciudades aparecen representados los principales edificios urbanos: curia,
termas, circo, teatro, arcos de triunfo, anfiteatro, etc., rodeados en mu-
chos casos de viviendas completamente anacrónicas34. En contraposición
32
Es realmente ilustrativo el estudio realizado entre los estudiantes de secundaria sobre el
conocimiento extracurricular sobre el mundo romano del que se deduce que los aspectos
más destacados son el ejército y las conquistas, el imperio. Véase Rivero Gracia (2009).
33
Recordemos el diálogo que tiene lugar en la sede del FPJ (Frente Popular de Judea):
«—¡Los que estamos aquí daríamos la vida por librar a nuestra patria de los romanos
de una vez por todas!
—¡Yo no!
—¡¿Eh?!
—¡Qué yo no!
—Ah sí. Hay uno que no, pero aparte de él todos».
34
Es el caso de las viviendas de la mayoría de las ciudades que recorren Astérix y Obélix
186
8. Una de romanos: la recepción de la Roma imperial a través del humor
en su vuelta a la Galia (Asterix Galiako Itzulian, 1995): Rotomagus (Ruan), Lutetia (París),
Camaracum (Cambrai), Durocortorum (Reims), Divodorum (Metz), Lugdunum, (Lyon),
Nicae (Niza), Massilia (Marsella), Tolosa (Toulouse), Aginum (Agen) Burdigala (Burdeos)
y Gesocribate (Le Conquet). En ocasiones estos núcleos urbanos son en realidad pequeños
poblados, rodeados de una pequeña muralla, con calles abigarradas de casas de planta baja
y sin un trazado urbano determinado (Lugdunum, p. 27). Las viviendas tienen más que ver
con las construcciones medievales que con las casas redondas documentadas arqueológi-
camente y que aparecen también en el cómic, por ejemplo en la aldea de los irreductibles
galos, Ruiz Zapatero 1997: 303.
35
Asterix Galiako Itzulian, 1995: 24-27.
36
A diferencia de las insulae que aparecen en La Residencia de los Dioses se trata de casas
pequeñas, de planta rectangular, de una o dos alturas, con tejados de doble vertiente de
paja o madera.
187
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
188
8. Una de romanos: la recepción de la Roma imperial a través del humor
38
Lapeña Marchena (2008: 245): «Ya que sólo se diferenciarían de los actuales deportes de
masas por su refinada y constante crueldad. Al ser mostrados con ese discurso reduccio-
nista, los espectáculos públicos romanos pierden todo su carácter cívico, religioso, social,
político y cultural, y a través de su representación en las pantallas, el cine sobre la Antigüe-
dad elabora y envía un juicio moral que es siempre una condena negativa».
39
Se trata del spot dedicado al Aquarius perus, en el que se utiliza el lenguaje del periodis-
mo deportivo (del futbol en concreto) para narrar el espectáculo del anfiteatro.
189
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
190
8. Una de romanos: la recepción de la Roma imperial a través del humor
41
La residencia de los dioses, 1981: 27.
42
Hay un abismo entre el ejército de la parodia y las tropas en activo y los veteranos
que aparecen en últimas producciones cinematográficas como Centurión (Centurion, Neil
Marshall, 2010) o La Legión del águila (The Eagle of the Ninth, Kevin Macdonald, 2011).
43
Resulta imprescindible para esta cuestión el capítulo «Julio César y sus soldados» de Van
Royen y Van Der Vegt 2000: 95-142.
44
Emborujo Salgado 2010.
45
Aquarium, Babaorum, Laudanum y Petibonum.
191
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
192
8. Una de romanos: la recepción de la Roma imperial a través del humor
51
Forges 2006: 16. Una anciana desciende por un lado de las murallas de Numancia armada
con una sartén y hace huir al grupo de legionarios que exclaman: «¡Es ella, la de la sartén; la
que me contó mi primo Tulio Jesuso Baldaito». La anciana llama a los romanos ‘panda de
histéricas’, y otro personaje, una mujer que está consolando a un niño nos informa de qué
estaban haciendo los soldados: «No, no llores más; ahora la abuela va a pegar a los romanos
malos que con sus jaculatorias a Marte han despertado al nene».
193
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
público. Los soldados que vigilan los actos públicos (la lapidación, por
ejemplo) muestran su desconcierto y no intervienen en ningún momento.
La violencia, la sangre y la represión de las poblaciones conquistadas
se desvanecen en la parodia, de modo que aunque se cuente «otra histo-
ria» esta nos acerca a la «historia verdadera» y, sobre todo, nos divierte.
4. Conclusiones
194
8. Una de romanos: la recepción de la Roma imperial a través del humor
Bibliografía
52
Gómez Pérez 1996: 70.
195
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
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Muro Munilla, M. A. (2004): Análisis e interpretación del cómic. Ensayo de
metodología semiótica, Logroño.
196
8. Una de romanos: la recepción de la Roma imperial a través del humor
197
PARTE II
EL HUMOR EN OTROS ÁMBITOS CULTURALES
9. Muertos de risa: de lo trágico
y lo cómico en la China antigua*
Albert Galvany
(University of Cambridge /
Universitat Pompeu Fabra)
∗
Esta investigación ha contado con el apoyo y la financiación de una beca Marie Curie
(PIEF-GA-2010-274566) del 7.º Programa Marco de la Comunidad Europea para la In-
vestigación y el Desarrollo Tecnológico.
201
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
La muerte de la risa
1
El artículo de Harbsmeier 1989, sigue siendo uno de los escasos estudios generales sobre
el tema.
2
Véase al respecto Morreal 2010.
202
9. Muertos de risa: de lo trágico y lo cómico en la China antigua
3
Sima Qian 1959: 2177.
4
Sima Qian 1959: 2161-2162.
5
Zhao Yu 1985: 134-136.
