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quiera oido "sano" puede soportar.

Y sin embargo, ¿qué más


significativo de las transformaciones sociales y culturales que
hoy se producen en lo urbano que esa fusión de la música
andina con la negra en que se reconocen hoy las masas popu-
lares limeñas? A unos indígenas que se quejaban de no encon-
trar en la ciudad las cañas con las que hacer su música, José
María Arguedas les retó a que hicieran su música con tubos de
plástico, pues "ya no es necesario que cada festejante tenga que
buscar flores en la montaña, ni encargar personalmente la
fabricación de instrumentos musicales. Todo se encuentra
ahora en el mercado. Las danzas indígenas características del
valle se bailan con acompañamiento de modernas orquestas
integradas por músicos profesionales que componen nuevas
melodías para estas danzas. Lo folklórico se ha hecho popu-
lar"125

2. La comunicación desde la cultura

Durante largo tiempo la verdad cultural de estos países


importó menos que las seguridades teóricas. Y así anduvimos
convencidos de que lo que era comunicación debía decírnoslo
una teoría —sociológica, semiótica o informacional—, pues sólo
desde ella era posible deslindar el campo y precisar la especi-
ficidad de sus objetos. Pero algo se movió tan fuertemente en la
realidad que se produjo un emborronamiento, un derrumbe de
las fronteras que delimitaban geográficamente el campo y nos
aseguraban psicológicamente. Desdibujado el "objeto propio"
nos encontramos a la intemperie de la situación. Pero ahora ya
no estábamos solos, por el camino había otras gentes que sin
hablar de "comunicación" la estaban indagando, trabajando,
produciendo: gentes del arte y la política, la arquitectura y la
antropología. Habíamos necesitado que se nos perdiera el "ob-
jeto" para encontrar el camino al movimiento de lo social en la
comunicación, a la comunicación en proceso.

Lo que ni el ideologismo ni el informacionalismo


permiten pensar

Han sido dos las etapas de formación del paradigma


hegemónico para el análisis de la comunicación en América
220
Latina. La primera se produce a finales de los sesenta, cuando
el modelo de Lasswell, procedente de una epistemología psico-
lógico-conductista, es vertido en el espacio teórico de la semióti-
ca estructuralista, espacio a través del cual se hace posible su
"conversión", esto es, su encuentro con la investigación crítica.
Llamo ideologista a esta etapa porque su objetivo estuvo cen-
trado en descubrir y denunciar, articulando aquellas matrices
epistemológicas con una posición de crítica política, las estra-
tagemas mediante las cuales la ideología dominante penetra el
proceso de comunicación o mejor, para decirlo con el lenguaje
de ese momento, penetra el mensaje produciendo determinados
efectos. La omnipotencia que en la versión funcionalista se
atribuía a los medios pasó a depositarse en la ideología, que se
volvió objeto y sujeto, dispositivo totalizador de los discursos.
Se produjo así un ambiguo recorte del campo de la comunica-
ción que, subsumido en lo ideológico, acabó sin embargo defi-
niendo su especificidad por aislamiento. Tanto el dispositivo
del efecto, en la versión psicológico-conductista, como el del
mensaje o el texto en la semiótico-estructuralista, terminaban
por referir el sentido de los procesos a la inmanencia de lo
comunicativo. Pero en hueco. Y al llenar ese hueco con "lo
ideológico" nos quedamos con el recorte —con el comunicacio-
nismo— y sin especificidad. La mejor prueba de lo que estoy
diciendo es que la denuncia política que se hacía desde la
comunicación no logró superar casi nunca la generalidad de la
"recuperación por el sistema", "la manipulación", etcétera.
De la amalgama entre comunicacionismo y denuncia lo
que resultó fue una esquizofrenia, que se tradujo en una con-
cepción instrumentalista de los medios de comunicación, con-
cepción que privó a estos de espesor cultural y materialidad
institucional con virtiéndolos en meras herramientas de acción
ideológica. Con el agravante de que reducidos a herramientas
los medios eran moralizados según su uso: malos en manos de
las oligarquías reaccionarias, se transformarían en buenos el
día que el proletariado los tomara en las suyafe. Esa era la cre-
encia salvo en ciertos reductos militantes en los que el pecado
original de haber nacido capitalistas condenaba a los medios
masivos hasta la eternidad a servir a sus amos. El apocalipsis
fue la única alternativa a la esquizofrenia. Pero quizá no era
más que su doble. Pues en definitiva la ideologización impidió
que lo que se indagara en los procesos fuera otra cosa que las
huellas del dominador. Y para nada las del dominado y menos
las del conflicto. Una concepción "teológica" del poder —puesto

221
que se lo pensaba omnipotente y omnipresente— condujo a la
creencia de que con sólo analizar los objetivos económicos e
ideológicos de los medios masivos podía saberse qué necesida-
des generaban y cómo sometían a los consumidores. Entre emi-
sores-dominantes y receptores-dominados ninguna seducción
ni resistencia, sólo la pasividad del consumo y la alienación
descifrada en la inmanencia de un mensaje-texto por el que no
pasaban los conflictos, ni las contradicciones y mucho menos
las luchas.
Desde mediados de los setenta se abre paso otra figura
precedida de este discurso: "Ya está bien de ideología y de
denuncias, seamos serios y empecemos a hacer ciencia". En-
tramos así en la segunda etapa que podemos denominar cienti-
fista, ya que en ella el paradigma hegemónico se reconstruye en
base al modelo informacional y a un revival positivista que
prohibe llamar problemas a todo aquello para lo que no ten-
gamos un método. La crisis que después de los golpes militares
en el Cono Sur atraviesan las izquierdas latinoamericanas, con
su secuela de desconcierto y de repliegue político, sería un buen
caldo de cultivo para el chantaje cientifista. El cortocircuito
teórico que se produjo podría describirse así: los procesos de
comunicación ocupan cada día un lugar más estratégico en
nuestra sociedad, puesto que, con la información-materia pri-
ma, se ubican ya en el espacio de la producción y no sólo en el de
la circulación. Pero el estudio de esos procesos se halla aún
preso de una dispersión disciplinar y metodológica tal que nos
hace imposible saber con objetividad qué es lo que ahí está
pasando. Estamos entoces urgidos de una teoría capaz de or-
denar el campo y delimitar los objeftos. Y bien, esa teoría existe
ya, sólo que su elaboración ha tenido lugar en un espacio algo
alejado de las preocupaciones de los críticos: en el de la in-
geniería, y se llama teoría de la información. Definida como
"transmisión de información", la comunicación encontró en
esa teoría un marco de conceptos precisos, de deslindes meto-
dológicos e incluso de propuestas operativas, todo ello avalado
por la "seriedad" de las matemáticas y el prestigio de la ci-
bernética capaces de ofrecer un modelo incluso a la estética. El
modelo informacional entra entonces a adueñarse del campo,
abonado como estaba por un funcionalismo que sobrevivió en
la propuesta estructuralista y en cierto marxismo126.
Si al modelo semiótico, al del análisis centrado en mensa-
jes y códigos, le faltó un entramado de conceptos capaz de
abarcar el campo y deslindarlo sin amalgamas, el deslinde
222
operado por el modelo informacional deja demasiadas cosas
fuera. Y no sólo la cuestión del sentido, sino la del poder.Queda
fuera toda la gama de preguntas que vienen de la información
como proceso de comportamiento colectivo. Queda fuera el con-
flicto de intereses que juegan en la lucha por informar, pro-
ducir, acumular o entregar información, y por consiguiente los
problemas de la desinformación y del control. Y al dejar fuera
del análisis las condiciones sociales de producción del sentido,
lo que el modelo informacional elimina es el análisis de las
luchas por la hegemonía, esto es, por el discurso que "articula"
el sentido de una sociedad.
Ahora bien, el modelo informacional llega ahí no en base
a lo que dice, sino a lo que presupone. Y a ese nivel de los
presupuestos es donde se halla la complicidad del modelo se-
miótico dominante con el informacional: en una "economía"
según la cual las dos instancias del circuito —emisor y recep-
tor— se presuponen situadas sobre el mismo plano y el mensaje
circula entre instancias homologas. Lo que implica no sólo el
idealismo, contra el que ya Lacan planteó la cuestión del códi-
go como espacio de dominio revestido de "encuentro", sino la
presunción de que el máximo de comunicación funciona sobre
el máximo de información y éste sobre la univocidad del dis-
curso127. Con lo que se hace impensable todo lo que en la comu-
nicación no es reducible ni homologable a transmisión y medi-
ción de información, o porque no cabe —como un baüe o un
ritual religioso— en el esquema emisor/mensaje/receptor, o
porque introduce una asimetría tal entre los códigos del emisor
y el receptor que hace estallar la lineariedad en que se basa el
modelo.
Por otro lado, el paradigma hegemónico se sustenta en
una fragmentación del proceso, que es a su vez convertida en
garantía de rigor y criterio de verdad. Esa fragmentación ho-
mologa el proceso de comunicación al de transmisión de una
información, mejor dicho, reduce aquél a éste. De ahí que con-
vierta en verdad metodológica la separación entre el análisis
del mensaje —ya sea éste análisis de contenido o de expresión,
de estructuras textuales u operaciones discursivas— y el análi-
sis de la recepción concebida llana o sofisticadamente como
indagación acerca de los efectos o de la reacción. En todo caso
la fragmentación a la que es sometido, y desde la que es pensado
el proceso de comunicación, controla reductoramente el tipo de
preguntas formulables delimitando así el universo de lo inves-
tigable y los modos de acceso a los problemas.

223
Pero la verdadera envergadura teórica de la racionalidad
informacional reside en su noción de conocimiento: "acumu-
lación de información más clasificación". La tendencia es en-
tonces a dejar sin sentido las contradicciones por considerarlas
no como expresiones de conflictos, sino como residuos de ambi-
güedad. Nos hallamos ante una racionalidad que disuelve "lo
político". Pues lo político es justamente la asunción de la opaci-
dad de lo social en cuanto realidad conflictiva y cambiante,
asunción que se realiza a través del incremento de la red de
mediaciones y de la lucha por la construcción del sentido de la
convivencia social. De manera que si el primer modelo se resol-
vía en una concepción instrumental de los medios, este segundo
termina en una disolución tecnocrática de lo político. "Si los
problemas sociales son transformados en problemas técnicos,
habría una y sólo una solución. En lugar de una decisión
política entre distintos objetivos sociales posibles, se trataría de
una solución tecno-científica acerca de los medios correctos
para lograr una finalidad prefijada. Para ello es posible pres-
cindir del debate público; no cabe someter un hecho técnico o
una Verdad científica' a votación. El ciudadano termina reem-
plazado por el experto"128. Ahí es donde el cortocircuito se-
ñalado halla su punto de cierre: la centralidad de los procesos
de comunicación en nuestra sociedad significa, para la racio-
nalidad informática, la disolución de la realidad de lo político.

Cultura y política: las mediaciones


constitutivas
No son únicamente los límites del modelo hegemónico los
que nos han exigido cambiar de paradigma. Fueron los tercos
hechos, los procesos sociales de América Latina, los que nos
están cambiando el "objeto" de estudio a los investigadores de
comunicación. Para percibir esto no hay más que ojear los
títulos de seminarios y congresos latinoamericanos sobre co-
municación en estos últimos cinco años y constatar la presen-
cia obsesiva de los términos "transnacionalización", "democra-
cia", "cultura" y "movimiento popular". Con la cuestión tras-
nacional lo que es nombrado no es la mera sofisticación del viejo
imperialismo, sino una nueva fase en el desarrollo del capita-
lismo, en la que justamente el campo de la comunicación entra
a jugar un papel decisivo. Lo que aparece en juego ahora no es
la imposición de un modelo económico, sino el "salto" a la inter-

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nacionalización de un modelo político. Lo cual obliga a aban-
donar la concepción que se tenía de los modos de lucha contra
la "dependencia", pues "es muy distinto luchar por indepen-
dizarse de un país colonialista en el combate frontal con un
poder geográficamente definido, a luchar por una identidad
propia dentro de un sistema trasnacional, difuso, complejamen-
te interrelacionado e interpenetrado"129. Y como la trasnacio-
nalización juega primordialmente en el campo de las tecnologías
de comunicación —satélites, telemática—, de ahí que sea en el
campo de la comunicación donde la cuestión nacional encuen-
tra ahora su punto de fusión. Y ello tanto en el cuadro de las
relaciones de clases como en el de las relaciones entre pueblos y
étnias que convierten a la Nación en un foco de contradicciones
y conflictos inéditos. Conflictos cuya validez social no cabe en
las fórmulas políticas tradicionales, ya que están dando naci-
miento a nuevos actores sociales que ponen en cuestión la
cultura política tradicional tanto en la derecha como en la
izquierda. ¿De qué conflictos se trata? No sólo de aquellos
obvios que aparecen como el costo social que acarrea la paupe-
rización creciente de la3 economías nacionales y el desnivel por
tanto siempre mayor de las relaciones económicas internacio-
nales, sino de aquellos otros conflictos que la nueva situación
produce o saca a flote y que se sitúan en la intersección de La
crisis de una cultura política y el nuevo sentido de las políticas
culturales. Se trata de una percepción nueva del problema de la
identidad —por más ambiguo y peligroso que el término parezca
hoy— de estos países y del subcontinente. Puesto que la identi-
dad no hace frente únicamente a la homogeneización descarada
que viene de lo trasnacional, sino a aquella otra, que enmascara-
da, viene de lo nacional en su negación, deformación y desacti-
vación de la pluralidad cultural que constituye a estos países.
La nueva percepción del problema de la identidad, en con-
flicto no sólo con el funcionamiento de lo trasnacional, sino con
el chantaje en que opera frecuentemente lo nacional, aparece
inscrita en el movimiento de profunda trasformación de lo polí-
tico que conduce en las izquierdas latinoamericanas a una con-
cepción ya no meramente táctica, sino estratégica de la demo-
cratización, esto es, en cuanto espacio de transformación de lo
social130. Frente a las propuestas que orientaron el pensamiento
y la acción de las izquierdashasta mediados de los años setenta
—organización excluyente del proletariado, la política como
totalización, la denuncia de la trampa parlamentaria burgue-
sa131—, en los últimos años se abre camino otro proyecto ligado

