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DESARROLLO
CONCEPTO DE BIOMASA
El diccionario de la Real Academia Española (2001), nos menciona dos definiciones:
por un lado dice que la biomasa representa la materia total de los seres que viven en
un lugar determinado y se expresa como el peso por unidad de área y unidad de
volumen. Esta definición es la que suele emplearse en ecología. Sin embargo una
segunda acepción nos dice que la biomasa es la materia orgánica originada en un
proceso biológico, ya sea natural o provocada, y que habitualmente suele utilizarse
como fuente de energía. Esta segunda definición se refiere fundamentalmente a la
biomasa que se aprovecha con fines energéticos.
Podemos considerar que los vegetales transforman la energía proveniente del sol y a
través del proceso denominado fotosíntesis convirtiéndola en energía química, la cual
puede recuperarse de varias formas: obteniendo otros productos químicos valiosos,
transformándola en un combustible o simplemente quemándola.
Por otra parte, la Organización Mundial para la Alimentación (FAO), establece que la
biomasa es el conjunto de plantas terrestres y acuáticas, junto con sus derivados,
subproductos y residuos producidos durante su transformación.
Existen otras definiciones para el término que resultan más acotadas y específicas,
como por ejemplo la que menciona Ángel Vian Ortuño en su libro Introducción a la
Química Industrial (2006), que habla de biomasa vegetal o biomasa primaria, definida
como el conjunto de plantas terrestres y acuáticas, junto a sus derivados,
subproductos y residuos producidos en su transformación. El término incluye a las
materias hidrocarbonadas, no fósiles, producidas mediante el proceso de la
fotosíntesis.
CLASIFICACIÓN DE LA BIOMASA
La biomasa está constituida principalmente por los siguientes elementos: carbono
(50%), oxígeno (43%), hidrógeno (6%) y otros elementos en forma minoritaria como
nitrógeno, azufre y otros. Estos elementos están organizados en moléculas biológicas
como por ejemplo celulosa, hemicelulosa, lignina, lípidos, proteínas, azúcares simples,
almidón, y otros hidratos de carbono, por mencionar solo algunos.
Considerando la forma en que la biomasa puede obtenerse, puede clasificársela como
primaria, secundaria o terciaria.
La biomasa primaria representa aquella que se obtiene en forma directa a partir de
un ecosistema natural para su utilización energética. En su obtención no hay
intervención del hombre, como por ejemplo la caída de ramas en un bosque.
Por otra parte la biomasa secundaria, también denominada residual, es la obtenida
como residuo o subproducto de la actividad humana. Algunos ejemplos son los
residuos agrícolas generados por la poda de plantas, residuos silvícolas y ganaderos,
así como residuos de la industria agroalimentaria como bagazos, cáscaras, vinazas,
etc., industria de transformación de la madera como por ejemplo aserraderos, fábricas
de papel y muebles, por mencionar solo los más representativos.
Recientemente se ha incorporado en la clasificación, un tercer tipo de biomasa, la
biomasa terciaria, considerada como un producto procesado previamente antes de
su utilización energética. Algunos ejemplos de este tipo de biomasa son: el biogás
obtenido de la digestión de la biomasa residual húmeda, el biodiesel, el bioetanol, las
briquetas y los pellets.
Una segunda forma de clasificar los diferentes tipos de biomasa es en relación al
sector en el que la actividad humana puede obtenerla. Así y de acuerdo al modo de
obtención podríamos hablar de biomasa agrícola y forestal, las cuales pueden ser
tanto primarias, secundarias como terciarias y la biomasa industrial o ganadera que
tan solo puede ser secundaria o terciaria.
Una tercera clasificación estableciendo que la biomasa puede clasificarse según el tipo
de biocombustible que genere: biocombustibles sólidos o biomasa sólida. En estas
fuentes la materia orgánica se encuentra en estado sólido por ejemplos restos
generados en la actividad agrícola o residuos de la industria de la madera, y la energía
se obtiene a partir de ellos a través de procesos térmicos como la pirolisis, la
gasificación o la combustión.
El segundo tipo, es la biomasa residual húmeda, la misma y dado el alto contenido
de humedad que presenta, es fácilmente degradada mediante procesos bioquímicos.
En general son líquidos, aunque en menor extensión pueden ser sólidos o
semisólidos. Algunos ejemplos pueden ser: residuos ganaderos, residuos de tomate,
aguas residuales con alto contenido de materia orgánica y la parte orgánica de la
basura doméstica.
Los biocarburantes son combustibles líquidos con alto poder calórico. Pueden
considerarse biomasa terciaria ya que no se obtienen a partir de ecosistemas
naturales o subproductos de actividades humanas.
Si la biomasa presenta un alto contenido de aceites, estos se extraen por procesos de
prensado o extracción y se los emplea en la producción de biodiesel, en cambio si la
biomasa de origen contiene un alto contenido de azúcar puede obtenerse bioetanol.