203
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
孫子武者,齊人也。以兵法見於吳王闔廬。闔廬曰:「子之十三篇,
吾盡觀之矣,可以小試勒兵乎?」對曰:「可。」闔廬曰:「可試以
婦人乎?」曰:「可。」於是許之,出宮中美女,得百八十人。孫子
分為二隊,以王之寵姬二人各為隊長,皆令持戟。令之曰:「汝知而
心與左右手背乎?」婦人曰:「知之。」孫子曰:「前,則視心;
左,視左手;右,視右手;后,即視背。」婦人曰:「諾。」約束既
布,乃設鈇鉞,即三令五申之。於是鼓之右,婦人大笑。孫子曰:「
約束不明,申令不熟,將之罪也。」復三令五申而鼓之左,婦人復大
笑。孫子曰:「約束不明,申令不熟,將之罪也;既已明而不如法
者,吏士之罪也。」乃欲斬左古隊長。吳王從臺上觀,見且斬愛姬,
大駭。趣使使下令曰:「寡人已知將軍能用兵矣。寡人非此二姬,食
不甘味,願勿斬也。」孫子曰:「臣既已受命為將,將在軍,君命有
所不受。」遂斬隊長二人以徇。用其次為隊長,於是復鼓之。婦人左
右前后跪起皆中規矩繩墨,無敢出聲。於是孫子使使報王曰:「兵既
整齊,王可試下觀之,唯王所欲用之,雖赴水火猶可也。」吳王曰:
「將軍罷休就舍,寡人不願下觀。」孫子曰:「王徒好其言,不能用
其實。」於是闔廬知孫子能用兵,卒以為將。
6
Sobre este importante hallazgo arqueológico, y en relación con el Arte de la Guerra de
Sunzi, me remito a algunas de las aportaciones bibliográficas más elementales: Zhan Libo
1974; Loewe 1977.
7
Para un análisis más completo de esta anécdota, véase Galvany 2011.
204
9. Muertos de risa: de lo trágico y lo cómico en la China antigua
Sunzi Wu, oriundo del país de Qi, fue recibido en audiencia por el rey de
Wu, Helü, con la intención de discurrir sobre el arte de la guerra.
El monarca dijo: «He leído a fondo vuestros trece capítulos pero,
¿podríais concederme una pequeña muestra de vuestro arte militar?»
«Por supuesto», contestó Sunzi.
«¿Y os atreveríais a probarlo con mujeres?», insistió el soberano.
«Desde luego», replicó el estratega.
Con tal fin, el monarca congregó las ciento ochenta mujeres más
hermosas de su corte. Sunzi las dividió en dos escuadras, dispuso que las
dos concubinas favoritas del rey tomaran el mando de cada una de las dos
unidades y las armó con alabardas.
Entonces preguntó a las mujeres: «¿Saben dónde se encuentran el
corazón, la derecha, la izquierda y la espalda?»
«Sí», contestaron ellas.
«Cuando diga ‘Adelante’, debéis marchar en la dirección de vuestro
corazón; cuando diga ‘Izquierda’, debéis hacerlo en la dirección de
vuestra mano izquierda; cuando diga ‘Derecha’, en la dirección de vuestra
mano derecha; y cuando diga ‘Atrás’, en la dirección de vuestra espalda.»
Las mujeres declararon haberlo entendido.
Habiendo establecido esas órdenes, Sunzi ordenó traer el hacha de
mando, se dirigió hacia ellas y les explicó varias veces el sentido de las
instrucciones. Tras esto, batió el tambor con la orden de marchar hacia la
izquierda mas las mujeres se echaron a reír.
Sunzi dijo entonces: «Si las órdenes no están claras y las instrucciones no
han sido debidamente explicadas, la culpa es del general.» Acto seguido,
repitió las órdenes y volvió a explicar las instrucciones varias veces. Batió
el tambor con la señal de marchar hacia la izquierda pero las mujeres
estallaron de nuevo en carcajadas.
Sunzi dijo en esta ocasión, «Si las órdenes no están claras y las instrucciones
no han sido debidamente explicadas, la culpa es del general; pero, si tras
haber sido perfectamente aclaradas, los soldados no las obedecen, la
culpa es de los oficiales.» Y se dispuso a decapitar a las responsables de
cada sección. El monarca, que contemplaba el suceso desde la terraza
205
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
de su palacio, al ver con espanto que sus dos amadas concubinas iban a
ser ejecutadas envió un mensajero a Sunzi con la siguiente súplica: «Ya
estoy convencido de que sois capaz de conducir las tropas. Sin esas dos
concubinas, los manjares más exquisitos se volverían insípidos para mí.
Ruego, pues, les sea perdonada la vida.»
Sunzi respondió: «Vuestro servidor ha sido investido como general
responsable de estas tropas y, en tanto que general al mando, no está
obligado a obedeceros.» Y, como medida ejemplar, ejecutó a las dos
concubinas responsables de cada sección al mismo tiempo que las sustituía
por las dos siguientes. Entonces, batió una vez más el tambor y las mujeres,
en perfecto orden, marcharon a izquierda y derecha, adelante y atrás, y se
arrodillaron y pusieron en pie sin atreverse a pronunciar una sola palabra.
Al cabo, Sunzi envió el siguiente mensaje al monarca: «Las tropas ya
han sido adiestradas y podéis pasar revista; obedecerán vuestras órdenes
aunque mandéis que se arrojen al agua o al fuego.»
El monarca respondió: «El general ha concluido el ejercicio y puede
retirarse. No deseo pasar revista.»
Entonces, Sunzi replicó: «Vuestra majestad sólo gusta de las palabras,
mas no de los hechos.»
El monarca Helü quedó convencido de la pericia de Sunzi para el mando
militar y decidió nombrarlo general de sus tropas.8
8
Sima Qian 1959: 2161-2162.
206
9. Muertos de risa: de lo trágico y lo cómico en la China antigua
9
A pesar de que el texto está corrompido y que su lectura resulta complicada, todo apunta
a que, a diferencia de lo que sucede en la versión de los Registros históricos de Sima Qian
y de las Primaveras y Otoños de Wu y Yue, en la versión de los manuscritos de Yinques-
han, Sunzi trata por todos los medios de persuadir al monarca Helü de que el ejercicio no
se efectúe con mujeres sino con hombres ya que, a su entender, las mujeres cuentan en
general con muy poca resistencia o dureza (ren 忍): Yinqueshan Hanmu zhujian zhengli
xiaozu 1985: 162. Es probable que en esa versión se explote los dos significados de de dicho
término, ya que éste denota tanto el aguante, la resistencia física como la inclemencia en el
plano moral. Este segundo significado, menos frecuente, aparece en varias fuentes textuales
pre-imperiales e incluso en los Registros históricos de Sima Qian: Wang Li 2000: 304. Por
consiguiente, de acuerdo con la opinión de Sunzi, las mujeres no sólo carecen del aguante fí-
sico imprescindible para convertirse en combatientes sino, también, y esto es importante, de
la severidad, de la dureza de corazón, necesaria en la administración de la disciplina militar.