225
estrechamente al redescubrimiento de lo popular, al nuevo
sentido que esa noción cobra hoy: revalorización de las articu-
laciones y mediaciones de la sociedad civil, sentido social de los
conflictos más allá de su formulación y sintetización política y
reconocimiento de experiencias colectivas no encuadradas en
formas partidarias. Lo que se halla en proceso de cambio es la
concepción misma que se tenía de los sujetos políticos. A una
concepción substancialista de las clases sociales, como entida-
des que reposan sobre sí mismas, autosuficientes, corresponde
una visión del conflicto social como manifestación de los atri-
butos de los actores. Pero entonces "el proceso político, en
sentido estricto, no sería productivo, no generaría nada sustan-
cialmente nuevo"132. Y sin embargo las relaciones de poder tal
y como se configuran en cada formación social no son mera
expresión de atributos, sino producto de conflictos concretos y
de batallas que se libran en el campo económico y en el terreno
de lo simbólico. Porque es en ese terreno donde se articulan las
interpelaciones desde las que se constituyen los sujetos, las
identidades colectivas. "¿Cómo reflexionar la práctica política
—se pregunta Lechner— al margen de los lazos de arraigo
colectivo y de pertenencia afectiva que desarrollamos día a
día? 133 Pero desenmascarar el sustancialismo racionalista
desde el que eran pensados los actores sociales es poner al
descubierto aquella visión fatalista de la historia que cobija la
concepción instrumental de la política. La cuestión de fondo
entonces es que "no existe una 'solución objetiva' a las contra-
dicciones de la sociedad capitalista. Por consiguiente se trata
de elaborar las alternativas posibles y de seleccionar la opción
deseada. El desarrollo no se guia por soluciones objetivas. Por
tanto hay que elaborar y decidir continuamente los objetivos
de la sociedad. Eso es hacer política"134.
En la convergencia del nuevo sentido que adquieren los
procesos de trasnacionalización con la nueva concepción que
cobra lo político, emerge en América Latina una valoración
nueva, profundamente nueva de lo cultural. No faltan quienes
piensen que esa valoración es sospechosa: estaría encubriendo
la evasión política resultante de la incapacidad para hacer
frente a la crisis de las instituciones y los partidos. Esa sospe-
cha acierta para aquellos casos en que "se hace cultura mien-
tras no puede hacerse política". Pero algo radicalmente distinto
se produce cuando lo cultural señala la percepción de dimensio-
nes inéditas del conflicto social, la formación de nuevos sujetos
—regionales, religiosos, sexuales, generacionales— y formas

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nuevas de rebeldía y resistencia. Reconceptualización de la
cultura que nos enfrenta a la existencia de esa otra experiencia
cultural que es la popular, en su existencia múltiple y activa no
sólo en su memoria del pasado, sino en su conflictividad y
creatividad actual. Pensar los procesos de comunicación desde
ahí, desde la cultura, significa dejar de pensarlos desde las
disciplinas y desde los medios. Significa romper con la seguri-
dad que proporcionaba la reducción de la problemática de
comunicación a la de las tecnologías.
Venimos de una investigación en comunicación que pagó
durante mucho tiempo su derecho a la inclusión en el campo de
las legitimidades teóricas con el precio de la subsidiaridad a
unas disciplinas, como la psicología o la cibernética, y que
ahora se apresta a superar esa subsidiaridad a un precio mucho
más caro aún: el del vaciado de su especificidad histórica por
una concepción radicalmente instrumental como aquella que
espera que las transformaciones sociales y culturales serán
efecto de la mera implantación de innovaciones tecnológicas.
La posibilidad de enfrentar adecuadamente esa coartada pasa
por la capacidad de comprender que "el funcionamiento del
aparato tecnológico-institucional que se está preparando con
la reconversión depende en gran medida de una reconversión
paralela de la utilización social de la cultura. Por esa razón un
conflicto, hasta ahora tenido por superestructural, se va a
solventar a nivel de la estructura misma de producción"1^5.
Pasa entonces más que por unas "políticas de comunicación",
por una renovación de la cultura política capaz de asumir lo
que hoy está en juego en las políticas culturales. En las que no
se trata tanto de la administración de unas instituciones o la
distribución de unos bienes culturales, sino de "un principio de
organización de la cultura, algo interno a la constitución de lo
político, al espacio de producción de un sentido del orden en la
sociedad, a los principios de reconocimiento mutuo"136.
La historia de las relaciones entre política y cultura está
llena de trampas tendidas de parte y parte. Desde una concep-
ción espiritualista de la cultura que ve en la política una conta-
minación por la intrusión de intereses materiales, y desde una
concepción mecanicista de la política que ve en la cultura única-
mente el reflejo superestructural de lo que pasa realmente en
otra parte. Desde una posición como desde la otra no cabe más
relación que la instrumentación. "La verdad es que la política
suprime la cultura como campo de interés desde el momento en
que acepta una visión instrumental del poder. Poder son los

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aparatos, las instituciones, las armas, el control sobre medios y
recursos, las organizaciones. Tributaria de esa visión del poder,
la política no ha podido tomar en serio la cultura, salvo allí
donde se encuentra institucionalizada" 137. De ahí a convertir la
política cultural en gestión burocrática, monopolio de agentes
especializados no hay sino consecuencia lógica. Pero en los
últimos años en América Latina una serie de hechos parecen
apuntar hacia un nuevo tipo de comprensión de las relaciones
entre política y cultura. Esos hechos son, según José Joaquín
Brunner —uno de los investigadores latinoamericanos que
mayor contribución ha hecho a la nueva visión de las políticas
culturales—, tres: la experiencia en los países bajo regímenes
autoritarios, de que los modos de resistir y de oponerse proce-
dieron en buena parte de espacios fuera de los considerados en
el análisis tradicional, como comunidades cristianas, movi-
mientos artísticos, grupos de derechos humanos; la percepción
de que aún el autoritarismo más brutal no se agota nunca en
las medidas de fuerza ni responde únicamente a intereses del
capital, sino que hay siempre un intento de cambiar el sentido
de la convivencia social modificando el imaginario y los siste-
mas de símbolos; por último, el hecho de que la cultura merced
a la dinámica de la escolarización y a la de los medios masivos
se ha colocado en el centro de la escena política y social. Se abre
así el debate a un horizonte de problemas nuevo en el que lo
redefinido es tanto el sentido de la cultura como el de la política,
y en el que la problemática de la comunicación entra no sola-
mente a título temático y cuantitativo —los enormes intereses
económicos que mueven las empresas de comunicación—, sino
cualitativo: en la redefinición de la cultura es clave la compren-
sión de su naturaleza comunicativa. Esto es, su carácter de
proceso productor de significaciones y no de mera circulación
de informaciones y por tanto, en el que el receptor no es un mero
decodificador de lo que en el mensaje puso el emisor, sino un
productor también.
Es en el cruce de esas dos líneas de renovación —la que
viene de inscribir la cuestión cultural al interior de lo político y
la comunicación en la cultura— donde aparece en todo su espe-
sor el desafío que representa la industria cultural. Porque si no
se trata de revivir dirigismos autoritarios tampoco "la expansión
de la pluralidad de voces en la democracia pueda entenderse
como una ampliación de clientelas de los consumos culturales"138.
Lo que ya no tendrá sentido es seguir diseñando políticas que
escindan lo que pasa en la Cultura —con mayúscula— de lo que

228
pasa en las masas —en la industria y los medios masivos de
comunicación—. No pueden ser políticas aparte, puesto que lo
que pasa culturalmente a las masas es fundamental para la
democracia, si es que la democracia tiene aún algo que ver con
el pueblo.

3 . Mapa nocturno para explorar el


nuevo campo

Sabemos que la lucha a través de las mediaciones culturales no


da resultados inmediatos ni espectaculares. Pero es la única
garantía de que no pasemos del simulacro de la hegemonía al
simulacro de la democracia: evitar que una dominación derro-
tada resurja en los hábitos cómplices que la hegemonía instaló
en nuestro modo de pensar y relacionarnos.

N. Garría Canrlini

Perdidas las seguridades que procuraba la inercia y des-


plazados los linderos que demarcaban las instancias, es el
mapa de los "conceptos básicos", de que habla Willians, el que
necesitamos rehacer. Pero no creo que ello sea posible sin cam-
biar de lugar, sin cambiar el lugar desde el que se formulan las
preguntas. Es lo que expresa en los últimos años la tendencia a
colocar preguntas que rebasan la "lógica diurna" 139 y la deste-
rritorialización que implica el asumir los márgenes no como
tema sino como enzima. Con lo cual no se trata de "carnavali-
zar" la teoría140 —y no es que no lo necesite—, sino de aceptar
que los tiempos no están para la síntesis, que la razón apenas
nos da para sentir y barruntar que hay zonas en la realidad
más cercana que están todavía sin explorar. Como dice Laclau,
"hoy advertimos que la historicidad de lo social es más profun-
da que aquello que nuestros instrumentos teóricos nos permiten
pensar y nuestras estrategias políticas encauzar"141. Las ten-
taciones al apocalipsis y la vuelta al catecismo no faltan, pero
la más secreta tendencia parece ir en otra dirección: la de
avanzar a tientas, sin mapa o con sólo un mapa nocturno. Un
mapa para indagar no otras cosas, sino la dominación, la
producción y el trabajo, pero desde el otro lado: el de las brechas,
el consumo y el placer. Un mapa no para la fuga, sino para el re-
conocimiento de la situación desde las mediaciones y los sujetos.

229
revista Fronteiras – estudos midiáticos
VIII(1): 5-15, janeiro/abril 2006
© 2006 by Unisinos

Comunicación y ciudadanía. Problemas


teórico-políticos de su articulación

María Cristina Mata1

La inclusión de la problemática de la ciudadanía en los estudios de comunicación es relativamente reciente. En este artículo se da
cuenta algunos avances conceptuales y metodológicos realizados a partir de diversas investigaciones realizadas en el Centro de Es-
tudios Avanzados y la Escuela de Ciencias de la Información de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina), bajo la dirección
de la autora. Se cuestiona el procedimiento de “sustitución de términos” – usual en los estudios de comunicación – y se plantea la
necesidad de construir nuevos objetos de investigación para dar cuenta de nuevos problemas. En tal sentido, se propone un objeto
específico de indagación, la “ciudadanía comunicativa” y se ofrecen pistas para su análisis.

Palabras claves: comunicación, política, ciudadanía

Communication and citizenship. Some theoretical and political A problemática da cidadania foi recentemente incluída em estudos de
problems of their articulation. The citizenship issue has only comunicação. Neste artigo são apresentados alguns avanços teóricos e
recently been included in Communication Studies. Some metodológicos, resultado do trabalho de pesquisa realizado no CEA
theoretical and methodological advances which are the result (Centro de Estudos Avançados) e na escola de Ciência da Informação
of research work carried out at the CEA (Center of Advanced da Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, sob a direção da
Studies) and at the School of Journalism of the National autora. Um procedimento muito usual em estudos de comunicação
University of Córdoba, Argentina, under the direction of the – a recolocação dos termos – é aqui discutido e se insere a necessidade
author of this paper are presented as well. A very usual procedure elaborar novos objetos de pesquisa para dar conta de novos problemas.
in Communication Studies – the replacement of terms – is here Nesse sentido, a cidadania comunicativa é proposta como um objeto
discussed and the need to elaborate new objects of research in específico de investigação e são fornecidas algumas sugestões para
the face of new problems is also explained. In this sense, the sua análise.
“Communicative Citizenship”, a specific object of investigation
is described in this article together with some hints provided Palvras-chave: comunicação, política, cidadania.
for the analysis of said object.

Key words: communication , politics, citizenship.

