Está en la página 1de 2

Es difícil ser optimistas respecto al futuro de nuestro planeta.

Hoy la humanidad tiene


en sus manos su propio destino. El futuro nos pertenece y hace varios años que sabemos que
es lo que hay que hacer, el problema es que no lo hemos hecho. Pero los ciudadanos no
podemos hacer un gran cambio solos, necesitamos de los principales actores y causantes de
este problema como grandes empresarios, dueños de las corporaciones o gobernantes de los
países.
La atmósfera está compuesta por diversos gases que, en la proporción adecuada,
cumplen su cometido. El problema aparece cuando las actividades del ser humano aumentan
la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Cada día emitimos grandes
cantidades de dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre, xilenos y muchos otros gases que, en
pocas palabras, matan a nuestro planeta. Cuando la atmósfera retiene más calor del necesario,
provoca que la temperatura media del planeta aumente y se produzca lo que popularmente
llamamos calentamiento global. El cambio climático es un reto global que no tiene fronteras.
Para combatirlo se requiere del trabajo coordinado por parte de todos los países. Nuestros
gobiernos deben tomar medidas drásticas y ambiciosas y no quedarse en acuerdos políticos
que solo sirven para tomarse fotos.
Si a eso le sumamos que los hábitats terrestres y los hábitats marinos se han
degradado significativamente por acciones humanas el panorama es desalentador. Los
bosques y selvas tropicales desaparecen a velocidad vertiginosa. La deforestación, la
acidificación de los océanos, el derretimiento de los polos, la subida del nivel del mar, la
desertificación y los fenómenos meteorológicos extremos son un problema grave no solo para
la fauna y la flora, sino también para nosotros mismos. No olvidemos que toda actividad
económica, nuestra alimentación y supervivencia depende de la naturaleza, la biodiversidad y
la estabilidad climática. Hoy en día la pérdida de especies es alarmante, es un centenar de
veces más rápida que en condiciones naturales. Simplemente, destruimos nuestra propia casa.
¿Qué podemos hacer para frenar un poco los cambios? Debe haber cambios en el
sistema de producción y consumo, pues aquí las grandes empresas son vitales. Debemos
entender que la actual forma de crear riqueza a costa de la naturaleza tiene un precio muy
alto. No podemos seguir con una economía basada en combustibles fósiles. Los gobiernos
tienen que buscar las fuentes de energía renovable, asegurar una transición energética rápida
y saludable. Es su obligación proteger y preservar la fuente de la salud humana: la naturaleza.
Además, hay que acabar con una cultura del usar y tirar que nos llena de residuos que jamás
serán reciclados. Pero nosotros, la gente común y corriente, también podemos cambiar algo.
Muy importante es tener en cuenta la regla de los tres R: reciclar, reducir y reutilizar. Cada
uno de nosotros puede cambiar su estilo de vida a los llamados less waste o zero waste. Las
cosas pequeñas como disminuir el consumo del agua, apagar las luces al salir del cuarto o la
casa, no excederse en el uso de la calefacción o el aire acondicionado, o reducir el uso de
envases que no sean biodegradables con el tiempo pueden hacer un cambio significativo.
Iniciar un estilo de vida ecológico es mucho más fácil de lo que se piensa.
En suma, la situación actual es alarmante. Ya los cambios son inevitables, pero con
nuestro esfuerzo se puede frenar este proceso. Por supuesto, se necesitan cambios por parte
de los gobiernos y los grandes empresarios, pero cada persona puede ayudar, porque juntos
seamos capaces de crear el cambio que necesita nuestro planeta. No queremos que la Tierra
se vuelva en una parecida a la de la serie Terranova, donde ya no hay agua potable y aire
limpio y solo la gente importante puede vivir bajo la cúpula con condiciones mejores (pero
tampoco buenas).

También podría gustarte