10
No resulta extraño, por tanto, que el historiador holandés Johan Huizinga se basara en
esa concepción de la guerra aristocrática china para defender la naturaleza lúdica del com-
207
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
208
9. Muertos de risa: de lo trágico y lo cómico en la China antigua
14
Yang Bojun 1990: 241.
209
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
210
9. Muertos de risa: de lo trágico y lo cómico en la China antigua
褒姒不好笑,幽王欲其笑萬方,故不笑。幽王為烽燧大鼓,有寇至則
舉烽火。諸侯悉至,至而無寇,褒姒乃大笑。幽王說之,為數舉烽
火。其後不信,諸侯益亦不至。幽王以虢石父為卿,用事,國人皆
怨。[…] 申侯怒,與繒、西夷犬戎攻幽王。幽王舉烽火徵兵,兵莫
至。遂殺幽王驪山下,虜褒姒,盡取周賂而去。
211
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
La risa de la muerte
19
Sima Qian 1959: 148-149.
212
9. Muertos de risa: de lo trágico y lo cómico en la China antigua
孰能相與於無相與,相為於無相為﹖孰能登天遊霧,撓挑無極;相忘
以生,無所終窮﹖三人相視而笑,莫逆於心,遂相與為友。
子祀、子輿、子犁、子來四人相與語曰:「孰能以無為首,以生為
脊,以死為尻,孰知生死存亡之一體者,吾與之友矣。」四人相視而
笑,莫逆於心,遂相與為友。
20
Guo Qingfan 1989: 264.
213
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
amigo». Los cuatro individuos se miraron entre sí y rieron. Sin nada que
contraviniera sus corazones, se hicieron amigos.21
21
Guo Qingfan 1989: 258.
214
9. Muertos de risa: de lo trágico y lo cómico en la China antigua
孔子聞之,使子貢往待事。或編曲,或鼓琴,相和而歌曰:「嗟來桑
戶乎!嗟來桑戶乎!而已反其真,而我猶為人猗!」子貢趨而進曰:
「敢問臨尸而歌,禮乎﹖」二人相視而笑曰:「是惡知禮意!」子貢
反,以告孔子,曰:「彼何人者邪﹖修行無有,而外其形骸,臨尸而
歌,顏色不變,無以命之。彼何人者邪﹖」
215
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
23
Radcliffe-Brown 1945: 35.
24
Yang Bojun 1990: 870.
25
Yang Bojun 1990: 1051.
216
9. Muertos de risa: de lo trágico y lo cómico en la China antigua
26
Yang Bojun 1990: 1185.
27
Sun Xidan 1996: 176.
28
Sun Xidan 1996: 184.
29
Levi 2010: 157.
217
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
30
Para Mencio, por ejemplo, el respeto de las reglas que rigen la ejecución de los ritos
funerarios es un signo elemental de humanidad: Jiao Xun 1974: 237-238.
31
Douglas1999: 155.
218
9. Muertos de risa: de lo trágico y lo cómico en la China antigua
孔子曰:「彼,遊方之外者也;而丘,遊方之內者也。外內不相及,
而丘使女往弔之,丘則陋矣。彼方且與造物者為人,而遊乎天地之一
氣。彼以生為附贅縣疣,以死為決潰癰,夫若然者,又惡知死生先後
之所在!假於異物,託於同體;忘其肝膽,遺其耳目;反覆終始,不
知端倪;芒然彷徨乎塵垢之外,逍遙乎無為之業。彼又惡能憒憒然為
世俗之禮,以觀眾人之耳目哉!」
219
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
34
Guo Qingfan 1989: 267-268.
35
Graziani 2006: 199.
220
9. Muertos de risa: de lo trágico y lo cómico en la China antigua
Bibliografía
221
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
222
10. El humor a través de la
literatura popular marroquí:
los cuentos de Yuha*
Leila Abu-Shams
(Universidad del País Vasco /
Euskal Herriko Unibertsitatea)
Introducción1
223
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
Eso es la literatura oral. Una parte de ella, quizá por obra de una persona
que la fija, pasa a ser escrita y pasa a ser obra literaria. Es la literatu-
ra escrita. En la literatura oral hay toda clase de géneros que tratan de
transmitir un ejemplo, una moraleja. Es el caso de los cuentos de Yuha2.
Son muchos los estudios que se han llevado a cabo sobre la existencia
y procedencia de este simpático personaje. Por esta razón, en este artículo
nos proponemos hacer una revisión de todos los datos aportados en cada
uno de estos trabajos y comprobar de esta manera qué puntos de coin-
cidencia hay entre todos ellos para conseguir una visión real del mismo.
1. Hipótesis
2
Gil Grimau 1987: 9.
3
Thomas 1993: 187-188.
4
García Figueras 1989: 3-26.
224
10. El humor a través de la literatura popular marroquí: los cuentos de Yuha
Al-Yahiz, escritor que vivió en Basora y murió en el año 868 d.C., fue
el primero en nombrarlo. Si esto fuera así, remontaría a Yuha a un tiem-
po anterior al de la versión turca. Algo más tarde en el Fihirist, extenso
catálogo bibliográfico y enciclopédico, se nos habla de él. En 1124, Al-
Maydani, escritor oriental, aporta aún más datos. Señala que pertenecía a
la tribu de los Banu Fazara y que se llamaba Abu-l-Gusn. Por esas fechas
vivió en Turquía el Chej Nassareddin Yeha, origen del Yuha actual.
Waled Saleh5, recogiendo datos de diferentes biografías, señala que
la opinión más extendida lo identifica con Nasr al-Din Yuha, de origen
turco y que vivió en la región de Anatolia en el siglo xiii6. Otros afir-
man que nació en 1209 (605 H.) y murió en 1284 (683 H.) en Akchéhir
(Turquía)7, lugar en el que se encuentra su supuesto mausoleo. Otros,
en cambio, lo hacen contemporáneo de Timur Lang8 (1320/1330-1405),
en cuya corte habría cumplido la función de consejero y bufón. Estu-
dios más recientes lo identifican con Abu-l-Gusn al-Arabi al-Fazazi, del
que ya habló al-Maydani en su libro Colección de refranes. Por último,
señala que Al-Yahiz (775-868 / 158-255 H.) lo menciona en su Epístola
sobre los dos jueces9.