1
Centro de Estudios Avanzados, Universidad Nacional de Córdoba.

03_ART01_Mata.indd 5 4/7/2006 15:36:30


María Cristina Mata

Hace pocos días fue 24 de marzo, día en que los Porque no quisiera que mi presencia hoy, aquí, en
argentinos recordamos toda la destrucción humana, moral este ámbito académico estuviese desligada de ese contexto
y material que significó hace 30 años la instauración de de experiencias. Desde él adquieren sentido ciertos recor-
la dictadura militar. Por eso no puedo hoy estar aquí, con ridos teóricos. O al menos, desde donde quiero reflexionar
ustedes, compartiendo la inauguración anual de sus post- con ustedes acerca de la temática específica que escogí
grados, sin hacer referencia a lo que vivo como una de las para este encuentro: los problemas de carácter político y
deudas más graves que como sociedad, pero también como teórico que suscita la articulación entre comunicación y
profesionales y académicos dedicados a la comunicación, ciudadanía.
tenemos todavía con aquellos sueños de igualdad y justicia Como ustedes saben se trata de una articulación
que alentaron las luchas y los proyectos que justamente bastante reciente en nuestro campo de estudios, ya que si
aquella sangrienta dictadura trató de destruir. Me refiero bien comienza a perfilarse durante los años 90, es a partir
a la vigencia aún hoy, en Argentina, de la Ley de Radio- de principios de este siglo que ella se despliega en casi
difusión dictada por el régimen militar2. cualquier texto de comunicación, en especial, en aquellos
Durante estos 30 años, primero unos pocos, luego que tratan de dar cuenta de las dimensiones políticas de
muchos más y hoy buena parte de la sociedad, dijimos la comunicación3.
NUNCA MAS a los horrores vividos en nuestro país. El No sería posible aquí, ni es mi intención, pasar
juicio a las juntas militares, la militancia de las Madres, revista a esos textos en una suerte de balance que nos
las abuelas, los H.I.J.O.S, los familiares de detenidos y permitiera establecer la consistencia y productividad de
desaparecidos, una creciente conciencia de que los indultos esa articulación para comprender lo que en general ella
y las leyes de obediencia debida y punto final debían ser promete: por un lado el reconocimiento del modo en que
rechazadas y derogadas, un creciente reconocimiento de se desarrollan los procesos de producción de la hegemo-
que la pobreza y la exclusión que agobian a vastos sectores nía; por otro, la constitución de sujetos políticos en las
de argentinos fue – más allá de posteriores complicidades sociedades actuales.
– otro de los horrores que la dictadura engendró, son datos Más bien, trataré de compartir con ustedes un con-
que nos permiten afirmar que existe en nuestro país una junto de reflexiones y avances producidos conjuntamente
práctica política y social inspirada en valores de verdad, de con un equipo de investigación con el cual llevo adelante el
equidad, de democracia y libertad que pugna por revertir Programa de Estudios sobre Comunicación y Ciudadanía
las injustas condiciones de vida que tenemos. en el Centro de Estudios Avanzados de la Universidad
Sin embargo, todavía tenemos una Ley de Radio- Nacional de Córdoba, y que justamente tienen la preten-
difusión concebida según los parámetros de la doctrina de sión de ir desbrozando el campo. Es decir que pretenden
la seguridad nacional, favorecedora de las restricciones a reconocerlo, precisarlo, cuestionando la emergencia de la
la expresión pública masiva y funcional al mercado. Y no noción de ciudadanía en los estudios de comunicación y
sólo está vigente esa ley sino que, durante estos 30 años, cuestionando la articulación entre ambas nociones, no para
su carácter restrictivo fue reforzado mediante reglamen- negar su validez, sino justamente para poder sustentarla y
taciones que favorecieron la concentración mediática. precisar sus alcances y su valor.
Incluso, hace menos de un año, el modelo que sustenta Esa pretensión no es casual. Comparto lo que ya
esa ley fue legitimado y consolidado mediante el Decreto hace mucho tiempo, en 1987, planteara Jesús Martín
Nº 527/05 del Poder Ejecutivo Nacional que prorrogó, Barbero (1987, p. 220-224) con respecto al estado
por diez años, las licencias de los actuales prestadores de de los estudios de comunicación: la importancia de
servicios de radio y televisión. haber cuestionado las seguridades que una teoría
¿Por qué acercarles a ustedes, en esta sesión inaugu- – sociológica, semiótica o informacional – podía
ral, esta problemática tan particular – tan argentina – ? brindarnos para comprender la comunicación; la

2
Se trata de la Ley 22.285, dictada en septiembre de 1980, “resultado de las instrucciones impartidas por la Junta Militar el 20 de
septiembre de 1977. En el documento, se daban las directivas en materia de radiodifusión y se determinaban los objetivos, las
políticas y las bases que deberían observar los servicios de radiodifusión, de acuerdo a lo oportunamente establecido en el acta
del 24 de marzo de 1976. En esta última estaban desarrollados los propósitos y objetivos básicos del autodenominado Proceso
de Reorganización Nacional”, según plantea Miguel J. Rodríguez Villafañe, en “El 24 de marzo de 1976 y la ley de radiodifusión
vigente” en La Voz del Interior, Córdoba, edición del 22 de marzo de 2004.
3
Basta recorrer algunas colecciones de revistas del campo, como DIA-logos de la Comunicación de la Federación Latinoamericana de
Facultades de Comunicación, o los programas de Congresos, Encuentros y Seminarios Latinoamericanos, para dar cuenta de ello.

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Comunicación y ciudadanía. Problemas teórico-políticos de su articulación

importancia de reconocer que no existía un “objeto” taria construida a partir de múltiples interpelaciones,
llamado comunicación que pudiese deslindarse con y la necesidad de aprehender los mecanismos de su
precisión verificable, sino que debíamos construirlo constitución y el sentido que esa operación tiene, como
haciendo inteligibles los múltiples intercambios y sen- vía para la comprensión del modo en que los indivi-
tidos propios de los procesos sociales; la importancia duos nos reconocemos y actuamos en las sociedades
de reconocer la riqueza y validez de la convergencia mediatizadas (Mata, 2001). Y fue como resultado de
disciplinar para construir ese objeto, que no era obra ese camino que produjimos un cruce tenso entre esa
de sistemáticos planes académicos sino fruto del en- condición – la de público de los medios – y la condi-
cuentro de miradas y preocupaciones que se negaban a ción ciudadana.
escindir la cultura y la política para entender nuestras
realidades. Pero reconociendo todo eso, siempre he
sospechado que muchos trabajos, muchos estudios
de comunicación renuncian a esa tarea. Es decir, no La tensión públicos-
construyen objetos de indagación nuevos y diferen-
ciados, sino que sustituyen términos. No avanzan en ciudadanía
precisiones categoriales sino que modulan con otra
voz idénticos problemas, sin poder demostrar lo que
la pretendida novedad ilumina o descubre. En diversas investigaciones realizadas según nues-
Algo de eso pasó, y muchas veces lo he sos- tra particular comprensión de los públicos de los medios
tenido, con la noción de recepción y la promesa que masivos, reconocimos la validez de lo postulado hace
venía de la mano de la estética y la teoría literaria, diez años por Paul Virilio: “los medios de comunicación
de los estudios culturales, del llamado paradigma industriales disfrutan de una depravación singular de las
de las mediaciones... Pasó que el reconocimiento de leyes democráticas”. Una afirmación que sostiene en dos
la “actividad de los receptores” como productores argumentos.
de sentido se instaló como el fruto más preciado en En primer lugar, en la convicción de que “el
numerosísimos textos que se limitan a dar cuenta de cuarto poder” es “la única de nuestras instituciones
la vinculación medios-mensajes-usos-significados capaz de funcionar al margen de todo control demo-
atribuidos, volviendo a restringir así la fecunda y crático eficaz, ya que cualquier crítica independiente
compleja operación cultural que nos proponían pensar dirigida contra él, cualquier solución de recambio, son
quienes asumían las interacciones mediáticas más que desconocidas por el gran público, simplemente porque
como “lectura situada y particular” de unos bienes no tienen ninguna posibilidad de ser difundidas con
producidos industrialmente, como la marca distinti- amplitud y, por consiguiente, de alcanzarlo” (Virilio,
va de una cultura mediatizada impensable por fuera 1996, p. 11). En segundo lugar, en la constatación
de las matrices tecnológicas, mercantiles, estéticas y de una suerte de paradoja: mientras es ampliamente
políticas que nos constituyen como receptores (Mata, generalizado el rechazo de todo tipo de censura a los
2001, p. 185). medios de comunicación por parte de los Estados y
Tal vez por eso, trabajé durante algún tiempo los grupos políticos que en cada coyuntura ejercen el
tratando de elaborar un modelo conceptual que per- poder, se reclama a los directivos de esos medios res-
mitiese comprender la significación que ha tenido para ponsabilidad para decidir qué difundir y cómo hacerlo.
nuestras sociedades la constitución de los públicos Ese reclamo encubriría, según Virilio, el reconoci-
masivos, convencida de la necesidad de desnaturalizar miento de una “censura aceptable” ejercida por los
las nociones de público que con fuerte sesgo empirista directivos de los medios. Una censura que no sólo es
habían dominado los estudios sobre los “efectos de la legal, ya que poseen las atribuciones empresariales o
comunicación” desarrollados desde perspectivas socio- institucionales para decidir qué se difunde y qué no,
lógicas y psicológicas conductistas y funcionalistas, así sino que, además, es considerada legítima en tanto
como desde algunas simplificadas corrientes dentro de esos medios resultan consumidos por el gran público
los estudios de recepción5 (Mata, 2001, p. 184). (Virilio, 1996, p. 62-63).
Ese trabajo nos permitió dar cuenta de un obje- Ese razonamiento le lleva a plantear la existencia,
to complejo – el ser público – postulando su condición en nuestras sociedades, de una “legitimidad informacional
de nueva formación social y nueva referencia identi- con un poder distinto al de la legitimidad democrática,

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una usurpación de hecho, siempre presente” (Virilio, 1996, Indudablemente, en nuestras sociedades media-
p. 62); algo que en otro sentido la argentina Beatriz Sarlo tizadas, si bien el espacio público integra numerosos
puso en evidencia al reflexionar acerca de la democracia de ámbitos y modalidades de organización, los medios ma-
la opinión como contrapuesta a la democracia de las insti- sivos y las redes informáticas adquieren una centralidad
tuciones, contraposición que reconoce como característica insoslayable, como escena privilegiada de intercambios.
de nuestras sociedades mediatizadas (ver Sarlo, 1995). Por eso las reflexiones sobre la condición ciudadana como
Esa problemática, expresada en el texto de Virilio, condición necesaria de la democracia resulta limitada si
al igual que en las reflexiones de Sarlo, representaba para no se relaciona con esta nueva característica del espacio
nosotros un verdadero desafío en términos conceptuales público.
y políticos: nos preguntamos si es posible que quienes Esa es la primera razón por la cual considero válida
hemos sido constituidos como “públicos” seamos capaces en términos políticos y analíticos la articulación comu-
de no delegar nuestros derechos a la libre expresión y nicación-ciudadanía. De ahí la necesidad de dar cuenta,
a la información en tanto existe un mercado, es decir, aunque sea de manera general, de qué modo los ciudada-
un sistema de producción industrial, de distribución y nos se hacen visibles en el espacio mediático, de analizar
consumo de los bienes comunicativos-culturales, que es cuáles son las representaciones que los medios construyen
hoy hegemónico como instancia de organización de los de la ciudadanía, y cómo se auto-representan en tanto
intercambios simbólicos. espacios de ciudadanización, es decir, como espacios de
Esa pregunta se vinculaba con la reconceptualiza- visibilización y producción de derechos y deberes.
ción que en el campo de las ciencias sociales y políticas se
venía desarrollando con respecto a la noción de ciudada-
nía6, y que permite pensarla como práctica que implica
la capacidad de ser sujeto en todos los ámbitos en que ¿Cómo somos ciudadanos
se construye el poder y, por consiguiente, como práctica
que implica el participar efectivamente en la elaboración en los medios?
de las reglas que, con validez de norma instituida o legi-
timada, tienen capacidad de ordenar la vida en sociedad.
Esa conceptualización implica reconocer, como lo plantea Cotidianamente, los medios y redes de informa-
el chileno Manuel Garretón, que “la gran contradicción ción nos dicen lo que somos y nos ocurre en un decir
contemporánea es que la multiplicidad de posibilidades de que nos interpela y nos constituye desde la adhesión o el
constitución de sujetos se enfrenta, sin embargo, a la apro- rechazo que, en variados grados y modos, ellos suscitan.
piación -por parte de algunas naciones, Estados, empresas, La información sobre nosotros mismos y la realidad que
instituciones, actores- de los instrumentos que permiten hacemos y vivimos y que los medios nos proveen a través
dicha constitución, como la riqueza, los conocimientos, de miles de palabras e imágenes no es el único alimento
el poder, la expresividad de lo subjetivo, la afectividad y para pensarnos y actuar. Sin embargo, la magnitud que ad-
la comunicabilidad” (Garretón, 1995, p. 105). quieren en nuestras sociedades mediatizadas esas palabras
En ese sentido, la práctica ciudadana nombra no sólo e imágenes, la fuerza que alcanzan en tanto no podemos
el ejercicio de deberes y derechos de los individuos en relación pensarnos sin ellas – sobre todo sin la relación con ellas
con el Estado, sino un modo específico de aparición de los que se ha vuelto un modo dominante de relacionarnos con
individuos en el espacio público caracterizado por su capa- los demás – les confiere un estatuto particular: podemos
cidad de constituirse en sujetos de demanda y proposición reconocerlas como regulaciones discursivas que expresan,
respecto de diversos ámbitos vinculados con su experiencia. instauran y reproducen regulaciones sociales.
Es decir, por su capacidad de intervenir en el espacio público Si tomamos para nuestro análisis los medios de
tratando de revertir esas apropiaciones de derechos y posibili- mayor consumo en nuestros países, la radio y la televisión,
dades. Una ampliación de la noción de ciudadanía que como podemos reconocer, al menos en el caso de la Argentina,
indica Martín Hopenhayn (2005, p. 255) “permite pasar del tres figuras emblemáticas bajo las cuales los programas de
individuo como sujeto privado y libre de acción, al individuo información y opinión de la mayor parte de esos medios
como forjador de proyectos”. audiovisuales presentifican a los ciudadanos.

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Ver, entre otros aportes que dan cuenta de esas reconceptualizaciones, el esclarecedor trabajo de Hugo Quiroga El ciudadano y la
pregunta por el estado democrático.