Ambos tipos de combustibles suelen llamarse de primera generación, para
diferenciarlos de aquellos cuyo origen proviene de biomasa lignocelulósica,
biocarburantes o combustibles de segunda generación. Éstos últimos se obtienen por
procesos de hidrólisis a alta temperatura o por pirólisis.
Por último una clasificación interesante de biomasa nos indica que la misma puede ser
seca o húmeda. La biomasa seca podrá ser de procedencia forestal, agroindustrial,
desechos de plantaciones, desechos de poda y malezas, residuos de matadero,
grasas y aceites, lodos, residuos sólidos urbanos, estiércol de la producción agrícola.
Por su parte la biomasa húmeda tiene como ejemplos: los residuos industriales
líquidos, aguas residuales domésticas y estiércol vacuno o porcino.
PRODUCCIÓN DE BIOMASA
La producción de biomasa se realiza a partir de la luz del sol a través del proceso
conocido como fotosíntesis, procedimiento por el cual se producen moléculas de
peso molecular elevado con alto contenido de energía química. La fotosíntesis
consiste en la conversión de materia inorgánica en materia orgánica gracias a la
energía que aporta la luz solar. En este proceso la energía luminosa se transforma en
energía química estable, siendo el adenosintrifosfato (ATP) la primera molécula en la
que queda almacenada esa energía química. Con posterioridad, el ATP se usa para
sintetizar moléculas orgánicas de mayor tamaño y estabilidad. La vida en nuestro
planeta se mantiene gracias al aporte del proceso biosintético que realizan los
vegetales en el medio terrestre y las algas en el medio acuático.
Lo interesante del proceso de fotosíntesis es que utiliza energía proveniente del medio
ambiente (luz solar) y materias primas ya consumidas, que proporcionan elementos
como carbono, hidrógeno, nitrógeno, potasio y fósforo). A partir de ello es posible
construir macromoléculas formadas por glucosa, y si bien el proceso requiere de
grandes cantidades de energía de los cuales la mayor parte es eliminada en la
atmósfera (el rendimiento energético del proceso fotosintético es bajo), el proceso
resulta rentable ya que la luz solar es gratuita y los productos finales que obtenemos
son muy importantes, pues por ejemplo pueden emplearse para producir alimentos.
APLICACIONES DE LA BIOMASA
La gran variedad de biomasas existentes unida al desarrollo de distintas tecnologías
de transformación de ésta en energía (combustión directa, pirólisis, gasificación,
fermentación, digestión anaeróbica,etc) permiten plantear una gran cantidad de
posibles aplicaciones entre las que destacan la producción de energía térmica,
electricidad, biocombustibles y gases combustibles:
3. Producción de biocombustibles
En este punto se distingue entre la producción de biocarburantes destinados a su
utilización en vehículos con motor diesel y los destinados a los vehículos con motor de
encendido provocado. Los primeros se obtienen de cultivos o especies vegetales
oleaginosas (ej. girasol, colza, cacahuete) y sustituyen al diesel tradicional, y los
segundos se obtienen de cultivos o especies vegetales ricas en azúcares (remolacha,
pataca, caña de azúcar, maíz, trigo…) y sustituyen a las gasolinas o aditivos de las
gasolinas sin plomo.
Cambio climático
Para cumplir con las políticas medioambientales establecidas para la mitigación
del cambio climático (Protocolo de Kioto), el balance neto de CO 2 con el uso de
la energía de la biomasa debería ser neutro. Sin embargo, el análisis de las
emisiones a lo largo de la cadena de producción de la bioenergía, indica que
existe una gran divergencia entre el balance de carbono según las tecnologías
utilizadas, la ubicación y los sistemas de producción, incluyendo algunos que
pueden crear aun más emisiones que el combustible fósil. Este es el caso del
uso de la biomasa en procesos industriales, donde aparentemente no hay un
balance neutro, ya que se emplean otras fuentes de energía (ej. para la
conversión de la tierra, mecanización, uso de fertilizantes y pesticidas durante
la producción de la materia prima, uso de energía no renovable durante el
procesamiento y el transporte). Sin embargo, los sistemas que usan desechos
orgánicos y residuos de la agricultura, de bosques y/o desechos orgánicos
urbanos o industriales, o el cultivo de plantas perennes en tierras degradadas,
ofrecen un potencial de ahorro de emisiones de gas de efecto invernadero
mucho mayor.