Clara María Thomas10 indica que las historias de Yuha ya aparecen
mencionadas en un libro en Iraq en el s. x y conocido en Persia en el s.
xiii. Probablemente fue traducido al turco en el s. xv, donde el protago-
nista se llama Nasr al-Din Juha.
A partir de los datos que aportan los diferentes investigadores11 po-
demos concluir que para unos el personaje vivió en época preislámica, en
cambio para otros, en los primeros años de la Hégira puesto que algunos
creen que nació en Basora en el año 680 y murió centenario.
5
Saleh 2010: 12.
6
Misma hipótesis que señala Schmidt 2005: 152.
7
Misma fecha que señala García Figueras en su prólogo (1989: XXI).
8
También citado por Schmidt 2005: 152.
9
Ambos datos ya aparecen en García Figueras 1989: 3-26.
10
Thomas 1993: 189.
11
Schmidt 2005; Delais 1986; García Figueras 1989; Thomas 1993; Saleh 2010; Maunoury 1990.
225
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
2. Origen
12
Son muchos los lugares en los que se afirma que Yuha fue enterrado pero ninguno de
ellos ha sido demostrado.
13
García Figueras 1989: XX, 6.
14
«Les anecdotes qui le concernent reflètent un esprit aiguisé, teinté de naïveté feinte et
accompagné d’une rare finesse d’analyse. Si elles cherchent à faire rire, elles se veulent
avant tout porteuses de philosophie, de bon sens et d’enseignements moraux», Schmidt
2005: 151.
226
10. El humor a través de la literatura popular marroquí: los cuentos de Yuha
3. Descripción y facetas
15
Saleh 2010: 12.
16
García Figueras 1989: XXII.
17
Gil Grimau 1987: 15.
18
Schmidt 2005: 152.
227
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
228
10. El humor a través de la literatura popular marroquí: los cuentos de Yuha
5. Área de difusión
229
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
230
10. El humor a través de la literatura popular marroquí: los cuentos de Yuha
7. Historias26
El burro perdido
26
Las anécdotas que aquí se reproducen han sido extraídas de los manuales citados a lo
largo de este artículo.
231
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
El sol y la luna
La nube
‘Isa Ibn Musa pasó junto a Yuha mientras cavaba en un lugar a las
afueras de Kufa y le dijo: «¿Qué te pasa Yuha?».
Contestó: «Enterré unos dirhemes en este desierto y no puedo en-
contrarlos».
Le dijo ‘Isa: «Tenías que haber puesto una señal sobre ellos».
Respondió él: «Lo hice».
Dijo: «¿Cuál?».
Y le contestó: «Una nube, que estaba en el cielo, le daba sombra, pero
tampoco veo esa señal».
232
10. El humor a través de la literatura popular marroquí: los cuentos de Yuha
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233
PARTE III
HUMOR Y TIEMPOS MODERNOS
11. Gramática socio-semiótica
del humor
Juan Alonso Aldama
(École de la Communication del Institut
d’Études Politiques de Paris-SciencesPo)
Abstract: This article is a study on humor and on its place and its role
in the socials interactions. In a socio-semiotic and phenomenological frame-
work, this work will show (i) the different types of humour in the social
organizations, (ii) the embarrassment in social situations and (iii) the meaning
of the sensitive dimension and of the passions in the humor.
237
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
1
Cf. el capítulo «La significación y la percepción», Greimas 1991.
238
11. Gramática socio-semiótica del humor
en los modos de socialidad en los que los sujetos sociales no son solo
actores racionales dotados de una competencia puramente pragmática
y cognitiva, sino que también manifiestan una «presencia» somática y
pasional en sus relaciones con los otros sujetos sociales2.
Junto a esta perspectiva fenomenológica, el punto de vista que nos
parece más adecuado para comprender el humor en las interacciones
sociales es el de una visión constructivista de lo social, opuesta a la del
funcionalismo. Para éste, el humor se explica por su rol en tanto que
regulador social, por ejemplo en el mantenimiento y en la supervivencia
de un cierto orden social, gracias a la connivencia creada por el humor,
el cual no hace, según esta perspectiva, sino facilitar y reforzar la cohe-
sión de un determinado grupo social, al mismo tiempo que define las
fronteras de ese mismo grupo al dejar fuera de él a aquellos sujetos que
no lo comparten o comprenden. Ahora bien, este tipo de explicación
tiende a «fosilizar» los sujetos y las estructuras sociales, ya que en el
fondo dan por sabido lo que precisamente hay que explicar: el cómo y
el porqué de esas formas de socialización que el humor refuerza. Esto
es, no se trata de confirmar los grupos y los colectivos a través del aná-
lisis del humor, sino de ver cómo se construyen esos colectivos y de
observar de qué manera el humor contribuye a hacer y deshacer los
lazos inciertos, frágiles y constantemente fluctuantes que vertebran los
diferentes organismos sociales. En realidad, a esas explicaciones del hu-
mor habría que hacerles la misma objeción que Tarde hacía a Durkhe-
im y a su concepto de representación colectiva: que ésta presupone la
existencia precisamente de lo que hay que dar cuenta, a saber, el hecho
sorprendente de que una pluralidad de individuos compartan en un
momento dado una misma idea, creencia o, en el caso de lo cómico, un
mismo sentido del humor.
2
Cf. Alonso Aldama 2000; y Landowski 2004.
239
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
3
Para la noción de «ajuste» véase Landowski 2005.
240
11. Gramática socio-semiótica del humor
241
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
—Dice que... la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte
contratante de la primera parte.
—Esta vez parece que suena mejor.
—A todo se acostumbra uno. Si usted quiere lo leo otra vez.
—Tan sólo la primera parte.
—¿Sobre la parte contratante de la primera parte?
—No, sólo la parte de la parte contratante de la primera parte.
—Dice que... la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte con-
tratante de la primera parte, y la parte contratante de la primera parte será considerada en
este contrato... Oiga, ¿por qué hemos de pelearnos por una tontería como ésta? La cortamos.
—Sí, es demasiado largo. ¿Qué es lo que nos queda ahora?
—Más de medio metro todavía. Dice ahora... la parte contratante de la segunda parte
será considerada como la parte contratante de la segunda parte.
—Eso sí que no me gusta nada.
—¿Qué le encuentra?