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Comunicación y ciudadanía. Problemas teórico-políticos de su articulación

El ciudadano como sujeto de El ciudadano como sujeto de


necesidad demandas

La pérdida de derechos básicos que se expresa hoy Un segundo modo de representación nos muestra
en las crecientes situaciones de pobreza, desnutrición, falta a los ciudadanos como sujetos de demanda. Son los mismos
de instrucción y marginación de todo beneficio de carácter carenciados quienes también pueblan las ondas y pantallas
social es, sin duda, uno de los modos emblemáticos de a partir de su capacidad de reclamar, a través de organiza-
representación de los ciudadanos. Las pantallas y ondas ciones específicas o en movilizaciones de carácter amplio.
se pueblan de imágenes lacerantes: niños que mueren Los medios de comunicación masivos darían cuenta, de ese
de hambre, inundados sin lugares adónde vivir, víctimas modo, de lo que Jesús Martín Barbero ha llamado la “ciu-
de delitos públicos y privados... todos están allí todo el dadanización” de la política, aludiendo con ello al complejo
tiempo. Nadie puede alegar ignorancia o desconocimiento proceso en el cual se entretejen la caducidad de las organi-
al punto que ciertas imágenes se convierten en motivo zaciones antes encargadas de “representar” a los individuos
de conversación cotidiana. Más que opinión pública - como partícipes de un proyecto colectivo y nuevos modos de
producto de deliberaciones, confrontaciones y acuerdos-, expresión de anhelos, intereses, búsquedas, que encuentran
esos casos se convierten en parte de la agenda pública en ciertas lógicas mediáticas la posibilidad de recuperar
construida desde las agendas informativas. dimensiones sensibles (Martín Barbero, 2002).
Así, uno de los modos de representación más En este sentido la aparición de los ciudadanos como
extendidos es el de los ciudadanos como sujetos de necesi- sujetos de demanda en los medios es presentada como garantía
dad. Los modos de aparición de esos sujetos de necesidad de su condición de tales, porque como bien ha señalado Isi-
pueden variar, recorriendo el arco que va desde la exhi- doro Cheresky, más allá de los aspectos jurídicos de la noción,
bición impúdica del dolor, desde un uso de cámaras y “al decir ciudadanía se alude también a los individuos que
micrófonos destinado a promover lágrimas y gritos, hasta participan de alguna forma de la deliberación pública y más
el tratamiento distante impuesto por cifras, opiniones específicamente de la vida asociativa política y político-social”
expertas y filtros para emborronar rostros y desfigurar las y, en ese sentido, “son ciudadanos aquellos que manifiestan
voces de los protagonistas de los casos presentados. De interés efectivo en los asuntos públicos, es decir que traducen
todos modos la aparición es predominantemente del orden una condición potencial en alguna forma de actividad, aunque
de la exhibición y, en ocasiones, vinculada a la lógica del sea tan sólo la de constituir opiniones publicitadas” 8.
acontecimiento. Así, la pobreza permanente y generaliza- Independientemente de las versiones que esos me-
da es mostrable cuando se hace estallido en un poblado, dios, como actores implicados en la dinámica social, producen
cuando ya los cuerpos esqueléticos remiten “a Biafra” – a respecto de las verdaderas metas que los ciudadanos activos
la irrupción de lo impensado en nuestra realidad –; así, persiguen con sus demandas y reclamos; independientemente
la degradación sistemática del ambiente y la imprevisión de las peculiares interpretaciones a que son sometidas sus
gubernamental se vuelven noticias cuando las aguas redi- acciones por parte de los periodistas y conductores de progra-
señan la traza urbana de una ciudad o cuando los niveles mas; independientemente de la fugacidad y fragmentariedad
de contaminación ya han dejado secuelas irreversibles en con que prácticas sostenidas y construidas cotidianamente
la salud de la población. se dejan ver u oír, la presencia en la escena mediática otorga
El ciudadano, sujeto de necesidad e indefenso ante visibilidad y condición ciudadana, significa su irrupción en
el poder, es el emblema de la no-ciudadanía, el emblema el espacio público. Organizaciones sociales y reivindicativas
de quien prácticamente ha perdido el derecho a tener de diverso tipo pueden ser ensalzadas o denigradas por los
derechos7. Sus apariciones episódicas y fulgurantes, pero medios masivos; pueden ser calificadas como artífices o
constantes, remiten a un estado permanente de cosas que, destructoras del régimen democrático; a pesar de ello están
cerrado sobre sí mismo, encubre sus causas y vinculaciones ahí con la fuerza constativa del derecho asumido, ejercido;
estructurales. con la fuerza constativa de haberse reconocido “sujetos de

7
Retomamos en este sentido la idea de Hanna Arendt en tanto desde el estado de necesidad se produce una situación de privación
mayor: la privación de la mundanidad que implica posibilidades de hablar y ser reconocido por otros.
8
Según lo plantea Isidoro Cheresky en Ciudadanía, opinión pública y medios de comunicación.

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derecho” frente al poder o los poderes que los desconocen y ellos han construido una representación de sí mismos como
de actuar en consecuencia. espacios de saber y colectivización de saber vinculados con
la condición ciudadana, como lugares insustituibles para
la vida en común y la producción de la política. Desde
la visibilización de la exclusión hasta la proposición de
El ciudadano como sujeto de decisión alternativas para el ejercicio de las decisiones, pasando por
sus ejercicios investigativos y la escenificación de debates
en torno a cuestiones de la más diversa índole, la radio
Un tercer modo emblemático de representación de y la televisión se erigen a sí mismas como insustituibles
los ciudadanos en los medios masivos es el del individuo recursos para la acción de las grandes mayorías sociales
con posibilidades de tomar decisiones políticas: el argentino en tanto ella requiere de datos, informaciones y nociones
elector. Un argentino elector que se representa específica- que la orienten. De ahí que, en buena medida, sustraerse
mente en coyunturas electorales pero cuya figura se expande a su consumo significa una restricción de las posibilidades
y recrea como fruto de la actividad de los propios medios, deliberativas por desconocimiento de “lo que está en jue-
a través de variadísimos modos de consulta, algunas de las go”, por separarse de lo vuelto común a través de palabras
cuales llegan a incluir momentos cuasi-deliberativos, en tanto e imágenes que ellos producen y difunden.
suceden a la exhibición de debates entre “representantes” de Fue justamente esta auto-representación de los
diferentes idearios.
medios la que sometimos a análisis en una investigaci-
Un conjunto heterogéneo de temas -popularidad
ón que realizamos hace algún tiempo en la Escuela de
de personajes artísticos, posibles culpables de delitos,
Ciencias de la Información de la Universidad Nacional
medidas a tomar por entes gubernamentales, entre
de Córdoba y que constituyó la primera etapa de un pro-
otros- son sometidos cotidianamente a consideración
grama institucional orientado a comprender el papel de
de una audiencia convertida en “electora” mediante
la información proporcionada por los medios masivos en
sistemas de encuestas, de votos telefónicos, o de votos
orden al ejercicio de la ciudadanía (Mata et al., 2003).
presenciales en los auditorios donde se desarrollan
En el marco de las elecciones presidenciales
programas en vivo.
que tuvieron lugar en abril de 2003, creímos pertinente
Si los sujetos de necesidad están en los medios como
indagar de qué manera la información brindada por los
demostración de marginación de la vida en común cons-
medios masivos de comunicación era reconocida por los
tituida por deberes y derechos, si los sujetos de demanda
visibilizan la caducidad o debilidad de anteriores formas ciudadanos cordobeses como elemento significativo a la
políticas de representación, los sujetos de decisión constituyen hora de decidir su voto. El objetivo del estudio consistía
el modelo mediático de la democracia: el que se construye en poder valorar el papel de la información poniéndola
con el voto individual, con la elección desde la intimidad en relación con el conjunto de dispositivos que se activan
hogareña mediante el recurso a algún dispositivo técnico o en los momentos de decisiones electorales: pertenencias y
desde la interpelación igualmente técnica que producen las tradiciones partidarias, conocimientos acumulados acerca
encuestas de opinión sobre variadas cuestiones de carácter de la realidad, experiencias sociales, políticas y cotidianas.
Esperábamos contar, a partir de dicha investigación, con
público9.
elementos orientadores para pensar la relación ciudadanía-
medios-información complejizando la simple necesidad
de lograr la presencia de diversos actores en los medios
La auto-representación de como caución de legitimidad y expresividad social y po-
lítica de la ciudadanía.
los medios Uno de los resultados más contundentes de esa
investigación en la que participaron grupos representativos
de diversas organizaciones ciudadanas10 fue la constatación
A partir de estos modos de presencia emblemáticos de la “mediocridad de la información social” provista por
de la ciudadanía en los medios masivos de comunicación,

9
He trabajado esa problemática en Comunicación, ciudadanía y poder: pistas para pensar su articulación (Mata, 2002).
10
Trabajamos con una veintena de organizaciones de diverso tipo: sindicatos, organismos de derechos humanos, asambleas barriales,
grupos de vecinos nucleados en torno a demandas urbanas, cooperativas y comedores populares, grupos de mujeres, ahorristas y
deudores damnificados.

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los medios masivos, para utilizar la expresión acuñada por medios le dan bolilla a eso. O te tienen dos días enteros
Alain Minc (1995) y que alude, entre otras cuestiones, a con la muerte de un tipo que fue gobernante y que de
la denegación de la información de base sobre recursos y pronto se convirtió en un héroe... Así sube y baja un
proyectos económicos y sociales, la oscuridad acerca de candidato. (Mujer integrante de una organización
los procedimientos con que ellos se distribuyen y gestio- femenina).
nan, la falta de datos precisos acerca de la diferenciada
situación de sectores involucrados en diversos temas, la A mí los medios me tienen decepcionado. Vos mirás
no identificación de fuentes pertinentes para cada tópico, todos los programas políticos de Buenos Aires, estuviste
la saturación del receptor a partir del sobredimensiona- dos horas frente al televisor y te vas a acostar y decís
miento de temas superfluos. ‘no hay nada claro’; son los mismos que vienen dicien-
Los ciudadanos cordobeses conocían muy poco do lo mismo, los mismos participantes de lo mismo.
acerca de las elecciones en las cuales estaba en juego (Integrante de un grupo de vecinos organizados
nada menos que la nueva conducción política del país contra emprendimientos inmobiliarios que afectan
– en general sólo se conocían algunos candidatos, ciertas las condiciones de vida urbanas).
propuestas generales, fechas, modalidades de la votación
–. Ese escaso conocimiento tenía una fuente privilegiada, Los resultados obtenidos en aquella investigación
los medios masivos de comunicación – básicamente la permiten afirmar que la labor que cumplen los medios
radio y la televisión –, ya que las reuniones de carácter masivos de comunicación en épocas electorales y con
partidario, la propia práctica organizativa, los lugares de relación a la política, es enmarcada por la ciudadanía en
trabajo y las relaciones familiares o amicales no aparecían una valoración de carácter más general: los medios son
identificados como ámbitos de información. reconocidos como instituciones vinculadas a los poderes
La escasa información fue valorada negativamente económicos y políticos, funcionales a ellos y controladas
por todos los grupos y asociada a un cierto estado de por ellos. Son caracterizados, en consecuencia, como me-
confusión en tanto impedía la comparación, la discrimi- dios de los que ya saben lo que puede esperarse: nada que
nación de proyectos, una mayor fundamentación de la beneficie al pueblo. Su importancia estriba en la capacidad
elección a realizar. Pero esa valoración negativa no estaba que tienen para construir opiniones y para entretener o
acompañada por demandas precisas acerca del tipo de distraer a las personas de los temas verdaderamente im-
información necesaria para tomar decisiones. Como si, de portantes acerca de los cuales no se informa ni investiga.
alguna manera, el efecto más grave de la desinformación La realidad se tergiversa para acatar los dictados del poder;
fuese la imposibilidad de identificar el saber necesario las fuentes adversas a ese poder no son tenidas en cuenta
para actuar, más allá de que ese saber pudiese contribuir y si bien se reconoce que existen medios alternativos y
al logro de un resultado electoral positivo para la sociedad periodistas que “se juegan”, la censura y el control por
en general y los grupos participantes en la investigación parte de los dueños de los medios y de los gobernantes
en particular. muestran los límites de la libertad de expresión.
La escuela, la familia, los dirigentes, los partidos Esas valoraciones ponen en cuestión la auto-re-
políticos, la iglesia, los intelectuales fueron los espacios presentación de los medios masivos de comunicación
y actores identificados, por algunos ciudadanos, como como dispositivos de un espacio público ciudadano, es
posibles oferentes de un impreciso saber. Mientras tanto, decir, como espacio de interacción que hace posible la
los ciudadanos no confiaban en que los medios masivos colectivización de intereses, necesidades y propuestas en
pudiesen proporcionar ese saber. tanto brinda existencia pública a los individuos y grupos
visibilizándolos ante los demás. Es justamente eso lo que
...vos no conocés las propuesta porque los medios no manifestaron necesitar las organizaciones con quienes tra-
te van a dejar pasar una sola gota de una propuesta. bajamos. No tanto unas informaciones de las que carecían,
(Trabajador afiliado al Sindicato Único de Obreros sino que los medios cumplieran una función orientada a
y Empleados Municipales). producir articulaciones ciudadanas y a cubrir las distancias
existentes entre la ciudadanía y quienes ejercen funciones
Es terrible las cosas que te venden los medios. Porque, dirigenciales en términos políticos.
qué se yo, que nos ocupemos tanto de si Carlos Menem
tiene un hijo o no. Pensar que en este país podés ganar Nosotros no nos sentimos reflejados por esos medios.
las elecciones porque a los 60 años tenés un hijo... Los Creemos que hay otra opinión, otro punto de vista, otra

