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Los escribas:

En la primera lectura escuchamos un fragmento del relato del génesis que es de una profundidad
psicológica y espiritual realmente admirable. Se trata la temática del pecado, de la desobediencia,
del rechazo y la oposición a la voluntad de Dios, y se nos presenta la experiencia de Adán y Eva
que son las nuestras hasta el día de hoy. Dios se acerca y el hombre se esconde… eso es propio de
nuestro corazón tantas veces extraviado, preferimos escondernos a descubran perdido,
desorientados… preferimos escondernos a que se descubran las macanas que hacemos, las
mezquindades que hay en nosotros… muchas gente dice no creer en Dios, pero en el fondo lo más
difícil no es tener razones para creer en Dios (esas sobran), sino estar dispuesto a cambiar, estar
dispuesto a vivir un vida realmente de cara a Dios…

En el texto se nos dice que Dios se acercó y le pregunto ¿Dónde estás? Esa pregunta hoy vuelve a
hacerse a cada uno de nosotros. ¿Dónde estás? Donde está tu corazón, donde están puestas tus
preocupaciones. Cuando a un alumno en la clase lo vemos ido le decimos ¿Dónde estás? Sabemos
que está ahí, pero su mente, su corazón están en otro lado… en nuestra vida espiritual a veces
estamos en otro lado y no estamos con el Señor que está cerca nuestro.

Otra consecuencia del pecado es la autojustificación, el cargar la culpas en los demás. El hombre
dice que le dijo la mujer, la mujer dice que le dijo la serpiente… Pero Dios cuando le habla a Adán
no le pregunta ¿Por qué comiste? Sino que le dice ¿Acaso has comido del árbol? La respuesta era
sí y punto, pero no pudo ser sí. Nos cuesta acercarnos cargo de nuestras fallas, de nuestras
equivocaciones, de nuestros pecados, en parte puede que tengamos razón “no somos tan
culpables como pensamos”, pero el principio del perdón están en hacerse cargo de nuestra parte,
en acernos responsables de lo que nos toca, y con humildad acércanos a la fuente de la
misericordia que es Dios mismo. Negar no ayuda, muchas veces aleja, nos cierra a la verdadera
reconciliación.

En el evangelio aparece la cerrazón del corazón de los Escribas. Ellos No niegan los exorcismos de
Jesús, niegan que vengan de Dios. Pero esa negación ¿Es razonable? ¿No es una excusa? ¿No es
una ceguera? Jesús muestra que no es razonable, diciendo que en un Reino donde hay divisiones
no se puede subsistir. Y por otro lado si “los demonios más pequeños son expulsados es porque
príncipe de los demonios está siendo sujetado, y se acerca su fin”. Pero estos le permite hablar a
Jesús de algo mucho más importante que es el tema del pecado contra el Espíritu Santo, la
blasfemia contra el Espíritu Santo, es obvio que no se trata de un insulto… sino de algo mucho más
profundo, se trata de la resistencia a la acción del Espíritu Santo en la propia vida, el dejar que él
nos una con el Padre en el Hijo… ciertamente que muchas veces esa resistencia al espíritu Santo
no constituye una blasfemia al espíritu santo, pero si es un obstáculo para que en nosotros se
realice la obra de Dios…

Nuestro obispo nos pide en sus tres puntitos, pedir el donde del Discernimiento al Espíritu Santo, a
cultivarlo en nuestras decisiones, sabiendo que los tiempo de Dios no son los nuestros, que todo lo
que vemos no es todo lo que existe, que nuestros juicios son parciales, que Dios es más grande
que nuestras conciencias, abrirse al Espíritu Santo sin dejarse llevar por los arrebatos o las
primeras impresione negativas. Y por sobre eso pedir la gracias de evitar a la tentación de la
rigidez espiritual.

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