—Nunca segundas partes nunca fueron buenas.
5
El cuadrado semiótico es la representación visual de la articulación lógica de una catego-
ría semántica. Cf. Greimas-Courtés 1992.
242
11. Gramática socio-semiótica del humor
connivencia accidente
continuidad discontinuidad
no-discontinuidad no-continuidad
ingeniosidad «derrape»
De este modo, de los dos regímenes del humor iniciales –el del «ac-
cidente» (caracterizado por la ruptura, por la discontinuidad) y el de la
«connivencia» (cuya forma es la del «ajuste» y por lo tanto el de la con-
tinuidad)– nacen por negación otros dos regímenes contradictorios de
los dos primeros. Por un lado, el tipo de humor que surge por negación
de uno de los primeros tipos básicos –el del régimen de la continuidad–
es el que hemos llamado régimen de «derrape»6, el cual responde a una
situación cómica que nace «bajo control» –esto es, en la continuidad, sin
demasiadas turbulencias– y que acaba en un despropósito absoluto; este
tipo define perfectamente muchos de los gags del cine cómico, en par-
ticular en el de los Hermanos Marx, que suelen empezar por presentar
escenas cómicas más o menos controladas y que terminan por abocar en
un caos descomedido y estrepitoso. Por otro lado, existe el régimen de
la «ingeniosidad», en el que un sujeto, ante une situación de discontinui-
dad, de accidente, niega tal discontinuidad y consigue cambiar su signo,
gracias a su agudeza, y salir de ella deslizándose y salvando los obstácu-
los, evitando trabas y encontronazos, es decir, sin discontinuidades. Un
representante ejemplar que el cine nos ha dado de este arquetipo del suje-
to ingenioso que sabe salir del paso de aprietos por medio de una pirueta
graciosa, lo constituye sin duda alguna el del personaje que a menudo ha
encarnado el actor Cary Grant, que siempre conseguía escabullirse de
6
Las denominaciones de los diferentes tipos de humor pueden ser más o menos justas o
acertadas. Lo que nos interesa principalmente no son tanto los términos y lo que cada uno
de ellos representa lexicalmente, sino el sistema de posiciones y de oposiciones semánticas
construido entre ellos y las operaciones que tienen lugar entre unas posiciones y otras. Lo
que pretendemos es dar cuenta de los tipos de situación cómica que cada posición com-
prende y ello independientemente del nombre que hayamos dado a esa posición.
243
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
244
11. Gramática socio-semiótica del humor
245
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
246
11. Gramática socio-semiótica del humor
da de ella en El ser y la nada: «La vergüenza no es más que el sentimiento original de tener
mi ser exterior, insumido en otro ser y como tal sin defensa alguna […] La vergüenza pura
no es sentimiento de ser tal o cual objeto reprensible; sino de ser, en general, un objeto»,
Sartre 1948: 105.
247
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
9
Levi-Strauss 1991: 593.
10
Ibid.
11
Koestler 1964.
12
Levi-Strauss 1991: 594. (La cursiva es nuestra).
248
11. Gramática socio-semiótica del humor
249
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
Bibliografía
250
12. Humor and Crisis
Michael Marder
(IKERBASQUE - Universidad del País Vasco /
Euskal Herriko Unibertsitatea)
Under the title «Humor and Crisis», I wish to discuss more than a
series of contingent humorous responses to the global economic crisis,
still far from over today. My hypothesis, which I can only hint at here, is
that humor invariably germinates in response to a crisis, as a reaction to
the excessive splits –indeed, the ontological fissures– between the subject
and its social, political, or economic reality; within the subject; or within
this reality itself. An abyss of negativity and discontent gaping behind
the cover of joviality –this is what the conjunction «and», articulating the
two nouns in the title, means. Instead of mending the multiple fissures of
251
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
the crisis, humor only further accentuates them, makes them finally and
fully what they already are. It is not, as some believe, a coping strategy or
an outlet for the frustrations that cannot be expressed in any other way…
or at least it is not just that. Humor at its best is the self-consciousness of
crisis, if we may still resort to this old Hegelian concept, and, ultimately,
a sign for the paradoxical acceptance without acquiescence of the finitude
that the crisis in its multiple shades, including mid-life crisis, the crisis of
values, or economic crisis, has come to represent for us.
Without changing anything in «objective» reality, humor permits
this reality to laugh at itself from a minimum distance to itself required
for a joke, and, in doing so, to stand outside of itself, ec-statically, to
become other to itself. At the core of «crisis», which shares with «cri-
tique» the Greek root krei-, connoting separation and division, is this
hyperbolic distancing from itself of the entity that undergoes it. And
humor might well be the third term that triggers the transition from
one sense of separation to the other: from crisis to critique. After all, in
his «joke book», Sigmund Freud argues that the playfulness of humor,
starting at its lowest levels with mere punning, is insufficient for making
it either interesting or appealing, that is to say, for provoking a more
lasting investment or release of libidinal energy. Jokes should instead
be interpreted as ways of negotiating between pleasure and criticism,
between play and jest.1 In other –dialectical– words, humor vacillates
between the playfulness of mere consciousness (and let us also not for-
get the unconscious, where the play of difference is more subtle) and
the criticism or self-criticism of self-consciousness; it is, I reiterate, a
transitional element, the element in-between.
Consider, for example, the following joke: «In America, banks rob
people because that is where the money is!» Y escuchen también una
versión española: «¿Por qué los bancos prohíben que sus empleados
mantengan relaciones sexuales con los clientes? —Porque les tendrían
que cobrar dos veces por hacer el mismo servicio.» In the reversal of
1
Freud 1953-66: 129.
252
12. Humor and Crisis
commonsense, which is another name for ideology, the joke echoes the
rhetorical question of Bertolt Brecht, «What is robbing a bank com-
pared to founding a bank?» In revealing that the financial system as a
whole is an institutionalized robbery, if not rape, of unimaginable di-
mensions, the joke instantaneously pierces through the veil of ideology
thanks to its typical strategy of inversion. The problem, however, is that
the humorous revelation stops at that; it accepts the newly formulated
root cause of the crisis as a fact of life, as a piece of fate, and, thus, al-
ready enunciates it as something not amenable to being changed. The
supplement of humor in these situations usually carries with it a strong
sense of fatalism, of the dark absurdity of the present situation coupled
with the unspoken agreement that things cannot be otherwise than they
are. It is not that the person telling the joke and the listeners condone the
robbery done by the banks. Indeed, a great deal of disapproval and bit-
ter irony are attached to the evaluation of this state of affairs. But even
if no one acquiesces with the conduct of banks stealing from the people,
laughter signals that the audience understandingly accepts this political-
economic reality. C’est la vie! is the secret motto of humor.