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perspectiva distinta. (Integrante de una Asamblea leerse también en la que se hace a “la escuela” como institu-
barrial). ción que debería contribuir con conocimientos vinculados
a la posibilidad de tomar elecciones electorales, ya que si
A mí me gustaría que los medios salgan a los barrios, la educación no se ocupa de eso, “sólo tenés la tele”.
tomen las necesidades de la gente y después vayan a los Por último, se necesita visibilidad, presencia públi-
políticos y les digan “usted está diciendo esto pero el pue- ca, canales para la vinculación ciudadana: “...si nosotros
blo quiere esto”. Ese tipo de información y confrontación, tuviéramos la oportunidad de difundir las cosas que
creo yo. (Integrante de grupo de vecinos organizados hacemos de manera sistemática y general, más gente se
en torno a problemas urbano-ambientales). daría cuenta que es posible hacer otra cosa... que lo que
hay que hacer es participar, que vivir en democracia no es
...que piensen en el pueblo... que informen para el únicamente ir a votar una vez cada año”.
pueblo. (Integrantes de la Asociación de Deudores Las valoraciones hechas por las organizaciones
Argentinos). ciudadanas cordobesas respecto de los medios masivos
no difieren sustancialmente de las que, en condición
Y que si uno está escuchando una radio y llama, que el de públicos de los mismos, hemos recogido a través de
mensaje salga como uno lo dice, no que lo cambien. Y diversos estudios de consumo realizados en Córdoba 11.
que si tienen ganas de estar ahí que trabajen bien, que La población conoce al detalle las programaciones infor-
sea abierto y no que te digan “no te podemos atender mativas de los canales locales; identifica con precisión los
porque estamos ocupados”... (Integrante del grupo conductores radiofónicos que lideran la audiencia. Sabe lo
Vecinos Autoconvocados). que puede esperar. Sabe lo que no puede esperar. Desearía,
por ejemplo, que los informativos televisivos brinden datos
...que traten de representarnos, que pregunten lo que precisos acerca de la realidad; investiguen lo que sucede;
nosotros como ciudadanos preguntaríamos, que no profundicen las noticias y les den seguimiento para que
tenemos acceso a tener el candidato al frente... (Traba- los hechos puedan ser debidamente comprendidos y
jadora afiliada al Sindicato de Luz y Fuerza). valorados. Al mismo tiempo se espera que los periodistas
tengan y manifiesten sensibilidad social ante la realidad
La mediación entre la ciudadanía y el poder, entre que se vive y que se comprometan en ese sentido con el
el pueblo y los candidatos, entre los pobres y el conjunto público. Se demanda a los periodistas independencia de
de la población fue, sin duda, una de las necesidades que juicio. Se desea todo lo que de algún modo los medios
escuchamos con más persistencia en los grupos entrevista- prometen o, mejor aún, lo que han construido como
dos. En ella es posible reconocer el quiebre de los sistemas auto-representación. Al mismo tiempo, se sabe que nada
de representación, así como el reconocimiento del enorme de eso ha de ocurrir a raíz de la mercantilización de los
poder atribuido a los medios masivos en su calidad de medios y de sus compromisos con los poderes económicos
conformadores de la opinión pública y de los temas que se y políticos dominantes.
instalan como agendas de discusión. Esa demanda, la de A partir de las constataciones realizadas, es evi-
“escuchar a la gente” y trasladar lo que se escucha al resto dente que en tanto público de los medios masivos los
de la ciudadanía y a las esferas de poder, es expresada en ciudadanos revelan una condición de impotencia: desde la
términos de servicio esencial a cumplir por los medios, condición de públicos no se formulan las expectativas bajo
a los que se reclama “que no nos usen sólo para tenernos la forma de derechos propios o de obligaciones de otros,
sentaditos, entretenidos, nada más”. o bajo la forma de desafío, de objetivos a lograr.
Otra necesidad es de carácter formativo. Se recla- Situados como públicos frente a los medios que de
ma a los medios “que apelen a la capacidad de pensar de la distintos modos los presentifican – sea en su condición
gente”, que “den al pueblo información útil para mejorar”, de excluidos de todo derecho frente a los poderes econó-
que se recupere la historia y se proporcionen pautas éticas, micos y políticos, sea como demandantes ante ellos, sea
que se busquen opiniones diversas y expertas para analizar como sujetos convocados a elegir incesantemente entre
los problemas, que investiguen, “que nos formen”, que las propuestas que pantallas y ondas hacen públicas – los
“ayuden a conocer los derechos ciudadanos”. Esa demanda ciudadanos se auto-definen como sujetos de indefensión,
vinculada a la capacidad educativa de los medios puede como individuos que ni siquiera esgrimen la rebeldía del

11
Aludimos a ellos en el artículo citado Medios ¿desde dónde pensar la acción ciudadana? (Mata, 2003).

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Comunicación y ciudadanía. Problemas teórico-políticos de su articulación

no-consumo porque ello significaría, a todas luces, negarse se trata es de construir nuevos problemas y objetos de
la posibilidad de ser parte del mundo en que se vive. conocimiento. Porque sin una adecuada comprensión de
Hablamos de sujetos de indefensión porque las crí- esa convergencia, los ciudadanos podrían ser, sin más, el
ticas y demandas frente a los medios no se traducen en simple equivalente de los públicos y nada hubiéramos
acciones u opiniones que tengan niveles de colectiviza- ganado con el cambio terminológico para profundizar,
ción visibles. No hay espacio en los medios masivos para por ejemplo, nuestras reflexiones sobre la comunicación
mostrar a los excluidos del derecho de ser informados de y la democracia.
otro modo; no hay movimientos que los agrupen para A partir de esa necesidad elaboramos una no-
demandarlo; no hay al respecto debates abiertos en ondas ción, la de ciudadanía comunicativa, que entendemos
y pantallas tras los cuales, aún desde la intimidad del ho- como el reconocimiento de la capacidad de ser sujeto
gar y de manera individual, se los convoque a elegir unos de derecho y demanda en el terreno de la comunicación
programas u otros, unos medios u otros. Las mediciones pública, y el ejercicio de ese derecho. Se trata de una
de rating y las encuestas de consumo sólo son recursos noción compleja que envuelve varias dimensiones y que
empresariales para optimizar ganancias o competir en reconoce la condición de público de los medios que los
el mercado. individuos tenemos en las sociedades mediatizadas.
En ese sentido, la imposición de la lógica mer- La noción de ciudadanía comunicativa remite
cantil como único regulador de los medios – tendencia necesariamente a derechos civiles – la libertad de ex-
creciente en nuestras sociedades – eliminaría la mera presión, el derecho a la información, la posibilidad de
posibilidad de pensar cualquier efectivo ejercicio de la exigir la publicidad de los asuntos públicos, etc. – , jurí-
ciudadanía – es decir, de la reivindicación de derechos dicamente consagrados por diversos instrumentos tales
y el ejercicio de deberes – en ese terreno. Ciertamente, como la constitución de los Estados, leyes, decretos,
cualquiera puede negarse a comprar lo que el mercado disposiciones reglamentarias. En este sentido, y como
oferta, pero lo grave es que la idea de que “nos pueden ocurre en general con los derechos civiles, la ciudadanía
vender” la información, la cultura, el entretenimiento ha comunicativa representa un límite a la acción del Estado
sido instalada como idea legítima, y que el único recurso con el fin de garantizar la libertad de las personas12 y
oposicional parece ser una simple abstención de consu- representa un estatus jurídico.
mir, asumida de manera individual y sin consecuencias Por otro lado, recuperando el concepto republi-
transformadoras. cano de ciudadanía, que “asocia el ejercicio ciudadano
al compromiso de las personas con la “cosa pública”,
es decir, la participación en la deliberación pública y
en la contingencia política, y el compromiso activo en
Públicos y ciudadanos: la construcción colectiva de proyectos de sociedad”
(Hopenhayn, 2005, p. 215), la ciudadanía comunicativa
convergencias implica el desarrollo de prácticas tendientes a garantizar
los derechos en el campo específico de la comunicación.
En ese sentido, la noción excede la dimensión jurídica y
Es en este punto donde ubico la tensión que alude a conciencia práctica, posibilidad de acción.
considero necesario asumir como constituyente de la Pero además, la ciudadanía comunicativa in-
problemática comunicación-ciudadanía tanto en térmi- volucra dimensiones sociales y culturales vinculadas a
nos políticos como conceptuales: en la imposibilidad de los “valores de igualdad de oportunidades, calidad de
pensarla sin reconocer, al mismo tiempo, la condición de vida, solidaridad y no discriminación” (Hopenhayn,
públicos que los ciudadanos tenemos en nuestras socie- 2005, p. 216) presentes en los llamados derechos de
dades mediatizadas. tercera generación. De este modo, la ciudadanía co-
Por eso mismo, creímos necesario hacer visible municativa se entrelaza con las referencias identitarias
conceptualmente esa convergencia entre dos condiciones y los reclamos más generales de igualdad ya no sólo en
de sujeto desde las que actuamos y cuya escisión podría relación al Estado sino en relación con la acción del
llevarnos peligrosamente a esas simples sustituciones mercado y todo tipo de dispositivos que promueven la
de términos a las que me referí antes, cuando de lo que desigualdad.

12
Tal como lo plantea Martín Hopenhayn (2005, p. 215).

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María Cristina Mata

Pensada de este modo, y reconociendo la indiso- y de expectativas de transformación social, se plantea


ciable articulación entre discurso y acción, el ejercicio de como utopía o meta alcanzable en vinculación con los
la “ciudadanía comunicativa” se vuelve imprescindible procesos de democratización de las sociedades.
para la existencia de una sociedad de ciudadanos. Si Son esos diferenciados niveles o grados de exis-
no existen posibilidades de ejercer ese conjunto de tencia de la ciudadanía comunicativa los que debemos
derechos y prácticas expresivas, se debilitan las capaci- indagar en cada situación particular si pretendemos
dades y posibilidades de los individuos para constituirse que la emergencia de esta cuestión en los estudios de
como sujetos de demanda y proposición en múltiples comunicación sea algo más que una simple novedad
esferas de la realidad, toda vez que la producción de terminológica.
esas demandas y proposiciones resulta impensable sin Del mismo modo, así como desde la teoría social
el ejercicio autónomo del derecho a comunicar, es decir, y política se plantea que la condición ciudadana no es
a poner en común. un estado natural de los individuos, sino una condición
Es por eso que la emergencia de la cuestión y práctica resultante de órdenes sociales conflictivos e
ciudadana en los estudios de comunicación adquiere históricamente situados, el trabajo con la noción de
sentido político. Porque a partir de ella podemos y ciudadanía comunicativa implica, por un lado, reco-
debemos revelar hasta qué punto la apropiación de nocer la existencia de actores en pugna: quienes tratan
los recursos expresivos de carácter público por parte de obtener, usufructuar y ampliar derechos, quienes
del Estado y el mercado es reconocida como límite tienen el poder legítimo y/o legal de concederlos y
sustantivo del ejercicio del conjunto de derechos que quienes obstaculizan, pervierten o restringen tales de-
hacen democrática a una sociedad. rechos. Por otro, implica reconocer que el ejercicio de
esa condición debe vincularse no sólo con los aspectos
jurídicos que son su sostén más visible, sino con las
condiciones económicas y políticas de cada coyuntura
particular, así como con las condiciones culturales que
La necesaria complejidad la posibilitan o limitan.
Las regulaciones comunicativas vigentes en
una sociedad determinada, las lógicas informativas
Ahora bien, ¿cómo hacer de esta cuestión un re- predominantes, los recursos tecnológicos disponibles
curso productivo a la hora de pensar nuestras sociedades? para diferentes sectores sociales, las modalidades de
¿Cómo abordar su análisis con fines de comprensión e organización social y política deben ser tenidas en
intervención en términos de políticas comunicativas y cuenta como condiciones objetivas para el ejercicio
culturales orientadas a democratizarlas? de la ciudadanía comunicativa. Pero existen múltiples
Dado que el orden social imperante está hecho condiciones subjetivas que deberemos interrogar a fin
de desigualdades, conflictos y tensiones entre sectores de no simplificar nuestros análisis. Los modos de ima-
dotados de poder y excluidos de él, sostenemos que el ginarse como sujetos de derecho propios de diferentes
ejercicio de la ciudadanía comunicativa reconoce niveles individuos y colectivos sociales, sus maneras de vincu-
diferenciados. larse con quienes detentan la legalidad y legitimidad
Uno es el nivel de la “ciudadanía comunicativa social para expresarse y producir normas al respecto,
formal”, representada por el conjunto de individuos las representaciones hegemónicas y contrahegemónicas
depositarios de derechos consagrados jurídicamente acerca de lo que significa comunicarse y comunicar hoy,
en el campo comunicativo. Pero otro, es el que deno- en sociedades mediatizadas, las expectativas depositadas
minamos “ciudadanía comunicativa reconocida”, es en las instituciones, los medios, las propias fuerzas ex-
decir, la condición de quienes conocen tales derechos presivas, son dimensiones ineludibles para comprender
como inherentes a su condición de integrantes de una hasta dónde y en qué condiciones la indefensión o la
comunidad determinada. Y otra es la “ciudadanía co- impotencia de los públicos es una condición irrever-
municativa ejercida”, reconocible en quienes desarrollan sible o no para reivindicar el derecho a informarse, a
prácticas sociales reivindicatorias de dichos derechos, en expresarse, a ampliar el espacio público con múltiples
pos de su vigencia y/o ampliación. Y finalmente otra es palabras.
lo que podríamos llamar “ciudadanía comunicativa ide- Para volver al punto con el que comencé estas refle-
al”, aquella que, desde postulaciones teórico-políticas xiones, no basta, para el caso argentino, atribuir al enorme po-