Agua
El agua es un recurso crítico y altamente localizado con usos múltiples y
competidores entre sí, incluyendo a la energía. El estado y la cantidad de los
recursos hídricos en una localidad específica, influirá en la selección, el diseño
y puesta en marcha de un tipo de tecnología energética; los impactos, por lo
tanto, también variarán geográficamente y temporalmente. El uso de agua para
la producción de energía puede ser alto en algunas tecnologías,
particularmente en la extracción del combustible y la producción de materia
prima a partir de biomasa; por eso, sin un manejo adecuado del recurso, la
producción de bioenergía podría incrementar la competición por el agua en
zonas críticas. Hay que tener en cuenta el balance de energía útil, es decir la
cantidad de agua que hay que incorporar en ciertos procesos. Sin embargo, la
proporción de agua dulce para riego entre el agua total consumida varía
considerablemente, y la relación entre los procesos hidrológicos y la vegetación
a una escala de paisaje es muy compleja. De hecho, algunos sistemas de
producción de materia prima podrían conducir el uso del suelo hacia una
productividad de agua mayor y una competición por el agua menor, como por
ejemplo los cultivos leñosos cultivados con rotaciones de varios años. Algunas
especies perennes pueden incrementar la función de retención de agua en
tierras degradadas, y se pueden obtener ganancias considerables en la
eficiencia de uso del agua con manejos agrícolas mejorados. Aunque la
producción de biomasa como materia prima puede tener impactos fuertes en la
calidad del agua a partir del uso de fertilizantes y pesticidas, existen materias
primas de segunda generación en muchas regiones que requieren para la
producción cantidades menores de químicos que otros cultivos convencionales
no destinados a la producción de biomasa. Durante la etapa de procesamiento
de la biomasa para combustibles, la calidad del agua también puede verse
afectada, aunque el impacto negativo se puede reducir mediante tecnologías
de digestión anaeróbica disponibles.
Accidentes y riesgos
Para reducir posibles riesgos y peligros asociados a la producción de
combustibles es necesario evaluar los siguientes puntos:
Riesgos de salud para los trabajadores que usan microorganismos
modificados o sus metabolitos
Efectos potenciales en los ecosistemas de la liberación de microorganismos
modificados al medio ambiente
Impactos en los trabajadores, consumidores de biocombustibles o en el
medio ambiente a partir de pesticidas y micotoxinas que se acumulan en
compuestos intermediarios, residuos o productos durante el procesamiento
Riesgos para los trabajadores a partir de agentes infecciosos que pueden
contaminar la materia prima durante la fase de producción; exposición a
sustancias tóxicas, particularmente para los trabajadores de sistemas de
procesos termoquímicos de la biomasa que usan rutas que en la actualidad
no se emplean en la industria de los combustibles fósiles Control de fugas de
emisiones de aire e impactos en la salud pública, la calidad del aire, el agua y
los ecosistemas
Exposición de sustancias tóxicas, particularmente si las instalaciones de
producción llegan a ser un lugar común como por ejemplo los vertederos o las
estaciones para generar electricidad o gas natural Impactos ambientales
acumulativos en el aire y/o el agua derivados del emplazamiento de múltiples
instalaciones para la producción de biocombustibles.
CONCLUSION
Lo anteriormente expuesto puede concluirse en que la biosfera contiene
recursos naturales que pueden ser utilizados por el ser humano para la
producción de energía.
Sin embargo, no todos ellos son renovables pues los combustibles
fósiles, por ejemplo, son limitados.
Pero hay otros recursos que cuidan en mayor medida el medioambiente
y tratan de reducir los residuos originados.
Con la utilización de los diferentes tipos de biomasa, los residuos
ganaderos y los residuos sólidos urbanos para la obtención de energía, se
consigue superar dos obstáculos:
en primer lugar, reciclar la materia generada en el entorno y que, de
otro modo, perjudicaría a la biosfera y,
en segundo lugar, reducir el empleo de las fuentes contaminantes como
el carbón o el petróleo.
Además, una de las ventajas más importantes, desde el punto de vista
económico, es que evitan la dependencia económica de otros países.
De todas formas, existe el peligro de que los cultivos energéticos
empleados para las industrias no alimenticias crezcan de tal modo que se
produzca una deforestación, con todo lo que ello implica, o se ponga en riesgo
la seguridad alimenticia. Pero esto será una cuestión con la que los países
deberán lidiar, a través de legislaciones que protejan al medioambiente y a la
subsistencia del ser humano.
Los estudios de viabilidad ambiental tendrán en cuenta el escenario de cambio
climático y la protección de la biodiversidad y la calidad del medio ambiente y la
salud humana. Los criterios generales que se tendrán en cuenta son:
El tipo de materia prima y sus características: residuos industriales,
agrícolas, forestales, cultivos energéticos, etc.
El producto que se quiere obtener a partir de dicha materia prima: ej.
etanol, biodiesel, pélets, etc., sus características y la tecnología asociada.
La idoneidad como alternativa de uso: (ej. el mejor uso posible del suelo
frente a otras alternativas en el caso de los cultivos energéticos, balance
energético, consumo de agua, etc.).
Se deben evaluar las emisiones o productos secundarios (ej. tóxicos y
contaminantes del aire y el agua) que aparecerán con la transformación y
uso de dicha materia prima o producto para algo en concreto. Debe ser
prioritaria la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero; el
carbono liberado durante la producción, transporte y aprovechamiento debe
ser inferior al absorbido o fijado por la propia biomasa.
BIBLIOGRAFÍA
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