At present, the strongest sense of fatalism, to which governments
around the world appeal in the drive to implement draconian austerity
measures, is tied to the financial crisis, which, in keeping with the classi-
cal Marxist perspective, is the outcome of the financialization of capital
as such. In the jargon of Das Kapital, the current crisis is the result of
the excessive separation of value from use-value aggravated by the spe-
culative bubbles, «derivatives», and hedge funds that further contribute
to the unhinging of the economy from its productive base. In the last
instance, the rupture is between the symbolic and the real, between mo-
ney and tangible goods, as much as within the symbolic domain itself.
The crisis erupts when the inner contradictions of capitalism explode,
that is to say, when these fissures and separations reach a limit, beyond
which economic activity is no longer sustainable, when value asserts its
full independence from use-value and the symbolic loses touch with
the real. One might say that crisis acts as a sort of ontological critique,
253
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
putting the capitalist economy within its proper limits, which it con-
sistently aims to surpass, just as Kantian critique endeavored to place
human reason within self-imposed boundaries, except that the meaning
of capitalism is precisely in pressing against and displacing these limits,
in light of the insatiable desire for profits at any cost.
While formally correct, the Marxist explanation ignores a crucial di-
mension of the crisis, namely time. The divides between the subject and
its social, political, or economic reality, within the subject, or within this
reality itself are not primarily spatial but temporal, which is why what
is at stake in the various crises is nothing less than human finitude (the
limits of our capacity to manipulate the future, our impending death,
the end of financial speculation, etc.). And «crisis humor» channels our
attention to this neglected but all-too- decisive theme.
Suffice it to look at a few jokes to realize that the issue of time sha-
dows everything that has to do with the crisis:
1. What’s the definition of optimism? ‘An Investment Banker iro-
ning five shirts on a Sunday evening.’
2. A man went to his bank manager and said: ‘I’d like to start a small
business. How do I go about it?’ ‘Simple,’ said the bank manager.
‘Buy a big one and wait.’
and, lastly,
3. I went to an ATM today, and it asked to borrow a twenty-dollar
bill till next week.
In each case, finite time –time that is about to reach its term; the
future, more threatening than ever before– is the object of concern ani-
mating the joke. If crisis, like the thought of death in the philosophy
of Martin Heidegger, puts us face to face with the unknown, with the
future as the «possibility of impossibility», or as the closure of finite
time, then it –again, like the thought of death– cannot help but provoke
extreme anxiety. How does humor relate to this future and how does it
cope with this sentiment? Far from assuaging the anxiety stimulated by
the unknown, it is a symbolic device that enables a finite subject to tac-
kle time, to deal with its own finitude, with ageing, with the limits of its
254
12. Humor and Crisis
social, political, and economic realities. In the split between our present
and futural «selves», as well as between today’s and tomorrow’s modes
of collective organization or disorganization: in this irreducible tempo-
ral gap, laughter resounds as a response to the threat, with which parties
to a joke contend and which forms the shared horizon of their tempo-
rality. In the insecure employment (even) of the investment banker, the
melting away of savings, the potential collapse of the entire financial
system, they recognize themselves in the present and, more importantly,
in the future, forming, perhaps, a basic bond of solidarity.
To sum up: 1) the temporal gap between the present and the future
is the site of the crisis and 2) humor puts this divide under a symbolic
spotlight. But who, exactly, laughs at whom when the temporal struc-
ture of the crisis is made visible? Is it the present that laughs at itself?
Does it chuckle at its grim future? Or is it the futural self, laughing at
us in the present? And, in any event, who or what laughs in us when we
laugh at ourselves?
On the one hand, laughing at ourselves, at the various crises in which
we find ourselves, means laughing at our finitude, our irremediable
weakness, the feeling of being overwhelmed and crushed by the future.
This would suggest a straightforward interpretation, whereby the pre-
sent laughs at the future, or, at least, at its own fear of the future that
looms in the shape of an undifferentiated threat. While it is dangerous to
impute the same inexorability and fatalism to the economic and political
systems as to death, more often than not humor does exactly that. The
hidden presupposition of the jokes inspired by the crisis is that, since
we cannot change the rules of the global capitalist game, the next best
thing is to laugh about their ridiculousness and the absurdity to which
they reduce our lives. Consequently, the future, too, folds into the pre-
sent, from which it is not at all different. Humor affords us a chance
to face the terrifying future without really facing it, to imagine it only
as another present, albeit one that might be a little worse. The same,
of course, goes for political humor with its projected continuation of
an oppressive system of governance –whether totalitarian or formally
255
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
256
12. Humor and Crisis
not a new kind of joke that accomplishes this task, but a shift in temporal
orientation, an altogether different relation to time.
Contemporary humor is the inheritor of satire, which, according to
Hegel’s Aesthetics, thrives on the opposition between a finite subjecti-
vity and a degenerate external reality. And satire discloses, more than
anything else, the «dissolution of the Ideal», which is why it finds its
proper home in the Roman world, where ancient Greek ideals are finally
destroyed.2 We could say that the function of humor, and particularly of
crisis humor, is precisely this de-idealization, the collapse of the ideolo-
gies and ideological justifications surrounding free markets and deregu-
lated economy. The loss of faith in our political and economic futures is
intimately linked to the loss of faith in the watchwords of neoliberalism
that have, thanks to increasing deregulation and privatization, culmina-
ted in the current policies of austerity, funding the excesses of financial
capital at the expense of those most socially and economically vulnerable.
But the event itself (here: the crisis) is not sufficient for completing the
work of de-idealization, because the ideals are not identical to social and
economic developments that are given a «spiritual» shape in the collecti-
ve imaginary. What is required is a symbolic supplement, such as humor,
to translate the real collapse into the twilight of the neoliberal idols.