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Comunicación y ciudadanía. Problemas teórico-políticos de su articulación

der económico de las corporaciones de medios y tecnologías OCAMPO, Los medios: nuevas plazas para la democracia. Lima,
de la información y a las complicidades que el poder político Calandria, p. 102-103.
mantiene con ellas la vigencia de la Ley de Radiodifusión de HOPENHAYN, M. 2005. América Latina desigual y descentrada.
la dictadura militar. Tampoco creo que podría explicarse esa Buenos Aires, Ed. Norma, 273 p.
vigencia por la debilidad de movimientos alternativos en el MARTÍN BARBERO, J. 1987. De los medios a las mediaciones:
campo de la comunicación, cuando el país cuenta con sig- comunicación, cultura y hegemonía. Barcelona, G. Gilli, 300 p.
nificativas organizaciones sindicales de prensa, con redes de MARTÍN BARBERO, J. 2002. Ensanchando territorios: co-
radios comunitarias, con entidades y asociaciones académicas municación/ cultura/ educación. Nodos: Revista Virtual, Cátedra
que promueven ideas críticas y posturas democráticas. Educación y Comunicación, 1. Accesado en: 15/02/2005, dispo-
Seguramente todos esos aspectos deberían ser nible en http://www.perio.unlp.edu.ar/nodos/.
analizados para encontrar claves de comprensión de MATA, M.C. 2001. Interrogaciones sobre el público. In: V. de
nuestra situación. Pero ese análisis no debería eludir una LOPES y F. NAVARRO (comps.), Comunicación: campo y objeto
profunda reflexión acerca de las variadas condiciones que de estudio: perspectivas reflexivas latinoamericanas. México, Iteso
en Argentina han debilitado la conciencia y la práctica y otras, p. 183-199.
social en relación con la necesidad y viabilidad de un MATA, M.C. 2002. Comunicación, ciudadanía y poder: pistas para
ordenamiento jurídico que siente, a su vez, condiciones pensar su articulación. DIA-logos de la Comunicación, 64:65-76.
diversas y democráticas para la expresividad del conjunto MATA, M.C. 2003. Medios ¿desde dónde pensar la acción
de la sociedad. Es decir, todos esos aspectos y seguramen- ciudadana?. In: AAVV [Informar todos os autores], Veedurías
te otros más deberían ser interrogados desde esa zona y observatorios: participación social en los medios de comunicación.
que nombra la articulación ciudadanía-comunicación y Buenos Aires, La Tribu, 22-27.
que a nuestro entender restituye la complejidad de las MATA M.C.; SGAMMINI, M.; GÓRDOBA, L.; NICOLI-
dimensiones políticas y culturales en nuestro campo de NO, L. y MAFFINI, G. (coords.) 2003. Demandas ciudadanas
estudio. Una complejidad a la que debemos apostar para de información. Informe de Investigación, Escuela de Ciencias
que la cualificación académica que se persigue en nuestras de la Información – UNC, Córdoba, abril.
universidades con sus carreras de postgrado permita, a su MINC, A. 1995. La borrachera democrática: el nuevo poder de la
vez, la cualificación de la vida en nuestros países. opinión pública. Madrid, Ed. Temas de hoy, 330 p.
QUIROGA, H. 2000. El ciudadano y la pregunta por el estado
democrático. UNR. (Documentos, Colección papeles de investi-
gación). Accesado en: 11/09/2005; disponible en http://www.
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HERMOSILLA, M.; GONZÁLEZ, B.; ACSELRAD, H. y
MORENO OCAMPO, L.
MARTÍN BARBERO, J.; BRUNNER, J.; ALFARO, R.; Referencias complementares
FRANCO, C.; QUIROZ, M.; MACASSI, S.; PINILLA, H.
y GRANADOS, A.
REY, G.; MATA, M.C.; BECERRA, M.; STEILING, M.;
AAVV. [Colocar os nomes de todos os autores]. 1995. Los me-
GÓMEZ, C.; ALFARO, R. y FESTA, R.
dios: nuevas plazas para la democracia. Lima, Calandria, 229 p.
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AAVV. [Colocar os nomes de todos os autores] 1994. Entre
de comunicación. Revista de Ciencias Sociales, Universidad de
públicos y ciudadanos. Lima, Calandria, 246 p.
Quilmes, Argentina.
AAVV. [Colocar os nomes de todos os autores] 2003. Veedurías
GARRETÓN, M.A. 1995. Democracia, ciudadanía y medios de
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comunicación: un marco general. In: R. ORTIZ; J. MARTÍN
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A. FORD; J. PROTZEL; M. HERMOSILLA; M. CHAR-
367 p.
LES; B. GONZALEZ; H. ACSELRAD y L. MORENO

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María Cristina Mata De la cultura
masiva a la
cultura
mediática

M.C. Mata
Docente e investigadora en la Maestría en Comunicación y
Cultura Contemporánea del Centro de Estudios Avanzados de
la Universidad Nacional de Córdoba.
Dirección: Adolfo Orma 1354, Barrio Parque Tablada,
5009 Córdoba. Telefax: (5451)814024
E-mail: mmata@mail.agora.com.ar

81

diálogos de la comunicación

80 81
dida básicamente como un

María Cristina Mata


De la cultura masiva a la cultura mediática
1. conjunto de objetos, produci-
dos para las masas y consu-
La aparición de la noción de midos por ellas.
cultura mediática o de las
equivalentes y/o contiguas De todos modos, no era esa
nociones de mediatización de la única perspectiva -descrip-
la cultura o sociedades me- tiva y clasificatoria- desde la
diatizadas (o incluso en vías cual se construyó y utilizó
de mediatización) en textos de dicha categoría. Planteos
diverso carácter disciplinario como el de Franco Rositi,
-sociológicos, antropológicos, ampliando su alcance no sólo
semióticos- tuvo la preten- a un conjunto de objetos cul-
sión, o al menos sembró la ilu- turales sino a un conjunto de
sión de proveer un nuevo prin- «modelos de comportamien-
cipio de comprensión acerca to operantes» que le habilita-
de los fenómenos de produc- ron para plantear la unidad
ción colectiva de significados de dicha cultura tras su «apa-
en las sociedades actuales, ca- rente indeterminación» 1 o
lificadas al mismo tiempo proposiciones como las for-
como post-industriales. muladas por Jesús Martín
Barbero, planteando que la
Esa pretensión o ilusión ha- cultura masiva es el modo en
bló, consecuentemente, de la que se producen las significa-
insuficiencia de anteriores ciones en las sociedades don-
categorías para dar cuenta de de «todo» (las relaciones so-
tales fenómenos. En particu- ciales) se ha masificado2 , in-
«Toda profecía generalizada lar, aludió a la insuficiencia de trodujeron una dimensión di-
que parte de un solo sector de la noción «cultura masiva» o námica a la noción y la vol-
lo social, aun cuando se trate «cultura de masas», bajo cuyo vieron apta para dar cuenta
de un sector tan espectacular genérico campo se habían de particulares configuracio-
como el de las tecnologías de analizado los intercambios de nes de sentido características
la comunicación, es evidente- productos culturales elabora- de situaciones y momentos
mente una profecía impruden- dos de manera industrial y determinados: valores, mo-
te porque subestima por fuer- destinados a grandes masas dos de vincularse entre los
za la pluralidad y la compleji- de la población. Sin embargo, individuos, divisiones del
dad sociológicas de la innova- y creo que este es el primer tiempo, organización del es-
ción en un conjunto planeta- rasgo interesante en la apari- pacio público y el espacio
rio que aún está en gran medi- ción de esas nociones, ellas privado, modos de legitima-
da diversificado... revelaron que esa insuficien- ción, etc. y no sólo de un con-
cia no sólo se debía a trans- junto de mensajes produci-
... La cuestión particular se re- formaciones materiales en los dos estandarizadamente y
fiere al hecho de saber cuál es modos de producción cultu- consumidos más o menos
nuestra relación con lo real ral, sino a una transformación indiscriminadamente.
cuando las condiciones de la de los puntos de vista adop-
simbolización cambian» tados para el análisis de la co- Desde perspectivas de ese
municación y la cultura. En tipo fue posible hipotetizar y
Marc Augé, otras palabras, si la noción de analizar empíricamente cier-
La guerra de los sueños cultura masiva ya no alcanza- tos rasgos que dotaban de
ba era porque ella fue enten- unidad a esa cultura colecti-

diálogos
de la comunicación
va en el marco de la cual eran de intermediación ante el po- nuevas formas expresivas,
pensables -todavía- ciertos der político. anteriores circuitos de pro-
islotes subculturales -en ter- ducción con nuevas estrate-
minología de Rositi- o modos Se tematizaron de ese modo, gias discursivas y de recep-
particulares de vivir lo masi- las diferentes zonas de lo real ción.
vo, en términos de Martín que las tecnologías y medios
Barbero, para seguir con esos de producción y trasmisión En ese sentido, lo masivo se
autores. No detallaré aquí la de información y mensajes imponía como forma cultural
totalidad de rasgos pero re- cubrieron con estrategias dominante. Un dominio fun-
sultará útil señalar algunos que, en términos de resulta- dado básicamente en datos
que, a título indicativo, pue- dos, bien podrían definirse cuantitativos vinculados a la
den situarnos en el tipo de como de extensión o multipli- esfera del consumo -desde la
caracterizaciones que nos cación. En otras palabras, los cantidad de horas que los in-
permitieron reconocer la cul- medios alcanzaban donde la dividuos pasaban frente a la
tura masiva como un estadio interacción personal y la in- pantalla del televisor, por
del desarrollo de la moderni- fluencia institucional no llega- ejemplo, o la cantidad de in-
dad. ban. Y no aludimos sólo a la formación que recogían a
dimensión espacial sino al través del conjunto de me-
Podemos, por ejemplo, reco- terreno del poder hacer. Los dios masivos consumidos- o
nocer la centralidad que fue- medios -y ese era el carácter a la esfera de la producción -
ron adquiriendo los medios más estructural de la cultura la dimensión de las inversio-
masivos de comunicación en masiva- se hacían cargo de nes en el sistema de medios
la vida cotidiana como fuen- una serie de tareas confina- y su articulación con otras
tes de información y entrete- das anteriormente a una di- esferas de la producción-, y
nimiento, como fuentes de la versidad de instituciones y en la fuerza que adquiría la

M.C. Mata
construcción de imaginarios modos de vinculación perso- realidad construida desde los
colectivos entendidos como nalizados, los completaban y medios como agenda pública
espacios identitarios nacio- complementaban, conflictiva y espacio de legitimación de
nales, epocales, generacio- o congruentemente. nociones.
nales. El saber al mismo tiem-
po y el compartir modos de Los análisis más agudos acer- De todos modos, lo predomi-
ser a través de ciertos relatos ca de la cultura masiva fueron nante en el campo de los es-
estuvieron en la base de la permitiendo constatar que tudios sociológicos fue con-
constitución cultural de los ese «hacerse cargo» no podía siderar que esa forma cultu-
estados nacionales latinoa- ser asumido de manera ins- ral se vinculaba con el con-
mericanos; la información trumental, desconociendo la junto de lo social a través de
acerca de las innovaciones capacidad configuradora de relaciones de funcionalidad -
estilísticas y la difusión de un las tecnologías y los lengua- Rositi plantearía la necesidad
modelo de cuerpo estuvieron jes. Superando justamente de establecer «cuánta reali-
en la base de la instauración ese tipo de visiones que redu- dad social son capaces de
de la «moda» como regulación jeron los canales a instancias comprender y organizar los
vestimentaria… Pero tam- transportadoras de significa- discursos que entienden la cul-
bién pueden reconocerse pa- dos, fue posible pensar la cul- tura de masas como fuente y
peles equivalentes en la con- tura articulada en torno a reflejo de modelos reales de
figuración de los modos de medios y tecnologías como comportamiento» (1980:37).
acción pública: el diseño de una nueva matriz para la pro-
reglas del decir que constitu- ducción simbólica dotada de Fue justamente la voluntad de
yeron hablantes legitimados un estatuto propio y comple- encontrar otro camino de
y atentos oyentes; dirigentes jo en tanto fundía anteriores comprensión que superase 83
y dirigidos; variadas formas modos de interacción con dualismos y visiones instru-

82 83
mentales la que estuvo en el titución de la modernidad la- supuesto el desarrollo cre-

De la cultura masiva a la cultura mediática


origen de otras nociones que tinoamericana, la cultura ma- ciente del sector de las tecno-
enriquecieron y compleji- siva llegaba a confundirse logías de comunicación y su
zaron el campo. Así, por ejem- con ciertas nociones de la he- paulatina y notoria institución
plo, la de mediaciones, acu- gemonía: «todo un cuerpo de como espacios significativos
ñada por Jesús Martín Barbe- prácticas y expectativas en de la trama social. Los abor-
ro, plantearía la articulación relación con la totalidad de la dajes más fructíferos dentro
entre los procesos de produc- vida: nuestros sentidos y do- de esta perspectiva general
ción de sentido en torno a los sis de energía, las percepcio- fueron, sin dudas, aquellos
medios masivos de comuni- nes definidas que tenemos de que transitando distintas vías
cación y otras prácticas coti- nosotros mismos y de nues- metodológicas, intentaron re-
dianas de significación; aludi- tro mundo […] un vívido sis- componer la homogeneidad
ría a los dispositivos a través tema de significados y valo- sin desconocer las particula-
de los cuales «los medios ad- res -fundamentales y consti- ridades y diferencias dando
quirieron materialidad insti- tutivos- que en la medida que cuenta de la compleja trama
tucional y espesor cultural» son experimentados como en que se articulaban las ins-
(1987:177); a las complejas prácticas parecen confirmar- tituciones, los textos, las prác-
interacciones e interseccio- se recíprocamente […] en el ticas y los actores.
nes entre variadas y plurales sentido más firme […] una
temporalidades sociales y ‘cultura’, pero una que debe Pero hubo un momento -tem-
matrices culturales (Id. 203); ser considerada asimismo poral y teórico deberíamos
a la articulación entre las téc- como la vívida dominación y entender- en que ello ya pa-
nicas y procedimientos de subordinación de clases par- recía no alcanzar.
producción de una cultura ticulares» (Williams 1980: 131-
para todos -y en ese sentido 132). Y si llegaba a con-fundir-
masiva- y las transformacio- se con esa noción era porque, 2.
nes de las culturas subalter- de diversos modos, la
nas; a los «dispositivos a tra- tematización de la cultura «Las sociedades preindus-
vés de los cuales la hegemo- masiva provenía de una inte- triales son sociedades en vías
nía transforma desde dentro rrogación básica acerca del de mediatización, es decir,
el sentido del trabajo y la vida poder, de sus mecanismos de sociedades en que las prácti-
de la comunidad» (Id. 207); a producción y reproducción, cas sociales (modalidades de
los lugares «de los que provie- de las posibilidades de resis- funcionamiento institucional,
nen las constricciones que tir a él o de subvertirlo. mecanismos de toma de deci-
delimitan y configuran la ma- sión, hábitos de consumo, con-
terialidad social y la expresi- En ese sentido, hablar de cul- ductas más o menos rituali-
vidad cultural» de los medios tura masiva era nombrar las zadas, etc.) se transforman por
masivos (Id. 233). masas: las clases sociales el hecho de que hay medios…
pretendidamente reunificadas Una sociedad en vías de me-
Lejos estábamos entonces, sin conflictos en el campo del diatización […] no por eso es
de un pensamiento que hacía consumo; hablar de cultura una sociedad dominada por
de la cultura masiva una es- masiva era nombrar lo que se una sola forma estructurante,
tructura, un sistema dentro producía como efecto de igua- lo cual explicaría la totalidad
del orden social y, como tal, lación en sociedades atravesa- de su funcionamiento. La me-
aislable y estudiable en sus das por las diferencias; reco- diatización opera a través de
mutuas interacciones e inter- nocer en el campo de la pro- diversos mecanismos según
dependencias con el todo o ducción de sentido los efectos los sectores de la práctica so-
alguna de sus partes. Por el de la industrialización y la cial que interese y produce, en
contrario, enraizada en el mercantilización capitalista cada sector, distintas conse-
proceso histórico de la cons- que, entre otras cosas, había cuencias» (Verón 1992: 124).