One of the most entrenched neoliberal ideals the crisis belies is the
«trickle-down economics» and the eventual flattening of the class struc-
ture in a wholly deregulated free market. If anything, the crisis has evi-
denced an aggravation of class distinctions and the reverse distribution
of wealth from the «have-nots» to the «haves». And humor is comple-
ting the job of destroying neoliberal ideology. Take, for example, the
following bitter joke: «A child asks her father, ‘Is it a crisis when there
is no money?’ The father responds, ‘A crisis is when you used to have
money. But when there is no money –this is life as usual’». The joke
seems to be a distant echo of Walter Benjamin’s famous observation,
in Thesis VIII of the «Theses on the Philosophy of History», about the
2
Hegel 1975: 514.
257
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
permanent state of emergency, in which the oppressed live: for them, the
crisis is not an exceptional eruption but the rule, the permanent back-
ground of their lives and indeed of survival. There is no radical cut –no
singular crisis– in the fabric of existence of the oppressed because their
lives are nothing but a cut, an ongoing, relentless crisis. Instead of miti-
gating class divides, then, the crisis and its humor further deepen them,
not the least with regard to the temporal orientation of those who find
themselves on different sides of the economic abyss. It is noteworthy,
also, that the temporality of the last joke is overtly past-oriented: there
is nothing to fear for those who had nothing to lose in the first place and
for whom the future does not appear as a vague and undifferentiated
menace but means a prolongation of past misery into every conceivable
present. Besides the inequalities in wealth and privilege, the gap between
the rich and the poor consists, above all, of time.
This explains why in June 2011 Republican presidential candidate
Mitt Romney found himself under attack for a joke he tried to make at
the meeting with a group of unemployed people in Tampa, Florida. «I
am also unemployed», Romney stated, insinuating that the job he was
after was the presidency. His main mistake was to have ignored the very
meaning of the crisis, including the complex class-based divisions and
anxieties it aggravated and that humor further intensified. The statement
of identity and identification («I am also X») achieved the exact opposite
effect, underscoring the unbridgeable gap between the «unemployed»
multimillionaire and the out-of-work Floridians. The joke ultimately
worked, though not in the way the one who told it intended: it showed,
above all, that, unbeknownst to him, Romney inhabited a different sym-
bolic space and time than his audience. The joke was on him.
Even if they are meant to be shared against a background of common
cultural and linguistic presuppositions, jokes are the sites of friction: he-
rein lies their affinity to the situations of crisis. Internally contradictory,
they spell out the fatalistic acceptance of reality and discontent with what
has been thus accepted; intuitive pleasure and criticism; powerlessness
and a new empowerment; confrontation with the terrifying future and
258
12. Humor and Crisis
avoidance of directly facing it. Humor, therefore, is one of the best out-
lets for expressing the crisis, itself a result of internal contradictions and
divisions that have become unsustainable in their current state.
Psychologically, the chief contradiction humor conveys is the sa-
tisfaction without satisfaction of a forbidden desire, a contradiction
which is not unrelated to the strategy of facing the threatening future
without really facing it. It is well known that jokes often touch upon the
otherwise taboo topics (such as sexuality and death); in doing so, they
are believed to act as relief valves, the comic equivalents of the tragic
catharsis, for the psychic and social tensions that have accrued due to
the blocks and inhibitions surrounding the forbidden themes. On the
positive side of things, jokes circumvent these blocks as they, in Freud’s
words, «evade restrictions and open sources of pleasure that have been
inaccessible»3. Negatively, however, the sources of pleasure that have
been thus opened do not lead to its immediate –or even delayed– satis-
faction, because the joke, which is an exception to the norm of silence,
in fact validates and upholds this norm. Take, for instance, the following
joke about death: «Rabinovich used to be in a hospital room in front of
the cemetery; now he is in front of the hospital». Once we realize that
the cause behind the change in locale and orientation is the unstated al-
teration in the verb «to be» brought about by the demise of Rabinovich,
a classical Jewish character in many Russian jokes, and after the laughter
has ceased, the curtain is drawn again on the taboo topic of death, as the
restrictions surrounding the discourse and the thinking about mortality
are reinstated at once.
How is this relevant to the crisis and the humor that makes fun of
it? The proscribed theme here is radical political and economic chan-
ge, along with the impossibility of any longer ideologically justifying
the neoliberal capitalist model of the economy and the corresponding
parliamentary democratic system that represents nothing but business
interests. Under taboo is the very thinking of the alternatives, dismissed
3
Freud 1953-66: 103.
259
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
260
12. Humor and Crisis
ble for the first time, the gaps and contradictions from which the crisis
has erupted. The essence of humor, then, is nothing humorous, but this
should not prevent us from having a good, hearty laugh.
Bibliografía
Freud, S. (1953-66): Jokes and Their Relation to the Unconscious, trans. J. Stra-
chey, vol. 8 of The Standard Edition of the Complete Psychological Works,
London, Hogarth.
Hegel, G. W. F. (1975): Hegel’s Aesthetics: Lectures on Fine Art, vol. 1, trans. T.
M. Knox, Clarendon Press, Oxford.
261
13. Humor en el cine español
del franquismo. El cine
de Berlanga
Kepa Sojo Gil
(Universidad del País Vasco /
Euskal Herriko Unibertsitatea)
1. El franquismo y Berlanga
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Romero-Marchent. También en los sesenta se ven ecos del filme que nos
ocupa en subproductos como El turismo es un gran invento (1968), del
prolífico Pedro Lazaga con el inefable Paco Martínez Soria a la cabeza
o Cuando el cuerno suena de Luis M. Delgado. Sin embargo el caso más
llamativo de película inspirada en Bienvenido Mister Marshall, aspecto
que muestra la vigencia y perdurabilidad del filme original, es la película
egipcia Ziyara as said ar rais (La visita del señor presidente, 1994), de
Munir Radi, obra descaradamente inspirada en Bienvenido Mister Mar-
shall ambientada en una pequeña aldea egipcia en la década de los se-
tenta, cuando los países árabes abandonaban la influencia soviética para
acercarse a los Estados Unidos. La premisa argumental es similar y los
habitantes del pequeño pueblo egipcio esperan la llegada del presidente
de los Estados Unidos a su aldea y para ello hacen una serie de prepa-
rativos que caen en saco roto como sucede en la película de Berlanga ya
que en esta ocasión los americanos también pasan de largo y dejan a los
pobres egipcios sumidos en la misma desesperanza que los habitantes de
Villar del Río.
270
13. Humor en el cine español del franquismo. El cine de Berlanga
3. Plácido (1961)
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amante furtivo del personaje de Amparo Soler Leal o las familias Hel-
guera y Galán en pleno respecto a los pobres dan lugar a una tristeza y
un amargor no visto hasta el momento en el cine de Berlanga.