diálogos
de la comunicación
Con esa noción -equivalente que esa transformación no es que extraen las relaciones
en otros textos a la de cultura uniforme. sociales de sus circunstan-
mediática e incluso a las de cias particulares y la reflexi-
sociedad informatizada o so- Ello no sólo nos habla de un vidad, vale decir, la «utiliza-
ciedad de la información-, cambio epocal; remite tam- ción regularizada del conoci-
Eliseo Verón nos coloca en un bién a un modo de pensar miento de las circunstancias
escenario temporalmente que, de alguna manera, pone de la vida social en cuanto
nuevo: el del tiempo de lo de manifiesto la necesidad elemento constituyente de su
post: tiempo que habla en de recuperar la materialidad organización y transforma-
ciertos casos de superación de los procesos significantes ción» (Id.: 34). En la «moder-
o en otros, como constitui- o, si se quiere, de reponer la nidad reciente» el desarrollo
rían los términos «moderni- centralidad de los medios en interrelacionado entre me-
dad reciente» o «sobremoder- el análisis cultural pero no ya dios impresos y comunica-
nidad» de realización plena en su carácter de transpor- ción electrónica potenciará,
de lo que en ciernes estaba en tadores de algún sentido aña- según Giddens, ese dinamis-
el proyecto mismo de la mo- dido -los mensajes- o como mo.
dernidad. espacios de interacción de
productores y receptores, Analizando un conjunto más
Pero la cultura mediática no sino en tanto marca, mode- o menos vasto e incluso con-
se concibe sólo como un es- lo, matriz, racionalidad pro- tradictorio de textos3 que,
tadio más avanzado en el in- ductora y organizadora de más allá de la casuística, in-
tercambio de productos cul- sentido. tentan exponer con alguna
turales: un estadio en el que sistematicidad los rasgos de
se han incrementado las tec- Al reflexionar sobre los aspec- la cultura llamada mediática,
nologías e instituciones des- tos constitutivos de la moder- lo que se encuentra es, ni más

M.C. Mata
tinadas a la producción de nidad, Anthony Giddens seña- ni menos, la exacerbada mos-
mensajes y en el que se ha laría que una de las caracte- tración de esos aspectos
incrementado el uso y consu- rísticas más evidentes que la tematizados por Giddens.
mo de esas tecnologías y me- separan de cualquier otra Nos detendremos en algunos
dios. Constituiría, en cambio, época anterior, es su «extre- de ellos.
un nuevo modo en el diseño mo dinamismo», su carácter
de las interacciones, una nue- de mundo «desbocado», en Una de las constantes
va forma de estructuración tanto no sólo implica una ace- remarcadas es la transforma-
de las prácticas sociales, mar- leración de los cambios sino ción de dos nociones funda-
cada por la existencia de los que alude a la «profundidad» mentales en la constitución
medios. En ese sentido, la con que afecta a las prácticas de la modernidad: las nocio-
mediatización de la sociedad sociales y a los modos de nes de tiempo y espacio.
-la cultura mediática- nos comportamiento antes exis-
plantea la necesidad de reco- tentes» (1995: 28). Ese dina- «Los cuentos infantiles ocurren
nocer que es el proceso co- mismo constitutivo de la mo- en países muy lejanos... Y por
lectivo de producción de sig- dernidad está dado, básica- eso son cuentos… Porque nin-
nificados a través del cual un mente, por lo que denomina gún lugar es muy lejano».
orden social se comprende, la separación entre tiempo y
se comunica, se reproduce y espacio -la condición para la De ese modo, Telecom, una de
se transforma, el que se ha articulación de las relaciones las compañías que detentan el
rediseñado a partir de la exis- sociales no mediadas por los monopolio telefónico en Ar-
tencia de las tecnologías y lugares-; el desenclave de las gentina, y que se autopro-
medios de producción y instituciones sociales -opera- mociona como «un mundo
transmisión de información y da a través de señales simbó- próximo», nos anunciaba es- 85
la necesidad de reconocer licas y mecanismos expertos tar «preparada para el futuro».

84 85
La copresencia e intercam- Deportiva en días anteriores, junto de modificaciones espa-

De la cultura masiva a la cultura mediática


biabilidad discursiva de la es- Menotti es el nuevo técnico de cio-temporales que vienen de
pacialidad y la temporalidad, Independiente. lejos y hoy resultan potencia-
de la irrealidad y la lejanía no USTED NOS ESCUCHA POR- das por las tecnologías de
son casuales. Si uno de los me- QUE NOS ENTERAMOS ANTES trasmisión a distancia. Si el
canismos productivos de la QUE OTRAS RADIOS. LOS teléfono habilitó las comuni-
modernidad fue la desarticu- PROTAGONISTAS NOS ESCU- caciones más íntimas o
lación del tiempo y el espacio CHAN PORQUE NOS ENTERA- personalizadas sin importar
de situaciones o lugares espe- MOS ANTES QUE ELLOS. la lejanía, si fue capaz de man-
cíficos mediante el vaciamien- RIVADAVIA, ANTES LA VER- tener y crear comunidades
to -la abstracción- de ambas DAD».4 afectivas, comerciales o polí-
nociones, facilitando de ese ticas con sólo una llamada, el
modo su recombinación sin Tradicionalmente el periodis- celular deviene hoy la próte-
referencias obligadas a luga- mo fue constituyéndose en sis ineludible para asegurar el
res precisos, requisito para or- torno de la valoración de la contacto permanente: no im-
ganizar «las acciones de mu- primicia: los medios compe- porta dónde se esté; siempre
chos seres humanos física- tían por la novedad y ella se está: al alcance y pudien-
mente ausentes entre sí» (Id.: pasó a identificarse con la do ser alcanzado, informán-
30), el perfeccionamiento de propia noción de estar infor- dose e informando; en co-
las tecnologías de información mado. Hoy, de lo que se trata nexión. La idea del acceso y
ha permitido construir un nue- no es ya de «saber inmediata- del acceso inmediato, multi-
vo régimen espacio-temporal: mente», sino de «saber antes» plicada por las trasmisiones
el de la coexistencia, el de la y es esa capacidad de antici- en directo y por las redes
cohabitación. pación la que otorgará a los informáticas, aceleran la ne-
medios y las técnicas de in- cesidad de conocer o, mejor,
Se trata de un régimen que, formación un carácter perfor- tornan obsoletas y poco efi-
entre otras cosas, impone la mativo, instaurando una nue- caces las apropiaciones dife-
inmediatez, en tanto «acelera- va dimensión de lo real: lo ridas.
ción» del saber, como nueva real informativo. Un real que
categoría valorativa (Virilio, no es asociable con una cons- Por ello la relevancia de otro
1996) que altera las jerar- trucción fantasiosa o imagi- de los aspectos destacados
quías establecidas en los sis- naria, sino con una realidad de esta nueva cultura, lo que
temas informativos y cog- anterior, que, incluso operará se ha dado en llamar la me-
noscitivos. como instancia de contras- diatización de la experien-
tación con los hechos efecti- cia. Eduardo Subirats re-
«Jueves 26 de julio: Domin- vamente acontecidos pero en flexiona sobre el particular
go Cavallo se entera a través cuya producción intervendrá aludiendo al confinamiento
del Rotativo del Aire que ya no activamente. Hasta el cansan- de lo real y a la exclusión de
era Ministro. cio se ha dicho que esperába- la experiencia frente a «una
mos la Guerra del Golfo, más sola instancia que goza del
Viernes 16 de agosto: En pre- allá de las evaluaciones privilegio absoluto de atrave-
sidencia se enteran por el Ro- geopolíticas, como relato sar impunemente» las barre-
tativo del Aire que se había anunciado; hasta el cansan- ras: «En las situaciones más
convertido en Ley el proyecto cio vemos producir resulta- íntimas o en la más letal de
que eximirá a diputados y se- dos electorales en función de las guerras, en los eventos
nadores del pago del impues- su modelación paulatina por políticos o en los accidentes,
to a las ganancias. los sondeos de opinión. sólo los media parecen tener
acceso universal» (1995: 55).
Martes 21 de agosto: se con- Ese «saber antes» va a ligarse Ya no se trata, como Giddens
firma lo adelantado por la Oral estrechamente con otro con- lo postularía, de la siempre

diálogos
de la comunicación
mediada experiencia humana Siguiendo a Giddens, puede basadas en los sistemas inter-
a través del lenguaje y los pro- reconocerse que la moderni- activos (Maldonado 1998); a
cesos de socialización cons- dad proveyó una vida cotidia- la seguridad que proveerían
titutivos de la cultura en tan- na más previsible en tanto las las construcciones inteligen-
to somos con los otros. Se tra- cuestiones existenciales ca- tes a los ciudadanos acosa-
ta ahora, de una nueva cir- paces de provocar inquietud dos por la violencia urbana o
cunscripción político-episte- son «desarmadas» por el con- limitados por la edad o las
mológica, al decir de curso de «sistemas interna- enfermedades7; a las redise-
Subirats, del actuar humano mente referenciales» dotando ñadas experiencias respecto
que, al mismo tiempo, revela a los individuos de una cier- de lo propio y lo ajeno, del sí
el nuevo carácter «ontoló- ta necesaria seguridad onto- mismo y de los otros, de lo
gicamente privilegiado de los lógica. La delegación expe- local y lo global, de lo públi-
medios de comunicación» riencial en los artefactos téc- co y lo privado.
como productores centrales nicos constituye un rease-
de la realidad. Se acrecientan, guro de primer orden en tan- Para nuestra intención basta
de tal suerte, las zonas de la to aparecen despojados de la con lo hasta aquí planteado.
existencia de los individuos falible condición de lo parti- Porque de lo que se trata es
que se realizan -o prometen cular-individual, de lo subje- de interrogar estas miradas y,
realizarse- a través de los tivo, para inscribirse en el en consecuencia, la propia
medios y tecnologías que, en marco de los sistemas exper- noción de mediatización.
consecuencia, se constituyen tos que restauran la confian- Para ello creemos convenien-
en garantes de la posibilidad za que la propia modernidad, te reponer en el centro de la
del ser y el actuar. constituida sobre el desen- reflexión lo que ella ilumina y
cantamiento del mundo y so- oscurece, tal como viene sien-
Las autoridades locales ofre- bre la impronta de la duda do asumida en el campo de

M.C. Mata
cen a los ciudadanos la posi- metódica, no puede propor- los estudios de comunica-
bilidad de comunicarse direc- cionar. ción.
tamente con ellas a través de
Internet, los productores de Podríamos -como lo venimos
La Biblioteca Total5 prometen haciendo hasta aquí- precisar 3.
a los usuarios «viajar por el otro conjunto de rasgos y
mundo de Borges con un CD- transformaciones conceptua- Es evidente que con la noción
Rom de muy fácil manejo y les que no habrían hecho sino de mediatización de las so-
sumamente entretenido»; las ahondar las ideas de alcance ciedades -y de la cultura
hot-lines aseguran excitación ilimitado, de potencialidad de mediática- se hace referencia
y placeres sin riesgos ni des- las técnicas de producción, a una alteración sustantiva
ilusiones físicas. ¿Qué se sus- procesamiento y distribución que producirían las tecnolo-
trae, en medio de las prome- de información para hacer de gías y medios de producción
sas? El cuerpo, la interacción, los individuos seres sobera- y distribución de información
el esfuerzo, la posibilidad de nos y capaces de superar las en dos órdenes que, conver-
fracasar por la complejidad barreras que los alejan entre gentes, no pueden confundir-
de las situaciones físicas y sí; es decir, para lograr cada se; el de las prácticas socia-
espirituales. En el caso de CD vez más capacidades de sa- les y el de su representación.
hasta se valoriza el ahorro de ber y obrar en un único uni- Poder comunicarse efectiva y
espacio y su condición porta- verso interconectado. En tal rápidamente vía satelital en-
ble6. Las garantías de como- sentido, podríamos referir- tre varias personas, por ejem-
didad y éxito operan como las nos a las posibilidades del plo, y tejer una red que las
nuevas condiciones de vali- ciberespacio como «espacio acerca superando distancias,
dación de las experiencias democrático» o a las prome- no es lo mismo que experi- 87
mediadas. sas de reconversión laboral mentar el sentimiento de in-

86 87
terconexión y menos aún ha- la cultura mediática: su capa- do en que viven9. En tercer

De la cultura masiva a la cultura mediática


ber eliminado barreras comu- cidad para con-fundir el mos- lugar, porque reubica a los
nicativas. Asistir a través de trar/ver con el ser/saber en el medios masivos de comuni-
los medios electrónicos en orden de las representaciones cación como una práctica
tiempo real a una manifesta- pero, al mismo tiempo, él re- más entre aquellas que son
ción callejera no es lo mismo vela la doble transformación transformadas, aun cuando,
que experimentar el roce con a que he aludido. Si el dirigen- por su propia naturaleza in-
los otros, la sensación de que te entrevistado confía en la tervengan en la modelación
la voz particular se funde en capacidad configuradora de lo social adquiriendo, de tal
el grito colectivo, el miedo a real de las imágenes tele- modo, un doble estatuto.
los riesgos físicos. Ser filma- visivas, es esa confianza la que
dos mientras se plantea una opera como base para el dise- Pero esa misma riqueza y la
demanda no es lo mismo que ño de las modalidades de pro- remisión a los dos órdenes
acceder con ella al poder. testa que significarán modifi- que antes señalamos pueden
caciones en las prácticas: la convertir la noción en un fe-
Sin embargo, no puedo dejar olla popular, fruto de la re- tiche; dotarla de una capaci-
de recordar una escena unión de lo poco que cada dad comprensiva y explicati-
televisiva que pone de relie- pobre aporta -el pocillo de va que convierta en «mediá-
ve cierta dosis de confusión. aceite, el hueso, alguna verdu- tico» todo lo que toque como
En medio de una jornada de ra- organizada en el lugar que ocurre en cierta literatura
protesta sindical en la que se se vive y/o se trabaja, deviene ensayística y algunas que
habían organizado ollas po- «puesta en escena» en la que otras investigaciones que
pulares, la policía arremetió los insumos comprados en equiparan a las tecnologías y
contra una de ellas. Mientras abundancia en algún mercado medios en nuevos determi-
los comestibles rodaban por y trasladados en repletos ca- nantes de nociones y com-
el suelo de una céntrica pla- nastos hacia las plazas sedes portamientos de manera ge-
za, un dirigente manifestaba de la representación, constitu- neralizada. En ese sentido, no
ante las cámaras: «Lo que su- yen toda una utilería.8 sólo deberíamos afirmar que
cede es que el gobierno no -como afirma Eliseo Verón- no
quiere que se vea por televi- Tal -queremos afirmar- la ri- todas las prácticas sociales
sión lo que está pasando». La queza de la noción. En primer se mediatizan de manera ho-
frase resultaba paradójica ya lugar porque permite y obli- mogénea, sino que debería
que no existía ninguna cen- ga reconocer los modos de reconocerse que esa capaci-
sura o restricción para la la- expresión y simbolización en dad transformadora se reve-
bor periodística. Pero, en cada zona de lo real, repo- lará en grado desigual y ope-
realidad su decir era otro: «El niendo para la cultura su es- rando distintas alteraciones
gobierno no quiere que el tatuto de dimensión signifi- según los particulares acto-
hambre se vea por televi- cante de todas las prácticas. res de esas prácticas; según
sión»; el hambre que las ollas En segundo lugar porque per- los desiguales -y profunda-
populares simbolizaban. Por- mite y orienta el reconoci- mente desiguales- universos
que la visibilidad que otorga miento de que en todas ellas, materiales en que ellas se
la pantalla -podríamos re- independientemente de la in- desarrollan.
componer así su razona- tervención que en ellas ten-
miento, que todos entendi- gan las tecnologías y medios Ambos resguardos concep-
mos- garantiza la existencia de información, operan unas tuales tienen, evidentemente,
de lo que padecemos aún. nociones que las incluyen por implicancias metodológicas.
cuanto ellas se proponen Si para conjurar el poder de
De algún modo nos enfrenta- como organizadoras de las determinación textual de la
mos, en este caso, con la alu- interacciones de los hombres cultura masiva fue necesario
cinación-límite que produciría entre sí y de ellas con el mun- reponer las figuras producti-

diálogos
de la comunicación
vas de la recepción y el com- No otra parece la perspecti- complejos. Doble limitación,
plejo entramado de las «me- va que se encuentra en un deberíamos decir, en tanto se
diaciones» -entre las cuales los texto como el citado de elude considerar las perspec-
modos de producción de la Subirats. «Junto al proceso tivas y categorías como
cultura masiva encontraban concentracionario de lo real, configuradoras de sus pro-
su lugar- se impondría ahora y de su confinamiento simbó- pios objetos. El riesgo, en el
la necesidad de evitar cual- lico como package informati- campo que venimos transi-
quier «desenclave» de las tec- vo, se constituye la masa elec- tanto, es considerable: per-
nologías y medios de trasmi- trónica... Una masa inducida, der de vista que los sentidos
sión de información. Ello im- definida y controlada por las inscritos en la materialidad
plica, no sólo su historizacion instancias metadiscursivas del de las tecnologías y medios
y localización como procedi- flujo electrónico... la masa con- pueden disolver la de aque-
mientos de vinculación a los finada dentro del espacio y llas prácticas que transfor-
procesos económicos y polí- tiempo virtuales que estos man. De ahí el requerimiento
ticos que las viabilizan, sino medios de comunicación defi- de encontrar las proposicio-
como procedimientos de vin- nen, desde su disposción físi- nes teóricas metodológicas
culación con quienes las usan ca o biológica en el asiento que aseguren su articulación.
en términos materiales y sim- frente a la pantalla, hasta su
bólicos, diseñadores-produc- producción metonímica de Al respecto no sería pertinen-
tores y usuarios consumido- imágenes automatizadas» te postular alguna vía privile-
res en peculiares interac- (1995:56). Toda considera- giada en desmedro de otras.
ciones. ción acerca de sus condicio- Así, las reflexiones sobre el
nes materiales de existencia sentido comunicativo inscri-
La necesidad de una tarea y de su particular vinculación to en las tecnologías, pro-
semejante se impone, por con medios y tecnologías re- puesto por Héctor Schmucler,

M.C. Mata
otro lado, ante lo que quisie- sulta para el autor «una obje- las marcas que su «imagina-
ra calificar como la tendencia ción trivial». La masa produ- ción» deja en las culturas po-
a postular una gradual des- cida por los medios «es tanto pulares y letradas y que Bea-
aparición de la materialidad más eficaz instrumental o sim- triz Sarlo rastrea, resultan a
individual y social que se bólicamente hablando, cuanto nuestro juicio tan producti-
virtualizaría hoy en las socie- más invisible y etérea es su vas e inspiradoras como los
dades mediatizadas. Si la cul- existencia» (Idem, 57). Pero lo estudios acerca de los consu-
tura de masas nombraba una que se atribuye a los medios mos tecnológicos hogare-
sociedad en la cual las mayo- bien podría predicarse de ños10, o las investigaciones en
rías consumían compleja- este propio modo de pensar- torno a la articulación de las
mente, desde particulares los: la trivialización de la ma- tecnologías de información y
condiciones de subordina- terialidad de las prácticas y comunicación y el espacio
ción, los productos que se los individuos virtualiza el urbano11. Lo que todas esas
fabricaban desde diversas poder. vías permiten valorizar, en
estrategias de poder econó- esta nueva comprensión de la
mico e ideológico, si ello no Si algo se ha reclamado con sociedad y la cultura como
lograba encubrir que su con- insistencia como debilidad de «mediatizadas», es que más
dición de públicos y consumi- la investigación comunicativa allá de lógicas ineludibles y
dores se entremezclaba con es su repentismo teórico: la efectos prediseñados, lo que
su condición económico-so- adopción poco reflexiva de debemos enfrentar son dispo-
cial, ciertas nociones asocia- perspectivas y categorías que sitivos modeladores, antici-
das a la mediatización de la se prometen reveladoras y paciones, tendencias y poten-
sociedad parecen tornar irre- superadoras de aquellas que cialidades cuya realización
levante -insignificante- el es- no alcanzan para comprender hegemónica sólo podrá com- 89
tar en el mundo. los procesos, siempre más prenderse en tanto se revelen

88 89
los conflictos de los que for- 3. Nos referimos, entre otros, a obras sidad de Brunel.

De la cultura masiva a la cultura mediática


man parte, las desigualdades como las de Paul Virilio, Marc Augé,
que refuerzan, las creaciones Tomás Maldonado, Javier Echeverría, 11. Como las realizadas entre otros
desviadas y alternativas que Gianni Vattimo, Regis Debray, Jean por Tomás Maldonado o Manuel
suscitan. En suma, los nuevos Baudrillard. Castells y que, a nivel nacional se re-
mundos donde se siguen ma- velan en los aportes que se expresa-
nifestando las contradiccio- 4 Aviso aparecido en Argentina, en ron en 1996 en la Jornada «Innovación
nes sociales. diarios de circulación nacional. tecnológica, ciudad y territorio. Las
redes de información y comunica-
Reflexionando acerca del 5. Producción de Nicolás Helft rese- ción», organizadas por el Instituto
«Cómo leer desde la periferia ñada y publicitada en la edición del 6 Gino Germani de la Universidad Na-
las nuevas relaciones entre de octubre de 1996 del diario La Na- cional de Buenos Aires y el Centro de
tecnología y sociedad», Mario ción de Buenos Aires. Estudios e Investigaciones de la Uni-
Albornoz se preguntaba, por versidad Nacional de Quilmes.
ejemplo, por el sentido de 6. «Es decir que La Biblioteca Total es
utilizar un concepto neo- un laberinto lleno de señales… Sí, es
schumpeteriano como el de una forma linda de decirlo. Busqué tra-
«innovación», propio de so- tar temas muy complejos en una for-
ciedades organizadas compe- ma simple y agradable y crear un am-
titivamente, «para aplicarlo a biente de intimidad […] Además es un
sociedades de marginali- objeto liviano, chico. Lleva un librito
zación creciente, aparente- como prólogo…»
mente destinadas a perder en Marc Augé, La guerra de

BIBLIOGRÁFICAS
la competencia». Se pregunta- 7. Tal como se diseñan y experimen- los sueños. Ejercicios de
ba hasta qué punto ese con- tan en el área de infraestructuras etno-ficción, Gedisa, Bar-

REFERENCIAS
cepto permitía pensar los pro- adaptables del MIT, dirigido por Chris celona, 1998.
blemas de esas sociedades y Luebkeman, según se informa en la
postulaba su redefinición, su Revista de La Nación de Buenos Ai- Finquelievich, Schiavo,
lectura desde las propias con- res, 28 de marzo de 1999. Albornoz, Sutz y otros, La
diciones (1998:24). Nuestra ciudad y sus TICs, Univer-
interrogante acerca de la cul- 8. Hemos reflexionado en detalle so- sidad Nacional de
tura mediática aspira a colo- bre esta temática en «Entre la plaza y Quilmes, 1998.
carse en esa dirección. la platea» en H. Schmucler y M.C.
Mata (coords.) 1992. Anthony Giddens, Modernidad e iden-
tidad del yo. El yo y la sociedad en la
9. En ese sentido, Judith Sutz época contemporánea, Península, Bar-
(1998:41) señala que «la probablemen- celona, 1995.
te inigualada convergencia tecnológi-
ca provocada por la informática deri- Jesús Martín Barbero, De los medios
va de aquello a lo que se dirige: no se a las mediaciones. Comunicación, cul-
1. Ver Historia y teoría de la trata ya de movimiento o de energía tura y hegemonía, Gustavo Gili, Bar-
NOTAS

cultura de masas, Gustavo sino de organización, es decir, ‘el celona, 1987.


Gili, Barcelona, 1980. Espe- todo’».
cialmente la Introducción y Franco Rositi, Historia y teoría de la
los capítulos X y XI. 10. Cabe resaltar entre ellos los apor- cultura de masas, Gustavo Gili, Bar-
tes realizados por Roger Silverstone celona, 1980.
2. Todas las citas y referencias corres- (1996) y por otro conjunto de inves-
ponden a De los medios a las media- tigadores ingleses impulsados por el Beatriz Sarlo, La imaginación técnica.
ciones. Comunicación, cultura y hege- Centre for Research into Innovation Sueños modernos de la cultura argen-
monía, Gustavo Gili, Barcelona, 1987. Culture and Technologie de la Univer- tina, Nueva Visión, Buenos Aires, 1992.

diálogosde la comunicación
Héctor Schmucler, Memoria de la co-
municación, Biblios Buenos Aires,
1997.

Héctor Schmucler y Maria C. Mata


(coords.) Política y comunicación
¿hay un lugar para la política en la
cultura mediática?, Catálogos, Buenos
Aires, 1992.

Roger Silverstone y Eric Hirsch (eds.)


Los efectos de la nueva comunicación,
Bosch, Barcelona, 1996.

Roger Silverstone, Televisión y vida


cotidiana, Amorrortu, Buenos Aires,
1996.

Eduardo Subirats, «La masa electró-


nica» en Confines Nº 2, Buenos Aires,
noviembre de 1995.

Elieo Verón, «Interfaces sobre la de-


mocracia audiovisual evolucionada»,
en Ferry, Wolton y otros, El nuevo

M.C. Mata
espacio público, Gedisa, Barcelona,
1992.

Paul Virilio, El arte del motor. Acele-


ración y realidad virtual, Manantial,
Buenos Aires, 1996.

Raymond Williams, Marxismo y lite-


ratura, Península, Barcelona, 1980.

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