Dentro de las escalas de pobreza que se vislumbran en la película,
la familia de Plácido tampoco sale muy bien parada. Como ya hemos
comentado con anterioridad, su mujer trabaja en los retretes públicos,
Julián, el hermano cojo, reparte eventualmente cestas de Navidad y hace
todo tipo de chapuzas, y el propio Plácido, con su motocarro, no puede
llegar a fin de mes porque tiene que pagar las letras del vehículo religio-
samente, aunque se encuentre con la oposición del agobiante entramado
burocrático del franquismo. La desesperanza en la familia de Plácido es
total al final del filme con la impactante secuencia del extrarradio donde
arrebatan a Julián la cesta de Navidad, que era el único motivo de satis-
facción de la familia para cenar en Nochebuena tras todas las vicisitudes
que les han pasado. El enfrentamiento del cojo Julián y de todos los de-
más con el dueño de las cestas aluden a un mundo solanesco, esperpénti-
co y terrible, relacionable con el amargor de la impotencia de personajes
propios de películas de De Sica o Visconti como el pegador de carteles
de Ladri di biciclette (Ladrón de bicicletas, 1948) o los pescadores de La
terra trema (La tierra tiembla, 1948). Todo es desesperanza y no hay
atisbo de solución. La caridad brilla por su ausencia y la tristeza lo inva-
de todo. El sentimiento de humillación recibido por la familia de Plácido
supone uno de los momentos más terribles y desesperanzadores del cine
español, comparable al ya citado final de Ladrón de bicicletas, una de las
obras cumbre de De Sica.
El final de Plácido es un auténtico canto a la desesperanza y supuso
fuertes críticas a Berlanga. Se oye un villancico cuya letra dice algo así
como «[...] Porque en esta tierra ya no hay caridad, ni nunca la ha habi-
do, ni nunca la habrá [...]». Este villancico levantó una gran polvareda
y, según dice Berlanga, acentuó la confusión sobre el final de la película.
No obstante, supone un desenmascaramiento de la falacia de la caridad
organizada.
278
13. Humor en el cine español del franquismo. El cine de Berlanga
4. El verdugo (1963)
279
Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
está deseando irse a Alemania como muchos otros, pero la trampa que
le depara su relación con Carmen (Emma Penella) impide que se vaya al
país teutón a trabajar de mecánico. Los otros dos ejes que nos muestran
a la perfección la España de la primera mitad de los sesenta es el tema del
boom de la vivienda. El desarrollo económico provoca un boom en la
construcción que se dio en todo España, sobre todo en los núcleos in-
dustriales más desarrollados como Madrid. La dificultad estriba en como
hacerse con una vivienda. Este problema ya aparecía en la magistral co-
media de José Antonio Nieves Conde, El inquilino (1958) y también será
uno de los ejes de otra obra maestra del momento, El pisito, fenomenal
película de Marco Ferreri con guión, una vez más del corrosivo Azcona.
El problema de la vivienda es evidente en El verdugo. Carmen y su padre
Amadeo (José Isbert) viven en un sótano y aspiran a una vivienda de pro-
tección oficial que finalmente consiguen gracias a la continuidad de José
Luis en el trabajo de ejecutor de la ley. Finalmente consiguen el piso pero
éste es más pequeño de lo que parecía en plano. El otro eje desarrollista
digno de análisis en la película es la presencia del turismo. Una de las
claves en el desarrollismo franquista es el turismo. Los extranjeros vienen
a la barata España cargados de divisas. El sol, el mediterráneo, el calor y
la paella son reclamos que atraen a gran número de visitantes de diversas
partes del mundo. En la posterior Vivan los novios el turismo a un pue-
blecito mediterráneo es el trasfondo de uno de los filmes más esperpénti-
cos de Berlanga. En el caso de El verdugo, el turismo aparece en la parte
final de la película, en la que se desarrolla en Palma de Mallorca y supone
un contraste absolutamente surrealista con el gris Madrid y con la lúgu-
bre situación de las cárceles españolas. Parece mentira que haya jóvenes
haciendo guateques en barquitos de paseo, como sucede al final del filme,
mientras se siga aplicando la pena de muerte en la desarrollista España.
280
13. Humor en el cine español del franquismo. El cine de Berlanga
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13. Humor en el cine español del franquismo. El cine de Berlanga
Llama mucho la atención que con la mala suerte que ha tenido Ber-
langa con la censura, ya que muchos guiones suyos se quedaron en el
cajón, algunos filmes como La vaquilla tuvieron que esperar a los años
80 para realizarse y otras películas realizadas por él como Los jueves mi-
lagro fueron lamentablemente censuradas y alteradas, haya sacado ade-
lante un filme tan políticamente incorrecto, corrosivo y crítico contra un
asunto tan espinoso como la pena de muerte, como es El verdugo.
El caso es que la película, coproducida con Italia fue seleccionada en
el Festival de Venecia, logrando el prestigioso premio de la crítica en el
citado certamen. No obstante el revuelo que originó la selección del fil-
me en la ciudad de los canales fue grande y provocó las iras del Vaticano
y la destitución de algunos responsables de la cinematografía patria. La
película fue blanco de muchas iras. A Berlanga se le acusó de ser un títere
de los comunistas, un anarquista desubicado, un compañero de viaje de
los rojos, un tonto inútil, pero lo mejor que se oyó al respecto del éxito
del filme fue lo que dijo el mismísimo Generalísimo Franco: Berlanga no
es comunista, Berlanga es un mal español.
La repercusión del filme con los galardones obtenidos en Venecia,
Moscú o en la Academia de Humor francesa, así como con una intere-
sante distribución internacional, no hizo sino avivar una polémica la-
tente en España y que cuestionaba la lamentable práctica de la pena de
muerte. Todo este revuelo afectó profesionalmente a Berlanga que no
pudo llevar a cabo la dirección de otra película hasta cuatro años más
tarde, 1967, cuando llevó a cabo en la lejana Argentina y de la mano de
Cesáreo González una de sus obras más fallidas: La boutique.
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Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
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13. Humor en el cine español del franquismo. El cine de Berlanga
5. Algunos fotogramas
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Saber reírse. El humor desde la Antigüedad hasta nuestros días
Plácido (1961)
El verdugo (1963)
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